EPÍLOGO

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EPÍLOGO
EPÍLOGO
Espero que a nadie le resulte extraño el hecho de que, en la parte final de este
libro, lo que se suele llamr colofón, me refiera, precisamente, a lo primero que puede
apreciarse de este magnífica obra: su portada. Y es que me ha parecido muy oportuna
la imagen elegida para figurar en ella, pues creo que resume espléndidamente los dos
aspectos básicos desarrollados —¡y qué bien desarrollados!— a lo largo del volumen.
Vemos ahí a un San Pedro que, con notoria dificultad, trata de mirar a través de unas
rudimentarias gafas, representativas de los aspectos básicos de la refracción, mientras
que esa misma dificultad del personaje nos recuerda los problemas derivados de la baja
visión.
Ambos aspectos precisaban, como ha quedado dicho por algunos de los destacados especialistas que han intervenido aquí, del tratamiento adecuado y actualizado
que en esta obra se les ha dado. Me felicito por ello y felicito a todos los ponentes y autores que han contribuido a este hecho. Este conjunto de trabajos representará, sin lugar
a dudas, un hito en la bibliografía oftalmológica, por lo que estoy seguro de que figurará en la mayoría de bibliotecas de oftalmólogos y ópticos, como un instrumento de trabajo y consulta imprescindible.
Estos temas, sin embargo, no quedan agotados aquí, por supuesto, pues la
ciencia médica debe avanzar siempre, debe ser dinámica, en la búsqueda permanente de técnicas, métodos, soluciones, al fin, para nuestros pacientes, que son los
destinatarios últimos de nuestra labor profesional. Por ello, creo que esta obra, además del valor intrínseco que posee, debe contemplarse como un conjunto de claves
que nos impulsarán a todos a seguir experimentando, a seguir investigando, acerca
de todas las posibilidades que permitan mejorar la refracción ocular y el tratamiento,
en general, de las particularidades de la baja visión. Ambas temáticas son como las
dos caras de Jano —dios de las puertas, y, alegóricamente, del acceso al conocimiento—, independientes pero complementarias. Sin embargo, a diferencia del
bifronte Jano, cuyos rostros se orientaban uno hacia al futuro y otro hacia el pasado,
los trabajos desarrollados aquí miran esencialmente al porvenir. Nos muestran un
presente, sí, pero, afortunadamente, con el pie ya en un futuro alentador.
Para finalizar, quisiera añadir que ha sido para mí un honor concluir la ponencia con
estas breves palabras, lo cual debo agradecer a la Dra. Teresa Solans Barri, digna de
nuestro encomio por la labor realizada en esta ponencia, pero, especialmente para mí,
merecedora de afecto y amistad. Teresa siempre ha respondido con solicitud a mis
demandas profesionales, a mis inquietudes. En ella he hallado una colaboradora que
nunca me ha defraudado. Tampoco lo ha hecho ahora. Y enhorabuena a todos los que
han hecho posible la labor de equipo que ha dado lugar a este espléndido volumen.
Profesor Rosario Brancato
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