Maternidad por sustitución

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Voces: PADRES ~ CONTRATO
Título: Maternidad por sustitución - Principales cláusulas contractuales y soluciones en la jurisprudencia
fracesa y norteamericana
Autor: Medina, Graciela
Publicado en: LA LEY1997-C, 1433
SUMARIO: I. Introducción. -- II. Modalidades y problemática. -- III. Soluciones jurisprudenciales. -- IV.
Nuestra posición. -- V. Conclusiones.
I. Introducción
La doctrina argentina concuerda en afirmar que los contratos de maternidad por otro, o maternidad por
sustitución, son nulos (1) ya sea que la contratante aporte sus propios óvulos o que el óvulo sea de una extraña.
En ambos casos se considera que el contrato es inválido porque: a) viola el orden público, b) su objeto se
encuentra fuera del comercio, c) es inmoral, d) desdobla la maternidad y e) altera el estado civil de las personas.
Pero esta declaración de nulidad no basta para solucionar los problemas cuando el contrato se cumple y el
niño nace, porque la mera declaración de nulidad no es suficiente para determinar quien es la madre, ni tampoco
alcanza para precisar si es posible finalizar el contrato de maternidad por sustitución con la adopción.
Entendemos que el predicar la nulidad no es una solución suficiente para la problemática que la posibilidad
de la realización de la maternidad por otro plantea. Dicho de otra manera: es biotecnológicamente posible que
una mujer lleve adelante el proceso de embarazo de un niño que genéticamente es de otra mujer, esta
posibilidad no se pierde por la declaración de nulidad del contrato que la origina, por ello cuando se gesta un
niño por encargo además de declarar la nulidad del pacto que unió a las partes, hay que solucionar el problema
de quién es la madre y determinar si es posible la adopción de la criatura.
Para aclarar estos tópicos nos proponemos. a- Determinar cuáles son las modalidades que puede adoptar el
contrato de maternidad por sustitución. b- Analizar qué validez le ha dado la jurisprudencia de Francia y U.S.A.
a este tipo de pactos. c- Plantear la solución en el derecho positivo argentino.
II. Modalidades y problemática
A. Modos
La maternidad por sustitución o subrogada se puede dar de dos formas: la primera denominada "madre
portante" una mujer acepta realizar llevar adelante el embarazo de un embrión conformado por gametos de una
pareja estéril. En este caso hay una madre genética y otra gestante (2).
La segunda llamada "madre gestante" una mujer acepta ser inseminada con semen del marido o pareja
estable de una mujer que no puede concebir. En este caso la madre portadora y la genética coinciden.
Este tipo de contratos se hacen en general por dinero y la madre gestante se obliga a entregar el niño al fin
del embarazo a la pareja que la contrató para que sea reconocido por el padre biológico y en su caso adoptado
por la contratante.
B. Problemas
Los problemas que genera este tipo de convención son múltiples, pudiendo ser dividido en:
A. Éticos: por la disociación de la maternidad y la contratación sobre el cuerpo humano, aun cuando esta
contratación sea gratuita.
B. Biológicos: por la dificultad de evitar que la madre gestante tenga relaciones sexuales al tiempo de la
concepción, lo que provocaría la indeterminación de la paternidad.
C. Jurídicos: por la indeterminación de la maternidad. La adopción.
C. Principales cláusulas de los contratos de maternidad por sustitución norteamericanos
Creemos ilustrativo enumerar cuáles son las principales cláusulas que se incluyen en los contratos de
maternidad por sustitución norteamericanos, realizados por inseminación:
1. Consentimiento a la inseminación artificial.
La madre sustituta consiente a ser inseminada artificialmente con el esperma del padre biológico y el marido
de la primera (si ésta es casada) presta su consentimiento a que su esposa sea inseminada con semen de un
tercero.
2. Exámenes médicos antes de la inseminación.
La "madre sustituta" acepta realizar una evaluación médica completa tanto física como genética. La
psicológica tiende a determinar si está capacitada para la maternidad por sustitución.
El padre biológico acepta realizar una evaluación médica física y genética y a pagar los costos de los dos
estudios y tiene derecho a conocer el resultado de los resultados de los estudios hechos a la mujer.
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3. Contraindicación médica y resolución del contrato.
En el caso de que la madre sustituta no pueda ser inseminada artificialmente, el acuerdo se resuelve de pleno
derecho.
4. Aceptación de riesgo
La madre sustituta y en su caso su marido, asumen los riesgos de las consecuencias que le pueden producir
el embarazo y el parto (tales riesgos generalmente son enumerados en documento aparte).
5. Aceptación de responsabilidad
El padre biológico acepta los riesgos de anomalías infantiles que se ponen en documento anexo.
6. Controles prenatales
La madre sustituta se compromete a seguir todas las instrucciones médicas que le sean dadas en los
controles prenatales y a no fumar, no tomar bebidas alcohólicas ni utilizar drogas ilegales. El padre biológico se
compromete a pagar tales controles como así también los gastos médicos y todo otro gasto ocasionado por el
embarazo.
7. Asistencia económica a la madre por sustitución.
El padre biológico se compromete a pagar una suma de dinero a la madre por sustitución y, en su caso, al
marido, por los problemas que le ocasiona el embarazo y el parto, entre ellos, ausencia ocasional de la madre
por sustitución en su domicilio, riesgos propios del embarazo, restricciones físicas y sexuales y disminución del
confort.
8. Examen de paternidad
La madre por sustitución y, en su caso, su marido se comprometen a realizar un examen para verificar la
paternidad del niño y en el caso que éste demostrara que el padre biológico no lo es, el contrato quedará resuelto
y la madre y, en su caso su marido, deberán devolver todo el dinero que hubieren recibido.
9. Aborto y muerte al nacer
Si la madre abortara espontáneamente o el niño naciera muerto y el examen genético determinara la
paternidad del padre biológico, éste último se compromete a pagar una suma de dinero.
10. Seguro
El padre biológico se compromete a contratar un seguro de vida para la madre por sustitución y que tenga
como beneficiario a quien ésta designa.
11. Anonimato y publicidad
Las partes se comprometen a preservar el anonimato de cada una de ellas y a no comunicar a nadie, ni a
realizar ninguna declaración concerniente al objeto del contrato sin el consentimiento escrito de la contraria.
12. Designación por el padre biológico de un tutor.
En caso de muerte del padre biológico éste designa como tutor a su esposa.
13. Las partes afirman que ellas no tienen por interés ceder, vender o comprar un niño y que son guiadas por
el único deseo de permitir al padre biológico de engendrar un hijo genéticamente suyo.
En general, la mujer estéril no es parte en estos contratos a fin de evitar el riesgo de ser considerado como
venta de niños. El acuerdo se efectúa entre el marido de la mujer estéril y la madre portadora. Es recién cuando
el contrato se cumple cuando la mujer estéril aparece y realiza el procedimiento de adopción (3).
III. Soluciones jurisprudenciales
La jurisprudencia ha otorgado diferente valor a los convenios de maternidad por sustitución, en general la
jurisprudencia americana ha sido más flexible a su admisión mientras que la francesa se ha mantenido en una
firme postura invalidatoria.
A. Validez de los convenios
Esta tesis fue aceptada entre otros precedentes en el caso Jhonson vs. Calvert resuelto por la suprema Corte
de California en el año 1993.
Mark y Crispina Calvert eran una pareja casada que deseaba tener un hijo. Crispina se vio obligada a hacerse
una histerectomía en 1984 sin embargo sus ovarios siguieron en condiciones de producir huevos, y finalmente la
pareja consideró la posibilidad de una madre sustituta. En 1989, Anna Johnson se enteró por un colega de la
situación de Crispina y se ofreció para actuar de madre sustituta para los Calvert.
El 15/1/89 Mark, Crispina y Anna firmaron un contrato, en el cual se establecía que un embrión creado por
el esperma de Mark y el huevo de Crispina sería implantado en Anna y que el niño que naciera sería llevado al
hogar de Mark y Crispina, como el hijo de ellos. Anna estuvo de acuerdo en renunciar a "todos sus derechos
como madre" respecto del niño en favor de Mark y Crispina. Como contraprestación, Mark y Crispina iban a
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pagar a Anna la suma de u$s 10.000 en cuotas, la última de las cuales iba a ser abonada seis semanas después
del nacimiento del niño. Además, Mark y Crispina se comprometieron a pagar por un seguro sobre la vida de
Anna, por valor de u$s 200.000.
El cigoto fue entonces implantado el 19/1/90. Menos de un mes más tarde, un test de ultrasonido confirmó
que Anna se encontraba embarazada.
Desgraciadamente, las relaciones entre ambas partes se deterioraron. Mark se enteró de que Anna no había
revelado que había sufrido varios partos en los cuales el niño había nacido muerto y embarazos fracasados.
Anna consideró que Mark y Crispina no habían hecho lo suficiente para otorgar la póliza de seguro requerida.
También se sintió abandonada durante el comienzo de los dolores prematuros de parto en junio.
En julio de 1990, Anna envió a Mark y a Crispina una carta exigiendo que se le pagara el saldo de la suma
que se le debía o, de lo contrario, se rehusaría a entregar el niño. Al mes siguiente, Mark y Crispina le
contestaron con una acción legal, en la que solicitaban una declaración en el sentido de que ellos eran los padres
legales del niño que aún no había nacido. Por su parte, Anna inició una acción en la que requería que se
declarara que era la madre del niño. Finalmente, ambos casos fueron unificados. Las partes estuvieron de
acuerdo en la designación de un guardián independiente "ad litem" a los fines del pleito.
El niño nació el 19/9/90, y se obtuvieron muestras de sangre de Anna y del niño para ser analizadas. La
prueba de sangre excluyó la posibilidad de que Anna fuera la madre genética. Las partes aceptaron una decisión
del tribunal que disponía que el niño permanecería temporalmente con Mark y Crispina, con un régimen de
visitas en favor de Anna.
Durante el juicio, en octubre de 1990, las partes convinieron en que Mark y Crispina eran los padres
genéticos del niño. Luego de la audiencia de prueba y de los alegatos, el juez de 1a. instancia resolvió que Mark
y Crispina eran el padre y la madre "genéticos, biológicos y naturales" y que el contrato de maternidad sustituta
era válido y exigible, en contra de los planteos de Anna. El juez también dio por finalizada la orden que permitía
el régimen de visitas. Anna interpuso recurso de apelación contra la decisión del juez de 1a. instancia. La
Cámara de Apelaciones para el Cuarto Distrito, Tercera División, confirmó y la Corte Suprema del Estado de
California.
La Corte entendió que no es contrario al orden "público el contrato de maternidad subrogada celebrado entre
las partes por cuanto:
-- Los pagos hechos en el contrato, tenían como objetivo compensarla de sus servicios en gestar el niño y el
someterse a las labores de parto, antes que compensarla por renunciar a sus derechos de madre, respecto del
niño.
-- Considera que el contrato no es contrario al orden público porque no establece elemento de coacción
alguno ya que permite a las partes el aborto.
-- No explota la condición de las mujeres de menos recursos en un grado mayor que las explota la necesidad
económica en general al inducirlas a aceptar empleos menos remunerados o que son desagradables por otras
razones.
-- No considera a los niños mercancías.
-- Negar valor al contrato impide que la mujer gestante tenga la libertad personal de obtener un beneficio
económico de la manera que lo desee.
-- Estos contratos no afectan el interés del niño porque el interés de los niños tan pequeños coincide con el
de los padres.
-- La maternidad la establece no por el hecho del parto ni por la realidad genética sino por la intención,
expresa que la intención de las partes fue traer al mundo el niño de Mark y Crispina, esta es la causa eficiente
del contrato. Si bien la función gestativa que Anna lleva a cabo fue necesaria para provocar el nacimiento del
niño, se puede asegurar que Anna no hubiera tenido oportunidad de gestar o de dar a luz el niño si ella antes de
la implantación del cigoto, hubiera manifestado su propia intención de ser la madre del niño. No existe ninguna
razón por la cual el posterior cambio de opinión de Anna debiera invalidar la Conclusión de que Crispina es la
madre natural del niño"(4).
B. Nulidad de los convenios
La nulidad de los convenios y la nulidad de la adopción posterior fue establecida en el fallo plenario de la
Corte de Casación Francesa en mayo de 1991, al anular una sentencia de la Corte de París que había hecho lugar
a una adopción en el siguiente caso: La cónyuge del matrimonio "Y" sufría una esterilidad absoluta que había
motivado a su marido a donar su esperma a otra mujer, quien trajo al mundo un niño que fue reconocido como
hijo natural del Sr. "Y" y solicitado en adopción por la esposa del señor "Y", quien inició un proceso de
adopción, que fue aceptado por la Corte de París teniendo en cuenta el interés del menor quien se había criado
siempre en el hogar de los "Y" y valorando que el niño no tenía una filiación materna reconocida.
Los fundamentos dados en el fallo plenario fueron los siguientes:
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-- La convención por la cual una mujer se compromete aún a título gratuito a gestar y traer al mundo un niño
y abandonarlo a su nacimiento contraviene tanto el principio de orden público de la indisponibilidad del cuerpo
humano como el de la indisponibilidad del estado de las personas.
-- La adopción es la última fase de un convenio nulo que atenta al orden público y que por lo tanto en interés
de la ley no puede ser aceptada(5).
IV. Nuestra posición
Nos parece incuestionable que los contratos de maternidad subrogada deben ser declarados nulos por las
leyes, porque: a) viola el orden público, b) su objeto se encuentra fuera del comercio, c) son inmorales, d)
desdoblan la maternidad y e) alteran el estado civil de las personas; pero si aún así se celebran y se cumplen
cabe preguntarse qué es lo más importante: resolver en función de la ley para moralizar o resolver en interés del
menor. Creemos que:
A. Ante el cumplimiento del contrato los conflictos se deben resolver en interés del menor
Pensamos que si una madre trae al mundo un hijo para otra pareja, ya sea que sea madre gestante o genética,
y abandona la criatura en manos de quienes solicitaron su gestación, aun cuando el contrato que dio origen a la
relación que vinculó a las partes sea nulo, hay que resolver la situación del hijo venido al mundo teniendo en
cuenta su interés y por lo tanto corresponde permitir su adopción.
Al respecto cabe recordar otro precedente francés --posterior al fallo plenario antes citado-- en el cual la
Corte de Apelaciones de París casó un fallo de la Corte de Apelaciones de Potier que había otorgado la
adopción simple a quien había solicitado la maternidad por sustitución.
El cónyuge de una mujer que sufría una esterilidad absoluta donó su esperma a otra mujer, quien trae al
mundo a un niño, que es inscripto a su nombre y es reconocido como hijo natural del padre genético. La madre
gestante cuando nace el niño autoriza la adopción de éste por la cónyuge del reconociente, pero en ese momento
los cónyuges se separan y la mujer del padre genético se va del hogar con la criatura e inicia el juicio de
adopción de la niña. La Corte de Potier hace lugar a la adopción simple teniendo en cuenta el desinterés de la
madre genética y que la criatura había convivido con quien pretendía la adopción. No obstante lo cual la Corte
de Casación anula la sentencia por iguales motivos que los dados en el fallo plenario, con lo cual la niña se
queda sin madre ya que la genética la había abandonado y a la madre social se le niega la posibilidad de adoptar,
restándole sólo la posibilidad de darse en adopción al momento de la mayoría de edad.
Estimamos que la solución dada en este supuesto tiene el propósito de disuadir este tipo de técnicas, pero
que en aras del interés de la ley no se pueden vulnerar los derechos del menor, privándole de la posibilidad de
ser adoptado (6).
B. El interés del menor no ha de ser limitado al interés económico
Creemos que si mediante la maternidad por sustitución se da a luz una criatura y la madre portadora no la
quiere entregar la cuestión no debe resolverse teniendo en consideración la mejor situación económica de
quienes se disputan la tenencia del niño.
Al respecto cabe recordar el caso Stern resuelto por el Tribunal Supremo del Estado de New Jersey, Estados
Unidos, relatado por el doctor Ferrer de la siguiente forma (7). El señor Stern para solucionar la infertilidad de su
esposa requirió los servicios de una corporación de Nueva York para la búsqueda de la persona que realizaría
los servicios de maternidad. Pagó la suma de U$S 7500 por esta búsqueda, y una vez ubicada la mujer, que
resulta ser Mary Beth Whithehead, se convino de ella, que era casada, que por U$S 10.000 se haría inseminar
con semen del señor Stern, asumiendo la obligación de gestar el embrión hasta el parto, y una vez que naciera la
criatura se la entregaría al señor Stern, contra el pago de la suma convenida, para que fuera adoptada por su
esposa, renunciando a todos los derechos de madre, lo mismo que su esposo renunciaba a los derechos paternos.
Así ocurrió, pero al día siguiente de haber entregado la criatura, la madre genética y gestante pidió que se la
devuelvan y que se la permitan tener por una semana debido a la crisis emotiva que atravesaba. Accedieron los
Stern, y de ahí en más ya no vieron a la niña y comenzó la contienda judicial con gran repercusión en los
medios masivos de comunicación, escritos, orales y televisivos. El juez de primera instancia declaró la validez
del contrato, sobre la base del principio de la autonomía de la voluntad, y condenó a la madre gestante, la
Whitehead, a entregar a la niña al comitente, Stern. Apelado el fallo, el tribunal declaró la invalidez del contrato
y su inexigibilidad debido a que la maternidad no se puede renunciar por una suma de dinero, y además, porque
el pago de esa suma implicaba la compra del hijo, violando las disposiciones de la ley de adopción. En
consecuencia, declaró que la madre subrogada (genética y uterina) es la madre legal de la criatura; reconoció
asimismo la paternidad biológica del señor Stern, y, considerando su excelente situación económica le entregó
la guarda de la niña por convenir mejor a los intereses de ésta, ya que Stern era más adinerado.
No creemos que probada la maternidad de la criatura se puede negar su tenencia a la madre por la mejor
situación económica del padre, la conveniencia del menor ha de ser considerada en su integridad y no sólo
considerando la postura de una de las partes.
C. La determinación de la maternidad
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Ante el conflicto entre los contratantes con la mujer que da a luz, habrá que determinar quién es la madre.
En este caso resulta de aplicación el art. 242 del Cód. Civil que establece que la maternidad se establece por el
hecho del parto. Por lo que ha de considerarse que la madre del niño es la que da a luz.
El problema se presenta cuando quien lleva adelante el embarazo no aporta el óvulo en esta cuestión se han
dado tres respuestas diversas:
1. Es madre quien aportó el óvulo
Los sostenedores de esta postura admiten que se podría impugnar la maternidad "por no ser la mujer madre
del hijo que pasa por suyo" con base a la realidad biológica establecida en los arts. 251, 253 y 256 del Código
Civil, en cuyo caso la madre sería quien aportó el óvulo (8).
2. Es madre quien lo parió
Otro sector de la doctrina entiende que la maternidad se establece por el hecho del parto sin admitir prueba
en contrario, y que ni la madre, ni el hijo ni ningún otro interesado puede impugnar esta circunstancia (9).
3. Posición intermedia
En una posición intermedia se ubican quienes no admiten que los progenitores biológicos impugnen la
maternidad porque sería aceptar efectos a un contrato nulo, pero sí aceptan la impugnación del marido de quien
dio a luz el hijo y de quienes invoquen un interés legítimo (10).
Por nuestra parte consideramos que la maternidad se la determina por el hecho del parto y que la madre
genética no podría invocar un contrato inmoral para impugnar la filiación materna. Sin embargo esta
impugnación podría ser realizada por el hijo fundado en su derecho a conocer su identidad biológica que tiene
raigambre constitucional en la Convención de los Derechos del Niño y el marido de la mujer que dio a luz
puede impugnar su paternidad para no ser alcanzado por la presunción de paternidad contemplada en el art. 245
del Código Civil.
4. Restitución de lo pagado
El problema se suscita cuando la madre portadora cobra por llevar adelante el embarazo y llegado el
momento no entrega al niño ni devuelve el dinero.
La jurisprudencia francesa registra un caso en el cual una joven de 30 años de edad se propone a sí misma
para llevar adelante un embarazo a favor de una pareja estéril por la suma de 25.000 francos.
Cuando el niño nació, ella retuvo la guarda como así también el dinero recibido. Su conducta ha sido
criticada, señalándose que si bien ella tenía el derecho absoluto de guardar al niño, si ella hubiera sido honesta,
ella debía haber restituido los 25.000 francos que había recibido de la pareja (11).
En nuestro derecho se aplica el art. 1052 del Cód. Civil en virtud del cual la anulación del acto obliga a las
partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado.
Atento a ello, creemos que la madre gestante debería devolver lo recibido por el contrato nulo.
V. Conclusiones
a. Los contratos de maternidad por sustitución son nulos.
b. Si en virtud un contrato de maternidad por otro nace un niño, la maternidad en principio se establece por
el hecho del parto.
c. Ante el cumplimiento del contrato los conflictos se deben resolver en interés del menor y en principio se
debe permitir la adopción del niño cuando éste es entregado voluntariamente a la pareja que contrató.
d. La nulidad del contrato no da derecho a solicitar la restitución de lo pagado.
Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723).
(1) CAFFERATA, "Las nuevas técnicas de reproducción humana y el derecho argentino", ED, 130-729, Nº
20/21; BOSSERT-ZANNONI,," Régimen legal de la filiación y la patria potestad", Buenos Aires, 1986,
coment. art. 261, Nº 12; ZANNONI, "Derecho de Familia", t. II, Nº 1062; RIVERA "Inst. de Derecho Civil,
Parte General", t. I, ns. 362 y 363; MEDINA-ERADES, "Maternidad por otro. Alquiler de úteros" JA, 1990-II,
714, ns. IV y V; PARRELLADA C.A., "El derecho de daños frente al manipuleo genético", en Derecho de
Familia, Homenaje a la doctora M. J. Méndez Costa, Santa Fe, 1990, pág. 425; GARCIA DE GHIGLINO,
"Acción de impugnación de la maternidad en los casos de reproducción asistida", JA, 1989-IV, 803, Nº 1;
ALVAREZ, "Maternidad subrogada o alquiler de úteros", ED, 152-831; WAGMAISTER-LEVY, "La intención
de ser padres y los mejores intereses de los hijos. Trascendencia jurídica", JA, 1995-I-451. En contra: ARSON
DE GLINBERG, Gloria Hilda y SILVA RUIZ, Pedro, "La libertad de Procreación", La Ley, 1991-B, 1199.
(2) YEH, John, "Legal Aspects of Infertility", Boston, Blackwell Scientific Publication, 1991, chapter 8,
"Surrogate Motherhood", p. 125
(3) Las cláusulas han sido extraídas de GIRAUD, François "Mere porteuse, et droits de l'enfant", p. 123 y
sigte. y de YEH, John, "Legal Aspects of Infertility", Boston, Blackwell Scientific Publication, 1991.
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(4) Sup. Corte de California (EE.UU.), 20/05/93 Johnson vs. Calvert- 1993, WL 167739, Comentado por
WAGMAISTER, Adriana M. y LEVY, Lea M. en JA, 1995-I-440
(5) Cour de Cassation Ass. Plen 31 mai 1991, JCP 1991-II-21752
(6) Revue trimestrielle de Droit Civil 1, 1992-55, comentado por DREIFUS-NETTER, Frederique, "La
filiation de l'enfante issu de l'un des partenaires du couple et d'un tiers", Revue Trimestrielle de Droit civil 1,
janviermars 1996.
(7) FERRER, Francisco A., "Procreación asistida - panorama jurídico", Santa Fe 1995, p. 139, el caso es
relatado por la mayoría de los autores que tratan la materia: ARSON DE GLINBERG, Gloria Hilda y SILVA
RUIZ, Pedro, "La libertad de procreación", La Ley, 1991-B-1199; YEH John "Legal Aspects of Infertility",
Boston, Blacwell Scientific Publication, 1991, chapter 8 "Surrogate Motherhood", p. 125.
(8) En este sentido: CAFFERATA, "Las nuevas técnicas de reproducción humana", ED, 130-729, ns. 24 y
61, ZANNONI-BOSSERT, "Régimen legal de la filiación y la patria potestad", cit., coment. art. 261, n. 14,
SOTO LAMADRID, "Biogenética, filiación y delito", cit. ns. 105 y 106, MENDEZ COSTA-D'ANTONIO,
"Derecho de familia", cit. t. III, ps. 26, 105-106, IÑIGO DE QUIDIELLO-LEVY-WAGMAISTER,
"Reproducción humana asistida", en Enciclopedia de derecho de familia, cit. t. III, págs. 558-559,
WAGMAISTER-LEVY, "La intención de ser padres y los mejores intereses de los hijos. Trascendencia
jurídica", JA, 1995-I-451.
(9) BORDA, "Tratado de Derecho Civil, Derecho de familia", 8ª ed., Buenos Aires 1989, t. II, Nº 684,
BELLUSCIO, "Manual de derecho de familia", 5ª ed. Buenos Aires, 1987, t. II, ns. 458 y 464, DIEZ
PICAZO-GUILLON, "Sistema de derecho civil", cit. t. IV, p. 282.
(10) Así opinan BOSSERT-ZANNONI "Régimen legal de la filiación y la patria potestad", cit. coment. art.
261, Nº 12, ZANNONI "La genética actual y el derecho de familia", cit. p. 103, y Derecho de Familia, Nº 1064,
GARCIA DE GHIGLINO, "Acción de impugnación de la maternidad en los casos de reproducción asistida",
JA, 1989-IV-803, ARMELLA-PIAZZA, "Los proyectos de ley que establecen normas para el uso de la
procreación humana asistida", cit. p. 248.
(11) GIRAUD, François, "Mere porteuse, et droits de l' enfant", Ed. Publisud, Paris, 1987.
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