Reforzar el posicionamiento L Martin R. Lautman El análisis eficaz de posibles posicionamientos requiere la identificación de las promesas y compromisos que ocupen un nicho preferente y exclusivo en la mente del consumidor. esde que el término posicionamiento fue popularizado por Ries y Trout, resulta muy difícil encontrar un directivo de márketing o publicidad que no haya defendido este concepto. No obstante, la elaboración de una definición de aceptación general ha resultado complicada. Por ejemplo, en una ocasión, David Ogilvy preguntó la definición de posicionamiento a un grupo de altos directivos publicitarios y obtuvo tantas definiciones distintas como respuestas. D Supongo que en la actualidad, si nos dirigiéramos a una nueva muestra de directivos publicitarios, obtendríamos una similar divergencia de definiciones. Además, teniendo en cuenta esta falta de consenso con respecto a la definición, no es extraño que no exista un procedimiento que goce de aceptación general, que sea sistemático y que esté basado en la investigación para la selección de un posicionamiento eficaz entre las diversas alternativas en competencia. Lo que hace falta es una definición operativa, generalmente aceptada, de posicionamiento, que pueda servir de base para el desarrollo de una metodología que permita escoger entre posibles posicionamientos. Teniendo esto presente, un posicionamiento eficaz podría definirse como aquel que permite que una marca o servicio ocupe un nicho preferente y exclusivo en la mente del cliente y que, además, sea coherente con la estrategia general de márketing. Dada esta definición, es lógico considerar que la percepción de 1 Reforzar el posicionamiento Un posicionamiento eficaz podría definirse como aquél que permite que una marca o servicio ocupe un nicho preferente en la mente del cliente “paridad” de producto/servicio es la antítesis de un posicionamiento eficaz y que el desarrollo de un posicionamiento eficaz consiste en el rechazo de las opciones menos óptimas. Los posicionamientos se pueden desglosar en los tres elementos que normalmente los caracterizan. Yo me refiero a ellos con el término ABC, acrónimo de atributos, beneficios y compromisos. Atributos El primer paso a la hora de abordar un problema o una oportunidad de posicionamiento o reposicionamiento consiste en identificar los atributos intrínsecos de un producto o servicio. Estos atributos son inherentes a él y definen su propia esencia. En un producto, en su nivel más básico, son sus ingredientes. Desde una perspectiva más general, definen todas las características y cualidades derivadas de la formulación de un producto (por ejemplo, el dulzor en un refresco), su embalaje (por ejemplo, la forma de eliminación), su nombre, la determinación de su precio y su distribución. Del mismo modo, en el caso de los servicios, los atributos son los actos concretos que lo componen. Desde un punto de vista más amplio, incluyen todas las características y cualidades que rodean el propio proceso, dando cabida al “sistema de prestación del servicio” completo. 2 Por suerte, pero también por desgracia, la cantidad de atributos que pueden identificarse es normalmente muy amplia. Por consiguiente, con paradigmas de investigación de mercado como los descubiertos en los estudios de segmentación de mercado, con frecuencia se presenta a los encuestados una larga lista de atributos que reflejan las diversas características con las que se materializa el producto o servicio. En ocasiones, reflejan pequeños matices que algunos encuestados no son capaces de captar. No obstante, en conjunto sirven para identificar las diversas maneras orientadas hacia el consumidor de clasificar un tipo de productos o servicios. Aunque un atributo puede servir como fundamento para el posicionamiento, únicamente cobra sentido para un consumidor cuando este percibe que aporta un beneficio positivo o soluciona un problema. Por ejemplo, solo se considerará que un nuevo “ingrediente milagroso” ofrece un beneficio deseable si el consumidor lo relaciona con un resultado positivo. Por tanto, aunque los atributos pueden tener un valor intrínseco para el consumidor, este valor no se reconoce como tal salvo que se perciba un beneficio asociado. Beneficios Los beneficios derivan de los atributos y pueden adoptar principalmente tres formas: Reforzar el posicionamiento funcional, física o psicológica. Por ejemplo, pensemos en un jabón desodorante. Aunque la cualidad de evitar el olor es inherente a su formulación, el problema que se trata de resolver o el beneficio que se intenta conseguir guarda relación con el beneficio funcional de la protección desodorante, el beneficio físico de oler a limpio y el beneficio psicológico de sentir mayor seguridad en uno mismo. Todos estos beneficios –y los que llevan aparejados– abordan los deseos y las necesidades del consumidor y pueden servir de fundamento para un buen posicionamiento. El hecho de darse cuenta de que un beneficio puede representar una fase intermedia que conduce a cierto beneficio final resulta útil a la hora de identificar posibilidades alternativas de posicionamiento. Por ejemplo, el hecho de reducir la caries gracias al cepillado de dientes puede conducir a diversos beneficios finales, entre los que cabe mencionar la reducción de la factura del dentista y la obtención de unos dientes más blancos. La reducción de la factura del dentista tendrá la compensación definitiva de ahorrarnos dinero, mientras que la obtención de unos dientes más blancos puede generar la compensación definitiva de atraer a las personas del sexo opuesto. A su vez, “ahorrar dinero” y “atraer a las personas del sexo opuesto” conducen a otra compensación adicional, como, por ejemplo, la posibilidad de adquirir un artículo que deseamos o el objetivo de contraer matrimonio, respectivamente. Por tanto, la consideración de que un beneficio final es una compensación definitiva tiene un elevado componente idiosincrásico. Como indican Shirley Young y Barbara Feigen, la compensación definitiva de una persona es el eslabón intermedio de la “cadena de beneficios” de otra persona. Una famosa teoría jerárquica que puede resultar útil para conceptuar las relaciones existentes entre los beneficios y las compensaciones es la teoría de la motivación humana de Maslow. Siguiendo su enfoque, en sus niveles más altos, las compensaciones de los consumidores reflejarán una necesidad fundamental de realización, como, por ejemplo, ser aceptable o ser capaz de manejar situaciones privadas. En sus niveles más bajos, estas compensaciones reflejarán un deseo de satisfacer alguna necesidad básica, como, por ejemplo, calmar la sed o el hambre. Con el fin de facilitar la identificación de beneficios, he adaptado esta teoría para convertirla en un método basado en los beneficios para la clasificación de los distintos niveles ascendentes en atributos inherentes del producto, beneficios finales funcionales, beneficios finales físicos, beneficios finales psicológicos y compensaciones definitivas. Los beneficios derivan de los atributos y pueden adoptar principalmente tres formas: funcional, física o psicológica 3 Reforzar el posicionamiento Compromisos/promesas Las promesas y los compromisos son los fundamentos esenciales del material publicitario Martin R. Lautman Presidente de la división de consultoría e investigación de mercado de Arbor Inc. 4 La comunicación de los atributos y los beneficios se lleva a cabo a través de compromisos concretos. Desde la perspectiva del rendimiento del producto o servicio, en ocasiones resulta más sencillo llamar a los compromisos “promesas”, puesto que este término identifica el compromiso de actuación a la luz del cual el cliente evaluará en última instancia el producto o servicio que se le propone. No obstante, por lo que a nosotros respecta, utilizaremos de forma indistinta estos dos términos. Las promesas y los compromisos son los fundamentos esenciales del material publicitario. Utilizando términos publicitarios comunes, pueden ser el motivo de la compra, el centro de atención de la venta, el enunciado de estrategia, la idea esencial o la proposición singular de venta, junto con todos los aspectos de apoyo necesarios para la creación del posicionamiento. No obstante, aunque son el fundamento del material publicitario, no son lo mismo. Con mucha frecuencia, los compromisos se manifiestan explícitamente en el texto del material publicitario. Este método suele atribuir la menor carga posible al consumidor y puede ser útil a la hora de evitar posibles problemas derivados de haber sobrestimado su capacidad o deseo de extraer inferencias y consecuencias. No obstante, suelen hallarse implícitos y comunicarse de manera no verbal. El lenguaje corporal, las expresiones faciales y las visuales son algunas de las diversas técnicas no verbales que utilizan con frecuencia los publicistas. También son muy habituales las inferencias, especialmente a la hora de comunicar superioridad implícita. Se suelen describir como alicientes cognitivos o afectivos, es decir, que van dirigidos a la cabeza del consumidor (a través de argumentos lógicos) o a su deseo (a través de manifestaciones emotivas). Por lo general, son las hipótesis relativas al proceso de adopción de decisiones del consumidor y la estrategia de marca las que indican el camino que se debe escoger. I © American Marketing Association y PMP.