220-1988, enero 17 de 2003 Ref.: Su oficio No. 0757 (Capacidad de la sociedad; enajenación de acciones, derecho del accionista y distribución de los activos sociales). Distinguido doctor Forero: Aviso recibo de su escrito radicado con el número 2002- 01- 159183 de 5 de diciembre pasado, mediante el cual remite copia de la consulta presentada ante esa Alcaldía por el señor Vicente Soto Díaz, Presidente de la Junta de Acción Comunal del Barrio Bochica, relacionada con una negociación de acciones; compra de un inmueble por parte de la misma y su futura distribución entre sus accionistas, asuntos sobre los cuales carece de competencia. En primer lugar, es preciso manifestarle que en razón a que en los documentos allegados no consta la dirección del peticionario, a través de su conducto, comedidamente me permito informarle que aunque no es clara la consulta formulada, es conveniente efectuar las siguientes precisiones: En primer lugar, conforme con las reglas del derecho societario, por sociedad se entiende el contrato por medio del cual dos o más personas se obligan a hacer un aportes, en dinero o especie, con el fin de repartirse las utilidades que se obtengan del desarrollo de la empresa o actividad social para la cual fue constituida, entendiéndose que ella forma una persona jurídica "... distinta de los socios individualmente considerados" (art. 98 Código de Comercio), lo que significa que una vez constituida adquiere su propia personalidad, cualidad que la valida para adquirir derechos y contraer obligaciones, éstos relacionados directamente con el objeto social contemplado en el contrato o con las actividades derivadas del mismo -artículo 99 ibidem-. Materia diferente son los derechos que otorga la calidad de accionista, uno de ellos, el de negociar sus propias acciones, atribución que de acuerdo con el numeral 3º del artículo 379 del Cod. Cit. significa que las mismas son libremente negociables, a menos que en los estatutos se haya contemplado el derecho de preferencia a favor de la sociedad y/o de los demás accionistas, evento en el cual, el accionista interesado en retirarse de la compañía queda en libertad de enajenar libremente su participación en el fondo social, una vez se agote el procedimiento previsto para ese efecto (art. 407 Ord. Mer.). De la preceptiva mencionada queda en claro que los actos o contratos que celebre el representante legal de la compañía, conforme a las facultades, restricciones o limitaciones establecidas en el contrato social (numerales 6º y 12 del artículo 110 del Cód de Comercio) se entienden realizados a nombre de aquella, por lo que los bienes que adquiera Vr. Gr. compra de un inmueble, son propiedad de la sociedad y no de los constituyentes o asociados, y de otra, es evidente que el accionista que negocie su participación, perderá tal calidad y la obtendrá quien las adquiera. En otros términos, el hecho que una sociedad adquiera unos bienes, no supone su disposición para fines particulares ni otorga a sus asociados derechos sobre los mismos. En ese orden de ideas, salvo que se trate de persona jurídica de naturaleza diferente a la comercial, por tanto con régimen especial, el Despacho observa la existencia de dos negocios jurídicos independientes, sin que la validez o no de uno afecte la existencia del otro, pues la adquisición de un inmueble por parte de la sociedad, nada tiene que ver con la posible negociación de las acciones cuya titularidad se predica del peticionario, negocio éste que se perfecciona con el registro del nuevo accionista en el libro correspondiente (art. 406 Ord. Cit), mientras que la propiedad del inmueble a nombre de la sociedad se perfecciona con el registro, en la forma y lugar prescrito en el Código Civil. No obstante lo confuso de la situación planteada en el escrito, es oportuno manifestarle que en materia de sociedades comerciales, la distribución de los activos sociales dentro de un proceso de liquidación privada o voluntaria, requiere, previa la decisión sobre la disolución del ente societario, aprobada por el máximo órgano social con las mayorías previstas para el efecto, sino se trata de causales legales o estatutarias, en primer lugar, que se atienda de manera preferencial y obligatoria el pasivo externo de la sociedad y si queda remante de la masa liquidable, se distribuirá entre los asociados conforme se haya previsto en el contrato social o lo que los asociados acuerden (art. 247 ib.); pero se recuerda, mientras no se haya cancelado el pasivo externo, no podrá distribuirse activos sociales o bienes en especie, hasta tanto se agote el procedimiento que para la liquidación de sociedades señala el artículo 225 y siguientes del Código de Comercio. Queda así resuelto el primero de los interrogantes, solo resta por agregar que los derechos que otorga la calidad de accionista no son otros que los previstos en el artículo 376 ibidem. El segundo de los interrogantes será el Municipio el competente para pronunciarse al respecto.