30 Arte & Cultura DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America Manjares nutritivos originarios de Latinoamérica El país de las maravillas Por Javier de Pisón L Primero de una serie de artículos a comida latinoamericana es una de las más refinadas y sabrosas del mundo, y sus propiedades nutritivas son incomparables. Muchos alimentos autóctonos de Latinoamérica son hoy en día la base de la alimentación de gran parte de la humanidad, como estos diez que aquí describimos. Ibus dis ex ea non eveligendel im quiam, sanienis susdae audignatis et fugitemquam, soluptae con eturior eiumenimet facculparum faccus. Magnam assint ut alis que nimet ene sequam, cullam rese res dest que omnim nossita tessum nissite es enihillut aceruntis nim velecum ad eicabo. Itatendigni seque ex estrum Los frutos de la tierra son una verdadera riqueza, que nos dan la salud y la energía que necesitamos para vivir. Por eso, los alimentos han sido la primera forma de trueque de la historia. A los centuriones romanos, por ejemplo, se les pagaba con sal, costumbre de la que proviene la palabra «salario», y los mayas y aztecas utilizaban el grano de cacao como moneda. Hoy en día compramos los alimentos con dinero, razón por la que mucha gente no piensa más que en el placer que le proporciona la comida, sin reparar en que la nutrición es un aspecto fundamental de la salud general y bucal. Uno de los grandes gastrónomos de la historia, el sibarita francés Brillat de Savarin, autor de un libro clásico titulado «La fisiología del gusto», decía que el descubrimiento de un nuevo plato contribuye más a la felicidad del género humano que el de una estrella. Latinoamérica ha aportado mucho a la cultura culinaria mundial: desde alimentos que hoy en día son básicos para la humanidad, como la papa, el tomate, el pimiento o el maíz, a frutos exquisitos y hasta hace poco exóticos, como la piña, la papaya o el cacao. Las siguientes verduras y frutas pro- vienen de nuestros países y han sido la base de nuestra dieta durante siglos. Son como viejos amigos que, con frecuencia, nos sorprenden con algo nuevo que podemos aprender de ellos. Todos son sanos y nutritivos y, en muchos casos, tienen orígenes mágicos, como aquí explicamos. El sustento de la vida La palabra maíz es de origen caribeño y proviene del nombre taíno «mahís», que significa lo que sustenta la vida. Sin embargo este grano, cultivado desde hace 7.000 años, proviene de tierra firme, del valle de Tehuacán («Lugar de los dioses») en Puebla (México), y es tan rico que se utiliza todo: desde la mazorca a sus hojas, que sirven para envolver tamales. En México se le llamaba «tlaolli» cuando el grano maduraba, y existía un dios en su honor cuyo nombre náhuatl es Centéotl. Según la leyenda mexica, Quetzalcoátl, la serpiente emplumada y gran benefactor de la cultura azteca, se encontró con una hormiga roja que cargaba un grano de maíz. El dios le preguntó dónde lo había encontrado y el insecto le dijo que en un lugar llamado «el cerro de nuestro sustento» y lo invitó a seguirlo. Quetzalcoátl se convirtió entonces en una hormiga negra, siguió a la otra por el monte y tomó suficientes granos para compar- tirlos con los dioses y los hombres. El nombre maya del maíz es «ixim» y el «Popol Vuh», el libro sagrado de los mayas quichés, asegura que se originó en un lugar de Guatemala llamado Paxil. En muchas regiones de este país, el maíz sigue siendo considerado una deidad, y durante mucho tiempo fue el centro de la cosmovisión mesoamericana. De hecho, para los mayas el hombre está hecho de maíz, como refiere el «Popol Vuh»: «Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz en la formación del hombre por obra de los Progenitores». Los seres humanos actuales son el resultado del tercer intento de los dioses mayas por crear al hombre: «La abuela Ixmucané tomó del maíz blanco y del amarillo e hizo comida y bebida, de las que salió la carne y la gordura del hombre, y de esta misma comida fueron hechos sus brazos y sus pies. De esto formaron el Señor Tepeu y Gucumatz a nuestros primeros padres y madres». En 1967, el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias obtendría el Nobel de Literatura en gran parte por «Hombres del maíz», su obra maestra sobre una comunidad maya cuyos miembros están hechos de esta planta. La novela de Asturias transcurre en un tiempo mítico en el que uno de sus personajes se transforma en un coyote, creencia nahual sobre la capacidad de los brujos mayas de asumir la forma de su animal guardián. El maíz es un cereal nutritivo del que existen 400 especies, desde esas suculentas mazorcas de grandes granos blancos que explotan en la boca, a los amarillos y dulces como caramelos. Además, es una importante fuente de carbohidratos, minerales y sustancias que ayudan a combatir infecciones, así como un buen laxante gracias a la celulosa de su cascarilla. Una mazorca de tamaño mediano tiene 77 calorías y 2 gramos de fibra. El alimento de los incas La palabra «papa» es un vocablo quechua que significa tubérculo. Según los incas, esta planta de 7.000 años de antigüedad proveniente del Perú, era «el alimento del sol». Y sin duda es un alimento digno del astro rey, porque es el más rico de su clase en proteínas. Las culturas andinas aprendieron a conservar la papa durante años, deshidratándola para conservar sus propiedades. Arte & Cultura 31 DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America le ofreció a Cortés en 1519, creyendo que era la reencarnación de Quetzalcoátl. La papa tiene sus orígenes en el lago Titicaca, situado a 3.800 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de los Andes, en la frontera entre Bolivia y Perú. En la mitología andina, de ese lago salió precisamente Viracocha, el creador supremo. Allí se denomina a la papa «Mamá Jatha», o madre del crecimiento. Las culturas Huari, Tiahuanaco e Inca domesticaron este tubérculo, que fue la base de la alimentación en que estos últimos basaron su vasto imperio, conocido como el Tahuantisuyo y que abarcaba desde Argentina a Colombia. Existen miles de especies de papas de todas las formas, tamaños, colores y sabores, como la huayro, peruanita, tomasa, canchán, blanca, amarilla, negra, huamantanga, tarmeña o criolla. El antropólogo peruano Rodolfo Sánchez Garrafa afirma que en el mundo andino, cada alimento tiene su deidad, a la cual se le muestra un inmenso respeto ya que se los considera como procreadores de la humanidad. Así, dice, hay que entender a Ispall Mama, la madre papa, como una entidad que emerge del submundo, animada por un «tinku» o equinoccio, períodos considerados en el ámbito andino como el momento en el que se produce el matrimonio entre el Sol y la Luna, es decir, la circulación de una energía vital que conecta este mundo con el cosmos, marca las estaciones y, por tanto, es fundamental para la agricultura. Una leyenda peruana afirma que, en tiempos remotos en que la población se moría de hambre por los atropellos de una cultura invasora, los pobladores de los Andes pidieron ayuda a los dioses y un Apu (montaña divina de la que baja el agua) escondió unas semillas bajo la tierra (la papa) para que los pobladores se alimentaran. El escritor Eduardo Galeano en su libro «Memoria del fuego», recoge la siguiente leyenda sobre una isla chilena en la que la papa era también el alimento básico: El cacao, que se cree procede del Amazonas y fue domesticado en México, se servía de diferentes maneras. Los aztecas lo bebían frío, diluido en agua y parece ser que con maíz fermentado y chile, mientras que los mayas lo preferían caliente y algunas veces rebajaban su amargor mezclándolo con miel, maíz o vainilla, además de agua. En el «Popol Vuh» hay pasajes en donde aparece varias veces la palabra cacao cuando se habla del mito de la creación del universo. Ibus dis ex ea non eveligendel im quiam, sanienis susdae audignatis et fugitemquam, soluptae con eturior lparum faccus. Magnam assint ut alis que nimet ene sequam, cullam rese res dest que omnim nossita tessum nissite es enihillut aceruntis populares que parece que fueran originarias de esas tierras. El poeta chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura en 1971, le dedicó una oda que dice en parte: «Papa, te llamas papa y no patata, no naciste castellana: eres oscura como nuestra piel, somos americanos, papa, somos indios». Una papa mediana contiene cerca de 160 calorías, la mitad de la vitamina C que se recomienda ingerir diariamente y una quinta del potasio, especialmente en su piel. También contiene vitaminas, minerales y compuestos fenólicos que benefician el tránsito intestinal y contribuyen a disminuir el colesterol, reduciendo así el riesgo de enfermedad cardíaca. La comida de los dioses La prodigiosa almendra llamada «cacáhuatl» en náhuatl tenía la misma importancia que el oro para varias culturas precolombinas. En los matrimonios mayas, el novio le entregaba a la novia cinco granos de cacao para sellar el enlace. Y el propio Motecuhzoma Xocoyotzin (Moctezuma), el último emperador azteca, exigía cacao como tributo a sus súbditos. El nombre científico de esta planta, Theobroma, quiere decir en griego antiguo «comida de los dioses». Uno de los cronistas españoles cuenta que Moctezuma le ofreció «xocoatl» (chocolate) a Hernán Cortés en un banquete celebrado en la Gran Tenochtitlan, hoy Ciudad de México, servido en copas de oro, y que el mandatario azteca tenía grandes reservas de cacao en su despensa. «De cuando en cuando traían unas como a manera de copas de oro fino con cierta bebida hecha del mismo cacao. Decían que era para tener acceso con mujeres, y entonces no mirábamos en ello; mas lo que yo vi es que traían sobre cincuenta jarros grandes, hechos de buen cacao, con su espuma, y de aquello bebía (Moctezuma), y las mujeres le servían al beber con gran acato», escribió Bernal Díaz del Castillo sobre el encuentro entre Moctezuma y Cortés en su «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España». La palabra chocolate proviene del vocablo «xocolat», que significa «agua espumosa» y eso fue lo que Moctezuma Hoy en día, los indios kuna de las islas de San Blas, en Panamá, consumen aún la bebida tradicional a base de cacao, lo que puede ser uno de los secretos de su buena salud: no sufren prácticamente de presión alta ni de enfermedades del corazón. El cacao contiene antioxidantes beneficiosos como los flavonoides, que promueven la buena circulación de la sangre y previenen la acumulacón de colesterol en las paredes arteriales. Estos flavonoides son los mismos que se encuentran en el vino tinto y el té verde y son buenos también para la hipertensión. El chocolate se ha usado para aliviar problemas estomacales, fatiga e inflamación. Además, el cacao activa la sensación de placer en las neuronas cerebrales y previene la depresión. Estas son razones de peso para comer chocolate, pero con moderación. Escoja un chocolate oscuro, que tiene más flavonoides, revise que tenga un alto contenido en cacao (60 a 70%) y poca azúcar. Lea el siguiente capítulo de este artículo en el próximo número de Dental Tribune. «Un cacique de la isla de Chiloé, lugar poblado de gaviotas, quería hacer el amor como los dioses. Cuando las parejas de dioses se abrazaban temblaba la tierra y se desataban los maremotos. Eso se sabía, pero nadie los había visto. Dispuesto a sorprenderlos, el cacique nadó hasta la isla prohibida. Solamente alcanzó a ver un lagarto gigante, con la boca bien abierta y llena de espuma y una lengua desmesurada que desprendía fuego por la punta. «Los dioses hundieron al indiscreto bajo tierra y lo condenaron a ser comido por los demás. En castigo a su curiosidad le cubrieron el cuerpo de ojos ciegos». Curiosamente, los conquistadores españoles no la comieron durante un tiempo, pensando que era venenosa, y fue un prisionero francés quien la popularizó en Europa. La papa salvó a los irlandeses de una de las peores hambrunas de la historia, y en países como Alemania las «kartoffel» son tan Ibus dis ex ea non eveligendel im quiam, sanienis susdae audignatis et fugitemquam, soluptae con eturior facculparum faccus. Magnam assint ut alis que nimet ene sequam, cullam rese res dest que omnim nossita tessum nissite es enihillut