INTERNET COMO FUENTE ACCESIBLE AL PÚBLICO La

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INTERNET COMO FUENTE ACCESIBLE AL PÚBLICO
La importancia de calificar una fuente como accesible al público viene dada por el
hecho de que el artículo 6 LOPD regula el principio del consentimiento y consagra la
necesidad de requerir el consentimiento inequívoco del afectado para el tratamiento de
sus datos de carácter personal, salvo que una ley disponga otra cosa.
Este importante principio constituye uno de los pilares básicos de la normativa de
protección de datos, una garantía fundamental legitimadora del régimen de protección
establecido por la Ley, que solo encuentra excepciones a ese consentimiento en
aquellos supuestos que por lógicas razones de interés general se establezcan por una
norma con rango de Ley. A tal efecto, el citado precepto recoge en su apartado
segundo una serie de excepciones al consentimiento, afirmando que no será preciso,
entre otras, cuando los datos figuren en fuentes accesibles al público y su tratamiento
sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del
fichero o por el del tercero a quien se comuniquen los datos, siempre que no se
vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado.
Por lo anterior, entendemos que la consideración de una fuente como accesible al
público es una cuestión de gran repercusión, en la medida en que de ello dependerá
la necesidad de requerir o no el consentimiento de los afectados, para proceder al
tratamiento y cesión de los datos personales que hayan sido obtenidos de las mismas.
El artículo 3.j) de la LOPD define que debe entenderse por
“fuentes accesibles al
público”. Este artículo comienza señalando, como criterio general, que son fuentes
accesibles al público aquellos ficheros cuya consulta pueda ser realizada, por cualquier
persona, no impedida por una norma limitativa o sin más exigencia que, en su caso, el
abono de una contraprestación. Posteriormente, el propio artículo enumera
taxativamente las fuentes que pueden calificarse como accesibles al público, un
numerus clausus, que remarca con el empleo del término “exclusivamente” para citar
las fuentes.
Es decir, que el artículo 3.j), además de delimitar cuales son las características que
deben concurrir en las fuentes accesibles al público, establece una enumeración
taxativa de dichas fuentes. Por este motivo, la doctrina ha cuestionado el sentido de
definir los elementos que deben concurrir para que una fuente sea considerada como
accesible al público si al mismo tiempo nos ofrece una enumeración taxativa.
Esta cuestión se ha planteado en repetidas ocasiones tanto en la Agencia Española de
Protección de Datos (AEPD) como en los órganos jurisdiccionales, y ambos han
aclarado que el artículo impone un numerus clausus de las fuentes accesibles al
público, por lo que no es posible incluir en este concepto otras fuentes, como los
registros públicos o Internet. Además, la AEPD ha concluido que el artículo 3.j) de la
LOPD es congruente, en tanto en cuanto, se considere que las fuentes enumeradas
taxativamente deberán además cumplir el requisito establecido en su párrafo primero,
es decir, que estas permitan que su “consulta pueda ser realizada por cualquier
persona, no impedida por una norma limitativa, o sin más exigencia que, en su caso, el
abono de una contraprestación.”
El criterio sentado por los órganos jurisdiccionales y la AEPD es el que se ha tenido en
cuenta para definir las fuentes accesibles al público en el artículo 7 del Reglamento de
desarrollo de la Ley de Protección de Datos, que efectúa una enumeración taxativa de
las mismas y actualiza los conceptos a la normativa específica en la materia, como es
el supuesto de las guías de servicios de comunicaciones electrónicas.
Pese a las aclaraciones que con la redacción del artículo 7 del Reglamento se otorga al
concepto de fuentes accesibles al público, persiste la duda cuando nos referimos a
Internet y su inclusión como fuente accesible al público. Internet es un concepto
relativamente nuevo, dinámico y en constante evolución, por lo que resulta difícil
encontrar una definición precisa. Entendemos que Internet puede considerarse un
medio de comunicación y en consecuencia, cabría la posibilidad de subsumir Internet
dentro de la lista de fuentes accesibles al público.
Los medios de comunicación se incluyen dentro de las fuentes enumeradas tanto en el
artículo 3.j) de la LOPD como en el artículo 7 del Reglamento, si bien se trata de un
concepto que debe interpretarse a la luz de la definición general que se da de las
fuentes accesibles al público. De este modo, será necesario que su consulta pueda
realizarse por cualquier persona, no impedida por una norma limitativa o sin más
exigencia que, en su caso, el abono de una contraprestación.
La doctrina emanada de la Audiencia Nacional se ha pronunciado sobre esta cuestión,
concretamente, la Sentencia de la Audiencia Nacional de 5 de noviembre de 2008
establece que una página web no puede ser conceptuada como fuente accesible al
público según la definición del artículo 3.j) LOPD.
No obstante, aclara dicha sentencia que, como ya estableció la sentencia de 24 de abril
de 2007, cuando una persona publica conscientemente sus datos de carácter personal
en su página Web, sin establecer ninguna limitación y a la que puede acceder
cualquier usuario de la red sin ningún tipo de cortapisas, debe considerarse esa
información publicada voluntariamente por el propio afectado en su página web de
Internet, como divulgada en un “medio de comunicación” a los efectos del referido
artículo 3. j) de la LOPD.
En resumen, la doctrina de la Audiencia Nacional establece claramente que la
publicación de datos en páginas webs no permite sin más su tratamiento por entender
que se encuentran en una fuente accesible al público, sino que será exigible la
concurrencia de otros requisitos para que Internet se considere fuente accesible al
público y se puedan tratar los datos almacenados en la red sin atender al principio del
consentimiento del afectado, como se dispone en el apartado 2 del Art. 6 LOPD.
Carmen Salar
ZABÍA ABOGADOS
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