X SUCESIÓN DE ESTADOS

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SUCESIÓN DE ESTADOS
1.
ASPECTOS GENERALES
10.1. NOTA DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DE LA
CONFEDERACIÓN HELVÉTICA RELATIVA A LA DISTINCIÓN ENTRE ESTADOS CONTINUADORES Y ESTADOS SUCESORES, DE 4 DE ABRIL DE 1995
[...]
En caso de disolución de un Estado, cuando ha dejado de existir como sujeto de derecho
internacional y las partes de su territorio forman dos o más Estados nuevos, estamos en presencia de los Estados sucesores (a título de ejemplo, Eslovaquia y la República checa son los
sucesores de la República Checoslovaca).
Puede además producirse situaciones en las que el nacimiento de uno o más Estados sucesores no entrañe la desaparición del Estado predecesor, el cual continúa su existencia en unos
límites territoriales reducidos, donde su estatuto perdura (de este modo, por ejemplo, Rusia
es el Estado continuador de la antigua URSS, los otros Estados miembros de la CEI [Comunidad de Estados independientes] son los Estados sucesores).
La distinción entre «Estados continuadores» y «Estados sucesores» no es de naturaleza
puramente formal y extraña los efectos siguientes: cuando el Estado continuador está automáticamente vinculado por los tratados multilaterales en los que era parte antes de ver sus límites
territoriales reducidos, tales tratados no vinculan en cambio al Estado sucesor, el cual permanece libre de expresar o no su consentimiento de quedar vinculado por un tratado en el cual
el Estado no era parte. La expresión de este consentimiento podría tener la forma de una simple
declaración de sucesión, que constituye un modo de participación en un tratado con el mismo
título que la ratificación o la adhesión, pero con la diferencia substancial que la expresión del
consentimiento ha de estar vinculada retroactivamente a la fecha de la independencia del
Estado sucesor. [RSDIE, 1996, pp. 618-619.]
10.2. CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE NAMIBIA
[...]
CAPÍTULO 7
DE LA ASAMBLEA NACIONAL
[...]
Art. 63. Funciones y facultades.—[...]
2. Con sujeción en todo caso a lo que dispone esta Constitución, la Asamblea Nacional
tendrá, además, la facultad y las funciones de:
[...]
[476]
SUCESIÓN DE ESTADOS
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d) considerar y decidir si se revalidan o no los acuerdos internacionales que se concertaron con anterioridad a la fecha de la Independencia por parte de las administraciones que
actuaban en Namibia y en las que históricamente la mayoría del pueblo namibio no tuvo representación ni participación democráticas;
[...]
CAPÍTULO 20
DE LA LEY EN VIGOR Y DE LAS DISPOSICIONES TRANSITORIAS
[...]
Art. 143. De los acuerdos internacionales existentes.—Todos los acuerdos internacionales inexistentes vinculantes para Namibia permanecerán en vigor a menos que y hasta que la
Asamblea Nacional disponga lo contrario conforme al artículo 63.2.d).
CAPÍTULO 21
DISPOSICIONES FINALES
[...]
Art. 145. Excepciones.—1. Nada de lo contenido en la presente Constitución se interpretará en el sentido de que imponga al Estado de Namibia:
a) obligación alguna frente a otro Estado que no habría sido reconocida en otro caso por
el derecho internacional;
b) obligación alguna frente a terceros derivada de actos o contratos de la Administración
anterior que no habrían sido reconocidos en otro caso por el derecho internacional como vinculantes para la República de Namibia.
2. Nada de lo contenido en la presente Constitución se interpretará en el sentido de reconocer de algún modo la validez de la administración de Namibia por el Gobierno de la República de
Sudáfrica o por el Administrador General designado para administrar Namibia por ese Gobierno.
[...]
ANEXO 5
BIENES QUE PASAN A DISPOSICIÓN DEL GOBIERNO DE NAMIBIA
1. Pasarán a disposición del Gobierno de Namibia o quedarán sometidos a su control
todos los bienes cuya propiedad o control correspondiera en el momento de la independencia al Gobierno del Territorio del África Sudoccidental o la autoridad que lo representaba,
constituida con arreglo a la proclamación de 1980, al Gobierno Rehoboth o cualquier otro
órgano, creado por medio de ley o de otro modo, creado por ese Gobierno o autoridad en su
beneficio antes de la fecha de la independencia, así como los bienes fideicomitidos en nombre
del Gobierno de la nueva Namibia independiente.
[...] [BLE, n.o 119-120, agosto-octubre 1991, pp. 66 y 94.]
10.3. REPÚBLICA ÁRABE DEL YEMEN-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA POPULAR
DEL YEMEN: ACUERDO PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LA REPÚBLICA
DEL YEMEN
Art. 1.o El 26 de mayo de 1990 (que corresponde con el primero de Dh’l-Qa’da del año
1410 de la Hegira), se establecerá entre el Estado de la República Árabe del Yemen y el Estado
de la República Popular Democrática del Yemen (ambos parte del territorio yemení) una total
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
y completa unión, basada en una fusión, en la cual la personalidad internacional de cada uno
de ellos será integrada en una única persona internacional llamada «la República del Yemen».
La República del Yemen tendrá un poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Art. 2.o Después de la entrada en vigor de este Acuerdo, un Consejo Presidencial de cinco
miembros de la República del Yemen se constituirá durante un período interino. En su primer
encuentro, los miembros del Consejo elegirán un Presidente y un Vice-Presidente para la
duración del mandato del Consejo. Los miembros del Consejo Presidencial se elegirán en una
sesión conjunta de las Oficinas de la Presidencia del Consejo Popular Supremo y el Consejo
de Shura. Los miembros del Consejo de la Presidencia prestarán el juramento constitucional
en sesión conjunta antes de asumir sus funciones.
El Consejo Presidencial ejercerá todos los poderes autorizados por la Constitución.
[...]
Art. 10. Las Constituciones de los previos Estados yemeníes serán abrogadas tras la ratificación de este Acuerdo y de la Constitución de la República del Yemen por el Consejo de
Shura y el Consejo Popular.
Firmado en San’a el 27 de Ramadan del año 1410 de la Hegira, que corresponde con el 22
de abril de 1990. [ILM, 1991, pp. 820-823.]
10.4. REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA: TRATADO SOBRE EL ESTABLECIMIENTO DE LA UNIDAD ALEMANA
La República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana,
Resueltas para conseguir en libre auto-determinación la unidad de Alemania en paz y libertad como un igual en la comunidad de naciones,
Recordando el deseo del pueblo en ambas partes de Alemania de vivir juntos en paz y libertad en un Estado federal democrático y social gobernado por los principios del Estado de
Derecho,
En gratitud respecto de quienes pacíficamente ayudaron a que la libertad prevaleciese y
quienes se han adherido con lealtad a la tarea del establecimiento de la unidad alemana y están
consiguiéndolo,
Conscientes de la continuidad de la historia alemana y recordando la responsabilidad especial
surgida de nuestro pasado para un desarrollo democrático en Alemania entregado al respeto
de los derechos humanos y la paz,
Buscando a través de la unidad alemana contribuir a la unificación de Europa y a la construcción de un pacífico orden europeo en el cual las fronteras no dividan sino que aseguren que
todas las naciones europeas puedan vivir juntas en un espíritu de confianza mutua,
Conscientes de que la inviolabilidad de fronteras y de la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados en Europa dentro de sus fronteras constituye una condición fundamental para la paz,
Han acordado concluir un Tratado sobre el establecimiento de la Unidad alemana conteniendo las siguientes previsiones:
CAPÍTULO I
EFECTOS DE LA ADHESIÓN
Art. 1.o Länder.—1. El 3 de octubre de 1990, fecha en la cual surtirá efecto [...] la
adhesión de la República Democrática Alemana a la República Federal de Alemania de acuerdo con el artículo 23 de la Ley Fundamental, los Länder del Brandeburgo, MecklemburgoPomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia se convertirán en Länder de la
República Federal de Alemania. El establecimiento de estos Länder y sus fronteras estarán
gobernadas por las previsiones de la Ley Constitucional del 22 de julio de 1990 sobre el
SUCESIÓN DE ESTADOS
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establecimiento de los Länder en la República Democrática de Alemania [...] de acuerdo con
el Anexo II.
2. Los 23 distritos de Berlín formarán el Land de Berlín.
Art. 2.o Capital, Día de la Unificación alemana.—1. La capital de Alemania será
Berlín. La sede del parlamento y del gobierno será decidida tras el establecimiento de la
unidad alemana.
2. El 3 de octubre, Día de la Unidad Alemana, será fiesta nacional.
CAPÍTULO II
DERECHO FUNDAMENTAL
Art. 3.o Entrada en vigor de la Ley Fundamental.—En la fecha en la que la adhesión surta
efecto, la ley Fundamental de la República Federal de Alemania [...] enmendada por la Ley
de 21 de diciembre de 1983 [...] entrará en vigor en los Länder de Brandenburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia y en aquella parte del Land
de Berlín donde no había entrado en vigor hasta la fecha [...], a menos que se disponga otra
cosa en este Tratado.
[...]
CAPÍTULO III
ARMONIZACIÓN DEL DERECHO
Art. 8.o Extensión del Derecho Federal.—En la fecha en que la adhesión surta efecto, el
Derecho Federal entrará en vigor en el territorio señalado en el artículo 3 de este Tratado a
menos que su área de aplicación sea restringida a ciertos Länder o partes de los Länder de la
República Federal de Alemania y a menos que otra cosa se disponga en este Tratado, principalmente en el Anexo I.
Art. 9.o Vigencia del Derecho de la República Democrática Alemana.—1. El Derecho
de la República Democrática Alemana vigente en el momento de la firma de este Tratado que
sea Derecho del Land conforme a la distribución de competencias según la Ley Fundamental permanecerá en vigor en cuanto sea compatible con la Ley Fundamental, no obstante el
artículo 143, con el Derecho federal en vigor en el territorio señalado en el artículo 3 de este
Tratado y con el Derecho directamente aplicable de las Comunidades Europeas, a menos que
otra cosa sea prevista en este Tratado. El Derecho de la República Democrática Alemana, el
cual es Derecho federal conforme a la distribución de competencias según la Ley Fundamental
y que se refiere a asuntos no regulados uniformemente a nivel federal, continuará siendo válido
como derecho del Land según las condiciones fijadas en primer término a la espera de lo que
disponga el legislador federal.
2. El Derecho de la República Democrática citado en el Anexo II permanecerá en vigor
en las condiciones allí fijadas en tanto que sea compatible con la Ley Fundamental, teniendo
este Tratado en consideración, y con el Derecho directamente aplicable en las Comunidades
Europeas.
[...]
Art. 10. El Derecho de las Comunidades Europeas.—1. En la fecha en que la adhesión
surta efecto, los Tratados de las Comunidades Europeas junto con sus enmiendas y desarrollos así como los acuerdos internacionales, tratados y resoluciones que han entrado en vigor
en conexión con aquellos tratados se aplicarán en el territorio señalado en el artículo 3 de este
Tratado.
2. En la fecha en que la adhesión surta efecto, los actos legislativos aprobados de acuerdo con los Tratados de las Comunidades Europeas se aplicarán en el territorio señalado en el
artículo 3 de este Tratado a menos que las instituciones competentes de las Comunidades
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Europeas aprueben excepciones. Estas últimas deberán tomar en consideración las necesidades administrativas y han de servir para evitar dificultades económicas.
3. Los actos legislativos de las Comunidades Europeas cuyo cumplimiento o ejecución
son responsabilidad de los Länder serán cumplidas o ejecutadas a través de las previsiones
del Derecho del Land.
CAPÍTULO IV
TRATADOS INTERNACIONALES Y ACUERDOS
Art. 11. Tratados de la República Federal de Alemania.—Las Partes Contratantes aceptan
como principio que los tratados internacionales y acuerdos en los cuales la República Federal
de Alemania es una Parte Contratante, incluyendo los tratados por los que se constituían en
miembros de organizaciones o instituciones, se mantendrán en vigor y los derechos y obligaciones que surjan de ellos, con la excepción de los tratados citados en el Anexo I, además
obligarán el territorio señalado en el artículo 3 de este Tratado. Donde sean necesarios ajustes
en casos individuales, el Gobierno alemán consultará con las respectivas partes contratantes.
Art. 12. Tratados de la República Democrática Alemana.—1. Las Partes Contratantes
están de acuerdo en que, en conexión con el establecimiento de la unidad alemana, los tratados internacionales de la República Democrática Alemana serán discutidos con las partes
contratantes afectadas con el objeto de regular o confirmar la continuidad en su aplicación,
ajustes o terminación, teniendo en cuenta la protección de la seguridad, el interés de los
Estados afectados, las obligaciones de los tratados de la República Federal de Alemania así
como los principios de libertad, orden básico democrático gobernado por el imperio del
derecho, y respetando la competencia de las Comunidades Europeas.
2. La Alemania unificada determinará su posición en relación con la continuidad de los
tratados internacionales de la República Democrática Alemana siguiendo consultas con las
respectivas partes contratantes y con las Comunidades Europeas en los casos en que la competencia de la última se vea afectada.
3. En el caso de que la Alemania unificada considere la posibilidad de adherirse a organizaciones internacionales u otros tratados multilaterales de los cuales sea parte la República
Democrática Alemana pero no lo sea la República Federal de Alemania; se concertará con
las respectivas partes contratantes y con las Comunidades Europeas en los casos en que la
competencia de la última se vea afectada.
CAPÍTULO V
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
[...]
Art. 18. Validez de las decisiones de los Tribunales.—1. Las sentencias dictadas por los
Tribunales de la República Democrática de Alemania con anterioridad a los efectos de la
adhesión retendrán su validez y pueden ser ejecutadas de acuerdo con el Derecho en vigor
conforme al artículo 8 de este Tratado o que permanezca en vigor de acuerdo con el artículo
9. Este derecho regirá la verificación de la compatibilidad de las decisiones y su ejecución
con los principios del Estado de Derecho. El artículo 17 de este Tratado no se verá afectado.
2. De acuerdo con el Anexo I, las personas condenadas por Tribunales penales de la
República Democrática Alemana tienen garantizado por este Tratado el derecho a recurrir en
casación contra las sentencias firmes.
Art. 19. Validez de las decisiones adoptadas por los Cuerpos de la Administración Pública.—Los actos administrativos de la República Democrática Alemana dictados antes de la
adhesión mantendrán su validez. Podrán ser revocados si son incompatibles con los princi-
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pios del Estado de Derecho o con las disposiciones de este Tratado. En todos los demás aspectos las reglas sobre la validez de los actos administrativos no se verán afectadas.
CAPÍTULO VI
BIENES PÚBLICOS Y DEUDAS
Art. 21. Bienes administrativos.—1. Los bienes de la República Democrática Alemana directamente afectos a fines específicamente administrativos (bienes administrativos) se
convertirán en bienes administrativos de la Federación a menos que su propósito designado
a 1 de octubre de 1989 fuera el ejercicio de competencias administrativas que, de acuerdo con
la Ley Fundamental, son ejercidas por los Länder, comunas (asociación de comunas) u otros
órganos de la Administración pública. En el caso de los bienes administrativos afectos a los
fines del antiguo Ministerio de Seguridad del Estado/Oficina de la Seguridad Nacional, revertirán al órgano fiduciario a menos que sean afectos a nuevos propósitos sociales o públicos
desde la fecha arriba mencionada.
2. Los bienes administrativos que, de acuerdo con el párrafo 1, no se integren al demanio
de la Federación, serán transferidos, en la fecha en la que la adhesión surta efecto, a la corporación pública que, de acuerdo con la Ley fundamental, ejerza las competencias en la función
administrativa en cuestión.
[...]
Art. 22. Patrimonio financiero.—1. Los bienes públicos de entidades legales del territorio señalado en el artículo 3 de este tratado, incluyendo la propiedad de la tierra y bienes
agrícolas y forestales, que no sirven directamente a fines específicamente administrativos
(Patrimonio financiero), con la excepción de bienes de seguros sociales, a menos que hayan
sido entregados a la Administración fiduciaria de la Federación o vayan a ser transmitidos de
acuerdo con la Sección 1 (1), segunda y tercera frases, de la Ley de Administración, a comunas,
ciudades o distritos rurales, revertirán a la Administración Federal en el momento en que la
adhesión surta efectos.
En el caso de los bienes financieros afectos fundamentalmente al antiguo Ministerio de la
Seguridad del Estado/Oficina de la Seguridad Nacional, revertirán al órgano fiduciario a menos
que sean afectados a nuevos fines de carácter público o social desde el 1 de octubre de1989.
Los bienes financieros serán divididos conforme al Derecho federal entre la Federación y los
Länder citados en el artículo 1 de este Tratado de tal forma que la Federación y los Länder
citados en el artículo 1 recibirán cada uno de ellos la mitad del valor total de ellos. Las comunas
(agrupaciones de comunas) recibirán una participación apropiada de la porción atribuida a
los Länder. Los bienes atribuidos a la Federación según esta previsión serán usados para fines
públicos en el territorio señalado en el artículo 3 de este Tratado. Las participaciones de los
Länder en principio se distribuirán entre éstos de tal forma que la relación entre el valor total
de los bienes aportados a los respectivos Länder resulte proporcional a la población de éstos
en la fecha en que el acceso tenga efecto, excluyendo los habitantes de Berlín (Oeste). El
artículo 21.3 de este Tratado será aplicado por analogía.
[...]
4. El párrafo 1 no se aplicará a los bienes de titularidad pública usados con fines residenciales y dependientes de empresas constructoras de carácter público. Previsión semejante se
dispone respecto de propiedades de pertenencia pública que ya estén sujetas a concretos planes
para uso residencia. En el momento en que la adhesión surta efecto, estos bienes se convertirán en propiedad de las autoridades locales, las cuales asumirán sus respectivas partes de las
deudas. Teniendo en consideración aspectos sociales, las autoridades locales adaptarán progresivamente la gestión de los complejos de viviendas a los principios de la economía de mercado. La privatización será acelerada en este contexto, entre otras cosas para promover la propiedad individual de las casas. En relación con los stocks de casas de pertenencia pública de
instituciones estatales, en cuanto se vean afectadas por el artículo 21 de este Tratado, el párrafo 1 de este artículo resultará aplicable.
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 23. Situación de la deuda.—En el momento en que la adhesión surta efecto, las deudas
totales del presupuesto central de la República Democrática Alemana que se hayan acumulado hasta la fecha serán asumidas por un Fondo Especial Federal sin personalidad jurídica,
que asumirá las obligaciones que surjan del servicio de deudas. El Fondo Especial estará facultado para conceder créditos:
1) para amortizar deudas del Fondo Especial,
2) para cubrir el interés debido y los costos de la obtención de créditos,
3) para adquirir títulos de deuda del Fondo Especial a los fines de equilibrar el mercado.
[...]
Art. 24. Liquidación de créditos y deudas frente al extranjero y la República Federal de
Alemania.—1. La liquidación de los créditos y deudas surgidos antes del 1 de julio de 1990
en el marco del monopolio del comercio exterior y del monopolio de las operaciones sobre
divisas o en el ejercicio de otras funciones estatales de la República Democrática Alemana y
subsistentes aún en el momento en que la adhesión surta efectos, se realizará por orden y bajo
control del Ministro Federal de Finanzas. Los créditos contemplados en el número 1 serán
igualmente tenidos en cuenta en los contratos de reordenación de la deuda que el Gobierno
de la República Federal de Alemania pueda concluir tras la fecha en que surta efecto la
adhesión. Los créditos afectados serán administrados a título fiduciario por el Ministro Federal
de Finanzas o transferidos a la Federación en la medida en que se encuentran sometidos a
reevaluación.
[...]
3. Los créditos y las obligaciones derivados de la adhesión de la República Democrática
Alemana o de sus órganos al Consejo de Asistencia Económica Mutua podrán ser objeto de
acuerdos independientes por parte de la República Federal de Alemania. Estos acuerdos podrán
versar asimismo sobre créditos y obligaciones surgidos o susceptibles de surgir con posterioridad al 30 de junio de 1990.
[...]
Hecho en Berlín el 31 de agosto de 1990, en dos ejemplares en lengua alemana. [RGDIP,
1991, pp. 118-211.]
10.5. SUCESIÓN DE LA URSS POR LA FEDERACIÓN RUSA
Federación Rusa, 26 de diciembre de 1991. Nota verbal:
Excelentísimo señor Secretario general:
Tengo el honor de informarle de que la Federación Rusa (RSSFR) ocupará el lugar de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como Miembro de las Naciones Unidas, incluido el Consejo de Seguridad y todos los demás órganos y organizaciones del sistema de las
Naciones Unidas, con el apoyo de los Estados de la Comunidad de Estados Independientes.
Al respecto, ruego utilizar en las Naciones Unidas el nombre «Federación Rusa», en lugar
del nombre «Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas».
La Federación Rusa asume la plena responsabilidad de todos los derechos y obligaciones
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas,
incluidas las obligaciones financieras.
Le ruego que acepte esta carta con carácter de credencial de la representación de la Federación Rusa en los órganos de las Naciones Unidas para todos quienes actualmente poseen
credenciales como representantes de la Unión de República Socialistas Soviéticas ante las
Naciones Unidas.
Aprovecho la oportunidad para saludarle con mi más distinguida consideración.
Excelentísimo señor
Javier Pérez de Cuellar
Secretario general de las Naciones Unidas
B. Yeltsin
Presidente
de la República Socialista Soviética
Federación de Rusia
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[Textos en Resolución de 28 de mayo de 1992, de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Asuntos Exteriores, sobre aplicación del art. 32 del Decreto 801/1972, BOE, 25 de
junio de 1992.]
10.6. COMISIÓN DE ARBITRAJE DE LA CONFERENCIA DE LA PAZ SOBRE YUGOSLAVIA. DICTAMEN DE 29 DE NOVIEMBRE DE 1991
El Presidente de la Comisión de Arbitraje ha recibido, el 20 de noviembre de 1991, la
siguiente carta de Lord Carrington, Presidente de la Conferencia para la paz en Yugoslavia:
«Nos enfrentamos a una importante cuestión de derecho.
Serbia considera que el hecho de que las repúblicas se hayan declarado o se quisieran declarar independientes o soberanas, hayan hecho o hicieran secesión de la República Socialista
Federativa de Yugoslavia (RSFY) no afecta a la existencia de esta la cual continuaría existiendo.
Otras Repúblicas consideran por el contrario que no es cuestión de secesión sino que se
asiste a la desintegración o al estallido de la RSFY bajo el efecto de la voluntad convergente
de un cierto número de Repúblicas. Consideran que las seis Repúblicas deben ser consideradas como sucesoras en pie de igualdad de la RSFY sin que ninguna de ellas o grupo ninguno de entre ellas pueda pretender ser el continuador.
Desearía que la Comisión de Arbitraje se ocupe de esta cuestión a fin de formular cualquier
dictamen o recomendación que juzgue útil.»
La Comisión de Arbitraje ha tenido conocimiento de las memorias y documentos comunicados respectivamente por las Repúblicas de Bosnia-Herzegovina, de Croacia, de Macedonia, de Montenegro, de Eslovenia, de Serbia y por el Presidente de la Presidencia colegiada
de la RSFY.
1) La Comisión considera:
a) que la respuesta a la cuestión planteada debe hacerse en función de los principios del
derecho internacional público que permiten definir en qué condiciones una entidad constituye un Estado; que a este respecto, la existencia o la desaparición del Estado es una cuestión
de hecho; que el reconocimiento por los otros Estados tiene efectos puramente declarativos;
b) que el Estado es comúnmente definido como una colectividad que se compone de un
territorio y de una población sometidos a un poder político organizado; que se caracteriza por
la soberanía;
c) que, por la aplicación de estos criterios, la forma de la organización política interna y
las disposiciones constitucionales constituyen simples hechos, cuya toma en consideración
es sin embargo útil para determinar el control del Gobierno sobre la población y sobre el territorio;
d) que en el caso de un Estado de tipo federal, que reúne colectividades dotadas de una
cierta autonomía, y que están, por otra parte, asociadas al ejercicio del poder político en el
marco de instituciones comunes a la Federación, la existencia del Estado implica que los
órganos federales representan a los componentes de la Federación y disponen de un poder
efectivo;
e) que, conforme a la definición admitida en derecho internacional, la expresión «sucesión
de Estados» se entiende como la sustitución de un Estado por otro en la responsabilidad de
las relaciones internacionales de un territorio. Tal fenómeno está regido por los principios de
derecho internacional en los que se inspiran las Convenciones de Viena de 23 de agosto de
1978 y 8 de abril de 1983. Conforme a estos principios la sucesión debe conducir a un resultado equitativo, permaneciendo libres los Estados interesados para fijar por vía de acuerdo
las modalidades. Por otra parte, las normas imperativas del derecho internacional general y,
en particular el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana y de los derechos
de los pueblos y de las minorías, se imponen a todas las partes que participan en la sucesión.
2) La Comisión de Arbitraje constata que:
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
a) Aunque la RSFY haya conservado hasta este día su personalidad internacional, especialmente en el seno de las organizaciones internacionales, la voluntad de independencia de las
Repúblicas se ha expresado:
— en Eslovenia, por un referéndum celebrado en el mes de diciembre de 1990, después
por una declaración de independencia de fecha 25 de junio de 1991, suspendida durante tres
meses y confirmada el 8 de octubre de 1991;
— en Croacia, por un referéndum celebrado en el mes de mayo de 1991, después [...] por
una declaración de independencia de fecha 35 de junio de 1991, suspendida [...] y confirmada el 8 de octubre de 1991;
— en Macedonia, por un referéndum celebrado en el mes de septiembre de 1991 en favor
de una Macedonia soberana e independiente en una asociación de Estados yugoslavos;
— en Bosnia-Herzegovina, por una resolución de soberanía adoptada en el Parlamento, el
14 de octubre de 1991, cuya validez ha sido impugnada por la comunidad serbia de la República de Bosnia-Herzegovina.
b) La composición y el funcionamiento de los órganos esenciales de la Federación, ya se
trate de la Presidencia federal, del Consejo federal, del Consejo de las Repúblicas y de las
provincias, del Consejo ejecutivo federal, del Tribunal constitucional y del ejército federal,
no satisfacen ya las exigencias de participación y de representatividad inherentes a un Estado
federal;
c) El recurso a la fuerza ha entrañado un conflicto armado que opone unos contra otros
a los diferentes elementos de la Federación. Este conflicto, en unos meses, ha causado la
muerte de millares de personas y destrucciones considerables. Las autoridades de la Federación y de las Repúblicas se han encontrado impotentes para hacer respetar los acuerdos sucesivos de alto el fuego concluidos bajo los auspicios de las Comunidades Europeas o de la Organización de las Naciones Unidas.
3) En consecuencia, la Comisión de Arbitraje dictamina:
— que la República Socialista Federativa de Yugoslavia está comprometida en un proceso de disolución;
— que corresponde a las Repúblicas regular los problemas de sucesión de Estados que
puedan resultar de este proceso conforme a los principios y a las reglas del derecho internacional, asegurando en particular el respeto de los derechos del hombre y el de los pueblos y
las minorías;
— que pertenece a las Repúblicas que así lo deseen, manifestar la voluntad de constituir
juntas una nueva asociación dotada de las instituciones democráticas de su elección. [EJIL,
1992, p. 183.]
10.7. COMISIÓN DE ARBITRAJE DE LA CONFERENCIA DE PAZ SOBRE YUGOSLAVIA, DICTAMEN NÚMERO 11, DE 16 DE JULIO DE 1993
Los Co-Presidentes del Comité de Dirección de la Conferencia de Paz en Yugoslavia han
sometido al Presidente de la Comisión de Arbitraje, el 20 de abril de 1993, seis cuestiones
para un dictamen de la Comisión.
La segunda cuestión se formula del siguiente modo:
«¿A partir de qué fecha se entiende producida la sucesión de Estados respecto de los distintos Estados partes de la RSFY?».
[...]
1. Conforme a la definición comúnmente admitida, recogida en el artículo 2 de las Convenciones de Viena de 1978 y 1983 sobre sucesión de Estados, «se entiende por “fecha de la
sucesión de Estados” la fecha en la que el Estado sucesor ha sustituido al Estado predecesor
en la responsabilidad de las relaciones internacionales del territorio al que se refiere la sucesión
de Estados».
2. En este caso se plantea un problema particular, derivado de las circunstancias en las
cuales se ha producido la sucesión de Estados:
SUCESIÓN DE ESTADOS
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— de una parte, se trata de la disolución de un Estado que se traduce por la desaparición
del Estado preexistente, la República Socialista Federativa de Yugoslavia (RSFY), de la que,
como la Comisión ha constatado en su dictamen número 9, ningún Estado sucesor puede
pretender ser el único continuador;
— de otra parte, contrariamente a lo que se ha producido en otros casos recientes de disolución de un Estado (URSS, Checoslovaquia), la disolución de la RSFY es el resultado, no de
un acuerdo entre las partes, sino de un proceso de desintegración que ha sido esperado durante un cierto período y que la Comisión constata que comenzó el 29 de noviembre de 1991,
fecha en la que emitió su dictamen número 1, y que finalizó el 4 de julio de 1992, cuando ha
emitido el número 8.
3. Sin embargo, si bien estas características deben tomarse en consideración para determinar el régimen jurídico aplicable a la sucesión de Estados, como determinan claramente
los artículos 18, 31 y 41 de la Convención de Viena de 8 de abril de 1983 sobre la sucesión
de Estados en materia de bienes, archivos y deudas de Estado, éstas no son pertinentes en el
presente caso, por cuanto se trata de determinar la fecha de la sucesión de Estados, que como
la Comisión ha indicado supra (dictamen n.o 1), se sitúa en el momento en que cada uno de
los Estados ha sustituido al Estado predecesor. Puesto que, en este caso, los Estados sucesores de la RSFY son nuevos Estados que han accedido a la independencia en fechas distintas,
esta fecha es, para cada uno de ellos, aquella en la que han adquirido la condición de Estado.
Como la Comisión ha indicado en su dictamen número 1, se trata de una cuestión de hecho
que debe de ser apreciada en cada caso en función de las circunstancias particulares relacionadas con la creación de cada Estado concreto.
4. El problema se plantea en los mismos términos en lo que respecta a las Repúblicas de
Eslovenia y Croacia, que han proclamado su independencia el 25 de junio de 1991, proclamaciones que se suspendieron durante tres meses el 7 de julio de 1991, en aplicación de las
disposiciones de la Declaración de Brioni. De acuerdo con éstas, la suspensión dejó de producir efectos el 8 de octubre de 1991. Es en esa fecha en las que estas dos Repúblicas han roto
definitivamente todos los lazos anteriores con los órganos de la RSFY y han adquirido la
condición de Estados soberanos según el derecho internacional. Es entonces el 8 de octubre
de 1991 la fecha que ha de retenerse, en lo que les concierne, como el momento de la sucesión
de Estados.
5. Si Macedonia afirmó su derecho a la independencia el 25 de enero de 1991, no la proclamó hasta el referéndum de 8 de septiembre de 1991, de la que es consecuencia la Constitución adoptada el 17 de noviembre de 1991, que entró en vigor ese mismo día. En esa fecha,
la República de Macedonia se convirtió en un Estado soberano sin ninguna atadura institucional con la RSFY. El 17 de noviembre de 1991 es entonces la fecha de la sucesión de Estados
en lo que concierne a Macedonia.
6. En su dictamen número 4, de 11 de enero de 1992, la Comisión de Arbitraje ha constatado que «la expresión de la voluntad de los pueblos de Bosnia-Herzegovina de constituir la
República Socialista de Bosnia-Herzegovina en un Estado soberano e independiente no [podía]
considerarse plenamente establecida». Después de esto, en un referéndum celebrado el 29 de
febrero y el 2 de marzo de 1992, la mayoría de la población de esa república se pronunció a
favor de una Bosnia soberana e independiente. Los resultados de ese referéndum se proclamaron oficialmente el 6 de marzo y, a pesar de los acontecimientos dramáticos que desde entonces han afectado a Bosnia-Herzegovina las autoridades constitucionales de esa República se
han comportado desde esa fecha como las de un Estado soberano en vista de mantener su
integridad territorial y la plenitud y la exclusividad de sus competencias. El 6 de marzo de 1992
debe entonces considerarse la fecha en la que Bosnia-Herzegovina ha sucedido a la RSFY.
7. La determinación de la fecha de la sucesión de Estados en lo que concierne a la República Federal de Yugoslavia plantea problemas particulares en la medida en que ese Estado no
se considera como un Estado sucesor, sino como el Estado continuador de la RSFY.
Como han constatado todas las instancias internacionales que se han pronunciado sobre
este punto, y como la Comisión lo ha indicado en numerosas ocasiones, una tesis semejante
no puede ser admitida.
486
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
En opinión de la Comisión, la fecha de 27 de abril de 1992 debe ser considerada como la
de la sucesión de Estados en lo que concierne a la RFY puesto que en ese día, Montenegro y
Serbia han adoptado la Constitución de la nueva entidad y que desde esa fecha las instancias
internacionales competentes han hablado de «la antigua Yugoslavia», constatando así que el
proceso de disolución de aquélla había llegado a su fin.
8. La Comisión de Arbitraje es consciente de los problemas prácticos que pueden resultar de la diferencia de fechas de sucesión de Estados que resultan del espaciamiento en el
tiempo del proceso de disolución de la RSFY. Esta diversidad impone situarse en fechas
diferentes para determinar las modalidades de transmisión de bienes, archivos y deudas de
Estado, y de otros derechos e intereses sometidos a reparto entre los Estados sucesores de la
RSFY.
9. La Comisión debe subrayar entonces que los principios y reglas de derecho internacional general relativos a la sucesión de Estados no tienen más que un carácter supletorio y
que es lícito a los Estados interesados solucionar las dificultades que pueden surgir de su
aplicación mediante la adopción de acuerdos que les permitan alcanzar un resultado equitativo.
10. En consecuencia, la Comisión de Arbitraje dictamina:
— que las fechas en las que los Estados nacidos de la antigua Yugoslavia se han convertido en sucesores de la misma son las siguientes:
• el 8 de octubre de 1991 para la República de Croacia y la República de Eslovenia.
• el 17 de noviembre de 1991 para la ex-República Yugoslava de Macedonia,
• el 6 de marzo de 1992 para la República de Bosnia-Herzegovina,
• y el 27 de abril de 1992 para la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro),
— que salvo acuerdo en contrario entre los Estados interesados, es en esas diferentes fechas
en las que los bienes de Estado, haberes y derechos diversos, los archivos, las deudas de Estado
y las obligaciones diversas de la antigua RSFY han pasado a los Estados sucesores. [RGDIP,
1993, pp. 1102-1105.]
2.
SUCESIÓN DE ESTADOS EN MATERIA DE TRATADOS
10.8. NOTA DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DE LA
CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 28 DE OCTUBRE DE 1991, SOBRE SUCESIÓN DE ESTADOS EN MATERIA DE TRATADOS
La cuestión de la sucesión de Estados en materia de tratados es controvertida tanto en la
doctrina cuanto en la práctica de los Estados. Si es cierto que a partir del 23 de agosto de 1978
el Convenio de Viena sobre sucesión de Estados en materia de tratados (a continuación: el
Convenio) ha sido abierto a la firma, este instrumento no ha, hasta ahora, entrado en vigor, no
habiendo podido alcanzarse el número requerido de 15 ratificaciones o adhesiones. Por lo que
concierne a Suiza, no ha firmado hasta ahora el convenio (con ocasión de la conferencia diplomática de 1977/1978, la delegación suiza había expresado sus reservas de principio sobre
algunas disposiciones del convenio y se había abstenido en el momento de la votación final).
No debería sin embargo excluirse que, con independencia de su eventual entrada en vigor,
el convenio contribuye, por lo menos en ciertos sectores al nacimiento de reglas consuetudinarias. Por esta razón, éste puede, a pesar de todo, servir de punto de partida para la discusión que se desarrolla a continuación.
Las formas que puede revestir la sucesión de Estados pueden ser agrupadas en tres categorías principales. 1. Estados nuevamente independientes. 2. Fusión de Estados. 3. Desmembramientos y secesión.
1. Los Estados nuevamente independientes (ENI). Según la definición jurídica que da el
artículo 2, párrafo primero, letra f), del Convenio, los ENI son aquellos que, hasta el momento de la sucesión, tenían el estatuto de «territorios dependientes» cuyas relaciones interna-
SUCESIÓN DE ESTADOS
487
cionales venían aseguradas por el Estado del que dependían. Se trata del supuesto clásico de
la descolonización el tomado ahora en consideración.
Para este tipo de situaciones, el convenio así como el derecho consuetudinario prevén que
en principio los tratados bilaterales concluidos por el Estado del que nace el ENI no se aplican
a este último (principio de la tabla rasa). Pero el ENI y el Estado del que el primero dependía pueden acordar la continuidad de un tratado de ese tipo. El acuerdo puede también resultar de actos concluyentes de las partes.
Tratándose de acuerdos multilaterales, los ENI disponen de un derecho de opción, que, sin
embargo, comporta ciertos límites; así su participación en un tratado multilateral está excluida cuando este último prevé un derecho de veto para las nuevas adhesiones y un Estado parte
hace uso de este derecho, o cuando la adhesión de nuevos Estados sería incompatible con el
fin y el objeto del tratado).
2. Fusión de Estados. Este término designa la unión de varios Estados independientes en
vista de formar un nuevo Estado. (En este caso el Convenio enuncia el principio) según el
cual los tratados concluidos por los Estados predecesores continúan aplicándose en los territorios respectivos del Estado sucesor. Sin duda esta regla obedece a una lógica precisa, pero
contradice lo que había sido generalmente admitido hasta la elaboración del convenio de 1978,
a saber la extinción de los tratados de los que se trata.
Una fusión podría por ejemplo producirse en el caso de la reunificación de Corea del Norte
y la del Sur. Es en efecto poco verosímil que uno de los dos Estados sea absorbido por el otro,
como se ha producido en el caso de la República democrática alemana y de la República
federal alemana.
3. Desmembramiento y secesión: como sugieren estos términos, la expresión «desmembramiento» hace referencia a la desagregación completa de una entidad estatal, que será
reemplazada por diferentes Estados, mientras que la palabra «secesión» designa la separación de un territorio, que se convierte en un nuevo Estado, continuando la existencia del antiguo
Estado. En estos dos casos el Convenio opta por el principio de la continuidad de los tratados para el nuevo Estado.
La oposición de Suiza al Convenio, de la que se haya dado constancia, estaba sobre todo
dirigida contra esta regla. Es efectivamente difícil justificar el trato diferente reservado, por
una parte, a las antiguas colonias (ENI) y, por otra, a los Estados que hayan adquirido su
independencia merced a una secesión. La continuación de los tratados podría ser admitida,
rigurosamente, en los casos en que el tratado haya sido concluido exclusivamente para el territorio del que se trata.
De ese modo el Convenio no puede en absoluto pretender haber codificado el derecho internacional consuetudinario adoptando esta regla. En efecto, una práctica uniforme de los Estados
sobre este punto no ha tenido lugar ni antes de 1978 ni después. [Revue Suisse de droit international et européen, 1992, pp. 579-580.]
10.9. TIJ. ASUNTO RELATIVO A LA APLICACIÓN DE LA CONVENCIÓN PARA LA
PREVENCIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO, EXCEPCIONES
PRELIMINARES. SENTENCIA DE 11 DE JULIO DE 1996
[...]
17. El proceso celebrado ante el Tribunal tiene lugar entre dos Estados cuyos territorios
estaban situados en el interior de la ex-República Socialista Federativa de Yugoslavia. Esta
República firmó la Convención sobre el genocidio el 11 de diciembre de 1948 y depositó su
instrumento de ratificación, sin reservas, el 29 de agosto de 1950. En el momento de proclamar la República Federal de Yugoslavia, el 27 de abril de 1992, se adoptó una declaración
formal en su nombre, en los siguientes términos:
«La República Federal de Yugoslavia, asegurando la continuidad del Estado y
de la personalidad jurídica y política internacional de la República Socialista Federa-
488
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
tiva de Yugoslavia, respetará estrictamente todos los compromisos que la República Socialista Federativa de Yugoslavia haya asumido internacionalmente».
La intención expresada por Yugoslavia de permanecer obligada por los tratados internacionales en los que la antigua Yugoslavia era parte fue confirmada en una Nota oficial de 27
de abril de 1992 dirigida al Secretario General por la Misión Permanente de Yugoslavia en
las Naciones Unidas. El Tribunal observa, asimismo, que no ha sido contestado que Yugoslavia fuera parte en la Convención sobre el genocidio. En consecuencia, Yugoslavia estaba
obligada por las disposiciones de la Convención en la fecha de la presentación de la demanda en el presente asunto, el 20 de marzo de 1993.
18. Por otra parte, el 29 de diciembre de 1992, Bosnia-Herzegovina transmitió al Secretario General de las Naciones Unidas, como depositario de la Convención sobre el genocidio,
una Notificación de Sucesión en los siguientes términos:
«El Gobierno de la República de Bosnia-Herzegovina, habiendo examinado la
Convención para la prevención y represión del crimen de genocidio, de 9 de diciembre de 1948, de la cual la antigua República Socialista Federativa de Yugoslavia era
parte, desea sucederla en la misma y se compromete a respetar y ejecutar escrupulosamente todas las disposiciones contenidas en dicha convención, con efecto desde
el 6 de marzo de 1992, fecha en la que la República de Bosnia-Herzegovina se
convirtió en Estado independiente».
El 18 de marzo de 1993, el Secretario General comunicó a las partes en la Convención
sobre el genocidio la siguiente notificación:
«El 29 de diciembre de 1992, la notificación de sucesión a la mencionada convención fue depositada por el Gobierno de Bosnia-Herzegovina ante el Secretario
General, con efecto desde el 6 de marzo de 1992, fecha en la que Bosnia-Herzegovina asumió la responsabilidad de sus relaciones internacionales».
19. Yugoslavia ha contestado la validez y efecto legal de la notificación de 29 de diciembre de 1992, sosteniendo que, por sus actos relativos a la accesión a la independencia, la
República de Bosnia-Herzegovina ha violado flagrantemente los deberes derivados del «principio de igualdad de derechos y libre determinación de los pueblos». Conforme a Yugoslavia,
Bosnia-Herzegovina no estaba, por esta razón, cualificada para llegar a ser parte en la Convención. [...]
El Tribunal señala que Bosnia-Herzegovina se convirtió en Miembro de las Naciones Unidas
siguiendo la decisión adoptada el 22 de mayo por el Consejo de Seguridad y la Asamblea
General, órganos competentes según la Carta. El artículo XI de la Convención sobre el genocidio comienza «de todos los Miembros de las Naciones Unidas»; desde el momento de su
admisión en la Organización, Bosnia-Herzegovina podía convertirse en parte de la Convención. Poco importan ahora las circunstancias en las que la ha accedido a la independencia.
20. De todo lo anterior está claro Bosnia-herzegovina podía ser parte en la Convención
a través del mecanismo de sucesión de Estados. Asimismo, el Secretario General de las Naciones Unidas consideró que así había sido el caso, y el Tribunal tomó nota de esto en su Ordenanza de 8 de abril de 1993 [...].
21. Las Partes en la controversia difieren de las consecuencias legales que derivan de
la sucesión de Estados en el presente caso. En este contexto, Bosnia-Herzegovina ha señalado que la Convención sobre el genocidio pertenece a la categoría de instrumentos relativos
a la protección de derechos humanos y que en consecuencia la regla de «sucesión automática» se impone. Bosnia-Herzegovina concluyó que era Estado parte en la Convención desde
su acceso a la independencia. Yugoslavia ha contestado toda «sucesión automática» de
Bosnia-Herzegovina en la Convención sobre esta o cualquier otra base. [CIJ Recueil, 1996,
pp. 19-20.]
SUCESIÓN DE ESTADOS
489
10.10. TIJ. ASUNTO RELATIVO A LA APLICACIÓN DE LA CONVENCIÓN PARA LA
PREVENCIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO, EXCEPCIONES
PRELIMINARES. SENTENCIA DE 11 DE JULIO DE 1996. OPINIÓN INDIVIDUAL DEL JUEZ WEERAMANTRY
[...]
B)
Fundamentos teóricos del principio de la tabla rasa
En teoría el principio de la tabla rasa reposa sobre bases sólidas —el principio de la autonomía individual de los Estados, el principio de autodeterminación, el principio res inter alios
acta y el principio según el cual los derechos de un Estado no pueden estar limitados sino por
el consentimiento—. Los nuevos Estados independientes no deberían aceptar como un hecho
consumado las convenciones aprobadas por los Estados predecesores, porque es evidente que
los nuevos Estados deben estar libres de adoptar sus propias decisiones sobre tales asuntos.
El principio de la tabla rasa puede ser considerado como un importante corolario del principio de autodeterminación, un principio capital en el derecho internacional contemporáneo.
Este principio podría ser vaciado de una gran parte de su contenido si los tratados anteriores
fueran automáticamente obligatorios para los nuevos Estados.
Uno de los fundamentos de la concepción negativa es que los tratados concluidos por el
Estado predecesor son res inter alios acta. [...]
Las nociones fundamentales de la soberanía del Estado implican que toda limitación de la
autoridad soberana de un Estado requiere el consentimiento expreso del Estado.
Si hay, en un caso concreto, una desviación de la regla de la tabla rasa, deben existir razones
suficientemente imperiosas que muestren que la soberanía del nuevo Estado no será afectada. La cuestión que conviene plantearse es si la aplicación del principio de la sucesión automática a un tratado implica un atentado a la soberanía del Estado.
C)
Excepciones necesarias al principio de la tabla rasa
Los tratados relativos a los derechos del hombre y los tratados de carácter humanitario no
implican ninguna pérdida de soberanía o de autonomía para el nuevo Estado, si son simplemente conformes a los principios generales de protección que derivan de la dignidad inherente a todo ser humano, lo cual es el fundamento mismo de la Carta de las Naciones Unidas.
Al mismo tiempo, es importante que la gama de excepciones no sea demasiado amplia.
Ciertos tratados relativos a derechos humanos pueden, por su propia naturaleza, enunciar
obligaciones económicas, pero la presente opinión no va a examinar si todos los tratados relativos a los derechos humanos y de carácter humanitario deben exceptuar el principio de la tabla
rasa. Es suficiente para los propósitos de esta opinión señalar una variedad de razones por las
que ha sido retenido que los tratados de derechos humanos y de carácter humantiario atraen
el principio de la sucesión automática. Estas razones apuntan con especial fuerza a tratados
tales como la Convención sobre el genocidio o la Convención contra la tortura, que no dejen
lugar para la duda sobre la sucesión automática de dichos tratados. La comunidad internacional tiene un especial interés en la continuidad de dichos tratados.
[...]
Todas las razones que preceden se combinan para crear lo que a mi parecer es un principio de derecho internacional contemporáneo, a saber que la sucesión de Estados en una convención relativa a los derechos humanos tan vital como la convención sobre el genocidio es
automática. La protección a los derechos más esenciales para la persona humana —el derecho
a la vida— no está anulada sino vigorosamente alcanzada en esta convención.
Sin la sucesión automática a tal convención, el sistema mundial de protección de derechos
humanos generaría continuamente lagunas en la parte más vital de su marco, lagunas que
se abrirían o cerrarían dependiendo de la disolución de autoridades políticas y la apari-
490
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
ción de las nuevas. El sistema jurídico internacional no puede tolerar un principio conforme al cual los individuos de esos Estados vivirían en una constante incertidumbre en lo
relativo a la protección de los derechos del hombre más fundamentales. Tal doctrina dañaría
gravemente el entramado mismo de la protección de los derechos humanos, pondría en
peligro la paz y desterraría del derecho los Propósitos y Principios de las Naciones Unidas
que todas las Naciones, nuevas y antiguas, están obligadas a cumplir. [CIJ Recueil, 1996,
pp. 53-54; y 63-64.]
10.11. TIJ. ASUNTO RELATIVO A LA APLICACIÓN DE LA CONVENCIÓN PARA LA
PREVENCIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO, EXCEPCIONES
PRELIMINARES. DEMANDA DE REVISIÓN DE LA SENTENCIA DE 11 DE JULIO
DE 1996
Vid. infra, texto 16.36.
10.12. TIJ. ASUNTO RELATIVO AL PROYECTO GABC̆ÍKOVO-NAGYMAROS (HUNGRÍA/ESLOVAQUIA). SENTENCIA DE 25 DE SEPTIEMBRE DE 1997
[...]
117. El Tribunal debe, en primer lugar, examinar la cuestión de saber si Eslovaquia se ha
convertido en parte del tratado de 1977 en tanto que sucesor de Checoslovaquia. Como argumento alternativo, Hungría consideró que, si incluso el tratado sobrevivió a la notificación de
terminación, en ningún momento dejó de estar en vigor como tratado el 31 de diciembre de
1992, como resultado de la «desaparición de una de las partes». En esta fecha Checoslovaquia dejó de existir como una entidad legal, y el 1 de enero de 1993 la República Checa y la
República Eslovaca comenzaron su existencia.
118. En opinión de Hungría: «Ninguna regla de derecho internacional prevé la sucesión
automática de un tratado bilateral después de la desaparición de una de las partes»; tal tratado no podría seguir al menos que otro Estado le sucediese por medio de un acuerdo expreso
entre aquel Estado y la parte que se mantiene. O tal como se afirma en el segundo parágrafo
del preámbulo del compromiso.
«La República eslovaca es uno de los Estados sucesores de la República federativa checa y eslovaca y único Estado sucesor en lo que se refiere a los derechos y
obligaciones relativos al proyecto Gabc̆íkovo-Nagymaros».
Hungría ha tratado de distinguir entre, de una parte, los derechos y obligaciones establecidos por el tratado de 1977 tales como «los derechos de propiedad, [...] continúan» y, de otra
parte, el tratado en sí mismo. Ha sostenido que en el curso de las negociaciones que han llevado a la firma del compromiso Eslovaquia había propuesto un texto en el que se habría expresamente reconocido como «Estado sucesor de la República federativa checa y eslovaca» en
relación con el tratado de 1977, pero que Hungría había rechazado tal formulación. Ha señalado que nunca había aceptado a Eslovaquia como sucesor del tratado de 1977. Hungría se ha
referido a los intercambios diplomáticos en los que las dos partes habían sometido a la otra
las listas de aquellos tratados bilaterales que deseaban que continuasen en vigor entre ellas,
para una negociación caso por caso; y Hungría enfatizó que no había acuerdo respecto al
Tratado de 1977.
119. Hungría señaló que no existe regla de sucesión que pueda operar en el caso presente para anular la ausencia de consentimiento.
Con referencia al artículo 34 de la Convención de Viena de 23 de agosto de 1978 sobre
sucesión de Estados en materia de tratados que prevé «una regla de sucesión automática para
todos los tratados» sobre la base del principio de continuidad, Hungría ha hecho valer no
solamente que no había firmado o ratificado la Convención, sino que «el principio de sucesión
SUCESIÓN DE ESTADOS
491
automática» reflejado en este artículo no era ni es, y nunca ha sido aceptado como tal, un
principio de derecho internacional general.
Hungría ha sostenido igualmente que el tratado de 1977 no ha creado «obligaciones y
derechos [...] relativas al régimen de la frontera» en el sentido del artículo 11 de esta convención y ha manifestado que el trazado actual de la frontera no ha sido modificado por el tratado. Además, ha negado que el tratado tuviera un carácter local o que crease derechos «considerados como... al territorio», en el sentido del artículo 12 de la Convención de 1978, y que,
en tanto cuales, no estarían afectados por la sucesión de Estados. Hungría ha sostenido que
el tratado de 1977 preveía simplemente una inversión conjunta. Ha concluido que no existía
ninguna base sobre la cual el tratado pudiese subsistir a la desaparición de Checoslovaquia e
imponerse en las relaciones entre ella misma y Eslovaquia.
120. Con arreglo a Eslovaquia, el tratado de 1977, que no terminó por medio de la notificación de Hungría en mayo de 1992, permanece en vigor entre el mismo, Estado sucesor, y
Hungría.
Eslovaquia ha reconocido que no existe ningún acuerdo sobre la sucesión del tratado entre
Hungría y el mismo. Pero, en primer lugar, ha invocado «la regla general de la continuidad
que se aplica en caso de disolución», y, en segundo término, ha pretendido que el tratado
estaba «únido [al] territorio», en el sentido del artículo 12 de la Convención de Viena de 1978,
y que contenía las disposiciones relativas a la frontera.
121. En apoyo de su primer argumento, Eslovaquia ha citado el artículo 34 de la Convención de Viena de 1978, que enuncia el derecho internacional consuetudinario y hace de la
sucesión automática la regla aplicable en caso de disolución de un Estado cuando el Estado
predecesor ha dejado de existir. Eslovaquia ha hecho valer que la práctica de los Estados en
caso de disolución tendía a confirmar que la continuidad era la regla que se seguía en lo que
se refiere a los tratados bilaterales. Habiendo sucedido Eslovaquia en una parte del territorio
a la antigua Checoslovaquia, tal regla sería aplicable al presente caso.
122. El segundo argumento de Eslovaquia descansa sobre «el principio ipso jure de continuidad de los tratados de carácter territorial o local». Según Eslovaquia, esta regla está consagrada en el artículo 12 de la Convención que dispone lo siguiente:
«Art. 12. Otros regímenes territoriales.—[...]
2. Una sucesión de Estados no afectará por sí:
a) a las obligaciones relativas al uso de cualquier territorio, o a las restricciones en su uso, establecidas por un tratado en beneficio de un grupo de Estados o de
todos los Estados y que se consideren vinculados a ese territorio;
b) a los derechos establecidos por un tratado en beneficio de un grupo de Estados
o de todos los Estados y relativos al uso de cualquier territorio, o a las restricciones en su uso, y que se consideren vinculados a ese territorio».
Para Eslovaquia: «[este] artículo [también] puede ser considerado como una de las provisiones del Convenio de Viena que representa la codificación del derecho internacional consuetudinario». El tratado de 1977 cae dentro del campo de aplicación de esta regla en razón de
sus «características particulares [...], que le colocan dentro de la categoría de tratados de carácter local o territorial». Eslovaquia ha afirmado igualmente que el tratado «contenía disposiciones estableciendo una frontera y [...] estableciendo un régimen territorial particular» en
interés de todos los Estados ribereños del Danubio; se trataba de un «tratado dispositivo que
crea derechos reales, independientemente de la personalidad jurídica de los Estados que lo
han firmado originalmente». En relación con esto, Eslovaquia ha confiado el reconocimiento, por la Comisión de derecho internacional, de la existencia de una «regla especial», en
virtud de la cual los tratados «que tienden a crear regímenes objetivos» debían ser considerados como vinculantes para el Estado sucesor [...]. En consecuencia, en opinión de Eslovaquia, el tratado de 1977 no era uno de los que podía considerarse como terminado pese a la
desaparición de una de las partes originales.
123. El Tribunal no encuentra necesario, a los propósitos del presente caso, discutir sobre
si el artículo 34 de la Convención de 1978 refleja o no el estado del derecho internacional
492
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
consuetudinario. Más relevante para el presente análisis es la naturaleza particular y el carácter del tratado de 1977. Un examen de este tratado confirma que, además de otras cuestiones
prevé una inversión conjunta, destacando principalmente un proyecto de construcción y explotación conjunta de un amplio complejo integrado e indivisible de obras e instalaciones sobre
partes bien definidas de los respectivos territorios de Hungría y Checoslovaquia a lo largo del
Danubio. El tratado ha establecido además el régimen de la navegación aplicable a un sector
importante del curso de agua internacional, en particular del principal canal navegable internacional del canal de circunvalación. En consecuencia, ha creado inevitablemente una situación que ha incidido sobre los otros usuarios del Danubio. Además, los intereses de los terceros Estados han estado expresamente reconocidos en su artículo 18, en la medida que las
partes se han comprometido a asegurar «la navegación ininterrumpida y segura sobre el canal
internacional», conforme a sus obligaciones contraídas con arreglo a la Convención de 18 de
agosto de 1948 relativa al régimen de navegación del Danubio.
En su comentario al proyecto de artículos relativo a la sucesión de Estados en materia de
tratados, adoptada en su vigésimo sexta sesión, la Comisión de derecho internacional ha precisado que tanto la doctrina tradicional como las modernas opiniones de autores consideran que
una sucesión de Estados carece de efectos sobre «los tratados territoriales» [...] El proyecto
de artículo 12 que refleja este principio, fue consecuentemente adoptado sin cambios en la
Convención de Viena de 1978. El Tribunal considera que el artículo 12 traduce una regla de
derecho internacional consuetudinario; toma nota de que ninguna parte disputa esta conclusión. Por otro lado, la Comisión ha indicado que «los tratados relativos a los derechos sobre
los cursos o la navegación fluvial internacional son comúnmente considerados como candidatos para su inclusión en la categoría de tratados territoriales» [...]. El Tribunal observa que
el artículo 12, prevé sólo, sin referirse al tratado en sí mismo, que los derechos y las obligaciones de carácter territorial establecidos por un tratado no están afectados por una sucesión
de Estados, podría parecer que presta más apoyo a la posición de Hungría que a la de Eslovaquia. Sin embargo, el Tribunal concluye que esta formulación ha sido retenida para tener en
cuenta que, en numerosos casos, los tratados que habiendo establecido las fronteras u otros
regímenes territoriales no han continuado en vigor [...]. Los que permanecen en vigor no
deberían vincular menos al Estado sucesor.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, el Tribunal encuentra que el contenido del tratado de 1977 indica que debe ser considerado como un tratado que establece un régimen territorial en el sentido del artículo 12 de la Convención de Viena de 1978. Ha creado derechos y
obligaciones «unidos» a los sectores del Danubio a los que se refiere; de este modo, una
sucesión de Estados no debería tener incidencia sobre el tratado mismo. El Tribunal concluye que el tratado de 1977 vincula a Eslovaquia desde el 1 de enero de 1993. [CIJ Recueil,
1997, pp. 66-69.]
10.13. NOTAS DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO A LA
DIRECCIÓN FEDERAL DE ASUNTOS EXTERIORES DE LA CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 20 DE ENERO DE 1994, SOBRE SUCESIÓN DE ESTADOS EN MATERIA DE TRATADOS Y FUNCIONES DEL DEPOSITARIO
[...]
Se admite hoy en día que la Federación Rusa es el Estado «continuador» de la ex-URSS
y que las otras Repúblicas, entre ellas Ucrania, son Estados «sucesores» de la vieja Unión
Soviética.
En su calidad de continuador la Federación Rusa está automáticamente vinculada por los
tratados multilaterales de los que la ex-URSS era parte.
Éste no es por el contrario el caso de Ucrania y de los otros Estados sucesores. En efecto,
estos Estados quedan libres de manifestar o no su consentimiento a ser vinculados por un
tratado del que era parte el Estado del cual han nacido. La manifestación de este consentimiento puede tomar la forma de una simple declaración de sucesión, que constituye un modo
de participación en el tratado al mismo título que la ratificación y la adhesión, pero con la
SUCESIÓN DE ESTADOS
493
diferencia sustancial que la manifestación del consentimiento al ser vinculado se retrotrae a
la fecha de la independencia del Estado sucesor.
No debería de todas formas hablarse de «sucesión automática» [...]. Un Estado sucesor
puede perfectamente declarar que no se considera vinculado por los compromisos suscritos
por el Estado predecesor en relación con un tratado en particular.
[...]
Tratándose de tratados multilaterales de los que Suiza no sea el depositario, nuestra Dirección, cuando debe pronunciarse sobre la cuestión de saber si un Estado nacido de la ex-URSS
o de la ex-Yugoslavia es parte o no en éste u otro tratado, contesta que, de conformidad con
los principios del derecho internacional relativos a la sucesión de Estados en materia de
tratados por razones de seguridad jurídica, hay lugar a presumir que este Estado está obligado por el tratado en cuestión hasta cuando ese Estado no haya notificado al depositario una
declaración en sentido contrario.
[...]
1. El problema de la sucesión en los tratados internacionales multilaterales respecto de
los cuales el Consejo Federal suizo asume las funciones de depositario concierne dos categorías de Estados bien distintas, o sea:
a) los nuevos Estados nacidos de la descolonización que se ha producido después de la
segunda guerra mundial (esencialmente africanos y asiáticos);
b) los nuevos Estados nacidos de la desintegración reciente de la Unión Soviética y de
otros Estados de Europa central (Checoslovaquia, Yugoslavia).
2. Los tratados de los que Suiza es depositaria pueden asimismo dividirse según:
a) que estén abiertos en principio al conjunto de la comunidad internacional [Convenios
de Ginebra para la protección de las víctimas de la guerra, Convenio sobre el comercio internacional de especímenes de especies amenazadas de extinción (CITES)] (más abajo, punto 4);
b) que, por su naturaleza, estén limitados a un área geográfica determinada, esencialmente Europa [Convenios de la comisión internacional del estado civil (CIEC), Convenio
COTIF —Convenio relativo a los transportes internacionales por ferrocarril— especialmente]. Aquí una distinción puede hacerse, por una parte, entre los tratados abiertos sin restricciones a los Estados situados en un área geográfica determinada (punto 5) y, por otra, los tratados limitados en su campo de aplicación territorial en los que la participación está subordinada
a condiciones (punto 6).
3. El Convenio de Viena sobre el derecho de los tratados, que codifica el rol del depositario de los tratados internacionales multilaterales (parte VII), confiere a estas funciones un
carácter puramente administrativo. En materia de sucesión, ningún tratado contiene una cláusula específica, de forma que el depositario se encuentra situado ante situaciones que exigen de
él decisiones autónomas en las que tanto la experiencia como la imaginación intervienen. El
examen de la situación está facilitada cuando las cláusulas del tratado instauran un procedimiento de participación particular o encierran algunas condiciones previas que deben ser
cumplidas por los nuevos Estados.
4. Tratándose de tratados universales o tratados abiertos, la práctica suiza no hace ninguna distinción según se trate de nuevos Estados nacidos del colonialismo o de nuevos Estados
nacido del hundimiento de Estados de Europa central y oriental. La participación en un tratado por sucesión se realiza así por un acto unilateral del nuevo Estado reconocido idóneo por
la comunidad internacional, sin consultas a otros Estados contratantes. El depositario suizo
no hace sino notificar la sucesión, a partir del momento en que estan cumplidas las exigencias
puramente formales. A partir de entonces, la simple declaración de sucesión se presenta como
una forma de participación en el tratado, del mismo título que la ratificación y la adhesión,
pero con la diferencia sustancial que la manifestación del consentimiento a ser vinculado por
el tratado se retrotrae a la fecha de la independencia del Estado sucesor. Ocurre de esa manera
para los convenios de Ginebra para la protección de las víctimas de la guerra, en los que el
interés general de la comunidad internacional impone un campo de aplicación del tratado lo
más amplio posible. La naturaleza de los compromisos suscritos aquí justifica que cualquier
nueva participación rápida en el tratado, que está admitida implícitamente, véase fomentada
por el conjunto de los Estados partes a los convenios mencionados. Tomamos nota, de todas
494
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
maneras, de que algunos Estados no quieren en absoluto, por razones políticas, llegar a ser
partes de tratados internacionales por vía de sucesión; éstos eligen de forma deliberada la vía
de la adhesión (Estados bálticos).
5. Para los tratados que están abiertos sin restricciones a los Estados situados en un
área geográfica determinada (ciertos convenios CIEC), la vía de sucesión es a priori contemplada para la participación en el tratado. Sin embargo, ésta es en realidad más pesada y larga
que la participación por vía de adhesión, no siendo esta última subordinada a un procedimiento de consulta de los Estados partes, cuando la adhesión tiene lugar en el marco estricto fijado por el tratado. Además, la participación por vía de adhesión implica verosímilmente una toma de conciencia más grande, por parte del gobierno en cuestión, de los
compromisos que suscribe. Es la vía que han elegido los Estados sucesores de la ex-Yugoslavia.
6. Otros tratados, limitados por su campo de aplicación territorial, en cambio, instauran un procedimiento de participación cuyas modalidades hacen prácticamente imposible
la accesión por simple declaración unilateral de sucesión. Condiciones previas deben con
frecuencia ser cumplidas, particularmente si se trata de un tratado que establece una organización internacional. La participación tiene lugar entonces por vía de adhesión propiamente dicha. Se puede citar a título de ejemplo el convenio COTIF, en el que un procedimiento de consulta ha sido expresamente instaurado, además de exigencias de carácter
técnico.
7. Las consideraciones precedentes demuestran claramente que un solo método no puede
ser aplicado en esta situación. El depositario debe, en ausencia de cláusulas ad hoc y de una
práctica uniforme en la materia, buscar el medio jurídico más apropiado tanto en interés de
la seguridad jurídica cuanto en el del conjunto de las partes en los tratados. [Revue Suisse de
Droit International et Européen, 1994, pp. 611-613.]
10.14. ALGUNOS SUPUESTOS DE SUCESIÓN DE ESTADOS EN MATERIA DE TRATADOS
A) Federación de Rusia.—Declaración de sucesión en materia convencional por parte de
la Federación de Rusia referente a la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Al haber desaparecido como sujeto de Derecho Internacional la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el día 25 de diciembre de 1991, la Federación de Rusia por nota verbal de
13 de enero de 1992, dirigida a todos los Jefes de Misión de las representaciones diplomáticas en Moscú, reiterada por carta de fecha 27 de enero de 1992 dirigida al Secretario general
de las Naciones Unidas manifestó lo siguiente:
Representante permanente
de la Federación Rusa
ante las Naciones Unidas
136 East 67 Street.
Nueva York, NY 10021.
70/n.
Nueva York, 27 de enero de 1992.
Muy señor mío:
Tengo el honor de llamar su atención sobre el texto de la nota del Ministerio de Asuntos
Exteriores de la Federación Rusa dirigida a los Jefes de las Misiones Diplomáticas en Moscú.
«La Federación Rusa continúa ejerciendo los derechos y cumpliendo los compromisos
derivados de los tratados internacionales suscritos por la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas.
De conformidad con ello, el Gobierno de la Federación Rusa desempeñará las funciones
que asumía anteriormente el Gobierno de la Unión Soviética como depositario de los tratados multilaterales correspondientes.
SUCESIÓN DE ESTADOS
495
En este sentido, el Ministerio solicita que se considere a la Federación Rusa como parte en
todos los acuerdos internacionales vigentes, en lugar de la Unión Soviética.» Me complace
solicitar que distribuya la presente carta entre todos los Estados miembros de las Naciones
Unidas y todos los Estados observadores.
Ruego acepte la expresión de mi más alta consideración.
(Firmado) Y. Vorontsov
Excelentísimo Señor Boutros Boutros-Ghali.
Secretario general de las Naciones Unidas.
Nueva York.
En consecuencia, todas las referencias que se hagan en los textos de tratados de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se entenderán como hechas a la Federación de Rusia y a la parte rusa. [BOE, 10 de febrero de 1993.]
B) Estados Federados de Micronesia.—11 de agosto de 1992.
A petición del Gobierno de los Estados Federados de Micronesia, el Secretario general de
las Naciones Unidas adjunta a la presente una comunicación de fecha 22 de mayo de 1992
del Ministro de Asuntos Exteriores de los Estados Federados de Micronesia.
DEPARTAMENTO DE ASUNTOS EXTERIORES DE LOS ESTADOS FEDERADOS DE MICRONESIA
P.S. 123, Palikir, Pohnpei 96941
22 de mayo de 1992
Excmo. Sr. Doctor Boutros Boutros-Ghali.
Secretario general.
Naciones Unidas.
Despacho S-3800.
Nueva York, N. Y. 10017.
Excmo. Sr.:
En nombre del Gobierno de los Estados Federados de Micronesia, y en mi calidad de Ministro de Asuntos Exteriores, tengo el honor de informar a V.E. de que los Estados Federados de
Micronesia desean por la presente informarle de la declaración siguiente por la que se establece la postura del Gobierno de los Estados Federados de Micronesia en relación con los acuerdos internacionales suscritos por los Estados Unidos de América y declarados aplicales a los
Estados Federados de Micronesia por los Estados Unidos de conformidad con el Acuerdo
sobre Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas para las antiguas islas bajo mandato japonés.
Por consiguiente, agradecería a V.E. que tuviera a bien expedir la presente declaración como
documento de las Naciones Unidas para su circulación entre los Estados Miembros y organizaciones afiliadas. Para tal fin, a continuación figura una declaración relativa a los tratados
aplicados previamente.
Declaración
El 3 de noviembre de 1986 cesó la aplicación de los tratados y acuerdos internacionales a
los Estados Federados de Micronesia en virtud de la aplicación de tratados por los Estados
Unidos de América al territorio fideicometido de las Naciones Unidas de las islas del Pacífico. En relación con todos los tratados bilaterales celebrados válidamente por los Estados
Unidos en nombre de los Estados Federados de Micronesia, o aplicados o hechos extensivos
válidamente por aquéllos a estos últimos antes del 3 de noviembre de 1986, el Gobierno de
los Estados Federados de Micronesia declara que examinará cada uno de esos tratados y
comunicará su opinión al otro Estado Parte interesado. Entretanto, los Estados Federados
Micronesia seguirán cumpliendo provisionalmente y según el principio de reciprocidad, los
términos de cada tratado que sea de aplicación válida y no sea incompatibles con la letra o el
496
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
espíritu de la Constitución de los Estados Federados de Micronesia. El período de examen se
prolongará hasta el 3 de noviembre de 1995, salvo en el caso de cualquier tratado respecto
del cual se haga o haya hecho con anterioridad una declaración de opinión. Al final de dicho
período, el Gobierno de los Estados Federados de Micronesia considerará extinguidos todos
aquellos tratados que no puedan considerarse vigentes de otra forma mediante la aplicación
de las normas del derecho internacional consuetudinario.
El Gobierno de los Estados Federados de Micronesia espera sinceramente poder alcanzar,
durante dicho período de examen, un acuerdo satisfactorio con los Estados Partes interesados sobre la posibilidad de continuación o modificación de dichos tratados mediante los procedimientos habituales de negociación diplomática.
En relación con los tratados multilaterales aplicados con anterioridad, el Gobierno de los
Estados Federados de Micronesia tiene la intención de revisar cada uno de ellos por separado y comunicar al depositario los pasos que desea dar en cada caso, mediante la confirmación de la terminación, la confirmación de la sucesión o la adhesión. Durante dicho período
de revisión cualquier parte en un tratado multilateral aplicado o hecho extensivo de forma
válida a los Estados Federados de Micronesia con anterioridad al 3 de noviembre de 1986 y
que sea compatible con la letra o el espíritu de la Constitución de los Estados Federados de
Micronesia podrá, según el principio de reciprocidad, invocar los términos de dicho tratado
frente a los Estados Federados de Micronesia.
Fin de la declaración
Aprovecho la oportunidad para reiterar a V.E.
las seguridades de mi consideración más distinguida.
Atentamente
(Firmado) Resio S. Moses,
El Ministro
[BOE, 10 de febrero de 1993.]
C) R. Checa y R. Eslovaca.—Estrasburgo, 19 de enero de 1993.
Su Excelencia.
Tengo el honor de informarle que durante la 484 reunión de los Ministros delegados celebrada el 8 de enero, la Comisión de Ministros del Consejo de Europa, tomó nota de las declaraciones de sucesión de la República Checa y la República Eslovaca con respecto de los Convenios abiertos a los Estados no miembros de los que la República Federativa Checa y Eslovaca
había sido Parte y notificó que la República Checa y la República Eslovaca habían declarado explícitamente que se consideraban obligadas por dichos Convenios.
Tomando en cuenta estas declaraciones, la Comisión de Ministros decidió que la República Checa y la República Eslovaca son, con efecto desde el 1 de enero de 1993, parte de los
siguientes Convenios.
[...]
Le saluda atentamente,
Por el Secretario general,
Erik Harremoes
Director of Legal Affairs
[BOE, 31 de mayo de 1993.]
D) República de Eslovenia.—Mediante intercambio de cartas del 5 de febrero de 1996 y del
9 de septiembre de 1996 los Ministros de Asuntos Exteriores de la República de Eslovenia y del
Reino de España han confirmado que los Tratados bilaterales figuran en la lista aneja, concluidos
entre España y la ex República Socialista Federativa de Yugoslavia, mantienen su vigencia entre
el Reino de España y la República de Eslovenia, en virtud de la sucesión por ésta en los Acuerdos
SUCESIÓN DE ESTADOS
497
bilaterales en los que la ex República Socialista Federativa de Yugoslavia había sido parte. [BOE,
6 de febrero de 1997.]
ANEJO
TRATADOS QUE PERMANECEN EN VIGOR
[...]
TRATADOS QUE PERMANECEN EN VIGOR HASTA QUE SE ADOPTEN LOS NUEVOS TRATADOS
QUE SE ESTÁN NEGOCIANDO SOBRE LAS MISMAS MATERIAS
[...]
E) Antigua República Yugoslava de Macedonia.—10 de octubre de 1997.
Comunicación: «En la notificación del depositario del Secretario general, relativa a la
Convención sobre los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 20 de noviembre de 1997 el Gobierno de Yugoslavia notificó al Secretario general
su decisión de retirar su reserva relativa al párrafo 1 del artículo 9 de la Convención, que había
formulado en el momento de la ratificación de la Convención.
La Misión Permanente de la República de Macedonia desea llamar la atención sobre
el hecho de que la República Federativa de Yugoslavia no ha notificado ni su sucesión en
la Convención, ni se ha adherido a la Convención de ninguna otra manera apropiada
conforme al derecho internacional de los tratados. Por consiguiente, la República Federativa de Yugoslavia no es ni puede ser considerada parte en la Convención. Por ello, en
opinión del Gobierno de la República de Macedonia, la notificación formulada por la
República Federativa de Yugoslavia el 28 de enero de 1997 en relación con la Convención de los Derechos del Niño es nula y no puede tener ningún efecto jurídico.» [BOE,
22 de octubre de 1998.]
10.15.
ACUERDO DEL CONSEJO DE MINISTROS DE 30 DE SEPTIEMBRE DE
1994 POR EL QUE SE TOMA CONOCIMIENTO DEL CANJE DE CARTAS
ENTRE LOS MINISTROS DE ASUNTOS EXTERIORES CHECO Y ESPAÑOL
CONFIRMANDO LA VIGENCIA DE LOS TRATADOS HISPANO-CHECOSLOVACOS
El Consejo de Ministros ha aprobado un Acuerdo por el que se toma conocimiento del
Canje de Cartas entre los ministros de Asuntos Exteriores checo y español confirmando la
vigencia de los Tratados hispano-checoslovacos.
En octubre de 1993, pocos meses después de la desaparición de la República Federativa
Checa y Eslovaca, ocurrida el 1 de enero del mismo año, el Gobierno checo formuló una
declaración general (por la que asumía los derechos y obligaciones del extinto Estado checoslovaco).
No obstante, a primeros de febrero pasado, sendas representaciones de los Ministerios de Asuntos Exteriores de España y la República Checa celebraron negociaciones en
Madrid, y elaboraron una lista de doce Tratados bilaterales, más el Protocolo de colaboración entre España y la antigua Checoslovaquia, en la que se admite la sucesión en favor
de la República Checa, acordándose que la confirmación de la vigencia de dichos Tratados se realizase mediante un canje de Cartas entre los ministros respectivos de Asuntos
Exteriores. [Actividades, Textos y Documentos de la Política Exterior Española, 1994,
p. 791.]
498
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
10.16. CANJE DE CARTAS ENTRE FRANCIA Y LA REPÚBLICA CHECA RELATIVO A LA SUCESIÓN EN MATERIA DE TRATADOS, 16 DE MAYO-19 DE JUNIO
DE 1995
ACUERDO BAJO LA FORMA DE CANJE DE CARTAS ENTRE EL GOBIERNO DE LA
REPÚBLICA FRANCESA Y EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA CHECA RELATIVO
A LA SUCESIÓN EN MATERIA DE TRATADOS CONCLUIDOS ENTRE FRANCIA Y
CHECOSLOVAQUIA (JUNTO A DOS ANEXOS), FIRMADOS EN PRAGA EL 16 DE
MAYO Y EN PARÍS EL 19 DE JUNIO DE 1995
República Checa
Ministro de Asuntos Exteriores
Praga, 16 de mayo de 1995
Sr. Alain Juppé, Ministro de Asuntos
Exteriores de la República Francesa
Sr. Ministro,
A continuación de las consultas que han tenido nuestros representantes el 16 de febrero de
1995 en París, tengo el honor de proponeros lo siguiente:
Las delegaciones francesa y checa han procedido al examen de los acuerdos internacionales que vinculan a Francia y Checoslovaquia al 31 de diciembre de 1992. En espera de la
conclusión de nuevos acuerdos entre la República Francesa y la República Checa, han constatado que los acuerdos franco-checos que figuran en el anexo I continúan vinculando a la
República Francesa y a la República Checa.
Ellos han establecido igualmente la lista de acuerdos administrativos concluidos entre los ministros franceses y checoslovacos y que sería útil mantener en vigor. Estos acuerdos administrativos, en cuya calificación jurídica nada afecta el presente canje de notas, figuran en el anexo II.
Tengo el honor de proponer a vuestra Excelencia que esta carta y vuestra respuesta afirmativa sean constitutivas de un acuerdo confirmando que los tratados mencionados permanezcan en vigor entre la República Checa y la República Francesa, y que los acuerdos administrativos permanezcan en vigor entre los ministros afectados.
Le ruego acepte, Sr. Ministro, la expresión de mi más alta consideración.
ANEXO I
ACUERDOS EN VIGOR ENTRE LA REPÚBLICA CHECA Y LA REPÚBLICA FRANCESA
[...]
ANEXO II
ACUERDOS ADMINISTRATIVOS EN VIGOR
[...]
República Francesa
Ministro de Asuntos Exteriores
París, 19 de junio de 1995
Sr. Zieleniec, Ministro de Asuntos
Exteriores de la República Checa
SUCESIÓN DE ESTADOS
499
Sr. Ministro,
Tengo el honor de acusar recibo de vuestra carta de 16 de mayo de 1995 cuyo contenido
es el siguiente:
«Sr. Ministro,
A continuación de las consultas que han tenido nuestros representantes el 16 de febrero de
1995 en París, tengo el honor de proponeros lo siguiente:
Las delegaciones francesa y checa han procedido al examen de los acuerdos internacionales que vinculan a Francia y Checoslovaquia al 31 diciembre de 1992. En espera de la conclusión de nuevos acuerdos entre la República Francesa y la República Checa, han constatado
que los acuerdos franco-checos que figuran en el anexo I continúan vinculando a la República Francesa y a la República Checa.
Ellos han establecido igualmente la lista de acuerdos administrativos concluidos entre los ministros franceses y checoslovacos y que sería útil mantener en vigor. Estos acuerdos administrativos, en cuya calificación jurídica nada afecta el presente canje de notas, figuran en el anexo II.
Tengo el honor de proponer a vuestra Excelencia que esta carta y vuestra respuesta afirmativa sean constitutivas de un acuerdo confirmando que los tratados mencionados permanezcan
en vigor entre la República Checa y la República Francesa, y que los acuerdos administrativos permanezcan en vigor entre los ministros afectados.
Le ruego acepte, Sr. Ministro, la expresión de mi más alta consideración.»
Tengo el honor de hacer saber a vuestra Excelencia que vuestra carta y ésta de respuesta son
constitutivas de un acuerdo que confirma que los tratados y los acuerdos contenidos en los
anexos de esta carta permanecen en vigor entre la República Checa y la República Francesa.
Acepte, Sr. Ministro, la expresión de mi más alta consideración. [RGDIP, 1998, pp. 10911096.]
10.17. DOCUMENTACIÓN PARA LA PRENSA PREPARADA POR EL DEPARTAMENTO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DE LA CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 30 DE MARZO DE 1992, SOBRE LOS PROBLEMAS
DE SUCESIÓN DE ESTADOS EN MATERIA DE TRATADOS CONCLUIDOS
POR YUGOSLAVIA Y LA UNIÓN SOVIÉTICA
1) Relaciones convencionales de Suiza con Croacia y Eslovenia así como con el resto de
Yugoslavia.
a) Croacia y Eslovenia.
En fecha del 15 de enero pasado, el Consejo federal ha reconocido a Eslovenia y Croacia
como Estados independientes. La cuestión que se plantea para Suiza, como para los otros
Estados que han hecho lo mismo, es saber, y, si procede, en qué medida, si los tratados concluidos con anterioridad con Yugoslavia deberán a partir de ahora aplicarse asimismo en nuestras
relaciones bilaterales con estas dos nuevas Repúblicas. El derecho internacional no proporciona para esta cuestión ninguna respuesta zanjante. Según una opinión largamente compartida en el seno de la comunidad internacional, el Convenio de Viena de 1978 sobre sucesión
de Estados en materia de tratados, que ha sido por ahora ratificado nada más por ocho Estados
(excluida Suiza), del mismo modo que el Convenio de Viena de 1983 sobre sucesión de Estados en materia de bienes, archivos y deudas, que no cuenta con ningún Estado parte, no reflejan el estado del derecho consuetudinario y no hacen, sino en el mejor de los casos más que
esbozar algunas soluciones.
Teniendo en cuenta esta situación jurídicamente poco clara, no debe sorprender que los
Estados se aparten de los esquemas jurídicos demasiado rígidos y busquen soluciones pragmáticas. Esto significa que debe procederse a un enfoque caso por caso, no sólo con cualquier
nuevo Estado, sino también por cualquier tratado. En este contexto, Suiza está pasando revista todos los tratados concluidos antes del 15 de enero de 1992 con Yugoslavia y examinando
si su aplicación a Eslovenia o a Croacia responde a su interés. Igualmente, estas dos nuevas
Repúblicas propondrán cesar en la aplicación de los tratados mencionados a no ser que tengan
en cuenta sus necesidades particulares. Una excepción a este enfoque selectivo está consti-
500
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
tuida por los tratados territoriales que, por razones evidentes, debe continuar aplicándose al
Estado sucesor.
En los ámbitos en los que, de común acuerdo, las relaciones convencionales deben ser
objeto de una nueva regulación, parecerá con frecuencia indispensable continuar aplicando a título transitorio los tratados existentes, llegando el caso bajo una forma modificada.
En resumen, se constata que en materia de sucesión de Estados en los tratados, no existe
algún principio jurídico universalmente admitido, asimismo que no hay una continuidad
automática del Estado sucesor en los derechos y obligaciones del Estado predecesor. Se
debe, para cada tratado, examinar si la continuidad de los derechos y obligaciones del Estado
predecesor para el Estado nuevamente creado es conforme a las necesidades de los dos
partes contractuales. Este examen ocupa con frecuencia cierto tiempo, durante el cual deberá
presumirse que, por razones no jurídicas sino prácticas, los tratados en cuestión continuarán
—provisoriamente— aplicándose.
[...]
2) Relaciones convencionales de Suiza con los Estados de la antigua Unión Soviética.
Las consideraciones generales desarrolladas acerca de la sucesión de Croacia y de Eslovenia valen en gran medida por los Estados Bálticos, los miembros de la Comunidad de
Estados Independientes, así como para Georgia. Ciertamente, el hecho de que se hable de
la Federación Rusa como «heredera» de la Unión Soviética aboga en favor de una continuidad integral de las relaciones convencionales. Sin embargo, con Rusia también, no hay
otra elección sino buscar soluciones prácticas, fuera de las reglas estrictamente jurídicas.
[Revue Suisse de Droit International et Européen, 1993, pp. 709-710.]
10.18. TIJ. ASUNTO DE LA CONTROVERSIA TERRITORIAL (JAMAHIRIYA ÁRABE
LIBIA/CHAD). SENTENCIA DE 3 DE FEBRERO DE 1994
[...]
20. En sus conclusiones Chad ha indicado el trazado de la línea que, a su juicio, constituye su frontera con Libia. Esta última, en sus conclusiones mantiene por su parte que, en la
región en cuestión «no existe [...] ninguna frontera entre Libia y Chad en virtud de ningún
acuerdo internacional existente» y alega que «posee un título incontestable sobre todo el territorio» situado al norte de una línea especificada que sigue, en buena parte de su longitud, el 15°
paralelo norte. [...] Libia, en el presente asunto, ha denominado «confines» Libia-Chad a la
zona actualmente en litigio situada entre ambas líneas.
21. Libia fundamenta su reivindicación relativa a los confines sobre una imbricación de
derechos y de títulos: los de las poblaciones autóctonas, los correspondientes a la Orden senusi
(cofradía religiosa fundada a comienzos del siglo XIX que ha ejercido una gran influencia y
cierta autoridad en el norte y el nordeste de África), así como los relativos a una sucesión de
Estados, a saber el Imperio Otomano, Italia y, finalmente, Libia misma. Chad reivindica una
frontera sobre la base del tratado de amistad y de buena vecindad entre la República Francesa y el Reino Unido de Libia firmado el 10 de agosto de 1955 (denominado en lo sucesivo el
«tratado de 1955»). Subdiariamente, Chad sostiene que las líneas que delimitan las zonas de
influencia en los tratados anteriores, mencionados en el tratado de 1955, habían adquirido el
carácter de frontera gracias a las efectividades francesas; sostiene finalmente que, independientemente incluso de toda disposición convencional, Chad puede prevalerse de estas efectividades en lo que afecta a la zona que reivindica.
[...]
23. Libia había constituido territorio colonial italiano; cuando concluyeron las hostilidades al término de la segunda guerra mundial, fue administrada por las cuatro potencias aliadas
(los Estados Unidos de América, Francia, Reino Unido y la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas); se convirtió en un Estado soberano el 24 de diciembre de 1951, de conformidad
con la resolución 289 (IV) adoptada por la Asamblea General el 21 de noviembre de 1949.
Por su parte, Chad había sido colonia francesa, más tarde «territorio de ultramar», pertene-
SUCESIÓN DE ESTADOS
501
ciendo en ambos casos al África Ecuatorial francesa; entre 1958 y 1960 se convirtió en miembro
de la comunidad francesa; accedió a la independencia el 11 de agosto de 1960.
24. La controversia entre las Partes tiene por telón de fondo una larga y compleja historia de actividades militares, diplomáticas y administrativas, en la que se han visto involucrados el Imperio Otomano, Francia, Gran Bretaña e Italia, así como la Orden senusi. Esta historia se ha reflejado en cierto número de convenios, numerosas comunicaciones diplomáticas,
ciertos mapas de la época y diversos documentos de archivos, que han sido aportados ante el
Tribunal. El Tribunal considerará primero esta documentación enumerando los instrumentos
que le parecen pertinentes.
[...]
66. Al concluir que el tratado de 1955 establecía una frontera, y tras haber determinado
en donde se situaba esta frontera, el Tribunal puede ahora examinar las actitudes adoptadas
ulteriormente por las Partes respecto a las fronteras. Ningún acuerdo posterior entre Francia
y Libia o entre Libia y Chad ha cuestionado la frontera en esta área, derivada del tratado de
1955. Antes al contrario, si se consideran los tratados posteriores a la entrada en vigor del
tratado de 1955, éstos confirman la tesis de acuerdo con la cual, tras 1955, las Partes han
reconocido la existencia de una frontera determinada y han actuado en consecuencia.
[...]
72. El artículo 11 del tratado de 1955 dispone:
«El presente Tratado se concluye por una duración de veinte años.
Las Altas Partes contratantes podrán consultarse en todo momento con miras a
su revisión.
Esta consulta será obligatoria transcurridos diez años desde su entrada en vigor.
Podrá darse por terminado el presente Tratado por una u otra Parte veinte años
después de su entrada en vigor o en cualquier otro momento posterior con un preaviso de un año dirigido a la otra Parte.»
Pese a estas disposiciones, el tratado debe, según el parecer del Tribunal, ser considerado
fuente que ha establecido una frontera permanente. Nada indica en el tratado de 1955 que la
frontera convenida hubiera de ser considerada como provisional o temporal: al contrario, la
frontera revela todas las trazas para ser considerada como definitiva. El establecimiento de
esta frontera es un hecho que, desde sus orígenes, ha tenido una existencia jurídica propia,
independiente de la suerte del tratado de 1955. Una vez convenida, la frontera permanece,
pues cualquier otra consideración privaría de efecto al principio fundamental de la estabilidad de las fronteras, cuya importancia ha subrayado el Tribunal en numerosas ocasiones
(Templo de Prehah Vihear, CIJ Recueil, 1962, p. 34; Plataforma continental del Mar Egeo,
CIJ Recueil, 1978, p. 36).
73. «Una frontera establecida por un tratado adquiere además una permanencia que el
mismo tratado necesariamente no tiene por qué conocer. Un tratado puede dejar de estar en
vigor sin que la perennidad de la frontera se vea afectada por ello. En el caso, las partes no
han ejercido su facultad de terminar el tratado. Pero, sea ejercida esta facultad o no lo sea, la
frontera permanece. Ello no significa que dos Estados no puedan, de común acuerdo, modificar su frontera. Naturalmente ese resultado puede obtenerse mediante el consentimiento mutuo
pero, cuando el objeto de un tratado ha sido una frontera, su persistencia no depende de la
supervivencia del tratado mediante el cual dicha frontera fue convenida».
[...]
75. «Se deduce claramente de las anteriores consideraciones que la diferencia sometida
al Tribunal, sea calificada como una diferencia territorial o como una diferencia fronteriza,
está regulada de modo concluyente por un tratado en que Libia es una parte original y el Chad
una parte que ha sucedido a Francia. Habiendo llegado el Tribunal a la conclusión de que este
Tratado contiene una frontera convenida, no debe examinar la historia de los “confines” reivindicados por Libia sobre la base de un título heredado de los pueblos autóctonos, de la Orden
Senusi, del Imperio Otomano y de Italia. Además en el presente caso es Libia, parte original
en el Tratado no el Estado sucesor, quien impugna el modo en el que dicho Tratado ha regula-
502
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
do la cuestión territorial o fronteriza. Por tanto, el Tribunal no tiene que estudiar temas que
han sido ampliamente abordados con anterioridad ante él mismo como el principio de uti
possidetis y la aplicabilidad de la declaración adoptada por la Organización de la Unidad
Africana en El Cairo en 1964». [CIJ Recueil, 1994, pp. 13-39.]
3.
SUCESIÓN EN MATERIA DE BIENES, ARCHIVOS
Y DEUDAS DE ESTADO
10.19. NOTA DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO A LA
DIVISIÓN POLÍTICA I DEL DEPARTAMENTO FEDERAL DE ASUNTOS
EXTERIORES DE LA CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 26 DE MARZO DE
1992, SOBRE LOS BIENES INMUEBLES DE LA ANTIGUA YUGOSLAVIA EN
EL EXTRANJERO
Para intentar responder a esta cuestión, deberemos hacer referencia al Convenio de Viena
de 1983 sobre sucesión de Estados en materia de bienes, archivos y deudas de Estado que [...]
contiene de todas formas un buen número de elementos que reflejan la práctica internacional
en la materia.
Entre las cinco categorías de sucesión de Estados previstas por el Convenio de Viena precitado, deben en particular retenerse dos en el marco de nuestro examen:
a) La disolución de un Estado (sucesión total, por contraposición a sucesión parcial).
Se habla de disolución de un Estado cuando éste deja de existir como sujeto de derecho
internacional y las partes de su territorio forman dos o más Estados sucesores. En este género
de supuestos, los acuerdos celebrados entre Estados sucesores para regular los problemas de
sucesión en materia de bienes están llamados a desempeñar un papel determinante. El Convenio de Viena estipula en efecto que las reglas previstas en su artículo 18 se aplican sólo si
faltan esos arreglos. De ese modo, en virtud de la disposición precitada, los bienes de Estado
muebles e inmuebles del Estado predecesor situados fuera de su territorio pasan a los Estados
sucesores en proporciones equitativas, a menos que éstos hayan convenido diversamente.
Esta solución podría parecer seductora a los ojos de Eslovenia y de Croacia en particular.
Ésta no podría de todas formas ser retenida en este supuesto, por lo menos de momento, en
la medida en que debe admitirse que por los hechos Yugoslavia no ha perdido (todavía) su
condición de sujeto de derecho internacional, aunque sí, este Estado, ha visto amputada una
parte de su territorio.
b) La separación de una parte o partes del territorio de un Estado.
Caben en esta categoría de sucesión de Estados los supuestos en los que una parte o partes del
territorio de un Estado se separan para formar uno o más Estados sucesores. En otros términos,
se trata de situaciones donde el nacimiento de uno o más Estados sucesores no comporta la desaparición del Estado predecesor, que continúa existiendo en límites territoriales reducidos.
Respecto de este tipo de sucesión de Estados, el Convenio de Viena de 1983 guarda silencio por
lo que se refiere a los bienes muebles e inmuebles del Estado predecesor situados en territorio extranjero. Este silencio no es fortuito y encuentra su explicación en la doctrina occidental contemporánea que, como señala Annie Gruber, considera que el problema de los bienes que se encuentran en
el territorio de un tercer Estado no se plantea sino en el marco estricto y limitado de la sucesión
total, es decir en el caso de desmembramiento o disolución de un Estado, y no en la hipótesis de
una sucesión parcial, en que deja existir el Estado predecesor sobre un territorio reducido.
Según el Profesor D. P. O’Connell,
«en el caso de sucesión parcial, los bienes del Estado predecesor que no estén actualmente situados en su territorio no cambian de titular. Éstos no han pasado a soberanía y jurisdicción del Estado sucesor, y este último puede reivindicar entre éstos
sólo los que se puedan apropiar o que le hayan cedido».
SUCESIÓN DE ESTADOS
503
Rudolf Streinz comparte esta opinión cuando afirma que: «los bienes de Estado situados
en un tercer Estado siguen siendo de propiedad del Estado predecesor.»
De pasada, debe tomarse nota de que la doctrina de los Estados de recién adquirida independencia es divergente sobre este punto. Ésta afirma que el problema de los bienes situados fuera
del territorio no concierne sólo los casos de sucesión total sino también los de sucesión parcial
que ocurren como consecuencia de un movimiento de descolonización. Croacia y Eslovenia
no son de todas formas Repúblicas procedentes de la descolonización.
Las consideraciones precedentes nos llevan a la conclusión de que Eslovenia y Croacia no
han sucedido jurídicamente a Yugoslavia en lo que se refiere a los bienes de Estado situados
en el extranjero. Queda la posibilidad para las dos nuevas Repúblicas de emprender negociaciones con Yugoslavia en vista de llegar a la conclusión de un acuerdo que fijaría el régimen
de los bienes respecto de los cuales éstas entienden hacer valer sus pretensiones. [Revue Suisse
de Droit International et Droit Européen, 1993, pp. 710-713.]
10.20. COMISIÓN DE ARBITRAJE DE LA CONFERENCIA DE PAZ SOBRE YUGOSLAVIA. DICTAMEN NÚMERO 12, DE 16 DE JULIO DE 1993
El presidente de la Comisión de arbitraje ha recibido, el 20 de abril de 1993, de parte de
los dos copresidentes del comité de dirección de la Conferencia para la paz en Yugoslavia,
seis preguntas para que sean objeto de dictamen por la Comisión.
La pregunta número 3 está formulada de la manera siguiente:
«a) ¿Cuáles son los principios jurídicos aplicables al reparto de los bienes, archivos y de
deudas de Estado de la República Socialista Federativa de Yugoslavia (RSFY) por la sucesión
de Estados cuando una o más partes afectadas se niegan a cooperar?
b) ¿En particular, qué ocurre con los bienes
— que no están situados en el territorio de ninguno de los Estados afectados o
— que están situados en el territorio de los Estados que participan en las negociaciones?»
La pregunta número 6 dice lo siguiente:
«a) ¿En qué condiciones los Estados bajo cuya jurisdicción están situados los bienes que
han pertenecido a la RSFY podrían oponerse a su libre disposición o tomar otras medidas
provisionales?
b) ¿En qué condiciones y en qué circunstancias estos Estados deberían estar obligados a
tomar esas medidas?»
Según el parecer de la Comisión, este conjunto de cuestiones constituyen una única pregunta; es conveniente contestar mediante un único dictamen.
El 12 de mayo de 1993, los copresidentes del comité de dirección de la Conferencia han
hecho llegar al presidente de la comisión una declaración del gobierno de la República Federal
de Yugoslavia invocando un cierto número de objeciones respecto del recurso a la Comisión.
Los miembros de ésta han adoptado, por unanimidad, un documento de reacción a estas aseveraciones; este documento ha sido dirigido a los copresidentes del comité de dirección de la
Conferencia el 26 de mayo de 1993. Ninguno de los Estados que han participado en el procedimiento ha puesto en tela de juicio la competencia de la Comisión para responder a las cuestiones planteadas.
La Comisión ha tomado conocimiento de la memoria, de las observaciones y de los documentos comunicados respectivamente por la República de Bosnia-Herzegovina, la República de
Croacia, de la ex-República Yugoslava de Macedonia y de la República de Eslovenia, que han
sido comunicados al conjunto de los Estados nacidos de la RSFY. La República Federal de
Yugoslavia no ha hecho llegar ni memoria ni observaciones sobre las cuestiones planteadas.
1. En su dictamen número 9, la Comisión de arbitraje ha recordado algunos principios
bien establecidos aplicables a la sucesión de Estados en el derecho internacional. La regla
fundamental en la materia es que los Estados afectados deben proceder por vía de acuerdo
con el fin de llegar a un resultado equitativo. Este principio debe aplicarse por lo que se refiere al reparto de los bienes, archivos y deudas de Estado de la RSFY.
504
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. Si una o más partes afectadas se niegan a cooperar, ésta(s) incumple(n) esta obligación
e implica(n) su responsabilidad internacional con todas las consecuencias jurídicas que esto
comporta, en particular, la posibilidad para los Estados lesionados de tomar contramedidas
que no impliquen el uso de la fuerza armada, de conformidad con el derecho internacional.
3. Deriva asimismo del principio enunciado arriba que los otros Estados afectados deben
concertarse y llegar por vía de acuerdo a un resultado global equitativo reservando los derechos
del Estado o de los Estados que se niegan a cooperar.
Un acuerdo de este tipo es res inter alios acta respecto de los Estados de que se trate del o
de los Estados que se niegan a cooperar o de otros Estados. En virtud de un principio bien
establecido en el derecho internacional, recordado en el artículo 34 del Convenio de Viena
sobre el derecho de los tratados según el cual «un tratado no crea obligaciones, ni derechos
para un tercer Estado sin su consentimiento», los terceros Estados en cuyo territorio estén
situados bienes que forman parte de la sucesión no están obligados a cumplir esos acuerdos.
Sin embargo, pueden ejecutarlos en el marco de su soberanía territorial, en la medida en que
reflejan el principio indicado supra (n.o 1).
4. Incluso faltando esos acuerdos, los terceros Estados pueden tomar las medidas cautelares necesarias para la salvaguardia de los derechos de los Estados sucesores en virtud de los
principios aplicables a la sucesión de Estados.
5. Los terceros Estados estarían obligados a hacerlo si una instancia internacional competente tomare decisiones que se impongan a los Estados bajo cuya jurisdicción se encuentren
bienes que han pertenecido a la SRFY.
6. Como consecuencia, la Comisión de arbitraje expresa su parecer de que:
— el rechazo de uno o más Estados sucesores a cooperar no modifica los principios aplicables en materia de sucesión de Estados, que ésta ha establecido en su dictamen número 9;
— los otros Estados afectados pueden concluir o no acuerdos de conformidad con estos
principios para llegar a un reparto equitativo de los bienes, archivos y deudas de la RSFY;
— esos acuerdos no vincularían a los Estados que no han participado en éstos ni a los otros
Estados en cuyo territorio se encuentren bienes que han pertenecido a la RSFY;
— sin embargo esta respuesta no menoscaba el derecho de los Estados sucesores lesionados por el rechazo a cooperar de una o más partes afectadas de tomar contramedidas de conformidad con el derecho internacional, el derecho de los terceros Estados a tomar medidas cautelares necesarias para la protección de los Estados sucesores y de las obligaciones que podrían
ser impuestas a los terceros Estados de dar ejecución a las decisiones tomadas por una instancia internacional competente. [RGDIP, 1993, pp. 1106-1108.]
10.21. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO AUSTRÍACO DE 17 DE DICIEMBRE
DE 1996, REPÚBLICA DE CROACIA Y OTROS C. GIROCREDIT BANK AG DER
SPARKASSEN
[...]
El Banco Nacional de la República Socialista Federal de Yugoslavia (desde ahora RSFY)
había concluido contratos bancarios con el demandado, sobre cuya base se invirtieron fondos
a interés en Austria y se depositaron activos.
La RSFY se disolvió por «dismembratio». Los Estados sucesores de Croacia, Macedonia,
Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y la República Federal de Yugoslavia no han llegado hasta el
momento a acuerdo alguna sobre la distribución de los bienes y deudas de la RSFY. El Banco
Nacional de la República Federal de Yugoslavia, fundado en 1993, afirma ser el único sucesor
legal del anterior Banco Nacional de la RSFY.
[...]
Mientras la República Federal de Yugoslavia se considera el único Estado sucesor de la
RSFY y la misma, la comunidad internacional opina de modo unánime que la desintegración
de la RSFY es un caso de «dismembratio». En derecho internacional, esto significa la disolución completa del Estado predecesor y su sustitución por varios Estados sucesores.
SUCESIÓN DE ESTADOS
505
La opinión de la comunidad internacional se expresa en los siguientes documentos: en la
Resolución 757 (1992) del Consejo de Seguridad se dijo que la pretensión de los Estados
sucesores de Serbia y Montenegro de continuar automáticamente la condición de miembro
de la antigua RSFY en Naciones Unidas no era reconocida.
En la Resolución 777 (1992) del Consejo de Seguridad se expresó la opinión de que la
RSFY había dejado de existir y que no había identidad de la República Federal de Yugoslavia, formada por Serbia y Montenegro con el anterior Estado de la RSFY. La República Federal
de Yugoslavia no podía participar en la Asamblea General de Naciones Unidas y tendría en
primer lugar que solicitar su admisión.
De acuerdo con una recomendación del Consejo de Seguridad, la Asamblea General de
Naciones Unidas decidió en una resolución de 22 de septiembre de 1992 que la República
Federal de Yugoslavia debería solicitar la admisión y que no podía participar en los trabajos
de la Asamblea General.
La Comisión de Arbitraje establecida por la Comunidad Europea y presidida por Badinter
también abordó la cuestión de la sucesión de Estados y en sus dictámenes números 1, 8 y 10
(1992) sostuvo la opinión de que la RSFY había dejado de existir, que la República Federal
de Yugoslavia era uno de sus sucesores y no el único sucesor legal. Esta opinión se mantuvo
también en una Declaración de la Cooperación Política Europea de 20 de julio de 1992, así
como en la Declaración de la Unión Europea de 9 de abril de 1996 sobre el reconocimiento
de la República Federal de Yugoslavia como Estado sucesor.
Sobre esta base, Austria reconoció a la República Federal de Yugoslavia como uno de los
Estados sucesores de la RSFY y como un miembro independiente y soberano de la comunidad de Estados (Nota del Ministro federal de Asuntos Exteriores de la República de Austria
de 17 de abril de 1996, presentada a la República Federal de Yugoslavia el 25 de abril de
1996).
En términos de derecho internacional, la desintegración de la RSFY ha entonces de ser
considerada como un caso de «dismembratio». La RSFY como sujeto de derecho internacional ha dejado de existir, su territorio estatal ha sido dividido entre cinco Estados sucesores, que han sido reconocidos por Austria en el interim.
Según el derecho internacional consuetudinario, en caso de «dismembratio» los bienes del
Estado han de ser divididos de acuerdo con el principio internacional de «equidad» (Reischner/Hafner, op. cit., 41). En este caso, el artículo 18 de la Convención de Viena sobre sucesión
de Estados en materia de bienes de Estado, archivos y deudas de 1983 preparada por la Comisión
de derecho internacional prevé el traspaso de los bienes de Estado a los Estados sucesores en
«proporciones equitativas». Entonces, los Estados sucesores tienen un derecho en derecho
internacional a la distribución, reconocido por la comunidad de Estados.
La Resolución 1022 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dejando en manos de
los Estados la liberación de los fondos y depósitos congelados de acuerdo con las Resoluciones 757 y 820 del Consejo de Seguridad, señala específicamente en el párrafo 6 dispositivo que esos depósitos y fondos han de ser liberados sin perjuicio de las reclamaciones que
pueden formular los Estados sucesores sobre la propiedad de aquéllos. Más aún, el párrafo 5
dispositivo prevé (siendo además vinculante para los Estados miembros) que los bienes sometidos a acciones legales deberán permanecer congelados hasta que sean liberados de acuerdo
con el derecho aplicable.
También la Comisión de Arbitraje de la Unión Europea presidida por Badinter declara en
su dictamen número 9 que los bienes de Estado de la RSFY situados en terceros Estados deben
ser distribuidos de modo equitativo entre los Estados sucesores, los cuales deben alcanzar un
acuerdo al respecto. El requisito de este acuerdo entre los Estados sucesores sobre la distribución (de fondos) también es evidente en la Declaración de la Unión Europea de 9 de abril
de 1996.
[...] Como resultado de la desintegración de la RSFY por «dismembratio» las personalidades legales del Estado y de Banco nacional han dejado de existir. Los bienes atribuibles al
Estado (de la RSFY) han de ser distribuidos entre los Estados sucesores de acuerdo con unos
acuerdos internacionales aún por concluir. Respecto a los fondos y activos depositados en
bancos austríacos, la concesión de la propiedad común a uno de los Estados sucesores —ignoran-
506
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
do las reclamaciones de los otros miembros de esta comunidad— conduciría aún más al
reconocimiento de una expropiación sin compensación por parte del Estado de la sede administrativa real, y que la República Federal de Yugoslavia pretende ser el único Estado sucesor de
la RSFY, si no el mismo. Ya que la confiscación de propiedad, siendo contraria al ordre public,
no se extiende a los bienes situados en Austria de una persona legal cuya extinción ha de ser
reconocida en Austria según el § 12 del Estatuto Federal (Austríaco) de derecho internacional privado, esa propiedad, constituye una «communio incidens», esto es, una propiedad
mancomunada de todos los Estados sucesores. Cada miembro de esa comunidad tiene únicamente una acción de propiedad común frente al demandado, que podría ser —ilegalmente—
infringida mediante actos unilaterales de disposición de cualquiera de ellos. Siendo esto así,
cada miembro de la comunidad tiene un derecho en derecho privado para el mantenimiento
del status quo, del mismo modo que una posibilidad de reclamación frente al demandado para
que desista de cualquier disposición de dicha propiedad hasta que los Estados sucesores no
dispongan conjuntamente de esos fondos y activos.
[...] [Austrian Review of International Law, 1997, pp. 489-501.]
10.22. ACUERDO SOBRE CUESTIONES SUCESORIAS DE LA ANTIGUA YUGOSLAVIA, HECHO EN VIENA EL 29 DE JUNIO DE 2001
Los Representantes de Bosnia-Herzegovina, la República de Croacia, la República de
Macedonia, la República de Eslovenia y la República Federal de Yugoslavia, siendo en igualdad soberana los cinco Estados sucesores de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia,
Conscientes de la necesidad de resolver, en interés de los Estados sucesores, sus ciudadanos la estabilidad en la región y sus buenas relaciones mutuas; las cuestiones referentes a la
sucesión de Estados que han surgido de la desintegración de la antigua República Federal
Socialista de Yugoslavia,
Habiéndose procedido al debate y negociación bajo los auspicios de la Conferencia
Internacional sobre la Antigua Yugoslavia y el Alto Representante con vistas a hallar y
determinar de manera justa la distribución entre los mismos de los derechos, obligaciones, bienes y responsabilidades de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia,
Actuando en el marco del mandato dado al Alto Representante por Decisión de la Conferencia de Paz de Londres, mantenida entre los días 8 y 9 de diciembre de 1995, y en el ánimo
marcado por los acuerdos entre los Estados sucesores y las Declaraciones adoptadas por el
Consejo para la Obtención de la Paz y su Instrumento de Directrices (párrafo nuevo),
Tomando en consideración el reconocimiento por el Consejo de Seguridad en su Resolución 1022 (1995) de la idoneidad de alcanzar una solución consensuada en los más relevantes asuntos relativos a la sucesión de estos Estados,
Confirmando la decisión alcanzada el 10 de agosto relativa a la distribución de los bienes
de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia por el Banco de Pagos Internacionales (cuyo texto se anexa a esta decisión),
Demostrando estar dispuestos a cooperar en la resolución de los problemas más relevantes relativos a la sucesión de estos Estados,
Han convenido lo siguiente:
Art. 1.o A los efectos de este Acuerdo por «ARFSY» ha de entenderse antigua República Federal Socialista de Yugoslavia.
Art. 2.o Cada Estado sucesor reconoce el principio que impone el deber de adoptar todas
las medidas necesarias para evitar la pérdida, daño o destrucción de los Archivos de Estado,
de las propiedades de Estado y bienes de la ARFSY en los que uno o más Estados sucesores
tengan interés de acuerdo con las normas de este Acuerdo.
Art. 3.o Los anexos más abajo mentados dispondrán los términos en que cada Anexo ha
sido determinado:
Anexo A: propiedad de muebles e inmuebles;
Anexo B: propiedades de carácter diplomático y consular;
SUCESIÓN DE ESTADOS
507
Anexo C: activos y responsabilidades financieras (que no hayan sido tratadas en el Apéndice de este Acuerdo);
Anexo D: archivos;
Anexo E: pensiones;
Anexo F: otros derechos, intereses y responsabilidades;
Anego G: propiedad privada y derechos adquiridos.
ANEXO A
PROPIEDADES DE MUEBLES E INMUEBLES
Art. 1.o 1. A fin de alcanzar una solución justa, los bienes de Estado muebles e inmuebles de la ARFSY («Propiedad de Estado») deberán pasar al Estado sucesor de conformidad
con los siguientes artículos de este Anexo.
2. Otras propiedades, derechos e intereses de la ARFSY quedan regulados por el Anexo
F de este Acuerdo.
3. La propiedad privada y los derechos adquiridos por los ciudadanos u otras personas
legales de la ARFSY se regulan por el Anexo G de este Acuerdo.
Art. 2.o 1. Las propiedades de carácter inmueble de la ARFSY que estuvieran situadas
en el territorio de la ARFSY deberán pasar al Estado sucesor en cuyo territorio se sitúe esa
propiedad.
2. El Estado sucesor deberá esforzarse en ayudar a los otros Estados en el ejercicio de
sus actividades diplomáticas y consulares suministrándole propiedades adecuadas en sus
respectivos territorios.
Art. 3.o 1. Los bienes muebles corporales propiedad de la ARFSY que se encontraran
en el territorio de la ARFSY deberán pasar al Estado sucesor en cuyo territorio se hallaran en
la fecha en la que éste proclamó su independencia.
2. El apartado 1 de este artículo no se aplicará a bienes muebles corporales de gran importancia para el patrimonio cultural de alguno de los Estados sucesores y que se hubieran creado
en el territorio de ese Estado, bienes como: obras de arte; manuscritos, libros y otros objetos
de interés artístico, histórico o arqueológico, para ese Estado; y colecciones científicas e importantes colecciones de libros o archivos, los cuales pasarán a ese Estado. Tales propiedades
deberán ser identificadas por el Estado sucesor tan pronto como le sea posible y no más tarde
de dos años tras la entrada en vigor de este Acuerdo.
3. Si algún bien mueble corporal, que hubiera pertenecido a la ARFSY y haya pasado a
propiedad de alguno de los Estados sucesores de conformidad con las reglas de este Acuerdo, hubiera sido extraído del territorio de un Estado sucesor, sin autorización por el Estado
sucesor, éste deberá asegurar su pronta devolución o compensar íntegramente por tal extracción.
Art. 4.o 1. No obstante el apartado 1 del artículo 3 de este Anexo, los bienes muebles
corporales propiedad de la ARFSY que formaran parte de la propiedad militar de aquel Estado,
deberán ser objeto de acuerdos especiales a los que habrán de llegar los Estados sucesores
interesados.
2. Por lo que respecta a los bienes de uso civil propiedad del antiguo Ejército Nacional
Yugoslavo, los acuerdos mentados en el apartado 1 de este artículo reconocerán la relevancia
de los artículos 2.1 y 3.1 de este Anexo.
Art. 5.o 1. Un Comité Conjunto sobre la Sucesión de Bienes Muebles e Inmuebles deberá
ser creado por los Estados sucesores, encomendándosele labores de correcta aplicación de
este Anexo en lo tocante a la propiedad de bienes muebles corporales e inmuebles, salvo la
militar, y de resolución de posibles controversias que puedan surgir durante la aplicación del
mismo.
2. El Comité Conjunto deberá comenzar su labor en los tres meses siguientes a la firma
de este Acuerdo.
508
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 6.o Corresponderá al Estado sucesor en cuyo territorio se halle el bien mueble corporal o inmueble, a los efectos de este Anexo, si un bien era propiedad de la ARFSY de acuerdo con el Derecho internacional.
Art. 7.o Cuando a consecuencia de este Acuerdo, alguna propiedad pase a uno de los
Estados sucesores, el título y los derechos de la misma deberán entenderse existentes desde
la fecha en que se proclamó la independencia del mismo, debiendo entenderse, a su vez, que
los derechos sobre tal propiedad de algún otro Estado sucesor se hubieron extinguido desde
la misma fecha.
Art. 8.o 1. Cuando un bien mueble corporal o un inmueble, propiedad de la ARFSY,
pasen a un Estado sucesor de acuerdo con los artículos 1 a 3 de este Anexo, esa propiedad no
deberá someterse a avalúo a los efectos de este Acuerdo, y no se deberá pagar compensación
alguna por la transmisión de la dicha propiedad al Estado en cuestión.
2. Sin embargo, cuando algún Estado sucesor considerare que la aplicación de los artículos 1 a 3 de este Anexo introdujere entre los Estados parte una distribución no equitativa de
las propiedades de la ARFSY (excluidas las propiedades militares), podrá el susodicho Estado
elevar la cuestión al Comité Conjunto establecido conforme al artículo 5 de este Anexo. El
Comité Conjunto, actuando por unanimidad, podrá adoptar las medidas que considere necesarias de acuerdo con las circunstancias.
Art. 9.o Las provisiones de este Anexo han de entenderse sin perjuicio de aquéllas de los
Anexos B y D relativos a las propiedades diplomáticas y consulares, y archivos.
ANEXO B
PROPIEDADES DIPLOMÁTICAS Y CONSULARES
Art. 1.o 1. Como distribución interina y parcial de los bienes diplomáticos y consulares
de la ARFSY, los Estados sucesores han convenido en distribuir los siguientes bienes como
a continuación se expone:
Bosnia-Herzegovina .......................... Embajada de Londres
Croacia .............................................. Embajada de París
Macedonia ......................................... Consulado general de París
Eslovenia ........................................... Embajada de Washington
República Federal de Yugoslavia ...... Residencia de París
2. En los seis meses siguientes a la fecha de la firma de este Acuerdo cada Estado sucesor
deberá llevar a cabo todas las actuaciones necesarias para tomar posesión de las propiedades
asignadas a cada uno de ellos.
Art. 2.o 1. Los bienes diplomáticos y consulares de la ARFSY deberán adjudicarse preferiblemente en especie (por ejemplo, en propiedades) antes que mediante pagos monetarios.
2. En la citada distribución, Bosnia-Herzegovina y Macedonia recibirán una parte mayor
que la que les correspondería de acuerdo con los criterios del Fondo Monetario Internacional
o cualquier otro criterio más favorable para Bosnia-Herzegovina y Macedonia.
Art. 3.o Las propiedades diplomáticas y consulares, que no se hubieran adquirido conforme al artículo 1 de este Anexo, deberán distribuirse de forma tal que el resultado de la adjudicación en especie de esas propiedades (incluyendo aquéllas adquiridas de conformidad con
el art. 1) se adecuen lo máximo posible a las proporciones siguientes de valor para cada Estado:
Bosnia-Herzegovina .......................... 15%
Croacia .............................................. 23,5%
Macedonia ......................................... 8%
Eslovenia ........................................... 14%
República Federal de Yugoslavia ...... 39,5%
Art. 4.o 1. Las propiedades diplomáticas y consulares de la ARFSY se enumeran en la
lista que se añade como apéndice a este Anexo. Esa lista agrupa las mismas atendiendo a su
SUCESIÓN DE ESTADOS
509
situación geográfica por áreas. Cada Estado sucesor tiene derecho, en cada área, a una porción
de los bienes conforme se especifica en el artículo 3.
2. La distribución de las propiedades deberá hacerse por acuerdo entre los cinco Estados.
Para caso de que el acuerdo sobre la distribución de las mentadas propiedades no pudiere ser
alcanzado, los Estados sucesores deberán adoptar un procedimiento por el cual cualquier
propiedad elegida por uno solo de los Estados sucesores fuere adquirida por el dicho Estado,
y, para caso de que dos o más Estados sucesores hubieren seleccionado la misma propiedad,
esos Estados debieren consultarse para determinar cuál de ellos adquirirá la propiedad en
cuestión.
3. La base para la distribución proporcionada de las propiedades será el avalúo contenido en el «Informe de fecha de 31 de diciembre de 1992 sobre la valoración de los bienes y
responsabilidades de la ARFSY a fecha de 31 de diciembre de 1990».
4. Los muebles propiedad de la ARFSY que formen parte de las propiedades diplomáticas o consulares deberán pasar al Estado sucesor que en el caso hubiere adquirido las propiedades en cuestión.
5. Las propiedades muebles de la ARFSY que forman parte del contenido de propiedades diplomáticas o consulares y sean de gran importancia para un Estado sucesor, deberán
pasar a ese Estado.
Art. 5.o Los Estados sucesores deberán establecer un Comité Conjunto compuesto de un
número igual de representantes de cada Estado a fin de asegurar la aplicación efectiva de los
artículos 3 y 4 de este Anexo. Las funciones del Comité Conjunto deberán incluir:
a) la verificación y enmienda, si fuere necesaria, de la Lista a la que se refiere el artículo 4.1;
b) valorar el status legal de cada propiedad, sus condiciones físicas y las responsabilidades financieras inherentes a las mismas; y
c) considerar el avalúo de las propiedades si tal necesidad surgiere.
Art. 6.o El Comité Conjunto deberá comenzar su trabajo sobre una base provisional en
los tres meses siguientes a la firma de este Acuerdo.
Art. 7.o Cualquier Estado sucesor encargado de mantener y reparar una propiedad diplomática o consular de la ARFSY, deberá adoptar las medidas necesarias a tal fin, teniendo en
cuenta:
a) el principio que le obliga a adoptar las medidas necesarias en cualquier momento para
evitar daños o pérdidas o la destrucción de tales propiedades, y
b) la obligación de pagar una compensación por cualquier pérdida, daño o destrucción
que acaeciere como resultado de no haber adoptado las medidas necesarias.
ANEXO C
ACTIVOS Y RESPONSABILIDADES FINANCIERAS
Art. 1.o Los activos, incluidos todos los activos financieros de la ARFSY (tales como
dinero en metálico, oro y otros metales preciosos, depósitos en cuenta y garantías), comprendiéndose en particular:
a) cuentas y otros activos financieros a nombre de las Agencias o Departamentos del
Gobierno de la ARFSY;
b) cuentas y otros activos financieros a nombre del Banco Nacional de Yugoslavia;
c) activos en moneda extranjera, incluidos depósitos de oro y otros metales preciosos, de
la ARFSY o del Banco Nacional de Yugoslavia;
d) sumas adeudadas al Banco Nacional de Yugoslavia por bancos en otros países que
provengan de acuerdos de intercambios bancarios; estos países incluyen, mas no de manera
exhaustiva, los enumerados en el Apéndice 2.o de este Anexo;
e) cuotas financieras y derechos de giro de la ARFSY, el Banco Nacional de Yugoslavia
u otros órganos federales o instituciones en organizaciones internacionales financieras, así
como activos financieros poseídos respecto de las mismas.
510
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
f) otros activos de la ARFSY, incluyéndose sumas debidas al Banco Nacional de Yugoslavia o a la ARFSY por otros obligados no mencionados en los apartados a) hasta e) de este
artículo.
Art. 2.o 1. a) Las responsabilidades financieras de la ARFSY (objeto de los apartados 2 y 3 de este artículo) incluían deudas de la ARFSY, deudas garantizadas por la ARFSY
y reclamaciones financieras contra la ARFSY, y consistían principalmente de:
I) deuda externa de la ARFSY adeudada a los acreedores oficiales y a las Instituciones
internacionales financieras;
II) la deuda externa de la ARFSY debida a acreedores comerciales;
III) sumas pagables por el Banco Nacional de Yugoslavia a bancos de otros países resultantes de acuerdos de intercambio bancario. Entre estos países se incluyen los citados (aunque
no de manera exhaustiva) en la lista del Apéndice 2.o de este Anexo;
IV) la deuda externa de la ARFSY para con acreedores que no se enumeren en los apartados I) a III) de este artículo.
b) La deuda externa de los apartados I)-IV), se describe como deuda adjudicada si el
beneficiario final de la deuda se halla en el territorio de un Estado sucesor concreto o de un
grupo de los Estados sucesores. La deuda adjudicada no se somete a sucesión y deberá ser
reconocida por el Estado sucesor en cuyo territorio se halle el beneficiario final.
c) Responsabilidades de la ARFSY para con el Banco Mundial;
d) acciones del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, del Banco Africano de
Desarrollo y del Banco Interamericano de Desarrollo habidas por la ARFSY;
e) deudas de la ARFSY para con el Banco Europeo de Inversión;
f) el oro y otras reservas y acciones del Banco de Pagos Internacionales, de las que era
titular la ARFSY;
h) aquella parte de la deuda externa oficial de la ARFSY para con los miembros del llamado «Club de París», que ha sido asumida por algunos de los Estados sucesores en porciones
fijadas por acuerdo entre éstos y los miembros del «Club de París»,
i) aquella parte de la deuda comercial externa de la ARFSY para con los bancos (llamados «Club de Londres») conforme al Nuevo Acuerdo Financiero de 1988 que ha sido asumido por ciertos Estados sucesores en la cantidad fijada por el acuerdo entre ellos y los miembros
del «Club de Londres».
2. Por lo que respecta al subapartado h) e i) del apartado 1 de este artículo, cuatro de los
cinco Estados sucesores han concluido acuerdos con los acreedores miembros del «Club de
París» y «Londres». El otro Estado sucesor, la República Federal de Yugoslavia, asumirá la
responsabilidad por toda su deuda adjudicada para con los acreedores del «Club de París» y
del «Club de Londres» y su parte de la deuda no adjudicada respecto de esos acreedores. Con
esto se espera resolver las persistentes reclamaciones de ambos clubes contra la ARFSY. No
se puede predecir el resultado de la presente decisión en estos momentos, pero la resolución
de las reclamaciones de ambos clubes por la República Federal de Yugoslavia, pone fin, para
la misma así como entre los otros Estados sucesores, a las obligaciones que tenían para con
ambos clubes. Los Estados sucesores deberán terminar cualquier proceso legal o reclamación
financiera entre ellos en relación con ambos clubes, y no deberán incoar ningún otro procedimiento legal cualquiera sea el resultado de la resolución de las reclamaciones de ambos
clubes respectos de la República Federal de Yugoslavia.
3. Las distribuciones mencionadas en el apartado 1 son definitivas y no podrán ser reabiertas por ninguno de los Estados sucesores en el contexto de materias relativas a la sucesión.
Art. 4.o La distribución de bienes en base neta incluya:
a) la propiedad de la ARFSY de un 27 por 100 del capital del Banco Yugoslavo para Cooperación Económica Internacional, tal como existía antes de transformarse en entidad bancaria
comercial, que deberá ser distribuida entre los Estados sucesores conforme a las proporciones acordadas en el artículo 5.2; y
b) la cantidad neta debida al Banco Nacional de Yugoslavia por bancos de otros países
resultantes de acuerdos de intercambio bancario no completados, que deberán ser contabilizados y distribuidos de acuerdo con las proporciones acordadas en el artículo 5.2. Tales
SUCESIÓN DE ESTADOS
511
países incluyen aquellos enumerados (sin ánimo exhaustivo) en el Apéndice 2. o a este
Anexo.
Art. 5.o 1. Entre los activos financieros en el extranjero (tales como dinero en metálico, oro y otros metales preciosos, depósitos en cuenta y garantías), que antes hubieran sido
de la titularidad de la ARFSY o del Banco Nacional de Yugoslavia, bien directamente, bien
en otros bancos extranjeros, bancos yugoslavos de empresa conjunta o agencias de bancos
yugoslavos en el extranjero, inclúyese los siguientes:
1) oro monetario (271, 642,769 oz.) valorados el 31 de mazo de 2001 en 70,18$millones;
2) cuentas de cambio extranjero en bancos comerciales extranjeros y valorados el 31 de
marzo de 2001 en 307,61$millones.
3) cuentas de cambio extranjero en bancos de empresa conjunta de la ARFSY en el extranjero valoradas el 31 de marzo de 2001 en 645,55$millones; y
4) oro (1209,78 oz.) previamente en la Comisión del Oro Francia-Reino Unido-EEUU,
valorado el 22 de mayo de 2001 en 313,76$miles.
2. Los activos financieros extranjeros disponibles identificados en el apartado 1 de este
artículo deberán distribuirse conforme a las siguientes proporciones que se aplicarán a los
conceptos de los subapartados 1 a 4 separadamente:
Bosnia-Herzegovina .......................... 15,50%
Croacia .............................................. 23,00%
Macedonia ......................................... 7,50%
Eslovenia ........................................... 16,00%
República Federal de Yugoslavia ...... 38%
3. Si otros activos financieros ahora desconocidos fueren hallados en los próximos cinco
años, deberán distribuirse tan pronto como sea posible según las proporciones del apartado 2
de este artículo, y usando el mecanismo descrito en el artículo 6.
Art. 6.o Cada Estado sucesor deberá designar un representante del Banco Central u otro
representante autorizado para formar un Comité, que deberá reunirse en los 30 días siguientes a la firma de este Acuerdo para determinar las modalidades de distribución inicial identificadas en el artículo 5 de este Anexo. Su objetivo será realizar cualquier distribución de
activos tan rápido como fuere posible. Además, acordarán conjuntamente la verificación,
compensación y realización de las distribuciones del artículo 4 de este Anexo. También acordarán como distribuir posibles activos de la categoría del artículo 1.f) y responsabilidades de la
categoría del artículo 2.1.a).IV) de este Acuerdo conforme a las proporciones aceptadas en
el artículo 5.2. El Comité preparará también una lista definitiva de la deuda externa total de
la ARFSY.
Art. 7.o Las garantías de la ARFSY, o de su Banco Nacional de Yugoslavia, de ahorros
de moneda especiales depositados en bancos comerciales, o cualquiera de sus ramas en
cualquier Estado sucesor, antes de la fecha en la cual éste proclamó su independencia,
será negociada sin retraso teniendo en cuenta la especial necesidad de proteger los ahorros
de moneda especiales de los individuos. Esta negociación se efectuará bajo los auspicios
de [...]
Art. 8.o 1. La devolución a los Estados sucesores de sus contribuciones al Fondo Federal
para el Desarrollo de las Repúblicas menos desarrolladas y Kosovo, el pago de las más relevantes cantidades adeudadas por los Estados sucesores al Fondo, y el pago de crédito concedidos por el Fondo a estos Estados, quedan cancelados.
2. Las responsabilidades financieras de la ARFSY recogidas en el Acuerdo entre la ARFSY
e Italia de 18 de febrero de 1983 de Saldo Final de Obligaciones Recíprocas, deberá distribuirse entre los Estados sucesores que sean beneficiarios de ese Acuerdo. A consecuencia del
Acuerdo con Italia, concluido en 1955 entre la ARFSY y la República de Italia, sobre comercio local entre las áreas de Gorizio-Udine y Sezana-Nova Gorica-Tolmin (Acuerdo de Gorica),
así como entre la ARFSY y la República de Italia para las zonas fronterizas de Trieste de una
parte y Buje, Koper y Sezana, de la otra (Acuerdo de Trieste), junto con los mencionados
acuerdos sobre pagos, éstos se excluyen de las provisiones de este apartado. Las cuestiones
512
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
relativas al Acuerdo de Triestre serán tratadas por Croacia y Eslovenia. Las Cuestiones relativas al Acuerdo de Gorica serán despachadas por la República de Eslovenia.
Art. 9.o En conexión con las distribuciones acordadas en los precedentes artículos de este
Anexo, los Estados sucesores han consentido a la Autorización de Revelación que figura como
Apéndice a este Anexo, y deberán, en la medida en que aún no lo hayan hecho:
a) permitir el libre acceso y proporcionar copias de los registros y datos pedidos por
cualquier Estado sucesor, en tanto estén en su posesión y relacionados con los activos y responsabilidades de la ARFSY. Las cuentas del Banco Nacional de Yugoslavia abiertas tras la fecha
en que las sanciones de Naciones Unidas fueron impuestas por primera vez, no se someten a
estos requisitos relativos a la revelación.
b) intercambiar información sobre esas cuentas y los activos financieros en bancos de
terceros países que pertenezcan a personas conexas (como se definiere por las autoridades
que regulen la actividad bancaria en esos países).
Art. 10. Cada Estado sucesor ha introducido una nueva moneda y establecido su independencia monetaria. Como tal, ningún Estado sucesor deberá incoar reclamaciones financieras
o procedimientos legales contra cualquier otro Estado sucesor, que vengan a cuenta de su
independencia monetaria o el establecimiento de su nueva moneda.
ANEXO D
ARCHIVOS
Art. 1.o a) A los efectos de este Anexo, «archivos de la ARFSY» significará todos los
documentos, de cualquier fecha o especie y con independencia de su situación, que hubieran
sido producidos o recibidos por la ARFSY (o por una estructura constitucional previa del
Estado yugoslavo desde el 1 de diciembre de 1918) en el ejercicio de sus funciones y que, a
30 de junio de 1991, perteneciera a la ARFSY de acuerdo con sus leyes y reglamentos internos y estuvieran, según la ley federal sobre regulación de archivos federales, bajo su poder o
control como archivos para cualquier fin.
b) A los efectos de este anexo, «Archivos de la República u otros archivos» se refiere a
los archivos de cualquier Estado de acuerdo a sus antiguas capacidades como Repúblicas
constituyentes de la ARFSY, o de sus unidades territoriales o administrativas, e incluye todos
los documentos, de cualquier fecha o clase y con independencia de su emplazamiento, que
hubieran sido producidos o recibidos por alguna de las Repúblicas o sus unidades territoriales o administrativas en el ejercicio de sus funciones y que, a 30 de junio de 1991, pertenecieran a ellas de acuerdo con la ley aplicable y estuvieran, conforme a la ley sobre archivos
de cada república, bajo su poder o control como archivos con independencia del fin.
c) «Documentos» en los subapartados anteriores, incluye películas, casetes de audio y
vídeo u otras grabaciones así como cualquier forma de grabación computerizada, e incluye
documentos que constituyan propiedad cultural.
Art. 2.o Si los archivos de la República u otros archivos hubieran sido desplazados de la
República a la que pertenecían, o si los archivos de la ARFSY hubieran sido extraídos de su
emplazamiento apropiado, deberán, de acuerdo con las provisiones de este Anexo y de acuerdo con los principios internacionales sobre devoluciones, ser reintegrados a la República a la
que respectivamente pertenezcan o a su emplazamiento apropiado tan pronto como sea posible
por el Estado que actualmente tenga el control de los mismos.
Art. 3.o La parte de los archivos de la ARFSY (registros administrativos, actuales y de
archivo) necesarios para la normal administración del territorio de uno o más Estados deberán,
de acuerdo con el principio de pertinencia funcional, pasar a aquellos Estados, con independencia de la situación actual de esos archivos.
Art. 4.o a) La parte de los archivos de la ARFSY que constituya un grupo que
I) tenga relación directa con el territorio de uno o más Estados sucesores, o
II) hubiera sido producido o recibido en el territorio de uno o más Estados sucesores, o
SUCESIÓN DE ESTADOS
513
III) consista de tratados de los que la ARFSY fuera la depositaria y que conciernan asuntos
relativos al territorio, o a instituciones cuya sede se ubique en el territorio, de uno o más
Estados,
deberán pasar a aquellos Estados, con independencia de donde estén emplazados actualmente.
b) Pendiente la designación de los archivos de la ARFSY conforme a este artículo,
I) el original del Tratado sobre Problemas de Uso de Agua entre la ARFSY y Grecia
firmado en 1959 (Gaceta Oficial de la ARFSY, n.o 20, de 4 de junio de 1960) y de Tratado
sobre Preservación y Renovación de los Mojones de la Frontera entre Yugoslavia y Grecia
para la Prevención y Solución de Incidentes Fronterizos (Gaceta Oficial de la ARFSY, n.o 20,
de 26 de febrero de 1959) deberán ser transferidos a la República de Macedonia,
II) el texto original o la copia certificada del Tratado de Osimo y del Acuerdo de Osimo
de 1975, y cualquier acuerdo relacionado; archivos y trabajos preparatorios relativos a la
negociación y aplicación; deberán ponerse a disposición de Croacia y Eslovenia a fin de permitirles negociar, con pleno conocimiento, con Italia sobre las consecuencias de esos tratados
para sus respectivos Estados.
Art. 5.o Si a consecuencia de los artículos 3 ó 4 hubiere archivos que debieren entregarse a más de un Estado, estos Estados deberán acordar cuál recibirá el original y permitir que
los otros obtengan copias.
Art. 6.o a) En relación con los archivos de la ARFSY que no se hubieran incluido en
los artículos 3 y 4, los Estados deberán, por acuerdo a alcanzar en los 6 meses siguientes a la
entrada en vigor de este Acuerdo, determinar su distribución equitativa entre ellos mismos o
la retención como patrimonio común de estos Estados, que deberán tener acceso libre de
impedimento alguno. Si no se alcanzase tal acuerdo, los archivos deberán convertirse en patrimonio común. En cualquier caso, cada Estado podrá hacer copias de los archivos en cuestión
a un coste equitativo.
b) El acuerdo mencionado en el apartado a) deberá tener en cuenta todas las circunstancias relevantes, lo que incluye la observancia, en la medida de lo posible, de los principios de respeto por la integridad de los grupos de archivos de la ARFSY para facilitar su
consulta íntegra y la investigación en esos grupos de archivos. El respeto por la integridad
de los grupos de archivos se entiende sin perjuicio de la ubicación adecuada de los mismos.
Los Ministerios o Departamentos responsables de los archivos en cada Estado deberán, en
plazo de 24 meses desde la fecha en que este Acuerdo entre en vigor, identificar y distribuir entre sí listas de grupos de archivos a los que se deba aplicar este principio; desde
entonces tratarán de llegar a un acuerdo sobre una lista única en un período ulterior de 3
meses. Deberán identificar, además, y distribuir entre sí en plazo de 24 meses desde la
fecha de entrada en vigor de este Acuerdo, las listas de archivos a los que se aplican los
artículos 3 y 4.
Art. 7.o Pendiente la aplicación de este Acuerdo, deberá permitirse el acceso libre de impedimentos a los representantes de los Estados interesados en los archivos de la ARFSY de fecha
de o anterior al 30 de junio de 1991. Este acceso se aplica también a los archivos de República
y otros archivos (que no sean actuales) en poder de los Estados interesados en este momento.
Art. 8.o Los archivos de República y otros archivos son propiedad del Estado correspondiente y no se sujetan sino a las provisiones contenidas en los artículos 1, 2 y 7.
Art. 9.o Los archivos privados no se someten a otras provisiones de este artículo. Aquellos
que hubieran sido tomados de sus propietarios tras el 1 de diciembre de 1918 deberán ser
devueltos al lugar donde se produjeron o a sus propietarios, de acuerdo con los principios
internacionales sobre devolución, sin compensación ni otra condición.
Art. 10. En caso de que acuerdos bilaterales de la ARFSY relativos a la restitución de
archivos estuviesen en vigor el 30 de junio de 1991, y estos tratados no se hubieren ejecutado completamente, los Estados interesados en esos archivos estarán preparados para asumir
los derechos y obligaciones previamente concernientes a la ARFSY en relación a la ejecución de aquellos tratados.
Art. 11. a) El poseedor actual del original de cualquier archivo que se deba transferir a
causa de este Anexo, podrá hacer copias del mismo.
514
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
b) El coste de las copias a consecuencia del artículo 5 y del artículo 11.a) deberá someterse a un posterior acuerdo entre los Estados interesados.
c) El coste del transporte de archivos deberá recaer en el receptor de los mismos.
d) El poseedor actual de los archivos que deban ser transportados o que deban ser copiados por efecto de este anexo deberá ayudar a reducir los costes en la medida de lo posible.
e) Cualquier Estado que facilite la copia de archivos deberá proveer el documento óptimo
a efectos de su reproducción y conceder acceso libre e igual a todos los Estados que deseen
copiar el documento.
f) El Estado en posesión de documentos originales que formen parte de los archivos de
la ARFSY, deberá permitir el acceso a ellos a fines de obtención de copias certificadas para
su uso como prueba, a petición del usuario interesado, si la copia disponible en otro Estado
no fuese útil a sus necesidades.
Art. 12. En plazo de tres meses desde la fecha en que este Acuerdo entre en vigor, representantes de los Ministerios o Departamentos responsables de los archivos en cada Estado
sucesor deberán reunirse para dar cumplimiento a este Anexo y tomar tales medidas si fuere
posible. Los acuerdos para la celebración de esta reunión y para la supervisión general inicial
de la aplicación de este Anexo deberán confeccionarse por el Comité Conjunto Permanente
establecido por el artículo 4 de este Acuerdo.
ANEXO E
PENSIONES
Art. 1.o Cada Estado deberá asumir las responsabilidades y abono regular de las pensiones aceptados por ese Estado como constituyente de la ARFSY, con independencia de la nacionalidad, ciudadanía, residencia o domicilio del beneficiario.
Art. 2.o Cada Estado deberá asumir las responsabilidades y pago regular de las pensiones que se deban a sus ciudadanos, ya fueran funcionarios civiles o militares de la ARFSY
con independencia de su residencia o domicilio, si tales pensiones se hubiesen creado con
cargo al presupuesto federal u otros fondos federales de la ARFSY. Para casos de ciudadanos
de nacionalidad de más de un Estado sucesor:
I) si esa persona está domiciliada en uno de estos Estados, el pago de la pensión deberá
efectuarse por ese Estado, y
II) si esa persona no está domiciliada en ninguno de los Estados sucesores de los que esa
persona es nacional, el pago de la pensión deberá efectuarse por el Estado en cuyo territorio
residiera a fecha de 1 de junio de 1991.
Art. 3.o Los Estados sucesores deberán, para caso de ser necesario, concluir acuerdos
bilaterales para asegurar el pago de pensiones de las descritas en los artículos 1 y 2 a personas localizadas en un Estado otro que aquel que pague su pensión, a fin de transferir los fondos
necesarios para asegurar el pago de esas pensiones, y para el pago de pensiones proporcionalmente al pago de cotizaciones. Cuando corresponda, la conclusión de tal acuerdo podrá
venir precedida de acuerdos provisionales para asegurar el pago de las pensiones comprendidas en el artículo 2. Cualquier acuerdo bilateral concluido entre dos o más Estados sucesores prevalecerá sobre las disposiciones de este Anexo y zanjará el problema de las reclamaciones mutuas entre los fondos de pensiones de los Estados sucesores referidas a pagos de
pensiones concertadas antes de la entrada en vigor de tales acuerdos.
ANEXO F
OTROS DERECHOS INTERESES Y RESPONSABILIDADES
o
Art. 1. Todos los derechos e intereses que hubieran pertenecido a la ARFSY, y que no
se encuentren de alguna otra manera regulados por este Convenio (incluidos, a título de ejemplo,
SUCESIÓN DE ESTADOS
515
patentes, marcas comerciales, derechos de propiedad intelectual, royalties y reclamaciones y
deudas de la ARFSY) deberán distribuirse entre los Estados sucesores, tomando en consideración la proporción para la división de los activos financieros de la ARFSY del Anexo C de
este Acuerdo. La división de tales derechos e intereses deberá efectuarse bajo la dirección del
Comité Conjunto Permanente creado por el artículo 4 de este Acuerdo.
Art. 2.o Todas las reclamaciones contra la ARFSY, que no se hayan regulado de otra
manera en este Acuerdo, deberán considerarse por el Comité Conjunto Permanente establecido por el artículo 4 de este Acuerdo. El Estado sucesor deberá informar a los otros de todas
aquellas reclamaciones contra la ARFSY.
ANEXO G
PROPIEDAD PRIVADA Y DERECHOS ADQUIRIDOS
Art. 1.o La propiedad privada y los derechos adquiridos de los ciudadanos y otras personas legales de la ARFSY deberán ser tutelados por los Estados sucesores de acuerdo con las
provisiones de este Anexo.
Art. 2.o 1. Los derechos sobre muebles e inmuebles situados en un Estado sucesor y a
los que tuvieran derecho ciudadanos u otras personas legales de la ARFSY el 31 de diciembre de 1990, deberán ser reconocidos, tutelados y restablecidos por aquel Estado sucesor de
acuerdo con los estándares y normas del Derecho internacional y con independencia de su
nacionalidad, ciudadanía, residencia o domicilio. Esto deberá extenderse a las personas que,
tras el 31 de diciembre de 1990, hubieran adquirido la ciudadanía o hubieran fijado su domicilio o residencia en un Estado que no fuera un Estado sucesor. A las personas que no puedan
ver cumplido tal derecho, deberá concedérseles de acuerdo con las normas civiles e internacionales.
2. Todos los contratos concluidos por ciudadanos u otras personas legales de la ARFSY
a fecha de 31 de diciembre de 1990, incluyendo aquéllos concluidos por empresas públicas,
deberán ser respetados sin discriminación alguna. Los Estados sucesores deberán garantizar
que las obligaciones de estos contratos se llevarán a cabo, si el cumplimiento de los mismos
se hubiese visto impedido por la desintegración de la ARFSY.
Art. 3.o Los Estados sucesores deberán respetar y tutelar los derechos de propiedad intelectual de todas las personas naturales y jurídicas de la ARFSY, incluyéndose patentes, marcas
comerciales, copyrights y otros derechos conexos (por ejemplo, royalties) y deberá cumplir
con los convenios internacionales sobre la materia.
Art. 4.o Los Estados sucesores deberán adoptar tantas medidas como sean necesarias,
según los principios del derecho y de cualquier otro modo apropiado, para asegurar la
aplicación efectiva de los principios contenidos en este Anexo, tales como conclusión de
acuerdos bilaterales y notificación a los Tribunales nacionales y a otras autoridades competentes.
Art. 5.o Nada de lo previsto en los anteriores artículos de este Anexo derogará las provisiones de acuerdos bilaterales concluidos sobre la misma materia por los Estados sucesores,
que en ciertas áreas puedan ser determinantes para esos Estados.
Art. 6.o La legislación doméstica de cada Estado sucesor interesado en derechos de habitabilidad deberá aplicarse por igual a las personas que hubieran sido ciudadanos de la ARFSY
y hubieran disfrutado de tales derechos sin discriminación por motivos de sexo, raza, color,
lengua, religión, opinión política o de otra clase, origen nacional o social, pertenencia a una
minoría nacional, propiedad, nacimiento u otro status.
Art. 7.o Todas las personas, naturales o legales, de cada Estado sucesor tendrán, conforme a criterios de reciprocidad, el mismo derecho de acceso a los tribunales, tribunales administrativos y agencias de ese Estado y de los otros Estados sucesores a los efectos de llevar a
cabo la protección de sus derechos.
516
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 8.o Las disposiciones previas de este Anexo se entienden sin perjuicio de cualquier
garantía de no discriminación relacionada con la propiedad privada y los derechos adquiridos que existan en la legislación doméstica de los Estados sucesores.
10.23. NOTA DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO A LA
DIVISIÓN POLÍTICA I DEL DEPARTAMENTO FEDERAL DE ASUNTOS
EXTERIORES DE LA CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 7 DE SEPTIEMBRE DE 1998, SOBRE LOS BIENES INMUEBLES DE LA ANTIGUA URSS EN
EL EXTRANJERO
Observaciones preliminares
A pesar de la declaración del Consejo de jefes de Estados de la CEI (Comunidad de Estados
Independientes) de 21 de diciembre de 1991 en Alma-Ata, según la cual «la URSS deja de
existir con, la creación de la CEI», la Federación rusa ha sido reconocida por la comunidad
internacional como Estado continuador de la URSS. En calidad de Estado continuador, la
Federación rusa ha mantenido las obligaciones convencionales de la URSS y su escaño en el
Consejo de Seguridad. El primer fin de este reconocimiento era en efecto evitar un debate
complejo sobre la atribución del escaño de miembro permanente del Consejo de Seguridad
que había quedado vacante como consecuencia de la disolución de la URSS así como garantizar el respeto de los compromisos de la ex URSS en materia de reducción de armas nucleares y convencionales. «Por consiguiente la afirmación de la declaración de Alma-Ata según
la cual la URSS había dejado de existir debe ser considerada como la expresión de un fenómeno político y no jurídico» (Held, Ch.-E., «Quelques réflexions relatives à la pratique de la
Suisse concernant la reconnaissandce des nouveaux Etats», Revue Suisse de Droit International et Droit Européen, 1994, p. 234). Aunque Rusia continúa la existencia de la URSS, las
otras ex repúblicas soviéticas han reivindicado una parte de los bienes públicos soviéticos.
Rusia ha admitido esa reivindicación firmando con los otros Estados de la CEI un acuerdo de
reparto de los bienes y de la deuda pública de la ex URSS (6 de julio de 1992). Numerosos
otros Estados consideran asimismo que todos los países resultantes del desmembramiento de
la URSS tienen derecho a una parte de la propiedad pública de esta última. Prueba de ello es
que han rehusado la reinscripción de los inmuebles de la ex URSS situados en su territorio
bajo el nombre de «Federación rusa» hasta que un acuerdo no hubiera sido alcanzado entre
todos los Estados resultantes de la ex URSS. En materia de bienes públicos, Rusia es, por lo
tanto, considerada, con el mismo título de los otros Estados de la CEI, como un Estado sucesor
de la ex Unión Soviética.
[...] Las reglas del derecho internacional general
Existen dos Convenios sobre sucesión de Estados, a saber el Convenio de 1978 sobre sucesión
de Estados en materia de tratados (entró en vigor el 6 de noviembre de 1996) y el Convenio
en materia de bienes, archivos y deudas de Estado (Convenios de 23 de agosto de 1978 y 8
de abril de 1983). El artículo 18, primer párrafo, letra b), del convenio de 1983 dispone que,
«a menos que los Estados sucesores de que se trata hayan convenido en otra cosa, ... los bienes
de Estado inmuebles del Estado predecesor situados fuera de su territorio pasarán a los Estados
sucesores en proporciones equitativas». En realidad, este artículo tiene un interés relativo
porque, aunque varios Estados se han adherido al convenio en los últimos años —quince
adhesiones son necesarias para que el convenio entre en vigor, hasta ahora, éste ha sido firmado por cinco países (Argelia, Argentina, Egipto, Níger, Perú) y ratificado por cinco (Croacia,
Estonia, Georgia, la República federativa de Yugoslavia, Ucrania)—, éste no ha entrado en
vigor todavía. Además, éste no tiene muchas posibilidades de entrar en vigor por razón del
régimen privilegiado que concede a los Estados nacidos de la descolonización en relación con
los otros Estados sucesores y en la medida en que éste constituye más la conclusión de una
SUCESIÓN DE ESTADOS
517
empresa ambiciosa de desarrollo progresivo del derecho internacional que una obra de codificación del derecho consuetudinario.
Si este convenio no reproduce reglas consuetudinarias, es porque no existen, fuera de los
casos particulares de descolonización, una costumbre establecida que regule el régimen de la
sucesión de Estado en materia de bienes públicos. La única regla consuetudinaria admitida
concierne el paso de los bienes del Estado predecesor al Estado sucesor. En efecto, se admite
según el derecho consuetudinario que pasan al Estado sucesor el conjunto de los bienes,
muebles e inmuebles, que pertenecían al Estado predecesor [esta transferencia «se realiza de
pleno derecho en virtud del tratado de cesión sin necesidad de un pacto especial de adquisición por parte del Estado sucesor», TPJI, asunto de la apelación contra una sentencia del
Tribunal arbitral mixto húngaro-checoslovaco (Universidad Peter Pázmány), sentencia de
1933, Serie A/B, n.o 61, pp. 237-238]. A parte de esta regla —que en el caso concreto no tiene
gran utilidad— no existe, en el ámbito de la sucesión de Estados en materia de bienes públicos, ninguna regla consuetudinaria establecida y reconocida.
A pesar de la ausencia de reglas establecidas, la Comisión de arbitraje sobre la ex Yugoslavia ha considerado, en su dictamen de 4 de julio de 1992, que el fenómeno de la sucesión de
Estados «está regido por los principios del derecho internacional en los que se inspiran los
convenios de Viena de 23 de agosto de 1978 y de 8 de abril de 1983». Ésta añade que «de
conformidad a estos principios, la sucesión debe llevar a un resultado equitativo, quedando
los Estados interesados libres de fijar sus modalidades por vía de acuerdo» (Dictamen n.o 9
de 4 de julio de 1992, RGDIP, 1993, p. 591). Aunque parezca difícil, por las razones indicadas más arriba, compartir enteramente el dictamen de la Comisión —a saber que el principio
de equidad, en el que los dos convenios se inspiran, constituya una regla consuetudinaria—
puede considerarse siguiendo al profesor Pierre-Marie Dupuy, que, aunque los dos convenios
de Viena «parecen haber sido largamente superados por la práctica reciente... éstos han servido con frecuencia como útiles puntos de referencia, para inspirar o, por lo menos, ayudar a
definir la práctica de los Estados, tanto si ésta decide apartarse de sus disposiciones cuanto si
decide inspirarse en éstas directamente» (Pierre-Marie DUPUY, Droit international public,
París, 1995, p. 36). En resumen, no existe ninguna regla positiva reconocida por los Estados,
de naturaleza convencional o consuetudinaria, que rija la sucesión de Estados en materia de
inmuebles situados en el extranjero. A lo sumo se puede decir que los principios en los que
los convenios de Viena se inspiran (equidad, prioridad en la negociación entre Estados sucesores) han servido como puntos de referencia para definir la práctica de los Estados en la materia.
Así, los países resultantes de la ex URSS han buscado una solución pragmática al problema
de la sucesión de la Unión soviética en materia de bienes situados al extranjero. [Revue Suisse
de Droit International et Droit Européen, 1999, pp. 678-680.]
4.
SUCESIÓN EN MATERIA DE NACIONALIDAD
10.24. CDI. TEXTO DE LOS PROYECTOS DE ARTÍCULOS SOBRE LA NACIONALIDAD DE LAS PERSONAS NATURALES EN RELACIÓN CON LA SUCESIÓN
DE ESTADOS APROBADOS EN SEGUNDA LECTURA
PARTE I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 1.o Derecho a una nacionalidad.—Toda persona natural que, en la fecha de la sucesión
de Estados, tenía la nacionalidad del Estado predecesor, independientemente de la forma en
que la haya adquirido, tendrá derecho a la nacionalidad de al menos uno de los Estados involucrados, de conformidad con el presente proyecto de artículos.
[...]
518
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 5.o Presunción de nacionalidad.—Con sujeción a lo dispuesto en el presente proyecto de artículos, se presumirá que las personas afectadas que tengan su residencia habitual en
el territorio afectado por la sucesión de Estados adquieren la nacionalidad del Estado sucesor
en la fecha de dicha sucesión.
[...]
10.25. CONVENIO EUROPEO SOBRE NACIONALIDAD HECHO EN ESTRASBURGO EL 6 DE NOVIEMBRE DE 1997
[...]
CAPÍTULO VI
SUCESIÓN DE ESTADOS Y NACIONALIDAD
Art. 18. Principios.—1. Tratándose de cuestiones de nacionalidad en los supuestos de
sucesión de Estados, cualquier Estado parte afectado debe respetar los principios de supremacía del derecho, las reglas en materia de derechos humanos y los principios que aparecen
en los artículos 4 y 5 de este convenio y en el párrafo 2 de este artículo, especialmente para
evitar los casos de apátridas.
2. Al pronunciarse acerca de la concesión o conservación de la nacionalidad en los supuestos de sucesión de Estados, cada Estado parte afectado debe tener en cuenta especialmente:
a) del vínculo real y efectivo entre la persona afectada y el Estado;
b) de la residencia habitual de la persona afectada en el momento de la sucesión de Estados;
c) de la voluntad de la persona afectada;
d) del territorio de origen de la persona afectada.
3. Cuando la adquisición de la nacionalidad está subordinada a la pérdida de una nacionalidad extranjera, son aplicables las disposiciones del artículo 16 de este convenio.
Art. 19. Arreglo por vía de acuerdo internacional.—En los supuestos de sucesión de
Estados, los Estados partes afectados deben esforzarse para arreglar las cuestiones relativas
a la nacionalidad por la vía de acuerdo entre ellos y, cuando proceda, en sus relaciones con
otros Estados afectados. Estos acuerdos deben respetar los principios y las reglas contenidas
o a las que se hace remisión en este capítulo.
Art. 20. Principios relativos a los que no sean nacionales.—1. Cualquier Estado parte
debe respetar los siguientes principios:
a) los nacionales de un Estado predecesor que residan habitualmente en el territorio cuya
soberanía sea transmitida a un Estado sucesor, del que no han adquirido la nacionalidad, deben
tener el derecho a permanecer en este Estado;
b) las personas mencionadas en el párrafo a) deben beneficiarse de la igualdad de trato con
los nacionales del Estado sucesor por lo que se refiere a los derechos sociales y económicos.
2. Cualquier Estado parte puede excluir las personas mencionadas en el párrafo 1 de los
empleos en la administración pública que comporten el ejercicio del poder público. [RGDIP,
1998, p. 1097.]
5.
PRÁCTICA ESPAÑOLA
10.26. CONVENIO ENTRE ESPAÑA Y MARRUECOS SOBRE RETROCESIÓN DE
ENCLAVE DEL IFNI, DE 4 DE ENERO DE 1969
Por cuanto el día 4 de enero de 1969, el Plenipotenciario de España firmó en Fez, juntamente con el Plenipotenciario del Reino de Marruecos, nombrado en buena y debida forma
al efecto, un Tratado por el que el Estado Español retrocede al Reino de Marruecos el territo-
SUCESIÓN DE ESTADOS
519
rio que éste le había previamente cedido en aplicación del artículo 8 del Tratado de Tetuán de
26 de abril de 1860, cuyo texto certificado se inserta seguidamente:
Su Excedencia el Jefe del Estado Español, Generalísimo de los Ejércitos Nacionales, don
Francisco Franco Bahamonde, y
Su Majestad Hassan II, Rey de Marruecos,
A la vista de los acuerdos a que los Gobiernos de los dos países han llegado en el curso de
las negociaciones que han mantenido.
Deseosos de confirmar el mutuo entendimiento y la buena amistad que felizmente existen
entre los pueblos respectivos.
Han resuelto concluir un Tratado por el que el Estado Español retrocede al Reino de Marruecos el territorio que éste le había previamente cedido en aplicación del artículo 8 del Tratado
de Tetuán de 26 de abril de 1860.
Y, a tal efecto, han designado como Plenipotenciarios:
Su Excelencia el Jefe del Estado Español, Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde, al excelentísimo señor don Eduardo Ibáñez y García de Velasco, Embajador de España
en Marruecos, y
Su Majestad Hassan II, Rey de Marruecos, al excelentísimo señor Doctor Ahmed Laraki,
Ministerio de Negocios Extranjeros del Reino de Marruecos,
Los cuales, después de haberse comunicado sus Poderes y de hallarlos en buena y debida
forma, han convenido lo que sigue:
Art. 1.o España retrocede a Marruecos en plena soberanía el territorio de Ifni tal y como
ha sido delimitado en los tratados.
El Gobierno marroquí sucederá al Gobierno español en todos los derechos y obligaciones
en relación con el territorio que le corresponde en virtud de los Tratados.
Art. 2.o La transferencia de poderes y la simultánea transmisión de derechos y obligaciones tendrán lugar dentro del plazo de tres meses a partir de la entrada en vigor del presente Tratado, en la fecha y con las modalidades convenidas por las Partes.
Art. 3.o Con la excepción de los que hayan adquirido la nacionalidad española por alguno
de los modos de adquisición establecidos en el Código Civil español, que la conservarán en
todo caso, todas las personas nacidas en el territorio y que se hayan beneficiado de la nacionalidad española hasta la fecha de la cesión podrán optar por esta nacionalidad efectuando
una declaración de opción ante las autoridades españolas competentes en el plazo de tres
meses a contar desde dicha fecha.
La nacionalidad española, con la plenitud de los derechos y obligaciones, una vez inscrita
en el registro español correspondiente, será reconocida como tal en todos sus efectos por las
autoridades marroquíes.
Art. 4.o Los derechos adquiridos en el territorio con anterioridad a la fecha de su cesión
serán respetados en su integridad y continuarán produciendo los efectos previstos por la legislación a cuyo amparo fueron adquiridos.
Art. 5.o Ninguna persona podrá ser perseguida por actividades realizadas con anterioridad al momento de la transmisión de poderes, siempre que no hayan dado lugar hasta entonces a una actuación de la jurisdicción española, salvo que la falta de dicha actuación se deba
a causas derivadas de la imposibilidad material de aquélla para iniciar el procedimiento.
Art. 6.o Las personas domiciliadas en el territorio en el momento de su cesión podrán
continuar ejerciendo sus profesiones y actividades económicas y laborales sin necesidad de
cualificaciones, títulos o licencias suplementarias y no serán en ningún caso objeto de un trato
fiscal discriminatorio en relación con el régimen general aplicado en el Reino de Marruecos.
Art. 7.o El Gobierno marroquí no pondrá inconvenientes al mantenimiento de las instituciones culturales y de enseñanza españolas en el territorio y dará facilidades para la apertura
de aquellas que el Gobierno español pueda considerar convenientes.
El Gobierno marroquí facilitará a las personas domiciliadas en el territorio en el momento de la cesión y que hubieran comenzado sus estudios en lengua española, la continuación
de estos estudios en la misma lengua.
Art. 8.o El Gobierno español cede en plena propiedad al Reino de Marruecos todos los
bienes inmuebles del Estado Español en el territorio, así como los de las corporaciones locales
520
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
y demás entes públicos españoles en el mismo, con excepción de aquellos que se relacionan
en el artículo 2 del Protocolo anejo.
Art. 9.o La moneda española en circulación en el territorio en la fecha de la transferencia
de poderes será retirada y canjeada por moneda de curso legal marroquí al tipo oficial de
cambio vigente en dicha fecha.
Todas las cuentas bancarias, y todas las deudas establecidas en pesetas cuyo pago deba
tener lugar en el territorio, serán automáticamente convertidas, en la misma fecha, en moneda
marroquí al referido tipo de cambio.
Las operaciones necesarias para la ejecución de lo establecido en los dos párrafos precedentes serán efectuadas de acuerdo con las modalidades previstas en el artículo 3 del protocolo anejo.
Art. 10. El Gobierno marroquí asumirá todos los créditos, débitos y déficit que reflejen
las cuentas públicas del territorio en la fecha de transferencia de poderes.
Art. 11. Se crea un Consulado de España en Sidi Ifni. El Gobierno marroquí autoriza el
ejercicio de sus funciones a partir de la fecha de la transferencia de poderes en el territorio.
Art. 12. El presente Tratado entrará en vigor con su Protocolo anejo en la fecha en que,
ratificado por las dos Partes de acuerdo con sus normas constitucionales respectivas, procedan aquéllas al canje de los correspondientes instrumentos de ratificación. El canje de los
instrumentos de ratificación tendrá lugar en Rabat.
En fe de lo cual los Plenipotenciarios firman y sellan el presente Tratado en dos ejemplares igualmente auténticos en idioma español y árabe en Fez, el día 4 de enero de 1969.—Por
España, Eduardo Ibáñez y G.a de Velasco.—Por el Reino de Marruecos, Ahmed Laraki. [BOE,
5 de junio de 1969.]
10.27. DECRETO 1.347/1969, DE 28 DE JUNIO, SOBRE OPCIÓN DE NACIONALIDAD DE LOS NATURALES DEL TERRITORIO DE IFNI
Art. 1.o El interesado que, al amparo de lo dispuesto en el artículo 3.o del Tratado sobre
retrocesión del territorio de Ifni, quiera optar por la nacionalidad española, formulará la correspondiente declaración ante el encargado del Registro Civil de su domicilio y acreditará ante
él que concurren los requisitos exigidos en dicho artículo.
Art. 2.o El encargado levantará acta con los requisitos exigidos para la inscripción y la
remitirá, con las diligencias probatorias practicadas, a la Dirección General de los Registros
y del Notariado, que, a la vista del expediente remitido, calificará el derecho del solicitante a
la opción y comunicará su decisión al encargado del Registro.
Si ésta fuera favorable, el encargado del Registro, a la recepción de la Resolución de la
Dirección General, recabará del interesado un certificado fehaciente expedido por la competente autoridad marroquí, por el que se acredite que ha renunciado expresamente a los derechos
a la nacionalidad marroquí.
Una vez que le sea presentado este certificado, el encargado del Registro remitirá a la Dirección General de Registros y del Notariado un acta en que se haga constar la presentación de
este documento —que deberá figurar como anejo a la misma— y el juramento de fidelidad
al Jefe del Estado y de obediencia a las leyes, que ha de prestar el optante.
Art. 3.o Recibidos el acta y su certificado anejo, la Dirección General ordenará la inscripción
de la opción en el Registro Civil correspondiente, con remisión de las actuaciones para su archivo.
Art. 4.o El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín
Oficial del Estado. [BOE, 3 de julio de 1969.]
10.28. RESOLUCIÓN DE 19 DE MAYO DE 1972 DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE
LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
Teniendo en cuenta que:
1.o D. Adellah Hossain Omar, en 29 de septiembre de 1969, formuló declaración de optar
por la nacionalidad española ante el Encargado del Registro Civil de su domicilio.
SUCESIÓN DE ESTADOS
521
2.o Que ha acreditado haber nacido en el poblado de Sidi Ifni en 18 de enero de 1940;
y que se ha beneficiado de la nacionalidad española hasta la fecha de retrocesión del
Territorio de Ifni a Marruecos (hasta la retrocesión gozó de los beneficios del Gobierno
español en concepto de Beca de Estudios y ha estado documentado con Pasaporte español).
3.o Que conforme al artículo 3.o del Tratado sobre retrocesión del territorio de Ifni, firmado en 4 de enero de 1969, sólo es posible ejercitar la opción dentro del plazo de tres meses a
contar de la fecha de cesión del territorio, es decir, desde el 30 de junio de 1969, según informó a este Centro Directivo la Dirección General de Asuntos Consulares por oficio de 10 de
febrero de 1972.
4.o Que surge en este caso la cuestión de cómo computar los meses a que se refiere el
Tratado, si conforme al artículo 7.o del Código Civil (lo que podría determinar que la opción
que se formuló se hizo fuera de plazo) o de fecha a fecha (caso en que la opción se habría
formulado en tiempo oportuno).
5.o Que al tratarse de una cuestión que se plantea en relación con la interpretación de un
tratado internacional, y que puede afectar a la otra parte contratante (cfr. art. 1 del Protocolo
Anejo), interesó este Centro Directivo la autorizada opinión del Departamento de Asuntos
Exteriores, lo que obliga a este Centro directivo (a quien incumbe la cuestión, conforme al
Decreto 1.347/1969, de 26 de junio) a resolverla por sí.
6.o Que, en el supuesto planteado, no cabe entender que una opción formulada el 29 de
septiembre (el día anterior era domingo) se haya formulado fuera de los tres meses a que se
refiere el artículo 3.o del citado Tratado Internacional por haber transcurrido a contar desde
el día 1 de julio (cfr. art. 1.130 C.C.) el tiempo de noventa días naturales, que equivale a tres
meses, según el artículo 7.o C.C. Y sin acudir a otras razones —invocadas a veces en la Jurisprudencia y que, con más o menos acierto, suavizarían, en el supuesto, la aplicación de la
computación civil misma— pueden esgrimirse las siguientes en contra de la aplicación, al
caso, del artículo 7.o del Código Civil:
a) Las interpretaciones de los Tratados, como, en otro campo, la de los negocios jurídicos bilaterales del Derecho Privado, no puede regirse por los mismos criterios y reglas que la
interpretación de las Leyes: dada la naturaleza de los Tratados internacionales sería arbitrario
extender automáticamente a la interpretación de sus cláusulas (acuerdos bilaterales) los criterios que establece una de las partes contratantes para completar o decidir las indeterminaciones de sus leyes (mandatos que unilateralmente impone a sus súbditos);
b) De los criterios posibles para la computación de los meses: el legal civil del artículo
7.o del Código Civil y el de fecha a fecha según el calendario gregoriano debe prevalecer, a
los efectos del citado Tratado, el segundo, pues el legal civil es convencional y arbitrario y ni
siquiera es seguido siempre por la legislación española, y en cambio, el cómputo según el
calendario gregoriano, por su carácter universal (cfr. art. 4.o del Code de la nationalité marocaine de 6 de septiembre de 1958), es el más adecuado a la índole de los tratados, mientras de
los mismos no se desprenda otra cosa.
Esta Dirección General ha acordado declarar que el solicitante tiene derecho a optar por la
nacionalidad española. [Anuario de la DGRN, 1972, pp. 456-458; reprod. en E. PECOURT
GARCÍA, «Jurisprudencia española de Derecho internacional», ADI, 1974, pp. 511-512.]
10.29. RESOLUCIÓN DE 28 DE ENERO DE 1989 DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE
LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
Para que un nacimiento pueda ser inscrito en el Registro Civil español es un principio
imprescindible bien que haya acaecido el mismo en territorio español, bien que, en otro caso,
afecte a españoles [...].
Ninguna de estas condiciones concurre en este supuesto. La primera porque todo el
proceso de descolonización operado en determinados territorios africanos bajo dominación española sólo se explica —atendiendo a razones primordiales de Derecho Internacional Público y cualquiera que fuera el alcance de las disposiciones internas anteriores— sobre la base de que esos territorios no formaban parte integrante de España, de
522
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
modo que pudo llegarse a su independencia o a su retrocesión al Reino de Marruecos,
como en el caso de Ifni que ahora interesa (Tratado de 4 de enero de 1969, ratificado el
30 de abril y publicado en el BOE de 5 de junio). La segunda, porque el artículo 3 del
Tratado citado claramente diferenciaba los que fueran españoles con arreglo al Código
civil y los naturales de Ifni que se hubieran «beneficiado de la nacionalidad española» y
el interesado, que entraba indudablemente en esta segunda categoría, no ha llegado a
probar que su padre optara en su momento por la nacionalidad española en el plazo y
condiciones establecidas por el artículo 3.o y Protocolo anejo al Tratado y por el Decreto de 26 de junio de 1969. [BIMJ, n.o 1.522, 1989, pp. 1275 ss.]
10.30. CONVENIO ENTRE ESPAÑA Y GUINEA ECUATORIAL SOBRE RÉGIMEN
TRANSITORIO DE COOPERACIÓN, HECHO EN SANTA ISABEL EL 12 DE
OCTUBRE DE 1968
El Presidente de la República de Guinea Ecuatorial, excelentísimo señor don Francisco
Macías Nguema, teniendo presentes los superiores intereses del Estado y en uso de los poderes
que le confiere el artículo 56 de la Constitución y el representante plenipotenciario del Gobierno español, excelentísimo señor don Manuel Fraga Iribarne, Ministro encargado de Asuntos
Exteriores, de acuerdo con la declaración del Gobierno español, en la Conferencia Constitucional de Madrid, de ayuda al nuevo Estado guineano para consolidar la independencia, la
paz y la prosperidad.
Deseosos de evitar que el acceso a la independencia pueda provocar dificultades en la continuidad de los servicios públicos;
Dispuestos a asegurar la estabilidad de la vida económica y social de la nación guineana;
Convencidos de la necesidad de acordar las disposiciones convenientes para asegurar las
buenas relaciones entre ambos países en tanto no se llegue al establecimiento de los Acuerdos y Convenios de Asistencia y Ayuda que han de ser negociados;
Adoptan el presente Convenio que se incorpora al Acta de Independencia firmada en el día
de hoy, por el cual acuerdan lo siguiente:
I. Mantener hacia el futuro los estrechos vínculos de hermandad que unen a los pueblos
español y guineano y, en consecuencia, establecer relaciones diplomáticas mutuas en las
respectivas capitales de Santa Isabel y Madrid.
II. El Gobierno español hace entrega al Gobierno guineano de todos los Servicios de
Gobierno y Administración que hasta hoy han venido funcionando bajo su dirección, y para
asegurar la continuidad de la acción administrativa, mantendrá al servicio del Gobierno guineano a los funcionarios que éste estime necesarios.
III. El estatuto jurídico de los funcionarios y demás personal español al servicio del Gobierno de Guinea será garantizado conjuntamente por los Gobiernos de ambos países, ajustándose a las siguientes bases:
a) La prestación del servicio se regirá por las disposiciones generales vigentes en Guinea
Ecuatorial.
b) El estatuto de los funcionarios y del restante personal será el establecido actualmente.
c) Los derechos económicos, computados con cargo al presupuesto de Ayuda a que se
refiere la cláusula XI, serán asegurados por el Gobierno español, que ejercerá la potestad disciplinaria, bien por iniciativa propia mediante los medios previstos en la legislación o bien a
consecuencia de solicitud del Gobierno de Guinea.
d) Ambas partes garantizarán, de acuerdo con la legislación en vigor y la orgánica que
respectivamente les sea aplicable, el régimen de destinos y traslados, salvo que, previo acuerdo de ambos Gobiernos, las necesidades del servicio requieran otra cosa.
e) Los Agentes de Seguridad, Policía y orden público españoles que permanezcan al servicio del Gobierno guineano estarán a disposición de las autoridades de Guinea, en la forma
que se determine, para el mantenimiento del respeto a la legalidad y a las personas y para
hacer posible la normal y pacífica convivencia ciudadana.
SUCESIÓN DE ESTADOS
523
f) Los funcionarios españoles del Orden judicial continuarán desempeñando sus funciones y administrarán justicia en nombre del Presidente de la República de Guinea Ecuatorial;
estarán sometidos a su propio estatuto orgánico y se les garantizará su independencia e inamovilidad.
g) El Gobierno español, de acuerdo con los programas del Gobierno de Guinea, facilitará en sus centros de formación técnica y administrativa la capacidad de los guineanos para su
progresiva incorporación a las tareas técnicas y administrativas de la Nación.
IV. Las personas jurídicas que ostenten la nacionalidad española en el momento de la
independencia conservarán su actual régimen jurídico.
Los nacionales españoles en Guinea y los guineanos en España gozarán del trato establecido por la legislación en vigor en la fecha de la independencia hasta que se concluya entre
ambos países un acuerdo sobre esta materia.
De conformidad con las garantías establecidas en la Constitución, el Gobierno guineano
se compromete a asegurar el respeto a las personas y a los bienes de los ciudadanos españoles en los mismos términos que a las personas y a los bienes de los guineanos y, en todo caso,
con aplicación del derecho internacional.
V. El Estado español hace cesión íntegra al Estado de Guinea de todos los bienes de
dominio público.
VI. Mientras no se determinan aquellos bienes patrimoniales del Estado español que éste
necesite para su propio uso, el Gobierno español cede a la Administración guineana el uso
gratuito de aquellos en los que se encuentran instalados los Servicios de Gobierno o Administración que son entregados al Gobierno de Guinea.
VII. El Gobierno español hace donación al Estado de Guinea, para residencia del Presidente de la República, del Palacio que fue sede del Gobierno General y, hasta este momento,
residencia del Comisario General de España en Santa Isabel.
VIII. Las concesiones otorgadas hasta el momento de la Independencia por la Administración española, especialmente las relativas a los servicios de transporte y telecomunicación,
serán respetadas íntegramente por el Gobierno guineano.
El Estado español cede al de Guinea todos los derechos, económicos o de otro tipo, que
pudieran corresponderle, de conformidad con la legislación española de Hidrocarburos, y éste
respetará los acuerdos que el Gobierno español ha contraído con las Entidades concesionarias.
IX. El Estado español cederá a la Guinea Ecuatorial, desde el momento de la independencia, la propiedad de los aeropuertos de Santa Isabel y Bata, así como la de los puertos y
sus edificios o instalaciones respectivas.
El Gobierno español, en tanto no se establezcan los acuerdos pertinentes, acepta el asegurar, en nombre del Estado guineano, la continuidad de la administración de los puertos y de
los aeropuertos de Santa Isabel y Bata, en todo lo referente a lo servicios de operación y
dirección técnica, y a tal finalidad conservará la propiedad de las instalaciones desmontables que se empleen en servicios de ayuda y control de la navegación, comunicaciones y
balizamientos.
X. La emisora de televisión y los demás medios de comunicación que sean bienes patrimoniales del Estado español contarán con un director adjunto guineano, que tendrá a su cargo
la información relacionada con la Guinea Ecuatorial en tanto se señale su Estatuto definitivo.
XI. El Gobierno español mantendrá hasta el 31 de diciembre de 1969 la ayuda económica a Guinea Ecuatorial en la misma cuantía y con análoga estructura a la prevista en los
vigentes presupuestos del Estado español.
Ambos Estados se comprometen a regular de común acuerdo, en el plazo más breve posible,
sus relaciones comerciales, arencelarias, financieras y fiscales. Hasta tanto entren en vigor
tales acuerdos, ambos Estados convienen en aplicar provisionalmente a aquellas relaciones
los regímenes existentes en la fecha de la firma del Acta de Independencia.
Mientras no emita su propia moneda y se regulen las relaciones financieras, comerciales y
arancelarias entre ambos Gobiernos en virtud de los Acuerdos de Cooperación que a estos
efectos se firmen, la República de Guinea Ecuatorial utilizará la peseta como moneda nacional, reconociendo expresamente al Gobierno español la facultad de adoptar cuantas medidas
524
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
estime precisas para evitar que la evolución del crédito, la financiación del sector público o
la evolución de las balanzas Comercial y de Pagos del nuevo Estado, afecten a la estabilidad
de la moneda española.
El Gobierno español prestará su colaboración para el establecimiento de un Banco de
emisión y para llevar a cabo la retirada de la peseta y su sustitución por la moneda guineana,
así como para la determinación de su paridad.
XII. El Gobierno de Guinea se compromete expresamente en esta etapa transitoria a no
adoptar disposiciones de carácter monetario, financiero, fiscal, arancelario o concesiones de
carácter público, sin negociar previamente con el Gobierno español las repercusiones que
tales disposiciones puedan tener sobre los compromisos que la ayuda económica comporta
para España.
XIII. Ambos Gobiernos establecerán, de mutuo acuerdo, el Estatuto de las Fuerzas Armadas
Españolas mientras permanezcan en el territorio de Guinea Ecuatorial.
XIV. Guinea Ecuatorial extenderá a España, sobre la base de reciprocidad, el trato que
conceda a la nación más favorecida por cualquier Tratado o Convenio Internacional del que
Guinea Ecuatorial sea parte, mientras no se concluya entre ambos países un Tratado o Acuerdo sobre la misma materia.
XV. El Presente Convenio tiene por finalidad asegurar la continuidad de los servicios
públicos y la vida jurídica, económica y social de Guinea en el momento de su acceso a la
independencia y en tanto no se establecen los Pactos o Convenios que, de mutuo acuerdo,
ambos Gobiernos concierten sobre cada uno de los aspectos de sus futuras relaciones.
En todo lo no especificado en el presente Convenio se mantendrá el actual régimen y
cualquier cuestión que se suscite será resuelta por vía diplomática.
En fe de lo cual, firmo el presente Convenio, hecho en doble ejemplar, en Santa Isabel de
Fernando Poo a 12 de octubre de 1968. [BOE, 28 de febrero de 1972.]
10.31. SENTENCIA TS (SALA 3.a), DE 13 DE OCTUBRE DE 1993. PONENTE: SR. GARCÍA
CARRERO
[...]
Sexto.—Producida la independencia de Guinea, con efectos de 12 de octubre de 1968,
reconoce la recurrente que fue transferida unos días después —el 19 de octubre de 1968—,
a la Delegación de Trabajo de Santa Isabel y que estuvo prestando servicios a la Administración del nuevo Estado independiente hasta el 21 de julio de 1969, fecha en la que obtuvo de
esta Administración el pase a la situación de excedencia voluntaria. Es claro que cualquiera
que fuese la naturaleza del vínculo que hubiera podido tener la recurrente con la Administración española aquélla renunció a mantenerlo y se integró como funcionaria de la República independiente, al margen de las previsiones del Convenio de Cooperación con el Estado
español de 12 de octubre de 1968, y con efectos extintivos de dicho hipotético vínculo (cfr.
STS 3.a7 de 19 de diciembre de 1991).
Séptimo.—La apelante alude al carácter coactivo de su integración en la Administración de la Guinea independiente, realizada en virtud de un acto de soberanía del nuevo
Estado; expone también las dramáticas circunstancias vividas en meses posteriores, con
la persecución y muerte de su marido, y trata de justificar, en fin, el acudimiento al expediente de la excedencia voluntaria, que fue el medio idóneo utilizado para disponer de libertad de movimientos y poder abandonar el territorio guineano. Sin embargo transcurrieron
aún mas de quince años —desde el 21 de julio de 1969, que obtuvo la excedencia voluntaria de la Administración ecuatoguineana, hasta el 31 de octubre de 1984, que presentó
la solicitud de integración en la Administración Civil española—, de modo que para denunciar los hipotéticos vicios invalidatorios de la renuncia a la integración en la Administración española y adscripción a la ecuatoguineana fundada en dicha situación coactiva, a la
que supuestamente estuvo sometida, agotó el plazo específico de prescripción (cfr. art.
1.301 CC) e inclusive el plazo común de prescripción de acciones (cfr. art. 1.964 CC).
Pasividad tanto más significativa cuanto que la recurrente reconoce que ha estado prestan-
SUCESIÓN DE ESTADOS
525
do actividad laboral durante años en una empresa privada y ha sido coincidiendo con la
situación de crisis padecida por esta empresa que tomó la decisión de acudir a la Administración española solicitando su integración como funcionaria.
Octavo.—La valoración conjunta de los factores relacionados en apartados precedentes quitan virtualidad a la certificación aportada a los autos sobre cobro de la remuneración por la recurrente, durante el tiempo de prestación de servicios anterior a la declaración de independencia, con cargo al capítulo 100, art. 110, epígrafe a) de los Presupuestos
Generales de Guinea Ecuatorial, que era uno de los requisitos exigidos en la repetida Ley
59/1967 para la integración en la Administración Civil española de los funcionarios de la
Administración Autónoma, lo que hace innecesario ponderar su valor probatorio intrínseco en relación con otros elementos de conocimiento concurrentes. [RAJ, 1993, n.o 7.236.]
10.32. REAL DECRETO 2.987/1977, DE 28 DE OCTUBRE, SOBRE CONCESIÓN DE
NACIONALIDAD ESPAÑOLA A NATURALES DE GUINEA ECUATORIAL
Art. 1.o A los efectos del artículo 19 del Código Civil, se entiende que concurren circunstancias excepcionales en los guineanos residentes en España al tiempo de publicarse la presente disposición, siempre que les haya sido de aplicación, con anterioridad al 12 de octubre de
1968, lo dispuesto en el párrafo 1.o del artículo 2.o del texto legal a probado por el Decreto
número 1.885/1964, de 3 de julio.
Art. 2.o Los interesados podrán hacer la declaración de acogerse al beneficio establecido
en el artículo anterior dentro del año siguiente a partir de la publicación del presente Real
Decreto o, en su caso, a partir de la mayoría de edad o emancipación.
Art. 3.o El Encargado del Registro ante quien se formule la declaración levantará acta por
duplicado y recibirá aquellas pruebas que justifiquen, en la medida de lo posible, la existencia de las circunstancias mencionadas.
Uno de los ejemplares, con las pruebas practicadas, se remitirá a la Dirección General de
los Registros y del Notariado, la cual recabará informe a los Ministerios de Asuntos Exteriores y del Interior. A la vista de lo instruido, calificará el derecho del solicitante a acogerse a
los beneficios de la presente disposición y, a no ser que dichos informes revelen una conducta personal contraria a los intereses de la Nación, ordenará la correspondiente inscripción en
el Registro, previa la renuncia y juramento a que se refiere el artículo 19 del Código Civil.
Disposiciones adicionales.—1.a Sin perjuicio de que, en su interés, puedan formular la
declaración a que se refiere el artículo 2.o, se reconoce a todos los efectos que los guineanos
que, tras el 12 de octubre de 1968, hubiesen estado al servicio de las Armas españolas o ejercido cargo o empleo público de España como súbditos españoles, optaron por seguir teniendo
esta última condición.
2.a El presente Real Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el
Boletín Oficial del Estado. [BOE, 25 de noviembre de 1977.]
10.33. RESOLUCIÓN DE 18 DE MAYO DE 1989 DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE
LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
Ninguna de estas condiciones concurre en este supuesto. La primera porque todo el proceso de descolonización operado en determinados territorios africanos bajo dominación española sólo se explica —atendiendo a razones primordiales de Derecho Internacional Público y
cualquiera que fuera el alcance de las disposiciones internas anteriores— sobre la base de
que esos territorios no formaban parte integrante de España, de modo que pudo llegarse a su
independencia, como ocurrió el día 12 de octubre de 1968 respecto de Guinea Ecuatorial.
La segunda porque el beneficio de la nacionalidad española concedido a los guineanos con
anterioridad cesó, por las mismas razones, el mismo día, como consecuencia necesaria de
que la nueva nación había de tener su sustrato personal imprescindible de ciudadanos propios.
526
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Así lo presupone el Real Decreto 2.987/1977, de 28 de octubre, si bien éste, para evitar los
muy posibles perjuicios que las conclusiones apuntadas acarreaban a los guineanos residentes en España, arbitró una fórmula a fin de que en el plazo de un año que precisaba su artículo 2.o, aquellos guineanos pudieran declarar su voluntad de ser españoles e incluso la disposición adicional primera del Real Decreto reconoció, sin necesidad de declaración, la cualidad
de súbditos españoles a los guineanos que, tras el 12 de octubre de 1968, hubieran estado al
servicio de las armas españolas o ejercido cargo o empleo público de España.
La recurrente, que no formuló esa declaración expresa, cesó en su cargo público de maestra,
según se ha acreditado, el 11 de octubre de 1968 y no ha vuelto a estar al servicio de la Administración española hasta 1983, por lo que es evidente que no le es de aplicación la disposición
adicional citada. [BIMJ, n.o 1.533, 1989, pp. 3112 ss.]
10.34. RESOLUCIÓN DE 9 DE DICIEMBRE DE 1996 DE LA DIRECCIÓN GENERAL
DE LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
[...]
Segundo.—Para que un nacimiento pueda ser inscrito en el Registro Civil es necesario que
el mismo haya acaecido en territorio español o, en otro caso, que afecte a españoles (cfr. arts.
15 LRC y 6 del Reglamento del Registro Civil).
Tercero.—La primera de estas condiciones no concurre en este caso, en el que se trata
de un nacimiento acaecido en El Aaiún en 1945. El territorio del Sahara no era español,
como se deduce de su descolonización y de su abandono por España en virtud de la Ley
40/1975, de 19 de noviembre, desarrollada por el Real Decreto 2.258/1976, de 10 de
agosto.
Cuarto.—Tampoco se da la segunda de las condiciones expuestas. Aunque el interesado se hubiera beneficiado de la nacionalidad española, este beneficio cesó en aquellas fechas
por razones superiores evidentes de Derecho internacional público, al no haber hecho uso
dentro del plazo máximo de un año —indudablemente de caducidad— del derecho a optar
por la nacionalidad española que concedió a los naturales del Sahara el Real Decreto citado.
No es posible dudar de la legalidad de este Real Decreto, ni ampliar por razón alguna el
plazo de caducidad que ha expirado. Es por otra parte, indiferente que el interesado haya
tenido documentación española, porque esta documentación está anulada y ha quedado
desprovista de todo valor, conforme a la disposición final segunda del Real Decreto. [RAJ,
1997, n.o 7375.]
10.35. RESOLUCIÓN DE 23 DE MARZO DE 1999 DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE
LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
En las actuaciones sobre inscripción de nacimiento fuera de plazo y nacionalidad española, remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado
contra acuerdo del Juez Encargado del Registro Civil Central.
HECHOS
1. Por escrito presentado en el Registro Civil Central el día 25 de marzo de 1994 Don
Mansor Enhamed Sidi, nacido en Villa Cisneros (Sahara) el día 28 de junio de 1953, hijo
de Enhamed Sidi Mohamed y de Fatma Hamud Mami, promovió expediente solicitando su
inscripción de nacimiento fuera de plazo y la nacionalidad española, por haber nacido en
el Sahara Español. Adjuntaba al escrito: certificado en extracto de nacimiento, fotocopia
de pasaporte español caducado en 1979, fotocopia carnet universidad y hoja declarativa de
datos.
[...]
SUCESIÓN DE ESTADOS
527
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 18 del Código civil; 15 y 16 de la Ley del Registro Civil; 66, 68,
335, 338 y 340 del Reglamento del Registro Civil, la Sentencia del Tribunal Supremo de 26
de octubre de 1998 y la Instrucción de 20 de marzo de 1991.
II. La pretensión fundamental del promotor es la de que se declare su nacionalidad española de origen como saharaui con apoyo en la sentencia mencionada del Tribunal Supremo.
Ahora bien, no es éste el momento ni el procedimiento oportuno para obtener ese resultado,
porque esa sentencia —y no es oportuno ahora enjuiciarla ni prejuzgar si las circunstancias
del recurrente son iguales o similares a las del particular beneficiado por la decisión judicial—
parte de la base de que es la consolidación de la nacionalidad española conforme al artículo
18 del Código civil la que permitió considerar español de origen a un saharaui.
III. Siendo esto así, y aparte de la vía judicial, el camino registral para declarar la nacionalidad española con valor, de presunción es claramente el expediente previsto en el artículo
96.2.o de la Ley, en el que la competencia para aprobarlo en primera instancia está encomendada, no al Registro Central, sino al Registro Civil del domicilio del solicitante (cfr. art. 335
RRC).
Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar íntegramente el acuerdo apelado. [BIMJ, n.o 1.856, pp. 32303231.]
10.36. SENTENCIA TS (SALA 1.a), DE 28 DE OCTUBRE DE 1998. PONENTE: SR. ALMAGRO NOSETE
[...]
Quinto.—En cualquier caso de lo que no cabe duda, con referencia a la «nacionalidad» de
los saharauis, durante el plazo de la tutela de nuestro Estado sobre el territorio del Sahara
Occidental, es que ésta fue la española (de «españoles indígenas» habla alguna disposición),
pues resulta evidente, conforme a las reglas generales del Derecho de la nacionalidad, que,
cuestión distinta es, atendiendo a los grados de asimilación material y formal, entre los diversos estatutos jurídicos de la población, que, en la práctica y en la ordenación de estos problemas en los Estados colonizadores, se hayan impuesto restricciones al status civitatis de la
población colonizada lo que ha permitido la diferencia doctrinal, basada en datos jurídicos,
entre nacionales-ciudadanos y nacionales-súbditos, según atestiguan con denominaciones
diversas, conocidos ejemplos del Derecho comparado (v. gr., Holanda, Italia, Bélgica y Francia).
En españa, pese a la inexistencia de normas que frontalmente establecieran discriminaciones
en cuanto a los derechos y deberes de los ciudadanos, pese a la ambigüedad normativa y pese
a las opiniones de sectores doctrinales, sobre la calificación de los territorios pertenecientes
a colonias y su identificación con el territorio nacional, las realidades de la heterogeneidad
territorial y de los estatutos personales emergían sobre la retórica legislativa y gubernativa
acerca de la plenitud de la asimilación. Concretamente, algunos dictámenes del Consejo de
Estado emitidos ya en casos similares (Dictamen n.o 36017/1968 para el caso de Guinea y
Dictamen 36227/1968 para el caso de Ifni) y la obra de cualificados estudiosos, a partir del
examen pormenorizado de las disposiciones dictadas en relación con aquellos territorios,
llegaron a conclusiones fundadas acerca de las diferencias entre territorio nacional y territorios coloniales (entre éstos, por consecuencia, el Sahara Occidental), sí como sobre la diferente condición jurídica de nacionales y naturales de las colonias. En especial, España, que había
actuado, con otro criterio, según se vio, aceptó, finalmente, informar a la ONU, sobre los territorios no autónomos y, con ello, dio paso por actos propios al reconocimiento del hecho
colonial (consecuencias de la entrevista hispano-lusa de marzo de 1961).
Sexto.—Desde esta dicotomía entre voluntarismo y realismo jurídico que recogen los fundamentos anteriores y, tomando en consideración las legítimas creencias y actividades propias
del ejercicio de una nacionalidad, fundadas en Derecho, de quien, como el actor, aunque
indígena del Sahara, se consideraba plenamente español, debe enfocarse el estudio del caso
528
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
concreto que se somete a la decisión de la Sala. Precisamente, ha de examinarse no ya la
validez o vigencia del Decreto de 10 de agosto de 1976 (si su rango fue el adecuado, si no
infringía el principio de jerarquía normativa, si resulta nulo, si advino derogado por la Constitución española, si sus defectos de publicación impedían su aplicación..., etc.) sino si, aun
admitiendo su validez y temporaria vigencia, fue o no la norma que debió aplicarse a don
Badadi Mohamed M. H., o si por el contrario, con su aplicación al caso se incurrió en discriminación inaceptable, conforme al artículo 14 de la Constitución Española. En efecto, el citado
Decreto que reconoce un falso o mal llamado «derecho a optar por la nacionalidad española
a los naturales del Sahara», señalando, para el ejercicio de tal derecho «el plazo de un año»
conforme a determinados requisitos, especialmente una «comparecencia» ante el Juez encargado del Registro Civil o Cónsul Español, según los casos y lugares, distingue dos grupos
perfectamente deslindados de naturales saharauis que en función de su residencia y en razón,
según estuvieran o no en la posesión de determinados documentos, se encontrarían en condiciones jurídicas de ejercitar la opción (ante la imposibilidad de hablar técnicamente de «opción»,
por la carencia de otra nacionalidad sustitutoria de la que por su naturaleza y circunstancias
de colonización les correspondía, la doctrina habla de «carta de naturaleza colectiva»): A)
Saharauis, residentes en territorio nacional (debe entenderse territorio metropolitano una vez
que se había producido la descolonización) a los que simplemente se les pide que estén provistos de «documentación general española». Aunque la expresión es muy ambigua, interpretamos que documentación general es cualquier documento, siempre que conecte o vincule con
España (v. gr., tarjeta o cartilla laboral expedida por la potencia administradora). B) Saharauis,
residentes fuera del territorio español que se hallen en posesión de documentos concretos, ya
sea el «Documento Nacional de Identidad bilingüe expedido por las autoridades españolas»,
ya sean titulares del «pasaporte español» o, alternativamente, «estén incluidos en el Registro
de las representaciones españolas en el extranjero». En ninguno de estos grupos se incardina
don Badadi Mohamed M. H., según se estudia en el fundamento siguiente.
Séptimo.—Hay datos de entidad que permiten situar a don Badadi Mohamed M. H. en
un tertium genus, no equiparable a los reseñados grupos. Ni se hallaba, por entonces, residiendo en España, ni en el extranjero, sino en el Sahara, territorio que, pese a haber sido ya
descolonizado, no pensamos que encajara en el segundo supuesto a que se refiere el artículo primero del Decreto en cuestión, dado que se vincula el concepto a «representaciones
españolas en el extranjero» inexistentes, a la sazón, en el territorio, como ha acreditado la
prueba testifical, ocupado por Marruecos según es notorio. Mas, aun dando por escasa la
argumentación en este punto (y sin entrar en el examen, ni por ello, en la valoración jurídica de las circunstancias de fuerza mayor que impidieron a algunos actuar dentro del plazo
otorgado para recabar la nacionalidad española), de lo que no cabe duda es que, en ningún
caso, eran semejantes las situaciones de aquellos a los que un simple documento o un
documento concreto, cualificado, les permitía la consolidación o plenificación de la nacionalidad española, con la de que quien, como el actor, no sólo disponía de «documentación
general» y de los dos «documentos», uno solo de los cuales, se exigía al residente en el
extranjero para obtener la consolidación de la nacionalidad, sino de otros que inequívocamente acreditaban en su favor el ejercicio de actividades propias del nacional español. En
pocas palabras, si, en la lógica del Decreto, el «nomen» de «español indígena», no se traducía, por sí mismo, en la plenitud de la nacionalidad española, no obstante, ser un título
vocado a dicha plenitud, si se acreditaban algunos extremos, que suponían el disfrute de
beneficios concretos y efectivos de la nacionalidad, con mayor razón, la justificación de un
conjunto de beneficios propios del nacional pleno, que concurren en don Badadi Mohamed
M. H., configuran una situación distinta, no asimilable a la de los grupos enunciados que
marcan un trato diferenciado. Los expuestos criterios formales, no son artificiosos, pues ha
de considerarse que, una de las principales razones esgrimidas para justificar la nacionalidad «menos plena», reconocida a la población colonizada, es la falta de identificación con
la cultura nacional y una actitud autodeterminativa, cuando no hostil, en relación con el
Estado colonizador, de donde la importancia de los «indicios» de asimilación, que, obviamente, no son reconducibles a baremos, pero que se hacen visibles por determinados signos.
[RAJ, 1998, n.o 8.257.]
SUCESIÓN DE ESTADOS
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10.37. SENTENCIA TS (SALA 3.a), DE 7 DE NOVIEMBRE DE 1999. PONENTE: SR. GONZÁLEZ NAVARRO
[...]
Cuarto.—Vamos a analizar ahora los otros «submotivos» que plantea el recurrente en ese
motivo primero, lo que obliga a analizar la sentencia impugnada desde la perspectiva de la
procedencia o no de otorgar la nacionalidad al recurrente por razón de residencia, ya sea de
un año (posibilidad negada en el fundamento 2.o), ya sea de 10 años (posibilidad igualmente
rechazada en los fundamentos 4.o y 5.o).
Con otras palabras: se trata de saber si —como dice el recurrente— la sentencia infringe
el artículo 22 del Código civil en la redacción dada por la Ley de 13 de julio de 1982.
A) La sentencia impugnada entiende que no hay lugar a aceptar la opción del recurrente por la residencia durante un año, porque incumple el requisito de haber nacido en territorio español, pues el Sahara —lugar de nacimiento de don Ahmed Abdellaqui Abnou (cuyo
nombre saharaui) es Ahmed Ebnou Salek— «nunca ha formado parte del territorio español»
según puede leerse en la exposición de motivos de la Ley 40/1975, y que es el argumento que
utiliza la sentencia para denegar la nacionalidad, también que ha manejado la Administración
en las resoluciones de 1993, y también el Abogado del Estado, más tarde, en la vía judicial.
[...]
D) Debemos ya entrar a analizar el caso que nos ocupa: alcance que hay que dar a la
expresión «territorio español» que emplea el artículo 22 del Código civil en el supuesto 1.o
del párrafo tercero.
Ya hemos dicho que la expresión «territorio español» y la de «territorio nacional» se han
venido usando en la legislación española de manera poco precisa. Cuando esto ocurre en textos
posteriores al momento en que España deja de tener colonias, posesiones o protectorado la
cosa no ofrece mayores problemas. Es admisible, sin más, la sinonimia. Así en el caso de la
LO 7/1985, de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España cuyo artículo 11 habla de territorio español en el número 1 y de territorio nacional en el número 3.
El problema se plantea cuando, como aquí ocurre, hay que aplicar normas que son contemporáneas de esas situaciones de heterogeneidad territorial (a no confundir con dispersión
geográfica).
La sentencia impugnada niega al recurrente el reconocimiento de su derecho a adquirir la
nacionalidad española por residencia de un año, con el argumento, que extrae de la exposición de motivos de la Ley 40/1975, de 19 de noviembre, de descolonización del Sahara, de
que este territorio «nunca ha formado parte del territorio español». Dejando aparte el hecho
de que se pretenda dar valor normativo al preámbulo de una ley, esa interpretación contradice lo que se puede comprobar —según hemos visto— cuando se hace un análisis detenido de
la situación jurídica del Sahara en las tres fases a que nos hemos referido más arriba. Durante las tres fases [colonización «provincialización», descolonización] el Sahara fue, y así resulta del capítulo XI de la Carta de Naciones Unidas, un «territorio no autónomo», es decir, uno
de esos «territorios cuyos pueblos no han alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio»
(art. 73), es decir un territorio heterogéneo con el «territorio nacional stricto sensu».
Cierto es que, España, amparándose en el decreto «provincializador», empezó negando
ante Naciones Unidas que Guinea, Ifni y Sahara tuvieran esa condición del territorio heterogéneo y vino dilatando ese reconocimiento desde 1957 hasta marzo de 1961. Pero a partir de
ese momento, rectifica su postura, manifiestamente insostenible, y empezó a proporcionar a
la Organización de Naciones Unidas información «de antemano y por su libre voluntad» sobre
esos territorios.
Pues bien, el recurrente había nacido en 1952 en Villa Cisneros, y que el Juez Encargado
del Registro civil de La Laguna en Informe que emite en 11 de julio de 1991, que figura en
el expediente administrativo, dice que el recurrente nació «en territorio español», que sus
padres «eran originariamente españoles», y que tiene residencia legal en España durante más
de tres años.
Teniendo en cuenta esto, y todo lo que extensamente hemos razonado sobre el particular,
hay base más que suficiente, para concluir, que la interpretación de la Sala de instancia debe
530
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
rechazarse y, en la medida que esa interpretación supuso, negar al recurrente la nacionalidad
a la que tiene derecho (la residencia desde el año 1991 la admite la Sala), el «submotivo»
segundo que hemos analizado debe prosperar y la sentencia debe ser casada y nuestra Sala,
efectivamente la anula.
[...]
Sexto.—A) Con lo dicho hasta aquí, es claro que nuestra Sala tiene que dictar nueva
sentencia en la que, por los fundamentos dichos, debemos declarar y declaramos el derecho
del interesado a obtener la nacionalidad española.
a) Tiene derecho a obtener la nacionalidad española, en primer lugar, porque, habiendo
nacido en el Sahara ejercitó oportunamente la opción que ofreció el Decreto 2.258/1976, de
10 de agosto, careciendo de fundamento alguno la denegación expresa por parte de la Administración, denegación, que fue puramente arbitraria, siendo así que, por un lado, consta acreditado que había nacido en el Sahara y, por otro lado, nadie ha dicho, ni ha intentado siquiera
probar, que la conducta y modo de vida del recurrente haya sido en ningún momento contraria al interés o al orden público. El recurso administrativo interpuesto contra esa denegación
expresa no obtuvo respuesta alguna de la Administración, y comoquiera que la interpretación
que hace la sentencia impugnada al hacer recaer en el recurrente las consecuencias del incumplimiento por parte de la Administración de su deber de resolver, es contraria a la jurisprudencia de este Tribunal Supremo, y también del Tribunal Constitucional, nuestra Sala considera necesario poner especial énfasis en corregir esa errónea interpretación y la consecuencia
antijurídica que, en este caso, ha tenido para el recurrente al que se le ha negado injustamente la nacionalidad española a la que tiene derecho por haber ejercitado la citada opción prevista en el Decreto 2258/1976, de 10 de agosto, y no concurrir ninguna razón jurídica obstativa.
Todo esto ha quedado extensamente razonado en el Fundamento tercero de esta nuestra sentencia.
b) Tal derecho le debe ser reconocido, igualmente, por aplicación del artículo 22, párrafo 3.o, supuesto 1.o, del Código civil, ya que, habiendo nacido en territorio español, condición
que tenía el territorio del Sahara, según ha quedado razonado extensamente en el fundamento cuarto de esta nuestra sentencia, ha acreditado residencia legal, continuada, e inmediatamente anterior a la petición, durante más de un año.
B) Asimismo, y por aplicación de lo prevenido en el artículo 71 en relación con la transitoria segunda de la nueva LJ de 13 de julio de 1998, debemos anular y anulamos las resoluciones administrativas de que trae causa la sentencia impugnada, debiendo la Administración
adoptar las medidas necesarias para el pleno reconocimiento y restablecimiento de la situación que se reconoce al recurrente. [RAJ, 2000, n.o 849.]
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