“Entrevistador (E): ¿”Pero te hizo sentir mal el rebautismo?

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Puede constatarse aquí la presencia del aparato represivo no sólo
respecto a la totalidad del Estado sino al conjunto de la sociedad
nacional, en toda su extensión y diversidad al servicio de la represión,
lo que es altamente consistente con la filosofía del stronismo descrita
brevemente en el primer apartado de este capítulo. Si nada era
paralelo o quedaba fuera del alcance del aparato represivo –el servicio
exterior formaba parte también del aparato represivo– el mensaje
consistía en que toda la sociedad actuaba y se movilizaba para el
logro de los objetivos del régimen. No podía refugiarse el ciudadano
cuando hasta algunas parroquias, que después serían lugares de
asilo, salieron mencionadas como lugares momentáneos de reclusión
o de apremios. Y sacerdotes –que después serían defensores de los
derechos humanos– fueron cómplices en el rebautismo católico del
13 de septiembre de 1965 en la plazoleta de la Iglesia de Piribebuy.
Los mecanismos usados para subsumir o destruir las agrupaciones
sociales independientes –política como pura identidad– llegaron a
niveles de antología, como lo fue el mencionado “rebautismo católico”
del 13 de septiembre de 1965 en la plazoleta de la Iglesia de Piribebuy,
dirigido por el entonces ministro del Interior Edgar L. Ynsfrán y el
presidente del IBR, Juan Manuel Frutos, y donde 103 campesinos
tuvieron que pasar por la humillación colectiva de jurar que no eran
comunistas sino cristianos.
En el proyecto del régimen la condena a la exclusión social era de
una contundencia tal que apartaba al excluido de la sociedad en su
conjunto.
Informe Final de la CVJ
“Entrevistador (E): ¿”Pero te hizo sentir mal el rebautismo?
Víctima (V): Sí, ya no podías llegar a la casa de las personas
que te conocían porque decían que nosotros éramos demonios.
E: ¿La gente del vecindario que es lo que les decía? ¿Eran
señalados por culpa del rebautismo?
V: Nos señalaban, “ellos son comunistas, a ellos se les rebautizó
porque son comunistas”, así decían la mayoría porque era
gente ignorante.
E: ¿Cuánto tiempo fue así?
V: Mucho tiempo, por lo menos dos años más o menos,
¡totalmente manchados quedamos!
E: ¿Después de esos dos años vos empezaste a tener novia?
V: No podía luego, eso es lo que te digo, ¡vos ya perdiste todo
ahí!” (Francisco Mauro Benítez, Potrero Angelito de Itacurubí,
1965)
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