PORTADA OCCIDENTAL DE LA CATEDRAL DE AMIENS. La imagen nos muestra la portada occidental de la Catedral de Amiens (Francia), templo gótico construido en el siglo XIII. El arte gótico se va a desarrollar en Europa Occidental entre los siglos XII y XVI. Un arte que inspirado por la orden del Císter y las ideas del abad Suger va a propugnar una nueva visión del arte, y en especial de la arquitectura, de la que resultará un arte luminoso, vertical y naturalista que abandonará las formas más toscas e intimistas del románico. Será el gótico un arte urbano y burgués que tendrá en la catedral, la iglesia de la ciudad, su mejor expresión. La portada gótica mantendrá la monumentalidad de la portada románica, así como su sentido didáctico (“evangelios de piedra”). Así mismo, las partes esenciales de la portada no variarán durante el gótico, pero si la interpretación técnica de las esculturas. Éstas, van a seguir durante un tiempo subordinadas a la arquitectura, pero a diferencia del románico se van a dotar de una mayor naturalidad y expresividad. Progresivamente, se va a ir abandonando la yuxtaposición del románico por una mayor relación e interacción entre las imágenes representadas. El hieratismo románico dará lugar a una mayor sensación de dinamismo y movimiento. La portada de Amiens consta de tres vanos que corresponden a las tres naves del interior de la Catedral. Cada una de las arquivoltas exteriores está rematada por un gablete que acentúa la sensación de verticalidad, tan cara al gótico. El abocinamiento de las puertas es aún más marcado que en el románico. En las jambas se añade un elemento original que cubre la cabeza de los personajes: el doselete. El tímpano de la puerta central está decorado por un pantocrátor (Cristo en Majestad), enmarcado por la mandorla o almendra mística. En los cuatro extremos de éste, se ubica el tetramorfos (los cuatro evangelistas: Marcos, Juan, Mateo y Lucas). En su base, podemos apreciar imágenes del Juicio Final. Hay parteluces con esculturas en todas las puertas. El central está ocupado por la Virgen con el Niño. Gárgolas en los flancos descargan el agua de la cubierta. La profusión decorativa aproxima la obra a lo que se ha venido a conocer como gótico flamígero. Por último, se puede destacar un elemento ciertamente románico: los poderosos contrafuertes que flanquean las portadas, que pese a su robustez, no desvirtúan la ligereza del conjunto. Con la portada de la catedral de Amiens se llega a la culminación de la escultura gótica, a la vez que se alcanza una verticalidad y esbeltez no lograda hasta entonces. CRIPTA DE LOS REYES DE LA BASÍLICA DE SAN ISIDORO (LEÓN). Esta imagen pertenece al Panteón de los Reyes de San Isidoro, el lugar en el que durante siglos fueron enterrados los reyes de León. La realización de las pinturas puede datarse a mediados del siglo XII y pertenecen al estilo románico castellano. Al calor del terror de año mil y de la reforma cluniacense va a extenderse por toda Europa Occidental un nuevo arte, el románico, que tendrá su vía de entrada en la Península a través del camino de Santiago, del que la ciudad de León, es un jalón fundamental. La pintura ante la que nos encontramos responde, en todo, a los parámetros de la pintura románica. La técnica utilizada es el fresco, profusamente utilizado en el románico por su luminosidad y resistencia. Los colores son planos y están enmarcados por un dibujo negro de trazo grueso. Las figuras carecen de todo naturalismo y realismo. Igualmente carecen de profundidad. Las figuras se yuxtaponen, sin relacionarse, y el conjunto carece de profundidad. Desde el punto de vista arquitectónico la capilla en la que está insertado el fresco está cubierta mediante bóvedas de arista y arcos fajones. Las columnas tienen capiteles historiados con escenas del Antiguo Testamento. La bóveda de la imagen está decorada por la Anunciación de los pastores. Esta escena campestre es una de las cumbres de la pintura románica. El artista del Panteón sustituye los pastores de Belén por pastores leoneses. El ángel anuncia a los pastores el Nacimiento de Cristo, mientras tanto unos cerdos comen bellotas caídas de un árbol, unas cabras y unas ovejas pacen, un mastín bebe leche del plato de un pastor, dos machos cabríos se enfrentan, otro pastor toca un cuerno y un tercero el caramillo. El valor excepcional de ésta obra reside en el naturalismo adoptado por el artista, la muestra de imágenes de la vida cotidiana aleja a esta obra de la rigidez formal impuesta por el románico.