Transcripción

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 La iconografía románica, una película medieval. Románico
abierto
Un campesino de la Edad Media, y también la mayoría de los nobles, no sabía ni
leer ni escribir. No podía ir al cine, ni ver la televisión y mucho menos buscar vídeos
en Youtube. Pero cuando entraba en una iglesia, se adentraba en un espectáculo
visual lleno de historias y personajes religiosos.
¡Poneos cómodos que empieza la película del Románico!
El gran protagonista era el Pantocrátor, el Todopoderoso, el Omnipotente. Su mano
derecha alzada simbolizaba bendición, y las letras Alfa y Omega, primera y última
del abecedario griego, lo convertían en principio y fin de todas las cosas. La
mandorla mística que lo rodeaba, evocaba el cielo, por eso era de color azul. El
marrón se utilizaba para la tierra, el verde para el agua y el rojo para el fuego. ¡Esta
era la paleta de colores románica!
Nuestro campesino no sabía ni sumar ni restar, pero para él los números tenían
mucho sentido: el 3, la Santísima Trinidad; el 4, la tierra con sus 4 extremos. La
posición también era importante: a levante se situaban las imágenes positivas; a
poniente, las negativas... ¡todo en su sitio!
Dentro de la iglesia, la fauna también era de lo más diversa, como un bestiario. El
pájaro simbolizaba el alma, que vuela hacia el cielo. El león y el águila eran valores
de nobleza y fortaleza. Pero también había animales 'mal vistos': el mono, la
serpiente, el cerdo, el conejo o el dragón, que se asociaban a conductas impuras.
Y por impuras, ¡las esculturas e imágenes eróticas que advertían contra los pecados
de la carne!
Vamos, que la iglesia era una pantalla gigante donde se explicaba la eterna historia
del cielo y el infierno, del pecado y la salvación. Porque como decía San Gregorio, la
pintura es la escritura de los ignorantes.
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