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GI SCHOOL
LEONARDO VARGAS
CIENCIAS SOCIALES
El movimiento de la regeneración que encabezó el presidente Rafael
Núñez aspiraba a ordenar y unificar un país fragmentado por luchas civiles
y arduas condiciones geográficas alrededor de un Estado autoritario y de
la Iglesia católica. En gran medida esta receta para resolver la situación
del país emergía de un diagnóstico sobre las condiciones creadas por las
constitución liberal y federalista de 1863, que había otorgado no sólo gran
cantidad de libertades sociales, sino también casi autonomía absoluta a
las provincias, con el consecuente debilitamiento del poder central. Poco
antes de ser elegido para su primer mandato en 1882, Núñez hacía un
diagnóstico de la situación de Colombia en los siguientes términos:
En Colombia, en 1855 y 1856, bastaban 600 soldados para mantener el
orden en todo el territorio, aunque existíamos entonces bajo el régimen
político central. Después de que se destruyó, por primera vez, el respeto al
principio de legitimidad - en 1863 - la necesidad de fuerza militar ha venido
un crecimiento constante, y nuestros padres se habrían escandalizado si
hubieran podido ver a distancia las guarniciones que hoy son
indispensables para impedir nuevos sangrientos y ruinosos trastornos.
Aquí hemos, pues, retrocedido en lugar de haber avanzado, y tenemos, por tanto, que remontar la corriente,
por haber entendido la libertad como sinónimo de independencia de toda restricción y de todo límite.
Llegamos aún a declararle guerra al principio religioso -que es la base del orden interior, del orden moral- y
hoy, que hemos vuelto del suicida error, comenzamos ya a comprender la oratoria sagrada.
El discurso de la "Regeneración" tuvo como base una fuerte separación entre modernidad y religiosidad.
Como señala Jesús Martín Barbero, a diferencia de los Estados Unidos, en donde "ser moderno no sólo
equivale sino se fundamenta en ser creyente, y viceversa, en América Latina hemos vivido eso como una
oposición irreductible, absolutamente maniquea".
LA REGENERACION.
"Estas grandes propiedades que no pueden ser explotadas por el dueño mismo, son un obstáculo para el
ejercicio de facultades industriales y el empleo de capitales menores; conducen a la formación de una
aristocracia territorial dominadora y poco simpática a las ideas y formas republicanas, y a la larga contribuyen
a la degradación y envilecimiento de las clases populares".(Tomado de Memorias de Salvador Camacho
Roldán, Editorial Bedout, s.f.)
Existen discrepancias entre los eruditos sobre si la regeneración comienza o no con Julián Trujillo; para este
estudio considero adecuado presumir, que ese conjunto de cambios tendientes a centralizar el manejo del
país, efectivamente comenzaron bajo su administración, como se verá, aunque sea someramente en la rápida
sinopsis de su gobierno, dado que allanó el camino hacia el poder por parte de Don Rafael Núñez.
1. Julián Trujillo 1878-1880.
Las armas fueron también su medio para llegar al poder. Su victoria contra los conservadores en la Batalla de
Los Chanclos y la toma de Manizales durante la guerra civil anterior, lo catapultaron a la presidencia,
contando con su grupo (liberales independientes, de Rafael Núñez) y el apoyo, soterrado, no directo, del
liberalismo radical, siendo candidato único. Se capta el declive del grupo radical, atribuyéndosele como causa
a este retroceso a la profunda desmoralización en el seno de tal facción. Mientras tanto, desde el Senado,
Núñez, como presidente del mismo planteaba la necesidad de un giro ideológico fundamental para la
dirección estatal y parece ser que caló su propuesta en el presidente recién posesionado.
Durante su gobierno se iniciaron las excavaciones del canal de Panamá así como las conversaciones con la
Santa Sede para el Concordato.
Seguía vigente la decisión de mantener una paridad rígida ente el oro y la plata, que comenzó a afectar el
sistema comercial desde el momento en que desmonetizada la plata en casi todos los países avanzados, ésta
comenzó a depreciarse, de modo que resultaba legalmente sobrevaluada en el territorio nacional. En el país
no existía moneda uniforme, los bancos (para la fecha habían alrededor de 42, casi todos medianos negocios
de usura) tenían derecho de emisión y el desarreglo monetario había contribuido a aumentar el tipo de interés.
La exportación de tabaco (producto bandera del país) venía en franca caída, con la consecuente reducción de
ingresos para los dueños del oligopolio, la merma en la importación de bienes europeos, y la disminución de
los ingresos aduaneros del gobierno; el protagonismo temporal del comercio exterior lo empezaba a tener la
quina (que llegó a su máximo volumen de exportación en estos años).
2. Rafael Núñez 1880-1882.
«Los vecinos importantes y algún tanto adinerados en cada localidad vienen en tropel a Bogotá, sacrificando
sus fortunas en busca de un hogar tranquilo para sus familias, resignándose a la oscuridad y a una vida de
privaciones, antes de estar sometidos a los puñales de los asesinos, a los salteadores y a las horribles
vejaciones de los mandarines de parroquia».
Desde 1875 era un antagonista convencido del Olimpo radical, ascendiendo al solio presidencial con la
oposición de tal grupo liberal (que contaba a la fecha con varios Estados armados) y contando con el apoyo
exclusivo de los independientes.
Indagando en las fisuras del programa libre cambista de los liberales radicales, descubrió que había
consumido a la industria artesanal, inhibido el establecimiento de nuevas industrias nacionales, impulsado el
consumo de bienes extranjeros, y que, cuando las exportaciones descendieron, agotaron el efectivo circulante
en el país…así mismo, en un país donde la gran mayoría profesaba la fe católica, consideraba los ataques
contra esta, como destructivo de la estabilidad política e imprudente, porque alejaba al pueblo de los cuadros
directivos liberales. Y como colofón, en un país arruinado por las contiendas civiles, la Iglesia era una fuente
importante de cohesión.
Pese a la coyuntura política, impulsar una reforma constitucional no era conveniente, porque no tenía
consenso al interior del congreso, su mayoría no era contundente como para sacar adelante las innovaciones.
Fue elegido presidente con el voto de siete estados en una elección en que derrotó al liberal radical Tomás
Rengifo. Creó el Banco Nacional, reinició la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y reinició las
relaciones con España.
Su plataforma económica se basó en el Banco Nacional y la implantación del papel moneda de curso forzoso
(y el privilegio exclusivo de emitir moneda por el Banco Nacional), complementado por una política de
aranceles proteccionista para ciertas industrias incipientes (realmente como elemento político que le
permitiera “reclutar” a sectores de artesanos). Como muestra de su espíritu de cambio, incluyó por vez
primera a un conservador (desde 1861) en su gabinete y dos más ilustres conservadores accedieron a los
cargos de Embajador en Europa y director de la biblioteca Nacional (los señores Carlos Holguín y Miguel
Antonio Caro respectivamente).Sin embargo su gestión contó con la oposición activa de los banqueros
particulares que sentían amenazada su posición por la banca oficial y de los radicales que veían como un
liberal accedía a solicitudes conservadores. En pleno colapso fiscal, la burocracia pública creció
abrumadoramente, pagando con proliferación de puestos, el apoyo recibido. Terminando su mandato
constitucional, urdió la candidatura del septuagenario, señor Zaldúa, a sabiendas que contaba con el apoyo de
siete estados, frente a dos de los radicales. Desafortunadamente para el nuñísmo, las desavenencias se
hicieron insalvables con el señor Zaldúa. Con él, los radicales creyeron haber recuperado el poder.
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