Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo Janak A. Mehta, MBBS y Gregory I. Bain, FRACS Resumen La inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo es un desplazamiento tridimensional anómalo del cúbito (en forma de subluxación rotatoria externa), junto a un desplazamiento en valgo de la tróclea humeral. Todo ello hace que, al flexionar el codo, los huesos del antebrazo se desplacen en rotación externa y en valgo. Una lesión del ligamento colateral cubital hará que se produzca una supinación anormal del cúbito sobre el húmero. La cabeza radial, bloqueada en la escotadura sigmoidea (radial) del cúbito proximal por el ligamento anular, se subluxará hacia atrás con respecto al capitellum. Esta anomalía normalmente es postraumática y se presenta en forma de bloqueo o de resalte, junto a una subluxación recidivante del codo. El diagnóstico clínico se sospechará a partir de la historia clínica y se confirmará mediante la exploración, que debe incluir la prueba de inestabilidad rotatoria posteroexterna. Esta prueba suele realizarse mejor bajo anestesia general y control radioscópico. Normalmente este tipo de inestabilidad se trata mediante reparación ligamentosa o reconstrucción asimétrica con injertos tendinosos. J Am Acad Orthop Surg (Ed Esp) 2005;4:35-45 J Am Acad Orthop Surg 2004;12:405-415 La inestabilidad rotatoria posteroexterna (IRPE) del codo es un cuadro clínico descrito por primera vez por O´Driscoll y cols. 1 en 1991. La inestabilidad suele producirse de forma accidental, como por ejemplo, tras una luxación en la que las estructuras ligamentosas externas no hayan cicatrizado bien. Los pacientes presentan síntomas de bloqueo o sensación de chasquido, o incluso una inestabilidad recidivante. O’Driscoll y cols. 1 han publicado que la causa de la IRPE es una insuficiencia del ligamento colateral cubital. Algunos autores han identificado otras lesiones de partes blandas en el lado externo del codo, que podrían contribuir a la inestabilidad del mismo. Sin embargo, otros investigadores han cuestionado la teoría de la inestabilidad externa del codo.2,3 Las opciones terapéuticas de este tipo de inestabilidad van desde la inmovilización con férula hasta la reparación o reconstrucción quirúrgica de las estructuras laterales lesionadas. 47 Anatomía fundamental Los ligamentos del lado externo del codo son en realidad engrosamientos de la cápsula. El complejo del ligamento colateral cubital tiene cuatro componentes: el ligamento colateral4 lateral (radial) (LCL), el ligamento colateral cubital lateral (LCCL) (que es la porción cubital del LCL), el LCL accesorio y el ligamento anular (fig. 1, A). El LCL se inserta en el epicóndilo y se une al ligamento anular. El LCL se opone a las fuerzas varizantes y además estabiliza el ligamento anular. Martin,5 en 1958, describió algunos detalles del complejo del LCL. Concretamente afirmó que la cápsula externa del codo constaba de tres capas. La capa profunda era la cápsula articular. El estrato intermedio era el verdadero ligamento anular. La capa superficial se derivaba del ligamento lateral, y se extendía desde el epicóndilo hasta las caras anterior y posterior del cúbito, donde se insertaba. Vol 4, N.o 1, Enero/Febrero 2005 Morrey y An6 dieron nombre al LCCL y reconocieron su importancia clínica. El LCCL es un engrosamiento de la cápsula, que se inserta proximalmente en el epicóndilo humeral y distalmente en el tubérculo de la cresta supinadora del cúbito (fig. 1, B). La inserción humeral del LCCL es un punto isométrico, bien definido, y situado en el lado externo del codo.4 La inserción distal del ligamento es profunda con respecto a la fascia que rodea al extensor carpi ullnaris y a los músculos supinadores (fig. 1, A). Además de estabilizar la parte externa del codo, el LCCL actúa como soporte posterior de la cabeza radial, evitando su subluxación. Una lesión del LCCL permitirá una rotación externa anómala (supinación) del cúbito sobre el húmero. Como resultado de la rotación externa del cúbito, la cabeza radial, que está bloqueada en la escotadura sigmoidea (radial) del cúbito por el ligamento anular, se subluxará por detrás del capitellum. Cuando se ejerza una fuerza varizante sobre el codo, el LCCL se El Dr. Mehta es Lecturer, Staff Specialist, Department of Orthopaedic Surgery and Trauma, Royal Darwin Hospital, Northern Territory Clinical School, Flinders University of South Australia, Darwin, Northern Territory, Australia. El Dr. Bain es Senior Visiting Orthopaedic Surgeon, Department of Orthopaedic Surgery and Trauma, Royal Adelaide Hospital, and Department of Orthopaedic Surgery, Modbury Public Hospital, Adelaide, and Clinical Lecturer, Department of Orthopaedic Surgery and Trauma, University of Adelaide, Adelaide, South Australia. Ninguno de los siguientes autores ni los departamentos asociados con ellos han recibido ayudas ni poseen acciones en empresas u organismos relacionados directa o indirectamente con el tema de este artículo: Dr. Mehta y Dr. Bain. Copyright 2004 by the American Academy of Orthopaedic Surgeons. 35 Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo Ligamento colateral lateral (radial) Ligamento anular Ligamento colateral lateral accesorio Cápsula articular A Cresta supinadora Ligamento colateral lateral cubital Tubérculo B Figura 1. A, Complejo del ligamento colateral lateral. B, Anatomía ósea de la cara lateral del húmero proximal. (Adaptado con autorización de Bain GI, Mehta JA: Anatomy of the elbow joint and surgical approaches. En: Baker CL Jr, Plancher KD [eds.]. Operative Treatment of Elbow Injuries. New York, NY: Springer-Verlag, 2001, págs. 1-27.) tensará, haciéndose indistinguible de la cresta supinadora. Sin embargo, cuando se ejerza una fuerza valguizante, el espacio que hay entre la cresta supinadora y el LCCL aumentará.4 Los estudios recientes han confirmado la existencia del LCCL, aunque cuestionan su papel como estabilizador primario de la IRPE.7 El ligamento anular se inserta en los bordes anterior y posterior de la escotadura sigmoidea (radial) del cúbito proximal, rodeando al radio pero no insertándose en él. La parte distal del ligamento anular tiene un diámetro más pequeño que la proximal, de forma que rodea y sujeta al cuello. De ese modo da mayor estabilidad a la cabeza radial. El LCL accesorio se une proximalmente a las fibras del ligamento anular y se inserta distalmente al tubérculo de la cresta supinadora. Este ligamento accesorio estabiliza el ligamento anular durante las fuerzas varizantes. El complejo del ligamento colateral medial (LCM) es un engrosamiento de la cápsula que consta de tres componentes: la banda anterior, la banda posterior y el ligamento transverso de Cooper (fig. 2). El más importante de dichos componentes es la banda anterior, que va desde la epitróclea humeral hasta el tubérculo sublime de la cara interna de la apófisis coronoides. 36 En realidad, es el estabilizador primario contra las fuerzas valguizantes.6 La banda posterior va desde la epitróclea hasta el olécranon, y se opone a la rotación interna del cúbito sobre el húmero. Los estabilizadores secundarios son la cabeza radial, la cápsula y los orígenes de los flexores y extensores comunes.8 Cuando los tres estabiliza- dores primarios estén intactos, el codo será estable. Patoanatomía de la inestabilidad del codo Los conceptos y el tratamiento de la inestabilidad del codo han evolu- Banda anterior Banda posterior Ligamento transverso de Cooper Figura 2. Complejo del ligamento colateral medial. (Adaptado con autorización de Bain GI, Mehta JA: Anatomy of the elbow joint and surgical approaches. En: Baker CL Jr, Plancher KD [eds.]. Operative Treatment of Elbow Injuries. New York, NY: Springer-Verlag, 2001, págs. 1-27.) Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 48 Janak A. Mehta, MBBS y Gregory I. Bain, FRACS cionado durante el último a siglo. Desde entonces, cada vez se entienden mejor la anatomía del codo, la patomecánica de su inestabilidad y su tratamiento. Hay tres conceptos de gran importancia: la insuficiencia ósea central, la insuficiencia ligamentosa externa y la insuficiencia ligamentosa interna. La IRPE forma parte de las inestabilidades del codo. Por ello debe extenderse dentro de la perspectiva global de dichas inestabilidades. La inestabilidad del codo inicialmente se relacionó sólo con su causa más obvia es decir, con una luxación aislada o con una luxación recidivante del codo. En la mayoría de las ocasiones su etiología parecía estar asociada a una escotadura troclear estrecha. Sin embargo, algunas publicaciones ya citaron que otras posibles causas de inestabilidad recidivante eran las laxitudes ligamentosas, los cuerpos libres y las fracturas de epicóndilo y epitróclea. El tratamiento se centró sobre todo en el plano sagital, potenciando la apófisis coronoides con diferentes bloques óseos (obtenidos de diferentes zonas dadoras).9 Algunos cirujanos potenciaron al olécranon, mientras que otros dieron mayor tensión a la zona, modificando el recorrido del tendón del bíceps al insertarlo en la apófisis coronoides o bien pasando tiras de bíceps o tríceps por una ventana abierta entre la coronoides y la fosa olecraneana. Hoy en día, se cree que la articulación humerocubital es un gínglimo (bisagra) cuya estabilidad intrínseca se debe a la profundidad de la fosa troclear. De hecho, es una de las articulaciones más congruentes del cuerpo, y la escotadura troclear es aún más estable gracias al olécranon y a la apófisis coronoides10 (fig. 1). En las lesiones del codo, son frecuentes las fracturas de la apófisis coronoides, pudiendo considerarse un signo de subluxación o luxación previa. En los pacientes con IRPE, la apófisis coronoides choca contra la tróclea. Si la rotación externa (supinación) del cúbito aumenta, la coronoides pasará por debajo de la tróclea y se producirá una luxación del codo. Si existiera una fractura de la coronoides, el codo sería aún más 49 inestable, y se requeriría una menor rotación externa (supinación) del cúbito para producir una luxación. Los grandes fragmentos fracturarios de la coronoides incluyen la cápsula anterior y la banda anterior del LCM, por lo que habrá que hacer una reducción y osteosíntesis para preservar la estabilidad interna del codo. Osborne y Cotterill11 fueron los primeros en introducir el concepto de inestabilidad ligamentosa externa. Estos autores afirmaron que la lesión esencial se debía a «un fallo de la reinserción de las estructuras capsulares y ligamentosas rotas o distendidas durante las luxaciones traumáticas simples».11 Haciendo un símil entre la inestabilidad de codo y la luxación recidivante del hombro, dichos autores aconsejaron realizar una plicatura de la cápsula externa mediante suturas transóseas, para de esa forma evitar una inestabilidad recidivante. Posteriormente otros autores apoyaron este concepto, añadiendo que el LCM también podría contribuir a la inestabilidad articular.12,13 El interés sobre la importancia de la cara externa del codo aumentó por la descripción que O´Driscoll y cols. hicieron en 1991 de la IRPE.1 De heho, definieron la inestabilidad posteroexterna, describieron su síndrome clínico, identificaron una prueba clínica para su diagnóstico, propusieron las bases anatómicas del problema y describieron una técnica quirúrgica para curarlo.1 La importancia relativa de cada uno de los ligamentos del complejo externo con respecto a la IRPE sigue siendo controvertida. La publicación inicial de O’Driscoll y cols.1 se centró en la insuficiencia del LCCL. Señalaron que el LCCL es el estabilizador primario de la articulación humerocubital, y que su deficiencia era la «lesión esencial»14 de la IRPE. En un estudio anatómico sobre los estabilizadores externos del codo,15 no siempre se pudo distinguir el LCCL de la cápsula. Los autores de este estudio sugirieron que los estabilizadores primarios de la IRPE eran una combinación del LCL y del ligamento anular. También destacaron el papel de la musculatura como estabilizado- Vol 4, N.o 1, Enero/Febrero 2005 ra secundaria. Además, dos estructuras blandas podían actuar como estabilizadores secundarios: una banda de la fascia del extensor carpi ulnaris (ECU), que va desde el epicóndilo humeral hasta el cúbito proximal, y el tabique intermuscular que separa el ECU del extensor digitorum minimi. Así pues, puede que haga falta que se lesionen más de una estructuras para que se produzca una inestabilidad externa importante de codo. La inestabilidad puede ocurrir por distensión o por arrancamiento de ambos ligamentos y de los orígenes musculares del epicóndilo, lo que, según algunos autores,16,17 afectaría a los estabilizadores primarios y secundarios. Dunning y cols.18 han demostrado que cuando el ligamento anular está intacto, tanto el LCL como el LCCL pueden seccionarse sin que se produzca una IRPE. Por lo tanto, la hipótesis actual es que la IRPE debe producirse por una lesión de otras estructuras anatómicas además del LCCL. Esta hipótesis se basa sobre todo en estudios realizados en cadáveres. Por eso puede ser que en el sujeto vivo la situación sea diferente.7,15 En la mayoría de las luxaciones de codo se produce un arrancamiento del complejo del LCL y de la cápsula. En aquellos casos en que la articulación siga estando subluxada, el complejo del LCL se desplazará distalmente, de forma que su borde libre proximal se colocará sobre la superficie articular del capitellum. De ese modo, no podrá haber una cicatrización osteoligamentosa normal. En algunos casos, puede haber una neoformación ósea en forma de puente entre el epicóndilo y el ligamento arrancado. La inestabilidad recidivante y la IRPE probablemente se deban a un fallo de la cicatrización del complejo externo en su posición anatómica en el epicóndilo. Aunque suele creerse que las estructuras ligamentosas internas no juegan un papel importante en la IRPE, deben tenerse en cuenta dentro del contexto de la inestabilidad global del codo. La importancia del complejo del LCM en la estabilidad del codo sigue siendo controvertida. El complejo del LCM normalmente se arranca en su inserción humeral, aun- 37 Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo que suele permanecer unido al periostio.11 Por eso puede cicatrizar, aunque lo haga de forma insuficiente. Si la articulación se subluxa de nuevo, puede producirse un desgarro muscular en la zona de la epitróclea y del epicóndilo.2,3 Eygendaal y cols.19 han revisado 41 pacientes con luxación posteroexterna del codo tratados mediante reducción cerrada e inmovilización con yeso durante 3 semanas. El seguimiento medio fue de 9 años. Quince pacientes (37%) tuvieron inestabilidad moderada en valgo (<3 mm de apertura medial en la articulación en las radiografías en estrés). Tres (7%) tuvieron inestabilidad grave (>3 mm de apertura). La presencia de inestabilidad interna se relacionó con dolor persistente, una peor puntuación del codo, una formación de hueso heterotópico y signos radiográficos degenerativos. Los nueve pacientes que tuvieron un signo de Tinel positivo en el túnel cubital presentaron inestabilidad interna. Seis pacientes tuvieron un resultado de la prueba de pívot shift lateral positivo, aunque ningún paciente de la serie sufrió luxación recidivante. La insuficiencia del ligamento medial es una parte importante de la inestabilidad de codo, aunque no debe ser considerada en los pacientes con IRPE. Los estabilizadores dinámicos y posturales del codo incluyen todos los grupos musculares que lo cruzan, sobre todo el ancóneo, el tríceps y el brachialis,10 de modo que todos ellos proporcionan una fuerza compresiva a través de la articulación. Los estudios realizados en cadáveres infravaloran la importancia clínica de la musculatura como estabilizadora dinámica del codo. Cohen y Hastings15 han demostrado que la IRPE se reduce espontáneamente mediante la simple pronación del antebrazo, incluso cuando se rompan todas las estructuras de resistencia externa. Estos hallazgos apoyan la impresión clínica de que, en algunas circunstancias, las luxaciones de codo pueden tratarse mediante férulas limitadoras de la supinación del antebrazo. Se piensa que la patoanatomía de la inestabilidad del codo es un círculo con tres fases de rotura en las partes blandas, que comienza en el lado 38 externo y se extiende después a la parte anterior y al lado interno de la articulación20 (fig. 3). Este patrón se conoce con el nombre de círculo de Horii, y es análogo al patrón de inestabilidad perilunar de Mayfield de la muñeca. El estadio 1 se caracteriza por la rotura del LCCL. Ello puede producir la subluxación articular (IRPE). Si la fuerza continúa, se producirá la fase 2, es decir, la rotura de la cápsula anterior y posterior. En este momento la apófisis coronoides estará bajo la tróclea. En el estadio 3, la fuerza es progresiva y persistente. Este estadio tiene tres fases. En el estadio 3a, todas las partes blandas se rompen, excepto la banda anterior del LCM. El resto de los orígenes tendinosos y musculares permanecen intactos, incluyendo el origen flexopronador común. Como resultado de ello, el codo se luxa y pivota alrededor de la banda anterior intacta. En el estadio 3b la banda anterior tam- 2 1 LCCL 3 LCCM Figura 3. Ciclo de rotura en tres fases de las partes blandas. Estadio 1, rotura del LCCL. Estadio 2, rotura capsular anterior y posterior. Estadio 3, rotura del ligamento colateral interno. LCCL= ligamento colateral cubital lateral, LCCM= ligamento colateral cubital medial. (Adaptado con autorización de O’Driscoll SW, Morrey BF, Korinek S, An KN: Elbow subluxation and dislocation: A spectrum of instability. Clin Orthop 1992; 280: 186-197.) bién se rompe, de forma que el codo es inestable cuando se aplican fuerzas valguizantes. La gravedad de la inestabilidad necesita la inmovilización del codo, una vez reducido, a 30-45° de flexión. En el estadio 3c, todas las partes blandas de húmero distal están despegadas. Ello produce una gran inestabilidad, que hace que la articulación sólo sea estable a más de 90° de flexión.8 Mecanismo lesional La IRPE típicamente ocurre en pacientes con historia de luxación de codo reducida espontáneamente o tratada de forma cerrada.3 Sin embargo, algunos pacientes pueden haber presentado esguinces crónicos de codo o fracturas de cabeza radial o apófisis coronoides. La mayor parte de las veces, la lesión se produce por una combinación de compresión axial, rotación externa (supinación) y valgo sobre el codo.20 Esto suele ocurrir cuando los pacientes caen con el codo en extensión, lo que produce una fuerza axial a lo largo de todo el brazo. Ello creará una fuerza valguizante cuando el eje mecánico pasa a través de la parte externa de la articulación. El cuerpo rota internamente sobre el codo, de forma mecánicamente similar a la rotación externa del antebrazo (supinación). Esta combinación de fuerzas es la misma que se reproduce al realizar la prueba de inestabilidad rotatoria posteroexterna. La IRPE suele ocurrir en pacientes con laxitud ligamentosa generalizada21 o con inclinación en varo del húmero distal secundaria a fracturas supracondíleas de la infancia.22 La IRPE también puede verse como complicación de abordajes quirúrgicos laterales de codo.1,23 La vía de Kocher, aunque proporciona un buen abordaje para el tratamiento de las fracturas de cabeza radial, afecta al complejo del LCL, siendo obligatorio repararlo al final de la intervención.11 La IRPE del codo también puede presentarse como complicación de la vía de Boyd, que implica la liberación de las partes blandas de la cara externa del cúbito proximal.24 La IRPE suele deberse a Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 50 Janak A. Mehta, MBBS y Gregory I. Bain, FRACS un fracaso de reparación del complejo ligamentoso externo del codo en el cúbito proximal. Presentación clínica Los pacientes pueden referir una o más luxaciones de codo previas. Con cada nueva luxación, la fuerza que la provoca va disminuyendo. Uno de nuestros pacientes tuvo 10 luxaciones. La última ocurrió cuando apagaba la luz de la mesilla de su dormitorio. Los pacientes frecuentemente aprenden maniobras para reducir su articulación, por lo que no suelen necesitar una reducción formal. Los síntomas más frecuentes son los bloqueos o chasquidos articulares con dolor. Suelen ocurrir cuando la extensión alcanza la mitad del arco de movilidad con el antebrazo en supinación. Los pacientes pueden describir que el codo se sale al realizar sus actividades. Muchas veces temen realizar ciertas actividades favorecedoras de la luxación, como por ejemplo, apoyarse en los reposabrazos de un sillón para levantarse de él. En la exploración física inicial, el paciente aparenta tener un codo normal. No suele doler, excepto que haya habido una lesión reciente; normalmente la movilidad del codo es completa e indolora. No es raro que haya hiperextensión, sobre todo en los tipos no traumáticos de inestabilidad. La realización de una prueba de inestabilidad en valgo o en varo no provoca dolor ni inestabilidad alguna, aunque la prueba en varo suele molestar al paciente. La exploración suele ser anodina, excepto por lo que se refiere a la prueba de inestabilidad rotatoria posteroexterna.1 Esta prueba se hace mejor con el paciente en decúbito supino y la extremidad sobre la cabeza del paciente (fig. 4). El hombro se pone en total rotación externa, lo que ayuda a estabilizar el húmero. De esa forma el codo puede valorarse independientemente de la movilidad del hombro. Después el médico sujetará el antebrazo del paciente, colocándolo en supinación completa. En esta posición, el codo parecerá una rodilla, de forma que la maniobra será si- 51 Figura 4. Maniobra de inestabilidad rotatoria posteroexterna, con el paciente en decúbito supino y el brazo por encima de la cabeza. El codo se colocará de forma que se asemeje a una rodilla. milar a la del pivot shift utilizado para valorar la inestabilidad del ligamento cruzado anterior de la rodilla. Empezando con supinación y extensión, se flexionará el codo lentamente mientras el médico aplica un ligero valgo y una ligera carga axial, manteniendo la supinación. Ello producirá una fuerza rotatoria sobre el antebrazo, que causará una subluxación rotatoria de la articulación humerocubital. El cúbito se inclinará externamente sobre la tróclea humeral, de modo que la rotación luxará la cabeza radial hacia atrás (por estar unida al cúbito el ligamento anular). Cuando el codo está a 40° de flexión, el desplazamiento rotatorio llegará al máximo. En ese momento, la cabeza radial subluxada producirá una prominencia posterior junto a una depresión en la piel cerca de la cabeza radial. La subluxación rotatoria pivotará sobre la banda anterior del LCM del codo.8 Cuando la flexión aumente, el tríceps se tensará y obligará a la articulación radiocapitellum a reducirse. La cabeza radial se desplazará hacia Vol 4, N.o 1, Enero/Febrero 2005 delante sobre la prominencia del capitellum y se reducirá con un brusco chasquido (que suele ser más evidente para el paciente y el médico que la subluxación inicial). El chasquido se debe a la reducción de la cabeza radial, de forma que se acentúa por la carga axial aplicada a la articulación radiohumeral. La reproducción de los síntomas del paciente, junto con la aprensión, se considera un resultado positivo de la prueba. Los pacientes pueden tener tanta aprensión a la prueba que muchas veces se niegan a realizarla. Este rechazo puede ser voluntario, es decir, evitando con el brazo contralateral que se les toque, o involuntario, mediante un espasmo muscular que bloquea el codo y evita la exploración normal. La aprensión es un síntoma subjetivo del paciente. Las expresiones faciales y preventivas subsiguientes deben ser consideradas por el médico como signo de esta aprensión. Para que en dichas circunstancias se pueda realizar una prueba exploratoria positiva, existen tres alternativas: 1) Infiltrar anestesia local en la articulación; con ello se reducirá la retroalimentación propioceptiva y se disminuirá la aprehensión. 2) Hacer la prueba con radioscopia; de esa forma las inestabilidades más sutiles pueden identificarse mejor. 3) Realizarse la prueba bajo sedación. La prueba de cajón rotatorio posteroexterno es similar a la de Lachman del ligamento cruzado anterior de la rodilla. En ella se colocará el brazo sobre la cabeza para que se asemeje a una rodilla. Después se forzará a la parte externa del antebrazo proximal en dirección posterior, intentando subluxar la cabeza radial (para reproducir la depresión entre la cabeza radial y el capitellum).21 A veces, el paciente puede mostrar tal aprensión que será altamente sospechoso de IRPE. Otras pruebas descritas por Regan y Morrey son las de empuje hacia arriba en posición prona y la del empuje hacia arriba desde una silla.25 En ellas el paciente intenta levantarse desde la posición de decúbito prono o desde un sillón con reposabrazos. La maniobra se intenta primero con los antebrazos en la máxima pronación y después se repite con los ante- 39 Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo brazos en la máxima supinación. Si los síntomas se manifiestan con el antebrazo en supinación pero no en pronación, la prueba será positiva para la IRPE.25 Diagnóstico diferencial La inestabilidad en valgo puede parecerse mucho a la IRPE. Para distinguirlas, hay que explorar el complejo del LCM con el hombro en la máxima rotación interna. Para valorar la banda anterior del LCM, el antebrazo debe estar en pronación.1 La pronación mantiene al radio sobre el capitellum, de forma que cualquier apertura del espacio articular medial se deberá a una insuficiencia ligamentosa interna. Después se fuerza el codo en posición de valgo con 30° de flexión y, a continuación, en extensión completa. En flexión, el LCM es el estabilizador primario de las fuerzas valguizantes.26 En extensión completa, la cápsula anterior se tensa y el olécranon se bloquea en su fosa, lo que proporciona estabilidad incluso cuando el LCM se haya seccionado. 27 Los estudios biomecánicos han demostrado que en el codo flexionado la cápsula anterior, la cabeza radial y el olécranon ayudan al LCM a lograr su estabilidad en valgo. 26 Si hay inestabilidad en valgo con el codo en flexión, querrá decir que el LCM es insuficiente. Si también hay inestabilidad con el codo en extensión, significará que la lesión es mucho más extensa, incluyendo la rotura de la cápsula anterior y posterior. Otras partes de la exploración son la evaluación de una posible hiperlaxitud ligamentosa generalizada y la valoración de un posible compromiso neurovascular. También habrá que comprobar si el tendón del palmar mayor existe (para ser utilizado como injerto tendinoso). Valoración radiográfica La mejor forma de valorar radiográficamente la inestabilidad es mediante pruebas de provocación bajo control radioscópico (tras infiltrar la 40 articulación con anestesia local). En la proyección lateral se valorará la IRPE, y en la anteroposterior las inestabilidades en varo y valgo. Otra posibilidad es realizar radiografías en estrés mientras se practican las maniobras de provocación. A veces puede verse una tenue subluxación en las radiografías sin estrés, con el cúbito anormalmente supinado sobre la tróclea. Esto suele apreciarse en forma de aumento del espacio articular humerocubital. Hay que identificar posibles fracturas de la apófisis coronoides y de la cabeza radial. También hay que ver si existen defectos por impacto en la parte posterolateral del capitellum producidas por una luxación de la cabeza radial (lesión de Hill-Sachs del codo). Tratamiento Los pacientes pueden aprender a evitar su inestabilidad realizando actividades con el codo en flexión (para prevenir la subluxación). Pueden utilizarse ortesis de codo, aunque suelen ser molestas y difíciles de llevar durante mucho tiempo. La mayoría de los pacientes con IRPE no están satisfechos con dichas ortesis. La cirugía está indicada en pacientes con inestabilidad sintomática de codo. Las contraindicaciones relativas se refieren a niños con fisis abiertas, a casos con artritis, con laxitud ligamentosa generalizada y en luxaciones recidivantes habituales. Cuando una IRPE ocurra en niños, debe tratarse mediante plicatura lateral en vez de mediante reconstrucción. Las fracturas de gran tamaño de la apófisis coronoides pueden necesitar osteosíntesis como parte de la técnica quirúrgica. Puede utilizarse la artroscopia como coadyuvante de la reconstrucción. La artroscopia puede servir para identificar lesiones articulares asociadas, para valorar el nivel de la inestabilidad y para desbridar la articulación. Con ella pueden identificarse y desbridarse lesiones osteocondrales de la cabeza radial y de la tróclea. Con el artroscopio en los portales externo o posterior, puede realizarse la prueba del pivot shift y valo- rar la abertura del espacio articular humerocubital.21 El espacio articular medial también puede valorarse mediante una técnica similar. Algunos autores han utilizado la artroscopia para clasificar a los pacientes con IRPE en tres grupos: 1) los que tienen una IRPE aislada, que se tratarán mediante reconstrucción lateral. 2) los que tienen una apertura anormal asociada del espacio articular medial, que deberán tratarse mediante un injerto circunferencial (que reconstruya el LCM y el LCCL). Nosotros hemos identificado un grupo de pacientes cuya presentación clínica de IRPE se asoció a una inestabilidad medial demostrada artroscópicamente. 3) Además, hemos identificado pacientes con IRPE y artritis asociada. Este es un difícil problema, en el que la intensidad de la inestabilidad y la gravedad de la artritis requieren de una valoración individual. Abordaje quirúrgico de la cápsula externa Hay que colocar al paciente en posición lateral. Es recomendable una incisión posterior en la línea media, puesto que los estudios anatómicos han demostrado que por ella se lesionan menos los nervios de pequeño tamaño.28 Después se identificará el intervalo de Kocher (entre el ancóneo y el ECU), gracias una cintilla de grasa que puede verse a través de la fascia profunda24 (fig. 5). Este intervalo se abrirá para dejar al descubierto la cápsula del codo, el epicóndilo y el cúbito proximal. Después, se retraerán los músculos para descubrir la cápsula, aunque a veces no es posible identificar el LCCL como una entidad propia. Artrotomía Es importante evitar un mayor daño al complejo del LCL. La IRPE yatrogénica es un problema serio en pacientes con lesiones agudas. Una artrotomía lateral en Z por delante del LCCL24 minimizará el traumatismo y la inestabilidad intraoperatorias de las partes blandas. La artrotomía debe hacerse por delante del LCCL, para no afectar a la estabilidad humerocubital. La Z debe centrarse sobre el ligamento anular. La Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 52 Janak A. Mehta, MBBS y Gregory I. Bain, FRACS Músculo tríceps Cresta supracondílea Músculo brachioradialis Extensor carpi radialis longus Epicóndilo Olécranon Incisión cutánea en la línea media Tendón del tríceps y músculo ancóneo retraídos Extensor carpi radialis brevis Ancóneo Extensor carpi ulnaris A Extensor digitorum communis Ligamento colateral cubital lateral Extensor carpi ulnaris B Figura 5. A, Por una incisión posterior en la línea media (dibujo de la izquierda), se identificará el intervalo de Kocher (entre el ancóneo y el ECU), para exponer la cápsula articular lateral y la cresta supinadora. B, La retracción de los músculos ancóneo y ECU permitirá exponer dicha cápsula. (Adaptado con autorización de Bain GI, Mehta JA: Anatomy of the elbow joint and surgical approaches. En: Baker CL Jr, Plancher KD [eds.]. Operative Treatment of Elbow Injuries. New York, NY: Springer-Verlag, 2001, págs. 1-27.) artrotomía lateral puede prolongarse proximalmente a lo largo de la cresta supracondílea o distalmente sobre el ligamento anular (fig. 5, B). La artrotomía en Z se realizará sobre el ligamento anular, de forma que pueda luego cerrarse sin tensión excesiva (fig. 6, A). Esto es especialmente útil en el tratamiento de las fracturas de cabeza radial. 24 Puede liberarse el colgajo capsular anterior del húmero sin alterar la estabilidad articular, puesto que el LCCL está intacto. Habitualmente ello proporciona una adecuada exposición para la mayoría de las intervenciones laterales de codo, incluyendo las liberaciones abiertas de las deformidades fijas en flexión. En este momento del abordaje sólo hará falta realizar un cierre simple de las partes blandas, puesto que la estabilidad no se habrá afectado. 53 Sólo cuando haga falta un abordaje extra, como por ejemplo, para colocar una prótesis metálica de cabeza radial, habrá que liberar un colgajo capsular posterior del húmero. Una vez que el LCCL se ha afectado, hará falta llevar a cabo una reparación ligamentosa transósea, como la descrita por Osborne y Cotterill.11 Una alternativa será la utilización de arpones óseos, aunque normalmente son preferibles las suturas transóseas. Algunas veces, en los pacientes con IRPE hay suficiente tejido ligamentoso sano como para permitir su reparación y recuperar la estabilidad del codo. Si no existiera tejido adecuado, haría falta realizar un injerto ligamentoso. Cuando haya habido frecuentes luxaciones espontáneas y una importante laxitud medial, también hará falta realizar una reparación ligamentosa interna.11 Algunos autores Vol 4, N.o 1, Enero/Febrero 2005 han utilizado un injerto circunferencial de isquiotibiales en este tipo de situaciones. Tras un desbridamiento articular abierto o artroscópico, hay que liberar la inserción del LCL en el epicóndilo. Entonces se adelantará el complejo del LCL y se fijará al epicóndilo previamente desbridado, mediante una sutura transósea tipo Bunnell (fig. 6, B). A veces pueden ser necesarias suturas adicionales de plicatura de la cápsula anterior y posterior. Reconstrucción del ligamento lateral Esta reconstrucción ligamentosa estará indicada en pacientes sin suficiente tejido ligamentoso como para realizar una reparación. La técnica de reconstrucción suele ser complicada, por lo cual debe cumplir una serie de 41 Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo Ligamento colateral Ligamento cubital lateral anular A B Figura 6. A, Una incisión en Z del ligamento anular, por delante del ligamento colateral cubital lateral, permitirá hacer un cierre sin tensión, que no afectará la estabilidad articular. B, Sutura transósea tipo Bunnell para reparar el complejo ligamentoso lateral. Dicha sutura permite adelantar la cápsula proximalmente. (Adaptado con autorización de Bain GI, Mehta JA: Anatomy of the elbow joint and surgical approaches. En: Baker CL Jr, Plancher KD [eds.]. Operative Treatment of Elbow Injuries. New York, NY: Springer-Verlag, 2001, págs. 1-27.) preceptos. Se trata en realidad de una reconstrucción anatómica, isométrica y extracapsular, mediante injerto autólogo.23 Teniendo en cuenta que puede resultar difícil dar la tensión adecuada al injerto, algunos autores han utilizado una modificación técnica para darle mayor tensión. La longitud necesaria del injerto debe ser de unos 27 cm. Si se utiliza el tendón del palmar mayor, debe inducir también una banda aponeurótica palmar. Este tendón existe en el 85% de las personas. 29 Olsen y Søjberg30 han utilizado una bandeleta de tríceps de 12 × 1 cm, pasada a través de orificios realizados en el húmero mediante brocas y fijadas distalmente mediante arpones óseos. Otra alternativa es utilizar el tendón del plantaris (que está presente en el 80% de las extremidades inferiores). Una de sus ventajas es que puede ser identificado preoperatoriamente mediante ecografía. Cuando existe, es un excelente injerto, dada su longitud y el hecho de ser mayor que el palmaris.31 También pueden utilizarse el tendón extensor del 4. o dedo, el tendón del semitendinoso dividido longitudinalmente o un aloinjerto. Se han publicado casos en los que se ha 42 utilizado algún dispositivo sintético de potenciación. Sin embargo, suelen preferirse los autoinjertos. Después se realizará un orificio en el tubérculo supinador mediante una broca de 3,5 mm. Dicha estructura puede identificarse junto a la inserción distal de la cápsula lateral. A continuación se hará un segundo orificio 1,25 cm por encima de la base de inserción del ligamento anular en el cúbito. Ambos orificios deben ser extrarticulares, quedando justo por fuera de la inserción capsular. Luego se creará un túnel óseo entre los dos orificios (fig. 7, A). Seguidamente se pasará una sutura a través de los dos orificios cubitales, que se sujetará con una pinza hemostática. La pinza se colocará entonces sobre el epicóndilo, y se flexionará y extenderá el codo. El punto isométrico del húmero será aquel en el que la sutura permanezca tensa en todo el arco de movimiento. Normalmente corresponde al centro del capitellum en proyección lateral. Tras haber identificado el punto isométrico del húmero, se practicará un túnel en forma de Y en el epicóndilo. El primer orificio se realizará en la cortical lateral mediante una broca de 4,5 mm ligeramente posterior y proximal al punto isométrico. De esa forma el injerto pasará sobre dicho punto. A continuación se pasará una broca de 3,5 mm a través de la cara posterior del cóndilo humeral externo (orificio de salida distal). Entonces se retirará la broca y se introducirá de nuevo a través del punto isométrico, pero dirigiéndola proximal y posteriormente (orificio de salida proximal). Habrá que tener mucho cuidado en lograr un adecuado puente óseo entre los dos orificios posteriores (fig. 7, A). Modificación de la fijación del injerto Para dar mayor tensión al injerto y asegurar que disponemos de la longitud necesaria puede realizarse una modificación de la técnica de Nestor y cols.23 De esa forma no hará falta que el injerto pase sobre la cara posterior del epicóndilo. Después, se colocará una sutura de Ethibond (Ethicon, Milltown, NJ) de 1/0 atravesando y rodeando al injerto a 5 cm de su extremo. Esta sutura se pasará a través de dos orificios cubitales y después se sacará. A continuación se pasará la sutura por el orificio del punto isométrico y por el orificio de Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 54 Janak A. Mehta, MBBS y Gregory I. Bain, FRACS B1 A1 A B A A B A A1 B B1 C Figura 7. A, Localización de los orificios hechos con broca en el húmero y en el cúbito. La sutura transfixiante, A, está a 5 cm del extremo del tendón y pasa a través de los orificios cubitales, y a través del orificio de salida humeral distal. La sutura se adelanta hasta que en el orificio de salida sea visible el injerto. B, La sutura A1 se coloca de forma que cuando se avance a través del orificio de salida proximal el injerto se tensará. C, Las dos suturas transfixiantes (A y A1) se anudan a tensión sobre el cóndilo externo. Las otras dos suturas (B y B1) se anudan a tensión distalmente. salida distal, hasta que se vea el injerto (fig. 7, B). Después se colocarán suturas en ambos extremos libres y se aplicará tensión. Con el cirujano manteniendo el injerto a tensión, el ayudante moverá el codo en todo el arco de movilidad. La tensión uniforme del injerto durante toda la movilidad indicará que su tensión es la idónea. Se pasará una segunda sutura transfixiante en un punto en el que al avanzar el injerto pueda verse en el orificio de salida proximal. Habrá que tener cuidado de que el codo esté reducido y situado en pronación completa a 30° de flexión. Después se anudarán las suturas a tensión, sobre el 55 cóndilo externo, en los orificios de salida distal y proximal. Luego se anudarán las otras dos suturas (fig. 7, C). Esta técnica de doble tensión asegura que todas las partes del injerto están tensas. Posteriormente se plicará la cápsula y se cerrará la herida por planos. Tratamiento postoperatorio Hay que colocar una férula por encima del codo, con el antebrazo en pronación media y el codo a 90° de flexión. Se retirará una semana después y se colocará una ortesis de bloqueo a 30° de extensión durante 6 semanas. Dependiendo de la recuperación, el ángulo podrá extenderse más. En determinados pacientes en los que Vol 4, N.o 1, Enero/Febrero 2005 se haya conseguido una buena fijación del injerto y una buena estabilidad, se podrá extender 10° cada semana. Otros pacientes pueden necesitar una movilización más lenta. La vuelta a los deportes de contacto suele permitirse a los 6 meses. Otras posibilidades son el uso de una bandeleta proximal de fascia del ECU y una distal del tríceps.16,23,32 También se ha descrito su potenciación mediante una sutura resistente absorbible del n.o 2 o mediante un dispositivo ligamentoso protésico de polipropileno (3M, St Paul, MN).23 La sutura «en yema de huevo» tensa parte del injerto tendinoso, dejando el resto sin tensión.33 43 Inestabilidad rotatoria posteroexterna del codo Resultados y complicaciones Los resultados publicados con respecto a la reconstrucción del LCL han sido muy buenos. Todos los pacientes tratados mediante reparación transósea en las series de Osborne y Cotterill11 (ocho) y Nestor y cols.23 (tres) han obtenido resultados excelentes. Los resultados de la reconstrucción ligamentosa han sido variables, en parte por la naturaleza compleja de los casos. Nestor y cols.23 han publicado tres resultados excelentes y dos resultados regulares en pacientes a los que se realizó una reconstrucción con tendón del palmar mayor. Los pacientes a los que se practicó además una potenciación con dispositivo sintético tuvieron inestabilidad persistente, y sus resultados fueron regulares y malos respectivamente. aunque no suele afectar al arco de movilidad funcional de la articulación. O’Driscoll y cols.8 han publicado que si no existe artrosis y la cabeza radial está intacta, un 90% de los pacientes han obtenido un resultado satisfactorio. Por el contrario, si se ha extirpado cabeza radial o si hay artrosis en la articulación humerocubital, sólo se producirá un 6775% de resultados satisfactorios. Olsen y Søjberg30 han publicado que 10 de sus 18 casos tratados mediante injerto de tríceps fueron estables. Cuatro pacientes experimentaron aprensión postural en la prueba del pívot shift y cinco pacientes presentaron dolor. Con respecto a las complicaciones, la más importante es la inestabilidad persistente. Debemos tener mucho cuidado para no producir una fractura en los puentes óseos durante las reconstrucciones. Para no dañar los nervios cutáneos, es recomendable una incisión posterior en la línea media.17 Es frecuente la deformidad fija en flexión, En pacientes con codos sintomáticos en forma de bloqueos, chasquidos o debilidad, hay que evaluar cuidadosamente la posible existencia de una IRPE. La prueba de inestabilidad rotatoria posteroexterna tiene valor diagnóstico. La reparación del LCL suele ser eficaz con respecto a la estabilidad articular cuando existen unas partes blandas adecuadas. Si no hay unos tejidos ligamentosos adecuados, será recomendable llevar a cabo una reconstrucción ligamentosa isométrica. Los cirujanos ortopédicos debemos recordar la existencia de la IRPE y utilizar artrotomías laterales en Z que no produzcan inestabilidades yatrogénicas de codo . tion of the elbow. 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