1 Artículo escrito por CELESTINO FERNÁNDEZ, C. M. (Boletín Vicenciano, Diciembre 2015, Nº 3) (Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, Noviembre-Diciembre 2015, Nº 6, Tomo 123) P. JOSÉ GONZALO: MEMORIA DE UN MISIONERO POLIFACÉTICO El día 24 de septiembre del año 2015, a las 5,30 de la tarde, fallecía en la enfermería de la Casa Provincial de la Provincia de Madrid el P. José Gonzalo García. En los últimos meses se había resentido notablemente su precario y delicado estado de salud, y sus crisis respiratorias se repetían, cada vez, con más asiduidad y con más intensidad. Desde hacía algunos años, necesitaba oxígeno las veinticuatro horas del día. Y, en una de esas fuertes y graves crisis, el P. José Gonzalo llegaba a la meta final en su carrera humana, cristiana, sacerdotal y vicenciana. DATOS PARA EL ARCHIVO El P. José Gonzalo García tenía 83 años. Había nacido el día 4 de marzo de 1932 en Sigüenza (Guadalajara). Ingresó en la Congregación de la Misión el día 7 de noviembre de 1950 en Limpias (Cantabria). Cuando ingresó en la Congregación tenía hechos los estudios de magisterio, por eso le apodaban cariñosamente “el maestrillo”. Fue ordenado sacerdote por Mons. Florencio Sanz Esparza, C. M., en Cuenca, el 8 de septiembre de 1957. Sus destinos fueron: Potters Bar (Londres), Limpias, Cuenca, New York-San Nicolás, donde estudió y se graduó en Psicología, y Madrid-Casa Provincial, donde residió desde el año 1966 hasta su fallecimiento. CUATRO FACETAS FUNDAMENTALES En la vida de toda persona hay una serie de facetas, dimensiones, aspectos que resultan básicos y fundamentales, y que, de alguna manera, definen y describen lo que esa persona es. En la vida del P. José Gonzalo también se intercalaron esas dimensiones o facetas fundamentales que describen su existencia, sus vivencias y su misión. Cuatro dimensiones que se asociaron de tal forma a su persona, que fueron como una segunda piel. Sus trabajos psicopedagógicos: Desde que, en el lejano año de de 1966, el P. José Gonzalo volvió de estudiar en los Estados Unidos de América, se volcó completamente en el desarrollo y la aplicación de sus estudios de Psicología y de Pedagogía. Su misión la enfocó completamente a establecer un “Gabinete Psicotécnico” y a trabajar en Colegios de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad. Eran los tiempos en que se comenzaba a 2 implantar esa herramienta psicopedagógica en los Centros de enseñanza. El P. José Gonzalo supo aprovechar con inteligencia esta circunstancia. Serían incontables los viajes que el P. José Gonzalo hizo por toda España aplicando test psicométricos en los Colegios. Algunos, con cierto humor y chispa, le llamaban el “medidor de cabezas o de almas”, por aquello del significado literal y etimológico de la palabra “psicometría”. Incluso se hizo famosa su cartera de mano, donde llevaba todo el material psicopedagógico, porque casi nunca estaba quieta y reposada, sino yendo y viniendo en un recorrido continuo y constante. Pero esta labor la extendió también a los padres de los alumnos. Y fue tejiendo una red de charlas y conferencias formativas para los miembros de las Asociaciones de Padres de Alumnos y Alumnas en muchísimos Colegios. Su agenda siempre estaba repleta hasta los topes de compromisos adquiridos con mucha anterioridad. Fueron sus años de esplendor. Su implicación en las misiones populares: Cuando, al comienzo de la década de los años 80, vi partir para una Misión Popular al P. José Gonzalo, me resultó un poco extraño. Nunca me podía imaginar al “psicólogo” metido en esos menesteres y ministerios, y transformado en misionero de pueblos y gentes sencillas. Sin embargo, la realidad me hizo dejar el asombro y admitir la valía y la tarea misionera del P. José Gonzalo. Con su estilo “pedagógico y profesoral”, el P. José Gonzalo participó en un elevado número de Misiones Populares renovadas. Ya se hizo habitual ver al P. José Gonzalo en las listas de los misioneros populares. Todavía he pasado por algún pueblo o barrio de alguna ciudad donde recuerdan la gracia, el humor y el bien decir del “paúl misionero” D. José Gonzalo. Y siempre, en todas las Misiones Populares, su especialidad estaba en los Colegios de la zona, en los profesores y en los padres y madres de los alumnos. Sabía trasladar su ministerio psicológico al ministerio misionero. Su acompañamiento a la Familia Vicenciana: A los tres días de la muerte del P. José Gonzalo, recibí en el correo electrónico de la página web interprovincial (de las Provincias de Barcelona, Madrid y Salamanca) un sentido mensaje de un señor que, en sus años jóvenes, había tenido al P. José Gonzalo de profesor en la Escuela de Formación de verano de Juventudes Marianas Vicencianas, en Torre de Benagalbón (Málaga). Era un correo lleno de admiración y sentimiento hacia el difunto. Es esta una faceta central en su vida vicenciana y sacerdotal. Si las estadísticas no me fallan, el P. José Gonzalo ha sido el profesor que, durante más años, ha dado clase en la escuela veraniega de JMV. Clases muy apreciadas y valoradas por los muchachos y muchachas por su dinamismo, su talante y su pedagogía. Esta fue 3 también su manera de construir Familia Vicenciana, de sentirse vicenciano y de seguir cultivando su vocación educativa. Pero su relación con la Familia Vicenciana se amplió y se profundizó mucho más con su acompañamiento a la “Asociación Internacional de Caridades de San Vicente de Paúl” (AIC). Durante muchos años, el P. José Gonzalo fue el Consiliario Regional de la Asociación en la llamada Región de Santa Luisa. A este ministerio dedicó muchos viajes y muchas horas de formación, organización y consejo. Era un ministerio donde se sentía muy a gusto y donde daba rienda suelta a su capacidad de desarrollar una “caridad inteligente e imaginativa”. Su faceta periodística: Ciertamente, el P. José Gonzalo no era periodista, aunque devoraba todos los días el periódico de turno. Evidentemente, el P. José Gonzalo no era escritor, aunque, de vez en cuando y como todo hijo de vecino hilvanaba algún escrito sin mayor transcendencia. Pero, paradójicamente, el P. José Gonzalo tuvo una faceta muy marcada en los últimos tramos de su vida. Me refiero a la faceta periodística. Durante diez largos años -exactamente desde el año 1999 hasta el año 2009elaboró, confeccionó y dirigió la revista “Caminos de Misión”, revista dependiente de “Covide-Amve” (Organización vicenciana no gubernamental para el Desarrollo, de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad). Al principio, con paso titubeante y casi a tientas, pero, al poco tiempo, con una seguridad y un ánimo propio de un profesional de los medios. En este ministerio puso el P. José Gonzalo toneladas de cariño, de interés y de esfuerzo. Se podría decir que vivía constantemente pensando en el próximo número de la revista. Su cabeza era un hervidero de ideas para preparar con esmero y perfección cada número. Además de confeccionar y elaborar la revista, era el mejor y más activo propagandista. Todo aquel que, por casualidad o por fraternidad, se sentaba a su lado o coincidía con él en cualquier lugar, no se libraba de una ración amplia, rebosante y detallada de propaganda de la revista “Caminos de Misión”. Y, a decir verdad, la revista le salía bien, incluso muy bien, de presentación y de contenido. Tenía un talento, no sé si innato o adquirido, para contactar con personas entendidas en la materia y dispuestas a colaborar en diversos temas de la revista. Y así, la revista estaba puntual en su cita periódica con los lectores. COMPLEMENTO CONVENIENTE Y NECESARIO Alrededor de estas cuatro facetas fundamentales habría que colocar, como un complemento conveniente y necesario, otros aspectos que también vertebraban la vida y la personalidad del P. José Gonzalo, y que retrataban con cierta justeza su ser y su quehacer. 4 A modo de ejemplo, podríamos citar sucintamente algunos de estos aspectos. Empezando por su facilidad para las relaciones sociales. Porque si uno se asomaba, aunque fuera de hurtadillas, a la agenda personal del P. Gonzalo, le daba la impresión de estar ante el tomo más grueso de la guía telefónica. Sus amistades y sus conocidos eran más que multitud. Dominaba a la perfección el arte de la comunicación social. Siempre admiré en él su empeño por la perfección. Cualquier cosa que emprendía, tenía que llevarla con perfección. Aborrecía la improvisación o los apaños para salir del paso. Su deseo de hacer las cosas lo más perfectas posibles, rayaba en la obsesión. Hasta el último momento de su vida daba órdenes a los que le visitaban para que cada cosa estuviera en su sitio en la habitación. Al P. José Gonzalo no se le puede incluir en el apartado de paúl piadoso, devoto o rezador. Pero sí es justo que ocupe un buen lugar de cristiano convencido, de misionero vicenciano auténtico y de sacerdote honrado y fiel. En un largo folleto que no llegó a imprimirse oficialmente y que está en manos de muchos de sus hermanos, el P. José Gonzalo nos ha dejado sus vivencias profundas sobre la Eucaristía y la digna celebración de la misma. A mucha gente que asistía a su Misa de la Basílica-Parroquia de la Milagrosa, de Madrid, los he oído hablar muy laudatoriamente de su forma de celebrar y de vivir la Eucaristía. RECUERDO AGRADECIDO Y CORDIAL Siempre se ha dicho que es muy difícil y complicado escribir sobre alguien que ha muerto. Entre otras cosas, porque hay que resaltar sus virtudes y silenciar sus defectos. El P. José Gonzalo tenía tantos defectos y tan grandes como cualquier persona. Ni más ni menos. Otros podrán resaltar sus defectos. Yo me atengo a sus virtudes. El P. José Gonzalo, como todos, era un hombre polifacético: con ángulos, aristas, virtudes, defectos, luces, sombras... Yo he querido tributar un recuerdo agradecido y cordial a un hermano con el que conviví muchos años. CELESTINO FERNÁNDEZ, C. M.