elementos formales y sustanciales para edificar en el perú una

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ELEMENTOS FORMALES Y SUSTANCIALES
PARA EDIFICAR EN EL PERÚ UNA POLÍTICA DE
EMPLEO ENCAMINADA A SOLUCIONAR EL
DESEMPLEO Y SUBEMPLEO
AMADOR NICOLÁS MONDOÑEDO VALLE
INTRODUCCIÓN
El desempleo y subempleo es uno de los temas de debate más importantes en relación al mercado
laboral peruano. A pesar de esta importancia, la discusión académica no ha llegado aún a niveles muy
sofisticados y la mayor parte de los estudios desarrollados en nuestro medio se han concentrado en la
descripción de este fenómeno. Mas aún, la mayor parte de las referencias disponibles se han concentrado
en el análisis de la tasa de desempleo abierto, indicador estático de amplio uso internacional a nivel
oficial.
Sin embargo, para entender cabalmente las diversas variantes en relación al desempleo y subempleo hay
que tomar en cuenta la gran movilidad laboral existente en el mercado de trabajo peruano.
Los peligros de la excesiva liberalización del mercado del trabajo, están dando lugar al trato abusivo, a la
sobreexplotación de la mano de obra calificada y no calificada.- agregado a la inconstitucionalidad de las
medidas. Se esta produciendo un desequilibrio social peligroso que empieza a vislumbrarse, pese a la
disminución del número de huelgas, la cantidad de trabajadores involucrados en las mismas ha
aumentado considerablemente.
Se ha estimulado el Despido Arbitrario a menor costo; no se han logrado mayores puestos de trabajo, ni
se han mejorado el nivel de ingreso de los trabajadores. Los puestos estables han decrecido y se han
incrementados los eventuales precarizados. No hay incremento de productividad y el mayor mal resulta
ser el subempleo y el desplazamiento de la masa laboral al sector informal de la economía. La capacidad
competitiva de las empresas, no debe nacer de una “mano de obra barata” ni de “enganchadores” ni de
“cooperativas”; sino de un manejo eficiente de la política macro económica.
En el presente documento se trata de enfocar cuales son los mecanismos sustanciales, y sus respectivos
formales, que deben contener la una política de empleo en el Perú.
I.
ANTECEDENTES: EL ROL DE LA OIT PARA LA GENERACIÓN DE EMPLEO.
En 1919 las naciones signatarias del tratado de versalles crearon la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) reconociendo el hecho que “existe condiciones de trabajo que entrañan tal grado de
injusticia, miseria y privaciones para un gran número de seres humanos, que el descontento
causado constituye una amenaza para paz y armonía universales”.
Par ser frente a este problema, Nueva Organización estableció un sistema de normas
internacionales, preparada por los representantes de los gobiernos, de los empleadores y los
trabajadores de todo el mundo- que abraca todos los temas relacionados con el trabajo. Los
fundadores de la OIT reconocieron en el año 1919, que la economía global necesitaba reglas
claras para garantizar que el progreso económico que estuviera en sintonía con la justicia social,
la prosperidad y la paz para todos.
En la actualidad la OIT ha desarrollado un amplio, Programa de Trabajo Decente que asume
mucho de los mismos desafíos a los que tuvo que hacer frente en sus inicios. El programa tiene
como objetivo la consecución de un trabajo decente para todos, a través de la promoción del
diálogo social, de la protección social y de la creación de empleo, así como del respeto de las
normas internacionales de Trabajo y Política Social, apoyado con un sistema de control concebido
para encarar todos los problemas que se presentan en su aplicación a escala nacional.
Constituyendo el componente jurídico de la estrategia de la OIT para orientar la globalización,
promover el desarrollo sostenible, erradicar la pobreza y garantizar que las personas puedan
trabajar en condiciones de dignidad y seguridad.
LA OIT en el último quinquenio ha tenido como principal objetivo el desarrollo de una base de
conocimientos para orientar la transversalización de la dimensión de género en las políticas
públicas de combate a la pobreza y generación de empleo.
Se identificó una serie de vacíos en materia de información y análisis respecto de los
determinantes de género de la pobreza, las brechas de equidad de género en el mercado de
trabajo y los efectos de su no consideración en las políticas públicas. A fin de responder a estos
vacíos y aportar nuevos instrumentos para el trabajo de los constituyentes, se elaboró una agenda
de investigación que incluyó el desarrollo de
herramientas conceptuales y metodológicas,
utilizando el enfoque de género. Esto permitió contar con diagnósticos precisos, disponer de
evidencias y nuevos argumentos para enfrentar prejuicios que tienden a reproducir las
desigualdades de género, evaluar el impacto de determinadas políticas de empleo y superación de
la pobreza en el bienestar y autonomía de las mujeres y contar con una batería de nuevos
instrumentos que serán de utilidad para el conjunto de la región. Ese proceso se ha realizado en
los proyectos GPE-AL, GPE-Ecuador y GPE-Chile y se sigue realizando en los otros proyectos que
están en ejecución1[1].
1[1] Informe de actividades presentado a la 37a Reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional de la
Mujer para América Latina y el Caribe superar la pobreza mediante el trabajo decente y la promoción de la
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres: El Enfoque de la Organización Internacional del Trabajo
(oit). Noviembre
de 2004
Esta nueva base de conocimientos permitió: a) elaborar material de apoyo para las actividades de
sensibilización y capacitación; b) construir argumentos con base empírica para la formulación, negociación y
adopción de políticas y programas productivos y de empleo dirigidos a la superación de la pobreza con enfoque
de género; c) establecer una red de investigadoras/es en materias de pobreza, empleo y género en la región en
torno a los temas del Programa.
En este proceso de creación de conocimiento el programa generó hasta ahora una gran cantidad de materiales
que fueron utilizados como insumos para la asistencia técnica y la capacitación ya realizada, así como libros y
Manuales que recogen los aportes de un grupo significativo de investigadoras e investigadores que trabajaron
en el desarrollo de conocimientos considerados necesarios para la toma de decisiones por parte de los
interlocutores sociales (en Anexo la relación de Publicaciones del Programa GPE y demás Proyectos
desarrollados por la OIT en América Latina).
II.
LA REFORMA INSTITUCIONAL DEL MERCADO LABORAL EN EL PERU
En 1990, la Organización Internacional del Trabajo describía a la legislación laboral peruana como “…la más
rígida, la más proteccionista, la más intervencionista y la más confusa de América Latina…”. En los últimos
15 años se ha dado un vuelco radical a aquella situación. En la presente sección se describen los objetivos y
principales líneas de acción de la reforma laboral, así como se discute la evidencia disponible en cuanto a su
impacto sobre el funcionamiento del mercado laboral.
El objetivo central de la reforma fue crear un marco normativo que favorezca un eficiente desenvolvimiento
del mercado laboral, asegurando la flexibilidad y movilidad de la fuerza laboral, de manera que las empresas
y los trabajadores puedan responder a los acelerados cambios en la economía mundial y los recursos
humanos fluyan hacia las actividades con mayor potencial de crecimiento en la economía. Este es, a nuestro
juicio, la manera más efectiva de fomentar el crecimiento del empleo en el Perú. Los cambios implementados
se pueden ordenar en dos grandes grupos: (1) derechos individuales y (2) derechos colectivos de los
trabajadores2[2].
2.1 Principales Reformas (1992-2004) sobre Derechos individuales de los trabajadores
(a) Flexibilización de las normas sobre horarios de trabajo, estableciendo además la facultad del empleador
para establecer y/o modificar el horario del trabajador dentro de criterios de razonabilidad y obedeciendo a
las necesidades del centro de trabajo, siempre que la jornada no exceda de 8 horas diarias ó 48 horas
semanales. Asimismo, en el caso del descanso semanal, la elección de un día distinto al domingo para
atender requerimientos propios.
(b) Eliminación de la estabilidad laboral absoluta, que anteriormente se adquiría automáticamente luego de
tres meses de permanencia en la empresa (periodo de prueba), reemplazándola por una protección contra el
despido arbitrario (estabilidad laboral relativa) que implica en el caso de los contratos de duración
indeterminada una indemnización de una y media remuneración ordinaria mensual por cada año completo de
servicios, sujeta a un tope de doce remuneraciones mensuales en total. Por otra parte, la normativa también
dejó abierta la posibilidad de extender la duración del periodo de prueba a seis meses para trabajadores
calificados y un año para personal de dirección o en cargos de confianza. Asimismo, se crearon nuevas
causales justas de despido asociadas a la inconducta y a la incapacidad productiva del trabajador.
2[2] Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Programa de Estadísticas y Estudios Laborales. Boletín de
Economía Laboral N° 8. Año 2. Abril de 1998.
(c) Introducción de nuevas modalidades contractuales. Estas incluyen los contratos sujetos a modalidad,
también llamados a plazo fijo, hasta por un máximo de cinco años por trabajador, y los contratos por obra o
servicio específico, para los cuales no hay plazo límite. Anteriormente, los contratos a plazo fijo sólo se
podían realizar excepcionalmente, pues existía la presunción de la duración indeterminada del contrato de
trabajo. Este tipo de contratos era posible, por tanto, sólo cuando la naturaleza temporal o accidental del
servicio a prestar lo exigía.
(d) También se introdujeron los convenios de formación laboral juvenil para jóvenes entre 16 y 25 años y las
prácticas preprofesionales, ambos hasta por un máximo de 36 meses. El objetivo de estas formas de relación
pre-laboral es facilitar la inserción de los jóvenes en el mercado laboral, grupo que muestra las tasas de
desempleo y subempleo más altas. Estos convenios, por no tener carácter laboral, no obligan al pago de
beneficios sociales, aún cuando mantienen la obligación de asegurar una cobertura de salud al joven
participante.
(e) Flexibilización de las normas relativas a la intermediación laboral, la cual puede ser desarrollada por las
cooperativas de trabajo y fomento del empleo y las empresas de servicios especiales. Este mecanismo
permite la colaboración de terceros no vinculados laboralmente con la empresa, en el desarrollo de las
labores propias de su giro y en labores complementarias y de carácter especializado. De esta manera, las
empresas usuarias de sus servicios concentran sus recursos en aquellas actividades que por su
especialización les generen mayores beneficios.
(g) Creación de un sistema privado de pensiones, donde varias empresas privadas compiten por la
administración de cuentas individuales de aporte de los trabajadores. Los trabajadores que han cotizado al
sistema de seguridad público pueden elegir entre permanecer en tal sistema o pasar al privado, pero los
nuevos entrantes a la fuerza laboral sólo pueden optar por el sistema privado.
2.2 Principales Reformas de Derechos colectivos de los trabajadores (1992-2004)
(a) Democratización del derecho de huelga. La nueva legislación ha hecho explícita la exigencia de la mitad
más uno de los votos emitidos directa y secretamente por todos los trabajadores para ir a una huelga.
Anteriormente, la decisión de iniciar una huelga podía ser tomada por las dirigencias sindicales que no
necesariamente representaba la voluntad mayoritaria de los trabajadores comprendidos. Además, se ha
reafirmado el principio de “día no laborado, día no pagado”, en lo que respecta al periodo de huelga.
(b) Garantías para el ejercicio de la libertad sindical a efecto de evitar la unicidad o monopolio sindical. En
este aspecto se han flexibilizado los requisitos para la constitución de organizaciones sindicales,
dejándose de lado la exigencia de contar con más del ciento por ciento de los trabajadores para la
constitución de un sindicato de empresa. Asimismo, para la constitución de organizaciones de grado
superior, en la actualidad sólo se exige la afiliación de dos sindicatos tratándose de una federación y de
dos federaciones para el caso de las confederaciones.
(c) Limitación de la participación del Estado en la negociación colectiva. El Ministerio de Trabajo y Promoción
Social (MTPS) participa en la conciliación de partes. Sin embargo, las diferencias se pueden resolver ya
sea vía el arbitraje privado (figura inexistente en la legislación previa) o, alternativamente, los
trabajadores pueden optar por ir a la huelga, siendo ambos mecanismos excluyentes.
(d) Flexibilización de las normas para el cese colectivo de trabajadores por causas objetivas: económicas,
tecnológicas, estructurales, disolución, liquidación o reestructuración empresarial. De esta manera, se
facilita la reconversión tecnológica de las empresas.
2.3 IMPACTO DE LAS REFORMAS INSTITUCIONALES
Aún cuando la mera descripción de los cambios efectuados en la normativa laboral revela claramente el
levantamiento de muchas de las rigideces incorporadas en la legislación anterior, es importante saber hasta
qué punto los agentes han absorbido el nuevo marco institucional y cómo esto se refleja en el funcionamiento
de los mercados laborales. En este sentido, y en cuanto al tema de los contratos de trabajo, la demanda por
parte de las empresas de formas de relación más flexibles se refleja en el mayor uso de nuevas modalidades
contractuales haciendo un abuso del subempleo. En 1996 se registraron 435,556 contratos bajo las figuras
contempladas en la Ley de Fomento del Empleo, norma que recoge los cambios operados en la legislación
laboral a partir de 1991. Más aún, como la intuición sugiere, el crecimiento del empleo en los últimos años se
ha dado mayoritariamente a través de modalidades contractuales flexibles y sin respeto por los más
elementales derechos laborales.
En conclusión, la flexibilización contractual no ha contribuido a un funcionamiento más eficiente del mercado
laboral, donde se permite la intermediación laboral y la alternativa del subempleo frente a la alternativa del
desempleo.
Este análisis se han utilizado diferentes bases de datos construidas en base a las Encuestas Nacionales del
Hogares (ENAHO) que ejecuta trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)3[3].
En particular dado que se necesitaba información dinámica, se utilizó datos de dos paneles: a) el panel de
hogares conformado por los cuatro trimestres de 1996 y b) el panel de hogares construido uniendo los
cuartos trimestres de 1997 y 1998. Adicionalmente, se utilizó información de la ENAHO 1997 III como soporte
de cálculo de algunos datos relevantes para la discusión desarrollada.
Los principales hallazgos del estudio se pueden resumir en tres grandes temas: El análisis de dinámica del
mercado de trabajo general revela que existe una gran movilidad en el status laboral de los individuos. En
particular, se encuentra que las principales transiciones laborales observadas ocurren entre el empleo y la
inactividad y no entre el empleo y el desempleo. Mas aun, se encuentra que existen inactivos permanentes
(un 20% de la PET) e inactivos temporales, siendo estos últimos quienes cambian frecuentemente de status
laboral. Tomar en cuenta estas características del mercado laboral tiene importantes implicancias en el
análisis de la incidencia del desempleo. La gran importancia de la inactividad plantea interrogantes
conceptuales sobre la metodología de clasificación de la fuerza laboral y respecto a las posibles diferencias
entre los desempleados y los inactivos temporales. Ante ello, se plantea que es necesario adecuar los
instrumentos de análisis a un mercado cada vez más cambiante, ya sea incorporando eventualmente la
medición de la PEA habitual que toma como período de referencia un plazo más amplio, o analizando la
posibilidad de incorporar encuestas continuas que cubran todo el año para tener una visión completa de
todos los eventos que ocurren en el mercado de trabajo.
Es importante también el análisis de los flujos de entrada y salida al desempleo. Las personas que entran al
desempleo pueden provenir del empleo o de la inactividad, y cuando vienen del empleo puede ser por
razones involuntarias o voluntarias. Se encuentra que los despidos y las renuncias explicarían – cada una un 20 % del total del desempleo. Los aspirantes representan sólo uno de cada 10 casos de desempleo, lo
cual constituye un cambio respecto a décadas anteriores. En el caso de los flujos de salida del desempleo se
encuentra que muchas personas, aproximadamente la mitad, dejan el desempleo porque se convierten en
inactivas y no porque encuentran trabajo. Esto tiene importantes implicancias para el análisis de la duración
del desempleo.
3[3] CHACALTANA. JUAN. Un análisis dinámico del desempleo en el Perú. Lima: Fondo de Investigaciones del
Programa MECOVI-Perú. Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Marzo del 2000.
III.
POLÍTICAS DE EMPLEO DESTINADAS A SOLUCIONAR EL DESEMPLEO Y EL SUBEMPLEO:
La Constitución de 19794[4] otorgaba al trabajo la categoría de valor primordial del sistema jurídico y del
sistema de economía social de mercado así como la característica de ser la principal fuente de riqueza
sustento del ordenamiento jurídico.
A diferencia de la Constitución de 19935[5] que reconoce al trabajo como un valor primordial en el
ordenamiento económico con repercusiones en el sistema jurídico, considerándolo como el medio más eficaz
para la realización de la persona humana.
En ambas constituciones se establece al trabajo como derecho y deber6[6], siendo que la constitución
derogada tenía una visión más socializadora porque lo ubicaba no solo como derecho personal, como lo
hace la actual constitución, sino también como elemento de progreso del grupo humano en su conjunto.
Entonces tenemos que se establece el derecho de trabajar lo cual es importante porque es la fuente de
ingresos que permite a la persona tener lo necesario para vivir, - esto es independencia económica lo cual le
permite desarrollarse libremente - entonces se constituye como base del bienestar social y medio de
realización de la persona.
4[4] Artículo 42.- El Estado reconoce el trabajo como fuente principal de la riqueza. El trabajo es un
derecho y un deber social. Corresponde al Estado todo promover las condiciones económicas y sociales que
eliminen la pobreza y aseguren por igual a los habitantes de la República la oportunidad de una ocupación
útil, y que los protejan contra el desempleo y el subempleo en cualquiera de sus manifestaciones.
En toda relación laboral queda prohibida cualquier condición que impida el ejercicio de los derechos
constitucionales de los trabajadores o que desconozca o rebaje su dignidad.
El trabajo en sus diversas modalidades es objeto de protección por l Estado, sin discriminación alguna y
dentro de un régimen de igualdad de trato.
A nadie puede obligarse a prestar trabajo personal sin su libre consentimiento y sin la debida retribución
(…).
5[5] Artículo 22.- El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de
realización de la persona.
6[6] No sólo es establece por la legislación nacional sino también por los documentos internacionales como en
el artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 6 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos Sociales y Culturales, artículos XIV y XXXVII de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, el artículo 6 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el artículo 20 del Convenio N° 169 de la O.I.T.
También el trabajo es un deber porque el individuo debe desarrollarse y obtener lo necesario para vivir en la
medida que le sea posible así como porque la sociedad en su conjunto depende del trabajo de todos para
poder progresar y no en el sentido de que quien no labora es sancionado o penado por el Estado pero sí se
establece beneficios para las personas que trabajan.
La falta de empleo formal, bien remunerado, y con adecuada protección social es el principal problema que
afrontan las mujeres y hombres peruanos.
Se estima que cada año entran al mercado laboral 350,000 jóvenes, calculándose que la oferta de empleo
formal es para apenas 50,000 trabajadores. Esto se debe tanto al alto grado de informalidad de nuestra
economía, como al insuficiente crecimiento de la misma.
La población económicamente activa (PEA) en el Perú es de 12’000,000 personas, de las cuales
aproximadamente el 40% se encuentra adecuadamente empleada, mientras que aproximadamente un 50%
está subempleado y alrededor de un 10% está desempleada.
El grado de incumplimiento de las normas laborales ha originado una fuerte precariedad del empleo,
trabajando la mayoría de los peruanos sin ninguna o mínima protección social (se estima que solo el 35% de
la PEA ocupada se ubica en el sector formal de la economía). Esto ocasiona ausencia de protección de salud
o de planes de retiro, entre otros beneficios que solo una pequeña minoría percibe.
El PRIMER OBJETIVO destinado a cambiar el rol del Estado en las políticas del empleo consiste justamente
en hacer una reforma constitucional, en la cual se llegue a un equilibrio en el rol del Estado, destinado a
promocionar en forma indirecta la erradicación de la pobreza. Para ello, el Estado debe plantearse como
objetivo de gobierno, el asegurar una tasa de crecimiento del PBI, preservando los equilibrios
macroeconómicos. También deberá de promocionar la creación de suficientes empleos dignos como para
reducir significativamente el desempleo y el subempleo prevalecientes en la actualidad.
Para viabilizar esta reforma y el cumplimiento del objetivo trazado, el Estado deberá de promover el
crecimiento de la inversión pública y privada; otorgar prioridad y apoyo gubernamental a las PYMES y
MYPES, dándoles incentivos fiscales, tecnología, mercados, capacitación, asesoramiento, organización,
administración, recursos financieros y promoción de exportaciones. Las PYMES y MYPES que generen
nuevos puestos de trabajo, tendrán una calificación especial en los procesos de adquisición de bienes por
parte del estado.
De igual manera, el Estado deberá fomentar la creación de industrias nacionales, reactivación y
consolidación de la industria en general y de los conglomerados empresariales, otorgando prioridad a las
industriales descentralizadas, que cuenten con ventajas competitivas y que generen el mayor valor agregado
posible. Por otro lado, el Estado tiene que ejecutar políticas sectoriales específicas que apunten a promover
ramas manufactureras de gran impacto en la generación de mano de obra y desarrollo tecnológico, como la
agroindustria, metal-mecánica, calzado y textil-confecciones.
El SEGUNDO OBJETIVO es que el Estado debe priorizar el aumento del empleo formal, generar el mayor
número posible de nuevos puestos en el mercado laboral. Los cambios en la legislación laboral apuntarán a
incrementar la productividad del trabajador y serán complementadas con otras medidas que aumenten de
manera sostenible el empleo, convirtiendo nuestra economía en una que pueda competir con ventaja con
otros países.
El TERCER OBJETIVO tiene que estar dirigido a mejorar el marco jurídico-económico de las exportaciones,
de tal manera que el incremento de éstas, propicie la necesidad de un mayor número de mano de obra que
permita cubrir las expectativas de consumo de la demanda internacional. Para viabilizar esta reforma, el
Estado deberá de propiciar políticas para ampliar la oferta de productos exportables promocionando nuevos
productos, identificados a través de una política de promoción e inteligencia comercial, que diversifique la
producción exportable de los distintos productos frescos y orgánicos, de productos manufacturados y de
servicios. Por otro lado, se deberá de fortalecer y descentralizar las instituciones que promueven las
exportaciones, en un solo esfuerzo, como PROMPEX, MINCETUR, y Agricultura.
Por otro lado, el CUARTO OBJETIVO consiste en que el Estado debe promocionar y procurar el incremento
PYMES y MYPES formales y productivas, y priorizando la educación para generar conocimiento que aporte
valor agregado, con el consecuente beneficio que nuestro país pueda disfrutar de la globalización y de la
apertura de mercados. La presión tributaria, más las barreras administrativa, son serios obstáculos para que
las empresas se formalicen; las obliga a sobre-costos sólo para librarse de multas y moras; ahuyenta los
capitales y la formación de nuevas empresas. En la medida en que las PYMES y MYPES se formalicen,
podrán acceder al crédito, y el Estado podrá comprar hasta el 40% de todas sus adquisiciones,
conforme dispone la ley. De esta manera, se aumentará considerablemente la mano de obra, reduciéndose
el desempleo.
Finalmente, como QUINTO OBJETIVO, el Estado se debe centrar en el turismo (una importante fuente para
generar empleo y reducir la pobreza). Para ello, deberá de promocionar las atracciones turísticas del Perú
crear el marco legal necesario para la protección de los turistas.
CONCLUSIONES
1.
La intervención del Estado para fomentar el empleo topa con grandes dificultades. Las políticas expansivas
pueden producir desagradables efectos secundarios, provocando inestabilidad monetaria y otros
desequilibrios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá
que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
2.
El aumento de la demanda de trabajadores puede conseguirse con medidas fiscales que reduzcan los costes
salariales para las empresas, bien reduciendo las contribuciones obligatorias a la Seguridad Social (que
tendrían que ser substituidas por otros ingresos del Estado), bien subvencionando la contratación de
trabajadores que por alguna circunstancia sean menos eficientes, minusválidos, jóvenes en su primer
empleo, etc. La flexibilización de los empleos, autorizando contratos temporales y facilitando los despidos,
supone de hecho abaratar los costes laborales de las empresas aunque a costa de la precarización del
empleo.
3.
Finalmente siguen siendo muchos los partidarios de las tradicionales medidas keynesianas de aumentar la
demanda agregada mediante el aumento del gasto público, bien mediante contratación directa por el Estadopatrón, bien mediante la realización de obras o inversiones públicas. A pesar de las argumentaciones de
Friedman, los programas y gobiernos socialdemócratas siguen siendo partidarios de políticas activas de
creación de empleo especialmente en países con tasas altas de paro.
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