El autoabastecimiento como estrategia de crecimiento del sector

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El autoabastecimiento
como estrategia de
crecimiento del sector
agrario
Vinagre canario: un producto
por revalorizar
Entrevista con el presidente de
ASPROCAN, Santiago Rodríguez
La tecnología espacial llega a la
agricultura
El uso del símbolo RUP se
extiende a varias producciones
hortofrutícolas
1
s
sumario
4 Agroreportaje
Importar menos para crecer en
autobastecimiento
10 Tomateros
El sector del tomate en medio de una
encrucijada
20 Viticultura y Enoturismo
Vinagre canario: el perfume de los guisos
28 Hablamos con …
Entrevista con el presidente de ASPROCAN,
Santiago Rodríguez
30 Variedades con tradición
Entrevista a Herminia Acevedo. El cultivo
del azafrán en Buenavista del Norte
34 I+D+i
Tecnología espacial aplicada a la agricultura
37 Actualidad
Alumnos de la ULL podrán hacer prácticas en
centros de ASAGA Canarias
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40 Actualidad
El bajo nivel de los embalses augura un
verano difícil
46 Emprendedores
El almendro como cultivo de empuje de la
economía de La Palma
2
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e
editorial
¿Por qué no algún día?
U
topía es el término que concibió el autor inglés Thomas More
en el siglo XVI para definir en su obra una isla en medio del océano
cuyos habitantes habrían logrado el estado perfecto de bienestar, paz
y felicidad. Un lugar imaginario en ninguna parte que resultaba idílico y
cuyo concepto ha servido desde entonces y desde diferentes ángulos para
criticar, valorar, orientar y tener la esperanza de que la sociedad de cada época
debe buscar un sentido más allá de la realidad (injusticias, guerras, desolación,
desamparo o resquebrajo económico) que nos ha tocado vivir.
En ese mundo ideal del que hablaba More, Canarias podría ser un territorio en el que la agricultura
y la ganadería ocuparan un sector económico importante, con una aportación al PIB superior, donde el
autoabastecimiento fuera uno de los motores de la alimentación local que nutriera no solo a los mercados
interiores sino sirviera para reducir nuestra dependencia del exterior, ofertar una variada cantidad de productos
hortofrutícolas de calidad, competitivos para exportación y que la explotación sostenible del campo diera hasta
para generar agroindustrias de diversa índole que contribuyeran a la generación de empleo y riqueza para estas
islas. Todo ello acompañado por una estructura corporativa agraria bien organizada, fuerte, sólida y profesional
en la que los ingresos por trabajar la tierra y generar frutos fueran lo suficientemente altos como para no tener
necesidad de estar respaldados por ayudas económicas europeas o estatales; ser agricultor o ganadero no fuera
equivalente a pertenecer a un colectivo desfavorecido económicamente y el papel de las administraciones que
gestionan este área se centrara en invertir en investigación, desarrollo, innovación tecnológica, emprendeduría,
control de la bioseguridad y sostenibilidad.
Aunque la visión pueda parecer demasiado irreal, hay países como Nueva Zelanda cuya experiencia les
ha permitido convertirse en una de las regiones más avanzadas y eficientes del mundo en materia rural con un
objetivo claro de presentarse como la imagen de una economía limpia y verde donde la agricultura contribuye
de manera significativa a su crecimiento a pesar de la práctica desprotección estatal en materia de subvenciones
hacia esta actividad desde los años 80. Pero Canarias no es Nueva Zelanda. La utopía de More no es aplicable a
nuestra realidad. Es inviable por ahora producir sin respaldo económico porque nuestro sector agrario, lejos de
ser considerado como actividad estratégica de futuro todavía por explotar, se subestima y se relega a un segundo
plano a pesar de la importante función que desempeña en la alimentación, la mano de obra, la conservación del
paisaje, la biodiversidad, la protección del medio ambiente y el atractivo turístico que estimula. Algo de lo que
nos beneficiamos todos. Es inviable producir sin apoyos porque no tenemos los mecanismos, ni la legislación, ni las
estructuras políticas ni financieras ni siquiera, el sentido común de todos que nos permitan dirigirnos con cierta
autosuficiencia. Tal vez ocurra en un futuro pero no ahora.
Duele pensar que en Canarias y en Madrid todavía hay quienes se cuestionan los apoyos agrarios que
realmente son compensaciones a los productores locales. Primero por aspectos territoriales (inalterables porque
la lejanía y la insularidad están reconocidas por Europa), en segundo lugar, por cuestiones coyunturales como las
tensiones de mercados internacionales, los acuerdos comerciales o la pérdida de rentabilidad en determinadas
circunstancias. Y como del dolor a la crispación va un suspiro, ASAGA Canarias lamenta que desde el Gobierno de
Canarias se haya producido un borrón (no un recorte) en las cantidades comprometidas al igual que ha ocurrido en
los Presupuestos Generales del Estado al marginar al sector agrario del Archipiélago eliminando el POSEI adicional
para 2011, reduciendo a la mitad las ayudas al transporte de mercancías agrícolas y rebajando en más de un 26%
las ayudas destinadas a obras hidráulicas en materia de desalación, depuración y saneamiento, sin conocer ni ser
conscientes del perjuicio que supondrá para la supervivencia de la agricultura y la ganadería de las islas y, en
concreto, para los subsectores de exportación como el del tomate o el ornamental de los que dependen muchos
puestos de trabajo.
Nuestras reivindicaciones no son caprichos. Somos conscientes de las dificultades y estamos dispuestos
a negociar y arrimar el hombro pero, por su parte, los gobiernos deben medir con vara fina hacia qué acciones
prioritarias y cuanto tiempo habrá que destinar, disminuir o eliminar la protección y cumplir los compromisos
adquiridos en su momento con el sector, sobre todo, teniendo en cuenta que Canarias no es la Península y lo que
puede parecer pretencioso desde el punto de vista de un territorio continuo con afluencia de ríos no lo es para
Canarias, donde el agua es un recurso escaso e islas como Gran Canaria, Lanzarote o Fuerteventura dependen de
la desalación para consumo humano y para riego.
No vale disculpas del tipo “yo no pongo porque tú no pones”. Los compromisos adquiridos fueron con el
sector, no entre gobiernos. Que cada quien ponga lo que le corresponda y, el que no, ya nos veremos más adelante.
Para el mes de septiembre de este año hemos quedado en sentarnos todos para estudiar la posibilidad de destinar
una partida presupuestaria al POSEI adicional. Desde ASAGA Canarias esperamos que esa predisposición ministerial
y del gobierno autonómico llegue a buen término. Mientras tanto hay que gestionar y administrar con eficiencia lo
que tenemos y continuar dando pasos para que el futuro del sector agrario de Canarias no termine en el presente
sino que se produzca la transformación para que lo utópico pueda ser algún día real.
3
Importar menos
para crecer en
autoabastecimiento
Un estudio sobre la
repercusión del POSEI en las
RUP recomienda potenciar
las producciones locales para
sustentar la economía insular
Incrementar la producción local
como fórmula para diversificar la
economía de las RUP, reducir la
dependencia externa y garantizar
una soberanía alimentaria es la
defensa que hace un comité de
expertos europeos encargados de
realizar un diagnóstico para conocer
la salud de los programas (POSEI y
REA) que sostienen económicamente
la actividad agraria de las regiones
ultraperiféricas. La recomendación:
reducir las importaciones de los
productos más competitivos para
contribuir al alza de sectores
como el ganadero y el de frutas y
hortalizas.
“D
isminuir el nivel de ayuda y el volumen del plan
de previsiones REA para los productos que compiten con
las producciones locales y dotar al POSEI de los medios
suficientes (sobre la base de presupuestos nacionales y
regionales) para permitir el desarrollo de los sectores agrarios
en regiones ultraperiféricas como Canarias”, son dos de las
recomendaciones que realiza un estudio elaborado, a petición
de la Comisión Europea, por el gabinete francés de consultoría
y asesoramiento sobre medio ambiente y desarrollo OréadeBréche después de examinar los programas, enmarcados
dentro de la Política Agraria Común (PAC), destinados a
favorecer el crecimiento de la agricultura y la ganadería
como pilares de diversificación económica de estos territorios
insulares.
El REA debe priorizar
los insumos agrícolas y
las materias primas para
transformación
El estudio titulado Evaluación de las medidas
aplicadas a favor de las regiones ultraperiféricas (POSEI) y
de las islas menores del Mar Egeo en el marco de la Política
Agraria Común, se centra en cuatro ejes principales: los
efectos del REA sobre el abastecimiento, la cobertura de
los sobrecostes y el efecto de la modalidad de “importación
con exención de derechos de aduana”; la repercusión de las
medidas en favor de las producciones agrícolas locales sobre
la competitividad y la renta de los productores; la coherencia,
complementariedad y consecuencia directa sobre el desarrollo
y diversificación de las zonas rurales tanto del REA como del
POSEI y la carga administrativa que conlleva la aplicación de
estos dos instrumentos.
464
El REA es un sistema de ayudas a la importación
cuya función es garantizar el abastecimiento de productos
e insumos agrícolas y contribuir a paliar los sobrecostes
asociados a la lejanía, insularidad y carácter ultraperiférico
de las RUP. El efecto último del REA es impulsar el desarrollo
económico y social de estos territorios gracias a la puesta en
marcha de industrias agroalimentarias que generan empleo y
hacen posible la competencia con la importación directa lo
que abarata los precios de la cesta de la compra y reduce en
algún porcentaje los costes totales de la ganadería. Según se
refleja en el estudio, “los precios al usuario final no siempre
están al nivel de los productos equivalentes a las metrópolis,
pues las ayudas sólo compensan en parte los sobrecostes”.
Aunque de momento no hay resultados concluyentes sobre
los beneficios de este régimen en el caso de los alimentos
del ganado destinados a Canarias, (al contrario que ocurre en
otras regiones como Azores y Reunión donde el efecto del REA
sobre los insumos ganaderos es positivo), en el ámbito del
consumo directo parece que desde el año 2008 su efectividad
es parcial, es decir, que contribuye en parte a aminorar el
precio que paga el consumidor local por productos como la
carne o la leche con origen en el exterior.
son bajos en las RUP, pero que ni agricultores ni ganaderos
aprueban al entender que la entrada al Archipiélago de
productos agrarios procedentes de países extracomunitarios
con arancel 0 supone un grave perjuicio y de “competencia
desleal” en precio que afecta a la rentabilidad del sector.
Para que los balances y niveles de ayuda del REA
no frenen el crecimiento y desarrollo de las producciones
locales, el informe hace hincapié en la necesidad de dar
prioridad a los insumos agrícolas y los productos destinados
a las industrias agroalimentarias (IAA), reducir gradualmente
aquellas ayudas sobreestimadas del REA (las destinadas
al consumo directo para que no ejerzan competitividad
ni desequilibrios en precios con las producciones locales),
simplificar determinados procedimientos de gestión y
mejorar el método de seguimiento de la repercusión de este
instrumento en el sector agrario del Archipiélago.
Por sectores, la recomendación que se hace a los
ganaderos es el desarrollo de los sellos de calidad de los
productos locales para distinguirlos de los importados de
tal manera que la recepción de las ayudas esté supeditada
a la puesta en marcha de estos distintivos que aportan valor
añadido. En este sentido, cabe recordar que ASAGA Canarias
Los productos
agrarios deben
desarrollar los sellos
de calidad como el
símbolo RUP
El presupuesto destinado a cubrir el REA se sitúa en
68,4 millones de euros anuales y los volúmenes de productos
que se benefician de esta ayuda alcanzan en Canarias
790.000 toneladas. Una cantidad que se ha mantenido
estable en las islas si se compara, por ejemplo, con lo que se
ha producido en Madeira donde la importación de productos
agroalimentarios se ha reducido en un 15%. El sistema
permite al importador abastecer al mercado isleño con una
doble entrada de mercancías, bien procedentes de la Unión
Europea, limitadas en cantidades y ayuda, o bien originarias
de terceros países para las cuales existe lo que se conoce
como Importación con exención de derechos de aduana. Una
modalidad que el estudio define como “interesante, ya que
no está limitada por un presupuesto” y cuyos volúmenes
tramitó y consiguió el año pasado la autorización para que las
carnes y derivados locales de vacuno, conejo, cerdo, cabrito
y aves de corral, que se comercialicen en fresco, puedan
utilizar el símbolo de las regiones ultraperiféricas (RUP) como
garantía de que el producto tiene procedencia canaria, es de
calidad superior porque cumple con las normas de envasado,
etiquetado y marcado, además de que las granjas deben estar
inscritas en el Registro de Explotaciones Ganaderas (REG) y
dedicar su actividad a la producción y engorde de ganado para
ser sacrificados y posteriormente transformados en carne en
mataderos autorizados.
Este año ASAGA Canarias también ha conseguido
que el sello RUP se haga extensible a las producciones
hortofrutícolas. AgroRincón, empresa especializada en
55
el cultivo del aguacate así como de las cooperativas de
Frontera, Fast y San Miguel que comercializan productos
como la piña tropical, el mango, la papaya, la carambola,
la papa, la naranja y el vino Viña Tamaide cuentan a
partir de ahora con esta marca diferenciadora para que el
consumidor sea consciente de que con la elección de estos
alimentos no solo se protege la sostenibilidad del territorio
-entendiéndose por este término el cumplimiento de la
normativa vigente en materia de seguridad alimentaria,
bienestar animal y sanidad- sino también la cobertura social,
laboral y fiscal de quienes se dedican a esta actividad, algo
que no siempre ocurre con los productos agroalimentarios de
países terceros.
Además de los sellos de calidad, el comité de
expertos que ha elaborado el estudio apunta a que las
ayudas destinadas a la ganadería deberían encauzarse en
dos direcciones: hacia la industria y hacia el productor
sin olvidar los subsectores que sufren la competencia de
productos subvencionados por el REA y a los que habría que
dotar de ayudas a través del POSEI para poder rivalizar con
estos abastecimientos. La corrección de estos desequilibrios
entre la producción local y la importada es una de las
reivindicaciones en la que más insisten los ganaderos al
considerar que un productor canario no puede competir
en igualdad de condiciones con las producciones de fuera
simplemente porque los costes aquí son superiores, sobre
todo en lo que a insumos se refiere. Estos gastos hacen que
un alimento como la carne local sea más cara para el bolsillo
del consumidor y menos rentable para el productor.
Dado que el sistema actual no garantiza un precio
mínimo para el productor y que la producción local de
forraje para consumo animal es ínfima, el sector demanda
la modificación del programa REA para que se aprovechen
mejor los recursos y evitar la devolución a Europa de partidas
presupuestarias sin utilizar como ocurrió en la campaña de
2011 cuando se reembolsaron 7 millones de euros. Por
otro lado, se considera necesario un aumento de la ayuda
unitaria a todos los cereales y la reducción de las ayudas
a los productos más competitivos con la producción local,
al igual que aconseja el equipo de expertos que realizó el
estudio. Por poner un ejemplo, en Canarias se destina un
ayuda de 6,4 millones de euros anuales a la importación de
16 millones de kilos de queso tipo Gouda y tipo Manchego,
dos de las variedades con mayor presencia en los mercados
canarios y, por tanto, de las más comercializadas en virtud
de un consumo generalizado a un precio asequible. Lo
sorprendente es que el Archipiélago es la comunidad que más
queso produce y consume de España y aún así el producto
de fuera ocupa un lugar preferente en los puntos de ventas
frente a los propios lácteos elaborados aquí.
En un intento de responder a las demandas de los
productores en lo que a la búsqueda de equilibrios con el REA
se refiere, Ildefonso Socorro, viceconsejero de Economía y
Asuntos Económicos con la Unión Europea del Gobierno de
Canarias, señaló en una entrevista a CAMPO CANARIO que
“desde el año 2006, el Ejecutivo Autonómico ha rebajado
en un 25% las ayudas destinadas al consumo directo de
productos importados que puedan resultar competitivos para
las producciones locales como son las carnes y los lácteos sin
transformar al tiempo que se ha aumentado el balance y la
ficha financiera de los cereales importados para el consumo
industrial y ganadero pasando de 7 a 31 millones de euros en
la actualidad lo que beneficia a los consumidores, al sector
industrial y al ganadero”.
POSEI
Por lo que respecta a las repercusiones que ha
tenido hasta ahora el Programa en favor de las Producciones
66
4
Locales (POSEI), la integración de nuevos sectores (ganadería,
plátano, vino, frutas y hortalizas) ha convertido a este
instrumento de ayudas de las RUP en el primer pilar de la
Política Agraria Común al garantizar la continuación y el
desarrollo de las actividades agrícolas y contribuir de manera
implícita al autoabastecimiento de territorios como Canarias.
Las conclusiones a las que ha llegado el estudio después de
analizar el efecto directo del POSEI en la agricultura y la
ganadería de las regiones ultraperiféricas es que mantiene y
desarrolla las producciones locales; mejora la competitividad
y fortalece la estructuración de los sectores. No obstante, se
reconoce que la eficacia de este programa es menor en lo que
se refiere al mantenimiento de la cuota de mercado, limitada
por la competencia de las importaciones y las difíciles
condiciones locales.
La radiografía que se hace de los diferentes sectores
demuestra por ejemplo que el plátano en las RUP es el cultivo
que goza de la mayor cuantía de ayuda procedente del POSEI
(141 millones de euros anuales para Canarias) con unos
resultados muy positivos pero sin la cual no sería rentable.
Por otro lado, mientras también son eficientes las ganaderías
de bovino y leche en regiones como Azores, aunque en
menor medida, el sector de frutas y hortalizas, según los
resultados del estudio, no se encuentra en un línea de acción
tan positiva debido al bajo nivel de ejecución de las ayudas
y las dificultades de determinados sectores de exportación
como el del tomate. En este sentido, los expertos sugieren a
los estados miembros con regiones ultraperiféricas (España,
Francia y Portugal) que reconsideren la justa adecuación
de los importes a las necesidades de aquellos sectores en
crecimiento (frutas y hortalizas y ganadería).
El POSEI mantiene las
producciones locales, mejora
la competitividad y fortalece
los sectores
Sobre los efectos del POSEI en la renta de los
productores, en la mayoría de los sectores estudiados, las
medidas de apoyo a las producciones locales desempeñan un
papel esencial que permite mantener la renta familiar sobre
todo en cultivos de exportación como el plátano y el tomate.
Por tanto, una desvinculación de las ayudas sería nefasto para
el sector porque provocaría “un retroceso de las producciones
y una reorientación marginal hacia las pocas rentables, dentro
del límite de la capacidad de absorción del mercado. De este
modo se reducirían el autobastecimiento y la viabilidad de
las industrias agroalimentarias, con pérdidas de empleo y una
mayor dependencia de las compras exteriores”.
Las acciones propuestas por el estudio para subsanar
las deficiencias del Programa de Opciones específicas por
Insularidad y Lejanía (POSEI) se centran en mantener las
ayudas a los sectores estratégicos para el empleo; seguir
con la reestructuración de los sectores; abandonar las
ayudas a los compradores fuera del territorio en favor de
las ayudas directas a los productores; apoyar las industrias
agroalimentarias y hacer un seguimiento periódico tanto de
la ejecución de estos programas como de su repercusión en
el sector agrario.
Por lo que respecta al sector de frutas y hortalizas,
los resultados obtenidos de la evaluación demuestran que
es necesario aumentar sus dotaciones. Aboga también
por mantener un apoyo diferenciado a las organizaciones
de productores para focalizarlo a la conquista de nuevos
mercados; desarrollar las ayudas a la transformación; pagar
al productor las ayudas a la exportación y permitir exenciones
temporales a la norma que obligue a los productores
asociados a vender la totalidad de la producción a través de
las organizaciones de productores.
En relación a estas propuestas, Hernán Tejera,
director de Producción de la Cooperativa Cosecheros
de Tejina señala que “en Canarias seguimos teniendo el
mismo problema de siempre que se resume en el bajo
grado de autoabastecimiento, que apenas llega al 10%. Esa
invariabilidad de la producción y el consumo local justifica
que necesitemos las ayudas procedentes del POSEI y tal y
como señala el informe, que se aumenten las dotaciones
para poder desarrollar este sector y poder mantener la
competencia con las producciones del exterior. De lo
757
Mejorar la gestión
contribuirá a
un adecuado
aprovechamiento de los
presupuestos del POSEI
886
contrario estaríamos avocados a perder la poca
actividad agraria que tenemos en las islas, algo que
no se puede permitir dado el interés estratégico de la
agricultura en nuestro Archipiélago”.
Añade que “teniendo en cuenta que la oferta
de producción local es escasa, está fraccionada y
el diferencial de precios le deja poco margen de
ganancias al productor, la única forma de competir en
un mercado libre como en el que nos movemos es tener
suficiente poder de negociación con las centrales de
compra a través de las organizaciones de productores
de frutas y hortalizas, las OPFH. De ahí que el objetivo
sea llegar a una integración total de los productores
en estas estructuras de comercialización para que la
actividad sea más rentable, genere más beneficio y
resulte atractiva para quienes estén interesados en
introducirse en el campo como agricultores”. También
aboga Tejera por promocionar las producciones y
hacerlas competitivas aportándoles valor añadido
mediante procesados como la cuarta gama (frutas
y hortalizas lavadas, cortadas y envasadas listas
para consumir), cada vez más demandados por los
consumidores, de ahí la necesidad de apostar por
industrias agroalimentarias altamente tecnificadas.
“Otro aspecto a valorar sería la posibilidad de
anticipar las ayudas del POSEI para el sector de frutas
y hortalizas al igual que se hace en otros sectores
y poder de esta manera negociar acuerdos con los
bancos que beneficien a los agricultores”.
Una de las medidas más controvertidas que
sugieren los expertos analíticos sobre el POSEI es el
fomento de las ayudas destinadas a la superficie más
que a la cantidad producida, es decir, el establecimiento
de lo que se conoce como pago único. En Canarias
habría que evaluar la repercusión que tendría este tipo
de ayuda, destinado estrictamente a la superficie, en
relación con el incremento del autoabastecimiento
ya que si se elimina el soporte económico a la suma
de kilos producidos, la tendencia es que decaiga la
producción local y por tanto se desvirtúe el objetivo
para el que ha sido creado el POSEI.
Independientemente de la forma en la que se
tengan que recibir estas ayudas y, sin querer restarle
importancia a este planteamiento, lo que está claro es
que el estudio que ha realizado el comité de expertos
de Oréade-Brèche, a petición de la Comisión Europea,
pone de manifiesto la prioridad del sector agrario
como parte importante del motor de la economía
de Canarias. La diversificación hacia la agricultura
y ganadería de manera profesional es un propuesta
interesante teniendo en cuenta el enorme potencial
económico, de creación de empleo y protección del
paisaje que tienen estas dos actividades sin las cuales
no sería posible algo tan básico como la alimentación.
En esta línea, el sector agrario de Canarias
está involucrado junto con el Gobierno Autónomo en
la puesta en marcha de un proyecto estratégico de
ordenación y planificación de la actividad agrícola y
ganadera de las islas hasta el año 2020. Se trata de
una hoja de ruta que busca, mediante la aplicación
de una serie de medidas y directrices, la reactivación
del campo desde diferentes frentes: la mejora de
las zonas rurales, el incremento de rentabilidad de
las explotaciones agrarias y, por ende, de quienes se
dedican a esta profesión, el aumento de la producción
en cuanto a niveles de calidad y eficiencia y, en
definitiva, el posicionamiento de la agricultura y la
ganadería como potenciales económicos por explotar.
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