PONENCIA: “EL ESTADO DE DERECHO EN EL AMBITO MUNICIPAL” TERESITA RENDON HUERTA BARRERA LICENCIADA EN DERECHO POR LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO. MAESTRA EN DERECHO POR LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA PLANTEL MEXICO, D. F. DOCTORADO EN DERECHO POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. MIEMBRO DE INVESTIGACIONES JURIDICAS DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO. EL ESTADO DE DERECHO EN EL AMBITO MUNICIPAL SUMARIO Introducción. 1. Estado de Derecho y Estado Social de Derecho. 2. Los elementos del Estado de Derecho. 3. Cultura de la Legalidad en el orden municipal. Introducción. Pensar en la hora presente, qué representa la vida municipal, con sus historia, sus vivencias y sus leyes, es recobrar lo propio, volver a las raíces, es creer que el Municipio es simiente espléndida y fecunda de la verdadera democracia, en donde debe, necesariamente surgir la cultura de la legalidad. No obstante los avances de la ciencia y la tecnología, la carencia de lo más elemental se expande por todas las regiones de nuestro país. Entre todas esas carencias, la consecución de un verdadero Estado de Derecho, surge como imperativo inaplazable. No basta decir que todo Estado, por su connaturalidad con el Derecho, es Estado de Derecho. Esta fórmula implica más bien un compromiso fundamental: el de que el poder político, para mantener, en condiciones normales, el equilibrio entre la libertad y el orden normativo, se someta a éste y no traspase sus mandatos. Y el de que el propio orden jurídico encarne satisfactoriamente, en cada época, los valores de justicia y seguridad en que reposa la comunidad humana a la que se pretende servir. 2 La evolución misma de la sociedad, demanda un enorme impulso a la cultura de la legalidad en múltiples aspectos, sobre todo en el conceptual, en el jurídico, en el de la comunicación social y en el terreno de la informática. Este es un reto sin precedentes que habrá de enfrentarse a partir de la educación y el respeto a la dignidad del ser humano, con todo lo que ello implica. La falta de atención a este factor, durante largos períodos de nuestra historia, se traduce hoy con frecuencia, en la incapacidad de valorar, aprovechar y defender nuestras instituciones. De lo anterior se desprende la dimensión y la enorme trascendencia, de pasar de la retórica a los hechos, para construir un real ESTADO DE DERECHO EN EL AMBITO MUNICIPAL, aprovechando los medios que la tecnología pone a nuestro alcance. 1. Estado de Derecho y Estado Social de Derecho. A partir de la tercera década del siglo pasado, la expresión "Estado de Derecho" adquiere una connotación precisa. Fue específicamente el tratadista alemán Von Mohl quien aplicó la locución "Rechsstaat", para significar la regulación, sometimiento y control de la colectividad y del poder público, de sus órganos y funciones por medio del Derecho. 3 La noción de Estado de Derecho se contrapone a la idea de un estado anárquico, arbitrario, omnímodo o totalitario. Así, por "Estado de Derecho" (Rule of law para los juristas angloamericanos) se entiende, básicamente, aquel Estado cuyos diversos órganos e individuos miembros, se encuentran regidos por el Derecho y sometidos al mismo; esto es, Estado de Derecho alude a aquel Estado cuyo poder y actividad están regulados y controlados por el Derecho.1 El Estado contemporáneo es concebido en los sistemas jurídicos de occidente, como un Estado sometido al Derecho. La Constitución es por una parte la forma en que se manifiesta la soberanía nacional y por otra, el fundamento jurídico de todas las actividades de los órganos estatales, así como de las actividades facultadas y protegidas de los particulares.2 No es posible partir de un Estado sin Derecho, ni de la identificación del Estado con el Derecho, como lo pretendía Hans Kelsen, al afirmar que "El Estado es la personificación del orden jurídico". Más bien debemos hablar de una contínua interacción de ambos conceptos, que viven en una constante "tensión dialéctica" que se resuelve por una síntesis de colaboración y armonía.3 DICCIONARIO JURIDICO MEXICANO. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ed. Porrúa, Tomo D-H, México, 1989, Pp. 328 y sgts. 1 VILLORO TORANZO, Miguel. Derecho Público y Derecho Privado, Ed. Jus, México, 1975. 2 GONZALEZ URIBE, Héctor. Teoría Política, Ed. Porrúa, 3ra. Edición, México, 1982, p. 222. 3 4 "El problema de la relación del Derecho y del Estado, se encuentra íntimamente ligado al problema del soberanía y al fundamento de la misma. Al abordar el problema no conviene perder de vista el carácter dialéctico de esa relación, ni la característica del poder como formador del Derecho".4 El Derecho es connatural al Estado. Es la atmósfera misma en que el Estado vive y se desarrolla. Y es también el principio fundamental de su legitimidad y justificación. Por esa razón todo Estado de Derecho de nuestros días deber ser UN ESTADO DE DERECHO. Al respecto, Manuel Pedroso, elaboró el esquema que a continuación se reproduce, con relación al Estado (E) y al Derecho (D). (E)-(D) ¿Cómo ligarlos? ¿Qué relación existe entre ellos? Tomándolos en forma aislada, no existe uno sin el otro: el Derecho sin el Estado no es nada; el Estado sin el Derecho tampoco es nada. El Estado sin el Derecho es un simple fenómeno de fuerza. (E) sin Un simple fenómeno de fuerza. (D) La proposición contraria, el Derecho sin el Estado, es una mera idealidad normativa, una norma sin efectividad. PEDROSO, Manuel. Relación entre Derecho y Estado, y la Idea de Soberanía. En Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, U.N.A.M., Tomo XII, Núm. 46, México, 1950, p. 123. 4 5 (D) sin Una mera idealidad normativa, norma sin efectividad. (E) La teoría de Kelsen, Estado igual a Derecho, da como resultante la confusión de una parte substancial (el Derecho) con el todo (el Estado). La posición correcta es la siguiente: Estado con Derecho, lo que equivale al "Estado de Derecho" moderno. (E) con "Estado de Derecho" moderno.5 (D) De lo anterior se colige que Estado y Derecho, son conceptos y realidades que se implican uno al otro y que en nuestros días han llegado a tener un vínculo indestructible a través de la noción "Estado de Derecho", avance singular de la civilización, que ha ido evolucionando en el presente siglo para incorporar a dicha fórmula, la idea de lo social, dando por resuelto lo que los juristas angloamericanos denominan "Welfare state" o "Estado social de Derecho", cuya pretensión básica ha sido atemperar las fallas derivadas del individualismo liberal, cuya nota distintiva fue el abstencionismo estatal. PORRUA PEREZ, Francisco. Teoría del Estado, Ed. Porrúa, México, 1969, p. 139 5 6 Así, el Estado social de Derecho, reúne los elementos de juridicidad, añadiendo como características la tutela a los derechos sociales, la intervención en materia económica, política, social y cultural, así como la búsqueda de la justicia social. "A pesar de las variantes introducidas, la concepción del Estado social de Derecho conserva, en buena medida, las características y exigencias señaladas anteriormente como propias del Estado de Derecho: en particular, la sujeción de los órganos estatales al Derecho; pero, simultáneamente, el que las leyes emanen de un órgano popular representativo, bajo procedimientos previstos por otras normas jurídicas; la distribución y control del ejercicio del poder político; la legalidad de la administración y un control judicial suficiente; la garantía de los derechos y libertades fundamentales, etc. Claro está que algunas de esas instituciones jurídico-políticas requieren ligeras modificaciones —como ocurre por ejemplo con las limitaciones al anteriormente, desmedido liberalismo económico— a efecto de dar cumplimiento a los objetivos económico-sociales del Estado social de Derecho. Así pues, para poder afirmar que se está en presencia de un Estado social de Derecho, se requiere que el mismo satisfaga, además de sus objetivos sociales, las exigencias que se han considerado propias del Estado de Derecho."6 No obstante las precisiones anteriores, la expresión "Estado de Derecho", tiene en el ámbito jurídico una connotación propia e inconfundible que bien podría prescindir del calificativo "social", pues basta con señalar que el concepto clásico ha evolucionado al grado tal, que hoy no se limita sólo al mantenimiento de un 6 Op. Cit. supra nota 9, p. 330. 7 orden jurídico, sino que busca el logro de fines sociales. Conforme a estas reflexiones, me referiré a "Estado de Derecho" en su significado evolucionado, contemporáneo, prescindiendo del vocablo "social", aun cuando no de sus implicaciones. 2. Los Elementos del Estado de Derecho Como elementos fundamentales del Estado de Derecho es posible destacar los siguientes: 1) El reconocimiento de la superioridad y preeminencia de los valores éticos del Derecho. 2) La voluntad de asumir soberanamente como propios dichos valores. 3) Un conjunto de reglas que permitan hacer realidad tales valores dentro de una comunidad de determinada. 4) Esas reglas deben derivar de la Constitución Política de cada país y en su conjunto forman el Derecho positivo. Los principios fundamentales que deben cumplirse y de los cuales debe partir la formulación de tales reglas en un Estado de Derecho son: 8 1) La existencia de una Constitución escrita y rígida, que determine con claridad cuales son los órganos del Estado. 2) La delimitación legal de las correspondientes atribuciones y competencias. 3) La supremacía constitucional sobre cualquier otra norma. 4) La congruencia y sujeción de todo el orden jurídico a la Ley Fundamental, lo que implica que a ella se ajusten todas las leyes, reglamentos, decretos y demás disposiciones de carácter general. 5) La determinación constitucional de una serie de garantías para la persona humana, tanto individuales como sociales, que no puedan ser violadas por ninguna ley o autoridad. 6) El reconocimiento del principio de legalidad, que se traduce en la prohibición a las autoridades para actuar si no hay alguna ley o norma de carácter general que se los permita. 7) El respeto irrestricto a la garantía de audiencia, que impide privar a alguien de sus derechos, sin previo juicio en que se le conceda la oportunidad de defenderse. 9 8) El equilibrio del poder público y la división de las tres funciones fundamentales, con un sistema de frenos y contrapesos para evitar abusos y extralimitaciones. 9) El establecimiento de mecanismos de participación de la ciudadanía, en los asuntos públicos, mediante una organización electoral confiable, para el logro de un gobierno auténticamente representativo. 10) La pluralidad, veracidad y libre competencia de los medios de información; tales como la radio, la televisión, la prensa, internet, etc., que permitan no sólo el conocimiento de las actividades gubernamentales, sino su vigilancia y control. 11) El establecimiento —tanto en la Constitución como en las demás leyes— de un sistema de impugnaciones; esto es juicios y recursos, tanto jurisdiccionales como administrativos. Al hacer alusión al tercer elemento del Estado de Derecho contemporáneo, se sugiere ya la importancia de las reglas del Derecho, mismas que tienen "seguramente un origen tan remoto como el Derecho mismo, pero es en una etapa histórica de fecunda creación, cuando las especulaciones filosóficas y jurídicas de los antiguos llegaron a formularlas tal como algunas de ellas llegan a nuestros días y tienen aún vigencia en el Derecho contemporáneo, aunque los fundamentos con que ahora se les pueda invocar son distintos a aquellos con que las invocaban los juristas de la antigüedad, los de las Edad Media y aún los juristas de la Edad 10 Moderna y Contemporánea hasta una fecha no lejana y que no puede ubicarse con precisión, pero que corresponde a las últimas décadas, en que se precisan y afianzan las nuevas doctrinas sobre los problemas fundamentales del Derecho."7 Ciertas corrientes contemporáneas parten de la idea de que no hay lagunas en la ley, y de que para aplicar el Derecho positivo no se requiere acudir a las fuentes supletorias del Derecho, en virtud de que es en el ordenamiento jurídico, donde debe encontrarse la solución a todos los casos que plantea la realidad, lo que sin duda pone de manifiesto la necesidad de replantear la validez de esa afirmación. Tales asertos adquieren una enorme dimensión en países que como el nuestro, tienen fincada su tradición jurídica en el Derecho escrito y que basan la actuación de sus órganos estatales en el principio de legalidad, por estar inmersos dentro de un Estado de Derecho. 3. Cultura de la Legalidad en el orden municipal. No podemos concebir una vida propiamente humana, despojada de derechos fundamentales que estén protegidos por los ordenamientos, como son: la vida, la libertad, la educación, la salud, la seguridad jurídica o la participación política. Nuestro país se ha caracterizado por la búsqueda incesante de fórmulas tendientes a garantizar la protección de tales derechos. ENCICLOPEDIA JURIDICA OMEBA. Ed. Bibliográfica Omeba (Driskill), Tomo XXIV; Buenos Aires, 1982, p. 528. 7 11 Desde los inicios de las luchas independentistas de 1810 a 1821, surge como una constante, el aseguramiento de las libertades públicas y privadas. La Constitución Mexicana de 1917, fue el resultado de un largo y sangriento movimiento revolucionario iniciado en 1910, que buscó satisfacer las exigencias políticas, sociales y económicas del pueblo mexicano. Esta Constitución tiene una característica que la hace única entre las demás constituciones del mundo occidental. Y es que por primera vez en el constitucionalismo clásico, se consignan en ella garantías sociales al lado de las garantías individuales. La Constitución mexicana anterior, en el tiempo, a las constituciones europeas de la primera posguerra (1919-1939) se refiere a los derechos a favor de los grandes grupos sociales, elevándose al rango de normas constitucionales sus respectivas reivindicaciones8 La dignidad de la persona humana no puede consistir solamente en la titularidad de la dignidad moral, de la subjetividad jurídica, de la libertad política; sino que debe llegar a la remoción de los impedimentos sociales, a la efectiva formación de la persona; y esta remoción debe dedicarse de lleno a una autorreconstrucción de la persona, ya que el desarrollo del individuo sólo puede ser, después de todo, obra del individuo mismo. El cambio del médium social debe llevarse a cabo como consabido crecimiento cultural de los individuos que lo componen. Advertimos en el contexto nacional, la tensión dialéctica entre lo individual y lo colectivo, el respeto a los derechos individuales y los reclamos de justicia social, en una sociedad indudablemente más madura y más exigente frente al poder 8 GONZÁLEZ URIBE, HÉCTOR. “Hombre y Estado”. Ed. Porrúa, México, 1988, p. 43. 12 público, que gradualmente va evolucionando de la irresponsabilidad absoluta del Estado, a la responsabilidad patrimonial.9 Son los individuos los que se enfrentan a la arbitrariedad y los que en todo momento tienen el derecho de limitar, de transformar los esquemas o actos violatorios de sus garantías, al punto que “cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada porción del pueblo, del más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.10 De ahí que deberían destinarse más recursos para fortalecer la impartición de justicia en el orden municipal, ya que cuando la paz social se rompe, no hay dinero que alcance para restaurarla. En el entorno municipal, deberán ganar espacio las instituciones jurídicas para la solución de conflictos, pues de otra forma, la ciudadanía seguirá recurriendo a las marchas, plantones, huelgas de hambre, tomas de edificios y otras medidas similares que perturban la paz social. Ante nuevas realidades, empezamos a ver una nueva sociedad que demanda nuevos ideólogos, nuevos operarios, que promuevan y mejoren el proceso de defensa de los gobernados desde el punto de vista técnico-jurídico, abiertos a otras ideas, capaces de vivir en lo local y de actuar en lo global, sensibles al dolor y a las necesidades, de los demás. El principio de legalidad en la dinámica del Estado de Derecho, implica el sometimiento de cualquier órgano de la Administración Pública Municipal, a las disposiciones jurídicas. 9 Vid. SUÁREZ HERNÁNDEZ, DANIEL. Responsabilidad por Daños causados con el desempeño anormal de la Administración de Justicia. Revista Investigaciones Jurídicas, No. 61, Departamento de Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato, México, 1996, p. 264. 10 VILLORO TORANZO, MIGUEL. Derecho Público y Derecho Privado. Ed. Jus, México, 1975, pp. 32 y 33. 13 El desarrollo de este postulado, conduce necesariamente, al reconocimiento de la primacía de un orden jurídico basado en la dignidad, integridad y dimensión social del ser humano. La urgencia de establecer sistemas jurídicos cada vez más completos de control de la legalidad y a la vez de defensa de los derechos de los particulares, es realmente evidente, urgencia que se acentúa precisamente en estos tiempos en que estamos todavía lejos de haberlos alcanzado, pese a los esfuerzos que se han realizado. Pero para estar en posibilidad de crearlos o perfeccionarlos con la premura que exigen las circunstancias, es preciso captar la problemática que con mayor incidencia registra la comunidad y buscar con diligencia el planteamiento de soluciones a la misma. Respecto a la legalidad, nuestra Ley Fundamental establece los siguientes principios: 1. “A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho”; 14 2. “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”; 3. “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho”; y 4. “Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por los tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial”. Hoy día la lucha por el Derecho adquiere renovada y notable actualidad, lucha civilizada que debe darse a través de las instituciones y del limpio ejercicio de las disciplinas jurídicas. Falta mucho camino por recorrer, muchas acciones por realizar; desde la tarea del legislador que establezca las normas sustantivas, orgánicas y procesales, hasta la labor del investigador y del catedrático. Bajo este contexto, es preciso insistir en la necesidad de consolidar también, el Derecho Constitucional Estatal, como forma para alcanzar un real Federalismo y un real Estado de Derecho. 15