Ciudadanía y desarrollo humano

Anuncio
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Ciudadanía
y desarrollo
humano
MARIO POSAS
Publicado por el
Programa de las
Naciones Unidas
para el Desarrollo
(PNUD) Honduras
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
© Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
en Honduras PNUD
Colección Cuadernos de Desarrollo Humano
Ciudadanía y desarrollo humano. MARIO POSAS
ISBN: 978-99926-768-7-5
Diseño y diagramación: Giovani Fiallos Paz
Esta publicación puede ser reproducida total o en
partes, en cualquier forma o por cualquier medio, sea
electrónico, mecánico, fotocopiado o de otro tipo,
siempre y cuando se cite la fuente.
Las ideas y opiniones expuestas en esta Colección
son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no
reflejan necesariamente la visión ni la opinión del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en
Honduras
Para mayor información acerca de esta publicación, puede
visitar el sitio Web del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo en Honduras (PNUD) www.undp.un.hn.
Impresión: Multigráficos Flores, S. de R.L., Tegucigalpa
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Prólogo
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Honduras, como un valioso aporte orientado
a facilitar los procesos de democratización y difusión del conocimiento y la información pertinente para el desarrollo del país, presenta la publicación de la serie de estudios especiales sobre Desarrollo Humano vinculados
a temas de interés de la sociedad hondureña y de la comunidad internacional.
Esta serie de publicaciones son fruto del trabajo de la Unidad de Prospectiva y Estrategia (UPE) de la oficina
del PNUD en Honduras y están focalizados a difundir el pensamiento de académicos, intelectuales, técnicos e
investigadores hondureños y extranjeros que desde diferentes perspectivas se enfocan en la construcción del
paradigma del desarrollo humano.
El desarrollo humano consiste en la ampliación de las libertades humanas, a fin de que cada persona pueda
contar con un conjunto de capacidades y oportunidades que contribuyan a garantizarle un nivel de vida digno;
es decir, la ampliación de la gama de cosas que las personas pueden hacer y aquello que pueden ser. El desarrollo humano se refiere, en última instancia, a todas las capacidades que permitan a las personas tener razones
para valorar su vida. Las capacidades básicas para que el ser humano pueda desarrollarse son, entre otras, tener
una vida larga y saludable, disponer de educación y tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar un
nivel de vida digno.
En este sentido, nuestro propósito con este tipo de herramientas es contribuir al análisis y diseño de estrategias
y políticas públicas, globales y sectoriales, que reflejen y respondan a la realidad hondureña y que su posterior
implementación e impacto conduzcan a mejores niveles de desarrollo humano para los(as) hondureños(as).
Estamos seguros de que la comunidad nacional e internacional encontrarán aquí un espacio para adquirir
conocimiento, para la reflexión y el diálogo en torno a los problemas del desarrollo y el fortalecimiento de la
democracia en Honduras.
Rebeca Arias
Representante Residente del
PNUD en Honduras
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Índice
Prólogo.......................................................................................................................................................3
1. ¿Qué se entiende por ciudadanía?...........................................................................................................5
2. Ciudadanía y derechos............................................................................................................................6
3. Críticas a la concepción de ciudadanía de Marshall..................................................................................6
4. ¿Son exigibles los derechos sociales?.......................................................................................................8
5. Ciudadanía, capacidad de agencia y desarrollo humano........................................................................11
6. Un paréntesis: libertad negativa y libertad positiva.................................................................................13
7. La ciudadanía activa y sus implicaciones................................................................................................15
8. Potencialidades para la ciudadanía activa en Honduras..........................................................................17
9. Desafíos para la construcción de ciudadanía activa en Honduras............................................................ 21
Notas........................................................................................................................................................22
Cuadros
Cuadro 1: Participación en acciones o movimientos sociales (por nivel socioeconómico)............................. 15
Cuadro 2: Porcentaje de personas que han realizado acciones públicas según NSE,.................................... 16
área urbana o rural y edad
Cuadro 3: Razones para no realizar algunas acciones públicas (porcentaje)................................................ 17
Gráficas
Gráfico 1: Porcentaje de participación en asociaciones (urbano rural)......................................................... 14
Gráfico 2: Porcentaje de personas que no tienen “ninguna confianza” en las instituciones......................... 18
Gráfico 3: Porcentaje de votos válidos y de abstencionismo en elecciones presidenciales, 1981-2005......... 20
Recuadros
Recuadro 1: Tensiones entre un enfoque basado en ciudadanía activa y un enfoque basado en derechos..... 7
Recuadro 2: Las siete libertades.................................................................................................................11
Recuadro 3: El lenguaje de la desconfianza................................................................................................19
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
El concepto de ciudadanía ha adquirido una posición de centralidad en el debate actual. Esto se
debe, en buena medida a: i) la ola democratizadora
iniciada hacia finales del siglo XX y a los desarrollos
recientes de las teorías de la democracia; ii) los debates sobre los derechos humanos y los derechos
sociales, económicos y culturales, y, iii) la crisis del
Estado de bienestar, al posicionamiento en la agenda pública del tema de la pobreza y la desigualdad
social.1 A estos factores, debe agregarse, como señala Adela Cortina, “la necesidad, en las sociedades
postindustriales, de generar entre sus miembros un
tipo de identidad en la que se reconozcan y que
les haga sentirse pertenecientes a ellas, porque este
tipo de sociedades adolece claramente de un déficit
de adhesión por parte de los ciudadanos al conjunto de la comunidad y sin esa adhesión resulta
imposible responder conjuntamente a los retos que
a todos se plantean”.2
nas era una ciudad-Estado, una ciudad que se gobernaba a si misma. Por eso, en su origen ateniense,
el concepto de ciudadano deriva del de ciudad.
Es solo a partir de los siglos XVIII y XIX, que el concepto de ciudadano se vincula al Estado-nación.4 En
este contexto, el concepto de ciudadanía se relaciona estrechamente con el de nacionalidad. “Es el Estado”, señala Jordi Borja, “el que vincula ciudadanía
con nacionalidad. El ciudadano es el sujeto político.
El poseedor de un estatuto que le confiere, además
de derechos civiles y sociales, los derechos de participación política. Se es ciudadano de un país, no de
una ciudad. Se es ciudadano porque se posee una
nacionalidad, regulada por un Estado y solamente
vale ese estatuto en el ámbito de ese Estado”.5
Sin embargo, ciudadanía y ciudadano están lejos de
ser conceptos unívocos y claramente delimitados.
En el debate actual, compiten tres concepciones sobre la ciudadanía y el ciudadano. La primera es la
derivada de la filosofía liberal. La segunda procede
de filosofía política republicana y la tercera, del comunitarismo.
1. ¿Qué se entiende por
ciudadanía?
El concepto de ciudadanía se utiliza para designar
la situación de pertenencia de los individuos a una
comunidad política. Se llama ciudadano al miembro de una comunidad política que es reconocido
como tal por la misma.
La visión liberal concibe al ciudadano como un
sujeto portador de derechos y se preocupa esencialmente por la defensa de los derechos de cada
ciudadano frente a los otros y al Estado. Para la filosofía política republicana, el ciudadano es aquel
que imbuido de un espíritu de compromiso cívico,
participa activamente en la elaboración de las decisiones públicas. La visión comunitarista sostiene que
el ciudadano no puede ser comprendido al margen
de la comunidad a la que pertenece, porque es de
ella que deriva su identidad y su sentido de pertenencia. Esta comunidad es la que le permite tener
una concepción del bien común.
La idea de que el ciudadano es el miembro de una
comunidad política, data de antiguo. Nace de la experiencia de la democracia ateniense en los siglos V
y VI antes del nacimiento de Jesucristo. Según esta
concepción, ciudadano es el que se ocupa de los
asuntos públicos, que sabe que la deliberación es el
procedimiento para tratar los mismos y que la votación solo debe usarse como último recurso cuando
ya se ha empleado convenientemente la fuerza persuasiva de la palabra.3 Como es bien conocido, AteCuadernos de Desarrollo Humano No.2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
La filosofía política liberal, visualiza al ciudadano
como un portador de derechos. La filosofía política
republicana, lo ve como un sujeto social que participa en la construcción de la voluntad colectiva. La
filosofía política comunitaria, destaca los aspectos
de identidad y pertenencia de la condición ciudadana.6
este último sentido, se ha señalado repetidamente
que la garantía de los derechos sociales es condición necesaria para el ejercicio de los derechos civiles y políticos. Privados del ejercicio de sus derechos
sociales, los individuos enfrentan enormes dificultades para el ejercicio de una ciudadanía autónoma
y responsable. “Son los derechos sociales los que,
principalmente”, enfatiza un autor, “emancipan las
personas de las necesidades materiales más apremiantes y los hacen acceder a la “civilidad” de los
derechos civiles y políticos. O sea: la ciudadanía social es la ciudadanía habilitante de la ciudadanía civil y la ciudadanía política”.8 A juicio de Marshall, el
ejercicio de estos tres tipos de derechos inherentes
al ciudadano, no solo garantizan la igualdad formal
de los individuos, sino que también contribuyen a
reducir las desigualdades sociales generadas por el
mercado en las sociedades capitalistas.
2. Ciudadanía y derechos
La versión moderna del concepto de ciudadanía se
encuentra en la obra del sociólogo británico T. H.
Marshall. Según Marshall, la ciudadanía consiste en
que cada uno sea tratado como un miembro pleno
de una sociedad de iguales. Esto se logra a través
del reconocimiento a cada uno de los miembros,
de un conjunto de derechos que le son inherentes.
Marshall agrupa estos derechos en tres categorías:
civiles, políticos y sociales.
3. Críticas a la concepción de
ciudadanía de Marshall
Los derechos civiles están relacionados con la libertad individual: la libertad de pensamiento, libertad
de expresión, derecho a la propiedad y el derecho
a la justicia. Los derechos políticos se refieren a la
potestad de elegir y ser electo. Los derechos sociales, para decirlo en las propias palabras de Marshall,
“abarcan todo el espectro, desde el derecho a la
seguridad y a un mínimo bienestar económico al
de compartir plenamente la herencia social y vivir
la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad”. A su juicio,
las instituciones más directamente relacionadas con
la ciudadanía social, son el sistema educativo y los
servicios sociales.7
El planteamiento fundacional de Marshall ha sido
objeto de varias críticas. Se le ha criticado el carácter lineal de su concepción de la expansión de
los derechos de ciudadanía, ya que él presentó el
desarrollo de los derechos de ciudadanía como un
proceso evolutivo que transita de los derechos civiles a los políticos y a los sociales. Se le ha criticado
también, su visión eurocéntrica de la evolución de
los derechos de ciudadanía y el haber ignorado la
importancia de los sujetos sociales cuyas luchas fueron vitales para el desarrollo de los mismos.
Se le ha criticado igualmente el haber presentado
una concepción de ciudadanía que privilegia la óptica de los derechos. En efecto, algunos teóricos
sociales y políticos, le han reprochado a Marshall
Para Marshall, estos tres derechos son interdependientes. La realización de los derechos políticos y civiles requiere de los derechos sociales y viceversa. En
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
el no haber enfatizado suficiente la idea de que la
ciudadanía no sólo debe ser vista como una cuestión de derechos, sino que también de deberes,
responsabilidades u obligaciones. Todos los ciudadanos, cualquiera sea su ubicación, argumentan
estos teóricos, tienen no solo derechos que reclamar, sino que también deberes, responsabilidades u
obligaciones que cumplir. En este sentido, ellos han
planteado que al no dar el énfasis correspondiente
a los deberes, responsabilidades u obligaciones de
los ciudadanos, Marshall ofrece una visión parcial
del concepto de ciudadanía.9 Estamos hablando de
lo que Kymlicka y Norman, han denominado una
visión pasiva de la ciudadanía por su énfasis “en
los derechos puramente pasivos y en la ausencia de
toda obligación de participar en la vida pública”.10
Recuadro 1
Reconocer que la ciudadanía implica no solo derechos sino
que también obligaciones por parte de los ciudadanos, no
significa ignorar la legitimidad de un enfoque de derechos
en las políticas y estrategias de desarrollo, el cual goza actualmente de gran predicado en la comunidad internacional.
Este último enfoque parte de reconocer que las personas son
titulares de derechos que obligan a los Estados. Este enfoque permite, como señala un autor, “cambiar la lógica de
los procesos de elaboración de políticas, para que el punto
de partida no sea la existencia de personas con necesidades
que deben ser asistidas, sino sujetos con derechos a requerir
determinadas acciones, prestaciones y conductas”, los que,
en todo caso, requieren “obligaciones correlativas y éstas
mecanismos de exigilibilidad y responsabilidad”.11 Como es
de sobra conocido, desde hace ya bastante tiempo nuestras
Constituciones Políticas, se han hecho cargo del reconocimiento de derechos políticos, civiles y sociales. Pero, como
todo mundo sabe, una cosa es reconocerlos y otra muy diferente, es cumplirlos. La experiencia histórica ha mostrado que
para lograr esto último, se requiere de voluntad política de
parte de los gobernantes y un sujeto social que se haga cargo
de su exigibilidad.
Sobre este particular, Victoria Camps ha puntualizado lo siguiente: “La libertad y la voluntad de
cooperar son los dos rasgos que deben definir la
ciudadanía. Dos rasgos que van más allá de la definición ya canónica de “ciudadanía” que debemos al
sociólogo Alfred Marshall, para quien el ciudadano
era básicamente el sujeto de derechos civiles, políticos y sociales. La definición de Marshall significó un
avance en su momento, en especial por la alusión
a los derechos sociales, recientemente reconocidos
y poco aceptados de hecho por los estados de derecho. Es”, enfatiza, “una caracterización del ciudadano, sin embargo, que hoy se nos queda corta e
insuficiente. El ciudadano no es solo sujeto de derechos, sino también de obligaciones. No sólo hay
que garantizarle la libertad, con todos los condicionamientos que el derecho a la libertad supone, sino
que el individuo, en la medida en que se considera
ciudadano de una democracia, tiene la obligación
de cooperar con la sociedad. De lo contrario, es difícil que la democracia funcione y prospere”. “Conviene insistir en la idea del ciudadano como sujeto
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
Tensiones entre un enfoque basado en
ciudadanía activa y un enfoque basado
en derechos
Fuente: Elaboración propia.
de deberes”, concluye argumentando la autora, “ya
que uno de los déficits de las democracias actuales
es, precisamente, la escasa participación de la ciudadanía, la falta de compromiso del ciudadano con
su ciudad o con la sociedad en su conjunto”.12
En esta misma dirección, Adela Cortina nos recuerda que “la ciudadanía es un tipo de relación que se
caracteriza por tener una función doble: de la comunidad hacia el ciudadano y del ciudadano hacia
la comunidad. Sin duda, el ciudadano contrae unos
deberes con respecto a la comunidad, y en consecuencia, debería asumir activamente sus responsabilidades en ella, aspecto que el Estado de bienes
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
tar ha cuidado poco. Pero también es verdad que
solo puede exigirse a un ciudadano que asuma las
responsabilidades cuando la comunidad política ha
demostrado claramente que le reconoce como un
miembro suyo, como alguien perteneciente a ella”.
“Y este reconocimiento de la pertenencia”, enfatiza
Adela Cortina, “tiene dos lados: la comunidad está
dispuesta a proteger la autonomía de sus miembros,
reconociéndoles unos derechos civiles y políticos,
porque no les considera vasallos o súbditos, pero
también se propone hacerles partícipes de los bienes sociales indispensables para llevar adelante una
vida digna; de aquellos bienes tan básicos para una
vida humana que no pueden quedar al libre juego
del mercado. Lo cual significa, como es obvio, que si
una comunidad política deja desprotegido a alguno
de sus miembros en cualquiera de estos aspectos,
está demostrando con hechos que no le considera en
realidad ciudadano suyo. Y, habida cuenta de que las
personas para cobrar nuestra propia identidad necesitamos el reconocimiento de los grupos sociales
en que vivimos, aquél a quien no se le trata como
ciudadano, tampoco se identifica como tal”.13
Un contraste entre las obras tempranas y las más
tardías de Marshall, permite poner este tema en
perspectiva. Pueden identificarse en la obra de Marshall, dos propuestas de ciudadanía en función de su
énfasis en los derechos sociales. Una versión fuerte
en Ciudadania y Clase Social (1949) y otra más débil
en The Righ of Welfare and Others Essays (1965).
En Ciudadanía y clase social, Marshall incluye los derechos sociales como el elemento que completa la
ciudadanía civil y política. En este contexto, Marshall, le concede a los derechos sociales la misma
legitimidad que a los derechos civiles y políticos. A
su juicio, la realización plena del ideal ciudadano,
solo será posible si el Estado garantiza los derechos
sociales de los ciudadanos. Sin embargo, éstos no
deben ser concebidos como parte de una política
de igualación de rentas. “La extensión de los servicios sociales no es (en principio)”, puntualiza Marshall, “un medio de igualar rentas (...) lo que importa
es que se produzca un enriquecimiento general del
contenido concreto de la vida civilizada, una reducción generalizada del riesgo y la inseguridad, una
igualación a todos los niveles entre los menos y los
más afortunados”.14 Para Marshall, la inclusión de
los derechos sociales en su concepción de ciudadanía es, como ha sido señalado, un instrumento de
“legitimación de la sociedad liberal por medio de la
ciudadanía social, que sería el instrumento del Estado para reducir el impacto de la desigualdad hasta
hacerla tolerable y, al mismo tiempo, legítima”.15
Pese a todas las críticas de que ha sido objeto, no
se debe olvidar, como nos recuerda Victoria Camps,
que el gran mérito de Marshall es haber llevado el
concepto de ciudadanía más allá de los derechos
civiles y políticos hasta los derechos sociales. Este
es, sin duda, un aporte seminal al debate moderno
sobre la ciudadanía y la democracia.
4. ¿Son exigibles los derechos
sociales?
En su obra posterior, The Right of Welfare and Other
Essays, Marshall reduce la posición de centralidad de
los derechos sociales en su concepción de ciudadanía, los coloca en una jeraquía más baja que los
civiles y políticos y los convierte en meras “expectativas legítimas”. “Es posible”, argumenta Marshall,
“construir una jerarquía de derechos y expectativas.
La inclusión de los derechos sociales como parte de
la concepción moderna de ciudadanía por Marshall,
ha generado un activo debate sobre la exigibilidad
de los derechos sociales.
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
10
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
El primer nivel es el de los derechos propiamente
dichos, legalmente ejecutables y que son regulados
interpretativamente, y nunca discrecionalmente de
acuerdo con el espíritu de la política (...) El siguiente
nivel es el del derecho a que la reclamación de uno
sea tratada discrecionalmente de acuerdo con el espíritu de la política (...) El tercer nivel está ocupado
por lo que denominó “expectativas legítimas”. Se
basan en los propósitos establecidos por las políticas o, más concretamente, los compromisos adquiridos con los ciudadanos. Las reclamaciones sobre
las expectativas no cumplidas no se traducen en
cargos (...) sino en reclamaciones que requieren un
remedio político. (...) Y el cuarto nivel es aquel al
que asignamos los patrones de valoración generalmente aceptados a partir de los cuales se juzgan las
políticas sociales”. Es en este último nivel que Marshall ubica el Estado de Bienestar al que define como
un “modelo de ayuda mutua basado en el status
compartido de ciudadanía (cuyo espíritu impregna
toda la vida social)”.16
Según esta idea, los derechos humanos, tanto los
civiles y políticos, como los sociales, forman juntos
“el escudo protector del ser humano”, porque se reclaman, condicionan y perfeccionan mutuamente.18
“No podemos decir”, se argumenta, “que la dignidad humana se halla a salvo donde existe, quizás,
esmero sobre derechos civiles y políticos -o sólo algunos de ellos, entre los más visibles-y desatención
acerca de los otros. Las libertades de expresión o de
sufragio no absuelven ni compensan la ignorancia, la
insalubridad y la miseria”.19 En esta misma dirección,
se ha señalado que, “el criterio para determinar a
un derecho u otra categoría jurídica como “derecho
humano” es su relación e identificación con la dignidad de la persona”.20 “Forman parte de la dignidad
de la persona y son condiciones esenciales para su
desarrollo en libertad”.21
“La exigibilidad de los derechos sociales, como
condición de ciudadanía”, ha observado la CEPAL,
“debe apuntar a hacer posible la complementariedad entre igualdad y libertad. Por una parte, y tal
como lo señala Norberto Bobbio, la razón de ser
de los derechos sociales como el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho a la salud,
es una razón igualitaria, pues “los tres tienden a
hacer menos grande la desigualdad entre quienes
tienen y quienes no tienen, o a poner un número
de individuos siempre en condiciones de ser menos
desiguales respecto a individuos más afortunados
por nacimiento o condición”. (...) Por otra parte, la
indivisibilidad de los derechos permite transitar de
la libertad negativa (derechos civiles que proscriben los excesos de la coacción) a la libertad positiva
(derechos políticos y derechos económicos, sociales y culturales) que dan poder y capacidades para
decidir sobre condiciones que inciden en la propia
vida”.22
Existe en nuestra época un intenso debate sobre la
exigibilidad de los derechos sociales.
En el ámbito jurídico, están, por un lado, los que
colocan en un nivel, los derechos civiles y políticos,
y en otro nivel diferente, los derechos sociales, argumentando que mientras los primeros son exigibles ante el Estado, los segundos no lo son, porque
no pueden ser exigidos frente a los mecanismos de
judicialidad como los primeros. Esto se debe, argumentan, a la gran ambigüedad que existe en “las
disposiciones que consagran los derechos económicos, sociales y culturales”.17 Por el otro lado, se encuentran los que defienden la idea de la exigibilidad
de los derechos económicos, sociales y culturales a
partir del argumento del carácter integral e interdependiente de los derechos humanos.
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
11
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Sin embargo, la ciudadanía, como sugiere la concepción republicana, argumenta CEPAL, debe ir más
allá de la mera exigibilidad de derechos y llegar hasta el ámbito definitivo de la participación y de la
capacidad de actuar como agente activo de su propio desarrollo. “Pero aún entendiendo la ciudadanía
como titularidad de derechos económicos, sociales
y culturales”, puntualiza CEPAL, “esta sigue planteada en términos de exigibilidad y no de participación. Por ello es necesario complementarla con la
tradición republicana, en la cual la ciudadanía esta
asociada a la “cosa pública”, vale decir, al compromiso de los sujetos con el destino de la sociedad,
a la participación de los individuos en la actividad
comunitaria, al control ciudadano sobre los poderes públicos y a la presencia de los individuos en la
circulación de ideas y opiniones en el espacio público”.23 “El ciudadano”, sostienen enfáticamente,
“no es sólo receptor de prestaciones que responde
a la titularidad de derechos, también se interesa en
los asuntos públicos y participa de la razón comunicativa a escala comunitaria y societal”.24
En una parte de su argumentación, CEPAL sostiene que “la exigibilidad de derechos, sobre todo los
económicos y sociales, depende del nivel de desarrollo de la sociedad”,26 con lo cual introduce un
elemento de discrecionalidad en la exigibilidad de
los derechos sociales. Esta es la misma discrecionalidad que introduce el artículo 22 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 que
establece la obligatoriedad de los derechos económicos, sociales y culturales teniendo en cuenta “la
organización y recursos de cada Estado”, lo que, a
juicio de Adela Cortina, los convierte en un “conjunto de buenas intenciones, con el cual cada Estado
puede hacer lo que bien le parezca”.27
Argumentando desde la óptica de la legitimidad de
la democracia como régimen político, varios autores han insistido en la dificultad de ejercer los derechos civiles y políticos, si los ciudadanos se ven
privados de derechos sociales. “Resulta difícil ejercer los derechos civiles y políticos”, sostiene Adela
Cortina, “sin tener protegidos los derechos sociales.
Mal podría ejercer su libertad civil y su autonomía
política”, puntualiza, “quien carece de los recursos
básicos para hacerlo”.28 En este mismo sentido, José
Nun ha observado que “parece obvio que, en las
democracias contemporáneas, los derechos civiles
y políticos son precondiciones necesarias de la ciudadanía; pero es sólo por un efecto ideológico que
no resulta igualmente obvio que también los derechos sociales sean una precondición necesaria (...).
En pocas palabras, si no hay condiciones mínimas
de eso que la pregunta llama “ciudadanía social”,
hablar de ciudadanía política es muy engañoso”.29
“En ausencia de educación y recursos económicos
para ejercitar los derechos civiles y políticos”, puntualiza un autor, “la ciudadanía es un cuerpo formal
sin propósito práctico alguno. Los derechos sociales, en tanto que derechos a servicios sociales y edu-
Vista de esta manera, la ciudadanía implica un
compromiso entre el Estado y los individuos. El
Estado, argumenta CEPAL, “debe respetar la autonomía individual, permitir la participación de éstos
en política y brindar, en la medida que el desarrollo
lo permita, las posibilidades de bienestar social y
oportunidades productivas”. Los individuos, por su
parte, “deben participar a través de las instituciones políticas y los mecanismos de representación y
deliberación, a fin de que sus demandas e intereses
se reflejen en el debate público y en la construcción
de consensos. Si la participación de la sociedad es
un requisito indispensable de la democracia, también lo es el fortalecimiento de las instituciones de
las que disponen la sociedad, pues éstas consagran
cauces para dicha participación”.25
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
12
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
cación, dotan a los ciudadanos de las capacidades
para llevar a cabo dicho ejercicio”.30
Recuadro 2
• Libertad de la discriminación por motivos de género,
raza, origen étnico, origen nacional o religión
• Libertad del temor, las amenazas a la seguridad personal,
la tortura, detención arbitraria y otros actos violentos
• Libertad de pensamiento y de expresión, de participar en
la adopción de decisiones y de establecer asociaciones
• Libertad de la miseria, para disfrutar un nivel de vida
decoroso
• Libertad para desarrollar y materializar plenamente el
potencial humano personal
• Libertad de la injusticia y las violaciones del estado de
derecho
• Libertad de tener un trabajo decoroso, sin explotación.
En esta misma dirección, un autor ha argumentado
que “los excluidos sociales de los países latinoamericanos exceden hoy a la figura de los hombres sin trabajo, a los parados, para reflejarse en la imagen de
una marginalidad más profunda, que los aleja social
y culturalmente de la polis. A pesar de ser titulares de
derechos políticos y civiles, dada sus condiciones de
vida, están apartados realmente de la trama de existencia colectiva. El desacuerdo entre una supuesta
igualdad política y una real desigualdad social parece evidente. Si la moderna concepción de ciudadanía fue concebida sobre la base de la autonomía y
la voluntad libre de los individuos, en el caso de los
excluidos cabría preguntar: ¿Cuándo votan lo hacen
en las mismas condiciones de igualdad que el resto
de los ciudadanos?, ¿Su voto es libre o acaso no está
manipulado o interferido por las adversas circunstancias sociales y culturales que les impiden ser individuos totalmente libres y autónomos?. Por qué negarlo: hay un voto condicionado por la fatalidad de
un contexto (y de necesidades sociales) que origina y
fundamenta las miserables políticas clientelares, tan
bien instaladas en la realidad de nuestros países. En
la oscuridad de estas circunstancias el voto deja de
ser libre e igual. Obviamente, los meros votantes no
son ciudadanos. Si la libre voluntad aparece recortada a la hora de actuar como electores, en peores
condiciones se hallan aún estas personas para pretender ser elegidas”.31
Fuente: PNUD, Informe sobre desarrollo humano 2000, Ediciones MundiPrensa, Madrid, 2000, p. 2
mente por la comunidad política a la que pertenece
sino que requiere también la participación activa
del ciudadano en la vida económica y política de la
misma.32
Esto implica reconocer que la condición ciudadana
no debe analizarse solamente desde el ángulo de la
pertenencia a una comunidad política ante la cual
se tienen derechos y deberes. Debe hacerse también
desde la capacidad de actuar y provocar cambios
los que deben juzgarse en función de los propios
valores y objetivos de los sujetos sociales.
A esta capacidad de elegir y lograr las propias metas
y valores se le designa como capacidad de agencia.33 Para adquirir la condición de ciudadana plena
en una sociedad democrática, las personas deben
contar con capacidad de agencia.
5. Ciudadanía, capacidad de
agencia y desarrollo humano
Como ha señalado Adela Cortina, la condición ciudadana no solo depende de ser reconocido oficialCuadernos de Desarrollo Humano No.2
Las siete libertades
La capacidad de agencia permite al ciudadano en13
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
frentarse exitosamente a las distintas formas de desigualdad, exclusión social y pobreza, que privan en
sociedades como las nuestras ya que le permiten: 1)
participar efectivamente en las elecciones y decisiones políticas que gobiernan su propia vida; 2) participar, junto a sus conciudadanos, en las decisiones
acerca del que, como y para quien se produce, y,
3) establecer los vínculos sociales requeridos para
actuar sobre su entorno y transformarlo, con un espíritu de tolerancia, respeto y solución negociada
de las diferencias.
los derechos de voto o de otros derechos políticos
o humanos) o a las insuficientes oportunidades que
tienen algunas personas para conseguir lo que mínimamente les gustaría conseguir (incluida la falta
de oportunidades tan elementales como la capacidad para escapar de una muerte prematura, de la
morbilidad evitable o de la inanición involuntaria”.37
En consecuencia, el desarrollo humano “exige la eliminación de las principales fuentes de privación de
libertad: la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse
los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de
intervención de los Estados represivos”.38 Esto es,
la eliminación de aquellas fuentes de privación de
libertad “que dejan a los individuos pocas opciones
y escasas oportunidades para ejercer su agencia razonada”.39
Amartya Sen ha reconocido que la construcción
de ciudadanía tiene relevancia para la ampliación
de las libertades de los individuos porque “puede
ayudar a los individuos a comportarse de forma
más responsable. Puede proveer razones para un
comportamiento “respetuoso del medioambiente”
y generalmente, más ético. Pero yendo mucho más
lejos, la idea de la ciudadanía saca a la luz la necesidad de considerar a las personas como agentes
racionales, no meramente como seres cuyas necesidades tienen que ser satisfechas o cuyos niveles de
vida deben ser preservados. Además, identifica la
importancia de la participación pública, no simplemente por su efectividad social, sino también por el
valor de ese proceso en sí mismo”.34
Sen es enfático al sostener que “lo que pueden conseguir positivamente los individuos depende de las
oportunidades económicas, las libertades políticas,
las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan
la salud, la educación básica y el fomento y el cultivo de las iniciativas”.40 Esta argumentación ayuda
a comprender la centralidad que tienen en el paradigma del desarrollo humano la posibilidad de tener
una vida larga y saludable, los conocimientos adquiridos a través de la educación y la capacitación y los
ingresos para llevar una vida digna y decorosa. En
este contexto, hay que agregar la aseveración de Sen
de que el “desarrollo depende totalmente de la libre
agencia de los individuos”41 que el autor convierte en
relevante fuerza motriz del desarrollo humano.
Para Sen, la libertad es el medio y el fin del desarrollo, que es para él desarrollo humano, esto es,
desarrollo centrado en la gente. El desarrollo humano, argumenta, es el “proceso de expansión de las
libertades reales de que disfrutan los individuos”.35
Sen entiende por libertad “los procesos que hacen
posible la libertad de acción y de decisión como las
oportunidades reales que tienen los individuos, dadas sus circunstancias personales y sociales”.36 “La
falta de libertad”, argumenta el autor, “puede deberse a procesos inadecuados (como la violación de
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
Sen distingue dos tipos de libertades, según el papel que juegan: a) las libertades constitutivas, y, 2)
las libertades instrumentales. Las primeras son las libertades básicas individuales que constituyen el fin
14
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
del desarrollo porque hacen a la esencia de la vida
humana. En este contexto, la libertad consiste en no
sufrir ninguna de las siguientes privaciones: falta de
alimento, morir prematuramente por falta de atención sanitaria, capacidad de leer, escribir y calcular,
de participación política y otras. Las libertades instrumentales son aquellas que contribuyen directa o
indirectamente a la libertad general de las personas.
Ellas representan oportunidades y derechos de los
cuales dependen las libertades individuales para su
realización. Son ellas las libertades políticas, los servicios económicos, las oportunidades sociales, las garantías de transparencia y la seguridad protectora.42
democrático. En un enfoque basado en la libertad”,
puntualiza, “la libertad de participación no puede
ser sino fundamental en el análisis de la política
económica y social”.44
Asumir al ciudadano con capacidad de agencia permite el transito desde “un ciudadano pasivo, cuyas
necesidades tienen que ser satisfechas y cuyos niveles de vida deben ser preservados, a un ciudadano
activo, como agente racional cuyos juicios, valores y
libertades son importantes por sí mismos”.45 “El debate público y la participación social”, ha subrayado
Sen, “son, pues, fundamentales para la elaboración
de la política económica y social en un sistema democrático. En un enfoque basado en la libertad, la
libertad de participación no puede ser sino fundamental en el análisis de la política económica y social”.47 En este contexto, la capacidad de agencia
se convierte en el vinculo que conecta el desarrollo
humano con la construcción de una ciudadanía activa, creativa y responsable.
Como ha sido sugerido, para el logro del desarrollo
humano como libertad, los individuos deben desplegar su capacidad de agencia. Concebirse a si mismos, no como un receptores pasivos de ayudas, sino
que como agentes activos de su propio desarrollo,
como fuerza motriz del cambio, esto es, como sujeto
sociales capaces de transformar su propia situación y
la de la sociedad en que viven. Sobre este particular,
Sen argumenta que los individuos “no tienen porque
concebirse como receptores pasivos de las prestaciones de ingeniosos programas de desarrollo. Ellos
mismos deben participar en el proceso de creación e
implementación de los planes de justicia social. Para
ello es necesario no sólo que puedan participar en
el diseño de los planes sino en la formulación de las
prioridades y los valores sobre los cuales se basaran
los mismos. Existen poderosas razones para reconocer el papel positivo que desempeña la agencia libre
y viable, e incluso la impaciencia constructiva”.(43)
6. Un paréntesis: libertad
negativa y libertad positiva
En su clásico ensayo “Dos conceptos de libertad”,
Isaiah Berlin enunció la diferencia entre la libertad
negativa y la libertad positiva.
La libertad negativa(*) es la ausencia de interferencias. “Soy libre en la medida en que ningún hombre
ni ningún grupo interfieren en mi actividad (...) Yo
no soy libre en la medida en que otros me impiden
hacer lo que yo podría hacer si no me lo impidieran”.47 En otras palabras, se trata de que nadie se
La capacidad de agencia impulsa al individuo a participar activamente en la construcción de lo público. “El debate público y la participación social” son,
pues, señala Sen, “fundamentales para la elaboración de la política económica y social y un sistema
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
(*) Lo negativo se entiende aquí en sentido lógico y no como sinónimo
de inadecuado o pesimista.
15
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
50
45
40
Porcentajes
35
30
25
20
15
10
5
Sindicato
Acción
comunal
Defensa del
Medio Ambiente
Junta de Agua
Vecinos
Cultura
Profesionales
Desarrollo
comunitario
Beneficiencia
Rural
Defensa de
Derechos Humanos
Urbano
Padre de familia
Deportiva
Religiosa
0
Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006, p. 104.
meta en los asuntos que se consideran privados o
que son propios de la esfera individual o del mercado. Este es el concepto de libertad propio del liberalismo clásico.
La libertad positiva es la posibilidad de autodeterminación, del deseo del individuo de ser su propio dueño y actuar según sus propias valoraciones. “Quiero
que mi vida y mis decisiones dependan de mi mismo,
y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo que
sean. Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por
razones y por propósitos conscientes que son míos, y
no por causas que me afectan, por así decirlo, desde
fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar,
decidir, no que decidan por mi”.48 Se trata en suma,
de estar habilitado para tomar las propias decisiones
en base a las propias valoraciones.
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
La teoría del desarrollo de Amartya
Sen, basada en la expansión de las libertades y de las capacidades se identifica con la concepción de la libertad
positiva en el sentido de lo enunciado
por Berlin, ya que favorece la autodeterminación de los sujetos para elegir
el tipo de vida que tienen razones
para valorar. “Su aproximación basada en las capacidades”, señala un autor, “se enfoca en la libertad positiva,
que es la capacidad real de una persona de ser o de hacer algo, en vez de
la libertad negativa, que es común en
la economía y se centra simplemente
en la no interferencia”. En la hambruna de Bengala, la libertad negativa de
los trabajadores rurales para comprar
alimento no se vió afectada. Sin embargo, murieron de hambre porque
no estaban positivamente libres para
hacer cualquier cosa: ellos no tenían
la libertad de alimentarse ni la capacidad de escapar
de la muerte”.49 La libertad positiva en este ejemplo sería la capacidad de haber podido alimentarse
para evitar la muerte. No es lo mismo ayunar cuando a uno así lo desea por razones de salud o por
motivaciones espirituales, que dejar de comer por
no tener que comer ni con que comprar algo para
calmar el hambre.
ONG
Porcentaje de participación en asociaciones
(urbano rural)
Gráfico 1
En este mismo sentido, una autora ha explicado que
“para Sen la capacidad representa la libertad real
de elección que una persona tiene entre los modos
de vida alternativos que puede llevar, la libertad de
tener una determinada clase de vida que se tiene
razones para valorar. Importa no solo que se elige,
sino el rango de la elección; no solo cuentan las alternativas u opciones que se tiene, sino también la
16
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
libertad de elección del rango. La libertad real, que
se representa por la capacidad que tiene una persona para conseguir varias combinaciones alternativas de funcionamientos, oportunidad para hacer
esto o aquello, entra dentro de lo que Berlin llama
“libertad positiva”: la libertad de un hombre o de
un pueblo para elegir vivir como desea. En este sentido, las capacidades reflejan la libertad positiva: la
oportunidades para hacer esto o aquello, más allá
de lo que se logra”.50
Cuadro 1
NSE
Alto-
Como se sabe, el concepto de capacidades y el de
funcionamientos son centrales en la teoría de Sen.
La capacidad es la combinación de alternativas de
funcionamiento entre los cuales escogemos. Los
funcionamientos se refieren a como las cosas se
producen, a las actividades que logramos (quehaceres, acciones y haceres) y a las cualidades del modo
de vida y al tipo de existencia que llevamos(estados
de situación de las personas). Son funcionamientos:
leer, escribir, ver, caminar, formar parte de la comunidad, estar socialmente integrado, estar bien nutrido, calzado, educado, sano y experimentar autorrespeto y autodignidad.51 Desde la perspectiva de
las capacidades y los funcionamientos, el desarrollo
humano es el proceso de fortalecimiento de las capacidades humanas y la ampliación de las opciones
de las personas para llegar a ser y hacer lo que tienen razones para valorar.
NSE
Medio
Alto
NSE
Medio
NSE
Bajo
Muy
bajo
% personas que participan
“habitualmente” o “algunas
veces” en campañas por
DD.HH., medio ambiente,
pobreza, etc.
31.4%
22.6%
19.2%
16.3%
% personas que “nunca”
participarían en una manifestación o huelga
60.5%
63.1%
65.0%
73.7%
Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006, p. 107.
de ciudadanía que pone el énfasis en los derechos a
una nueva visión de la ciudadanía en la que derechos
y deberes se complementen y en la que la obligación cívica de participar en la marcha de los asuntos
de la comunidad de pertenencia, adquiere renovada
importancia. En segundo lugar, el deseo de los ciudadanos de hacer oír su voz en todos aquellos asuntos
que afectan directamente sus vidas. Esto último exige, una adaptación en las estructuras representativas
para hacer posible una implicación más directa de los
ciudadanos en la discusión de los problemas y en la
toma de decisiones sobre los mismos.52
Existen, al menos, dos concepciones de la ciudadanía activa: la que procede de la concepción neoconservadora, y la que forma parte de la tradición democrática radical. Según la primera, el ciudadano
activo es un sujeto que actúa aisladamente en defensa de su autonomía personal y/o como voluntario para restaurar los vínculos esenciales de la comunidad tradicional. Según la concepción democrática
radical, el ciudadano activo presenta dos rasgos: 1)
es un ciudadano que se define por los lazos que
7. La ciudadanía activa y sus
implicaciones
Dos hechos son vitales en la centralidad que ha venido adquiriendo en el debate político moderno el
concepto de ciudadanía activa.
En primer lugar, la idea del paso de una concepción
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
Participación en acciones o
movimientos sociales (por nivel
socioeconómico)
17
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Cuadro 2
fomenten la autonomía social y política de los ciudadanos y su inserción
en la comunidad política. En segundo lugar, la ampliación de las formas
% “Si, ha
de participación ciudadana en los
denunciado en
nuevos ámbitos de actuación en que
alguna ocasión
un acto de
aquella tiene lugar. En este sentido,
injusticia o
se vive actualmente un espectacular
corrupción por
parte de un
crecimiento y diversificación de los
funcionario
instrumentos participativos que perpúblico”
miten a los ciudadanos intervenir en
12%
los procesos de toma de decisiones,
7%
especialmente en el ámbito local. Un
5%
ejemplo que ha sido continuamente
2%
relevado es la experiencia del presu7%
3%
puesto participativo de Porto Alegre
4%
en Brasil. La concepción de ciudada5%
nía activa sobre la que se sustentan
6%
estas experiencias participativas, exi5%
ge un nuevo tipo de racionalidad democrática en que las elites y los ciudadanos se ven obligados a abandonar
sus posiciones predeterminadas dentro del espacio
público para entrar en un proceso de negociación
y compromiso que favorecen el aprendizaje social y
político de la condición ciudadana.54
Porcentaje de personas que han realizado
acciones públicas según NSE, área urbana o rural
y edad
% “Si, ha escrito o
firmado una carta o
un llamado a un medio de comunicación
para manifestar su
opinión o descontento sobre un tema
público”
% “Si, se ha
dirigido a una
oficina del Estado
para informarse
sobre un tema
que afecta a su
comunidad”
NSE Alto-Medio Alto
23%
23%
NSE Medio
11%
14%
NSE Bajo
7%
11%
NSE Muy Bajo
3%
8%
Urbano
12%
14%
Rural
4%
9%
18-25 años
7%
9%
26-45 años
9%
13%
46 y más años
9%
14%
Total
9%
12%
Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006, p. 109.
mantiene dentro de la comunidad política a la que
pertenece y en la que se reconoce como tal, y, 2)
no es alguien que actúa como un individuo aislado,
sino como participante en un entorno colectivo. Según esta última concepción, el ciudadano activo es
un actor político que no solo participa en el debate
y la deliberación pública, sino que también participa
activamente en los procesos sociopolíticos estratégicos.53
La pertenencia a la comunidad política y el ejercicio
de derechos y obligaciones que informa el concepto
de ciudadanía remiten, en el caso de la ciudadanía
activa, a la participación en la vida pública. En este
contexto, la participación implica la preocupación
por lo público y la deliberación como mecanismo
para la construcción de consensos y de líneas de acción política. Desde una perspectiva empírica, esto
es justamente lo que se pretende medir en el caso
de la ciudadanía activa. Este es, a título de ejemplo,
lo que hace el Informe sobre Desarrollo Humano Chile
2000. En este trabajo, se define empíricamente la
Esta visión de protagonismo político del ciudadano
tiene dos derivaciones. En primer lugar, la acción de
los poderes públicos estará condicionada por el hecho de reconocer al ciudadano su condición de actor en la esfera pública y su capacidad de influencia
en la formulación y ejecución de las políticas públicas. Esto significa diseñar políticas participativas que
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
18
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
ciudadanía activa en base a “la posición de aquellos entrevistados que
entienden por ciudadano a alquien
que “participa activamente en los
asuntos de la comunidad” o que “se
siente responsable del rumbo que
toma el país”.55 “El ciudadano activo”, se puntualiza, “ está más dispuesto a organizarse junto a otras
personas y a no retrotaerse a la vida
privada. Una mayor preferencia por
la ciudadanía activa es acompañada
de una mayor participación en organizaciones sociales, mayor confianza
interpersonal y social, y una mayor
percepción de receptividad”.56
Cuadro 3
Razones para no realizar algunas acciones
públicas (porcentaje)
¿Por qué nunca ha ¿Por qué nunca se
escrito o firmado
ha dirigido a una
una carta o
oficina del Estado a
solicitud…?
informarse…?
Porque no ha tenido necesidad de hacerlo
41%
38%
Porque no se mete en esas cosas
30%
29%
9%
9%
Porque no le interesa
Porque sabe que no lo van a escuchar
15%
Porque no le atienden bien /no le dan buena
información
10%
Porque es una pérdida de tiempo
Por temor
10%
3%
Otros
2%
3%
Total
100%
100%
Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006, p. 109.
El análisis social y político de nuestro
tiempo ha mostrado una y otra vez
la existencia de enormes déficits en la condición de
ciudadana activa en términos de apatia política y
desinterés en lo público. Puesta en cuestión por la
persistente desigualdad social y en lo político por la
automarginación de la vida pública por los excluidos, los estudios sobre la ciudadanía activa muestran también una baja credibilidad en las instituciones de la democracia,57 dando lugar a lo que se ha
dado en llamar el “malestar” en la ciudadanía.58
vechando las encuestas existentes. La mirada será
puesta en tres cuestiones básicas: 1) la participación
de los ciudadanos en asociaciones de interés social
o comunitario; 2) la participación de los ciudadanos
en acciones relacionadas con los servicios públicos
y la actividad del Estado, y, 3) la disposición de los
ciudadanos a involucrarse en actividades políticas.
El gráfico 1 ilustra el grado de participación de los
hondureños y hondureñas en asociaciones, ya sea
del sector urbano y rural.
8. Potencialidades para la
ciudadanía activa en Honduras
Como puede verse, tanto en el sector urbano como
en el mundo rural, son las organizaciones de tipo
religioso las que tienen los mayores niveles de participación de la ciudadanía. Le siguen en importancia
las juntas de agua en el sector rural y las asociaciones de padres de familia, tanto en el sector urbano
como en el sector rural. En el caso de las iglesias, el
porcentaje de participación, se acerca al cincuenta,
Aunque pueda resultar un tanto problemática por
la cantidad de interrogantes que puede suscitar y
para las cuales no siempre tendremos respuestas,
puede ser de interés realizar una breve aproximación empírica a las potencialidades para el desarrollo de la ciudadanía activa en Honduras aproCuadernos de Desarrollo Humano No.2
19
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Gráfico 2
Porcentaje de personas que no tienen “ninguna
confianza” en las instituciones
social, como es el hondureño.
Porcentajes
El cuadro 1 revela también la disposición, relativamente alta, de la ciudadanía a no participar en manifes60%
taciones públicas o en huelgas. Los
50%
porcentajes de personas que “nunca” participarían en huelgas y ma40%
nifestaciones van desde el 60.5% en
30%
los sectores de nivel socioeconómico
alto y medio hasta 73.7% en los sec20%
tores de nivel socioeconómico muy
10%
bajo. En el país, la cultura de participación en huelgas (lo que es obvio) y
0%
Iglesia
Sistema
Parlamento
Medios
Policía
Sindicatos Gobierno Partidos
en manifestaciones públicas (lo que
Judicial
políticos
es menos obvio), ha sido patrimonio
de las organizaciones gremiales. La
Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006, p. 111.
promoción de manifestaciones públicas para protestar por temas de
cultura cívica y política ha sido muy poco usual.
por ciento mientras que en las demás organizacioUna notable excepción a esta generalización, fue
nes sociales, ésta no supera el diez por ciento.
la marcha promovida por varias organizaciones
para protestar contra la corrupción.
El cuadro 1 muestra el nivel de participación de los
ciudadanos en acciones colectivas o movimientos
Es igualmente bajo el porcentaje de personas que
sociales según nivel socioeconómico.
muestran disposición para participar en otro género
de acciones públicas que forman parte de la cultura
El porcentaje de personas que participan habitualcívica ciudadana y de lo que se ha dado en llamar
mente en campañas de derechos humanos, de meparticipación opinativa,59 tal como se muestra en el
dio ambiente, pobreza y otros, es más alto en los
cuadro 2.
sectores de nivel socieconómico alto y medio alto
y tiende a reducirse según se desciende en el nivel
socioeconómico. En conjunto, los porcentajes son
Al ser consultados sobre si han escrito o firmado una
carta pública o han llamado a un medio de comurelativamente bajos. No llegan siquiera al 35% de
nicación para manifestar su opinión o descontento
la población. Esto revela un bajo grado de cultura
sobre un tema de interés público, el 23% de los seccívica y de preocupación activa por temas que extores de nivel socioeconómico alto y medio alto resceden el ámbito propiamente privado en el cual se
pondió positivamente mientras que sólo el 3% de los
concentran los esfuerzos y la mayoría del tiempo
sectores de nivel socioeconómico muy bajo, lo hiciedisponible de las personas en entornos caracterizaron de la misma manera. Esto revela un bajo nivel de
dos por la pobreza generalizada y la desigualdad
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
20
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
cultura cívica y de preocupación activa por participar
en actividades de interés público a través de estos
medios. Igualmente bajo es el porcentaje de personas que se han dirigido a una oficina del Estado para
informarse sobre un tema que afecta a la comunidad
o en la denuncia a actos de injusticia o corrupción
por parte de un funcionario. Este déficit de cultura
cívica, como muestra el cuadro 2, es más alto en el
sector rural que en el urbano. Visto por grupo de
edad, las diferencias no son significativas.
Recuadro 3
Las siguientes frases han sido extraidas de grupos focales
realizados con jóvenes y adultos. Reflejan niveles variables de
desencanto y desconfianza hacia la política y los políticos en
Honduras.
• “.... De ahí empieza. Ahora tenemos desconfianza. Si nos
dice la alcaldesa: ahora vamos hacer tal cosa. Uno ya no lo
cree, porque ya estamos acostumbrados a las mentiras”
• “Yo pienso que (...) vamos a morir siempre engañados,
con la esperanza de esas promesas, con la pobrería y todo
eso...”
• “Esa es la picardía que hay. Ya no hay ley. La ley de la corrupción. ¿Como se va a resolver esto? Solo Dios lo puede
resolver. Ninguna autoridad, ningún gobierno ni nadie mas,
solo Dios”
• “...el problema es que quiz*s estamos dirigidos por malos
hondureños, que solo quieren el beneficio propio...”
• “Yo creo que ahora la mayoría de nosotros hemos abierto
los ojos. A mi no me interesa la política, cuando anduve
ahí, atrasado, perdí el tiempo”
• “Pero ¿Quién pone ese presidente? Nosotros, no. En el caso
mío. yo no me di cabida. Yo no creo en políticos.No voto y
siempre voy a mantenerme así.”
• “Uno ya no sabe por quien votar porque no sabe si es bueno
o malo”.
• “Tanto como nos pueden ayudar tanto nos pueden afectar.
Es mejor no votar ya”
El cuadro 3 muestra las fuentes de este déficit de
cultura cívica.
Como puede verse en el cuadro 3, el 41% de los que
nunca han escrito o firmado una carta o petición
pública, dijo que nunca habían tenido necesidad de
hacerlo, el 30% reveló su falta de interés en este
tipo de comportamiento de orden público al decir
que no se mete en esas cosas. En el mismo sentido,
el 9% declaró que no le interesaba y el 15% declaró
su escepticismo, al decir que no valía la pena porque tenía la convicción que no sería escuchado. En
relación a haber acudido a una oficina pública para
informarse, los porcentajes son parecidos. El 38%
dijo que nunca había tenido que hacerlo. El 29%
dijo que no se mete en esas cosas, el 9% declaró
que no le interesa, el 10% expresó su desconfianza al decir que no le atienden bien o no le dan la
información pertinente y el 10%, con argumentos
similares al precedente, declaró simplemente que
hacerlo es una pérdida de tiempo.
Fuente: PNUD, Grupos Focales, 2005.
Como puede verse en el gráfico 2, gozan de altos
niveles de desconfianza ciudadana, el sistema judicial, el parlamento, los sindicatos, el gobierno y los
partidos políticos. Los mayores niveles de confianza
ciudadana están depositados en las instituciones religiosas. En esta misma dirección, un estudio sobre
cultura política de la democracia en el país realizado
en 2006, constató que la iglesia católica ocupa el
primer lugar en confianza entre los ciudadanos y
En este contexto, no es extraño constatar la existencia de una gran desconfianza hacia las instituciones
públicas, tanto las del Estado como las creadas por
los propios ciudadanos. El gráfico 2 nos ofrece información sobre el grado de desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones de mayor visibilidad
pública.
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
El lenguaje de la desconfianza
21
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Gráfico 3
Porcentaje de votos válidos y de abstencionismo en
elecciones presidenciales, 1981-2005
Aunque fluctuante, el abstencionismo electoral se duplicó en el período
comprendido entre las elecciones generales de 1981(22%) y las elecciones
generales de 2005 (45%). Al indagar
sobre las motivaciones del abstencionismo en las elecciones generales de
2005, una encuesta de amplio espectro, estableció que el 38.9% de los
que no votaron lo hicieron por acti2005
tudes relacionadas con el sistema político como la “falta de interés”, “no
le gustó ningún candidato” y “no
cree en el sistema”. Llama la atención
que el 30.9% de los que no votaron,
lo hayan hecho por problemas relacionados con la identificación de los electores tales
como “falta de cedula de identidad” y “no se encontró en el padrón electoral”.61
90
80
70
60
50
40
Porcentajes
30
20
10
0
1981
1985
1989
Porcentaje de votos válidos
1994
1997
2001
Abstencionismo
Fuente: Cultura política de la democracia en Honduras: 2006.
que los partidos políticos ocupan el primer lugar en
desconfianza entre los mismos.60
En suma, los déficits observados nos hablan de la
existencia de una sociedad civil fragmentada y sustentada en una débil base de cultura cívica para la
democracia. La participación de los ciudadanos en
los asuntos públicos y la confianza en las instituciones y/o organizaciones del Estado y de la sociedad
civil, es la vía por excelencia para fortalecer la condición ciudadana. Es, en pocas palabras, escuela de
ciudadanía activa. Los niveles de participación y de
confianza solo se pueden incrementar participando y teniendo confianza en las instituciones en una
suerte de espiral que se renueva constantemente,
que se autoalimenta en un proceso circular..
Los datos disponibles sobre abstencionismo en las
elecciones generales del 2005, muestran una estrecha relación entre alfabetismo y abstencionismo.
Entre mayor es la tasa de alfabetismo en un departamento, mayor fue la tasa de abstencionismo
electoral en el mismo. Es por eso que los mayores
niveles de abstencionismo electoral, se localizaron
en los departamentos del litoral norte y de la región
central del país.62 La asociación positiva entre alfabetismo y abstencionismo puede ser tomada como
una evidencia a favor de que existe una estrecha
relación entre educación y aumento de la capacidad
de discernimiento.
El nivel de participación electoral ha ido disminuyendo a lo largo de las últimas elecciones generaCuadernos de Desarrollo Humano No. 2
les. El índicador clave para medir este
fenómeno, es el abstencionismo electoral.
El gráfico 3 también revela una notable reducción
22
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
en el porcentaje de votos válidos entre las elecciones generales del 2001 y las de 2005. Esto parece
haber tenido mucho que ver con el hecho que las
elecciones generales de este último año fueron las
menos contundentes en términos de la diferencia
de votos entre los candidatos presidenciales de los
partidos políticos mayoritarios, lo que condujo a
un escrutinio mucho más escrupuloso de las mesas electorales. Los estudios sobre cultura política
también acreditan un creciente debilitamiento de la
lealtad partidaria tradicional y de la volatibilidad del
voto de los electores. En una encuesta realizada en
2001, el 5% de los que participaron en la misma,
no revelaron identificación o preferencia con ningún partido político en particular. Para el año de
2006, este porcentaje subió hasta el 55%, con un
incremento de más de 1000 por ciento en cinco
años.63
cidades propias y de las de los demás, de trabajo
en equipo, de respeto de la opinión del otro y otras
facetas de la virtud cívica de la tolerancia, de la búsqueda de consensos y del desarrollo de hábitos de
cooperación y solidaridad. Por hábito se entiende,
siguiendo a Pierre Bourdieu, la construcción social
de “sistemas de esquemas de pensamiento, percepción, evaluación y acción del que dispone un individuo en determinado momento de su vida como la
gramática generativa de sus prácticas”.65
La educación para la ciudadanía aspira a formar ciudadanos críticos, con capacidad de discenir y asumir responsablemente sus derechos y obligaciones
hacia la comunidad política de la que forman y se
sienten parte. En otros términos, la educación para
la ciudadanía persigue los siguientes propósitos: “1)
sacar a la gente de su pasividad y fomentar la iniciativa, la propuesta, la búsqueda de soluciones, la
acción individual y colectiva; 2) aumentar la participación de la población en la (auto) gestión de la
sociedad; 3) democratizar y potenciar a la sociedad
desde abajo; 4) defender derechos y promover los
deberes ciudadanos en el mejoramiento de la calidad de vida, y, 5) fomentar la confianza y la identidad social.66
9. Desafíos para la construcción
de ciudadania activa en
Honduras
La ciudadanía activa no es algo que surge de la
noche a la mañana. Es el resultado de un proceso
de aprendizaje social que requiere tiempo para desarrollarse. Este aprendizaje social tiene, al menos,
dos vías para lograrse. Una es la educación para la
ciudadanía, y otra, es la creación de canales institucionales efectivos que fomenten la participación
activa de los ciudadanos.
El fomento a una cultura de participación ciudadana no solo requiere la creación de una institucionalidad que la canalice. Exige también una gran dosis de voluntad política por parte de las élites para
compartir el poder y la toma de decisiones con la
sociedad civil organizada. Existe todavía en muchos
países de América Latina un gran reticencia por parte de las élites en el poder para favorecer la participación de la sociedad civil organizada en la toma de
decisiones y en el fortalecimiento de la legitimidad
de los regímenes políticos que lideran por la decisión soberana de los ciudadanos, expresada a través
En algunos países del mundo, el tema de la educación para la ciudadanía activa ha pasado a formar
parte del currículum escolar.64 A través de la educación para la ciudadanía, se trata de fomentar hábitos que favorezcan una cultura de responsabilidad
individual y social, de reconocimiento de las capaCuadernos de Desarrollo Humano No.2
23
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
de procesos electorales, limpios y transparentes.
De allí que, el combate efectivo de la pobreza sea
uno de los prerrequisitos básicos para la construcción de una ciudadanía activa, consciente y responsable.
Obviamente, que construir ciudadanía en sociedades caracterizadas por altos niveles de pobreza y
desigualdad social, es un desafío de grandes proporciones. Construir ciudadanía en estas condiciones, exige mejorar la calidad de vida de los sectores
más vulnerables a fin de crear condiciones que fomenten el desarrollo de sus capacidades para incidir en el diseño de las políticas públicas y en posicionar en la agenda pública su visión de lo que
debe ser una sociedad más justa y equitativa. Sin
estrategias efectivas para el combate a la probreza
mediante la promoción de la ciudadanía social, es
difícil erradicar la condición de ciudadanía precaria
o de baja intensidad que predomina en sociedades
como las nuestras, ya que, como es bien sabido, los
altos niveles de pobreza predominante hacen que
los sectores vulnerables emplean la mayor parte de
su tiempo en búscar como resolver las necesidades
más básicas de la reproducción social de su existencia, relegando a un espacio de menor importancia
la idea central de la ciudadanía activa, que es la de
participar y decidir sobre los asuntos de conveniencia colectiva.
En este contexto, el ataque a la desigualdad social
es también vital para romper la relación social patrón-cliente que ha sido característica de sociedades
subdesarrolladas como las nuestras y crear un entorno social más igualitario y más proclive al desarrollo de la ciudadanía activa. La desigualdad social
tiene el efecto de conducir a los sectores de mayores ingresos a sobrevalorar su condición ciudadana
y a los de menores ingresos, a subvalorar la propia.
En estas condiciones, se hace bastante difícil el logro de uno de elementos básicos de la definición
de la ciudadanía que es justamente la idea de ser
miembro de una comunidad de iguales y de ser tratado como tal. En el fondo, se trata de romper el
círculo vicioso que dejara planteado el notable estudioso canadiense de la democracia liberal, C. B. Macpherson, al observar que “No podemos lograr más
participación democrática sin un cambio previo de
la desigualdad social y la consciencia, pero no podemos lograr los cambios de la desigualdad social y
la consciencia sí antes no aumenta la participación
democrática”.68
El predominio de la satisfacción de necesidades
básicas en su escala de prioridades convierte fácilmente a estos sectores vulnerables, en masa de maniobra altamente permeable al paternalismo estatal
y al clientelismo de los partidos políticos y de sus
líderes. La construcción de ciudadanía, nos recuerda Sinesio López, exige que “los gobernados dejen
de ser un objeto sometido al poder para convertirse
en un sujeto y títular legítimo del poder”.67 Es obvio
que la pobreza generalizada conduce a relaciones
sociales excluyentes que dificultan la creación de capacidades y oportunidades que hacen a la esencia
de la condición ciudadana y al desarrollo humano.
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
Notas
1 Martin Urquijo Angarita, La ciudadanía democr‡tica y el ciudadano
como agente, p. 1. Disponible en http://seneca.uab.es/vergesg/
XV%20Semana/comunicaciones/Urquijo_La%20ciudadania%2
0democratica%20y%20el%20ciudadano%20como%20agente.
pdf
2 Adela Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la
ciudadanía, Alianza Editorial, Madrid, 2005, p. 22
3 Ibidem, pp. 43-44
4 Jordi Borja, Ciudad y ciudadanía, Institut de Ciencias Politiques i
Social, Barcelona, 2000, p. 18
5 Jordi Borja, The role of the Citizen in the State Reform. Citizenship and Globalization. The Case of the European Citizenship,
24
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Seminario Internacional Sociedade e a Reforma do Estado, Sao
Paulo, 1998, p. 2
6 Martín Urquijo, La ciudadanía democrática y el ciudadano como
agente, pp. 2-4
7 T. H. Marshall, “Ciudadanía y clase social” en T. H. Marshall y Tom
Bottomore, Ciudadanía y clase social, Alianza Editorial, Madrid,
1998, pp. 22-23
8 Eduardo Bustelo, “Expansión de la ciudadanía y construcción
democrática” en De otra manera. Ensayos sobre política social y
equidad, HomoSapiens ediciones, Rosario, 2000, p. 280
9 Citizenships: “world of differences”, p. 8. Copia electrónica. Puede
encontrarse en www.sociologyonline.co.uk.politics/citizenships.
shtml.
10 Will Kymlicka y Wayne Norman, El retorno del ciudadano. Una
revisión de la producción reciente en teoría de la ciudadanía, p.
2. Este artículo puede encontrarse en http://www.politica.com.
ar/teoriapolitica/kymlicka-Norman.htm
11 Víctor Abramovich, “Una aproximación al enfoque de derechos
en las estrategias y políticas de desarrollo de América Latina”,
documento de trabajo preparado para Derechos y desarrollo
en América Latina: una reunión de trabajo, Santiago, Chile,
diciembre, 2004
12 Victoria Camps, Sociedad de información y ciudadanía, p. 2.
Este artículo puede encontrarse en www.apfilosofia.org/documentos/pdf/doc -003.pdf
13 Adela Cortina, Ciudadanos como protagonistas, pp. 7-8. Puede
encontrarse en www.javeriana.edu.co/pensar/EA.html
14 Citado por Marcos Freijeiro Varela, “Ciudadanía, derechos y
bienestar: un análisis del modelo de ciudadanía de Marshall” en
REVISTA DE FILOSOFIA, DERECHO Y POLITICA No. 2, 2005, p.
73. Disponible en www.revistauniversitas.org,
15 Ibidem, p. 74
16 Ibidem, p. 78
17 Informe anual sobre la situación de los derechos económicos y
sociales, p. 1. Disponible en http://www.cajpe.org.pe/guia/desc/
alca.htm
18 Sergio García Ramírez, “Protección jurisdiccional internacional
de los derechos económicos, sociales y culturales” en Cuestiones
constitucionales No. 9, México, julio-diciembre, 2003, p. 2
19 Idem.
20 Informe anual sobre la situación de los derechos económicos y
sociales, p. 2
21 Ibidem, p. 4
22 CEPAL, Equidad, desarrollo y ciudadanía. Versión definitiva, Santiago de Chile, 2000, pp. 305-306
23 Ibidem, p. 306
24 Idem
25 Idem
26 Idem
27 Adel Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la
ciudadanía, Alianza Editorial, 2005, p. 86
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
28 Ibidem, p. 91
29 Entrevista a José Nun, “La ciudadanía política no está asegurada
si no se dan determinadas condiciones sociales”, p. 1
30 Marcos Freijeiro Varela, op. cit., p. 63
31 Horacio Quiroga, “El ciudadano y la pregunta por el Estado
democrático” en Dario Mancor (editor), Estado, democracia y
ciudadanía, Buenos Aires, s.f.
32 Adela Cortina, Por una ética del consumo, Taurus, Madrid, 2002,
p. 267. Citado por Martín Urquijo, op. cit., p. 6
33 Amartya Sen, Desarrollo como Libertad, Editorial Planeta, Bogota,
2004, p. 35
34 A. Sen, “Reanalizando la relación entre ética y desarrollo” en
La agenda pendiente de América Latina, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2005, citado por Martín Urquijo, op.
cit., p. 10
35 Amartya Sen, Desarrollo como Libertad, Editorial Planeta, Bogota,
2004, p. 19
36 Ibidem, p. 33
37 Ibidem, pp. 33-34
38 Ibidem, pp. 19-20
39 Ibidem, p. 16
40 Ibidem, p. 21
41 Ibidem, p. 20
42 Ibidem, p. 16 y ss.
43 Refiriéndose a la capacidad de agencia de las mujeres Sen observa
que “las mujeres han dejado de ser receptores pasivos de la ayuda
destinada a mejorar su bienestar y son vistas, tanto por los hombres como por ellas mismas, como agentes activos de cambio:
como promotores dinámicos de transformaciones sociales que
pueden alterar tanto la vida de las mujeres como la vida de los
hombres”. Ibidem, p. 233 (el subrayado es del autor)
44 Ibidem, pp. 140-141
45 Martín Urquijo, op. cit., p. 11
46 A. Sen, op. cit., p. 28
47 Isaiah Berlin, “Dos conceptos de libertad”, en Cuatro ensayos
sobre la libertad, Alianza Universidad, Madrid, 1993, pp. 191192
48 Ibidem, p. 201
49 “Amartya Sen”, Wikipedia. Disponible en http://es.wikipedia.
org/wiki/Amartya_Sen
50 Carolina Pallas, “La Libertad como antipoder o como poder efectivo?. Segunda parte” en ACTIO 8, Noviembre, 2006, p. 49
51 Ibidem, p. 48
52 Jorge Benedicto y María Luz Morán, La construcción de una ciudadanía activa entre los jóvenes, INJUVE, Madrid, 2002, pp. 6-7
53 Ibidem, p. 35
54 Ibidem, pp. 35-36
55 PNUD,Informe sobre Desarrollo Humano en Chile 2000, Santiago,
2000, pp. 198-199
56 Ibidem, p. 199
57 Idem
25
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
58 Es abundante la bibliografía sobre esta problemática. Véase, a
título de ejemplo, a Carlos A. Cullen, “Ciudadanía urbi et orbi”
en Carlos A. Cullen (compilador), El malestar de la ciudadanía, La
Crujia ediciones/ Editorial Stella, Buenos Aires, 2007, pp. 18-42
59 Red Interamericana para la Democracia, Indice de participación
ciudadana en América Latina 2005, Buenos Aires, septiembre,
2005, p. 30-31
60 José Miguel Cruz, et. Al., Cultura política de la democracia en
Honduras 2006, Imprenta Criterio, San Salvador, 2007, p. 53
61 Ibidem, p. 153
62 Ibidem, p. 158
63 Ibidem, p. 175
64 Hay abundante bibliografía sobre la educación para la ciudadanía. Véase, a título de ejemplo, Eurydice, La educación para la
ciudadanía en el contexto escolar europeo, 2005. Disponible en
http://www.mec.es/cide/espanol/investigacion/eurydice/publicaciones/eury2006eccee/eury2006ecceepc.pdf. y de UNESCO, La
defense au service de la paix: education a la citoyennete. Disponible en www.unesco.org/shs/philosophy. La introducción en el
currículo escolar de la asignatura de educación para la ciudadanía
Cuadernos de Desarrollo Humano No. 2
y los derechos humanos en España ha sido objeto de un activo
debate social que sería muy prolijo reseñar en este breve artículo.
Para el caso latinoamericano, es de gran interés el ensayo de
Cristian Cox, Rosario Jaramillo y Fernando Reimers, Educar para
la ciudadanía y la democracia: una agenda para la acción, Banco
Interamericano de Desarrollo, Washington, 2005
65 Citado por Philippe Perrenoud, La construcción del éxito y del
fracaso escolar, Ediciones Morata, Madrid, 1996, p. 50
66 Humbert Vandenbulcke, La radio popular en la educación ciudadana. La experiencia de la red de UDECA, conferencia magistral,
Cochabamba, 1999, p. 1 Citado por Carlos Camacho, “Propuesta
de un modelo de comunicación masiva para la construcción de
ciudadanía en América Latina” en RAZON Y PALABRA No. 35,
octubre-noviembre, 2003. Disponible en http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n35/ccamacho.html
67 Sinesio López, Ciudadanos reales e imaginarios. Concepciones,
desarrollo y mapas de ciudadanía en el Perú, IDS, Lima, 1997, p.
43. citado por Carlos Camacho, op. cit.
68 C. B. Macpherson, La democracia liberal y su época, Alianza
Editorial, Madrid, 1982, p. 121
26
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Cuadernos de Desarrollo Humano No.2
27
CIUDADANÍA Y DESARROLLO HUMANO MARIO POSAS
Descargar