¿TEXTO PARA GRABADORA? Hoy es sábado 23, esto es Azala, Lasierra. Llegué aquí hace 11 días. La casa está vacía casi todo el día y no huele a casa. No hay libros ni plantas ni comida. No duerme ningún perro en el piso de abajo, ni se escucha a los vecinos mover los muebles de sitio por las noches. He escuchado sus voces, hay otras personas en la casa grande pero aún no sé cómo son. Y dos perros. La hierba se toma la libertad de crecer debajo del porche. El viento se cuela por los huecos de la madera cada noche y suena en todos los rincones de mi cuerpo. No nos tocamos ¿lo entiendes? ¿entiendes que no nos tocamos? estamos separados por quarks. Imagina que alguien se acerca tanto que puedes escuchar su respiración. Los átomos son una entidad que puede definirse como un 90% vacío…Hoy los campos amarillos están borrosos. Imagino la niebla que envuelve las flores de la huerta y el trigo más allá de las flores. Son las 8:18. No nos rozamos, solo es una ilusión. Ahora imagino a Stevie Wonder escaneando una roca mientras yo escribo el final de la presentación. ESTE ES EL FINAL DE LA PRESENTACIÓN. Está escrito aquí en letras grandes. Imagino tres finales. Es verdad, las cosas no se tocan…Es una fuerza de repulsión entre tu cuerpo y el objeto la que te da esa sensación. Cojo un cigarro, lo enciendo. Es demasiado pronto para fumar. Lo dejo. ¿Sabías que James Joyce utilizó la palabra quark por primera vez? El se refería al sonido de las gaviotas: Thre Quarks For Muster Mark, un juego de palabras. Es difícil imaginar un final. El final. El final puede ser un placer para los sentidos. Para el sentido común (dos puntos) para el sentido material. El suelo después de la puerta es la huerta y las flores. Es una prueba poco fiable. Son tus líquidos químicos haciendo su trabajo en tu cerebro. Pero hay una textura en la sala, como un boceto. Imagina que estamos aquí, imagina mi cuerpo, imagina que me acerco tanto que escuchas mi respiración. Imagina que casi nos tocamos. Pero no, no nos tocamos. Es solo una ilusión. Los minutos pasan despacio si miras al reloj atentamente. Miro al reloj. Son las 9:20. Son las 9:20. Son las 9:20. Ahora imagino el segundo final. Imagino que estamos sentados uno frente a otro. Tú imagina que estás en una sala, imagina que estás en Azala, que es una sala con paredes blancas, que al final de la puerta están las flores y la huerta, que hay un par de sillas delante de ti, un vaso vacío, un par de rollos de papel y un micro con su pié, a la izquierda, también hay un taburete blanco en el centro y una mesa pequeña, de madera, una foto sobre ella. En la foto hay árboles y pájaros. Cuando miro esa foto imagino qué ha sucedido antes e imagino qué pasará después. Cuando miro esa foto pienso que si hubiera 20 pájaros menos en ese bosque, la imagen seguiría siendo la misma. Nada va a cambiar este momento. Y así es el final sentados uno frente a otro, sin tocarnos. Tercera probabilidad de que un suceso dado acontezca en un momento determinado: ¿este? Maite regresa a la sala, arruga el hueco que su cuerpo ha dejado en el papel bajo la mesa, los retira, se va, regresa, deja el rollo de papel delante de nosotras. ¿Cuántas palabras caben en ese rollo de papel? Se sienta en el taburete blanco. Las palabras no importan. Esti y Maia mantienen una conversación, sentadas a la derecha, en dos sillas idénticas. Cada segundo se dilata tanto que esta sala se hace interminable. Miro y las flores, la huerta, las voces, los perros, la hierba debajo del porche, todo está ahí. Nosotros también. Nosotros también pero no nos tocamos.