Nº375 12 de marzo de 1998 Menores en Conflicto con la Justicia y su Rehabilitacion En días pasados se registraron fugas de menores que permanecen recluidos en los Centros de Observación y Diagnóstico (COD) del Servicio Nacional de Menores (SENAME)1, donde se encuentran por haber cometido algún tipo de delito o tenido una conducta contravenida con la justicia. Es importante analizar en su contexto estos hechos que se relacionan con el problema de la delincuencia juvenil y la reinserción social de los menores en conflicto con la justicia. Una de las causas de este problema dice relación con la actual aplicación de la legislación relativa a los menores inculpados de delito y el tema del discernimiento. De acuerdo a ésta, los menores de 16 años son inimputables (es decir, no responsables penalmente) y, aquellos entre 16 y 18 años, son sometidos a un proceso de discernimiento para determinar su responsabilidad en el delito que han cometido, y definirse así el destino de su caso. Si son declarados con discernimiento, son juzgados por tribunales ordinarios y enviados a los programas de readaptación social a cargo de Gendarmería de Chile. Si son declarados sin discernimiento, lo que ocurre en el 80% de los casos, son devueltos a sus padres o enviados algún programa de rehabilitación conductual del SENAME. Mientras dura este proceso, los menores son recluidos en los Centros de Observación y Diagnóstico. Estos establecimientos constituyen la puerta de entrada a los programas de SENAME y son centros donde los menores que han infringido la ley, así como todos aquellos que requieren protección, debieran permanecer en forma transitoria mientras se resuelve su situación. Sin embargo, en la práctica, se registran en ellos atochamientos y sobrepoblación de jóvenes de diverso compromiso delictual, lo que hace difícil la labor del personal a su cargo, registrándose cada cierto tiempo motines y fugas. Trasfondo de un problema Los incidentes registrados en los COD no son sino el reflejo de una cadena que empieza a muy temprana edad cuando los menores, por diversas razones, son abandonados o descuidados por sus progenitores. Se inicia entonces la deserción escolar, la vagancia, la mendicidad, la vida en la calle, terminando en la delincuencia. Este proceso es muy complejo de revertir y así lo reconocen las diversas instituciones que se dedican a la rehabilitación de menores, muchas de ellas desde hace más de un siglo. El costo de la rehabilitación es muy elevado y sus resultados son difíciles de lograr. Muchos menores reinciden continuamente. Además de estos centros, supuestamente de tránsito, el SENAME dispone de un gran número de programas de atención en diversas modalidades asistenciales, que debieran estar orientados a lograr la reinserción social antes que los jóvenes se conviertan en delincuentes. La mayor parte de ellos son administrados por instituciones privadas de beneficencia y se financian, parcialmente, a través de una subvención aportada por el Estado. Como se observa en el Cuadro Nº 1, la gran mayoría de los menores son atendidos actualmente en alternativas de prevención y protección en centros abiertos y hogares de menores (41,3% y 44,6%, respectivamente) y muy pocos en programas de rehabilitación (9,3%). A su vez, las plazas destinadas a los Centros de Observación y Diagnóstico alcanzan a cerca de 5% del total. Cuadro Nº1 Cobertura Según Sistema Asistencial * Sistema nº plazas de distribución atención porcentual Centro Observ. y Diagnóstico 2.502 4,7 Prevención 21.826 41,3 Protección 23.551 44,6 Rehabilitación Internado 902 1,7 Rehabilitación Medio Abierto 4019 7,6 Total nº Plazas 52.800 100,0 * Ministerio de Justicia, SENAME: Niños y Jóvenes una Tarea de Integración Social. 1997 Dentro de las actuales políticas del SENAME, los Centros de Observación y Diagnóstico y los programas de rehabilitación conductual han sido devueltos gradualmente a este Servicio desde las instituciones privadas. Como uno de los argumentos para ello, la autoridad ha señalado que las organizaciones privadas no lo hacían adecuadamente, ya que era frecuente que se registraran fugas y motines. Con el traspaso se evitaría también que los menores ingresaran a los recintos penales de adultos. ¿ Cuál ha sido el resultado de esta política? Si se analiza la evolución de la cobertura y de los recursos asignados en los últimos años al SENAME (Cuadro Nº 2), se observa que el programa de administración directa por parte de este Servicio de Centros de Observación y Diagnóstico ha ido consumiendo cada vez una mayor cantidad de recursos dentro del presupuesto total. Esto ha ocurrido en desmedro de los programas de protección y prevención destinados a asistir a los menores en las primeras etapas, antes de que caigan en la cadena delictual, y cuyos establecimientos en la actualidad son administrados por instituciones privadas. Cuadro Nº2 Evolución de Cobertura y de Recursos Programa de Subvenciones y Programa de Administración Directa* 1990 1992 1994 1996 1998 Variac. % 90/98 Presupuesto (mill $.98) Subvención a 18.989 16.053 19.128 25.090 27.690 46,0 instit. privadas Gastos en COD 0 admin. por SENAME 2.095 3.702 5.558 7.895 - 50.920 - 277 Cobertura: Programa 49.000 Subvencionado: 4,0 Programa de Adm. Directa de COD 0 - 1.425 1.880 - 32% * Fuente SENAME y Leyes de Presupuesto. Así, entre 1990 y 1998, el programa a través del cual se subvencionan atenciones administradas por instituciones privadas e intermedias de la comunidad, ha aumentado sus recursos en un 46% real y su cobertura, en un 4%. El programa de administración directa por parte del SENAME ha aumentado sus recursos en un 277% real, y su cobertura en un 32%. Por otra parte, de acuerdo a información de 1996, los recursos públicos anuales por plaza de atención son también muy diferentes. En promedio, el gasto anual por menor subvencionado en diferentes modalidades de atención privada es de $ 493.000 con una atención de 51.000 menores, mientras que en los programas de atención directa del COD se gastan en promedio 2,9 millones de pesos al año para cerca de 1.900 menores. Ello, sin contar los recursos destinados a administración directa de programas de rehabilitación, por parte del SENAME, mientras todos los estudios concluyen la mayor efectividad de la prevención y protección sobre la rehabilitación. Conclusión Del análisis de los antecedentes antes expuestos se desprende que la política aplicada se ha traducido en una menor asignación proporcional de recursos a las primeras etapas - prevención y protección- que requieren modernizarse y adaptarse a las necesidades que hoy se están presentando y en escasas alternativas de rehabilitación. La política ha incidido también en un fuerte desincentivo a las organizaciones privadas, quienes atienden al 85% de los menores de la red SENAME, las que por falta de recursos y de nuevas modalidades de subvención para atenciones más complejas, no han desarrollado mejores alternativas destinadas a los jóvenes con problemas más difíciles. Así, si estamos de acuerdo en que la reinsersión social de los jóvenes que han infringido la ley, es un problema que atañe a todos los chilenos, el SENAME es uno de los organismos públicos que debiera actuar dando las señales necesarias para incentivar al resto de la sociedad a motivarse en el tema. Estas señales pasan por mejorar la legislación juvenil penal, por eliminar el discernimiento, por mejorar los recursos destinados a subvenciones, pero sobre todo, por entender que la sociedad civil a través de sus diversas organizaciones puede aportar mucho más en el campo de la reinserción social de aquellos menores que no han tenido las oportunidades para salir adelante en la vida. N to 1a Vr e e d a s n e r p 4 sa íd l so y ed 5 m ra o z .89 1 ed