NIETZSCHE: LA CRISIS DE LA CULTURA OCCIDENTAL

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NIETZSCHE: LA CRISIS DE LA CULTURA
OCCIDENTAL
Vida y obras de Friedrich Nietzsche.
Crítica a los valores de la cultura
europea.
2.1. Crítica a la moral.
2.2. Crítica a la filosofía tradicional:
metafísica y epistemología.
2.3. La muerte de Dios.
3.1.
3.2.
3.3.
3.4.
3.5.
3. La nueva jerarquía de valores.
El nihilismo.
La nueva moral.
La nueva visión del hombre.
El superhombre.
La voluntad de poder.
Importancia de Nietzsche en la
filosofía contemporánea.
Términos.
4.
1.INTRODUCCIÓN
2.
5.
Este filósofo, de la segunda mitad del siglo XIX, significa la crítica más radical que se haya
hecho en Occidente contra la «cultura establecida», en todas sus modalidades: Filosofía,
Religión, Ciencia, Moral, Arte... etc.
Se trata de un hombre genial, contradictorio, revolucionario, máximamente crítico, dispuesto
a dinamitar todo pensamiento y toda idea anterior: la vida, la muerte, el bien y el mal, el arte
y la filosofía, dios y el hombre. Su pensamiento es contrario a todo tipo de razón lógica y
científica, se le puede considerar irracional, pero en realidad lo que le define es su tendencia
vitalista. Él se considera a sí mismo antimetafísico, ateo, e inmoralista.
Su objetivo es recuperar la vida misma como valor positivo para superar el sufrimiento
y el dolor que parecía ser consustancial a la vida del hombre, tal y como había constatado
Schopenhauer.
Para comprenderlo hay que tener en cuenta que vive en una época marcada por la
decadencia de una sociedad cristiano-burguesa, con una moral puritana y llena de prejuicios.
Su obra está determinada por ser una reacción contra la mediocridad y el convencionalismo de
la moral tradicional y una crítica implacable de todo su sistema de valores.
Por otro lado, es una época en la que aparecen los movimientos revolucionarios de tipo
sociopolítico con una esperanza de liberación y de justicia para el ser humano. Influido por este
ambiente, Nietzsche quiere crear un nuevo tipo de hombre que sustituya al hombre cristiano
tradicional.
1.
VIDA Y OBRA DE FRIEDRICH NIETZSCHE
Friedrich W. Nietzsche (1844-1900) nació en Röcken, cerca de Leipzig, de padre
polaco y madre alemana. Estudia humanidades en una de las más famosas escuelas de
Turingia. Fue un gran aficionado a la música desde muy pronto. A los 20 años comenzó a
estudiar filología clásica en Bonn, y un año después en Leipzig. Allí se entusiasmó por la obra
de Schopenhauer. Conoció a Wagner cuando tenía 24 años, por cuya música se apasiona. En
1869, a los 25 años, es nombrado catedrático extraordinario de filología clásica en la
universidad de Basilea, con un claro interés ya por la filosofía. En esta época mantiene una
intensa amistad con Wagner, entre otros. En 1878 rompió su amistad con Wagner, y al año
siguiente se ve obligado a dejar la cátedra de Basilea por enfermedad. Desde entonces, con 35
años, llevó una vida errante, viajando especialmente por el Mediterráneo y los Alpes suizos,
padeciendo vómitos, fuertes dolores de cabeza y dolores oculares. Recobra vitalidad cuando
conoce a Lou Andreas Salomé, aunque ésta nunca le aceptará como marido. En 1889 sufre en
colapso en una plaza de Turín y le internan en una clínica psiquiátrica aquejado de parálisis
progresiva. Pierde definitivamente la razón y depende ya de los cuidados de su madre y su
hermana. Muere en 1900.
- OBRAS DE NIETZSCHE:
Ø En el primer período de su obra, (1871-1878) está bajo la influencia de Schopenhauer y
Wagner. Sus obras son las siguientes:
- El nacimiento de la tragedia griega en el espíritu de la música: Escrita en honor de Wagner.
Realiza una comparación entre la cultura anterior a Sócrates y el mismo Sócrates. Contrapone
a Dionisio (la vida) y Apolo (las formas). Crítica radical a la filosofía socrática y platónica, a las
que considera decadentes.
- Sobre la verdad y mentira en sentido extramoral
- Consideraciones intempestivas.
Ø En el segundo período, (1878-1883) se aparta de las influencias anteriores y ataca
directamente a la religión, la metafísica y el arte demostrando su carácter ilusorio.
- Humano, demasiado humano. Trata de demostrar que los conocimientos y experiencias
humanas pueden ser explicados sin necesidad de acudir a supuestos metafísicos o religiosos.
- Aurora: pensamientos sobre los prejuicios morales. Es una crítica a la moral, como lo hará
posteriormente.
- La gaya ciencia. Habla por primera vez del «eterno retorno» y «la muerte de Dios».
Ø El tercer período, (1883-1889) es el fundamental. Desarrolla sus ideas más originales
(«superhombre») y la parte más dura de su crítica («la filosofía del martillo»); ataca a la
filosofía y moral tradicionales y ve que tiene que destruir al hombre tal y como es para que
pueda venir el superhombre, que es el que conoce la muerte de Dios, tiene la voluntad de
poder y se mueve constantemente en el eterno retorno.
Se propone eliminar el dogmatismo teórico de todos los valores y hacer una
radical «transmutación de valores», es decir, buscar los valores que van de acuerdo con la vida
en el lugar de los contrarios a ella.
- Más allá del bien y del mal. Critica la filosofía, la religión y la moral.
- La genealogía de la moral. Una crítica de los valores tradicionales de la moral occidental.
- El crepúsculo de los ídolos. (1888) Critica todo lo que se ha llamado «verdad» porque en
verdad es un «ídolo» y se va acercando a su final. Es un escrito demoledor.
- El Anticristo. Es un ataque a la religión y en especial a la moral cristiana.
- Ecce homo. Es lo más parecido a una autobiografía.
- Así habló Zaratustra. Es la obra básica; la más poética y profética: intenta ser como una
nueva Biblia. Apenas utiliza conceptos especulativos en la exposición de sus ideas. Recurre
sobre todo a la metáfora. Es algo intermedio entre la poesía y la filosofía.
. Se trata de un conjunto de discursos simbólicos unidos por una fábula; en la primera parte
describe al superhombre y la muerte de Dios. En la segunda parte, la voluntad de poder, y en
la tercera parte, el eterno retorno.
- La voluntad de poder. Aparece la idea del nihilismo como la situación de nuestro tiempo, en
la que se inicia el proceso de superación de los ideales filosóficos, religiosos y morales que ha
criticado en sus obras anteriores.
2. CRÍTICA A LOS VALORES DE LA CULTURA EUROPEA
Nietzsche parte de este supuesto: la cultura occidental está viciada desde su origen. Es
una cultura racional y dogmática y por eso es decadente, porque se opone a la vida, a los
instintos, empeñada en instaurar la racionalidad a toda costa. El Dogmatismo de Occidente
se muestra en su filosofía, su religión, su moral.
Es preciso criticar el dogmatismo platónico para eliminar el error de base. Por eso, Nietzsche
hace una crítica total que abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional
(filosófico), el mundo religioso, el mundo moral, el mundo científico. Estos son los mundos
inventados por el hombre occidental y cuyos valores son interpretados por Nietzsche como
síntomas de decadencia. (No olvidemos que el siglo XIX supone la decadencia de una
sociedad cristiano- burguesa con su moral puritana y convencional.)
El origen de esta crítica, se encuentra en el descubrimiento que Nietzsche cree hacer de las
fuerzas o impulsos que se contraponían en el nacimiento de nuestra cultura. En el mundo de la
Grecia Clásica, que conocía bien, Nietzsche encontró dos maneras opuestas de enfrentarse a
la vida, y que él denominó: apolíneo y dionisiaco.
Lo dionisiaco supone el triunfo de lo irracional, del caos, del placer, de la creatividad, de la
desmesura, la acción y la risa. Todo aquello que Nietzsche identificaba con la vida. Nuestro
autor encontró muestras de este impulso en los coros de las tragedias de Esquilo y Sófocles
(del primero: Los persas, La Orestíada… Del segundo: Edipo Rey, Antígona…). Lo apolíneo,
en cambio, es todo lo opuesto. Es el triunfo de la razón, del orden, la medida, lo estático. Esta
manera de enfrentarse al mundo la introduce Eurípides (Medea, Electra, Las troyanas…) en
sus obras, pero el impulsor de lo apolíneo por excelencia, y sobre el que verterá sus críticas
más duras, será Sócrates.
Por lo tanto, Nietzsche ha constatado el triunfo de lo apolíneo en la cultura occidental, a partir
del éxito de la filosofía socrático-platónica y su continuación en el cristianismo, y el fracaso de
lo dionisiaco, que es lo que verdaderamente apoya la vida. El intento de recuperar este espíritu
que nos permita salir de la negación continua de la vida es el motor que va a dirigir toda su
feroz crítica a la cultura occidental.
2.1. Crítica a la moral.
La crítica más profunda de Nietzsche a la cultura occidental es la crítica a los valores
morales. Considera que el mundo de la moral está construido sobre errores. El principal error
de la moral tradicional es ser contranatural, es decir, el ir contra la naturaleza, contra la vida.
Es aquella moral que, en virtud de leyes, decálogos, normas e imperativos, se opone a la vida,
a los instintos primordiales de la vida, apoyándose en el sentimiento de culpa que ella misma
crea. Así ha sido la moral enseñada hasta ahora.
La base filosófica de esta moral contranatural es el platonismo: el mundo de las ideas
sirve de «más allá» religioso para los cristianos, de tal manera que acaba convirtiéndose en
la metafísica cristiana. El centro de gravedad de estas ideas no está en la vida, en el mundo
sensible, sino en el más allá, en el mundo de las ideas. Hay una evasión respecto al hombre
concreto, al mundo real.
Al afirmar que existe un orden moral del mundo que dirige la historia de los hombres, lo que
se ha hecho ha sido afirmar que alguien desde fuera del mundo, fuera de la vida, dirige a los
hombres. Y entonces han prevalecido los valores de los débiles: el sufrimiento, el sacrificio... en
los que se ve la prevalencia de los instintos de decadencia sobre los de superación.
Critica a la moral porque la moral mata la vida: la vida descansa sobre unas bases que
están en contra de la moral tradicional. Pero la vida es lo único real; la moral es ficción,
falsedad, calumnia... Por eso dice Nietzsche: «mi principio: no se dan principios morales».
No parece que Nietzsche sea un enemigo tan acérrimo de la moral. Todo lo contrario. Tan
sólo rechaza una moral concreta: la alemana, burguesa, cristiana, idealista. Lo que él
pretende es poner otra moral: la moral de la vida. La vida es voluntad de poder.
Nietzsche distingue dos tipos de moral:
· Moral de los señores: es una moral caballeresca, propia de los espíritus elevados, la que
ama la vida, el poder, la grandeza, el placer. Es la moral propia del superhombre, la del que
quiere la muerte de Dios.
· Moral de los esclavos: representa los valores contrarios a la vida, con el objetivo de que
los débiles sometan a los fuertes: el dolor, la pequeñez, la humildad, amabilidad, compasión,
resignación, paciencia... Son los valores que nacen con el judaísmo y hereda el cristianismo.
Establecida esta distinción, Nietzsche examina la historia de la cultura occidental y constata
un creciente ascenso de los valores de los débiles frente a los de los fuertes. Los débiles han
tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes.
Para superar esta decadencia de los valores cristianos, en Occidente va a poner en su puesto
al Superhombre, libre de toda servidumbre religiosa, de todo dogmatismo católico.
Toda religión nace del miedo, de las angustias y de las necesidades, de la impotencia
que siente el hombre en sí mismo. Por lo tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna
verdad.
Concretamente el cristianismo ha invertido los valores de las antiguas Grecia y Roma,
que eran valores de vida, y se ha inventado un mundo ideal, celestial, que lleva consigo una
desvalorización del mundo terreno:
- supone el extravío más fuerte de los instintos, que lleva a inventarse el otro mundo y
despreciar éste;
- sólo fomenta los valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio, la humildad, que son
sentimientos propios del rebaño. Es el enemigo mortal del Superhombre.
Habla de pecado, que es un atentado contra la vida. Con el concepto de pecado anula los
valores más nobles de la vida y la pervierte. Por eso, para acabar con estas imposiciones hay
que acabar a su vez con su fundamento. Hay que matar a Dios para liberarnos de todo este
sistema de valores represivo que niega la vida y por lo tanto la convierte en dolor.
2.2. Crítica a la filosofía tradicional: metafísica y epistemología.
La crítica que hace Nietzsche a la Filosofía tiene una unión estrecha con la crítica que hace
a la moral: la moral tiene su base en la filosofía platónica con sus dos mundos diferentes y
distanciados: el mundo sensible y el mundo inteligible. El mundo de los sentidos es malo,
causa de perdición...
La metafísica tradicional es dogmática: considera el ser como algo estático, fijo, inmutable,
abstracto. Pero ese ser no existe. No hay conceptos estáticos, sólo existe el devenir. Sólo
existe el mundo de las apariencias, los fenómenos. La aceptación del devenir como única
manera de explicar la realidad tiene unas connotaciones morales importantísimas. Supone
la confirmación de que todo cambia continuamente, hay un continuo fluir de la vida que nos
impide clasificar las acciones referidas a ella. Al concebir la realidad como proceso, como
cambio continuo, no podemos etiquetar como bueno o malo nada. Esos conceptos morales que
provienen de la moral insana y contranatural, son anulados por el devenir. Éste se encuentra
más allá del bien y del mal, es decir, supera estos conceptos por inútiles en un mundo en
perpetuo cambio. El devenir supone creación y destrucción constante, y por lo tanto, lo
que hoy podríamos clasificar como bueno, al instante dejaría de serlo para ser malo, y así
sucesivamente. Uno anula al otro, por lo que podemos decir que el devenir es inocente. Es
la vida misma que se identifica con un niño que juega y no se preocupa por el deber, (qué es
lo correcto, lo bueno), porque no existe para él. Sólo la razón, imponiéndole sus categorías
rígidas, lo pervierte, le hace perder su inocencia. De este modo queda aniquilada una idea
fundamental de la metafísica tradicional desde Parménides: el ser. No hay ser (estatismo), hay
devenir. De ahí que admire a Heráclito, “el único filósofo que no ha falseado la realidad”.
El principal error de la metafísica fue admitir un «mundo verdadero» en oposición a
un «mundo aparente», cuando sólo el último es el real. Una vez más, esto tiene un reflejo en
el ámbito moral, ya que se forma la ilusión moral de un mundo bueno, al que hay que aspirar,
y uno malo, que es el nuestro, en el que se desarrolla la vida, y en el que debemos “resistirnos
a la tentación y sufrir” para alcanzar el premio en el otro mundo. Lo que la filosofía tradicional
ha considerado mundo verdadero, la realidad, el mundo inteligible, es para Nietzsche una gran
mentira. El único mundo es el que siempre se ha considerado aparente: el mundo del cambio,
del devenir, de la vida. Hay, por tanto, una negación del concepto metafísico del ser: «Heráclito
tendrá siempre razón al sostener que el ser es una ficción vacía».
Desde el punto de vista epistemológico, también la revolución nietzscheana será
importante. Para empezar, anula la idea de verdad como algo posible. Supondría la posibilidad
de aprisionar el devenir, ya que la verdad está referida a él. Esto no es posible y lo que
entendemos comúnmente por verdad, no son más que generalizaciones que parten de los
distintos puntos de vista de los hombres, de sus distintas perspectivas, que se van formando
en cada instante, a partir de los cuales crean los conceptos. Otras veces, lo que consideramos
verdad, no son más que mentiras y errores: ilusiones que creamos para intentar dominar el
caos y la irracionalidad de la vida que nos rodea. Sin embargo, Nietzsche considera que no hay
que intentar capturar la realidad a través de conceptos que no significan nada y que no reflejan
verdad alguna; eso es escaparse, evadirse, actitud propia de los débiles. Lo que hay que hacer
es apoderarse de la vida, aceptarla como es. Por ello, son las metáforas y no los conceptos
los que nos sirven. Pero no hay que olvidar que no se trata más que de metáforas, que la
realidad a la que hacen referencia fluye, y por lo tanto es inaprensible y no conceptualizable.
La metáfora, pues, evita el dogmatismo, y es por tanto interpretable. La interpretación permite
adaptar el discurso a la realidad cambiante, y a los distintos puntos de vista. Supone a su vez
una nueva forma de hacer filosofía, que inaugurará Nietzsche y que tendrá un gran impacto en
la segunda mitad del siglo XX con la hermenéutica.
Así pues, es necesario cambiar el uso del lenguaje para no convertirlo en un instrumento que
aprisione la realidad e intente imponer un sistema estático, que siente las bases de una moral
contranatural. Sólo acabando con las reglas del lenguaje y sus conceptos podemos decir
que nos habremos librado definitivamente del sistema de valores que se nos imponía. Si no
acabamos con la gramática, de nada habrá valido matar a Dios…
2.3. La muerte de Dios.
La muerte de Dios significa para Nietzsche una crítica radical de la religión, de la
moral y de la metafísica. Es la liberación de un gran peso que abruma al hombre: el peso de
la idea de un más allá, de un sistema de valores opresivo que lleva a la huida de la vida.
Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al hombre
ser hombre, llegar a ser el superhombre. Dios es el gran obstáculo para que llegue el
superhombre. Por eso piensa que para que viva el hombre debe morir Dios; si Dios vive no
puede vivir el hombre.
La muerte de Dios significa: que se han derrumbado los pilares que sostenían la tradición,
la historia y la cultura de Occidente. No hay lugar para Dios en la cultura moderna. Ese es el
pensamiento que recoge Nietzsche: por fin, la cultura occidental se ha liberado del peso de
Dios: «nosotros hemos matado a Dios».
Significa asimismo que se han subvertido todos los valores de la vieja humanidad para que
pueda nacer el superhombre.
Con la muerte de Dios el hombre se libera a sí mismo quitando del medio lo que no
le había dejado ser hombre, esto es, la conciencia de culpa, el miedo, el castigo… Con ello
se acaba la historia antigua y comienza una nueva historia, la verdadera historia. En ella, el
hombre, liberado de supersticiones, se puede convertir en creador de su propio destino, y llegar
por fin a ser hombre.
3. LA NUEVA JERARQUÍA DE VALORES.
Para Nietzsche la cultura europea ha llegado ya a su propia ruina, a la decadencia total.
De ahí la necesidad de restauración, de ir preparando el gran mediodía de la humanidad.
Esta es la tarea del filósofo: liberar al hombre de todos los valores ficticios, decadentes,
devolviéndoles el derecho a la vida, a la existencia. El primer paso debe consistir en un cambio
profundo de valores, de todos los valores de nuestra cultura tradicional.
3.1. El nihilismo.
El nihilismo no es una teoría filosófica, es un momento de la historia de nuestra cultura
occidental, la esencia del destino de los pueblos occidentales. La fuerza del espíritu de
Occidente, cansada ya, agotada por los valores inadecuados y ficticios, se vuelve nihilista.
¿Qué significa el nihilismo? Así lo explica el mismo Nietzsche:
Que los supremos valores se devalúan. Falta el fin, falta la respuesta a la pregunta
¿para qué?
El nihilismo radical es el convencimiento de la absoluta inconsistencia de la existencia,
cuando se trata de los supremos valores reconocidos.
El nihilismo, por tanto, es la consecuencia propia de la ausencia de valores, la falta de
meta, falta de respuestas a los porqués que se habían respondido desde Dios, que habían sido
la base de la cultura occidental. Al dar muerte a Dios, se ha perdido el sentido de la orientación
de nuestra existencia, de nuestra vida: estamos perdidos, sin brújula, en el desierto de la
historia.
Esta parte negativa exige dialécticamente una parte positiva: es negar para afirmar, destruir
para crear, aniquilar para producir. Así, de esa negación salen los nuevos valores, la voluntad
de poder, el superhombre… Esto es lo que Nietzsche llama la transmutación de todos los
valores. Una vez destruidos aquellos valores socrático-cristianos que un día eliminaron los
valores de la vida cuando predominaba el impulso dionisiaco, han de ser sustituidos por los que
sirven a la vida.
3.2. La nueva moral.
Frente a la decadencia de Occidente, que predicaba una moral antinatural, Nietzsche
pretende ofrecer una moral nueva que se base en el proceso natural del hombre, en la vida.
La nueva moral está basada en este deseo apasionado de vivir, está apoyada en la
exaltación por la vida sin traba alguna. La vida tiene valor por sí misma y no hay que
buscarle otra explicación. Es el valor absoluto al que se subordinan todos los demás. No hay
que imponer ninguna norma a la vida, sino gozar de ella.
La nueva moral se basará en la exaltación de las fuerzas primarias de la vida: hay
que valorar la moral de los señores frente a la moral de los esclavos. Recuperar el espíritu
dionisiaco. Esto es lo que piden los instintos y en estos instintos se debe basar la moral.
3.3. El superhombre.
Es el pensamiento central de Nietzsche, es la meta del hombre, la decisión de los más
fuertes.
El hombre, por tanto, es algo que debe ser superado. Esto significa que el hombre es algo
intermedio: es algo sin terminar de hacerse, es un puente tendido hacia el superhombre. El
hombre tiene que superarse, transformarse en el superhombre. No es un ser estático, inmóvil:
está dotado de una enorme capacidad creadora.
· La vida tiene una fuerza enorme, expansiva: La especie humana está dotada de esa fuerza
expansiva que tiene la vida, está en un proceso evolutivo constante, sin terminar, por lo que
debe aspirar a superarse a sí mismo.
· Sentido de superación: Para que el hombre llegue a ser el superhombre, tiene que superar
la moral tradicional, decadente, alienante y llegar a la nueva moral, a la que está de acuerdo
con su naturaleza, no la que va contra ella. Este afán de superación le debe llevar a expulsar a
Dios de su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y sólo queda el hombre,
que se va superando hasta llegar al superhombre.
Proceso hacia el superhombre:
La transformación del hombre en superhombre pasa por tres cambios sucesivos (o tres
estadios):
Camello: El espíritu del hombre es en primer lugar un camello, un animal de carga, que
obedece a su amo sin quejarse. Éste le manda y él obedece.
León: El hombre-camello, cansado por el peso de la carga, se rebela contra su amo y lo
derriba. Entonces se convierte en el hombre-león, crítico y dueño de sí mismo, que dice «yo
quiero» e impone su voluntad.
Niño: A medida que se va quitando las cargas se va haciendo el creador de sus propios
valores; se convierte en el hombre-niño que busca la afirmación de sí mismo.
Características del superhombre:
A partir del tercer momento (el niño) es cuando empieza a aparecer el superhombre que da
lugar a la nueva humanidad libre y creadora. Las características fundamentales de este
superhombre son:
Ansia de vivir: El superhombre sobre todo se preocupa de la vida, sin traba ninguna. Valora
sobre todo la vida corporal, la salud, el placer, las pasiones, la violencia, la victoria, el éxito...
Las virtudes que ama son la fuerza física, el poder, la rebeldía del fuerte y del poderoso.
Superación: Sobre todo, superación de la moral tradicional occidental cristiana. No
está sometido a ningún precepto moral, porque se sitúa por encima del bien y del mal. El
superhombre es la máxima posibilidad del ser humano.
Superior: El superhombre es un ser superior, que dice sí a las jerarquías entre los hombres: la
igualdad sólo lleva a la moral de rebaño, de esclavos. El superhombre debe practicar la moral
de los señores, que dominan por la fuerza y por la violencia.
Valores: El superhombre ha roto con la jerarquía de valores tradicional, ha cambiado no sólo
los valores, sino la misma forma de valorar, es decir, la forma de vivir. Se ríe de los valores
tradicionales.
3.4. La voluntad de poder.
“Donde vi un ser vivo, allí encontré voluntad de poder... Sólo allí donde hay vida hay
voluntad. Pero no simple voluntad de vivir... Sino voluntad de dominio...”
Voluntad de poder significa voluntad de dominio, fuerza, impulso vital, emoción, pasión,
voluntad de poderío, la ley del más fuerte...
Es la exaltación de la fuerza y de la agresividad. Es la capacidad de crear la realidad y los
valores, y que servirán al superhombre para superar el momento del nihilismo y producir la
transmutación de los valores. Es la máxima expresión de la vida, de hecho se puede confundir
con la vida misma.
4. IMPORTACIA DE NIETZSCHE EN LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA.
Lo primero que hay que destacar de la obra de Nietzsche, es que supone un revulsivo
para la historia de la filosofía. Nadie antes, salvo si nos remontamos a los sofistas, había
atacado de forma tan violenta los fundamentos del pensamiento occidental. Pero no se limitó a
ellos, ya que arremetió contra todos los principios de la cultura, desde los intelectuales a los
religiosos, los morales, etc. Nietzsche constata la situación de crisis en la que se encuentra el
mundo que le toca vivir e intenta redimirlo desde su pensamiento. Se da cuenta de que todos
los aspectos de la cultura están impregnados de valores, valores que encorsetan la vida, que
impiden la felicidad y que nos obligan al sufrimiento. Valores que hemos ido heredando desde
Sócrates, y que, adaptados por la moral cristiana, sólo sirven para someternos y obligarnos a
aceptar que la vida es dolor. Nietzsche se rebela frente a eso e impone una revisión de todo el
sistema. Muestra que el fundamento en el que se apoya es falso, mentira, y por lo tanto, no
tenemos por qué aceptarlo. Lo único que debemos aceptar es que somos vida, y la vida es
fuerza y cambio, no servilismo y rigidez. De este modo, somete a las instituciones a la crítica
más feroz a que habían sido sometidas jamás. Especialmente dura es la crítica que hace a la
religión judeo-cristiana, de la que muestra, cómo mínimo, la gran influencia que tenía, y aún
sigue teniendo, en la forma en que actuamos en la vida. Por otro lado, nos ofrece la esperanza
de superarnos, de no aceptar la vida mediocre que el sistema nos ofrece, que nos convierte a
todos en miembros de un rebaño, listos para obedecer. El planteamiento nietzscheano, más
allá del acuerdo o desacuerdo en que se esté, significa como mínimo la necesidad de
replantearse los fundamentos de nuestra cultura, los pilares en los que se apoya nuestra forma
de vida, y la posibilidad, si así se considera, de cambiarlos. Debido a la cantidad de aspectos
que trata en su obra, a la variedad de interpretaciones que sugiere su pensamiento, y al giro
radical que da a los temas tradicionales de la filosofía, Nietzsche supondrá el punto de partida
de la filosofía del siglo XX. Prácticamente todas las corrientes filosóficas del siglo son en mayor
o menor medida deudoras de su pensamiento. Tanto el existencialismo como sobre todo la
hermenéutica no habrían existido sin el influjo nietzscheano. Lo que hoy conocemos como
filosofía postmoderna se inició sin la menor duda con Nietzsche. También influyó
poderosamente en la literatura y en el arte, recordemos que éste es la manifestación por
excelencia de la vida según Nietzsche. Ejemplos de las vanguardias tan, en apariencia,
contrapuestos como el dadaísmo y el futurismo están poderosamente influidos por nuestro
autor. Este contraste debido a la posibilidad que ofrece su pensamiento de ser interpretado de
diversas maneras, se muestra también en las lecturas políticas que se han hecho del discurso
de Nietzsche: fue al mismo tiempo reivindicado por los nazis en los años 30 en Alemania, como
por los jóvenes revolucionarios de izquierdas de mayo del 68 en Francia.
Hoy en día vivimos sumergidos en la cultura de masas, donde cada vez hay más uniformidad
y gregarismo como consecuencia de la influencia de los medios de comunicación, de la
globalización… Se ha impuesto una forma de pensamiento “políticamente correcto” que
dificulta la discrepancia hacia lo que se ha aceptado mayoritariamente. Contra todo esto se
rebelaba Nietzsche, y por eso hoy sigue estando vigente.
Muchos aspectos de su filosofía siguen siendo fuertemente controvertidos, pero no por ello
dejan de ser un enorme estímulo para el pensamiento. Por eso, y por el enorme influjo que
supuso para toda la cultura de nuestro siglo, ha de ser considerado como uno de los más
importantes pensadores de la historia. Uno de los que cambian su curso y nos obligan a volver
a él, porque se vuelven imprescindibles para entender todo lo que vino después.
5. TÉRMINOS.
1. NIHILISMO: momento histórico, no doctrina filosófica, en la que hay una falta total de
sentido. Supone el descubrimiento de la falta absoluta de sentido de la propia vida y del
mundo, y que es la consecuencia de la decadencia de la cultura occidental. Ésta se ha
quedado sin valores, ya que los que tenía, los que le había proporcionado el cristianismo,
están vacíos, ya no sirven. Ese momento es el momento de la nada, de la falta de
referentes, de vacío. Por eso es necesario sustituir los valores que ya no valen por otros
nuevos. Supone por lo tanto dos aspectos: uno negativo, el de la constatación de la
situación en la que estamos, de decadencia absoluta, y por otro, uno positivo, el que obliga
a la creación de otros valores nuevos que vayan de acuerdo con la vida. Es el momento del
superhombre que es el único capaz de hacerlo ya que tiene la voluntad de poder.
2. DIONISIACO: concepto proveniente de Dionisos, dios de la vida y del vino. Simboliza la
alegría, la risa, los placeres, la irracionalidad, la creatividad, la fuerza, el caos, la actividad.
En definitiva, la vida. Se contrapone con el impulso apolíneo, el cual ha triunfado en la
cultura occidental. Este concepto surge en referencia al dios griego Apolo, que simboliza
la belleza. Representa la medida, la racionalidad, el orden, el equilibrio. Nietzsche quiere
cambiar los valores de la esa cultura para volver a lo dionisiaco y recuperar la vida como
valor absoluto y primordial. Nietzsche ve en la cultura clásica la existencia de ambos
impulsos, y cómo triunfa lo apolíneo frente a lo dionisiaco, representa la vida. (ver apuntes)
3. MORAL CONTRANATURAL: es la moral que se dirige contra la vida, contra lo que somos,
contra los instintos, contra los placeres… Se identifica con toda la moral existente hasta el
momento, y que Nietzsche llama moral de esclavos (ver apuntes) Hunde sus raíces en la
filosofía socrático-platónica y se desarrolla definitivamente a través del cristianismo.
Pretende dominar a los fuertes a través del sentimiento de culpa y la represión. Es la moral
contra la que hay que luchar, con la que hay que acabar por
que condena la vida.
La moral que se opondría a ésta es la moral de señores, que es la que propone Nietzsche
como alternativa (ver apuntes),
4. MUNDO APARENTE: en la filosofía platónica era el mundo sensible, esto es, el mundo
del cambio, del devenir, etc. Este mundo es el verdadero para Nietzsche, ya que en él es
en el que se desarrolla la vida. Esta división entre mundo aparente y verdadero genera
una ilusión moral, que parte de Platón y se perfecciona en el cristianismo. Es una forma
de obligarnos a rechazar la vida y hacernos creer que hay un mundo mejor que nos
espera fuera, si antes rechazamos todo lo que la vida nos ofrece y nos acostumbramos
a sufrir, (“el mundo es un valle de lágrimas…”) Se contrapone al mundo verdadero que
en la filosofía platónica es el mundo inteligible, el mundo de las ideas, por lo tanto el
que representa la realidad. Un mundo estático, donde reside el ser y se rige por reglas
racionales. Para Nietzsche este mundo no es más que una fábula, es un mundo inventado
por “venganza” contra la vida, ya que de hecho serviría para evadirse de ella. No hay más
mundo que el de los sentidos, ese es el mundo real, el de la vida, del cambio, del devenir,
del caos, la irracionalidad… el que los filósofos llaman aparente.
5. TRANSMUTACIÓN DE LOS VALORES: cambio radical que se ha producido en la
cultura occidental con la sustitución de los valores de la tradición judeo-cristiana por otros
que están continuamente cambiando en consonancia con la vida. Los valores que han
formando parte de esta cultura hasta ahora, han servido para que aprendamos a rechazar
la vida. Son los valores que representa lo apolíneo. En el momento en que estos valores
se quedan sin sentido, se produce un vacío histórico, el nihilismo (explicar), que requiere
un nuevo cambio de valores. Este momento constructivo, sirve para regresar a los valores
de la vida, los que representa lo dionisiaco. Este paso sólo lo puede dar el superhombre
(explicar) porque es quien tiene la voluntad de poder, la fuerza de la vida, que permite crear
valores acordes con ella.
6. INOCENCIA DEL DEVENIR: supone el desconocimiento por inexistente de los conceptos
de bien y mal en una realidad en la que se acepta el devenir. Éste supone continuo
cambio, y por eso no se puede someter a ningún concepto de este tipo. Lo que ahora es
bueno, luego puede dejar de serlo. Sólo cuando intentamos imponer la razón a la realidad,
anulando el devenir y convirtiéndolo en ser, se imponen estas categorías que generan
el sentimiento de culpa. La razón pervierte al devenir haciéndole perder su inocencia
originaria. Hay que volver a ella aceptando la vida como único valor y convirtiéndonos en
niños que juegan.
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