¿Qué papel desempeña el Espíritu Santo en la conversión?

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¿QUÉ PAPEL DESEMPEÑA EL ESPÍRITU SANTO EN LA CONVERSIÓN?
¿Qué papel desempeña el Espíritu Santo
en la conversión?
Toda conversión registrada en el libro de los Hechos, se inició y se completó, bajo la
dirección del Espíritu Santo, esto no se puede negar. También, toda verdadera conversión,
en el día de hoy, se inicia y se completa bajo la dirección del Espíritu Santo. Sin embargo,
la cuestión de cómo el Espíritu Santo obra para la conversión de los pecadores, ha sido y
sigue siendo, una cuestión controvertida debido a la desinformación denominacional que nos
rodea. Para mayor información, recomendamos la obra “Ideas falsas sobre el Espíritu
Santo” en el sitio www.JosueEvangelista.com
LA CONVERSIÓN GENUINA
La obra directa del Espíritu Santo en la conversión es la creencia general de casi
todas las denominaciones protestantes [vea “Calvinismo Refutado” en el sitio
www.JosueEvangelista.com]
La idea de una obra directa del Espíritu Santo en el alma del pecador, es la doctrina
según la cual el hombre es totalmente depravado y corrupto por naturaleza, y debe tener
una operación espiritual directa en su corazón para convertirse del pecado a Dios. Sin
embargo, las Escrituras enseñan claramente que el Espíritu Santo trabaja a través de su
palabra revelada por escrito (2 Tim. 3:16-17).
Ahora bien, al mismo tiempo que proclamamos que la obra del Espíritu en la era
cristiana es a través del poder del evangelio, también creemos que el Espíritu está
involucrado en la conversión genuina de los hombres. De hecho, Dios está involucrado en la
conversión de todo hombre, pero sin vulnerar la voluntad del hombre, su libre albedrío.
La conversión implica el volverse de y volverse hacia. La conversión es el volverse
del pecado hacia la comunión con Dios. La conversión es el proceso por el cual el hombre se
vuelve del pecado a Dios. Es el “giro” de la vieja vida en el pecado a la vida nueva en
Cristo. La conversión se lleva a cabo en la mente del hombre, mientras que el perdón tiene
lugar en la mente de Dios. El hombre obedece el evangelio aquí en la tierra, Dios le perdona
allá en los cielos.
En el proceso de la conversión, no hay nuevas facultades o poderes impartidos que se
sientan en alguna forma física. Cualquier teoría que aleja a la Palabra de Dios de la
conversión, o quita la responsabilidad del hombre en la remisión de sus propios pecados, no
puede ser verdad. Ciertamente el Espíritu Santo ejerce su influencia para que los hombres
sean salvos, pero su influencia está escrita en el evangelio.
El proceso de conversión, es designado como un nuevo nacimiento (Juan 3:3, 5), y
sólo es posible por la agencia del Espíritu Santo. Pero ¿Cómo sucede esto? Leamos:
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre” (1 Ped. 1:22-23, énfasis nuestro).
Santiago declara “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para
que seamos primicias de sus criaturas” (Stgo. 1:18, énfasis nuestro).
Pablo afirmó: “ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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¿QUÉ PAPEL DESEMPEÑA EL ESPÍRITU SANTO EN LA CONVERSIÓN?
6:11, énfasis nuestro). Sin embargo, Pablo también dijo, y en la misma epístola “yo os
engendré por medio del evangelio” (1 Cor. 4:15, énfasis nuestro).
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu…” (Heb. 4:12). “Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Ef. 6:17). “Porque no me
avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”
(Rom. 1:16). “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Jn. 2:3-5).
Como usted puede ver, es innegable: El Espíritu Santo convierte a los hombres a
través de la Palabra revelada y escrita en el Nuevo Testamento.
CONSECUENCIAS LÓGICAS
Si el Espíritu Santo actúa de una manera directa, aparte de la Palabra, ¿por qué no
hay cristianos en los lugares donde nunca se ha predicado previamente el evangelio?
Si el Espíritu Santo actúa directamente sobre algunos, y no sobre otros, Dios hace
acepción de personas, sin embargo, la Biblia dice que él no hace tal cosa (Hech. 10:34-35).
Jamás, en el Nuevo Testamento, alguien oró para recibir una operación directa y
milagrosa del Espíritu Santo.
Si los hombres se convierten sin la Palabra de Dios hoy en día ¿cómo vamos a
distinguir la verdad del error entre todos los diferentes grupos que afirman recibir una
operación directa del Espíritu Santo?
Si el Espíritu Santo opera y los convierte aparte de la Palabra de Dios, ¿cómo
podremos ser juzgados por la palabra de Cristo en el día final (Jn. 12:48)?
La supuesta operación directa del Espíritu Santo, quita la responsabilidad personal y
el perdón de los pecados ofrecido por Dios (Hech. 2:38). Esta operación directa está en
contradicción con los pasajes sencillos de la Biblia que nos dicen que el evangelio es el poder
de Dios para nuestra salvación (1 Cor. 1:21, Rom. 1:16; Jn. 6:44-45). Recordemos que el
Espíritu Santo es prometido sólo a los hijos de Dios, los que le obedecen, nunca a los
pecadores (Gal. 4:6; Hech. 5:32; 2:38).
La supuesta operación directa del Espíritu Santo, viola la naturaleza del hombre
(quien es responsable), la naturaleza del evangelio (el cual es universal) y la naturaleza de
Dios (quien es justo).
Dios nunca viola la libertad de elección del hombre. Pero la operación directa deja a
los hombres confiando en sentimientos volubles y engañosos, y los aleja de la bendita
palabra escrita de Dios.
Por ejemplo, algunos dicen que se sienten felices porque se
sienten salvos, pero la única prueba del perdón prometido a los hijos de Dios es el
testimonio del Espíritu en el Nuevo Testamento.
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”
(Rom. 8:16). El Espíritu Santo revela las condiciones para el perdón de los pecados en el
Nuevo Testamento. Si obedecemos, entonces tenemos el testimonio de ambos, de nuestra
limpia conciencia y del Espíritu Santo. No hay nada milagroso, misterioso o sentimental en
esto. El Espíritu Santo no ofrece testimonio a nuestro espíritu, a través de nuestro propio
espíritu, sino a través de su palabra.
El único camino revelado por el Espíritu Santo a nuestro espíritu ha quedado escrito
en el Nuevo Testamento.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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CONCLUSIÓN
La obra del Espíritu Santo es fundamental para la regeneración de los que están
perdidos. Pero su obra es ejercida a través de su palabra revelada y no aparte de la
Escritura (2 Tim. 3:16-17). Es por el Espíritu Santo que uno llega a bautizarse para
pertenecer al cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:13) y este resultado es conseguido por la palabra
del Espíritu (Ef. 5:26; 6:17).
Toda bendición espiritual en Cristo ha sido provista para nosotros a través de la
palabra de Dios, la cual es la espada del Espíritu Santo (Ef. 6:17). Esta espada tiene poder
sobre los que la leen con fe (Ef. 3:4; 5:17; 1 Tes. 2:13; Rom. 10:17).
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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