Grupo Coppan Notas de Análisis Martes Negro: frente a una nueva era de conflicto Septiembre 17, 2001 Hechos relevantes 1. El éxito en el alcance de los objetivos de claro perfil terrorista perpetrados el pasado 11 de septiembre en Nueva York, Washington y Pennsylvania, pone en evidencia la existencia de grupos con capacidad para realizar operativos terroristas sobre objetivos seleccionados en distintas partes del mundo con consecuencias devastadoras. 2. El nivel de éxito alcanzado y el modus operandi mostrado, reflejan la existencia de una ideología y un esquema político que si bien en los estándares normales puede considerarse “políticamente irracional” (la vida tanto propia como ajena se convierte en un “bien prescindible” frente al alcance de un “bien mayor de beneficios intangibles”) es claro que esta visión puede contar con suficientes adeptos, organización y recursos para perpetrar actos con consecuencias catastróficas para sus enemigos, en este caso los Estados Unidos. 3. Queda en evidencia que en el ámbito estratégico la preparación para contener una amenaza de esta naturaleza resultó insuficiente; quizás porque no se esperaba que un operativo de esta magnitud podría realizarse sin ser detectado por las agencias correspondientes o porque el diseño de la estrategia de prevención fue insuficiente. 4. Destaca el hecho de que nadie reivindicara el ataque formalmente; ya sea porque no se esperaba el éxito alcanzado (éxito más allá de sus expectativas), porque se consideró simplemente como el cumplimiento de una “misión divina”, por las previsibles represalias del agraviado, o como parte de la estrategia de crear mayor caos y confusión al desconocerse el origen del ataque (cabe mencionar que en ningún caso Osama Bin Laden ha reivindicado sus ataques). Si se parte de la hipótesis de que el golpe provino del exterior, es claro que las 2 organizaciones con intención, capacidad y probabilidad de realizar un golpe de esta naturaleza se reducen a un dígito. Consecuencias estratégicas 1. Las consecuencias de este golpe terrorista podrían clasificarse dentro de lo que se considera “daño inaceptable” para el agraviado. Esto significa un cambio drástico de estrategia frente a la amenaza en cuestión lo que implica elevar el tema en la agenda a un nivel de prioridad que no tenía el día anterior al ataque. El terrorismo no formaba parte del esquema de guerra convencional, y sin embargo con este golpe, con el que se ha mostrado capacidad para infringir daños con efectos de destrucción similares al que producirían el uso de cabezas nucleares (sin los efectos radioactivos) la definición de la amenaza y por tanto de la estrategia sufrirán modificaciones sustanciales. 2. Por la magnitud y naturaleza del hecho (pérdida de miles de vidas inocentes, perdidas económicas multimillonarias, violencia sin límites sobre lugares comunes que constituyen los símbolos del poderío norteamericano), lograr consenso a nivel interno e internacional para respaldar acciones en contra de quienes se señalen como responsables no presentará mayores dificultades. Posibles líneas estratégicas de respuesta 1. Es de esperarse que los recientes sucesos lleven a la reconceptualización del terrorismo como un escenario de guerra formal cuya estrategia incluya “todos los medios disponibles de destrucción”, la más avanzada tecnología en espionaje y comunicaciones, el uso de fuerzas y armas convencionales y, si fuera necesario, el uso de armas de destrucción masiva (no necesariamente nucleares), lo que eleva la lucha contra el terrorismo al nivel de guerra formal. 2. Si como se desprende de la información abierta existen vínculos entre los perpetradores de estos hechos y el líder Osama Bin Laden, su búsqueda hasta su total eliminación se emprenderá con todo lo necesario hasta lograr el objetivo, removiendo para ello cualquier obstáculo que se presente. Para ello los Estados Unidos contarán sin duda con el apoyo de sus aliados estratégicos y de la mayor parte de los estados y gobiernos y, de sus poblaciones, por la indiscutible conmoción que causaron los hechos al ser presenciados en la televisión, prácticamente en tiempo real, por varios miles de millones de habitantes del planeta. 3 3. En la estrategia mediática, entre más rápido se detecte al enemigo, se diseñen y emprendan las acciones, más se podrá aprovechar la inercia a favor de las represalias que permea el ambiente tanto en los EU como en el resto del mundo. Es de esperarse que en cuanto se tengan elementos que a juicio de los analistas permitan establecer la identidad de los culpables, las acciones no se harán esperar. De fundamental importancia en la estrategia de acciones de respuesta es el diseño de escenarios de las posibles acciones de Osama Bin Laden al saber que sus días y los de sus seguidores están contados. La opción de hacer al mayor daño posible antes de ser destruido debe contemplarse, a menos que optara por la alternativa de ocultarse el mayor tiempo posible o incluso de desaparecer, lo que resulta menos probable. 4. Como parte de la estrategia general de esta “primera guerra del siglo XXI”, debe esperarse la persecución con la misma intensidad de todos los grupos de corte radical cuyo perfil permita deducir que cuentan con la capacidad real o potencial de planear y perpetrar actos terroristas de estas dimensiones. Para ello se esperará también contar con el apoyo de gobiernos, poblaciones y organismos internacionales. En un segundo nivel no debe descartarse en esta estrategia el surgimiento de propuestas para la persecución de movimientos internos (ETA, IRA o movimientos similares o incluso de tipo guerrillero) con acciones de carácter intervencionista a fin de desactivar “potenciales acciones terroristas de alcance internacional”. 5. Los Estados que en algún momento han apoyado o brindado protección en su territorio a movimientos o grupos terroristas internacionales, serán forzados a tomar posiciones muy claras del lado de la cruzada antiterrorista, que deberán traducirse en hechos, incluso al punto de brindar facilidades para que sean fuerzas internacionales las que participen en la búsqueda y neutralización de dichos grupos. Muy probablemente estas acciones inicien en Afganistán, y después avancen hacia otros conocidos santuarios como Sudán, Iraq, Libia o Siria. Aquellos gobiernos que no estén dispuestos a cooperar, serán elevados casi en automático a la calidad de enemigo en esta guerra. 6. Los recursos humanos y financieros, primero de emergencia y luego presupuestales que se dedicarán a estos objetivos, crecerán exponencialmente tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Igualmente crecerán las estructuras internacionales dedicadas a combatir este delito, la construcción de redes de inteligencia, la capacitación y los recursos humanos y tecnológicos dedicados a estos objetivos. En este proceso se esperará la cooperación y participación de la mayor parte de los gobiernos. 4 La sociedad norteamericana 1. En la sociedad estadounidense los hechos recientes tendrán un importante impacto psicológico. La evidencia de que ser la primera potencia militar y económica resultó insuficiente para disuadir y/o prevenir ataques terroristas con consecuencias catastróficas, se traducirá entre la población en un sentimiento de que son mucho más vulnerables de lo que hubieran imaginado no obstante ser la primera potencia mundial. Es de esperarse que este mismo efecto psicológico se extienda a las sociedades de otros países, en particular de los más desarrollados como Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón, 2. El impacto puede esperarse en tres vertientes. La primera, dada la conmoción y la magnitud del agravio, será el apoyo incondicional a las represalias en contra de quienes realizaron estos actos, sin importar “quiénes son, dónde están o cuánto pueda costar”. 3. La segunda será la búsqueda de esquemas de protección contra acciones terroristas en el futuro (que incluso a nivel estratégico dejará en un segundo plano el desarrollo de sistemas ABM), con la lógica de que “no podemos permitir que esto vuelva a suceder”. 4. La tercera vertiente será necesariamente una reflexión más profunda sobre las causas estructurales que han llevado al surgimiento de este tipo de “guerra” y la “corresponsabilidad” que puedan tener los norteamericanos frente al fenómeno. Esta reflexión habrá de permear desde la valoración y el planteamiento estratégico hasta las actitudes de los propios ciudadanos frente a lo que sucede en el mundo y probablemente cuestionará el ”aislamiento” en el que en mayor o menor grado han vivido o pretendido vivir gobierno y sociedad de los Estados Unidos en la mayor parte de su ciclo como potencia mundial. 5. Uno de los temas más difíciles a resolver, y que se vincula con el punto anterior, es la forma de evitar que en una sociedad abierta y plural como la norteamericana, sea posible controlar y monitorear la presencia de extranjeros “no deseables” o que puedan constituir “potenciales amenazas a los interese de Estados Unidos” La pregunta de ¿quién es el enemigo? se hace extremadamente compleja. ¿Quién deberá ser admitido a internarse a Estados Unidos, sea como turista o residente? ¿Cambiarán las reglas migratorias? Resolverlo con nuevo aislamiento, barreras o blindajes de protección resulta prácticamente imposible y sin embargo habrá que dar una respuesta a esta pregunta. Consecuencias económicas 5 1. En el ámbito económico la magnitud de las consecuencias en los próximos días dependerá de que no se repitan hechos de esta naturaleza, lo que permitirá que los mercados superen el nivel de asombro e incertidumbre en un corto lapso. La recurrencia de este tipo de hechos en los próximos días podría tener consecuencias muy severas, tanto en las percepciones de los mercados como de los consumidores pues para todos crecería exponencialmente la sensación de vulnerabilidad e incertidumbre. 2. En lo que hace a los efectos inmediatos los sectores más afectados serán las aseguradoras (en especial las europeas en calidad de coaseguradoras), la aviación civil y el sector turismo (las cinco principales líneas áreas de Estados Unidos anunciaron ya una reducción del 20% de sus operaciones y una de ellas, Continental, anunció ya el despido de 12,000 de sus 56,000 trabajadores). 3. Los hechos recientes representan un duro golpe a la economía mundial, que ya se encontraba en fase recesiva. Si consideramos que los tres motores de la economía mundial reportaron al segundo trimestre del 2001 tasas de crecimiento a la baja (Japón –2.3%, Europa 0% y Estados Unidos 0.2%) es de esperarse que en los dos siguientes trimestres se registre una mayor desaceleración de la economía mundial que en el caso de Estados Unidos podría llevar a un crecimiento negativo anual hasta del 1%. La nueva disminución de las tasas de interés (al 3%) y el apoyo de la Reserva Federal para evitar problemas de liquidez, buscan aminorar el impacto inmediato y la pérdida de confianza. 4. Si bien las pérdidas directas por los ataques pueden representar no más del 0.1% del total de la economía de Estados Unidos, los costos indirectos y, sobre todo el factor confianza, pueden llevar a que las pérdidas sean mucho mayores. Esta situación puede afectar sobre todo al consumo. Como referencia, en 1991 el impacto de la Guerra del Golfo al interior de los Estados Unidos (y en ese caso en un escenario muy distante a su territorio) llevó a una disminución en el consumo del 2.3% en los siguientes dos trimestres. Una respuesta similar frente a los hechos recientes podría tener consecuencias muy severas en la economía estadounidense. 5. En términos generales debe esperarse una baja en el crecimiento de la economía mundial por un período que puede oscilar entre seis y nueve meses. En los actuales escenarios no se espera que los efectos sean catastróficos, aunque esto necesariamente llevará a que la recuperación sea aún más lenta y tardía. 6. Los posibles “escenarios de guerra” en el futuro inmediato sin duda podrán tener impacto en la economía. De existir una respuesta militar 6 rápida, con resultados satisfactorios, el efecto en la economía puede ser positivo. De existir recurrencia en hechos terroristas de magnitud similar, se corre el grave riesgo de la creación de una espiral de pérdida de confianza con efectos mucho mayores en las economías. Por el tipo de acciones militares que se espera (acotadas y sobre blancos específicos), no debe esperarse que la movilización militar tenga un efecto importante en la economía de Estados Unidos, aunque si se espera que se vea beneficiada por la expansión moderada del gasto público. 7. Al adoptarse medidas de mayor control fronterizo y migratorio en los Estados Unidos, esto tendrá sin duda un impacto en la evolución de transacciones comerciales y en el avance de los acuerdos de libre comercio. Acciones efectivas contra los presuntos responsables con alto grado de eficacia podrían revertir esta tendencia en un plazo más o menos corto. Consecuencias sociales 1. La manera de señalar al responsable o al enemigo resulta crítica en un escenario de conflicto de esta naturaleza. Si se señala como responsable a un grupo étnico, religioso o de alguna nacionalidad en particular y se emprenden acciones sobre objetivos que no están claramente definidos y acotados, este ánimo se transmitirá inmediatamente a los ciudadanos de Estados Unidos y de los países amigos lo que llevará a innumerables escenarios en los que los ciudadanos harán justicia por propia mano o tomaran sus propias “medidas preventivas”. 2. La radicalización de posiciones (cruzados contra fundamentalistas) puede tener consecuencias altamente indeseables al generar odios entre grupos o etnias que pueden ser compartidos por cientos de millones de personas que vivirán y actuarán con este ánimo frente a cualquiera hombre o mujer que por su etnia, religión o nacionalidad consideren que pueda ser o estar con el enemigo. 3. El Medio Oriente se convierte en el escenario más crítico en esta dimensión, sin embargo no se deben descartar escenarios de alto riego en países con minorías étnicas y religiosas como Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, en los que esta cruzada puede exacerbar los ánimos de los grupos de ultraderecha. También es previsible que surja un fortalecimiento del nacionalismo y orgullo estadounidense con un mayor activismo a favor de lo que consideran sus derechos y legítimos intereses. 4. La mayor internacionalización de los conflictos tendrá también impacto en aquellos movimientos que en tiempos recientes han iniciado 7 una cruzada en contra de todos aquellos aspectos que representan la globalización económica, por considerar que sus efectos ensanchan aún más la brecha económica entre ricos y pobres. En este nuevo contexto los movimientos globalifóbicos podrían verse como indeseables frente a la nueva cruzada que se anuncia. Participación de organismos internacionales 1. Es previsible que se eleve muy rápidamente la lucha contra el terrorismo a valor universal (parecido al proceso por el que han pasado la democracia y los derechos humanos) lo que llevará a planteamientos que fácilmente pueden derivar en “legítimas acciones internacionales con uso de la fuerza en escenarios internos” con lo que se buscará legitimar acciones de la comunidad internacional en el territorio de terceros Estados sin considerarse esto un acto intervencionista o en contra de la soberanía. Propuestas de esta naturaleza surgirán en Naciones Unidas, OEA, y otras instancias políticas y militares regionales desde el momento en que la “lucha contra el terrorismo” se convierte en la “guerra contra el terrorismo”, con claros contenidos de una cruzada. 2. En este contexto también es probable que se busque legitimar la aplicación extraterritorial de las leyes norteamericanas (¿Quién juzgará a los culpables en caso de ser entregados o capturados?). Esto dependerá en buena medida de la decisión de EU de actuar esencialmente en forma unilateral o buscar esquemas multilaterales. Lo más probable es que se busque una combinación de ambos, pero que Estados Unidos busque mantener el control de las acciones militares. 3. También debe esperarse que organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, así como los foros económicos regionales, adopten posiciones y políticas para tratar de aminorar los efectos de los nuevos escenarios en la economía mundial. Posibles consecuencias para México 1. Solicitud de cooperación de Estados Unidos para apoyar sus operativos de vigilancia y control en la frontera con México. 2. Solicitud de cooperación de Estados Unidos en trabajo de inteligencia, mayor integración con el trabajo de sus propias redes, mayor destino de recursos (incluso con ofertas de apoyos diversos en estos rubros) mayores compromisos para apoyar esta guerra, y mayor necesidad de cooperación entre las agencias de inteligencia de los dos países. 8 3. Solicitud de apoyo para presentación de iniciativas en foros multilaterales, principalmente ONU y OEA (¿Estamos dispuestos a apoyar acciones internacionales de intervención con uso de la fuerza para combatir el terrorismo?) 4. Necesidad de mayor orden y efectividad en acciones de vigilancia migratoria en fronteras (terrestres, marítima y aéreas). Posibilidad de solicitud de inspección migratoria de Estados Unidos desde aeropuertos mexicanos. 5. Costos económicos inevitables por el retraso en el tránsito de mercancías en la frontera terrestre, por la disminución del tráfico aéreo en Estados Unidos y la previsible disminución del turismo estadounidense a México. 6. La mayor desaceleración de la economía de Estados Unidos tendrá efectos negativos para la economía mexicana. Si se considera que el crecimiento del segundo trimestre del año fue menor al primero, debe esperarse que se mantenga la tendencia a la baja, lo que podría llevar a un crecimiento negativo al término del año de hasta 0.5%. 7. Es previsible que se complique el escenario político para las negociaciones migratorias y/o que a cambio se soliciten acciones o compromisos más firmes por parte de México para el control migratorio de terceros países como parte de la estrategia general de esta guerra. 8. En caso del ingreso de México al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, debe esperarse una presión muy fuerte por parte de Estados Unidos para apoyar iniciativas sin precedente en el ámbito de la lucha internacional en contra del terrorismo, que previsiblemente incluirán la búsqueda de la legitimación del uso de la fuerza en este ámbito.¿Quedará espacio para México para impulsar o apoyar formas de lucha contra el terrorismo que no incluyan el uso de la fuerza o su participación habrá de limitarse a apoyar las iniciativas de EU contraviniendo así el principio de proscripción del uso de la fuerza en la solución de conflictos internacionales? 9. La capacidad de respuesta de nuestras instituciones no se encuentra en el nivel adecuado para estos escenarios. La ausencia de coordinación institucional efectiva en control y vigilancia de fronteras, aunada al bajo nivel de coordinación en estos temas se convierte en estos nuevos escenarios en un factor de vulnerabilidad para México ante las presiones de Estados Unidos. 10. A nivel interno no debe descartarse presiones adicionales para un mayor ofensiva en contra de grupos de corte radical proclives a la 9 violencia como puede ser el caso del EPR así como el relajamiento de la normatividad para la búsqueda de objetivos terroristas tanto en las investigaciones como en los operativos.