Tema 119 POROMAS

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Tema
119
POROMAS
Dr. L. Requena
DEFINICIÓN
Los poromas son neoplasias benignas con diferenciación ductal que están constituidas por dos
tipos de células neoplásicas: células poroides, que
son células basófilas, cuboideas o redondeadas
con escaso citoplasma, y células cuticulares, que
son células de mayor tamaño y con amplio citoplasma eosinófilo. De acuerdo con el patrón arquitectural de la neoplasia se distinguen cuatro tipos
de poromas:
1. Hidroacantoma simple: Constituido por nidos
intraepidérmicos de células neoplásicas.
2. Poroma clásico: Los islotes de células neoplásicas descienden desde la epidermis y penetran
en el espesor de la dermis.
3. Hidroadenoma poroide: Poroma dérmico, sin
conexión con la epidermis, que está constituido
por grandes nidos tumorales, pero en escaso
número, que pueden mostrar áreas quísticas en
su interior.
4. Tumor del conducto dérmico: También es un
poroma dérmico, con poca o ninguna conexión
con la epidermis y que está constituido por múltiples islotes tumorales sólidos de pequeño tamaño que infiltran todo el espesor de la dermis.
ETIOLOGÍA
Se desconoce la causa del desarrollo de un
poroma.
CLÍNICA
Parece ser que las distintas variantes histopatológicas de poroma presentan una morfología clínica diferente. Así, el hidroacantoma simple no
muestra ninguna característica clínica distintiva,
pudiendo confundirse con una gran variedad de
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lesiones, aunque lo más frecuente es que sea considerado como una verruga seborreica. Se localiza
preferentemente en las extremidades, particularmente en las piernas, aunque también se han descrito casos en el tronco y parecen ser poco frecuentes en la cabeza y cuello. El poroma clásico
se puede presentar como una pápula o un nódulo
asintomático, bien circunscrito, sésil o pediculado.
Se ha descrito como característica clínica sugestiva
de poroma la aparición de una invaginación en
forma de copa rodeada por un borde sobreelevado. La lesión puede ser del color de la piel normal
o similar a un granuloma piógeno o un hemangioma. La mayoría de los poromas clásicos se localizan en las plantas (Figura 1), aunque también hay
casos en las palmas y en otras localizaciones (Figura 2). El tumor del conducto dérmico y el hidroadenoma poroide se presentan desde el punto de
vista clínico como lesiones solitarias situadas fundamentalmente en la cabeza y cuello de mujeres,
en forma de pápula o placa de pequeño tamaño.
HISTOPATOLOGÍA
Existen una serie de hallazgos histopatológicos
comunes en todos los tipos de poromas:
- Células poroides: Similares a las células de la
hilera periférica de la porción más distal del
ducto ecrino y apocrino. Estas células poroides
son células con un núcleo redondeado u oval,
basófílas y con escaso citoplasma. Son las células más abundantes en la mayoría de los poromas.
- Células cuticulares: Son células de mayor tamaño que las células poroides, con un citoplasma
amplio y eosinófilo, y recuerdan a las células
luminales de las porciones ductales de los ductos ecrinos o apocrinos. Pueden ser multinucleadas y a veces se observan gránulos de queratohialina entre estas células cuticulares.
Poromas
Figura 1. Poroma en el borde lateral externo del dedo meñique del pie derecho.
Figura 2. Poroma en la pared anterior del tórax.
- Monomorfismo de las células poroides y cuticulares en todos los islotes de la neoplasia.
- Hallazgos de diferenciación ductal en forma de
pequeñas vacuolas intracitoplasmáticas en las
células cuticulares o formación de auténticas
estructuras ductales intracelulares. Estas formaciones ductales del poroma se originan de
manera similar a lo que ocurre en los extremos
distales de los ductos ecrino y apocrino en el
embrión, es decir por confluencia de vacuolas
intracitoplasmáticas de las células cuticulares.
Las células cuticulares que rodean los espacios
quísticos del poroma se aplanan probablemente
como consecuencia de la presión ejercida por
el contenido de la secreción.
- Necrosis en masa: Los poromas presentan un
patrón de necrosis característico, con grandes
focos de necrosis en masa, bien delimitados, y
generalmente situados en el centro de los islotes tumorales.
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Dermatología: Correlación clínico-patológica
Figura 3. Poroma clásico con lóbulos de células poroides y cuticulares que desde
la epidermis descienden penetrando en la dermis.
Figura 4. Las células poroides constituyen la mayor parte de los islotes tumorales,
pero focalmente se observan pequeñas formaciones ductales rodeadas por células
más eosinófilas y de mayor tamaño, que son las células cuticulares.
Existen otros hallazgos histológicos que se presentan de forma inconstante en los poromas, como
son: espacios quísticos, focos de queratinización,
células claras y pálidas, melanocitos dendríticos y
melanina entre las células poroides, y gránulos de
queratohialina entre las células cuticulares.
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Los cuatro tipos de poroma ecrino se diferencian fundamentalmente por la disposición de las
células neoplásicas en la dermis y epidermis.
Cuando el poroma está constituido por nidos de
células neoplásicas intra-epidérmicos, generalmente de morfología oval o redon-deada, o por nódu-
Poromas
los que sustituyen el extremo inferior de las crestas epidérmicas, se denomina hidroacantoma simple. Cuando el poroma está constituido por cordones e islotes de células neoplásicas que conectan
con la epidermis e infiltran la dermis superficial se
denomina poroma clásico (Figuras 3 y 4). Cuando
las células neoplásicas se agrupan en forma de
pequeños nódulos salpicados en la dermis sin
conexión con la epidermis y sin evidencia de formaciones quísticas se denomina tumor del conducto dérmico, y cuando las células neoplásicas
forman un nódulo único o escaso número de
nódulos, de mayor tamaño que los nódulos del
tumor del conducto dérmico, con componentes
sólidos y quísticos en la dermis la lesión se denomina hidroadenoma poroide. De todas formas, se
han descrito también ejemplos de poromas en los
que sucesivos cortes de una misma lesión han
demostrado patrones neoplásicos diferentes, con
combinaciones de poroma clásico, hidroacantoma
simple, hidroadenoma poroide y tumor del conducto dérmico en una misma neoplasia, lo que
demuestra que las lesiones descritas como distintas variantes de poroma no son más que diferentes expresiones histopatológicas de una misma
neoplasia.
Los estudios inmunohistoquímicos en ejemplos
de poromas han puesto de manifiesto la positividad para citoqueratinas en las células poroides y
cuticulares. El antígeno carcinoembrionario, un
marcador de diferenciación ductal, es positivo en
el borde luminal de las estructuras ductales. La
proteína S100 así como el GCDFP-15 y el GCDFP24 resultan negativos. Los estudios ultraestructura-
les han evidenciado que las células neoplásicas
contienen glucógeno, abundantes desmosomas y
numerosos tonofilamentos dispuestos en un anillo
perinuclear.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Desde el punto de vista clínico, el hidroacantoma simple suele diagnosticarse de verruga seborreica, mientras que los poromas de la planta del
pie se suelen confundir con verrugas plantares,
granulomas piógenos, hemangiomas o melanomas
amelanóticos. En el resto de la superficie corporal,
los poromas no muestran ninguna característica
distintiva, como no sea la presencia de un collarete
epitelial en la base de algunas lesiones, y los diagnósticos clínicos más frecuentes son los de quiste,
dermatofibroma o tumor anexial. El diagnóstico de
poroma se establece siempre mediante el estudio
histopatológico.
TRATAMIENTO
Los poromas son neoplasias benignas y, como
otras neoplasias benignas, pueden persistir localmente si se extirpan de manera incompleta, pero la
extirpación quirúrgica simple de la lesión completa
es curativa. En algún caso raro se ha encontrado
un porocarcinoma adyacente a un poroma, y en
estos casos se pueden distinguir fácilmente ambas
neoplasias mediante el estudio histológico de la
arquitectura de cada una de ellas.
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