Dictámen de la Procuración General: La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín resolvió, en cuanto aquí interesa destacar, revocar la sentencia de primera instancia que, a su turno, había condenado a la empresa de medicina prepaga demandada a la provisión de un neuroestimulador requerido por la actora para el tratamiento de la patología que la aqueja (fs. 620/627). Para así decidir la alzada manifestó su disidencia con el alcance dado por la decisión de origen a la cobertura que la empresa GERMED S.A. debía dar a la Sra. M. en relación al contrato de medicina prepaga que las vinculara. Sostuvo judicialmente avasallando en las la así, que ecuación limitaciones no puede económica del intervenirse del riesgo, contrato implícita o explícitamente asumidas por la prestadora. En la misma línea de razonamiento sostuvo que si bien estas empresas cumplen una función social, esto no las coloca en el rol de ser sociedades de beneficencia. En ese discurrir, señaló la Cámara que las mismas cumplen una actividad mercantil con ciertos rasgos sociales pero sin la obligación de sustituir al Estado en la provisión del servicio de salud, ante la ausencia de un marco legal, reglamentario o convencional que haya puesto a su cargo una obligación en concreto. Añadió el juez ponente que las prepagas deben cubrir las prestaciones incluidas en el PMO (al igual que las obras sociales) pero que dicha circunstancia no significa que todos y cada uno de los tratamientos para recuperar la salud, sin excepción, integren el PMO. Así también sostuvo que las partes estaban contestes en que la colocación del neuroestimulador no estaba prevista por los nomencladores como práctica de alta complejidad, por lo que resultaba sin sustento la obligación impuesta sobre la empresa prestadora en el pronunciamiento de grado revocado. Con tal piso argumental, la alzada estimó que la demandada debía: a) proveer las prácticas intermedias o paliativas del dolor previstas contractualmente, b) proveer las prácticas quirúrgicas -en caso de ser otro el diagnóstico- que sí estuvieran previstas en el contrato o en el PMO, c) incluso proveer el neuroestimulador si por sus costos en términos comparativos y beneficios que reporte a la salud -en forma debidamente acreditada- revele que su negativa de cobertura traduce una irrazonable o abusiva reticencia en los términos de lo normado por el art. 1071 del C.C. Contra esta decisión se alzó la amparista e interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 648/660). Funda su queja en dos ejes argumentales, a saber: de un lado en lo que, a su entender, constituye una errónea interpretación de los alcances de la obligación que pesa sobre la demandada y de otro, en la valoración de las constancias obrantes en la causa efectuada por el a quo. En cuanto a su agravio fundado en la interpretación dada a los alcances de la cobertura médica, afirma que la circunstancia de que el neuroestimulador no se encuentre incluido en el contrato o en el PMO, no es un óbice para ordenar su colocación en virtud de lo prescripto por los artículos 42 y 43 CN, 36 inc.8° CBA y tratados internacionales que cita. En segundo término, entiende que la sentencia ha incurrido en conclusiones un supuesto normativas se de absurdo desapegan de por cuanto las sus constancias obrantes en la causa. Aduce que ello configuraría, a su entender, la violación de los artículos 1198 del Código Civil, arts. 3 y 37 de la ley 24.240, art. 7 de la ley 26.682. Puntualmente cuestiona la valoración de la prueba obrante en el expediente, sosteniendo que se ha probado que las terapias alternativas ya fueron intentadas en su caso de manera infructuosa, que el diagnóstico ya está confirmado y que la operación fue desaconsejada por las consecuencias riesgosas. De allí extrae entonces su conclusión de que la sentencia, al resolver como lo hiciera en los puntos “a” y “b” antes reseñados -provisión de prácticas intermedias o paliativas del dolor y las quirúrgicas que sí estuvieran previstas en el contrato o en el PMO-, se ha apartado de los hechos comprobados de la causa. Luego, desarrolla su agravio en relación a la condena a proveer un neuroestimulador en caso de que la relación entre los costos y los beneficios revelaren que la renuencia de la demandada es irrazonable o absurda (prestación descripta en ítem “c” de la presente reseña). En torno de este punto expone que se encuentra debidamente acreditada en el expediente la importancia de realizar un test de compatibilidad con carácter previo a la colocación del mentado dispositivo. Y también sostiene que no respeta la igualdad procesal el supeditar la demostración de la relación costo/beneficio proceso, pues la misma a una debió instancia tener ulterior lugar con del carácter previo a la decisión cuestionada (arts. 11 inc. 3° de la ley 13.928 y 34 inc. 5° del CPCC). Subraya que este gravamen resulta irreparable por cuanto agrava la dilación temporal de este proceso, considerando su padecimiento de dolor durante las 24hs de cada uno de los 365 días del año. Abundando sobre su primer argumento, esto es la procedencia de neuroestimulador, derecho la la cobertura sostiene aplicación de que la de la tampoco doctrina provisión es legal ajustada en que del a se sustentó la alzada. Señala que su aplicación a ultranza dadas las particulares circunstancias de la causa- resulta disvaliosa y contraria a la Constitución Nacional (derecho a la salud), la debida interpretación de buena fe de los contratos (art. 1198 del CC) y la debida interpretación en favor del consumidor (arts. 3 y 37 de la ley 24.240) Para abonar tal aserto afirma que la patología por ella sufrida sí esta contemplada en el PMO y en el contrato, así como también lo están ciertos tratamientos farmacológicos, prácticas habituales contra el dolor y cirugía, aunque no lo está el requerido neuroestimulador. Por ello argumenta, que se está solicitando el único procedimiento médico -no excluido explícitamente- que puede morigerar cubierta sin riesgos contractualmente. una dolencia Señala asimismo que que sí está estaba a cargo de la demandada la demostración de los mayores costos que significara dar la cobertura requerida. Así, entiende que en una interpretación acorde a la buena fe contractual, debe entenderse que el contrato obliga a las partes también a las consecuencias virtuales o implícitas de la naturaleza de la prestación y lo que las partes esperan verosímilmente de tal acuerdo. Por ello, dado que empresa su objeto es de seguro de salud, entiende que la asumió la obligación de procurar acercar a los asociados lo más posible a un estado de salud, adecuando las prestaciones a las particularidades de cada paciente. Da soporte a sus razones en lo previsto por los artículos 3 y 37 de la ley de defensa del consumidor y cita de doctrina de autor. Por último, cuestiona el desplazamiento de la obligación de cobertura médica hacia el Estado. Se agravia por cuanto esta alternativa no contempla la urgencia del caso, sometiéndola a la necesidad de iniciar otro proceso para lograr la prestación reclamada. Entiende en cambio que la carga debe ser asumida por la empresa pues es ésta quien debía demostrar que el cumplimiento de la prestación requerida le generaba un desequilibrio, lo que a su turno no realizó, procesal destacando incumplida, dicha cuyas omisión como consecuencias una debe carga soportar (art. 375 C.P.C.C.). El recurso es de recibo. Entiendo que asiste razón a la recurrente en punto a la configuración del vicio de absurdo en la conceptuado por V.E. palmario de las sentencia como leyes un de en crisis. desvío la Este notorio, lógica o error, patente la o grosera desinterpretación material de alguna prueba, de modo tal que lleve a conclusiones contradictorias o incongruentes (conf. causas Ac. 83.282, sent. del 8-III-2007; C. 98.621, sent. del 10-XII-2008; C. 98.600, sent. del 25-II-2009; C. 97.205, sent. del 3-III-2010; C. 101.548, sent. del 14-IV- 2010; C. 108.433, sent. del 9-II-2011; e.o.), ha sido bien demostrado por la impugnante al exponer que la decisión de la alzada se ha desapegado de las constancias objetivas de la causa. Adviértase que la decisión de la alzada se apoya fundamentalmente equilibrio judicial, en la imposibilidad económico del afirmación que contrato halla de quebrar desde cierto una el decisión sustento en la doctrina legal de V.E. que se cita. Sin embargo, siendo la obligación de la jurisdicción declarar el Derecho para el caso particular, tal afirmación debe estar relacionada con las pruebas obrantes en la causa o con las reglas de la carga de la prueba ante su déficit, a riesgo de devenir en una solución puramente dogmática. Y esto es lo que según mi apreciación, sucede en la especie. En efecto, reconoce la Alzada en la parte dispositiva de su decisorio que no hallaba verificado que la prestación médica objeto del presente proceso realmente genere tal ordenando desajuste pues que económico ello se para demuestre la en prestadora, una instancia ulterior del proceso, la que sin embargo, no se entiende cuál pueda ser, si acaso la instancia ejecutiva de tal decisión. Partiendo de tal base, no puedo soslayar, en primer lugar, la contradicción que representa afirmar que no puede imponerse judicialmente un desequilibrio económico a la empresa -asumiendo que la prestación requerida lo producía- para luego decidir que si se demostrara que tal costo no resultare excesivo y por ende, la renuencia de la demandada arbitraria, entonces debería ésta brindar la prestación solicitada. Pero estimo que la gravedad del error se muestra aún más evidente, por cuanto fundamento fáctico de la demandada, dicho extremo invocados- debió ser habiendo defensa -el de sido tal el intentada por la los oportunamente elevados costos acreditado en el expediente, siendo ineludible la disvaliosa consecuencia de la omisión probatoria incurrida, conforme lo prevé hasta aquí expresamente el artículo 375 del ritual. Ahora bien, sin perjuicio de lo señalado, atendiendo a las particulares circunstancias de la causa, me permito avanzar un poco más en este dictamen sobre las cuestiones constitucionales que impregnan la cuestión y permiten sugerir soluciones que se ajusten a los requerimientos de tal envergadura que rigen el caso. En esa inteligencia, principiaré por señalar que si bien es cierto que el derecho a la salud goza de garantía constitucional, no por ello debe ser pensado como un derecho absoluto. Se impone asumir que los derechos fundamentales, en tanto mandatos de optimización, imponen su máxima realización conforme las posibilidades fácticas y jurídicas y están proporcionalidad sujetos (Alexy, Fundamentales”, como Robert: Centro de tales Teoría al de Estudios Constitucionales, 2° ed., Madrid, 2008). control los de Derechos Políticos y Es por ello que corresponde evaluar bajo el prisma de la razonabilidad la solución que se impone para el presente (art. 28 CN). Repárese que este caso en particular, pone bajo análisis el reconocimiento del derecho a la salud en el marco de una privada. relación Ello interpretación particular contractual, determina que, objeto a del su de ciertos vez son negocio tipo comercial parámetros moldeados jurídico y y de por el por la característica de contratación predispuesta y masiva que impone una mayor protección del consumidor en la relación de consumo, todo lo cual evidencia la implicación del orden público en la materia (arts. 42 y 75 inc. 22 CN, 38 inc. 8° CBA, 37, inc. “a”, Ley 24.240, art. 1198 del Código Civil; leyes 23.660, 23.661, 24.754 y arts. 7 y 28 de la ley 26.682). De lo que se trata, entonces, es de verificar si la omisión de cobertura cuestionada judicialmente, resulta razonable contrario, y por tanto analizando ajustada las a derecho o constancias sí por el objetivas incorporadas en la tramitación de la causa, así como las no colectadas por irrazonabilidad efecto debe de ser omisión cuestionada probatoria, y en esta su sede subsanada. Resulta prima facie atendible el argumento de la alzada en punto al límite que debe observarse al momento de dar reconocimiento al derecho a la salud en el marco de este tipo de contratos, pues es lógico que no puede existir una cobertura absoluta a través de un contrato que, por lógicas razones de previsiblidad y equilibrio económico, debe ser limitado en su objeto. No obstante, esta afirmación cuya corrección en abstracto podría sostenerse, debe ser revisada en supuestos como el de autos. Ha quedado demostrado en el expediente -y así lo reconoce la propia demandada- que la patología y ciertas prácticas se encontrarían amparadas por la cobertura contractual. Entonces, lo único que fundaría el no reconocimiento de la prestación requerida sería el mentado excesivo costo del neuroestimulador solicitado. párrafos Sin embargo, tal como ya fuera más arriba, como este extremo adelantado no ha sido demostrado, aunque -como también ya se ha dicho- pesaba sobre la demandada la carga de su verificación, la tesis del desequilibrio económico pierde sustento y pone en evidencia la necesidad de prever para el caso una solución diversa de la adoptada por la sentencia en revisión. En una posición estricta, cabría afirmar que por aplicación de las reglas de la carga de la prueba que rigen el proceso civil y comercial, al no haberse demostrado en autos tal desequilibrio, corresponde a la demandada cubrir el tratamiento que, aunque no explícitamente reconocido, tiende a subrogar otras prácticas y por tanto cumple su misma finalidad con mejores resultados previsibles. No obstante ello, y advirtiendo la prudencia con que debe decidirse este tipo de cuestiones, en que el reconocimiento del derecho de una parte pudiera significar la conculcación de los derechos de la contraria, entiendo oportuno considerar el efectivo costo de la práctica, para evitar la consagración de una injusticia de sentido inverso a la que se intenta solucionar. Sin desconocer lo previsto por el artículo 7° de la ley 26.682 así como la doctrina de autor que ha sostenido que las prestaciones contenidas en el Programa Médico Obligatorio, resultan un mínimo y no excluyen otras prestaciones posibles (Urbina, Paola A.: “Cobertura médica del tratamiento en radioterapia”, LL 2012-E, 649), entiendo que en el particular, la decisión debe ajustarse a los términos en que ha quedado trabada la presente litis. Por ello, asumiendo muy seriamente el compromiso constitucional que la justicia debe mantener con el valor eficacia (Art. 8 y 25 CADDHH, art. 18 CN), me permito sugerir a V.E. que, previa acreditación sumaria de los costos involucrados, dirima esta controversia teniendo en cuenta que, en caso de tratarse de valores equivalentes a las prestaciones reconocidas en el contrato y el PMO, no hay razones para no dar tal cobertura a la amparista. Pero más aún, entiendo que en caso de corresponder -por importar la práctica un costo realmente excesivo- podría decidirse que la demandada asuma su obligación hasta el monto equivalente a las prestaciones que sí está obligada legal y contractualmente a otorgar la empresa de medicina prepaga, y que de allí en más, el remanente quede a cargo de la propia amparista, como una forma de componer razonablemente esta contienda. Todo ello, sin perjuicio de que luego se pudiera ocurrir por dicho remanente ante quien se estimare pudiera corresponder. Por aconsejo a todas V.E. las que, razones con el que llevo alcance expuestas, precedentemente señalado, declare procedente el recurso en vista y case la sentencia aconsejan en los crisis, resolviendo principios el caso constitucionales conforme lo implicados, anteriormente reseñados (conf. art. 282 C.P.C.B.A.). Tal es mi dictamen, La Plata, 22 de marzo de 2013 - Carlos Arturo Altuve A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 16 de octubre de 2013, habiéndose dispuesto en el siguiente orden establecido, Acuerdo de 2078, votación: de que conformidad deberá doctores con lo observarse Soria, el Hitters, Negri, Kogan, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 116.515, "M. , G. B. contra Germed S.A. Amparo". A N T E C E D E N T E S La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Junín modificó la sentencia de origen en el sentido que se dará cuenta seguidamente e impuso las costas de ambas instancias por su orden. Contra recurso aquel extraordinario de fallo, la actora inaplicabilidad de interpuso ley (fs. 648/660). Oído el señor representante del Ministerio Público, dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado inapli-cabilidad de ley? el recurso extraordinario de V O T A C I Ó N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. 1. La señora G. B. M. ha promovido un amparo con el objeto de reclamar a Germed S.A. su reincorporación y la de su grupo familiar, al Plan Celeste contratado, como así también para que se la condene a la provisión de un neuroestimulador indicado, según sostuvo, por la patología que padece (dolor neuropático derivado de herpes Zoster), práctica cuya realización reclamó fuera realizada en el Instituto de Investigaciones Neurológicas Raúl Carrea -FLENI- (v. fs. 92/125). 2. Departamento El Tribunal Judicial de del Junín Trabajo tras n° 1 del disponer la reincorporación provisional de la cobertura (v. fs. 128/132 vta.) acogió la pretensión y condenó a la demandada a brindar el tratamiento solicitado en el Instituto FLENI, con costas a la vencida (v. fs. 537/549). A fs. 591 desestimó la aclaratoria planteada en torno al restablecimiento de la cobertura (v. fs. 589/590), por entender que tal pretensión había sido ya receptada como medida cautelar. 3. Apelado dicho pronunciamiento por las partes (v. fs. 576/577 y 578/584), la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Junín, por un lado, ordenó la continuidad de la cobertura del servicio de medicina prepaga conforme al plan oportunamente contratado, supeditado al cumplimiento de las contraprestaciones pendientes por parte de la afiliada (v. fs. 620/624 y 625 vta./626); por el otro, acogiendo el planteo de la demandada, revocó la sentencia de grado en cuanto había ordenado la provisión del neuroestimulador requerido, por reputarla una prestación no incluida en el contrato, ni el Programa Médico Obligatorio (P.M.O.). Ello, sin perjuicio de disponer también que la demandada paliativas debía de quirúrgicas, proveer medicina de las del resultar prácticas dolor otro o, el intermedias en su diagnóstico, o caso, que estuvieren comprendidas en el marco que la ligaba con la actora o, eventualmente, la colocación del referido estimulador si, por sus costos en términos comparativos y beneficios que reporte a la salud -en forma debidamente acreditada-, la negativa a esa cobertura fuere irrazonable o abusiva (art. 1071 del C.C.). Por fin, impuso las costas de ambas instancias por su orden (fs. 620/627). Para así decidir, la Cámara consideró improcedente que la justicia interviniera en la ecuación económica del prestaciones contrato no para adjudicar contempladas en la a la demandada contratación, avasallando las limitaciones del riesgo asumidas, siendo que el deber de garantizar la salud de la población incumbe al Estado (v. fs. 624 vta.). Señaló que sin desconocer el cometido de las empresas de medicina prepaga, que trasciende el mero plano comercial, pues el derecho a la salud incide tanto en las relaciones privadas como en las semipúblicas, lo cual resulta también de normas como las contenidas en la ley 24.754, no es dable concebirlas como instituciones de beneficencia, situarlas en el rol que al Estado atañe en la provisión del servicio sanitario, sin marco legal, reglamentario o convencional que haya puesto a su cargo una prestación concreta (v. fs. 624 y vta.). En este sentido, adujo que la ley 24.754 y el art. 7 de la actual ley 26.682 imponen a las entidades que presten servicios de medicina prepaga la cobertura en sus planes, como mínimo, de las prestaciones obligatorias previstas para las obras sociales en el denominado Plan Médico Obligatorio, a tenor de lo establecido por leyes 23.660, 23.661 y 24.455 y sus reglamentaciones. Empero, toda vez que el "neuroestimulador medular" reclamado no se encuentra incluido dentro de las prácticas de alta complejidad reconocidas en el P.M.O. no corresponde ordenar su colocación a cargo de la perjuicio de demandada (v. fs. 624 vta./625). Sin ello, y como ya se ha señalado, precisó que la accionada debía proveer las prácticas intermedias o paliativas de medicina del dolor, o en su caso quirúrgicas, de resultar otro el diagnóstico, que prescriptas médicamente sí estuvieren comprendidas; o eventualmente la atención con el neuroestimulador si por sus costos en términos comparativos y beneficios comprobados que reporte a la salud, sobre lo cual -destacóno existe prueba, una negativa a ello importare reticencia irrazonable o abusiva. Tal eventual práctica debía ser llevada a cabo por profesionales o centros de atención que decida la demandada, dadas las características "cerradas" del plan (v. fs. 625 vta.). II. Contra este fallo se alza la actora por vía de recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley de fs. 648/661, en el que denuncia la violación de los arts. 1198 del Código Civil; 3 y 37 de la ley 24.240; 42 y 43 de la Constitución provincial; nacional; 12 del 36 Pacto inc. 8 de la Internacional Constitución de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el inc. 1 de los arts. 4 y 5 de la Convención sobre Derechos Humanos; el inc. 1 del art. 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; la aplicación errónea de la ley 24.754 y 7 de la 26.682, así como la configuración de un supuesto de absurdo. 1. Entiende que la circunstancia de que el neuroestimulador prestaciones medular convenidas no esté ni en incluido el entre Programa las Médico Obligatorio (P.M.O.) no constituye óbice para ordenar su colocación. A su criterio, el reconocimiento del derecho que reclama al respecto preceptos constitucionales jerarquía constitucional también en el encuentra y tratados que principio fundamento reputa de los internacionales violados, buena en fe como contractual de así y regulación de la relación de consumo (v. fs. 651 vta., 656 vta./657). Afirma que sin ignorar la doctrina sentada en la causa C. 90.638 (sent. de 12-XI-2008), "la patología" que adolece "... se encuentra cubierta tanto contractualmente como en el P.M.O.. Sólo que ni el contrato ni éste último contemplan, expresamente, la provisión de un neuroes-timulador, sino tratamiento con drogas, ciertas prácticas habituales contra el dolor y la cirugía". En su caso, asevera, la primera alternativa fue empleada sin resultado, mientras que, según califica, la cirugía es riesgosa; por ende, considera, como único camino para eliminar o al menos paliar el dolor que sufre, la colocación de un neuroestimulador (v. fs. 657 vta.). Justifica así, a tenor de las directivas constitucionales que garantizan el derecho a la salud, la imposición del único tratamiento capaz de superar o morigerar, sin riesgos, la dolencia cubierta contractualmente (fs. 657 vta./658). En este plano, interpreta que ni la ley 24.754, ni el art. 7 de la ley 26.682, resultan aplicables a su situación, por cuanto el P.M.O. constituye un piso prestacional, expresa de del suerte que la ausencia tratamiento que ambiciona de no previsión exime a la demandada de su obligación de prestar un adecuado servicio de salud (v. fs. 659 vta.), a lo que añade que no corresponde desplazar la prestación poniéndola a cargo del Estado (fs. 659 vta./660 vta.). 2. De otra parte, tacha de absurda la determinación del fallo en cuanto impone proveer ciertas prácticas paliativas o incluso quirúrgicas de resultar otro el diagnóstico, prescriptas médicamente e incluidas en el P.M.O., lo cual abarcaría, eventualmente, el neuroesti- mulador requerido si dadas las circunstancias negarlo fuere irrazonable o abusivo (v. fs. 652). Sobre el punto indica que la Cámara no reparó en que su parte sufre la dolencia desde hace 8 años y que ha intentado prácticas alternativas o paliativas con resultado negativo, extremo que, alega, surge del resumen de historia clínica del doctor Nelson Picard -Jefe del Servicio de Neurocirugía de la Clínica La Pequeña Familia y prestador de la demandada-, como así también del informe del médico neurólogo del Instituto FLENI, doctor Martín Nogués (v. fs. 652/653). En cuanto diagnóstico y quirúrgicas comprendidas prestigiosas a la consecuente posibilidad orden en el instituciones, de el un proveer P.M.O., como de prácticas expresa Hospital nuevo que dos Italiano y aludido Instituto FLENI, informaron que el dolor obedece a un herpes doctor Zoster Ciraolo, -neuropatía fs. 477) o post a herpética- una (según siringomielia el (como refiere la demandada con apoyo en el dictamen del doctor Nogués), o a ambas dolencias a la vez (informe del doctor Stella, fs. intervención 460; v. fs. quirúrgica ha 653 vta./654). sido Asimismo, desechada, tal como la se desprende de lo expuesto por el doctor Stella (fs. 460) y el doctor Picard (fs. 654 y vta.). En proveer el lo que concierne neuroestimulador a la pretendido alternativa en la de demanda, afirma que no se ha producido prueba alguna sobre el costo del aparato ni que su desembolso genere un desequilibrio económico o financiero a la demandada, pese a que a ésta incumbía la carga probatoria correspondiente. Advierte que la Cámara se basó en lo informado por el doctor Picard -médico de la demandada- en cuanto aludió sintomatología a su resultado dolorosa, incierto desoyendo que para los atender la profesionales del Hospital Italiano y del FLENI aconsejaron su colocación, indicando la necesidad de evaluar previamente su resultado (v. fs. 655 y vta.). Cuestiona, por lo demás, el valor del informe extrajudicial del doctor San Juan, teniendo en cuenta los test de evaluación prescriptos por los especialistas (v. fs. 655 vta.). En definitiva entiende que la actividad probatoria complementaria que contempla la sentencia afecta el principio demandada de igualdad acreditar lo procesal, que debió al permitir justificar a la en su oportunidad (arts. 11 inc. 3 de la ley 13.928 y 34 inc. 5 C.P.C.C.), y requiere la comprobación de un beneficio para la salud que ya ha sido acreditado en la causa (v. fs. 656). III. El recurso no puede prosperar. 1. Como recordara al votar la causa C. 90.638 (sent. de 12-XI-2008), el quehacer de las empresas de medicina prepaga aun cuando presenta innegables rasgos comerciales (arts. 7 y 8, inc. 5º del Cód. Com.), dada la índole de los bienes jurídicos comprometidos (el derecho a la vida y la salud de las personas), excede con holgura el mero plano mercantil (conf. C.S.J.N., in re "V., W. J. c/Obra Social de empleados de Comercio y Actividades Civiles s/sumarísimo", causa V.1389.XXXVIII, sent. de 2XII-2004, por remisión al dictamen de la Procuración General; Fallos: 327:5373). Dado que es esencial a su objeto asegurar a los beneficiarios las coberturas tanto pactadas como prestadoras legalmente no pueden establecidas, invocar las las compañías cláusulas de los contratos que celebran con los usuarios para apartarse de obligaciones impuestas por las normas aplicables (v. C.S.J.N., doct. Fallos: 325:677; conf. mi voto en causa C. 90.638, cit.). 2.a. En el presente caso, el tribunal a quo interpretó que la colocación del neuroestimulador excedía el objeto del plan contratado médico por la actora, y que no estaba incluida (P.M.O.), en conclusión el que Programa no es Médico Obligatorio controvertida por la impugnante. Parece evidente que los servicios de salud a cargo de tales entidades como la aquí demandada deben adecuarse a las nuevas técnicas, en vista de la innegable mutabilidad con que la evolución científica impregna a las prestaciones en el marco de los servicios de salud. Mas ello no supone, de suyo, que todo adelanto médico deba ser automáticamente brindado, cualquiera sea su fiabilidad, alcance y costes, por la firma de medicina prepaga con absoluta prescindencia del contenido del convenio originario (conf. mi voto en la causa C. 90.638, sent. de 12-XI-2008). De allí que la sola existencia de esa prestación no se transforma en obligatoria para la entidad prestadora. b. Cabe señalar también que las obligaciones asumidas por Germed S.A. carecen de una rigidez abusiva o irrazonable, en la medida en que se integra con los servicios médicos incluidos en el nomenclador nacional (v. fs. 7 vta.) y admiten por tanto nuevas tecnologías o tratamientos que pasan a formar parte del plan convenido. De otro lado, entre la fecha de suscripción del contrato (1 de agosto de requerimiento de la cobertura 2007, v. fs. 1) y cuestionada (en los el años 2009/2010) por un cuadro de dolor, no transcurrió un lapso tan prolongado como para presumir que haya mediado un cambio sustancial en el abordaje terapéutico de la dolencia que aquejaba a la actora. razonamiento Lo expuesto que sobre el pone punto en ha entredicho desplegado el la recurrente. c. Determinado lo anterior, procede analizar si, al margen de los ítems acordados contractualmente, pesaba sobre la accionada la obligación legal de cubrir la prestación en debate. La ley 24.754 establece que las entidades que brinden servicios de medicina prepaga deben cubrir, como mínimo, en sus planes asistenciales las mismas prestaciones obligatorias dispuestas por las obras sociales, conforme a lo establecido por las leyes 23.660, 23.661 y 24.455 y sus respectivas reglamentaciones. El Plan Médico Obligatorio (P.M.O., v. resol. 247/1996 del Ministerio de Salud y Acción Social), que instituye el régimen de asistencia obligatoria para las Obras Sociales del sistema de las leyes 23.660 y 23.661, fue extendido respecto de las empresas de medicina prepaga (ley 24.754), cuya implementación tuvo en miras ajustar el funcionamiento del sistema a determinados objetivos de salud pública, estableciendo servicios mínimos obligatorios que prestadoras están compelidas a proporcionar a sus adherentes. Esa cobertura de base es consagrada por la ley 26.682 (B.O.N., 17-V-2011 n° 32.151), reguladora de la actividad de las empresas de medicina prepaga, cuyo art. 7 establece que: "... Los sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley [empresas de medicina prepaga] deben cubrir, como mínimo en sus planes de cobertura médico asistencial, el Programa Médico Obligatorio vigente según Resolución Sistema del de Discapacidad Ministerio Prestaciones prevista de Salud Básicas en la de la para Nación y Personas ley 24.901 ley 24.754, y el con sus modificatorias". En el marco de la norma de aplicación al caso, la colocación del sistema de estimulación medular no estaba contemplada en el P.M.O., tal como concluyó el a quo, no habiendo la recurrente cuestionado este aspecto de la litis (antes bien, así lo ha admitido en su escrito inicial; v. fs. 110). 3. Ahora bien, como se ha visto, el fallo impugnado, al tiempo que desestima el amparo promovido, alude también a la prestación a favor de la reclamante de prácticas de medicina del dolor o quirúrgicas de resultar otro el diagnóstico, que estuvieren comprendidas en las obligaciones de la demandada; o eventualmente la relativa al neuroestimulador, si sus costos no fuesen excesivos y reportare beneficios comprobados a la salud. Ello, por intermedio de los profesionales o centros de atención que disponga la demandada, dadas las características cerradas del plan (v. fs. 625 y vta.). a. i] En el resumen de historia clínica del Centro Médico Famyl de Junín, que data del 7 de marzo de 2005, el neurólogo doctor Mario Melcon refiere que la paciente sufrió un herpes Zoster intercostal, con intenso dolor y adormecimiento irradiado desde el dorso hasta la ingle, como así también en mano izquierda, hiperestesia dorsal y palmar, no habiendo tenido mejoría en los signos en un año. Practicada una resonancia magnética en el sector dorso lumbar, observó un hidrosiringomielia que se extiende de C VII hasta el cono medular espiral, sobre lo cual señaló que "la lesión ganglionar del Zoster podría haberse extendido y provocar una mielitis adyacente al sector de acceso radicular y explicar este síndrome mielopático" (v. fs. 374 y 376). ii] Cuatro años después, más precisamente en 5 de junio de 2009, el doctor Ciraolo -neurocirujano del Hospital Italiano a quien consultó la accionante- realizó un resumen de la historia clínica refiriendo que la paciente había sido derivada a la mentada institución por presentar dolor urente comprensivo en territorio de raíz dorsal 8, que comenzó hace 5 años atrás posterior a un herpes Zoster en dicha raíz. Se dice allí que ha sido refractaria a los diversos tratamientos farmacológicos en altas dosis, como también a los tratamientos percutáneos en el territorio con resultado negativo. En ese marco, por tratarse de un dolor neuropático y ante los resultados negativos obtenidos, propuso "la colocación de un electrodo cuadripolar epidural raquídeo en dicha zona, con test de valoración de la neuromodulación y de ser positivo la colocación definitiva del generador de electricidad" (v. fs. 477). El realización resonador de de citado una alta profesional resonancia definición de y solicitó columna dorsal autorización la en para realización de la práctica propuesta. También ordenó la realización de las prácticas prequirúrgicas y, con fecha 10 de noviembre de 2009, realizó informe médico para internación (v. fs. 478/481 y 487/489). Quien aquí es demandada no negó la resonancia magnética de columna dorsal, indicando que debía concertarse un turno con el servicio de diagnóstico por imágenes de la Clínica La Pequeña Familia. El estudio fue realizado el 28 de mayo de 2010 y se confirmó el diagnóstico de hidrosiringomielia desde C5 hasta el cono medular. Con fecha 1 de diciembre de 2009, el doctor Nicolás Tedesco del Hospital Italiano hace mención al dolor neuropático secundario a neuralgia post herpética a nivel dorsal derecho de 5 años de evolución, al tratamiento mediante medicación oral con respuesta poco satisfactoria y a su derivación para colocación de neuroestimulador por el servicio de neurocirugía (v. fs. 482). iii] En 21 de abril de 2010, el doctor Nogués -médico neurólogo del Fleni- dirige una nota a su colega paciente doctor una Corvini, zona de apuntando que disminución encuentra de la en la anestesia termoalgésica "que excede lo que uno encontraría en una neuralgia postherpética". Considera conveniente, antes de avanzar en otros tratamientos, definir los niveles de la cavidad medular con otra RMI, práctica que ordena en igual fecha (v. fs. 457/459). En el informe de fecha 28 de mayo de 2010 elaborado por el mencionado profesional se apunta que la actora tiene desde hace 7 años un dolor intercostal derecho que "fue mejorando atribuido con a bloqueos un presunto locales herpes ni con Zoster", no pregabalina, amitriptilina o duoxetina; que presenta hiperreflexia en miembros inferiores y una zona de anestesia de D 6 a D 12 del lado derecho y que en la RM presenta cavidades a nivel dorsal, interpretando que "estas cavidades siringomiélicas son seguramente la causa del dolor", por lo que indica tratamiento quirúrgico eventual (v. fs. 462/463). En 15 de julio de 2010, el doctor Stella -neurocirujano del Instituto FLENI- confecciona un resumen de lo actuado en donde describe los antecedentes de la señora M. y expone que, consultado el equipo quirúrgico, la posibilidad de tratamiento de la cavidad medular fue descartada, opinión que comparte, pero que "sin duda es un factor que agrava su situación". Por fin, señala que, en su parecer, la paciente "puede beneficiarse previo test de tolerancia y eficacia de su electrodos de estimulación. Si se logra en ese test previo una mejoría de un 50% entonces si se implantaría 460/461). definitivamente el sistema" (v. fs. iv] Los informes emitidos por el Hospital Italiano perito y el Instituto propuesto por FLENI la fueron accionada, examinados cuyo por dictamen un se acompaña a fs. 173/178. Allí, el doctor San Juan, tras reseñar las características del denominado herpes Zoster, afirma que de ser ésta la causa del dolor, la sintomatología de la actora "... debería estar limitada a la zona intercostal afectada", lo cual no acontece en el caso, toda vez que de las resonancias magnéticas realizadas a la paciente surge una hidrosiringomielia que abarca desde C7 hasta el cono medular espinal (v. fs. 374/5), de carácter progresivo, puesto que en la RM del año 2010 se informa que aquélla patología involucra el nivel C5 hasta el cono medular. Al dar cuenta de las circunstancias más frecuentes en quienes padecen hidrosingomielia y sus causas, puntualiza que la especie podría tratarse de una encefalomielitis diseminada aguda. En su parecer, no se trata de una neuralgia posherpética, juzgando que desde el punto de vista diagnóstico son muy pocos los estudios realizados sobre la actora y que realizado por infundado, no el el pasa diagnóstico médico de lo del de neuropatía Hospital meramente herpética Italiano especulativo, resulta ni se correlaciona con los signos que presenta (v. fs. 176, 177 y 178). Por lo que atañe a las resonancias efectuadas, opina que tales medios de diagnóstico demuestran la existencia de una hidrosiringomielia progresiva. Al referirse a su tratamiento, pone de relieve que los estudios referidos al uso del estimulador no han podido "determinar en estos casos por la escasa cantidad de pacientes". En adición, destaca que la depresión constituye una contraindicación para el uso de un estimulador y que sus complicaciones potenciales incluyen la infección, meningitis, despla- zamiento de los electrodos y fracaso del alivio del dolor (v. fs. 176/177). Sobre reclamada frente tal a base, un desaconseja cuadro de la prestación hidrosiringomielia progresiva, como el existente en el caso, que involucra desde el cono medular hasta la metámera C5 de la médula espinal, dado que la sintomatología de la paciente involucraba, además, la mano derecha y todo el tórax y abdomen hasta la raíz del muslo (v. fs. 177 y 178). A ello aduna que el cuadro contraindicación depresivo absoluta para informado la supone colocación una del estimulador espinal (v. fs. 177 y 178). v] Por fin, del resumen de historia clínica de la Clínica La Pequeña Familia, suscripto por el doctor Picard con fecha 23 de agosto de 2010, se desprende que "... la enfermedad medular de la actora puede estar jugando un rol importante (o ser directamente la causa de) los síntomas que presenta la paciente, pero que la cirugía directa de la enfermedad medular acarrea un altísimo riesgo de paraplejía". Allí se agrega que la colocación de un neuroestimulador en relación con la sintomatología dolorosa abordada es de resultado "incierto", dadas la lesión medular existente y la aparente etiología postherpética, "ya que el dolor neuropático relacionado con el herpes tiende a responder menos a los tratamientos que los que no se asocian" y, por último, que la lesión medular parece ser de carácter progresivo (v. fs. 179). Los antecedentes reseñados demuestran que se llevaron a cabo numerosas terapias alternativas (farmacológicas y percutáneas) a fin de paliar el cuadro de dolor experimentado, sin arrojar resultados positivos. b. Ahora bien, con respecto a la eventualidad de nuevos diagnósticos y, también, a la orden de brindar las prácticas quirúrgicas contempladas en el P.M.O., referidas en la sentencia, es dable advertir que si bien de lo expuesto por los profesionales de la clínica FLENI, el doctor San Juan y lo informado por la Clínica La Pequeña Familia se estaría en presencia de una hidrosiringomielia -patología medular-, la posibilidad de tratamiento quirúrgico de la cavidad medular ha sido descartada (conf. informe del doctor Stella -neurocirujano del instituto médico referido en primer lugar-, compartido por el doctor Picard -de la Clínica La Pequeña Familia, prestadora de la accionada- remarcando este último su alto riesgo de paraplejía). c. Lo señalado no conlleva el reconocimiento de la colocación del neuroestimulador como pretende la aquí recurrente. i] En primer lugar, porque no se ha logrado demostrar que lo decidido al respecto por la Cámara de Apelación, al considerar no acreditados los beneficios que tal práctica médica reporta a fin de ordenar su inmediata cobertura, refleje una valoración absurda del material probatorio aportado a la causa. Así, mientras que los documentos traídos por la actora Italiano y emanados del de los Instituto profesionales FLENI indican la del Hospital operación en cuestión, aun cuando no resultan categóricos en cuanto a sus resultados, el informe presentado por la accionada, conforme lo sostenido por el doctor San Juan a fs. 173/178 y el resumen de historia clínica emitido por el doctor Picard (v. fs. 179), la descartan. Es enfático este último profesional cuando, al explayarse sobre la colocación de un neuroestimulador, refiere "... el resultado de tal intervención en relación con la sintomatología dolorosa es incierto dadas: a) la lesión medular existente, y b) la aparente etiología post-herpética, ya que el dolor neuropático relacionado con el herpes tiende a responder menos a los tratamientos que los que no se asocian y 3) la lesión medular parece ser de carácter progresivo" (fs. cit.). Frente a estas discrepancias, no se ha producido en autos prueba pericial que arroje una certeza dirimente, en modo tal que pueda demostrar la arbitrariedad del obrar de la demandada y, a la vez, de sostén al grave desvío valorativo en la determinación finalmente efectuada en autos por el a quo, que meramente alega la recurrente. Nótese que ésta no ofreció su realización (v. fs. 92/125) como tampoco lo hizo la demandada (v. fs. 191/199) y que, la practicada a requerimiento del tribunal interviniente por un perito neurólogo, tampoco arroja elementos de convicción válidos (v. fs. 503/504). En tales condiciones la decisión de la Cámara no luce afectada por la severa distorsión que le adjudica la impugnante. Como sostiene con reiteración esta Corte, la mera discrepancia con las decisiones del tribunal de grado dista de configurar el supuesto excepcional de absurdo, reproche cuya admisión demostración de establecido en su la sólo procede existencia. sentencia Por cuando más que impugnada media el cabal criterio pudiera ser objetable, discutible o poco convincente, ello no configura el absurdo, vicio que requiere la evidencia de un error grosero, que conduzca a conclusiones inconciliables con las constancias objetivas de la causa (conf. Ac. 55.367, sent. de 20-V-1997; Ac. 70.890, sent. de 8-IX-1998; Ac. 64.420, sent. de 1-XII-1999; C. 94.657, sent. de 29-XII-2008). Pues bien, tal exigencia no se halla satisfecha en el escrito que introduce la pretensión revisora esgrimida en los presentes (conf. art. 279 del C.P.C.C.). ii] En segundo término, porque la mera cita del art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial no abastece la afirmación de la recurrente, en el sentido de que el excesivo costo del tratamiento reclamado era un extremo que no probó la demandada (v. fs. 654 vta. y 658). Dado prestación que médica reglamentario en ajena aplicable, esta al con litis se contrato invocación reclama y al de un una marco supuesto obrar arbitrario o abusivo de la demandada, pesaba sobre la actora la carga de acreditar los presupuestos constitutivos de su pretensión genérica recurso alusión ahora (art. al 375, citado abordado, luce C.P.C.C.). precepto, por De allí que la contenida en el completo inhábil para conmover la decisión que se objeta. Para individualiza doctrina más, legal, la ni recurrente desarrolla tampoco fundamento normativo alguno que permita, en el caso, apartarse o flexibilizar en la especie las reglas del onus probandi, lo cual revela la inconsistencia de su intento revisor (art. 279, C.P.C.C.). IV. Por las razones expuestas, que estimo suficientes a los fines de desestimar el remedio extraordinario bajo estudio, voto por la negativa. Costas a la recurrente en su condición de vencida (arts. 68 y 289 del C.P.C.C.). Los señores jueces doctores Hitters, Negri y Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, oído el señor representante del Ministerio Público, se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto; con costas a la recurrente (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Notifíquese y devuélvase. HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN CARLOS E. CAMPS Secretario