Las manos de la CIA en Playa Girón

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Las manos de la CIA en Playa Girón
Por Marta Denis Valle
El móvil fundamental de la invasión mercenaria de Bahía de Cochinos (1961) y de otras
intromisiones estadounidenses ha sido la decisión soberana de independencia y justicia
social asumida por la Revolución Cubana.
Cuba chocó en su camino con el imperio más poderoso de la historia, Estados Unidos,
luego de más de medio siglo de sumisión neocolonial debida a la dependencia impuesta
a la fuerza por el hecho consumado de la intervención militar en 1898.
La usurpación de sus riquezas y soberanía menguada no encajaban en los ideales de la
generación de revolucionarios cubanos que llegó al poder en 1959, dispuesta a cumplir
el previsto Programa del Moncada, conjunto de medidas y leyes de avance popular.
Un año y un mes antes del desembarco de la Brigada mercenaria 2506, ocurrido el 17 de
abril de 1961, el presidente estadounidense, Dwight D. Eisenhower, ordenó el 17 de
marzo de 1960 comenzar el entrenamiento de una fuerza expedicionaria contra Cuba,
según expresó después en sus memorias Mis años en la Casa Blanca.
Operación Pluto se denominó este plan de agresión, organizado, financiado y ejecutado
por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la aprobación y apoyo del Estado
Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de ese país.
Aunque fue planeado por la Administración Republicana, el presidente democrática
John F. Kennedy lo llevó a cabo hasta sus últimas consecuencias.
El candidato presidencial Kennedy y su vice Lyndon Johnson fueron informados del
plan desde julio de 1960 por el Director General de la CIA, Allen Dulles, siguiendo
instrucciones del general Eisenhower.
En manos de la CIA estuvo toda la actividad contrarrevolucionaria, interna y externa,
anterior y posterior a la invasión por Playa Larga y Playa Girón (conocidas como Bahía
de Cochinos, en el sur de la central provincia cubana de Matanzas).
Hasta la ruptura de las relaciones diplomáticas con Cuba, decidida por Washington, el 3
de enero de 1961, la Estación CIA de la embajada estadounidense en La Habana fue el
centro de la subversión contra este país.
El Cuartel General de la Operación Pluto radicó en Washington, en un edificio del
Pentágono, desde donde esperaron en vano el éxito de sus planes y supieron de su
derrota final el 19 de abril de 1961.
La CIA se proponía crear una cabeza de playa en suelo cubano y trasladar allí de
inmediato un "gobierno" formado con tal fin, el cual sería reconocido por Washington y
solicitaría la intervención militar.
El comienzo de las operaciones terroristas y contrarrevolucionarias contra Cuba data del
verano de 1959, de acuerdo con un documento desclasificado en 1998, elaborado en
octubre de 1961 por Lyman Kirkpatrick, entonces inspector general de la CIA.
Kirkpatrick evaluó entonces las razones del fracaso de la invasión de Bahía de
Cochinos, con la cual Estados Unidos pensaba destruir de un golpe la existencia de la
Revolución Cubana tras aplicar durante meses una política terrorista por medio de
grupúsculos contrarrevolucionarios.
Junto a campañas diplomáticas anticubanas y de propaganda contrarrevolucionaria
radial y escrita, hubo una ola de sabotajes para aterrorizar a la población en fábricas,
escuelas, comercios, oficinas, cines y otros lugares públicos.
Aviones y avionetas piratas bombardearon objetivos económicos, poblados y ciudades
cubanas, causando numerosas víctimas y pérdidas materiales.
En esa etapa (1959 a 1961), unas 300 organizaciones contrarrevolucionarias fueron
auspiciadas dentro de la Isla y fomentadas bandas armadas, con el saldo de más de mil
bandidos puestos fuera de combate por las milicias obrero-campesinas y el Ejército
Rebelde.
Cuba se apresta ahora a la celebración del 50 aniversario de su gran victoria y de la
declaración del carácter socialista de su Revolución, efeméride también cincuentenaria
para la CIA pero de su primera derrota en América.
A Washington le resultó imposible repetir con éxito en el caso cubano el modelo de una
invasión mercenaria aplicado en el derrocamiento de Jacobo Arbenz, en Guatemala
(1954).
El mayor fracaso de la CIA consistió en subestimar el arraigo de la Revolución y sus
dirigentes en el seno del pueblo.
En general ya estaban cumplidas las líneas esenciales del Programa del Moncada,
enunciado por Fidel Castro en 1953, y se daban nuevos pasos hacia la justicia social.
Por esas conquistas los revolucionarios cubanos estuvieron dispuestos a vencer o morir
en 1961, en la defensa de las arenas de Playa Larga y de Girón.
Junto a los soldados rebeldes y la Policía Nacional Revolucionaria, las milicias
constituían la tropa más numerosa presente en toda Cuba, formada por obreros,
campesinos, estudiantes y población en general.
También los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), principal organización de
masas, jugaron un importante papel en la neutralización de los elementos desafectos.
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