confederación sindical de comisiones obreras | www.ccoo.es Secretaría de Protección Social y Políticas Públicas Fernández de la Hoz, 12. 28010 Madrid. Tel.: 917028137 El Debate sobre las Unidades de Gestión Clínica ha sido abierto, orientado a conocer diferentes proyectos, experiencias y opiniones. No se trataba de cerrar ya unas conclusiones definitivas, lo que haremos en el futuro constituyendo un grupo de trabajo que impulse la elaboración de unas conclusiones definitivas, pero sí hemos considerado pertinente hacer un breve resumen del Debate y de las primeras conclusiones provisionales del mismo. Resumen y primeras conclusiones provisionales. CCOO ha organizado el 27 de febrero un “Debate sobre las Unidades de Gestión Clínica, ¿privatización de la sanidad o mejora del servicio público?” En la misma han participado más de 150 sindicalistas, tanto profesionales del sector organizados en la Federación Estatal de Sanidad y Servicios Sociosanitarios (FSS) como responsables de protección social y políticas públicas de nuestras organizaciones territoriales y de la propia Confederación. Las posiciones a lo largo del debate fueron muy diversas, lo que permitió analizar desde diferentes ópticas las ventajas e inconvenientes consideradas en el desarrollo de las Unidades de Gestión Clínica. Por un lado, pudimos conocer qué se quiere hacer según los criterios defendidos desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad por Pilar Farjas, Secretaria General de Sanidad y Consumo: para ella la gestión clínica tiene una importancia estratégica, tanto para promover la excelencia como para garantizar la sostenibilidad del sistema. Expone Pilar Farjas que la gestión clínica implica la organización del proceso asistencial transfiriendo capacidades de decisión hacia el profesional. Las Unidades de Gestión Clínica (UGC) son unidades asistenciales, variables según procesos, que agrupan profesionales dependiendo de éstos y que persiguen objetivos enmarcados en los acuerdos de gestión de las gerencias respectivas. Su foco está, por tanto, en los resultados, la calidad y la excelencia. Las UGC no son un modelo de estructura organizativa, institucional o administrativa y, en opinión del MSSSI, no pueden ser un ardid para externalizar o privatizar servicios. Pilar Farjas indicó en su intervención que el Ministerio quería poner las bases mínimas para los acuerdos de gestión, sin tener un calendario cerrado para ello puesto que se quiere debatir para definir el modelo. Señaló, también, en coherencia con lo anterior, que no se conciben con personalidad jurídica diferenciada. Además, hay que respetar la voluntad de los profesionales de incorporarse o no a estas Unidades. En definitiva, se trata de impulsar sistemas de acceso a las funciones de gestión clínica, acceso a procedimientos, participación, evaluación, objetivos (listas de espera, complicaciones, gasto farmacéutico…), regulación de garantías para los profesionales que no accedan a estas UGC. Al mismo tiempo menciona la necesidad de facilitar la participación de los pacientes y sus asociaciones. Por otro lado, José Ramón Repullo (Escuela Nacional de Sanidad) se encargó de explicarnos qué se debería hacer en su opinión. Partiendo de que el marco normativo actual es complejo, confuso y difuso, su posición parte de Afiliada a la Confederación Europea de Sindicatos [CES] y a la Confederación Sindical internacional [CSI] 1 la necesidad de acercar sanidad y gestión, de abordar la microgestión potenciando la gestión clínica. Sus ideas podrían resumirse en su propia definición de la gestión clínica: es el Buen Gobierno sanitario que se desarrolla fomentando el profesionalismo, reforzando el papel de las unidades asistenciales y del trabajo por procesos, para mejorar los resultados en salud de pacientes y población en el contexto de los recursos asignados. Sin buen gobierno no puede haber buena gestión: rendición de cuentas, transparencia, participación, integridad e inteligencia (podréis acceder a su presentación a través de la web de CCOO: www.ccoo.es/social). El tercer ponente, Marciano Sánchez Bayle, mantuvo la posición de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), claramente lejana de las anteriores. El SNS funciona hoy adecuadamente, siendo uno de los más baratos y eficientes del mundo, aunque esto no esté exento de problemas: fraccionamiento, privatización, escaso desarrollo de la atención primaria, gerencialismo, elevado gasto farmacéutico, sobreutilización tecnológica, falta de separación entre lo público y lo privado, y ausencia de participación. Reconoce que la gestión clínica tiene ventajas: incorporación de los profesionales, autonomía, coordinación, protocolos; pero señala también sus inconvenientes: competencia y mercado, fragmentación, selección de riesgos, sobrediagnóstico, problemas de incentivos, choque con la recomendación de la OMS de integración de la atención clínica. Explica, en resumen, la posición escrita y conocida de la FADSP (a la que podéis acceder a través de su página web). La mesa redonda nos permitió, también, contrastar experiencias y proyectos diferentes. Por un lado, proyectos como los impulsados por los Gobiernos de Galicia y Castilla y León, identificados como vías a la privatización que debilitan el sistema sanitario público. Por otro la experiencia de Andalucía, quizás la de más larga trayectoria, sobre la que vimos sus aspectos positivos (cultura de gestión clínica, conocimiento detallado de los objetivos y buen feedback, autonomía, ningún elemento privatizador) y negativos (autonomía, gran poder gestor, deriva asistencialista, el peso del dinero, y el desequilibrio en la relación con el hospital). Con relación a Cataluña conocimos las principales características de las Entidades de Base Asociativa (EBAs), contraponiéndolas a las más positivas experiencias de autonomía de gestión en centros de salud desarrolladas posteriormente. Y por último, vimos los proyectos que se han diseñado en el País Valencià. Un debate de gran interés que debe permitirnos ahora abordar un trabajo de elaboración de posiciones propias de CCOO. En todo caso, señalamos en nuestras primeras conclusiones del debate el contexto en el que éste se desarrolla: fuerte restricción económica, que están afectando a las capacidades asistenciales y a las plantillas, a pesar de que hay factores que presionan hacia una mayor demanda de asistencia (por envejecimiento, cronicidad, plutipatologías, incorporación de nuevas tecnologías y desarrollo de enfermedades, factores que conllevan la necesidad de potenciar la atención primaria, la coordinación sociosanitaria, entre niveles y entre Administraciones); una concepción del Estado del Bienestar como lastre de la economía (que estimula las privatizaciones de actividades, servicios y centros y que actúa a pesar de un claro conflicto de intereses personales); una reforma fiscal pendiente para conseguir una garantía de derechos, entre ellos el del acceso a la sanidad, que debe reforzar la progresividad, suficiencia, sostenibilidad y equidad del sistema; modificaciones unilaterales ya realizadas por el Gobierno, alterando el Estatuto Marco y la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias de una manera inadecuada e inoportuna; y proyectos autonómicos que parecen buscar objetivos ajenos a la gestión clínica pero que son presentados como tal. En todo caso, si la gestión clínica es calidad, buen gobierno (transparencia, responsabilidad, rendición de cuentas…), participación, evaluación, información, definición de objetivos, innovación e investigación, mejora constante a través de la formación, consideramos que es parte de nuestra actividad profesional y nuestro compromiso de mejora de la atención sanitaria. Ni requiere ni es aceptable que se pretendan unidades con personalidad jurídica propia (puerta de entrada a la privatización del sistema) o que se pretenda romper la relación estatutaria del personal (basada en principios fundamentales para el modelo de sanidad pública). Hablamos de una gestión clínica con participación social y profesional, con gestión profesionalizada, con sistemas de evaluación, y con espacios para la negociación sindical sobre objetivos y criterios, condiciones de trabajo, incentivos, etcétera. Éstas son nuestras bases para el desarrollo de la gestión clínica Afiliada a la Confederación Europea de Sindicatos [CES] y a la Confederación Sindical internacional [CSI] 2