Buscadores de oro del río umbra Revista 47 A la orilla del Río Umbra vive Doña Encarnación Manzanares, tiene 80 años y es hija de los fundadores de la comunidad de San Juan Bodega. Su papá, el viejo Juan Manzanares, vino de Chontales, cuando era un muchacho y su mamá era de Granada. Ellos aquí encontraron oro, aquí criaron a sus hijos y aquí murieron. De sus hijos sólo vive Encarnación y muchos nietos y bisnietos. Ahora la comunidad tiene 37 familias. Para llegar a San Juan Bodega, hay que subir una hora sobre el río Umbra desde su desembocadura en Río Coco. Alejandro Jiménez Manzanares, nieto de Doña Encarnación nos cuenta: Aquí en el tiempo de menos lluvia, sembramos para comer arroz, frijoles, yuca, malanga y guineos. Es muy costoso sacar la cosecha, todo queda tan lejos, y con tanta lIovedera no podemos guardar las cosechas por mucho tiempo. Para comprar la manteca, el jabón, la ropa y lo demás, vamos a güirisiar. Aquí las cosas son carísimas, una libra de sal vale un peso. Todo se vende y todo se compra en San Carlos de Río Coco. Cuando vienen las llovederas, nos vamos a güirisiar. Llevamos harina, yuca, quequisque, guinea, lo demás allá nos la arreglamos. Cargamos en el bato la barra, las palas, los picos, un cajón, un tenedor para botar piedras y una pana para lavar el oro y quemarlo. Para llegar a la Cocomina, vamos río arriba dos horas y media, Ahí vamos buscando los caños que caen al río, esos son los mejores lugares para sacar el oro. Sin agua no se puede sacar el oro, porque hay que echar agua, batir, sacar el agua y así hasta que sale el oro. Trabajamos en grupos de 4 personas, así uno aparta las piedras, el otro escarba, el otro bate con la mano la tierra en el cajón, el otro lava el oro y lo quema. Cuando regresamos traemos limpio el oro. Cada penique de oro, es un gramo y medio. 20 peniques hacen una onza troy. En San Carlos pagan a 95 córdobas el penique. Cuando el lugar sale bueno, bien juntamos entre los cuatro, una libra de oro en menos de seis meses. Los caños de la Cocomina todavía tienen oro y aunque pasamos penalidades para sacarlo, somos gente con suerte. El miedo que tenemos ahora, es que dicen que las compañías van a regresar y que solo ellos van a tener permiso, para sacar el oro. Si eso pasa, sería una gran injusticia, porque nosotros vivimos de esto y somos los dueños de estas tierras. Fíjese que en la Cocomina nos juntamos, hasta 150 hombres de por estos lados.