Iniciativa y acción en el desarrollo temprano

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V CONGRESO MUNDIAL DE LA WAIPAD,
CHICAGO, SEPTIEMBRE DE 1992
SIMPOSIO: INICIATIVA Y ACCION, POSICION PASIVA Y REPRESENTACIONES
MATERNAS
PONENCIA: Iniciativa
Panelista:
y acción en el desarrollo temprano1
Dr. J. Miguel Hoffmann, (Buenos Aires, Argentina)
Mansilla 3766, Buenos Aires, Argentina, Fax: 541-824-9450
Según la mayor parte de los autores que realizaron publicaciones acerca del desarrollo temprano,
algo sucede entre el tercero y cuarto mes de vida. Para Winnicott (1945, p. 147) el Desarrollo Emocional
Primitivo alcanza en ese momento un punto que hace al niño más similar a los seres humanos en general.
Bowlby describe al sexto mes como el momento en que el apego en sí se manifiesta. Y para Stern se
encuentra en desarrollo el sentido de sí mismo nuclear, con el sentido de agencia de los propios actos, que
había comenzado en el cuarto mes (1985).
Tuve la oportunidad de ver muchos niños de esta edad al hacer observaciones de la situación de
alimentación con semisólidos desde 1982. En este momento tenemos 300 video grabaciones de situaciones
de alimentación con bebés de los 4 a los 12 meses.
Estamos presentando en este encuentro los resultados de nuestro trabajo teórico y de investigación,
a través de diferentes modalidades de presentación incluyendo un video (HOFFMANN, J. M. et al. 1992 c, d,
e). Voy a resumir para ustedes la comprensión teórica de estas observaciones.
La iniciativa a˙n no ha sido conceptualizada en psicoanálisis. Tampoco existe una teoría de la
acción, salvo por aquella acerca del acting-out. El termino acción posee una connotación peyorativa, siendo
considerada algo así como un atajo para el pensamiento.
La iniciativa no es acción en sí misma, es un paso necesario para llegar a ella. Pero "acción"
tampoco es toda acción motora que lleva a cabo un ser humano. Para comenzar propondría distinguirlas del
siguiente modo: 1) Actividad motora es toda activación de la fibra muscular, con o sin participación del
sistema nervioso central. Sin esta organización central hallamos todos los reflejos bajos, la actividad
muscular autonómica, la descarga. Con la participación del Sistema Nervioso Central hay reflejos más
complejos y algunas re-acciones que involucran información sensorial. 2) Por acción yo entiendo a la
actividad motora propositiva y significativa. A esto se le puede agregar la intencionalidad en algún punto más
tardío en el desarrollo. ¿Porqué diferenciar propósito de intención? Porque implican un diferente nivel de
1
Traducción a cargo de la Lic. Constanza Duhalde
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voluntad, que es mayor en el acto de intención, la intencionalidad involucra también una mayor participación
de la actividad mental. 3) Iniciativa es: a. en sentido estricto la iniciación de acciones propositivas; b. en un
sentido más amplio, un cierto nivel de organización psíquica (descrito más adelante). 4) Finalmente la
conducta sería una combinación de acciones, con intencionalidad y una organización más elaborada. A
menudo su propósito comunicativo es evidente por sí mismo.
Hay un pasaje en un artículo de D. W. Winnicott que orientó mi forma de pensar acerca de esto:
"...el intercambio con el mundo, entre el adentro y el afuera, se torna más
importante a˙n que la gratificación pulsional o las relaciones objetales..." (1963, p.
73)
Este intercambio requiere de algún tipo de actividad que vaya más allá de la proyección y la
introyección, funciones incapaces de transformar nada en el mundo externo excepto su percepción.
Intercambiar implica también aportar algo al afuera. Se puede tratar simplemente de un estado mental, de
un afecto, o de configuraciones más complejas. En algún punto de su desarrollo el bebé puede querer
mostrar alguna creación propia. Una creación es una clase especial de producto psíquico que involucra
objetos no-yo, un estado mental especial, la experiencia de la ilusión y un proceso de realización por el cual
ocurre una transformación en el adentro. En el ejemplo de Winnicott, el pezón está siendo creado por el
bebé en una experiencia de ilusión hasta el punto de lograr ponerse en contacto con él (gracias a una
adecuada adaptación de la madre, que presenta el objeto). Algunos trozos de información sensorial son
admitidos, produciendo unas pocas piezas del rompecabezas de la construcción representacional o prerepresentacional del mundo, que incluye a la madre como figura central.
Este movimiento desde el adentro hacia el afuera fue conceptualizado por Winnicott como impulso
o gesto espontáneo. El lo describe como la manifestación del Self Verdadero. Pude imaginar que con esto él
se refería al deseo de comunicar el adentro con el afuera, la necesidad de expresarse y lo vinculé con el
proceso de intersubjetividad, enfatizado por Stern (1985, p. 124) Este autor describe a este proceso como
aquel en que el bebé descubre que es posible compartir sus experiencias subjetivas con el otro. Para
lograrlo necesita estar en comunicación -sin palabras, ya que la edad de esta adquisición es estimada entre
los siete y los nueve meses. Y la comunicación a esa edad se da principalmente a través de la acción-. Este
intento de comunicar lo que sucede dentro de uno al interior de otro es más que una simple alternativa,
puede transformarse en un estado de necesidad. Esto transforma tanto al sí mismo como al otro, en
palabras de Stern:
"...El sí mismo y los otros pasan a incluir estados de experiencia subjetivos o
interiores, además de las conductas abiertas..."
La intersubjetividad sería una parte de este intercambio entre el adentro y el afuera. Para no
alejarnos de los términos de Stern deberíamos agregar la proximidad-nuclear, entendida como el intento de
lograr la distinción psíquica y física entre el sí-mismo y el otro.
2
La mayor parte de los autores hacen énfasis sobre los intercambios afectivos. En realidad, lo que
las personas más valoran, o lo que les produce mayor impacto es aquello que uno lo hace al otro. Es mi
impresión que la acción no ha recibido atención suficiente como portadora de la comunicación interpersonal.
Sólo cuando sobrevino el descubrimiento de la semiótica como una teoría general de los signos, mi marco
de trabajo se pudo expandir. Esta integración me permite ahora hablar de la interacción como sintaxis,
entendida como la relación entre signos.
Sin embargo, el intercambio entre el adentro y el afuera involucra también a la creatividad, que no
es necesariamente un evento interpersonal. Comparto los conceptos de Kohut acerca de un estar solo
autocontenido (creativo), que no es soledad. Esto implica la capacidad de los seres humanos para disfrutar
del estar solos, en palabras de Kohut: "...ya presente en la vida temprana..." (1974, p.769).
Resumiendo nuestro principal razonamiento: el intercambio entre el adentro y el afuera como el
principal evento de la vida psíquica; impulsos espontáneos buscando la expresión de la propia creatividad,
estados afectivos y configuraciones más complejas. Proximidad e intersubjetividad; estar solo creativo.
¿Cómo se integran y permutan todos estos diferentes fenómenos? ¿No son suficientes la proyección y la
introyección para explicar este intercambio? Casi todos requieren la acción en el mundo externo, sobre
objetos no-yo, manipulándolos con el fin de obtener medios instrumentales para los objetivos de recepción y
expresión. Y el principio de toda acción es la iniciativa.
Debido a esto estoy proponiendo a la Iniciativa como el primer paso de organización de los impulsos
espontáneos, del intercambio entre lo interno y lo externo que requiere de la actividad motora. La iniciativa
sería el proceso psíquico por el cual el impulso toma forma, combinado con información sensorial,
experiencias vividas previamente y, en algún momento del desarrollo, recibiendo el producto de una
actividad mental más compleja: la intencionalidad.
La definición de iniciativa sería:
La actividad motora organizada propositivamente en acción, que es tanto
significativa como propositiva. Permite la expresión de gestos espontáneos,
entendidos éstos como la manifestación del Self Verdadero, en el extremo opuesto
del comportamiento adaptativo. Proporciona un primer nivel de organización a la
actividad psíquica -comprendida como el intercambio entre el adentro y el afuera,
más allá de la proyección y la introyección, insuficientes por sí mismas para
cumplir este propósito- y se halla presente ya en el 5to. ó 6to. mes de vida.
Es muy raro que la actividad del bebé no obtenga respuesta. La mayor parte de las madres
reaccionan a ella de un modo abierto o encubierto. Esta ˙ltima reacción requiere a veces técnicas micro
analíticas para ser detectada. Las respuestas maternas pueden ser divididas en dos grupos: 1) No
específicas; 2) Específicas.
Las primeras tienen que ver con el bebé como sujeto que participa en el campo interaccional. Se
manifiestan facilitando su actividad o bien impidiéndola. Impedir implica cierto grado de descuido del ser
del bebé en su intento por ganar algún espacio psíquico para desplegar sus iniciativas. El recién llegado
tiene que hacerse un espacio en el ambiente y éste debe permitir que esto suceda, dentro de sus reglas.
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La Respuesta Materna Específica es comprendida como el acto de dar significación a lo que fue
producido por el bebé. Es el proceso de semantización que lleva a cabo el ambiente. El impacto de la acción
del bebé sobre el medio es cualificado por éste y la respuesta incluye esta cualificación.
Nuestro trabajo de investigación con bebés en su segundo semestre nos mostró que, en este punto
del desarrollo, la acción es un instrumento esencial para obtener experiencias de sí. Las experiencias de sí
se organizan progresivamente en diferentes categorías, hasta llegar a abstracciones de sí más complejas,
tales como imágenes de sí, concepto de sí, o identidad. Son construidas, parte por parte, en un complejo
proceso que incluye la respuesta ambiental. El bebé gatilla con su acción respuestas maternas. Estas
respuestas maternas también sirven como función especular, diferente en este semestre respecto a la
función especular del ambiente en la primero, ya que es menos incondicional, más orientada hacia la
semanticidad. Esta es comprendida como el proceso de dar significado a la experiencia que el bebé obtuvo
a través de sus actividades, interpretada por su madre, significada, valorada por ella. La reacción de las
madres frente a la acción del bebé incluye la cualificación del bebé mismo como su iniciador. Este es el
momento de la aceptación o de la confrontación que apunta al acatamiento. Esta cuestión ha sido tratada ya
en otro simposio en este mismo encuentro, "Socialización de las emociones en la primera infancia".
Clasificamos al acatamiento en no-sometido y sometido. Con un costo, en el segundo caso, para el
desenvolvimiento de la individualidad del niño. Esto puede producir sobreadaptación o rebelión.
Entendemos, con Liberman (1981) que la sobreadaptación tiene un precio en desorden y enfermedad
psicosomática. La rebelión sería la base para los desórdenes de conducta.
Retornando brevemente a las experiencias de sí y su construcción en la progresiva organización del
sí mismo, considero que esto lleva a la cohesión. Las experiencias en general buscadas por la iniciativa y la
acción, implican un crecimiento por expansión.
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