Un "biochip" permitirá facilitar un primer resultado a la hora de elaborar un perfil genético de restos biológicos. ZARAGOZA, 14 (EUROPA PRESS). Un biochip que actualmente está en estudio permitirá realizar de aquí a cinco años los análisis sobre las pruebas de material genético en el mismo lugar de los hechos de un acto delictivo criminal y facilitar un primer resultado en una hora del perfil genético de las personas involucradas, según explicó hoy el jefe del Servicio de Investigación del Ministerio del Interior británico, Kevin Sullivan, en Zaragoza. Sullivan participó en la capital aragonesa en un curso sobre el "Estudio médico de los indicios, su valor y como prueba en el esclarecimiento de los delitos y pruebas de partenidad", organizado por el departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y cuya responsable es Begoña Martínez Jarreta. Asimismo, este chip mejorará no sólo la rapidez sino que el estado del indicio ya que al analizarlo directamente evitará que se pueda entorpecer la investigacion porque se pierda, deteriore o tenga contaminación. No obstante, el jefe del servicio de Investigación recordó que todavía se está estudiando este sistema, tanto desde el punto de vista de la genética forense como por parte del desarrollo de la ingeniería de la construcción de estos chips, que utiliza un soporte de silicio como el de los ordenadores. En relación a este tema explicó que actualmente el resultado de las pruebas suele obtenerse al día o a los dos días de haberlas recibido y en ocasiones llegan con algún grado de deterioro. Otro de los avances de la genética en relación a las pruebas periciales ha sido el incrementado la sensibilidad para que cada vez pruebas más pequeñas dejadas en el lugar de los hechos sean suceptibles de ser analizadas y, por lo tanto, ha mejorado la capacidad de resolución a partir de indicios minúsculos. Por otra parte, Sullivan --que mantiene desde hace diez años una relación de trabajo con la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza-- consideró que el nivel de la genética forense en España era bueno pero que, como todos los países, necesitaba un mayor apoyo económico por parte de las instituciones. En su opinión, la prueba genética tiene un poder identificador enorme ya desde que comenzaron a utilizarse entorno a 1985, aunque señaló que entonces se necesitaban indicios mucho mayores y ahora se puede trabajar con indicios cien veces más pequeños. La genética pericial trabaja con restos del cuerpo humano en los que hay información genética como pelos, sangre o huesos. Sin embargo, el estado de estos también es importante ya que, por ejemplo, en la raíz del cabello se puede acceder al ADN nuclear, y no en el resto del pelo, donde se puede sólo se halla ADN mitocondrial, que no sirve para determinar la paternidad, aunque sí la maternidad. CASO ROMANOV. Por otra parte, Kevin Sullivan se refirió al "caso Romanov", en el que fue responsable de su esclarecimiento, y explicó que se había trabajo en dos fases, una primera en la que se determinó la relación entre los nueve cadáveres encontrados en un nicho ubicado en una zona sobre la que históricamente se decía que podía estar allí enterrada la familia del zar; y una segunda en la que se relacionó la información genética de estos restos con los descendientes de los zares. En relación a la primera, narró que se determinó que se trataba de un grupo familiar en el que había un padre, una madre y tres hijas, mientras que faltaba otra niña y el único hijo varón. Después, y ya dentro de la segunda fase, manifestó que se hicieron pruebas a descendientes vivos de la zarina. Así, se analizó el material genético del príncipe Felipe de Edimburgo, marido de Isabel de Inglaterra y sobrino nieto de la zarina, y "hubo coincidencia total entre ambos ADNs", apuntó Sullivan. En el caso del zar, hubo que esperar a la muerte de un descendiente porque en vida se negó a que le efectuarán las pruebas. Finalmente, se llegó a la conclusión de que había una probabilidad de certeza del 99 por ciento de que era la familia del zar. ANASTASIA. Respecto al origen real de Ana Anderson, que decía ser Anastasia, hija del zar, Sullivan explicó que no se pudieron hacer análisis de su cuerpo una vez muerta, ya que se le incineró pero se pudo utilizar material genético de un resto de biopsia que había en un hospital de Estados Unidos y se comprobó que no coincidía. Al parecer se trató de una campesina polaca que desapareció en la misma época que murió la familia del zar. En relación con estas pruebas, Sullivan aclaró que en España es necesario que la persona quiera, mientras que en Gran Bretaña los ciudadanos tienen la obligación de someterse a ellas. (EUROPA PRESS ARAGON). 05/14/14-56/99.