“Dar patadas para no desaparecer” Colectivo 96º Lidia González Zoilo 660286471 David Franch 680631973 [email protected] colectivo96.wordpress.com C/ Providencia, 180. 6º 3ª 08024 BCN Premios: Espectáculo más innovador en gira 2009 Feria internacional de Teatro y Danza de Huesca Premio del Jurado al mejor espectáculo 2009 Feria internacional de Teatro y Danza de Huesca El colectivo 96º Lidia González Zoilo y David Franch fueron parte de la formación de la CIA. AMARANTO. Tras ocho años de trabajo cierran su último proyecto con la Trilogía del Sofá – “Tazón de sopa china y un tenedor o hacer el gilipollas”, “Indignos” (coproducción del Mercat de les flors) y “Four movements for survival” (coproducción del Teatre Lliure). Ahora han formado el Colectivo 96º y tras 6 meses realizando residencias en diferentes Centros en Murcia, Marsella, Berlín y Barcelona han presentado las piezas “Encontré un trozo de mí en un vertedero” en Es Baluard Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma y “Después de mí, Epitafios” coproducida por Escena Poblenou (Barcelona) y Centro Párraga (Murcia) y presentada en ambos espacio y también en Espacio Tangente (Burgos). Actualmente se encuentran trabajando en el proyecto “Dar patadas para no desaparecer” coproducción del Teatre Lliure, Centro Párraga y CAET (Fábrica TNT) “Dar patadas para no desaparecer” Sinopsis: El autorretrato no deja de ser una representación de nosotros mismos, un retrato es algo producido un “hacerse” a través de los actos de representación. Las imágenes de los retratados se ponen en evidencia en un espacio donde el sujeto se construye en un recorrido a través de sus propias “representaciones” Estreno: 17 de Abril 2009 Sala María Plans (Fábrica TNT) Intérpretes y creadores: Lidia González Zoilo David Franch Mónica Pérez Blanquer Con la colaboración especial de Vera Waltser y Vicente Arlandis Música: Roger Puig y ((( J ))) Video y Edición: Gorka Bilbao Fotografía: Mari Luz Vidal Iluminación: Ana Rovira Atrezzo: Mercé Moreno Alberto Pastore Vestuario: Marta Pelegrina Coreografía: Laura la bicha Maquetación y diseño de libro: Rogelio Pérez Alex Escrich Una coproducción de Colectivo 96º, Teatre Lliure, Centro Párraga y CAET (Fábrica TNT), y colabora Lézarap‟art. Con la colaboración: CALENDARIO: Previa: Festival Alt (Vigo) Marzo 2009 Estreno: Festival Nuevas Tendencias (Terrassa) Abril 2009 Teatre Lliure (Barcelona) Mayo 2009 Versus Teatre (Barcelona) Junio 2009 Centro Parraga (Murcia) Septiembre 2009 Feria de Huesca (Huesca) Septiembre 2009 Espacio Tangente (Burgos) Octubre 2009 Teatre Principal Figueres (Girona) Octubre 2009 Central Lechera (Cádiz) Noviembre 2009 Festival Teatro BAD (Bilbao) Noviembre 2009 Adriantic (Barcelona Noviembre 2009 Endanza (Sevilla) Noviembre 2009 La Colegiata (Gijón) Diciembre 2009 L’Escorxadro (Elche) Febrero 2010 La Nave de Cambaleo (Aranjuez) Febrero 2010 Sala Carma (Valencia) Marzo 2010 Sala Arbolé (Zaragoza) Marzo 2010 Sala DT (Madrid) Abril 2010 La identidad. Dar patadas para no desaparecer se centra en el concepto Identidad que se planteará, lógicamente, desde el autorretrato de los performers. El autorretrato no deja de ser una representación de nosotros mismos, un retrato es algo producido un “hacerse” a través de los actos de representación. Las imágenes de los retratados se ponen en evidencia como una fábrica de identidad. Un espacio donde el sujeto se construye en un recorrido a través de sus “representaciones” Por eso pretendemos construir identidades en ese margen de confusión entre realidad y ficción, para cuestionar de esa manera la propia construcción/ decostrucción de las identidades. En el espacio de representación es imposible ser uno mismo. Este efecto es una proyección del propio individuo hacia el exterior. Queremos plantear que esta misma realidad ocurre fuera de la escena, teniendo en cuenta que en la actualidad el mas-media y esa sobrevaloración de la propia identidad pesa sobre el individuo. Lo que denominamos identidad es un logro siempre precario que se ve constantemente socavada por los deseos reprimidos que constituyen el inconsciente. La identidad, es provisional, siempre precaria, dependiente y constantemente enfrentada con una relación inestable con significados sociales y personales cambiantes. Generalmente la identidad (si es considerada como algo inmóvil, rígido y constreñido) una proyección irreal que limita al individuo y construye una sociedad uniforme. Esta proyección de un yo definido para adaptarse a nuestra realidad no deja de ser una construcción al igual que en el autorretrato. Dar patadas para no desaparecer pretenden romper esa convención de ficción/ realidad: entre la escena y la vida real, entre el autorretrato y mi yo verdadero. CRÍTICAS- EL PAÍS CRÍTICA: PURO TEATRO Me llamo Vera Waltser, como todo el mundo MARCOS ORDÓÑEZ 05/09/2009 Mientras ellos bailan para Waltser, una escritora suiza especializada en biografías, y ella les construye identidades, nosotros somos un caleidoscopio gigante que las combina, descompone, reajusta o difumina, y las mezcla con las nuestras. Ése es el gran logro de Dar patadas para no desaparecer, gran título que se ha visto en Barcelona La que dice ser y llamarse Lidia González Zoilo, el que dice ser y llamarse David Franch y la que dice ser y llamarse Mónica Pérez te dicen que forman parte del Colectivo 96º (exacto, la graduación del alcohol etílico) y que fueron a Marsella, en febrero de 2008, para entrevistarse con Vera Waltser. Las luces de sala están encendidas, como si el espectáculo no fuera un espectáculo. Un encuentro, una charla, un juego. La sala es Versus Teatre, de Barcelona; antes se estrenó en el ciclo Radicals Lliure. El espectáculo (o encuentro o charla o juego) se llama Dar patadas para no desaparecer, gran título. Te dicen que Vera Waltser, quizás prima lejana de Robert Walser (la “t” se le cayó a Robert durante un bombardeo y nunca volvió a recuperarla), es una escritora suiza especializada en biografías. Te dicen que le han pedido que imagine las biografías de la que dice ser y llamarse Lidia González Zoilo y del que dice ser y llamarse David Franch. La frase que utilizo antes de sus nombres no es una cláusula retórica, porque a los diez minutos veremos una entrevista en la que David Franch habla de teatro en el Canal 33, y el David Franch televisivo no se parece en lo más mínimo al que está ante nosotros esta noche, de lo que se deduce que uno de los dos no es David Franch. ¿Es Franch, por cierto, un apellido judío? Lo sería plenamente con una “k” final, pero igual su padre la perdió también durante un bombardeo. David Franch (el que dice ser y etcétera) elige, a petición de Vera Waltser, una obra artística a modo de autorretrato: el busto de un soldado (judío, probablemente) que combatió contra los nazis en 1943, y que se encuentra en un parque de Marsella. Vera Waltser hace preguntas oblicuas, encarga tareas y, a partir de todo ello, escribe las biografías de L y D: posibles falsas autobiografías verdaderas que ellos recitan con la naturalidad extrema del actor no profesional, o, mejor, con la naturalidad extrema del actor profesional. Vera Waltser describe a DF describiéndose como “una montaña de historias escritas por otros, con bandas sonoras compuestas por otros. Deshumanizado, como una pieza fabricada en 1972 con las ideas, los sueños, y las actitudes de su generación, diseñada por las industrias de la música y la moda”. Mientras M (o sea, Mónica Pérez) lee los textos de Vera Waltser (es decir, se convierte en Vera Waltser), L cubre el cuerpo desnudo de D con pasta de papel mojado (páginas de libros, carátulas de discos) hasta convertirlo en una estatua. La acción de VW pedía: “Describe tu cuerpo”. D dijo: “Mi cuerpo es como un vertedero”. L dijo: “Mi espalda está llena de marcas familiares, como un álbum de familia”. Una luz/lupa amplía las imágenes de ese álbum, mientras L habla de todos ellos, su cuerpo descuartizado entre influencias familiares, los ojos del padre, las manos de la madre, la apatía, el mal genio, los sueños: “Heredé sus sueños, los sueños que tenían para mí y también los sueños que no tuvieron”. Vemos los rostros familiares. ¿Ésa es realmente su familia? Y esa niña… sí, podría ser ella, desde luego. Pero no, seguro que me están engañando otra vez, aunque si vuelvo a mirar esa imagen y la comparo con el rostro de L, quizás… Querría saber más de esa familia, de esa novela familiar. ¿Por qué pienso también en una familia judía? Una familia de infelices niños prodigiosos, como los Glass o los Tanembaum. Ahora hay, magia potagia, dos espectáculos: el que sigue desarrollándose en el escenario del Versus Teatre, una noche de verano, y el que empieza a crearse en mi cabeza, en las cabezas de cada uno de nosotros. Mientras ellos bailan para Waltser y ella les construye identidades, nosotros somos un caleidoscopio gigante que las combina, descompone, reajusta o difumina, y las mezcla con las nuestras. Ése es el gran logro de Dar patadas para no desaparecer, por encima del narcisismo de eternos adolescentes (¿falso narcisismo verdadero?), de las otras ventanas que entreabren para mostrar un paisaje abortado o previsible o metafóricamente redundante (L convertida en un cuerpo ciliciado por alambre de espino, D emulando a Bruce Lee para no desaparecer), de los juegos fáciles (”Vera Waltser está esta noche entre nosotros, en el extremo de la tercera fila, junto al pasillo”) paliados por los juegos ingenuos y felices: llamar a nuestros móviles, contarnos un secreto, pedirnos un adjetivo que les defina. Y en el tercio final, la filmación que vuelve a recolocar las piezas y descolocar dudas y certidumbres: el vídeo del viaje a Marsella, los lugares que creíamos imaginados, la estatua (¿real, ficticia?) en el parque, la casa de Vera, su nombre y apellido en el buzón, sube M por la vieja escalera, llama al timbre, la puerta se entreabre, una voz francesa (¿con un leve acento suizo?) la saluda desde dentro, la puerta se abre del todo, la claridad blanca ciega el objetivo, fundido en blanco, fin. EL PAÍS CRÍTICA: “Más allá del yo” Begoña Barrena AVUI CRÍTICA: Identitats pispades Francesc Massip Cap de setmana de rara fulgència als Radicals Lliure amb „Paso doble‟, genialitat plàstico-cinètica de Miquel Barceló i Josef Nadj, i „Dar patadas para no desaparecer‟, de L. González Zoilo i David Franch ‟Dar patadas…‟ juga amb l‟autoretrat Aquest cap de setmana el cicle de nova creació escènica Radicals’09 del Lliure ha assolit una rara fulgència amb dos espectacles absolutament singulars: Paso doble, una genialitat plàstico-cinètica de Miquel Barceló i Josef Nadj, que ja s’ha comentat, i Dar patadas para no desaparecer, d’aquest tàndem creatiu d’alta intensitat que són Lídia González Zoilo i David Franch, que vam descobrir a l’estival Avantime del Versus amb espectacles com Indignos (2006) i Four movements for survival (2007). Ara han fundat nova companyia, Colectivo 96º, com l’alcohol pur, un número que es pot llegir igual cap per avall i que a l’inrevés és un símbol eròtic. Res no és gratuït. El títol de la peça recorda els condemnats de l’Infern de Dant que potejaven enclotats cames enlaire. Aquí els intèrprets espeterneguen verbalment en l’intent desesperat de definir-se com a personatges. Una vegada més, aquest parell de creadors, fidels a una manera de fer insubornable, proposen un molt bon espectacle sobre la identitat personal. Una identitat que es construeix sovint des dels ulls de l’altre o a través de mirades exteriors, entre les quals es compta molt particularment amb el calidoscopi d’ulls que és la platea. D’aquesta manera, engeguen una complexa estructura dramàtica fruit d’un llarg procés creatiu cuit en diverses ciutats europees i mitjançant experiències de vida i de carrer que tenien com a objectiu ensinistrar el propi treball personal en les inclemències del mitjà estrany, estranger, marcià, i qüestionar-se així ells mateixos el que fan i el que els envolta. Recorren a una tal Vera Waltser com a filtre cibernètic de les definicions que els artistes han demanat de si mateixos a una colla d’amics, coneguts i saludats. És el fulcre que els serveix per ficcionalitzar la seva biografia, o, millor, per convertir en autobiografia una ficció. Es treballa l’atzar i l’autoprospecció i es reclama la participació constant del públic. Ja de bon principi es demana explícitament que no s’apaguin els telèfons mòbils, i molts espectadors han deixat el seu número abans d’entrar, de manera que els intèrprets no dubten de trucar-los des de l’escenari i dialogar amb el pati de butaques des de l’inevitable telèfon mòbil. Tot plegat forma part d’una estratègia creativa que converteix el despullament íntim dels intèrprets en un mirall que atrapa l’audiència i projecta els mil racons de personalitat que ens habiten no sense conflicte. Una identitat escamotejada que conserva l’aroma del pas del temps. Els monòlegs i diàlegs que configuren l’espectacle són aguts, sorprenents i diàfans, d’una incisiva potència expressiva, en què les mateixes paraules canvien de sentit segons les necessitats. En un moment donat David Frank es despulla, s’ajeu sobre un llit de diaris i Lídia G. Zoilo el recobreix amb pàgines de llibres sucades amb aigua: mai el paper mullat no havia estat tan eloqüent i útil. Són imatges que desprenen espurnes de sentit en la seva aparença banal. Un treball alhora fresc, mordaç i brillant. TEATRON CRÍTICA: Els beneficis del dubte Martí Sales A l’entrar a l’espectacle –projecte, segons ells– “Dar patadas para no desparecer” es demana al públic que NO apaguin els seus telèfons mòbils i que donin –voluntàriament– el seu número de telèfon als intèrprets perquè el facin servir durant l’obra. El títol de l’obra està construït mitjançant dos termes semi-antagònics –almenys de registre–: una expressió col·loquial i un concepte amb connotacions filosòfiques. Alta i baixa cultura. Barrija-barreja. Post-modernisme. Ecos dels títols d’obres de Rodrigo Garcia, la General Elèctrica, Carmelo Salazar, Marta Galán. Una frase que crida l’atenció i els agermana amb aquestes companyies. I aquí s’acaba el serialisme –la repetició– perquè la resta és veu pròpia. En Robert Walser era un senyor suís que escrivia texts inintel·ligibles en llibretetes mentre passejava tot el dia amunt i avall. Va perdre els dos germans durant la primera guerra mundial: un en un hospital mental, l’altre es va suïcidar. Desolat, desesperat, en Robert va començar a sentir veus cap a l’any 1929. A ell també li havia de tocar? D’on ve, la bogeria? Quin paper juga la família en la construcció de l’individu? I les circumstàncies? Tenia 50 anys. Es va passar els següents 26 internat en un frenopàtic, on va morir d’un atac de cor. L’escriptura i la vida d’en Walser obsessionen a molta gent, entre ells, a l’Enric Vila-Matas, escriptor barceloní, i a una senyora que es fa dir Vera Walser en honor al seu ídol. L’any passat la Lídia González Zoilo i en David Franch –exmembres de la desapareguda i collonuda companyia Amaranto– se’n van anar a buscar-la a Marsella, on resideix, per entrevistar-la i que els ajudés a crear una peça sobre la construcció de la identitat. La Vera va estar encantada i els va anar proposant una sèrie de proves/accions/deures que havien de fer utilitzant tota les seves capacitats. Els commina a fer-se autorretrats, a explorar la seva pròpia descomposició, a gratar i escarbotar dintre seu, aviam què hi troben. Els deures deriven en texts o imatges performàtiques, texts autobiogràfics o quasi teòrics sobre el propi cos o la família i accions d’un gran impacte retinal com una Lídia transmutada en verge sagnant o un David nu recobert de la pell de paper dels seus mites. Una noia, la Mónica Perez, fa d’una mena d’alter ego de la Vera Walser i ens explica en escena tota aquesta història de recerques i anonimats –la Vera no se’ns mostra mai i no sabem si és una mera excusa narrativa–. Sona un telèfon mòbil. L’escenari està fosc i se senten murmuris. Un dels tres intèrprets s’ha posat en contacte amb algú del públic i li demana que l’escolti, que li dirà un secret, i que, adquirida la informació sobre la seva persona, li adjudiqui, siusplau, un adjectiu. L’operació es repeteix fins a ser coral, a tres/sis veus, i es configura un mapa de valoracions de l’individu a través del mòbil. El secrets són autobiogràfics, material personal dels propis intèrprets, res inventat –o almenys res més inventat que el que expliquem tots cada dia sobre nosaltres mateixos– i la intervenció externa atorga un punt de voyeurisme, brutalitat i senzillesa sobre aquest material tan sensible. Hi ha més coses: vídeos i cançó francesa enganxosa, gags hil·larants i llanternes dirigides impunement al públic. Tot això ajuda a construir un espectacle en forma de preguntes: de què estem fets? Ens fa mal preguntar-nos-ho? Ens fem mal, al preguntar-nos-ho? És possible determinar-nos o som tot invenció, distorsió, ficció? És possible saber alguna cosa del cert? Bernard-Marie Koltès deia que li encantava el teatre perquè és l’únic lloc on tot és mentida i es diu i no passa res, no es castiga. Més aviat és un alleujament no haver d’estar sempre buscant la veritat. Potser nosaltres també hauríem de renunciar a una troballa definitiva, pel que fa a les nostres identitats, als nostres perquès. La Lídia, en acabar l’espectacle, li comenta a algú: ¿Pero has dudado en algun momento, durante la obra? ¿O estabas en todo momento convencido que todo era verdad, o todo mentira? “Dar patadas para no desaparecer” crea una atmosfera d’interrogació i de dubte i és aquest, sens dubte –valgui la redundància i l’oximoron– l’espai perfecte per a la reflexió. Si a més a més, mentre penses, t’ho passes bé, llavors hem ensopegat amb un espectacle reeixit. EL PUNT Sociologia teatral Jordi Bordes (el punt, 24/05/09) Dar patadas para… El col·lectiu 96º, format per una part d’Amaranto, presenta un treball que és a mig camí de la instal·lació artística, de la reflexió crítica i del joc performàtic. El seu treball sobre la identitat permet conversar per telèfon mòbil amb els espectadors, que defineixen els actors. També projecten cartes en francès amb la col·laboradora fictícia Vera Walser a Marsella. La identitat és fruit del passat de cadascú, de com el veuen els altres, o de les coordenades sexe, cor i raó? L’últim vídeo, el treball en què sovint pecava de barroc en els treballs d’Amaranto aquest cop esdevé clarivident, dóna algunes claus (que no respostes) de la raó d’una investigació que ha intrigat, divertit i fet pensat, per aquest ordre. Bon treball. 96º, sense necessitat de cops de peu, té molt a dir. Algunos borradores de textos: ÁLBUM DE FAMILIA De mi piel para dentro mando yo, me habría gustado ser capaz de decir como dijo Escohotado, de mi piel para dentro, de los límites de mi cuerpo, mando yo. Mi madre solía descuartizarme y repartirme por la familia. Quiero decir que solía dividirme como si fuera carne y explicar de quien había heredado cada trozo. Heredé la mirada de mi padre como heredé su reloj. De mí tengo muy poco o casi nada. Mi madre tenía muy claro a quién pertenecía cada parte. Como si fuera obra suya y ella hubiera escogido cada uno de los genes de la familia para hacer de mí lo que soy. Cada una de mis partes tenía un nombre que no era el mío. Heredé la voz, los gestos, las manos y los pies grandes, el sonido de mi carcajada y el caminar. Heredé el mal genio, las fobias, los complejos y las manías. Heredé el mal despertar, la impaciencia, la dejadez, el despiste, la obcecación y el humor negro también lo heredé. Heredé sus miedos, sus errores, el dolor que sintieron y el dolor que sentí al verles sufrir, heredé sus fracasos, sus caídas al vacio y el vacio que sentí al verles caer, heredé sus frustraciones y las frustraciones que sentí al no poder ayudar, heredé sus sueños, los sueños que tenían para mí y heredé también la ausencia de sueños, de los sueños que no tuvieron para ellos. Por eso, en mi caso, de mi piel para dentro, de los límites de mi cuerpo, tengo el sentimiento de que quien manda no soy precisamente yo. Nota: Escupir tan rápido el texto que nos lleve a la desesperación. Al llegar al final volver al asterisco rojo una y otra vez Me preguntas dónde está mi cabeza, dónde mi corazón, dónde mi deseo y no tengo nada que decirte. Me habría gustado encontrar las respuestas, haberte contado que no soy de fiar,*que todo lo que pueda prometerte sufre el riesgo de convertirse en mentira. Me hubiera gustado decirte que no tengo palabra. Que las pocas que tengo no son mías, que las tomé prestadas, que las aprendí sin darme cuenta, que como ahora todo suena a canción o a poema o a películas ya escritos. Que no sólo las palabras, que también los gestos, las miradas, la actitud, que todo lo que soy fue sacado de algún sitio. Que no tengo nada mío, no tengo nada que dar, que lo que puedes tomar de mí es un ir y venir constante, una explosión de reacciones, es un salir del paso, son lecciones aprendidas, es pactar un engaño, un intento de que me quieran, una insistencia de ser algo, un protegerme de la nada, un inventar un lugar al que volver cuando todo se pierde, un negarme a mí mismo que todo puede desaparecer, que las palabras no lo retienen, que por más que me nombre no me quedaré estático, impasible, que por más que me nombre no seré lo que yo quiero, no seré lo que tú quieres, no seré lo que debería.* Que me inventé el ser fuerte cuando me sentí débil, que ser fuerte o débil es al final lo mismo, que las palabras cambian según las necesitas, que las palabras cambian según las necesito. Que apoyarse en el contexto es delicado, que el contexto también lo creamos según la necesidad. Que el contexto es abstracto, que no es fiable, que no existe, que es otro nombre, que nombrar nos deja menos espacio, que nombrar hace que se estreche la vida, la mirada, las emociones, las propias palabras. Me habría gustado encontrar las respuestas, decirte que no soy de fiar. ..* Pasear un cuerpo y pretender ser alguien Mirar mi cuerpo y pensar que un cuerpo por el hecho de ser o estar ya es. Tardas mucho tiempo en entender que una cosa es el cuerpo y otra muy distinta es lo que eres tú. Que el cuerpo, el muy cabrón ya es por sí mismo. Que ya te puedes empeñar en querer tener otro cuerpo que si te ha tocado este, te lo tienes que comer. Nadie tiene la culpa de tener el cuerpo que tiene. Tranquilos, no hablo de morfología, no soy yo quien pueda hablar precisamente. Hablo de justificarse a uno mismo a través del cuerpo que nos ha tocado. Decir: Este cabrón me ha salido débil… o, Ya podría yo tener un cuerpo más seguro… o, joder si tuviera un cuerpo con más estómago, no estaría hoy aquí. Hablar de nosotros con la distancia que se debe. Hablar diferenciando quién soy yo y quién el cuerpo. Dejar claro quién es la voz, las ideas y quién las emociones. Y ser consciente, ser consciente de que no siempre el cuerpo acompaña al discurso. Y no confundirse, sobre todo no confundirse. Tener claras las experiencias del cuerpo y las experiencias propias. Saber distinguir entre lo que yo he aprendido y lo que a mi cuerpo le ha afectado. Y tener en cuenta que son diferentes lenguajes. Que lo que a mí me sirve, no le sirve a mi cuerpo. Que mi cuerpo no entiende de lógicas sofisticadas, que él es más simple y sobre todo que su reacción siempre es primaria. Y aprender a convivir con él. Saber llevarlo. Por ejemplo, no arriesgar en valentía cuando lo que se tiene es un cuerpo cobarde. Eso dice mucho de la persona. Claro si fueras tú solo, bien, pero si te va acompañar tu cuerpo, sabiendo el cuerpo que tienes… eso es de tonto. Es como abusar de la comida y la bebida cuando tienes un cuerpo que sufre de una ulcera, es lo mismo. Diseccionar el cuerpo y marcar los puntos flacos. Y comprender que todas las experiencias no las vivimos igual mi cuerpo y yo. Asumir que yo a veces soy más débil. Que me dejo engatusar rápidamente por las modas, por lo que creo que un tipo de mi edad, de mi profesión, de mi ambiente, debería ser. Y olvidarse de ser coherentes, olvidarse de ser justos, olvidarse de tener la razón, porque ponerse de acuerdo con el cuerpo de uno, lleva toda una vida y eso quien lo consigue. Y aceptarle tal y como es, sin hacerle sentir mal. Porque un cuerpo dolido es lo peor que hay. Ir todo el día por ahí con el cuerpo triste, sintiéndose mal por quien es… y estar todo el día ahí, recordándole al cuerpo que debe cambiar, que debe ser otro mejor, que no es el cuerpo que deseabas para ti, que te ha decepcionado, que te avergüenzas de tener ese cuerpo… eso sólo lleva a la distancia, a la ruptura entre tu cuerpo y tú, entre tu razón y tus emociones, entre lo que tú deseas ser y por lo que tu corazón realmente late. Y tampoco avasallar con etiquetas al pobre cuerpo de tú eres tal y cual... Dejar que las etiquetas se muevan, que circulen, que pueda ser hoy una cosa y mañana cualquier otra. Porque el cuerpo no entiende de ese lenguaje. El cuerpo no sabe nada de eso, el cuerpo simplemente es, y como no es lógico, pues es lo que tiene, que te sorprende. A veces está mentalmente débil y me torturo a mí mismo llamándole a mi cuerpo frágil o cobarde, a veces tiene los nervios tontos, a veces se deja llevar por las vísceras, a veces es todo corazón, a veces el tío es todo sexo. Y ya le puedes tú decir, ya, que él va haciendo. Y a partir de ahí saber que puedes ser cualquier cosa, que las formulas son infinitas, que todo depende de cómo esté hoy el cuerpo. Y sobre todo de cómo uno mismo haga la lectura, porque al final nosotros, los lógicos, los que andamos poniendo nombres, intentamos darle sentido a estos cuerpos que no lo tienen. Y según han reaccionado, según hemos ido haciendo entre nuestro cuerpo y nosotros en el pasado, entonces le damos carácter. Y es así, eh, mi cuerpo un día peló a un gato y lo llamaron pela-gatos. Y eso hace daño, si reíros, reíros: pero a mí mi cuerpo me lleva loco. A veces con esta ceguera mía de saber siempre que es lo mejor para los dos, lo tengo amargado. Y yo insisto: quiero cuerpo que seas lógico, quiero cuerpo que tengas sentido, que seas equilibrado, claro, seguro, amable, dispuesto, sincero, simpático, transparente, medido, tolerante, directo… pero él va haciendo… y yo, pues ando pidiendo perdón a cada rato. Y le hago daño, joder si le hago daño. Querer tener un cuerpo perfecto un cuerpo que se pueda llevar a todos sitios, que brille, que cumpla, un cuerpo que se desenvuelva en todas las situaciones, que sepa querer, escuchar, lo que se dice perfecto, eso frustra y acompleja a cualquier cuerpo. CV. Colectivo 96º Lidia González Zoilo, Madrid 1974. Licenciada en Arte Dramático por el Institut del Teatre en la especialidad de gesto. Actualmente realiza su Tesis “Textos dramáticos escritos para la acción” Doctorado de Les Arts Escéneques, que organiza el Departamento de Filología Catalana y el Institut del Teatre. Experiencia Profesional: Fundadora de la Cía. Amaranto en 1999. Dramaturga, textos y performer de los espectáculos Hamlet Music Hall, Tazón de sopa china y un tenedor (o hacer el gilipollas), Indignos (coproducida por el Mercat de les flors) y Four Movements For Survival (coproducida por el Teatre Lliure). Otras producciones: El sueño de un curioso de Jordi Basora, Cía. Mim de la Brum. Sis Ens de Toni Mira, Cía. Amaranto. Marea Baja, creación colectiva de la Cía. Amaranto. El barón y la leprosa de Jordi Vilá, Centro Dramático del Vallés. El Criptograma Vermell o els rituals de Montezuma de Hermman Bonnin, Espai Joan Brossa. Transilvania 74 de Marta Galán y Néstor Doménech. Una producción teatral y cinematográfica coproducida por el Mercat de les Flors. Colabora como actriz de reparto en el largometraje. Exposición, Instalación y performance Superpop con Txalo Toloza. Las Perras con Amalia Fernández y Vicente Arlandis. Publicaciones: Revista DDT 10 Documentos de Danza y Teatro. Publicada por el Teatre Lliure. Abril 2007. Revista DDT 13 Documentos de Danza y Teatro. Publicada por el Teatre LLiure. Abril 2009. Premios Injueve Propuestas Escénicos. Artículo que abre la revista editada por la Institución donde presenta las diferentes líneas de trabajo de las tres obras premiadas. Diciembre 2007. Talleres de creación que he impartido: Festival Iberoamericano de Barcelona. Taller de creación “El cuerpo/acción del actor en la escena contemporánea” Casa América (Madrid) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación” Foro Artístico (Murcia) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación” Festival Veo (Valencia) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación” David Franch Farré, Barcelona 1972. Recibe formación de equilibríos acrobáticos y diferentes monográficos (trapecio, verticales...) en l’Ateneu de Nou Barris y en el Centro Deportivo de Leioa. Realiza estudios de danza en La Caldera con Mónica Extremiana, Lipi Hernández, África Navarro, Alexis Eupierre y Cia. Senza Tempo. En el Institut del Teatre con Toni Gómez. En Tragant Dansa realiza diferentes técnicas: Contemporánea, contact, release, danza acrobática, improvisación. Monográfico de danza vertical con la compañía Deambulants en Bilbao. Recibe formación como clown junto a Merche Ochoa, Moshe Cohen y Virginia Imaz (Ohiulari Klown), Se ha formado en otras disciplinas como pantomima y teatro de gesto. Experiencia Profesional: Como integrante de la Cía Amaranto ha trabajado en los espectáculos “Marea Baixa” y “Tazón de Sopa China y un Tenedor”, “Indignos” y “Four movements for survival”. Otras producciones: Cía Hortzmuga en “Rekolore”, “Matraka” y “12-K”. Cía Mô- House en las obras “4 L Ments” y “La verdadera historia de Johnny & Dolly”. Talleres de creación que he impartido: Dassanes (Barcelona) “Taller de acrobacia y equilibrios” Casa América (Madrid) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación” Foro Artístico (Murcia) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación” Festival Veo (Valencia) “La Escena Multidisciplinar- Taller de creación”