voz ACCIÓN En fin, debemos homenajear a la Virgen María haciendo todos los posibles para nuestro buen comportamiento en la vida cotidiana y no sólo cuando lancemos las campanas al vuelo en señal de gran fiesta. Si así lo hacemos corresponderemos a la generosidad de su Hijo que en la cruz dijo a San Juan en representación de la humanidad: —He ahí a tu madre. CATÓLICA DESPUÉS DE LAS FIESTAS DEL VILAR 44 Airar al ffra" La imagen de la «Mare de Déu del Vilar» que es un retrato más o menos ideal de María y su Hijo, la veneramos bajo esta advocación porque nos recuerda aquella mujer que fue escogida para ser Madre de jesús y hoy está en el Cielo con su Hijo Dios, la cual aceptamos con gozo como madre nuestra y debemos seguir las enseñanzas que nos gra>. • . . transmite de Dios, ya sea en su ejemEl pueblo de Malgrat correspondió plar y silencioso transcurrir de los también con su entusiasmo y presencia años vividos junto a Jesucristo antes en las grandes fiestas. Con sus vivas y del Nacimiento o después de la Muerte sus <Salves> hasta quedar rendidos por y Resurrección, o en nuestros tiempos el cansancio físico, en sus apariciones deLourdes, Fátinria... Pero si sentimos veneración por una ¡Cuan ingratos seríamos si sólo cuiimagen de la <Ma're de Déu> no debe- dáramos de llevar unas ofrendas simmos olvidar que eso no es todo ¡ni mwbólicas a una imagen de María! cho menos! Nuestro mejor homenaje puede con • sistir en atender sus deseos, que no son Para que todos nos entendiéramos, podríamos decir: más que ¡os preceptos que nos da su Hijo en los Evangelios para que lo cumSi adornáramos y homenajeáramos plamos nosotros, seres de carne y hueel retrato de nuestra madre carnal que so, con el tora etlabora*. tenemos colgado en la pared y en sitio Orando despacio, pensando, en conpreferente de nuestro hogar y todos los tacto con Dios pidiéndole todo si así días incluido aquel, ofendiéramos su nos conviene para nuestra alma. memoria tratando mala nuestros hermanos y haciendo mal uso de los bieObrando en todo momento y todos nes y enseñanzas que ella nos dejó palos terrenos como-cristianos, que quiera nuestro bien, sin duda alguna que al re decir, procurando ser los mejores' que así se comportara le llamaríamos en el trabajo, en los pasatiempos, en mal hijo. los negocios,en el trato con el prójimo... Como en nuestro periódico no faltarán las alabanzas de ese gran día que fue el 30 de Mayo para nuestra comarca, queremos aquí hacernos eco del espíritu cristiano con que el Sr. J. Pons Ribas en «Reculh de Blanes de 30 abril último escribía su artículo con el titulo que hemos hecho nuestro de <Anar al Tu carácter No me gusta tu eufemismo: a la cobardía la llamáis <prudencia». Y vuestra prudencia es ocasión de que los enemigos de Dios, vacío de ideas el cerebro, se den tono de sabios y escalen puestos que nunca debieran escalar. Ese abuso no es irremediable.- Es falta de carácter consentir que siga adelante como cosa desesperada, y sin posible rectificación. No soslayes el deber.- Cúmplelo derechamente, aunque otros lo dejen incumplido. Tienes, como ahora dicen, «mucho cuento».- Pero, con toda tu verborrea, no lograras que justifique — providencial!, me has dicho— io que no tiene justificación. CARTAS AL DIRECTOR VAMOS PERDIENDO Por todos es reconocida la desaparición de costumbres que en un tiempo fueron consideradas insuperables, únicas e insustituibles, y algunas de las cuales al perderse o desaparecer causaron, en su tiempo, gran consternación, sobre todo, entre las personas de edad avanzada que durante su vida nunca habían imaginado pudieran desaparecer ni modificarse mientras los más jóvenes por ser producto de su época no le daban la importancia de los mayores. Algunas de estas costumbres han ido desapareciendo o modificándose a causa de las necesidades que impone la vida moderna; su economía, su ritmo, su materialismo, su indiferencia, etc. En el transcurso de los tiempos se han visto desaparecer, como hojas muertas barridas por fuerte viento dejando solamente el recuerdo de que habían constituido verdes ramas de agradable visión y sombra costumbres y maneras sociales que era signo de espiritualidad y unión. El deporte, la vecindad, el amor, la sociedad, etc; todas las ramas de lo que constituye la vida de los pueblos se han visto afectadas por este fenómeno considerado tan natural. Una de las últimas costumbres afectadas por este fenómeno, no ha mucho, ha sido el cambio experimentado en ¡a manera de despedir los duelos en los entierros. Quiero referirme concretamente a la manera como se vienen despidiendo actualmente los duelos, comparándola a como se venía haciendo anteriormente. Con esto no quiero criticar al actual encargado de este menester ya que cumple su misión, da las gracias y todos tan satisfechos (?); pero ¡qué diferencia de los otros encargados!aquellos señores ponían en su cometido algo que pa'recía cosa corriente, pero ahora se encuentra a faltar. Dichos señores casi habían llegado a la perfec- Voz de Malgrat. 1/6/1955. Pàgina 9 ción en su misión; empezaban dando las gracias a los acompañantes, Juego, con sentidas y buscadas palabras enaltecían las virtudes y la personalidad del difunto, lo que exaltaba el dolor de los concurrentes que sencillamente se veían asociados al de los familiares presentes y éstos acompañados en su desgracia y dolor por todos los asistentes, por último se reiteraban las gracias después de haber rezado el Padrenuestro. Esta corriente de afecto y solidaridad entre los familiares y acompañantes se producía de'una manera tan sencilla y emotiva que impresionaba a forasteros y vecinos. Examinemos bien el asunto, y veremos que hoy los familiares no pueden sentirse, después de despedido el duelo, tan consolados y acompañados en su desgracia como anteriormente. Ya sabemos que su consolarán igual con el tiempo, pero es indudable que el despedir los duelos ha perdido en espiritualidad, unión, compañerismo, etc. y que con ello hemos perdido una costumbre más, barrida por el fuerte viento dejando solamente un recuerdo. Ignoro las causas que han motivado la desaparición de esta buena costumbre; si habrán sido económicas, comerciales o acomodaticias, pero sean las que sean han motivado la pérdida de una buena costumbre, que alguno se dará cuenta de su desaparición cuando algún forastero asistente a un duelo actual no le felicite como en otras ocasiones por la manera como se venían despidiendo los duelos en nuestra querida villa, o el día que le toque acompañar a un ser querido a su última morada y encuentre a faltar aquello que él tantas veces había dado a otros, de manera tan sencilla, en análogo trance. MIRO, RAMIRO