6 El método comparativo Mediante este método pueden observarse inmediatamente las diferentes fases de evolución. Aunque la progresi6n es singular y uniforme, con respecto a toda la raza, algunas poblaciones muy considerables y variadas, por causas que son poco comprendidas, alcanzaron grados de desarrollo extrema· damente desiguales de forma que ahora pueden verse los estados más primitivos de las naciones más civilizadas en medio de ciertas diferencias parciales. Comte. ... Las instituciones del hombre están tan claramente estratificadas como la tierra en la que vive. Se suceden unas a otras en series sustancialmente uniformes por todo el globo, con independencia de lo que parecen diferencias comparativamente superficiales de raza y lenguaje, aunque perfiladas por la naturaleza humana similar que actúa a través de condiciones sucesivamente modificadas en la vida salvaje, bárbara y civilizada. TyIor. 1. fuNDAMENTOS ETNOCÉNTRICOS Intímamente relacionado con la teoría de la evolución social, y a decir verdad inseparable de la misma, se halla el sistema de clasificación cultural conocido aclmirativamente en el siglo XIX con el nombre de método comparativo. Pocos temas -se ve uno forzado a admitir- han sido tan plena y ampliamente mal interpretados como éste. Se cree que el método comparativo es la consecuencia de la antropolo- 196 CMtmI O SOCIAL B HISTORIA gfa ecientlf icae de fines del siglo XIX. No es cierto . Sus ra íces y es tructura básica so n ta n an tiguas en el pensamiento occidental como el inte rés de griegos y romanos po r los orígenes y fases de las cu lturas . Se cree q ue h a desaparecido en el siglo X-'C junto con las teorí as de Spcncer y Morgan. Tampoco es verdad. Su bsi ste como estructura de inc ontables t ra tamientos «comparatívoss ace rca de las instit uciones y culturas. Se cree que prueba la rea lidad de la línea gener a l de desa rrollo social propuesta por la leerla de la evolución social, pero no es así, ya que son fun damen tales para el m étodo com parativo y su supuesta validez, como con junto de pruebas, las concepciones previas - y tambi én las co nclus iones- de la tecr ta d e la evolución soc ial que el método comparativo tiene interé s en veri ficar. Es uno de Jos ejemplos destacados en todo el pe nsamiento so cial del razona miento circular. Se cree, de u na forma vaga, que forma pa rt e de la clase de comparación que interviene en cualquier obra genu inam en te cientí fica y qu e es análoga, por ejemplo, a los estu dios profundamente comparati vos de Frederick Le Play en el siglo XIX o a los de Max Weber en el campo de la reli gión . También eso es erróneo . No importa cuál fu ere la supe rficie compa rativa que adorne el método comparativo. no es comparati vo en sentido vital y no tien e . relació n con la clase de t rab ajo que apoyaba el gran es tu dio de Le Play sobre los ti pos de familias en el mundo o el examen comparativo de Wcb er acerca de la reli gión y de s u relación co n los ca mbios económic os. Pero el m áximo juicio erróneo en relación con la teoría ab stracta, m etod ología y finalidad es el de su defendido universalism o. Se piensa en muchos círculos que es te método marca el p rincipio de u na compara ción desapasionad a y objeti va de culturas e ins tit uciones en el mundo. Se describe fr eo cu en temente como in st ru m ento de lib era ción de la erudición occiden tal con respecto a la esclavitu d de su pasado y co mo hito ventajoso desd e el que se lograron criterios nuevos y más genera lizados acerca de la his toria y del desarrollo. Con el adven imiento d el m étod o co mpa ra tivo en el siglo XI X -suele decirse-e- la hi storia de la Europa Occidental fu e co loca da en una perspe ctiva acertada co mo una más de las innumerabl es his tor ias de los anales de la humanidad. De hecho, sin embargo, el m étodo comparativo, como averi guamos por los escritos de los evolucionistas sociales del EL MIITOOO COMPARATIVO 191 siglo XIX, Y en grado conside ra ble en la actualidad , es poco más que un apuntalamiento de la idea d e d esarrollo progresivo en general, y más es pecialmente , d e la creencia de q ue la hi storia r eciente del Occiden te po día to m arse co mo evidencia de la dirección en que se movería la hu man idad en conj unto, y, consecuentem ente, debería mo verse. E l conjunto especifico de cualidades culturales que a muchos racionalistas del siglo XIX p areció q ue m anifestaba la dirección de la hi sto ria occidental fue adaptado a efec tos comparativos conv írti éndase en los crite ri os de clasificació n de los pueb los y cultu ra s de mundo. 1 Com te , Ma rx , Spencer, Tylor y Ma rgan, sin excepció n, esta ba n convencid os d e que m línea espec ífica de d esarrollo que creyero n podían ver cu lminando en Euro pa Occid ental era much o más que el desarrollo occidental. Viero n el Occidente, y muy esp ecialm en te, I nglaterra y Fr an cia , como la vanguardia en un poderoso m ovimie nto de de sarrollo histé rico que con el tiempo abarcad a el resto del mundo. Lo que es tan evidente hoy en las pa rtes más progresivas de Europ a Occidental lo seria m añana en el res to de E uropa y en Am éri ca, y al día sigu iente, en Asia, y lue go. en Afri ca , en Oceenta, y otras partes «prímtn vas- del m undo. Si pregun tamos q ué era tan evidente en términos gené ticoevolucion istas en el Occiden te y que podía ser aceptado como atri buto de la si tuación de vanguardia de Occidente. la respuesta es clara: el modern ism o. Con ello q uier o indica r característi cas e ideas com o po r ej emplo , tecnología , indust riali smo, democracia, secularización , individualismo, igu alitarlsmo, y b asta cierto pu nto el socialis mo . En marcada oposición co n l . Nadie fue más exphci to ro es te punto que Com te. • Hemos di! es rul.Iiac la porcíoc m ás selecta, la v¡mguardia de la raza humana: la m ayor p arle de la raza b lanca. o las naciones europeas - lndu!O r es-t ri ngiéndo no s. al menos con respecto a lo s tiempos m odernos, a las nac iones de Europa occi den tal. Cuando d escc:Ddamos al pasa do más remoto. será p ara buscar lo s antepasado s po lí ticos de es tos pueb los, no im por t a. cual fu ere su p3 is. ~ Posirive Philasopñy, 111. 1·2, Lo qu e escribi ó Cornt e hubiera sido p erf ectamente acep t able p ar a Hegel, Marx, Spe ncer, Mor gan , Tyla r, y los otros evolucioni st as sociales del siglo. Lo qu e consideraro n ecomparatív o» en su m étod o estaba de stm.'\do únicamente a reforzar la autenti cida d d e la serie evolucioni sta que te n ía al Occid ente modern o como la vanguardia d e la m archa de! géner o humano. 198 CAMBIO SOCIAL E HISTORI A estos movimientos se hallaban los atribu tos del tradicionalismo o , en su ca so , de «at raso s o ep r ímítívismo »: paren tesco la visión sa grada o religiosa de la vida, el corporarlsmo. la j~qufa. el localismo, el artesanado, el rurallsmo, y slmilares. Todos los evolucionistas sociales -y aqu í podemos incluir los cie ntíficos sociales de aquel siglo en gene cat- estaban obsesio nados por es te con traste de valores y característica s. En un contex to , el contraste podIa se r la base de p rogramas de reforma, de revolución. En o tro contexto, el mismo contraste podía se r la pe rspectiva para marcar el se ndero del p rogreso. determinar el grado de aproximación o lej anfa de u n pueb lo espec ífico co n respecto a lo que no era só lo puramente bueno y justo. sino mucho más importante. mode rno. desarrollado. maduro. Pu es Comte. Marx, Spencer ----cU)'aS idea s eran tan profun damente diferen tes en muchos aspect os- estaban unido s en la creencia de qu e estos dos conjuntos de val ores podían con siderarse no sólo como evidenci~ .de }a trayectoría gen eral del progreso. sino como una facilitación de los indicios necesarios para distribui r las culturas del mundo en u na clasificaci ón útil. El que un pueb lo fu era ca lificado de civi lizado o primitivo dep en día de la m edida en qu e su cultura correspond iera a los valores del primer conjunto. De ahí la Intercarnbíeb ítided, antes como ahora, dc los vocablos «civilizado.., «moderno.. y ..desarrollado ... Z. RA rCES HiSTÓRICAS Lo mismo que la perspecti va más amplia del evolucionismo de la q ue forma parte. el método co mpara tivo no era realmente nuevo en el siglo XIX. Simplemente se h ab ía en unciado más síst em érícamente y se había dado un contenido m aya r a un viejo m étodo. En las páginas precedentes h e aludido ocasi onalmente a las clases de datos en que se apoyaban los eruditos, desd e los griegos en adelante, para trat ar de probar sus tesis con respecto a alguna con dición primi tiva de la bumanidad o a alguna línea de de sarrollo. Hay mani festaciones frecuentes de l u so del mé to do comparativo en uno u ot ro grao do de fcrmallsmo, en tre los griegos y romanos. De la idea de tisis se desprendía una especie de comparación. Como es crib e Jc hn L1nton Myres: EL ArnTODO COMPARATIVO 199 Para di stinguir ..de confornúdad con el modo de crecí- miento y describir la categoría rea l- era necesario, en primer lugar , recoger los hechos. Ello explica la apandón, en época más o menos temprana, de las colecciones de cocs ü- tucicnes como las rec ogidas pa ra Artstot eles y Dioe<trco, en la es fera política ; de las colecciones de animales y plan tas (éstas por razones prácticas. en época más bien porterior), en historia natural; de u n ..Viaje por el mundo.., como el de Hecateo de Mileto . uno de los ultimas y principales ca- mentadores del terna del crecímteneo. en Ket?B"'lfia, V de las colecciones de enfermedades . como las epidemias de Hipóera les, en flsiolog(a y medicina. ' No deb e imaginarse, sin embargo. q ue el método que My· res descrfbe --el afamado m étodo comparativo del siglo XIXfu era una simple comparación de tipos en cuanto a atributos paten tes. E ra una comparación. pero dentro de un presunto orden de cr ecimiento y desarr ollo de los tipos. Las prime ras p alabras de Myres del pasaje cita do lo ponen de rel ieve.• Disti nguir de conformidad con el m odo de crecimiento.. era h acerlo en cuanto a la tisis que cada sociedad o institución de otro tipo contenía Cuando Aristóteles comparo su propia constitución política con la de los Cklopes en Homero . y citó luego los pueblos «b árbaros.. que aún vlvían en s u tiem po, indicaba una presunta Hnea de desarrollo des de el parentesco, pasando po r la comunidad. hasta llegar a la pous. Le pareció a Aristóteles que los pueblos b árbaros contemporáneos facilitaban la eviden cia de lo que los gri egos hablan sido en otro tiem po. Hallamos también esta perspectiva comparativo-evolucionista en las primeras página s de Tuc ídí des, en las que. como trasfondo de su relato de los atenienses del siglo v, Inqui ere las formas más antiguas de sociedad griega, como pueden inferirse por Jos registros o testi monios. por Jos restos arqueológicos . por las superst ícíon es del p asado que persistían en su época, y por las formas de coexi stencia de pu eblos , a quienes Tu c:Cdides seleccionó considerándolos ejemplos de 10 que h abían sido los antiguos ate nienses . De un m odo similar , unos siglos después, cuando el h istori ador moralista romano Tácito escribió acerca de los puebl os germánicos que vivían entonces 2. «The Background of Greek Scicnce.., de John U nt on Myres, en los términos citados. p. 18. Véase tamb ién The Iniíuence ot Anthropology on the Course ot Political Science, de Myres (oBerkeley: University of California Presa, 1916), pa ssím . 200 CAA(BIO SOCIAL E }llSTORlA en las fr on teras de Roma, no fue sólo para que los romanos pudieran verse en ellos y com p arar el vigor y vi rtudes germánicas con su degradación. s ino también para insinu a r que t al como eran los ge rmanos en ti empos de Tá cit o as' era n los romanos de antaño. E n ningún momento de la his toria del pensamiento europeo ha fa ltado esta com binación de com paración y evolucionismo. Incluso e n el s iglo XVII pe ríodo generalmente más interesado por lo abstracto y est ructural que por lo e volutivo. b ail amos a Ho bbes. Locke y Pufendorf entre o tros muchos . i nspirándos e en los relatos de puebl os salvajes contem po ráneos pa ra ilu strar sus diversas proposiciones sobre el aspecto que debía presen tar el estado de nat uraleza. las narraciones de las vísítas de exploradores y m ision ero s a las partes más remotas del mundo -en ob ras como La peregrinaci ón (1613) d e Purchea, y lu ego. la posterior y más fa mosa del m ismo emprendedor autor. V iajes de H aktuyt (162S}- constituy eron una emocionante lectura para el vul go, que las adquirió ávidamente, y una lectu ra instru ctiva pa ra los filósofos sociales, qu e pudieron aprovechar científic a y po lí ticamente uno ti otro pueblo de los descritos en es LaS coleccion es. Para los p ropósit os de H obb cs, da dos sus valores politicos con respecto a la soberanía y la necesidad de inflexible e jercici o del poder soberano , 105 indios de la parte oriental de Norteam ér ka sirvieron admirab lement e para ilustrar su t esis de que el es tado de na tu raleza es el de gu erra e inseguridad, pues estos iodios se contaban en tre los más guerreros del hemis ferio. Locke, escrfbie radc una generación más tarde y p rofesand o unos valores políticos d jferentes, no tuvo dificutades. sin e mbargo, para aludir a o tros pueblos primi tivos que ilust raran un estado de na turaleza considerablemente más p acifi co. J 3. The l l1fl uf:1'fU of A,1fhroporogy, de Myres, en los términos citados. E n tiempos de Hobbes se recibían ab undantes inform es de las instituciones ma t ríarce tes de India meridional, Mrica negra y Nor teamérica, y, com o observa Myres, es tos informes ayudaron a Hobbes en su postura antterístotélíca de que el dominio matrtcarcal precede al patriarcal. Locke conocía bien a los indios cazadores y comedores de baya.'> de No r team érica, pero no a las comunidades agrícolas ín- días asentadas en la porci ón sudcriental. De ahí que no poseyera una buena cantid ad de dat os et nológicos que hubieran contrar restado en gran manera. su est ado de naturaleza tan marcadamente índividualfst a. EL m TODO COMPARATI VO 201 En el siglo XVIII, es pecialmen te en Franela, es te proto tipo del mé tod o com pa rativo se hi zo inmensamente po pu la r como medio de a poyar la t eoría del progreso de la civilización. Todas las culturas exist en tes en el m undo, desde las más s imples y t oscas a las m ás civilizadas (Europa occidental. s in d uda ) po dían ser dispuestas - se pensó- en un pan oram a concep tual de progreso h umano. Examinando este panorama, Turgot a firm é que, pese a su in6nita mente variada jerarquía de diferencias, «Ia cond ición existente del u niverso, al prese ntar al mis mo ti empo sob re la tierra t odos los matices d e barbar ie y refi namien to. nos m ue stra en cierto modo y a sim ple vista los monumentos, los ves tigi os , de t odo paso tomado por la humanidad. la apa rienci a de t odas las etapas po r las que pasó. la hi storia de todas las épocas• . 4 Las palabras de Turgot fueron pronunciadas en 1750. Repre sentan la enunciación más concisa de lo que es fundamental en el método compa rativo que h e podido halla r en la bibliografía del siglo XVIlL En ellas podemos ver Inmedia ta ment e el nexo entre comparación y teoria del desarrolle pro gresivo. Pero Turgot no fue el único en admirar este m ét odo. H ubieron m uy p ocos filósofos socia les en Europa Occi denta l en el si glo XVIlI que no hicieran uso de l mé todo en una u o tra forma. Lo que Rousseau, Condorcet. Adam Smith y Adam Fergusson nos ofrecen en sus hi storias na turales suponían una subordinación con respecto al punto de vista contenido en l as palabras de Turgot. 3. LAs T RES SI!RIBS Pasem os ahora a los ele mentos esenci ale s, a la est ructure, del mé todo com p aratí vo.! E s una sincronizaci ón de t res órde4. ..On the Suecessive Advances of the HUmaD Mind", de Turgot (discurso en la Sorbona , 11 diciembre 1750). trad. por Leona Fassett (Neuhaus ) en The Idea of Progress, de T('i ¡ art , términos citados, p . 173· 89. El pasa je citado está en la p á g . 174. S. He aprovechado en este sentido las ideas expresadas en Earty Anthrolog)' in the Síxteeruh: aná Seventeenth Centuries, de Mar, et T. Hodgen {Philadelphia: University of Pennsylvaní a Pre ss, 1964) y tambié?- ",S?d a! Thecry in too Early Literature oí Voya¡¡:e and Explorabon 1?Afrlca », de Katherine B. Oakes (tesis doctoral en filosofía no pubh- 202 CAMBIO SOCIAL B HISTORIA Des distintos de datos. El primero es el de los pueblos y organizaciones sociales coexistentes y objetos dispuestos en forma íogico-espacial. En este orde n se nos ofrece una sim ple clasífi cac ión de los m ateriales culturales en 10 relativo a u n tema determinado -parentesco, guerra, modos d e transporte, estratificación , relíg íé n-c-, sacados de todas las partes de la tierra y d ispuestos esencialmente en progresi6n lógica desde lo simple a lo complej o. A un extremo de) espectro I óglco-espaclal podría sit uarse, por ejemplo, la forma de vida de los habitantes de Andamán o de la T ierra del Fuego, y al otro. casi invariablem ent e. el de Eu ropa Occidental. E sto es, claramente si mple taxonom ía. Pero la cuestión no termina ahi El segundo orden de hecho y concepto incluido en el método comparativo es tem poral. Aquí aparece una serie cronológi ca , ext raída con la mejor habilidad m etodológica de los te stimonios hi stó ricos y arqueológicos de la historia cultural del Occident e, en especial. pero ta mbi én de otras zonas , como la chi na, la maya, la h indú , en qu e los documentos, obje tos arqueológicos y fósiles aportan cierta no ción de secuencia temporal. Evid en temente, h ab ían límites a este orde n puramente temporal de hecho y concepto , En primer lugar, incluso las zonas mejor co nservadas (arqu eológicamente h ab lando) tenían el ti po de «imp erfección. del qu e se quejaba Darwín en el perfil geológico, }' no eran lo suficientemente antiguas para satisfacer a los que se es fo rzaban po r descubrir las condiciones má s primitivas de Ja hu ma nidad. Los documentos bístórico s ordinarios pueden hacer retroceder a l im..es ñga dor de tres a cuatro mil años , los re stos arqueológicos otros pocos mileni os, y ahf termina todo. Ouedaba pendiente de respuesta la pregunta : ( cuál fue la condición de la humanidad anterior. mente? En segundo lugar , la arqueología estaba n ecesariamente confinada a la cultu ra material o reflejos ta n decepcionantes de cultura n o mater ial como las esti lizaciones en p iedra o pinturas en las pa redes de las cuevas, Pero ¿cuáles fuer on las creencias religiosas del hombre m ás antiguo, sus sistemas de paren tesco, sus técn icas de cont ro l social, su organización social en general? cada, University of California, Berkeley Library, 1944), y Th e AL:ce~ tance 01 Histories, da Kenneth E. Bock, términos citados . Tod as el la. tratan con precisión y autorida d la naturaleza del m éto do com parativo. EL ?omTODO COMPARATIVO 203 Llegamos aquí al tercer orden de datos y conc epto que interviene en el método comparativo: la serie evolucionista. Esta es una sed e abstraída de las existen cia s co nc retas de pueblos reales o períodos y zonas h is tóri cos. E s la se ri e cons truida con aquellos rasgos, ideas y elementos qu e pu eden suponerse fonnaron , para la sociedad en co njunto, a lo largo de la duración de la existencia de la sociedad total sob re la tierra. las fases sucesivas de desarrollo. En vez de la sociedad o cultura total, podía ser el sis tema de parentesco de l hombre. el s is tema económico, o las creencias religiosas del hombre. cada una de ella s en el supues to de un eleva do grado de universalización, incluso reifica ción, pe rmiti en do así la u tilización de tipos reales, empíricamente dados, de parentesco, economía y creencias religiosas en la formación de etapas para el desarrollo de cada sistema. Puedo ilu strar esto con un ejemplo p red ilecto de aquellos para quienes el método comparativo dem uestra e incluso p rueba la progresiva n aturaleza de ca mbio en el tiempo: el transporte. En el principio existió el paseo, que vemos ahora todavía como una especie de sobrevívencla del me dio de locomccí ón más antiguo de la humani dad. Asi e m pieza la serie evolutiva. Hoy, sin embargo, el hombre ha apre ndido a transportarse a través d el espacio s upraterrestre en cohetes qu e recoreen distancias en fraccion es de segundo que el hombre p rimitivo (es decir , el hombre a pie) hubiera empleado días en andar. Entre es tos dos extremos lineales se halla el gran conjunto de los _datos. proporcionados por el método comparativo. Todos los diversos métodos de transporte que hayan podido desc ub rirse p or el explorador o apu ntados por el ana lis-ta se interponen entre estos dos ext remos co mo una serie de pasos evolutivos en el ente que denominamos «transporte de l homb re •. He dicho pasos «evclutlv,os». Pero desarrollo significa cambio, como mínimo. Y el cambio 10 hemos definido como una sucesión de difere ncias en el tiempo en un ente p ers is tente. ¿E n qué punto de esta serie de paros evolutivos defen didos se encuentra el proceso de cambio? La respues ta es sencilla. No hay cambio, sino s610 una sucesión d e co ndicio nes y tipos de t ransp orte extraídas de todos los p eríodos posibles de hi storias y de todas Ias zonas posibles de la tierra, que luego son dispuestas en una serie lo más relacion ada posible con la serie 204 CAMBIO SOCIAL e HISTORIA históri ca real en el Occidente. pe ro sincronizada tam bién con la serie lógico-espacial que inevitablemente p roduce la varíación más amplia. Lo que tenem os, de hecho, en la denominada serie evolutiva es una se-rie minuciosamente graduada y ]6-gicamente co ntinua de «paradas en imagen. como en una peUcula. Es la vista -() más bien en este caso. la disposició n para creer- 10 que crea la ilu sión de desarrollo. crec imien to o cambio real. Se as imil a bastan te a una exposición en un museo. (Po demos hacer observar de pasada que los principlos de disposición de los obj etos culturales en los museos han sufri do una influencia con siderable por parte de los princip ios de la evolución cultural.) La última exposición que vi era de ..desarrollo de arte militar». Al p rincipio se exhibían ejemplos de aro mas primi tivas: lanzas. arcos y fechas. y similares. En el extremo más alejado de la expo sición se presentaban ejemplos (modelos en miniatura) de las formas más recien tes y terribles de inst rumen tos b élicos. Entre ambos ext remos, construído en p lena concordancia con los principios de la continuidad lógica , se hallaba todo el es pectro o gama de armas que han sido ba iladas o descritas por escri to en cualquier parte de la su perfi cie de la tierra y en cualquie r época. Se hacía re saltar a los ob serv ador es que todo esto representaba el desarro llo de las armas bélicas. Pero ¿a qué país se adscribía su desarrollo ? No, ciertamente, a Estados Uni dos, Tasmania, Chin a, Tierra del Fuego o cualquier otra zona concreta, geográficamente iden tificable e históricamente delimitada. Lo que ese de sarrolla.. no es de hecho ningún. ~ su stantivo .y empírico, sino UD ser elaborado, que ha rec ibido una espeoe de «naturaleza hipostáticas y que se deo omina «el arte de la guerra». Aquí quiero hacer una observación, sobre la que insistiré en el capí tulo final, pu es tiene algo que ver con el tipo de problema que supone el hacer que el con cepto de desarrollo satisfaga las necesidades d e nu estra comprensión de la varia, ción empírica. Estoy al udiendo a la variaci ón. Hay dos si gnifi cados muy diferen tes e igualmente importantes que podemos asignar a esta palabra. El primero es extraído de la lógica y de la taxonomía. Aqu í queremos indica r las variaciones de tipo, las variaciones que tie nen realidad únicamente en relación con algún tema o princip io de clasifi- I!L M~TODO COYl'ARATIVO 205 cación común. Las variaciones estadísticas entran en este signifi cado. Hablam os de una forma de danza. de utensilio de comida o paren tesco que varían con respecto a otros. Sin embargo. no M: supone el cambio en es te sentido de la palabra, Pero la evariacióne denota también cambi o, un cambio sustantivo real. Aquí un ser único y persistente se mueve O es movido de una condici ón a otra . Manifiestamente. hay algo más que la va riación lógica de l tipo en cuestión. Exis te un camb io de una forma diáfana . Eviden tem ente, el segundo sigo ni ñeado de la palabra lleva implícita una gran parte del primero. Pero, y es lo qu e qu iero re ca lcar, el primer significado no da p or supuesto el segu ndo. Podríamos hacer patente casi en estos términos la d ifere ncia entre la teoría de la evolución b ioló gica en el siglo XIX y la teoría de la evolución sociaL La clas e de variaci ón que Darwln y Wallace estaban interesados en explicar. e incluso con más evidencia Men del, era la va riación genética, es de cir, u na variación en el sentido de tipo, sí , co nsiderado taxonomícamente, pe ro sobre tod o, variación en el senti do de cambio. Pero cuando consideramos la teoría de la evolución social a través de los panoramas form ados por el método comparati vo. vemos una variación clasificadora. es decir. variación en el sentido sim ple de gra daciones de re lación lógi ca. De ahí la afición del evolucionista social d el siglo XIX a tratar la sociedad to tal o la cultura total. Y cuando estrechó el ámbito. eligió todavía algo amplio y capaz de universalización -como parentesco , constitución pol ín ce. ley, medios de t ranspo r te. armas, etc. No le interesaba el o rigen de ninguna de es tas cosas en una zona o p ueblo es pecificos -excepto en la medida en que la práctica o creencia de un pueblo de terminado podia ser universalizada como origen de la institución o caracterizada como un tipo universal- sino más bien el origen de la práctica en la totalidad del espacio y del tiempo. En todo es to tenía extrema im po rtancia la forma en que se di sponían los materiales his tóricos y etnográficos; la forma exacta en qu e se elegía el propio ej em plo de Jos pueblos m ás simples, toscos y arca icos existen tes sobre la tierra. ¿De qué otro m odo había de probarse que la r eli gión em pezó con el anim ism o y no el totemismo, que el matrimon io por grupos fue anterior al mat riarcado y así sucesivamente? En suma, 206 CAMBIO SOCIAL B H l s roRlA ¿cómo había de vali darse la línea de evolución pre ferida po r una caracteristica determinada? La res puesta fue elaborada partiendo de una u otra disposición de los datos extraídos del primero y segundo órdenes de conceptos y hechos qu e he mencionado. El evolucionis ta, contando con el segundo orden ---es decir, la serie tempo ral, incom pleta, pero conocida»- como orientación, podía pasar al primer orden - la seri e 16gico-espacial, " con respecto a tod os Jos materiales necesarios para completar su teoría específica de o r ígenes o etapas d e d esanollo. Asf. pudo escri bir Augu ste Com te en rela c ión con su propia entidad reíficada -el conocimiento humano a través de las épocas- que po r virtud de l métod o comparativo das diferen- tes eta pas de evolución. podían ser observadas simultáneamen te en el mundo. «Desde los infelices h ab itan tes de la Tier ra del Fue go a las naciones más ava nzada s de Europ a Occidental, no hay categoría social qu e no exista en algunos puntos del globo, y generalm en te en local id ad es clarame nte sep aradas.» ~ Tylor dice al respe ct o : «La s instituciones del h om bre es tán ta n claramente es t ratí ñ cadas como la ti er ra en la que vive. Se sucede n unas a otras en series su stancialmente unifonnes p or todo el globo, con independencia de Jo que parecen di ferencias com parativamente superficiales de raza y le nguaje. pe rfilada s por la natu raleza huma na similar q ue actúa a t ravés de condiciones sucesiva me nte modificadas en vida salvaje. bárbara y cívílízada,» 7 lA qué se refiere es pec íficamente Tylor cuando habla de Ja eserí e sustancialmente unifcrmee? A la civilización, palabra que utiliza en un sentid o reiñca do, abstract o y genérico íd én tico al empleado en el siglo XVUL A esta abstracción o civilización al ude Ty lor en el sigui ente pasaje: Por lo que res pecta a la evid encia, parece que la civilización se ha desarrollado en el m undo a t ra vés de es tas tres etapas, de manera que obse rvar a un salva je de las términos citados, n, 250. •Mediante este método -escrib e ccmre un a vez más para todos los evo. lucionistas sccíales-; pu eden observa rse a un tíempc todas las diferentes etapas de evctucíon.e ([bid., p. 249). 7. •On a Methcd of Inv estlgatlng t he Devclopmcnt of lnstit utions : Applied to Laws of Marrlage and Descent», de Bdward B. Tylor, Joum al ot thc Royal Anthropological l nstitutc, XVIII (1889), 269. 6. Th e Positive Phi losophy, de Ccmte, EL aércco COMPARATIVO 207 selvas brasileñas , un bárbaro de Nueva Zelanda o dahomano, y un europeo civilizado. puede ser la me/·or gula pa ra el es tudian te para comprender el progreso de a ravilizaci én, sólo que debe advertirseJe que la comparación es sólo una guía, 00 una explica ción completa. I Como guía o coma explicación completa, el método comparativo fue útil para los fines de los teóricas de la evolució n social de una forma qu e Darwín debe haber envidiada. Reccrdaremo s que Darwin , t raba jando tamb ién con base e n una teoría de camb io lento. gradual y con tinuo, había conf iado en q ue el perfil geológico ej emplificarla esta teor ía mediante su preservación de tip os de fósil de tod as las especies ín termedias y tipos en la cadena de l se r. Darwín, desde lu ego, no halló esta cadena continua, y en consecuencia, declaró .. imperfec to» el perfil geológico. Pero los evolucionistas socia les, inspi rándose en los m a teriales de la histor ia, de la arqueologí a, y so bre todo, en la ap a rente plenitud de la evidencia et ncgr áñcc, pens aron hallarse en la posici ón que Darwin s610 h abía sonado . Herbert Spen cer fu e con m ucha el u suaria m ás elaborado y en tusíasta del mét od o comparativo. Toda cuanto lefa, la aprovechaba pa ra refo rzar sus teort a. ( Realmen te no lefa libr os «estruiaba su contenido•.) Los cajones de archivo de su estudio ( nos con fía en s u Autobiografia) esta ban ordenados y jerárquicamen te si tuados en e tapas evolutivas en relación con cada una de las instituciones principales de la sociedad. Siemp re que descubría un n uevo rasgo en sus lecturas, lo anotab a y archivaba en la sección del caj ón en que dicho rasg o tenía trascenden cia en cuanto a la evolución . Cuando llegab a el tiem po de empezar a escrib ir uno de sus tratados sobre el t ema, era cuestión- nos dice con extrema y espontánea in genuidad- de t rasladar simplemente a las páginas del manuscrilo el con tenido d e los múlt ip les recortes de papel conten idos en los cajones. Nu nca - nos d ice S pencer- hubo un m om ento de duda. Dado el pre vio descubrimiento de todos y cada u no de los es quemas de de sarrollo institucional, era la bo r de niño acoplar al mismo la s rasgos sociales y culturales descub iertos en sus le ctu ras. 8. Ant hropology: An In troduct/on to the S tudy of Man al1d Civilization, de 'I'ylor (Londres, 1881; Nueva York: J. A. Hill & Compan y, 19(4), p.19. 15. CAMIUO SOCIAL 208 '.¡ ti :1 , ¡ !' CAMBIO SOCIAL E HIStOR IA Innumerab les lectores de nuestros días han sonreído a nte el candor de Spencer y su a parente mente sencilla dedicación a u n mé todo que le era propio. Pero, dejando de lado el candor y la in genuidad, e ra el m étodo utilizado por tod os los evolu cionis tas soc iales -c-en tonces y a hora- y. habida cuenta de los obje tos y premisas de una teor ía de la evoluc ión social, era indispensab le. El mismo método com parativo sirve de estructura a la obra de Ma rgan, La sociedad antigua. Aquí, mediante una d istribución lógica del material ext raído de la e tnog rafía y de Ja histori a a ntigua de Europa Occidental -no tablemen te d e Ic s grie gos hasta ll ega r a la s reformas de Clís tenes-- Ma rgan p rese ntó el panorama evolu tivo que hemo s descrito. Al igua l que Tylor , su inte nción sin duda era ofrecer una gu ia más que una expltcaci é n completa. Los materiales del mé tod o comparativo ilu st raron el desarrollo natural de las tres insti tucion es (o, mej or di cho, de la id ea de cada una): parentesco, constitución política y propiedad . Ma ne y Engels, como sa bemos, queda ron fascinados po r el lib ro de Ma r gan, viendo en él u na ejemplifica ción detallad a n o sólo del pap el cen tral de la p ropiedad y de sus conflictos e n la e volución soc ia l, sino también de una aproximación con respecto a la secuencia de e tapas de la humanidad que ellos defend ían. Bngels, en s u obra El origen de la familia y de la propiedad privada y del estado (volumen que sigue os te ntando UDa ca tegoría se m ibfb lica en la antropología ma rxi sta ) se inspi ró p ro fundame nte, como reconoció francamente, e n las in vest igac ione s de Ma rgan. Es i ndudable que Marx y Engels vieron la dis tribución taxonómica de institucion es e n el mundo como una serie e voluti va unitaria y sim ultánea, reflejada e n aquella abstracción que denominaron «sociedad. o «sociedad económica •. Corno dij e al principio de es ta sección, el mét od o co m parativ o era un m edio de demostrar no sólo el carácter progresivo del cambio en el tiem p o -es decir, su movimiento de lo simple e indi fe renciad o a lo complejo y muy difcre ncia do-c-, sino ta mb ién la p osición manifiestam ente avanzada del Occide nte. Pues pese a lo que puedan decir los criticas de la sociedad occiden t al, po r necesari a que pudiera ser la r ef orma o rev oluci ón para su u lterior avance, nadie podía arrebatar a EL ~tODO COMPARATIVO 209 Occidente su posición culminante en la jera rquía evolutiva de las culturas. A ~ayo r abundamiento, podrí amos categorízar los p ueblos no occtden ta tes como no sim plemente exó t icos o diferentes s ino como reflejo de etapas inferiores de un ava nce evolutivo' que se creyó universal Por t anto, mucho podía perdon arse a los trafican tes de escla vos , m isione ros y administradores occídental es de la s colonias, su actuación e n las «p a rtes más primitivas del mundos. Pues por ce nsurarles que pu eden parecer sus actos a corto plazo a la luz de una conciencia humanitaria estos mismos actos, a la larga, po d ían se r el medio de acelerarel desarrollo de estos pueblos hacia el modernismo. Así, Mane, en cier ta s refl exiones sob re la I ndia, bendijo las depreciaciones realizadas allí por la East India Compa ny por la razón de que, por repugnantes que pudieran parece r a simple vista, era,n, con todo, n ecesarias para el progreso a co rto plazo del pa.J.s. . .Para l~s. interesados P?mordialmente en afianzar una p oSICIón política de una naci ón occidental en Afri ca o en otras esferas de cultura eprímít íva » o e re tardeda e, la teor ia de la evol ución social era, evidentemente, W13 maravillosa justi ficación de la influencia de l Occi dente. Si había de mostrarse ciertamente un pueblo na tivo de terminado como ocupante de un Pu esto relativamen!e bajo en la escala evolu tiva, hecho que era ma wfestado m ediante el método com pa retívo, ' no era m omento oportuno pa ra que in ter vini e ra el paternalismo y salvara a tal pueblo de la s peores expe r iencias y del tiempo transcu rrido en la evolu ción natural? Con ese paternallsmo occidental podía indi carse a los pueblos nativos del camino hacia el mod ernismo. la bibliografía de la ad mini straci ón colon ial, de las misiones cristianas y de los trafi cantes d el siglo XIX se ocupa exte nsa men te de la s fa ses de ava nc e in cluidas en lo que se creyó po r muchos que era el curso de la evo luc ión social hacia las cumbres occident ales. Pero el método comparativo sirvió t ambi én para tranquilizar a los intelec tuales occidentales acerca de la r ectitu d evolutiva de su propia sociedad -o m ás bien , de aquellos elemen tos de su sociedad qu e eran «m odernos», en con traste con aque llos otros considerados retrógrados. Con est a b ase de comparación podían desecharse de spectiva ment e como a rcaicos grandes se ct ores de la organización social - Incl uso la familia y la reli- 210 CAMBIO SOCIAL E HIS'I ORIA gión- com o des tinados a desaparecer a la larga mediante los procesos de desarrollo que ha bían adquirido influjo en 0 ccl:dente. como la tecnología, el racional ismo, la igualdad y cualldades relacion adas. Nada h a im portado tanto al in telectual racionalista moderno como el que se piense de él que sigue la pis ta de la evo lución h istóri ca. Las cree ncias. la s actitude s y las acc iones de be n co rresponder con lo que es progres ivo y DO con lo que es «no progresivos. Los elementos de creencias y co mportamientos que D O se as imi laban fácilmente a la categOría de modernismo podían ser rechazados como «res to s» comparables a las punta s d e flecha y ti es tos de cerámica h alia dos en montones de escombros, y que similannente den otaban etapa s de desarrollo m ás antiguas, d e p rimit ivis mo s o atraso, en vez de modernismo. 1 1, La p alab ra eres tose a dquirió una importancia estratégica. permttesenos señalarlo, en las ob ras de Tylor y Margan, especialmen te en el p rimero. Pu es, en la última parte del siglo XIX, cíertos talentos agudos, y en ocasiones determinados fundamenta llstas. atacaron la lógica del método comparativo y del evoluci onismo pro gr esivo en general. Se preguntaban: ¿có mo podemos concluir tan fáci lmente que el orden progresivo en que está n ordenados los pueb los de l mundo por el evolucionista soci al sea el orden adecuado? ¿Por qué no podría ing en iarse, con base en razones estrictamen te lógicas e incluso empíri cas, un orden muy d iferente, en el que, por ejemplo, Chína o la I ndia es tuvieran situadas en la cumbre dentro de la categoría de «desarrolladas o «más desarrolladas en luga r de Inglaterra o Francia y la Europa Occidental en conjunto ? Todavía se had an una p regunta más fundamental : ¿Por qué motivos lógicos y empíricos suponem os que el cambio en el tiempo tiende a ser progresivo y no regresivo? (Se record ará por el ca pí tulo p recedente que en la Europa Occidental del siglo XIX habían p rofetas de la decaden cia y degeneraci6n as f com o d el p rogr eso.) Aunque como ocurre generalmente cu an do se formulan preguntas en cienc ias y filo sofía que n o encajan en los p aradigmas vigentes, estas preguntas fueron oficia lme nte desatendida s. cuando no fueron objeto de burla, como hizo T. H. Huxley co n todas las críti cas del darwinismo, p ero hay amplias pruebas de que eran atinadas. Los principales evclucíonlstes sociales se vieron obligados a reexaminar, de una forma u otra, las p re misas importantes de sus teorías y a tratar EL DTODO COMPARATIVO 211 de re forzarlas, en 10 posible, en cuan to a la presu nci ón de que el desarrollo es progresivo, es decir , en la dirección de una complejidad . di ferenciaci6n y adaptación funcional ca da vez más m arcadas. Aquí es donde la doc trina de los <restos> fue có modamente utilizada por los evolucionistas progresivos. Como ha mostrado Margaret T. Hodgen en una importante obra de investigac~ón,9 Tylor se sintió tan moles to ante los ataques a su aprecíada teoría del progreso evolutivo en el tiempo que creó Ia idea d e los «restos» como una forma d e contraataque. La fonna en que lo h izo DO precisa ser tratada aquf con ~et~lle: Baste decí.c que em pezó por elaborar p reci sa men te la dístínct én, tan es timada por los racionalistas victorianos, en tre tradiciona1i~o y modernismo en la sociedad occidental, incluida su p ro pIa I nglaterra. Una inspección detallada de algunos de los ele~entos del t ra dicionalismo ---que p uede h allarse en tre la p oolecíón rural los atrasados. incluso en los juegos infantiles así como en tod'a la gama de la superstición- reveló - según manifest6 Tylor- una nota ble semejan za con elem entos de cultura en uno u otro pueblo carente de escritura en que tales elementos exis tían en perfecta conformidad con el consenso o estructure social de ese pueblo . E n esa hipótesis -argumentaba Tylorl no podía ser tomada la p resen cia d e es tos m ismos rasgos entre los sectores eatrasados- de las po blaciones occidentales o dentro de los co ntextos puramente supersticiosos o rituales o ceremoniales como prueba de Que Ia soc ieda d occidental había conocido en un tiempo una fase en que es tos elementos estaban tamb ién perfectamente asociados al sistema más amplio d e creencias d el o rden social? Ty1or , al tiempo que aprobaba otros muchos usos de l mé todo comparativo. pensó q ue Ja respuesta era claramente afirmativa . Una vez que se tomara como n orma el ti po d e creencias representadas h oy por las prácticas de Hal1owe, por ejemplo, fu eron prácti cam ente partes fun cionalt;s del orden cultural occidental. E l ti empo, sin emb argo. les h ab ía perdo nado. Los procesos de desarrollo progresivo han hecho, al elevar el racionalismo y otros modos de cre encias más progresivos, de las prácticas de Hall owe lo que son hoy en el Occ í9. The Doctrine 01 Survivals, de M¡u-garet T. Jlodgen (Londres : Allenson and Company, 1936). Véase también su obra Early Anthropotogy, t érmíncs citados, especialmente capitulo 11. 21 2 i ,1 11 , !~ , 1 '1 " ;'¡ , d II I ,1 , l' ., l' I CAMBIO SOCIAL I! H ISTORIA dente -la dívereí én de tos uíños, la cree nc ia de los elementos atrasados de la población. No desearíamos hacer el recuento de los eleme ntos de autocu mplimien to, de autentificación propia, y de lo lógicamente circular en este modo co mpleto de análisis. En cu alquier caso n o importa. Me interesa únicamente indica r la importancia de la idea de los «restos.. en la estructu ra del método campara. tívo. Las voces de critica del evolu cioni smo progresivo fueron en gran parte sofocadas por los que hallaron en el m étodo comparativo abu nda nte j us tificación para lo que hab la defendido la idea d e p rogreso ; a saber, q ue el ca mb io normalme nte se real iza automáticamen te y se dirige si empre hacia una mayor ada p tación y diferenciación de función y tip o, y que los pueblos nativos de Atri ca , sur de Asia, Oceanía y Améri ca podían ser cons iderados -s-debian sedo, po r tanto-e- co nstitutivos de un testi moni o de su cesión temporal. Los m ás simples de tales pue blos pasaron a ser --en perfecta lógica da das las prem isas re lativas al crecimiento que si rven de fundamen to al método comparatívc--, «nuestro s antepas ados contempo ráneos », <m uest ro s primitivos conte mporáneos» o «sociedades fosiliza da s». Todas las expre sIones que acabo de ci ta r pro vien en de ob ras bastante rec ien tes, lo que indica que el método comparativo sigue «vivo .., au n cuando se al ude frecuentemen te a l m ismo como a algo que mu rió co n lIer be rt Spencer. A dec ir verdad , los sis tem as clas ificados amplia me nte u tili zados en la ac tualidad p ar a el estudio de las culturas no occiden tales derivan directam en te del método comparativo de l siglo XIX. En gran medida, es to s sistemas em plean como criterio para la separació n de los pueblos cpro gre sivos.. con respecto a los «no p rogrest vos.. (o , como es mucho m ás corriente en la actualidad emodernizadcs ..) id én ti cas cualidades - tecnología, individualis-' mo. sec ula rización. etc.- que descubrieron e n Fra ncia los intelec tuales de la Ilus tración y que los evolucionistas sociales del siglo XIX conceptuaron incorporadas al sis te ma de com paració n evolutiva. Con tinua mos d ividi endo las sociedades de l mundo en «de sarrolladas- y «no desarrolladas.., con u no o m ás gra dos de desarrollo in termedio interca lados, para facilita r esa con tinuidad tan apreciada hoy como lo fu e en cualquier p eríodo de l pa sado. No nos p ermitiríamos utilizar las palabras «salva. je.., «bár~aro » y «civilizad o» hoy, creyen do que pueden sugerir etnocen tn sm o, aunque estas p alab ras no ofen dían la m en ta. 213 EL m IODO COMPARATIVO lidad impecablement e racionalista y liberal de Edward Tylor. Pero sean cuales fu eren los términos que podam os elegir hoy - los más rudos del uso vic toriano-racionalis ta O los m ás neutralizados y suaves del uso corriente--- todos dependen para su sign ificado de los criteri os que he mencionado -ccrí terí os que se elevaron a rango intelectual hace un par de siglos en el Occidente cuando los reformad or es y revolucíonaríos t rataron de emancipar la cultura occidental de su h erencia medieval y, al hace r es to . esgrimieron a su favo r la poderosa idea d el desarro llo p rogresivo. La consecuencia más di fu ndida, aunque a menudo ú1til , de la perspectiva evoluñvo-comparat lva del siglo XIX es la form a en que co n tinua mos dis po n iendo los m ateriales cu lt urales para un es tu dio y análisis conjuntos aun cuando en u na ob ra de terminada no hay al usión alg una de inter és en la evolución social como talo incluso en el ca.mbio social. No deb e sorprende m os que todos los elementos esenciales del método comparativo se b ail en en una obra com o la re ciente de Talcott Parson s «Sociedades, Perspec tivas evolucionistas y comparativas", 10, con su distribución de los puebl os del mundo. pasado s y act ua les, en tres grandes y escalonados niveles d e «primitivo a, «in termedi o.. y «moderno .., pu es la intención del p rofesor Parson s es man íItes ta y reconocidamente evolu tiva. Admitiendo, incluso pon iendo de relieve , su p ropia y singu lar so fis ticación teórica y la mayor abundancia de materiales en los que pudo basar su labor, és ta incide claramente en el ti po de obra que en el siglo XIX p ro dujo las obras de Spencer, Margan y Tylor. En suma, es una obra que defiende la lenta . gradual y continua evolu ción de toda la hum anidad a través de los tres grandes n iveles que forman la estructura de su lib ro . Pero hay muchas obras qu e. carecien do en conjunto de una manifestación de interés por el cambio y el desarrollo, están orga nizadas a efec tos co mparativos mediante la es tructura del mis mo método comparativo. Una de las obras más recien tes es el importan te tratado de Cerhard Lensk i sobre la es t ratificación soci al Poder y privilegio u. El libro está tan desprovist o de cualquier intención evolutiva que el índice n o 10. Societle-s: Bvoíutíonar» Ut¡J Comparat íse Perspect íves, de Talcctt Par. sons ( Englewcod Cliffs: Prentfce-H all, 1966). ti. Power ami Priv ilege, de Gerhard Lenski (Nueva York: McGraw-Hill, 19(6). 214 .1 CAMBIO SOCIAL B HISTORIA menciona en absolu to las palabras «evoluci6n., «d esa rrollo. e incluso cca mb io •. El propós ito del p ro fesor Lenski es puramente teóric o y analítico. Se ocupa de llegar a una comprensión de la n aturaleza de la est rati ficación social y de proporcionar ciertas hipótesis acerca de ella. En ningún momento sugiere que el panorama de es trati ficación social qu e nos expone en io<; capítulos de l lib ro ~ evolucio nista y. men os que n ada, unilineal. Pero con sólo mirar el índice. observamos en seguida el enorme influjo que sigue teniendo el método comparativo en las ciencias sociales co nte mporáneas. Empezamos con la natura leza del hombre , lo m ismo que cualquier estudio d e hi storia na tural del siglo XVlJI. Pasamos a an alizar lo s diversos elementos universales de la sociedad y de la cu ltura. los que no pueden dístíngutrse de la sociedad human a en el punto en que se encuentran. E ntonce s aparecen los «sistemas de dinámica y distributivos» y la ..estructura de los sis temas distributivos.., en definitiva, la es tá tic a y dinámica de aquella parte de la sociedad que reviste mayor interés para 1.enskt: los sistemas de estratíflcacl én Soci al. Basándose en estos análisis p reliminares de la naturaleza del hombre. de la sociedad y de la est ra tl ñce cíó n. co nsidera luego las sociedades en el mundo , al que Lensk i transporta, por decirlo as í. sus hipótesis relativas a la naturaleza de la estratificación social. ¿Cómo están dispu estas estas sociedades --de todo el pasado y del presente- taxon ómlcamente a efectos de su breestlgaci én? Es lo que h e mencionado com o las d os series. es decir. la serie lógico-espadal y la serie cu asi-h istórl ca. Puesto Que su libro no t rata la evolu ción. la te rcera serie - la evolutiva- es omitida. Si el lector desea extraer conclusiones evolu tivas de l panorama p re sentado por el profesor Lenskl , es muy libre de hacerlo . pero no es la intend6n exp resa de la ob ra . Pocos lectores. sin em bargo, podrán resistirse a sacar tal es co nclusiones evolutivas. Pu es Jo que sigue y con sdtuye una bu.ena parte d el libro es u na serie de capítulos qu e versan, en primer lu gar, «sobre las sociedades cazadoras y re colectoras». segundo, «sociedades agrícolas sencñles»: tercero , «scc ledades agrícolas avanzadas..; cu arto -en dos grados-e, «sociedades agrarias», y quinto y último, aquellos aspectos del modernismo económi co, político y tecnológico que el profesor Lenski EL mTODO COMPARATI VO 215 coloca baj o el encabezamiento de «sociedades industriales ». Debe admitirse que una vez emprend ida la tarea de clasificación de sociedades co m pletas o sistemas sociales completos , como la estrati ficación , se precisa algún sistema de taxonomia. Pero ¿por qué és te? Me atrevo a decir que podríar. avanzarse varias razones p ara jus tificarlo -c-razones anaUticas teórica s, inductivas y deductlvas-c-, pero deb o su gerir que. pese a estas razones in dudablemente plausibles . es muy improbab le que es te sistema fu era aconsejable si prevalecieran una u ot ra de las consideraciones siguientes: a ) el autor no fuera representante de la civil ización moderna, ind u strial y democrática cuyos elementos fu ndamentales ofrecen Jos criterios por comparación d e cult uras cruzadas, b) no h ub iera existido nunca el m étod o com parativo as ociad o a los nombres de Comte, Spencer y Tylor. Debemos hacer un a ob servación final acerca del método comparativo del siglo XIX: su circularidad de razonamiento. El gran intento de este método era probar, m ediante comp aración de pueblos y p eríodos, la validez de la idea de desa rrollo evolutivo, de la diferenciación progresiva de tipo y función a través del tiem po. tomando la tot ali dad de la civilización como mat eria fundament al. Pero como el lector hab rá p odido observa r, el valo r del método comparativo en los limites establecidos esta ba ampliamente subord inado a u na previ a aceptación d e la idea de desarrollo pro gresi vo.