TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: Gobiernos subcentrales y gestión de la tributación ambiental: el caso del agua en España* AUTOR 1: Jaime Vallés Giménez Email: [email protected] AUTOR 2: Anabel Zárate Marco Email: [email protected] DEPARTAMENTO: Estructura e Historia Económica y Economía Pública UNIVERSIDAD: Zaragoza ÁREA TEMÁTICA: 6.- Financiación autonómica y local RESUMEN: Nuestro trabajo pretende comprobar si tras la aprobación de la Directiva Marco Europea del Agua los gobiernos regionales han disfrutado de ciertas ventajas comparativas frente a los locales para gestionar la tributación ambiental sobre el tratamiento de aguas residuales, puesto que el gobierno central impulsó un proceso de centralización a escala regional de dicha competencia tributaria, que hasta entonces gestionaban los gobiernos locales. PALABRAS CLAVE: haciendas subcentrales, tributación ambiental. (*) Los autores agradecen la financiación recibida del Ministerio de Educación y Ciencia (Proyecto SEJ200766654/ECON), del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y del Instituto de Estudios Fiscales. 1 1. Introducción Una de las principales características de las sociedades avanzadas en las últimas décadas es la importancia y prioridad asignada a las cuestiones ambientales, entre las que se encuentra el problema de la disponibilidad de agua y su gestión, puesto que es un recurso cada vez más escaso y de peor calidad, cuyo uso es necesario en casi todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. El impacto ambiental y los problemas de salubridad vinculados con la gestión del agua ponen de manifiesto que estamos ante un bien escaso con características de recurso público de explotación común (common-pool resource), cuyo uso o consumo genera una clara externalidad negativa, que justifica claramente la intervención del sector público. Nosotros analizamos los aspectos relacionados con la descentralización de la tributación sobre el uso del agua puesto que muchos de los problemas que se plantean son locales, incluyendo la gestión del agua, al tratarse de un bien público subcentral. Adicionalmente, las Administraciones Públicas en el ámbito europeo están cada vez más condicionadas por las exigencias de estabilidad presupuestaria, con limitaciones estrictas al déficit (Pacto de Estabilidad y Crecimiento, acordado en el Consejo de Amsterdam de junio de 1997). Sin embargo, son muchas y muy notables las dificultades a las que se enfrentan los gobiernos de cualquier nivel (central o subcentral) para controlar el crecimiento del gasto público o, alternativamente, aumentar en la medida necesaria la recaudación tributaria, especialmente en el ámbito de los gobiernos subcentrales, pues éstos tienen su capacidad fiscal limitada atendiendo a las recomendaciones teóricas del federalismo fiscal. En este contexto, adquiere especial interés el aprovechamiento por parte de los gobiernos subcentrales de las posibilidades que ofrecen los tributos ambientales, puesto que parece haber argumentos teóricos y empíricos que justifican su uso. Las tasas de usuario y los precios pagados por los bienes y servicios suministrados por los gobiernos (electricidad, vivienda, agua, recogida de residuos, etc) siguen un modelo diferente: éstos son siempre administrados por el gobierno que suministra el servicio, sin tener en cuenta qué administración se encarga de la recaudación. La experiencia internacional demuestra que los tributos no necesitan ser administrados por el gobierno que los recauda (Mikesell, 2003). Además, no todos los tributos exigidos en una economía tienen administrativamente la misma estructura o formato (la gestión puede ser enteramente independiente para unos tributos, totalmente central para otros, y puede haber una cooperación muy importante para otros). 2 En este contexto, la Directiva marco del agua (Directiva 2000/60/CE, de 23 de octubre de 2000) establece un escenario comunitario de actuación en el ámbito de la gestión de los recursos hídricos, en el que cobran gran protagonismo las medidas destinadas a gestionar la demanda de este recurso. A este respecto, es importante tener presente que los niveles subcentrales de gobierno no disponen de igual capacidad a la hora de gestionar la tributación ambiental. Por tanto, el papel de los tributos ambientales a nivel subcentral merece indudablemente una especial atención, tanto si la finalidad es mejorar la calidad medioambiental, como si es equilibrar los presupuestos de los diferentes niveles de gobierno, si bien, hemos creído preciso indagar en si existen ventajas comparativas en la administración de la tributación sobre el agua entre los gobiernos locales y regionales. Por tanto, el objetivo de este papel es establecer si en el contexto actual de descentralización de la tributación del agua en España existen diferencias significativas en los resultados alcanzados entre la gestión local y regional para forzar unos modelos de consumo adecuados en respuesta al precio del recurso y a la tributación ambiental. 2.- Argumentos económicos en torno a la descentralización de la tributación del agua: El caso de España en el contexto europeo. Desde un punto de vista teórico, la valoración del proceso de descentralización de la gestión del agua afecta a tres aspectos. En primer lugar, la intervención del sector público está justificada por la existencia de un problema ambiental relacionado con la gestión del agua. Es más, el carácter subcentral de algunos problemas ambientales y, concretamente, de la gestión del agua como recurso escaso con atributos de bien público subcentral, ha motivado que nos ocupemos de las cuestiones relacionadas con la descentralización de la tributación ambiental del agua El segundo punto es básicamente cuestión de seleccionar la herramienta adecuada para instrumentar la actividad del sector público. La mayoría de los gobiernos han preferido tradicionalmente hacer uso de instrumentos normativos de tipo command and control para la protección del medio ambiente. Sin embargo, la continua extensión del deterioro ambiental ha evidenciado los límites de las regulaciones tradicionales y como consecuencia, se ha vuelto la vista a los instrumentos económicos y, dentro de ellos, a la idea inicial del impuesto corrector. Los impuestos ambientales forman parte del tradicional cuerpo teórico de la economía, dado que la contaminación es un claro ejemplo de externalidad negativa y la opción de la tributación proporciona un mecanismo para gestionar este fallo de mercado, tal y como se ha reconocido en el trabajo seminal de Pigou. Como consecuencia, la 3 presencia de los instrumentos fiscales en las políticas medioambientales no ha dejado de crecer a partir de la década de los ochenta (ver OCDE 1989, 1994), mientras han sido numerosos los argumentos que en la literatura se han esbozado a favor de los impuestos ambientales y en contra de la regulación convencional 1 . La tercera cuestión en el contexto de un estado descentralizado es cuál es el nivel de gobierno adecuado para establecer los impuestos ambientales. Este aspecto ha sido ampliamente debatido en la literatura y continua actualmente generando debate (véase Dalmazzone 2006), por lo que hemos creído conveniente profundizar en dicha cuestión en este trabajo. La teoría del federalismo fiscal ha proporcionado una justificación económica a la descentralización por la vertiente del gasto público, desarrollando una teoría para el reparto de las funciones entre niveles de gobierno (Tiebout, 1956; Musgrave, 1959; Olson 1969; Oates,1972; o Musgrave 1983), pero no contempla la necesidad de descentralizar la obtención de ingresos públicos, que no es más que una consecuencia necesaria de la descentralización del gasto público. Esto es así por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque la administración pública que es responsable de la realización de un programa de gasto debe serlo también de reclamar a sus usuarios los recursos necesarios para financiarlo (accountability). De no ser así, existiría un incentivo para expandir el gasto público por encima de su nivel de eficiencia con el único fin de ganar votos. En segundo lugar, porque si un nivel subcentral de gobierno dependiera de las transferencias de recursos del gobierno central para financiar sus gastos, la administración subcentral no dispondría de una autonomía real en la vertiente del gasto, al venir condicionada por las decisiones relativas a la cuantía y naturaleza (finalista o no) de las transferencias de recursos del nivel central. Además, algunos autores (Boadway, 2001; Mikesell, 2003; y Martinez-Vazquez y Timofeev, 2005) consideran que la descentralización de los ingresos presenta en sí misma algunas ventajas, como que la familiaridad con el contexto local y la fácil adaptabilidad a las condiciones locales pueden facilitar el registro de los contribuyentes, la recaudación y el cumplimiento de muchas obligaciones tributarias; innovaciones en la gestión y control, debidas a la competencia por la captación de recursos entre los gobiernos del mismo nivel; aumentos en la recaudación al disminuir el fraude porque los contribuyentes se sienten más identificados con el gobierno, al que se consideran más próximos y con mayor capacidad de 1 Ver Baumol y Oates, 1988; Summer, 1991; Smith, 1992; Gago y Labandería, 1997; Department for Environment, 1998; López et al., 2006; y Fullerton, Leicester and Smith, 2008. 4 influir en sus decisiones; y por el lado de los incentivos, cuando los niveles elevados de gobierno administran tributos locales existe el peligro de que los administradores presten menos atención a la recaudación y al cumplimiento de los tributos locales que a los de niveles superiores. A continuación vamos a centrar este papel en la experiencia española, ya que tanto el gobierno central como el regional y el local tienen competencia en el área de la tributación ambiental del agua. Pero para contextualizar la situación española vamos a revisar primero, aunque sea brevemente, la situación europea en materia de fiscalidad ambiental sobre el agua. Los países miembros de la Unión Europea tienen establecidos diversos tributos que recaen sobre las aguas, que hemos sintetizado en la tabla 1. Estos los podríamos clasificar en tres categorías: tributos que gravan lo que podríamos denominar extracción o captación de agua; los tributos que gravan el uso del agua y los servicios de vertido y alcantarillado; y los que gravan la contaminación producida por el uso del agua 2 . Los tributos que gravan la extracción de agua (water abstraction charges) suelen tener en cuenta normalmente en su configuración el origen del agua (si es subterránea o de superficie), así como el uso que se va a dar a la misma (básicamente si el uso va a ser doméstico o industrial). Suelen ser tributos gestionados por las regiones, por lo que las tarifas varían generalmente en función de la región que lo está aplicando. Este tipo de tributación ambiental se emplea en Alemania, Bélgica, Croacia, Eslovaquia, Estonia, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Checoslovaquia, Rumania y Eslovenia. Es decir, que es un gravamen que tiene una importante presencia en los países del Este de Europa, recién incorporados a la Unión Europea. Los tributos que recaen sobre el uso del agua y sus vertidos (water user charges o waste water charges) suelen basarse en el volumen de agua consumida y normalmente tratan de forma distinta el uso de agua doméstico del industrial. Estos tributos suelen ser regionales o municipales, por lo que los tipos de gravamen varían mucho incluso dentro de un mismo país. Casi la totalidad de los países para los que hemos obtenido información tienen este tipo de gravamen. Los tributos que recaen sobre la contaminación de los vertidos (water effluent charges o water pollution fee) suelen establecer el gravamen en función de la cantidad y calidad de los efluentes, estableciendo normalmente un gravamen diferenciado para cada 2 En Jones (1998) puede verse una revisión de las tendencias en los últimos años en los países de la OCDE con respecto al gravamen que recae sobre el agua. 5 unidad de contaminación. Nuevamente son los países del Este de Europa los que hacen un mayor uso de este tipo de tributos ambientales. Adicionalmente, algunos de estos países (Bulgaria, Letonia o Lituania), tienen tributos o cargas que gravan el incumplimiento de las leyes existentes sobre el agua (fee for non compliance), como, por ejemplo, realizar vertidos por encima de los niveles permitidos, utilizar agua sin los permisos necesarios, etc. Tabla 1: Tributos que gravan el agua en la Unión Europea ALEMANIA AUSTRIA BELGICA BULGARIA CHIPRE CROACIA DINAMARCA ESPAÑA ESLOVAQUIA ESTONIA FINLANDIA FRANCIA GRECIA HUNGRÍA ITALIA IRLANDA LATVIA LITUANIA LUXEMBURGO MALTA PAISES BAJOS POLONIA PORTUGAL REINO UNIDO REPUBLICA CHECA RUMANIA SLOVENIA SUECIA EXTRACCIÓN USO Y VERTIDOS CONTAMINACIÓN X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X Fuente: o OECD/EEA database on instruments used for environmental policy and natural resources management http://www2.oecd.org/ecoinst/queries/index.htm) o OCDE (2003): Task force for the implementation of the Environmental Action programme for Central and Eastern Europe (EAP), Center for Cooperation with Non-members environment directorate CCNM/ENV/EAP(2003)22 o http://www.economicinstruments.com/ o Klarer, Francis y McNicholas (1999): "Improving Environment and Economy", Sofia Iniciative of Economic Instruments, The Regional Environmental Center 6 Vista sucintamente cual es la situación en el ámbito europeo, vamos a describir con algo más de detalle el contexto español, ya que va a ser el objeto de nuestro análisis empírico por las características especiales que presenta 3 . La fiscalidad de las aguas en España se ve afectada por la normativa comunitaria. En concreto la Directiva 2000/60/CE, establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas, cuyo artículo 9 consagra el principio de recuperación de los costes de los servicios relacionados con el agua. La Directiva no impone ninguna medida concreta de carácter fiscal para lograr ese objetivo, si bien, menciona que los tributos medioambientales pueden contribuir a su consecución, puesto que pueden conseguir que los precios (es decir, los incentivos económicos) sean los correctos. Para ello se deben tener en cuenta todos los costes producidos por la contaminación 4 , que se añadirán al precio de mercado mediante un impuesto. De esta forma, podría conseguirse que la contaminación se situase en su nivel óptimo, fomentando unos procesos de producción limpios mediante reacciones adecuadas del mercado, y evitando distorsiones de la competencia al afectar dicha obligación a todos los Estados miembros de la Unión Europea según la Directiva comunitaria sobre tratamiento de aguas residuales urbanas. Esto mismo es lo que se establece en el artículo 111 del texto refundido de la Ley española de Aguas Para lograr dicha finalidad, actualmente se exigen, tanto a nivel central como subcentral, distintos tributos que recaen de alguna manera sobre el ciclo completo de las aguas. La mayoría de estos tributos son exigibles con ocasión del consumo de un bien escaso, como es el agua, o por la contaminación que produce o puede producir su consumo y posterior vertido, por lo que normalmente están afectados a la realización de obras de infraestructuras hidráulicas, bien para la captación y distribución de aguas, bien para su tratamiento con el fin de ser devuelta en condiciones de uso y aprovechamiento. En el ámbito subcentral español 5 , la Ley Reguladora de Haciendas Locales únicamente permite a las Entidades locales el establecimiento de tasas y precios públicos por los "servicios de alcantarillado, así como de tratamiento y depuración de aguas residuales, incluida la vigilancia especial de alcantarillas particulares" y por la "distribución de agua, gas, electricidad y otros abastecimientos públicos incluidos los derechos de 3 Véase Pérez (1999) para un estudio sobre la legislación europea y nacional en materia de aguas. 4 Al discutir el principio de recuperación de coste total hay que distinguir tres dimensiones diferentes en este coste (OCDE, 1997): los costes de mantenimiento y uso, los costes de capital y de reserva para futuras inversiones, y el coste de los recursos y los costes ambientales. 5 Dado nuestro objeto de estudio, el ámbito de aplicación de la tributación del agua a nivel central es prescindible, ya que las diferentes figuras tributarias de su competencia tienen una finalidad financiera con una dimensión ambiental escasa. 7 enganche de líneas y colocación y utilización de contadores e instalaciones análogas, cuando tales servicios o suministros sean prestados por Entidades locales". Sin embargo, al no disponer de capacidad legislativa los municipios no pueden establecer impuestos, lo cual limita el margen de maniobra para la consecución de objetivos ambientales, pues la cuantía global del tributo debe estar vinculada con los costes de prestación del servicio (art. 24.1 de la LRHL), o estar relacionada, directa o indirectamente, con el importe del coste a paliar, esto es, la contaminación producida o el mantenimiento del recurso afectado, pero no se pueden utilizar con la finalidad de modificar pautas de comportamiento estableciendo un coste adicional mediante la tributación. Para introducir estímulos económicos adecuados que limiten el consumo de agua o que reduzcan la carga contaminante de los vertidos de aguas residuales, lo adecuado sería establecer una vinculación creciente entre el tributo y el daño ambiental generado, es decir, definir una tasa creciente que hiciera las funciones de un impuesto con finalidad ambiental e incentivara la reducción del daño medioambiental o contaminación. Actualmente, la situación en cuanto a los tributos que cobran los municipios en relación con el uso del agua es muy heterogénea, si bien, cada vez con mayor frecuencia se están implantando tarifas cuyos tipos impositivos son crecientes con la cantidad consumida de agua. A pesar de ello, subsiste un importante grupo de municipios españoles en los que se pagan cuotas fijas por usuario. En definitiva, el diseño actual de las tasas municipales relacionadas con el agua no responde a una finalidad ambiental, sino a la financiación de los servicios municipales. Las tasas de cobertura de costes son, en general, instrumentos de política ambiental regresivos respecto a la renta, aspecto que por sí solo puede cuestionar su aplicación, ya que la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos (LTPP) deja claro que en la fijación de las tasas se tendrá en cuenta, cuando lo permitan las características del tributo, la capacidad económica de las personas que deban satisfacerlas (entrando en conflicto dicho principio de capacidad económica con el de "quien contamina paga") 6 . 6 La cantidad de agua consumida crece con la renta, pero menos que proporcionalmente. Además, obsérvese que las tasas no pueden utilizarse con finalidad compensatoria o redistributiva, ya que no puede cobrarse a los individuos de renta alta por encima del coste de prestación del servicio con la finalidad de financiar el servicio de los sujetos de renta baja. No obstante, debido a que la recaudación de los municipios a través de las tasas relacionadas con el agua no es más que una fracción del coste del servicio, existe cierto margen para poder establecer tasas crecientes sin que ningún ciudadano pague un importe superior al coste del servicio recibido. Respecto al objetivo redistributivo, se podría lograr utilizando bonificaciones o exenciones para determinados grupos de individuos. Adicionalmente, desde el punto de vista de la equidad horizontal, es preciso que los usuarios que provocan un mismo daño ambiental paguen el mismo tributo. No obstante, para los pequeños municipios, los costes de gestión del saneamiento son muy superiores a los que soportan las grandes ciudades, por lo que es preciso que intervenga una administración supramunicipal para que individuos que ocasionan el mismo daño ambiental reciban un mismo tratamiento tributario. 8 Junto a estas tasas o precios públicos locales por el suministro de agua, los servicios de alcantarillado, y el tratamiento de aguas residuales para depurarlas, un buen número de Comunidades Autónomas (CCAA) tienen establecido un Canon de saneamiento, que pretende incentivar el ahorro de agua y gravar el vertido de aguas residuales (competencia que venían desempeñando los municipios), para hacer frente a los objetivos marcados por la Directiva 91/271/CEE, sobre Tratamiento de las Aguas residuales urbanas, tal y como se establecía en el Plan Nacional de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales Urbanas, y a tenor de lo dispuesto en el Texto Refundido de la Ley de Aguas. De hecho, este Canon de saneamiento es actualmente el tributo ambiental más generalizado a nivel regional, puesto que en el 2008 son 12 las CCAA que lo aplican, Este proceso de centralización de la tributación ambiental del agua, impulsado por el gobierno central al otorgar competencias en dicha materia a los gobiernos regionales (mediante el establecimiento del Canon de saneamiento) en detrimento de los locales, estaría respaldado desde un punto de vista teórico. En este sentido, un sistema de descentralización impositiva debe diseñarse de tal forma que otorgue a los gobiernos subcentrales la discrecionalidad suficiente como para determinar su nivel de ingresos, pero no tanta como para que puedan originarse costes de eficiencia o de equidad. Tal y como Veehorn y Ahmad (1997), Boadway (2001), Mikesell (2003) y Martinez-Vazquez y Timofeev (2005) señalan, hay varios argumentos a favor de una centralización de la administración tributaria del agua. En primer lugar, una administración fiscal centralizada será más capaz de tratar con actividades gravables que tienen impactos medioambientales que van más allá de las fronteras locales. La autonomía fiscal de los gobiernos locales puede abrir la puerta a una excesiva competencia fiscal entre jurisdicciones, que distorsionen las decisiones de localización de las empresas y que conlleven sustanciales pérdidas de ingresos para las jurisdicciones que compiten 7 . 7 Entretanto, posibles efectos no deseados de la fiscalidad medioambiental sobre la eficiencia, competencia, crecimiento y empleo puede animar a los gobiernos subcentrales a establecer tipos de gravamen por debajo del óptimo causando potencialmente efectos en otras jurisdicciones, debidos al efecto sobre las decisiones de localización y la movilidad de los factores de producción y de los agentes económicos (véase Oates, 2002; Levinson, 2003; y Kunce y Shogren, 2005). Esto da lugar a un argumento de elección pública acerca de que los votantes de las áreas más industrializadas no apoyan tales impuestos porque prefieren proteger sus trabajos, incluso aunque estas ciudades más sucias puedan garantizar un mayor tipo de gravamen desde el punto de vista medioambiental. Hay otra razón muy diferente para este fenómeno. Las regiones menos desarrolladas se enfrentan a unas restricciones financiaras mayores, y pueden buscar compensar unos menores ingresos tributarios con el establecimiento de tributos medioambientales, dado que son socialmente aceptables y tienen un menor impacto electoral. Sin embargo, autores como Oates y Schwab (1988), Shapiro y Perchey (1997), y Roelfsema (2007) han mostrado que las jurisdicciones subcentrales tienden, bajo ciertas condiciones, a establecer incentivos fiscales para nuevas industrias y niveles de emisiones socialmente óptimos a pesar de la competencia interjurisdiccional. La mayoría de los estudios empíricos no encuentran evidencia de un fenómeno de desfiscalización competitiva medioambiental (Dinan et al, 1999 y Fredriksson, 2000) o 9 Además, la descentralización de la fiscalidad del agua puede generar ineficiencias fiscales, y externalidades fiscales horizontales y verticales. La ineficiencia fiscal o diferencia en los beneficios netos disponibles para los residentes de una región pueden deberse a diferencias en el coste per cápita de prestación del servicio de tratamiento de aguas residuales por unas mayores necesidades de gasto derivadas de un mayor nivel de contaminación o por la existencia de economías de escala en la prestación de dicho servicio, y a diferencias en la capacidad fiscal, que también beneficia a los municipios más poblados. Las externalidades fiscales horizontales son generadas porque los tributos que se exigen en una localidad pueden incidir en otras, y esto puede tener efectos positivos o negativos en otros municipios. Y las externalidades fiscales verticales se deben a que las decisiones de descentralización conllevan externalidades entre niveles superiores e inferiores de gobierno. Cambios en los tipos locales de gravamen aplicados a una base que es co-ocupada por la administración central y regional provocará que la base imponible disminuya. Pueden existir otras ventajas asociadas a este proceso de centralización en el ámbito regional de la tributación ambiental del agua, vinculadas con el uso eficiente de los inputs y los costes de administración a causa de las economías de escala en la recaudación de ingresos; una administración fiscal centralizada puede reducir el número de puntos de contacto entre un contribuyente y las autoridades fiscales, y esto tiene varias potenciales ventajas y minimiza los costes de cumplimiento (Mikesell, 2003); una administración central permite la adopción de estructuras impositivas medioambientales más sofisticadas, que consideren el consumo de agua total más allá de las fronteras de una jurisdicción local, etc. Para resumir, y como Rubinfield (1983) sugiere, la necesidad de establecer un compromiso entre la autonomía fiscal de los gobiernos locales y evitar la competencia fiscal, junto con externalidades de información, estructuras de costes y niveles de habilidad requeridos, ha llevado a la formulación de una serie de criterios de referencia en la asignación de tributos entre jurisdicciones que consideran, en líneas generales, que los gobiernos subcentrales deberían establecer gravámenes sobre aquellas bases imponibles que tengan una menor movilidad entre jurisdicciones (Boadway et al, 1994) y deberían utilizar aquellos tributos que se apliquen siguiendo el principio del beneficio. Por tanto, de acuerdo con el concepto de equivalencia de la teoría del federalismo fiscal, la responsabilidad de los tributos medioambientales debería ser asignada a aquellas jurisdicciones donde se agotasen alteraciones significativas en la localización de plantas, flujos comerciales o exportaciones netas ante modificaciones en las regulaciones ambientales (véase, por ejemplo, Jaffe et al., 1995). 10 los costes y beneficios asociados al bien ambiental 8 . El nivel óptimo de emisiones sería aquel en el que los daños marginales sociales de la contaminación se igualasen a los costes marginales de descontaminar, por lo que ante dos problemas ambientales con distinto alcance cualquier solución impositiva central sería ineficiente (Peltzman and Tideman, 1972). Por supuesto, sería posible conseguir una solución eficiente centralizada con variación de tipos entre jurisdicciones, aunque las dificultades de información y de gestión serían significativas. En este caso, el medioambiente tiene las características de un bien público subcentral y, por tanto, su regulación debe ser asignada a la administración subcentral correspondiente. La valoración que puede hacerse tanto de la situación europea como de la española es positiva, puesto que ambas se adecúan a las recomendaciones teóricas al asignar a los gobiernos subcentrales la competencia en materia de tributación del agua. Sin embargo, es preciso tener presente que en muchas ocasiones los gobiernos locales son los encargados de gestionar simultáneamente la doble dimensión que tienen los tributos que gravan el suministro y saneamiento de agua. En este sentido, no cabe duda de que las tarifas vinculadas con la prestación del suministro de agua deben ser competencia de los gobiernos locales, si bien, es preciso considerar qué nivel de gobierno (local o regional) debe ser el responsable de gestionar la dimensión ambiental asociada con el consumo excesivo de agua y la depuración de las aguas residuales mediante la implantación de impuestos medioambientales. En el caso de España, al igual que en la mayoría de casos, la gestión de las aguas residuales claramente supera el ámbito local, por lo que son las regiones las que deben establecer tributos medioambientales sobre dicho hecho imponible. Las CCAA que han implantado el canon de saneamiento persiguen con él dos objetivos: regular (reduciendo), por un lado, el vertido de aguas residuales; y financiar, por otro, los gastos de inversión y explotación de aquellas infraestructuras que son necesarias para el tratamiento de las aguas residuales (puesto que es un tributo afectado). La gestión administrativa del Canon de saneamiento es realizada habitualmente por organismos autónomos. Estos organismos desarrollan las políticas de saneamiento de aguas residuales en cada CA y, con carácter general, todas aquellas actividades relacionadas con la planificación hidrológica. Las empresas o entidades (públicas o privadas) que suministran el agua están obligadas a 8 No obstante, en algunos casos, la eficiencia económica sugiere que los recursos naturales se graven por el gobierno central, ya que a pesar de ser inamovibles, su distribución desigual a lo largo del territorio puede exacerbar las desigualdades regionales, distorsionar las decisiones de localización al inducir la migración hacia zonas ricas en recursos o inducir la explotación ineficiente de los recursos naturales en cuestión. 11 facturar e ingresar la recaudación del Canon de saneamiento en estos organismos, actuando como sustitutos del contribuyente y facilitando así la gestión. El Canon de saneamiento grava en todas las CCAA la producción de vertidos de aguas residuales al medio ambiente, lo cual presenta dificultades técnicas a la hora de medir tal daño ambiental y genera elevados costes de gestión. Es por ello que no se gravan directamente los vertidos realizados, sino que se hace indirectamente a través del consumo de aguas de cualquier procedencia, asumiéndose de esta forma un vínculo entre el consumo de agua y los residuos realizados. Si bien, en el caso de los usos industriales, en algunas CCAA se grava complementariamente la carga contaminante producida por el vertido de aguas residuales. Tal y como puede verse en la tabla 2, a la hora de determinar la cuota a pagar por el usuario, todas las CCAA diferencian entre usos domésticos e industriales, y normalmente se diferencia también entre una cuota fija o de enganche y otra variable o de consumo (esto último, para tener en cuenta la incidencia de la población estacional y para marcar diferencias en su tratamiento con la población residente, tal y como explican Gago y Labandeira, 1997). La cuota tributaria variable en el caso de los usos domésticos se calcula multiplicando el agua consumida o estimada y expresada en metros cúbicos por el precio del metro cúbico establecido en la Ley reguladora de cada tributo. Hay alguna CA que establece un consumo mínimo por abonado y mes (sería el caso de Asturias y Cataluña). Sin embargo, en el caso de los usos industriales o no domésticos, el cálculo de la cuota suele tener en cuenta la carga contaminante derivada del vertido de la industria al medio hídrico receptor, pudiendo distinguirse, tal y como establece Vázquez (2004), tres criterios de cuantificación: - Criterio 1: Aplicar al consumo de agua el precio por metro cúbico que se haya establecido, esto es, sin tener en cuenta el grado de contaminación del vertido. Es el caso del canon de saneamiento balear y el de Valencia y País Vasco. - Criterio 2: Aplicar al volumen de consumo o de vertido el precio por metro cúbico establecido y un coeficiente corrector en función de la carga contaminante. Es el caso del canon de saneamiento de Murcia, La Rioja, Madrid y Navarra. - Criterio 3: Aplicar al índice de concentración de la carga contaminante el coste establecido por unidad de contaminación. Es el caso del saneamiento aragonés. 12 Tabla 2: Características de la tarifa del canon de saneamiento por CCAA Año aprobación (vigor) ARAGON ASTURIAS BALEARES CANTABRIA CATALUÑA 1991 (2002) Cuota Fija Domestica Industrial 3,66 €/sujeto y mes 0,44 €/m3 320 ptas. 400-70.000 ptas. según calibre contador. Para hoteles, restaurantes y bares hay tarifas mínimos Única 1994 1991 1999 (2000) 1993 1997 1997 P1x N MURCIA 2000 (2002) 26,7 €/sujeto y mes 1992 16,57 -28,89 €/año según población 1988 NAVARRA 2006 (2008) PAIS VASCO Fuente: Elaboración propia. P2x (ز + 5Ø) 66-6.756 €/abonado y año en fun. del consumo 71,16-2.489,2 €/año, según calibre contador Domestica 14,63 €/sujeto y mes Industrial Depende de carga contaminante 0,2575 euros/m³ 0,3066 euros/m³ Población Carga contaminante Sistemas tratamiento Consumo mínimo Única X X (uso doméstico) X X 24,50 ptas/m3 4.5628 €/sujeto y año 2002 (2006) GALICIA LA RIOJA MADRID VALENCIA Cuota variable 0,2275 €/m3 0,3167 o 0,3228 €/m3 afectado por coeficientes = f (consumo, personas en vivienda, discapacidad, concentración demográfica) 0,201 euros/m³. 0,32 €/m3 P3 x Q 0,2768 €/m3 X 0,0927 €/m3 + 0,3633 €/m3 X 0,337 euros/m³. 0,32 €/m3 P3 x Q x K X X X X 0,22 €/m3 X X X 0,164-0,288 €/m3 según población 0,348 €/m3 0,35 €/m3 0,44 €7m3 X X 0,06 €/m3 13 Algunas CCAA ofrecen soluciones combinadas de estas posibilidades. Concretamente, Cantabria, Galicia y Asturias aplican los criterios 1 o 2 y dejan abierta la alternativa de aplicar el criterio 3, bien de oficio, a instancia del contribuyente o por circunstancias específicas previstas legalmente. Cataluña, para el caso de los usos industriales y no domésticos, aplica un tipo de gravamen general, correspondiente al uso, y un tipo de gravamen especifico, correspondiente a la contaminación. Asimismo, Cataluña y Valencia son las dos únicas CCAA que tienen en cuenta la población del municipio a la hora de determinar la tarifa, aumentando el tipo de gravamen conforme aumenta la población. En resumen, la literatura ha aportado argumentos teóricos y empíricos que justifican el uso de estos impuestos ambientales por parte de niveles inferiores de gobierno. Lo que vamos a analizar es en qué medida los gobiernos regionales han disfrutado de cierta ventaja comparativa frente a los locales para gestionar la tributación ambiental sobre el uso del agua, siendo esto un proceso de centralización a escala regional de dicha competencia tributaria que hasta ahora gestionaban los gobiernos locales. Esto es precisamente lo que pretendemos estudiar en la siguiente sección, es decir, si en el actual contexto descentralizado español de la tributación del agua, el resultado conjunto de las decisiones tomadas por los niveles regionales de gobierno fomentan unos consumos adecuados mediante la reacción frente al precio y el tributo ambiental, frente a aquellas regiones en que la competencia sigue siendo local. Esta última perspectiva tiene especial relevancia por cuanto el ciclo del agua requiere en nuestro país, y sobre todo en nuestras CCAA, del establecimiento de nuevos servicios, tales como los dirigidos a la extensión del suministro de aguas utilizables o la depuración de las residuales, así como la mejora de los servicios existentes, ya sea la modernización de las redes o la implantación de instrumentos que permitan la medida lo más individualizada posible de todos los consumos. Dichas actuaciones suponen la aplicación de importantes recursos que, en el actual escenario de equilibrio presupuestario, no pueden venir más que de una racionalización de los ingresos existentes o de la creación de nuevas figuras tributarias de naturaleza ambiental, que incorporen en los precios todos los costes ambientales externos (desde la fuente, pasando por la producción, la distribución y el uso, hasta la eliminación final), y generen un comportamiento respetuoso con el medio ambiente. 14 3.- Un modelo econométrico para la tributación ambiental del agua en España En esta sección vamos a proponer la especificación de un modelo explicativo de la tributación ambiental sobre vertidos de aguas residuales al medio ambiente en España, con la finalidad de comprobar si tras la aprobación de la Directiva marco del agua en Europa, frente a la tradicional competencia local en dicha materia, las ventajas teóricas que presenta la gestión regional para lograr la consecución de los objetivos que plantea dicha normativa tienen reflejo en la evidencia empírica. Empezaremos exponiendo los motivos que justifican, a nuestro entender, la realización de nuestra aproximación empírica al tema. A continuación, describiremos las hipótesis que trataremos de contrastar y las variables empleadas. Concluiremos la sección presentando la especificación y los principales resultados fruto de la estimación del modelo. La razón que ha motivado nuestra aproximación al tema de la fiscalidad ambiental del agua está vinculada con el hecho de que en la literatura internacional revisada hemos encontrado escasos trabajos empíricos que analicen las consecuencias que la descentralización de la tributación ambiental puede tener. Las investigaciones previas intentan comprobar si la descentralización de la fiscalidad ecológica provocaba movilidad de los factores productivos y agentes económicos entre jurisdicciones o una reducción de los tipos impositivos debida a los procesos de competencia fiscal. Nuestra investigación supone un enfoque novedoso, ya que vamos a verificar si, tal y como sugieren las premisas teóricas, las regiones presentan ventajas comparativas frente a los gobiernos locales a la hora de gestionar la tributación ambiental sobre el agua para desincentivar el daño ambiental, en línea con los postulados de la normativa europea, aspecto que consideramos crucial en el diseño de los tributos correctores. Además, pretendemos contribuir a ir cerrando la brecha que existe en el ámbito de los estudios empíricos para la tributación ambiental en el caso de los gobiernos subcentrales en España. Una de las dificultades a que las se enfrenta nuestro trabajo es la diversidad que presenta la estructura organizativa subcentral española, además de las restricciones que afectan a la posibilidad de realizar estudios econométricos basados en series cronológicas. Sin embargo, creemos que esta dificultad se solventa, al menos parcialmente, trabajando con datos de panel, lo que nos permite operar con un menor número de periodos y simultáneamente nos facilita el examen de los comportamientos dispares que pueden presentar las diferentes regiones. Junto al inconveniente que supone una realidad tan diversa como la situación de las distintas regiones españolas, subsisten dos problemas adicionales: la heterogeneidad de los 15 datos y la comparabilidad de los mismos entre distintas regiones y ejercicios. Por un lado, garantizamos la homogeneidad de la información al utilizar exclusivamente como fuente la información suministrada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otro, para eludir el obstáculo que supone la comparación de las mismas magnitudes a lo largo del tiempo y entre regiones (con distintas características cada una de ellas), expresamos los datos que lo exigen en términos reales y, en algunos casos, como porcentaje de la población, de la renta regional (PIB), o del volumen de agua consumida. 3.1.- Hipótesis Llegados a este punto, vamos a abordar la exposición de las hipótesis que pretendemos contrastar. Las variables utilizadas, sus símbolos y el signo esperado se resumen en la tabla 3 9 . En concreto, deseamos esclarecer en qué medida el precio del agua y la tributación ambiental sobre vertidos de aguas residuales al medio ambiente desincentivan el consumo de agua, comparando los resultados alcanzados por los gobiernos regionales y locales tras la aprobación de la normativa europea. De esta forma, si mayores tipos de gravamen del tributo ecológico no provocan reducciones del consumo de agua, el impuesto no tendrá efectos ambientales, si bien, puede garantizar el cumplimiento del principio de quién contamina paga por el daño ambiental provocado. Tabla 3: Signos esperados de las variables SÍMBOLO WPRICE it GREENTAX it PCINCOME it INDVAB it SERVVAB it POPSTUDIES it HIPÓTESIS Elasticidad-precio de la demanda de agua Desincentivo fiscal sobre el consumo de agua en cada región Elasticidad-renta de la demanda o riqueza relativa de las regiones Especialización del output regional (tamaño relativo del sector manufacturero) Especialización del output regional (tamaño relativo del sector servicios) Estrato de población con menor sensibilidad ambiental (nivel cultural) SIGNO ESPERADO + + + + Adicionalmente, queremos someter a consideración la posible influencia que puede tener la renta per cápita en la demanda de agua. Finalmente, comprobaremos si determinados factores económicos y demográficos (tales como la especialización regional o su nivel cultural) influyen en el consumo del agua. Con respecto a la variable a explicar, se emplea como "proxy" para el consumo de agua regional los litros demandados por persona y día 9 La información relativa a los estadísticos descriptivos más relevantes y la matriz de correlación de las principales variables se proporcionan en las tablas 1.A y 2.A del anexo. 16 (WUSE it ), designándose a cada una de las 17 regiones por un subíndice "i" y a cada ejercicio por "t" (2000-04). a) Precio del agua (WPRICE it ): Queremos determinar en qué medida el precio medio pagado por el consumo de agua afecta a la demanda en cada región, puesto que cabe esperar que el agua sea un bien que presente una elasticidad-precio negativa. Contrastaremos esta hipótesis a través del precio medio por metro cúbico en euros constantes. Bajo dicha hipótesis, el signo esperado para el coeficiente de dicha variable será negativo. b) Tributación ambiental del agua (GREENTAX it ): La cuestión que tratamos de reflejar es si los impuestos ambientales medios que se pagan en cada región responden a la necesidad de introducir los desincentivos necesarios sobre el consumo de agua, puesto que se trata de un bien escaso cuyo consumo provoca efectos ambientales negativos. Construimos esta variable como el impuesto ambiental medio que se paga en cada región por motivos ambientales (€/m3) y en euros constantes. El signo esperado para dicha variable es negativo. c) Riqueza relativa (PCINCOME it ): El argumento que establece una relación entre el PIB per cápita y el consumo de agua responde al hecho de que la renta es un factor determinante de la demanda de los bienes. Por tanto, podría aclarar si la elasticidad de la demanda de agua frente a la renta es positiva al tratarse de un bien normal. Para esta variable (construida como la renta per capita real en cada CA) deberíamos obtener un signo positivo. d) Especialización regional (INDVABit y SERVVABit): La idea es incluir alguna variable que capture el posible impacto de la estructura de producción regional sobre la demanda de agua. Esta hipótesis está representada por dos variables que miden el tamaño relativo de cada sector de la economía (manufacturas y servicios) en términos del producto regional bruto, y que se han construido como la ratio entre el VAB en cada sector de actividad y región, y el PIB regional. Esperamos un signo positivo para estas dos variables. e) Nivel de estudios de la población (POPSTUDIES it ): Para terminar, una mayor población relativa con un nivel de estudios bajo estaría indicando que puede existir una menor preocupación por las cuestiones ambientales y, por tanto, ser mayor la probabilidad de realizar un consumo de agua más elevado. Por tanto, su influencia sobre la demanda de agua debería ser positiva. 3.2.- Especificación del modelo y principales resultados de la estimación Una vez analizadas las distintas causas que pueden ser sometidas a contraste, pasamos a establecer la especificación concreta del modelo. Pretendemos determinar la relación que 17 existe entre el precio y la tributación ambiental, y el consumo de agua, teniendo en cuenta en una segunda fase el posible efecto de la descentralización de la fiscalidad ambiental, ya que el diseño tributario puede ser tal que no introduzca los desincentivos suficientes sobre el consumo de agua. Tal y como hemos planteado, el consumo regional de agua debería poder explicarse mediante la importancia del precio pagado por el agua, la carga tributaria ambiental, y un conjunto de variables que capturan características particulares de la población relacionadas con el consumo del agua. Con tal finalidad, el modelo en logaritmos que vamos a estimar para el consumo regional de agua por persona y día (WUSE) con datos de panel y efectos fijos y temporales es el siguiente 10 : WUSE = D(WPRICE , GREENTAX , PCINCOME , INDVAB , SERVVAB , POPSTUDIES ) it it it it it it it [1] Respecto a dicha estimación, se ha comprobado la ausencia o no de algunos problemas que pueden aparecer en las estimaciones. En este sentido, se ha examinado la posible existencia de heteroscedasticidad, hallando evidencia de la misma por lo que procedemos con una estimación robusta del modelo (White’s consistent estimation method). En cuanto a la posible autocorrelación de la perturbación, de nuevo encontramos problemas relevantes asociados a dicho problema, por lo que hemos empleado el método SUR (seemingly unrelated regressions) con mínimos cuadrados generalizados factibles (FGLS) en nuestras estimaciones. Asimismo, se ha planteado la exogeneidad de las variables explicativas (WPRICE y GREENTAX), para lo que se emplea el test de Hausman, rechazándose la hipótesis de endogeneidad. Vamos a analizar con más detalle los resultados obtenidos, que aparecen en la tabla 4. Como puede apreciarse en la tabla de resultados, el precio medio del agua puede contribuir a una gestión eficiente del recurso ambiental, ya que introduce desincentivos sobre el consumo, esto es, cuanto mayor es el precio a que se enfrentan los consumidores menor es la demanda de agua que realizan. No obstante, la elasticidad precio de la demanda es menor que 1 (demanda inelástica), por lo que la variación porcentual de la cantidad demandada es menor que la variación porcentual que experimenta el precio, siendo la magnitud de la elasticidad precio similar a la que encuentran la mayor parte de los trabajos internacionales, como puede verse en Arbués et al. (2003), Dalhuisen et al. (2003) y Worthington y Hoffman (2006). 10 Los efectos fijos se introducen para capturar factores que reflejen características propias de cada región como el clima o posibles deficiencias en el servicio. Las dummies temporales capturan los posibles shocks macroeconómicos comunes a todas las regiones. 18 Tabla 4: Estimación logarítmica del modelo de demanda de agua con efectos fijos y dummies temporales Modelo General WPRICE GREENTAX REGIONALTAX LOCALCHARGE PCINCOME INDVAB SEVVAB POPSTUDIES R2 LM het. test Durbin-Watson stat F-statistic Hausman endogen. test Coeficiente -0.217623** -0.001248 0.460271** 0.649137* 1.855631** 0.136015** t-Statistic -3.059369 -0.450221 Modelo incorporando la descentralización de la tributación Coeficiente t-Statistic -0.196977** -2.564881 2.893392 2.159416 2.670056 2.576557 0.79 16.68 2.11 292.83 2.111 < F*= 4.96 -0.016496 -0.002177 0.467212** 0.610835* 1.726198* 0.134963** -0.541037 -0.786008 2.908957 1.971437 2.280148 2.514751 0.79 13.78 2.11 284.99 5.054 < F*= 5.78 * Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza de entre el 95 y el 90% en el test bilateral. ** Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza del 99% en el test bilateral. Más aún, el impuesto ecológico medio que grava el impacto ambiental que provoca el consumo de agua también muestra un signo negativo, por lo que de igual forma contribuye a racionalizar la demanda de agua, aunque no podemos afirmar que el resultado conjunto del diseño tributario en las regiones alcance el objetivo medioambiental, ya que presenta un signo no significativo para el coeficiente de dicha variable a los niveles convencionales de significatividad. El mismo resultado se alcanza cuando se tiene en cuenta el contexto descentralizado que afecta a la fiscalidad ambiental del agua, ya que al distinguir entre las regiones con competencias regionales en materia de tributación ambiental del agua, y aquellas en que dicha facultad continúa en el ámbito municipal, tampoco se alcanzan coeficientes significativos a los niveles habituales de confianza. Por tanto, podemos concluir que, independientemente de quien gestiona la competencia en materia de tributación ambiental sobre el agua, los gobiernos subcentrales están diseñando las tarifas de sus tributos ambientales de forma que no introducen los suficientes incentivos para fomentar una reacción significativa en el consumo de agua. Entre las posibles explicaciones para este resultado, queremos destacar tres posibles causas. En primer lugar, y siendo la razón de mayor importancia, es preciso destacar que los tipos de gravamen se fijan de forma arbitraria, esto es, sin estudios de impacto ambiental, y no incentivan cambios de conducta por parte de los agentes económicos, dada su reducida cuantía y la escasa relevancia del tributo en el conjunto del gasto de las empresas y familias. En segundo lugar, y no menos relevante, se puede mencionar que la existencia de la tributación ecológica en el ámbito subcentral español no responde a una finalidad ambiental, 19 sino más bien a financiar el coste de prestación de los servicios de saneamiento de aguas residuales, o a paliar las insuficiencias financieras y la falta de autonomía fiscal del sistema de financiación subcentral mediante la creación de figuras tributarias que gozan de una alta aceptación social. En este sentido, el Libro Blanco del agua del Ministerio de Medio Ambiente (1998) concluye que existe un umbral de precios por debajo del cual no hay reacción frente a los tributos por parte de los usuarios en términos de consumo de agua. A este respecto, atendiendo a las propuestas que realiza el Ministerio de Medioambiente, si se incrementase la tributación en un 30%, todas las Comunidades Autónomas se situarían en el tramo decreciente de la función que relaciona consumo de agua y tributación. Finalmente, en el ámbito local, los agentes económicos pueden reaccionar frente a la tributación ambiental a través de un proceso de ubicación de las instalaciones que consumen grandes cantidades de agua en municipios en los que la tributación de naturaleza ambiental es menor 11 . Este puede ser el motivo por el cual el nivel central obliga a las Comunidades Autónomas a ejercer la competencia ambiental que tienen encomendada, y ha regulado la tributación ambiental sobre vertidos de aguas residuales al medio ambiente a nivel regional en vez de local, tal y como exige la legislación nacional en línea con la política preventiva fomentada por la Unión Europea, y no con la de reparar a posteriori el daño ambiental. No obstante, no parece que el proceso de centralización en el ámbito regional de la tributación ambiental del agua, inducido el gobierno central, haya conducido a los resultados esperados. Para reforzar dicha idea, y comprobar la robustez de nuestros resultados, hemos planteado dos estimaciones econométricas adicionales que intentan aproximarse a la efectividad de la política tributaria ambiental que recae sobre la demanda de agua a partir de los razonamientos de Wooldridge (2002). En primer lugar, como disponemos de información antes y después del cambio en la política tributaria ambiental, podemos controlar las diferencias sistemáticas que aparecen entre las regiones que aplican la tributación ambiental en el ámbito regional, y aquellas que lo hacen en el contexto local, mediante el estimador de diferencia de las diferencias. Si llamamos A al grupo de control y 11 Otras razones que pueden explicar para el caso español la no reacción frente al tributo ambiental mediante una reducción del consumo de agua son la ausencia de contadores en algunos municipios; la existencia de vertidos ilegales o la captación directa del cauce de los ríos y el uso de pozos privados que no son objeto de gravamen; el hecho de que las tasas raramente repercuten íntegramente el coste del servicio al usuario (son precios políticos o subvencionados); la presencia de tasas fijas o la reducida importancia de la cuota variable; la existencia de un fenómeno de ilusión de precios o información incompleta respecto al pago tributario; la relativamente elevada frecuencia con que se cobra el recibo del agua (la menor frecuencia supondría un mayor coste y, por tanto, una mayor reacción), salvando aquellos casos en que se cobra un importe fijo reducido al año; y, por último, la falta de bienes sustitutivos próximos para el agua. 20 B al de tratamiento, podemos construir una variable cualitativa (dB) igual a uno para las regiones que aplican el impuesto en la esfera regional y que toma valor cero en otro caso. Por otra parte, llamemos d2 a la variable ficticia que otorga valor uno a aquellos ejercicios en que se aplica el tributo ambiental después de la nueva legislación de la Unión Europea y asigna valor cero en otro caso. Tomando ambas variables ficticias, y controlando los posibles efectos temporales con variables dummy, podemos construir el siguiente modelo en logaritmos, que será estimado por mínimos cuadrados generalizados (para solventar la autocorrelación) y corregiremos el problema de heteroscedasticidad: WUSE = β 0 + δ 0 d2 + β 1 dB + δ 1 d2 dB + β 2 WPRICE + β 3 GREENTAX + β 4 it it it PCINCOME + β 5 INDVAB + β 6 SERVVAB + β 7 POPSTUDIES + δ 2 t97 + it it it it [2] δ 3 t98 + δ 4 t99 + δ 5 t00 + δ 6 t01+ δ 7 t02+ δ 8 t03+ δ 9 t04 Tal y como se muestra en la tabla 5, los resultados de la estimación de la ecuación [2] para el estimador de la diferencia de las diferencias (δ 1 ) indican que aquellas regiones que han implantado la tributación ambiental frente a las que aplican tasa de usuarios en el ámbito local únicamente han conseguido reducir la tasa de crecimiento de la demanda de agua por debajo de la tendencia creciente que experimentó la demanda de agua tras la aprobación de la normativa europea, como muestran los coeficientes positivos y estadísticamente significativos para β 1 and δ 0 . Más aún, estos resultados revelan que el crecimiento en la cantidad demanda de agua fue un 4% menor en aquellas regiones que aplicaban impuestos ambientales sobre el consumo de agua frente a las que continuaban aplicando tasas de usuarios en el ámbito local. No obstante, los coeficientes no son significativos a los niveles convencionales de significatividad. Tabla 5: Cálculo del estimador de diferencias en diferencias con dummies temporales β0 β 1 dB δ 0 d2 δ 1 d2 dB β 2 WPRICE β 3 GREENTAX β 5 PCINCOME β 4 INDVAB β 6 SERVVAB β 7 POPSTUDY R2 Adjusted R2 Coeficiente -7.984279* 0.143600* 0.257788** -0.044240 -0.205387** -0.001959 0.344755* 0.604468* 1.727940* 0.137135** t-Statistic -2.010903 2.208431 4.377283 -0.854976 -2.912637 -0.719987 1.974940 1.974264 2.345774 2.601344 0.801 0.799 * Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza del 95% en el test bilateral ** Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza del 99% en el test bilateral 21 La segunda de las estimaciones alternativas que nos planteamos para aproximarnos a la efectividad de la política tributaria consiste en recurrir a tomar el modelo inicial en diferencias para eliminar los efectos inobservables de cada región (o efectos fijos), y evitar así la posible relación sistemática que pueda existir entre las características inobservables y la utilización de la tributación ambiental sobre los residuos industriales. En este caso, incluimos una variable ficticia que toma valor uno para aquellas regiones que tienen en vigor un tributo ambiental después de la aprobación de la nueva normativa de la Unión Europea en el ejercicio considerado, y asigna valor cero en otro caso (ECOTAX). Además, para controlar los posibles efectos temporales, incluimos variables ficticias para cada uno de los ejercicios analizados (ΔT1997-ΔT2004). Por tanto, el modelo que vamos a estimar de forma robusta tomando logaritmos y diferencias es: Δlog(WUSE ) = β 0 + β 1 ΔECOTAX + β 2 Δlog(WPRICE ) + β 3 Δlog(GREENTAX ) + it it it it β 4 Δlog(PCINCOME ) + β 5 Δlog(INDVAB ) + β 6 Δlog(SERVVAB ) + it it it β 7 Δlog(POPSTUDIES ) + α 1 ΔT1997 + α 2 ΔT1998 + α 3 ΔT1999 + α 4 [3] it ΔT2000 + α 5 ΔT2001+ α 5 ΔT2002+ α 5 ΔT2003+ α 5 ΔT2004 Como puede verse en la tabla 6, los resultados de la estimación de la ecuación [3] para el modelo tomando logaritmos y diferencias muestran que aquellas regiones que han implantado la tributación ambiental experimentaron un muy leve crecimiento en la demanda de agua frente a las regiones que continuaron aplicando las tasas de usuarios en el ámbito local, si bien, dicho resultado tampoco es estadísticamente significativo a los niveles convencionales. Tabla 6: Cálculo del modelo en logaritmos y en diferencias con dummies temporales β0 β 1 ΔECOTAX β 2 Δlog(WPRICE) β 3 Δlog(GREENTAX) Β 4 Δlog(PCINCOME) Β 5 Δlog(INDVAB) Β 6 Δlog(SERVVAB) Β 7 Δlog(POPSTUDIES) R2 Adjusted R2 Coeficiente -0.004407 0.021826 -0.263581** -0.001472 0.503502** 0.888278** 2.446461** 0.192903** 0.491 0.487 t-Statistic -0.462631 0.479335 -3.418536 -0.529007 2.882162 2.765633 3.203728 3.333887 * Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza del 95% en el test bilateral ** Significativamente distinto de 0 con un nivel de confianza del 99% en el test bilateral 22 En consecuencia, la evidencia empírica aportada en este trabajo desaconseja que las cuestiones ambientales relacionadas con el consumo de agua se gestionen por los niveles subcentrales de gobierno. Una alternativa adecuada para corregir la falta de eficacia de la tributación ambiental, reforzando el proceso de centralización en el ámbito regional de la tributación ambiental vinculada con el uso del agua, y en consonancia con la naturaleza supramunicipal del recurso, podría ser, como sugieren Kneese (1971) and Oates (2002), definir un nivel mínimo central de fiscalidad ambiental que garantice una calidad ambiental aceptable en todo el territorio nacional, dejando a las jurisdicciones establecer niveles superiores si así lo desean, pudiendo continuar los municipios ejerciendo su poder fiscal en las tarifas de las tasas en el ámbito de la prestación del servicio de suministro de agua. Por otro lado, la variable que mide la riqueza relativa de las regiones muestra que que el consumo de agua presenta una elasticidad-renta positiva y menor que uno, como habían concluido otros trabajos internacionales, según explican Arbués et al. (2003), Dalhuisen et al. (2003) y Worthington y Hoffman (2006). Por tanto, cabe concluir que dicho recurso es un bien normal. En consecuencia, y como es sabido, el desarrollo económico de las regiones ha supuesto una mayor demanda de agua, por lo que dicho recurso es un factor estratégico para asegurar una senda de crecimiento económico a largo plazo sin problemas de estrangulamiento 12 . Asimismo, para las variables que capturan el efecto de la especialización productiva de las regiones, hemos obtenido un coeficiente positivo y significativo (para la importancia relativa de los sectores industrial y de servicios), lo cual estaría indicando que aquellas regiones en las que mayor es la actividad en dichos sectores hay niveles superiores de contaminación. Creemos que ambos resultados están relacionados con la importancia relativa de la demanda de agua en los distintos sectores económicos. Finalmente, las variables demográficas con las que hemos pretendido capturar las 12 Suponiendo que para los bienes públicos puede surgir alguna pauta de consumo en relación a la renta, es preciso tener presente que la configuración de un tributo bajo el principio de capacidad de pago exige plantearse cuánto están dispuestos a pagar los contribuyentes por la misma cantidad de un bien o servicio público en función de su nivel de renta. Teniendo presente dicho argumento, a la hora de diseñar la estructura de la tarifa para las tasas, lo relevante es la relación que existe entre la elasticidad-renta y la elasticidad-precio. En este sentido, podemos argumentar que la relación positiva entre tributo ambiental y consumo de agua está relacionada con la baja elasticidad precio y la elevada elasticidad renta, por lo que los tipos de gravamen deberían ser progresivos, ya que la elasticidad precio es inferior a la elasticidad renta. No obstante, en la actualidad, los tributos relacionados con el agua son regresivos, su estructura de tipos no se establece atendiendo a la renta y, frente a la estabilidad de las tarifas vigentes, estas deberían experimentar cambios paulatinos para adaptarse a las nuevas condiciones de renta. Todo ello provoca importantes distorsiones en el consumo de agua. Tal y como concluye el Ministerio de Medioambiente (1998) en el Libro Blanco del Agua, las expectativas de disponer de un recurso "cuasi" gratuito, las subvenciones vinculadas al uso del agua, y el diseño de las exacciones vinculadas con el agua, están en el origen de gran parte de los problemas actuales y hacen que el ahorro no encuentre los suficientes estímulos, y que no existan los incentivos suficientes para que los usuarios tengan un comportamiento racional desde el punto de vista de la economía de unos recursos hídricos escasos. 23 características particulares de las regiones en cuanto a importancia relativa de aquellos grupos demográficos de los que cabría esperar una menor sensibilidad ambiental, indican que aquellas Comunidades Autónomas en las que es mayor el peso demográfico de los sujetos sin estudios presentan efectivamente niveles de consumo de agua superiores. 4.- Conclusiones La preocupación creciente que existe en las sociedades avanzadas por los problemas ambientales y, en concreto, por el uso del agua como recurso escaso, justifica la intervención de los poderes públicos para mejorar su gestión. Existen diversos mecanismos de intervención para proteger el medioambiente (regulación, derechos de propiedad, tributos ambientales, ...), pero son muchas las ventajas que presenta la tributación frente a esos otros instrumentos, razón por la cual no ha dejado de crecer la presencia de instrumentos fiscales en las políticas ambientales de los países desarrollados en los últimos años. La literatura ha aportado argumentos teóricos y empíricos que justifican el uso de estos impuestos ambientales por parte de niveles inferiores de gobierno. La experiencia española es especialmente interesante en este sentido, porque sus tres niveles de gobierno, el central, el regional y el local, tienen competencias en materia de fiscalidad sobre el agua. De hecho, hay un considerable número de tributos que recaen sobre el agua. Sin embargo, la recaudación que proporcionan no es suficiente para hacer frente a los gastos e inversiones asociadas a dicho recurso. Además, es un país con graves problemas de escasez de agua en el que no hay una conciencia ahorradora de este recurso, por lo que resulta tremendamente oportuno un estudio de estas características. El objetivo de este trabajo ha sido determinar si, tal y como sugieren las premisas teóricas, las regiones presentan ventajas comparativas frente a los gobiernos locales a la hora de gestionar la tributación ambiental sobre el agua y desincentivar el daño medioambiental, en línea con los postulados de la normativa europea, aspecto que creemos que es crucial en el diseño de los impuestos correctores. El modelo econométrico muestra que, el diseño de los tributos sobre el agua de municipios y regiones no racionaliza su consumo. Por lo que, la experiencia empírica que se desprende de este estudio parece apoyar la opción de gestionar los aspectos medioambientales relacionados con el consumo de agua a niveles superiores de gobierno (central o regional) en línea con la naturaleza supramunicipal de este recurso, aunque los municipios pueden continuar ejerciendo su capacidad para gravar el agua. Esto puede suponer la concesión a las autoridades locales o 24 regionales de la autonomía para fijar los tipos de gravamen; estableciendo un nivel mínimo central de fiscalidad ambiental, que garantice una calidad ambiental aceptable en todo el territorio nacional, y dejando a las jurisdicciones establecer niveles superiores; bien permitiendo una amplia heterogeneidad geográfica de tipos impositivos, pero decidida y gestionada por un nivel central para evitar comportamientos estratégicos Referencias bibliográficas Arbués, F.; M.A. García-Valiñas y R. 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Hoffmann (2006), "A state of the art review of residential water demand modelling", Working Paper Series No. 06/27, School of Accounting and Finance, University of Wollongong. 26 Anexo Tabla 1.A: Estadísticos descriptivos de las variables Mean Maximum Minimum Std,Dev, Skewness Kurtosis Sum SumSq,Dev, WUSE 184,3129 364,0000 95,00000 46,72593 0,763877 4,906919 27094,00 318763,6 WPRICE 0,704280 1,481522 0,281599 0,304410 1,034597 3,195560 103,5292 13,52920 GREENTAX 0,189126 0,568758 0,000000 0,120382 1,133634 3,751465 27,80149 2,115795 PCINCOME 13769,49 20807,77 7376,686 3074,347 0,223860 2,286460 2024115, 1,38E+09 INDVAB 30,21605 42,25334 15,87640 6,730083 -0,494698 2,438058 4441,759 6612,926 SEVVAB 64,51233 82,45715 52,12788 7,505446 0,998557 3,125737 9483,312 8224,430 POPSTUDIES 14,71688 29,43454 1,114091 7,327702 0,282909 1,821857 2163,382 7839,501 Tabla 2.A: Matriz de correlación de las variables WUSE WPRICE GREENTAX PCINCOME INDVAB SEVVAB WUSE 1,000000 WPRICE -0,291124 1,000000 GREENTAX -0,085737 0,546273 PCINCOME 0,322520 0,283934 0,546338 1,000000 INDVAB 0,178143 -0,494256 -0,042544 0,210893 1,000000 SEVVAB -0,178498 0,568116 0,225629 0,113933 -0,588131 1,000000 POPSTUDIES -0,323132 0,071416 -0,327108 -0,539304 -0,443889 0,148289 POPSTUDIES 1,000000 1,000000 27