Guillermo de Ockham y las bases del Nominalismo La Ficha 10 va a permitirnos conocer a un filósofo especial, crítico e inconformista: Guillermo de Ockham. Como recordarás, Tomás de Aquino formuló una doctrina de pensamiento que conciliaba la obra de Aristóteles con la teología cristiana, aportando así un importante grano de arena a la consolidación de la escolástica, que fue un sistema de pensamiento que dominó el panorama europeo durante buena parte de la Edad Media. La escolástica fue asumida por la Iglesia católica como dogma de conocimiento, y cualquier pensador que se alejara de su doctrina corría el riesgo de ser excomulgado, con todo lo que eso suponía: imposibilidad de ejercer como profesor o religioso, e incluso, en ocasiones, la pena de muerte. Pues bien, Guillermo de Ockham fue uno de esos pensadores inconformistas que puso en tela de juicio la escolástica de su época y, por consiguiente, sufrió la persecución y fue excomulgado. I. Vida de Guillermo de Ockham Este peculiar filósofo nació hacia 1285 en Ockham, una pequeña localidad situada en el sur de Londres. Se conoce poco acerca de su infancia, aunque parece que era aún muy joven cuando ingresó en el convento londinense de la orden franciscana. En 1306 fue ordenado subdiácono, y en 1310 comenzó en Oxford estudios de Teología, lo que era habitual para los religiosos cultos de su época. Fue discípulo de otro de los filósofos que rompieron con la doctrina de pensamiento de su época, Dums Escoto, a quien se considera otro de los padres intelectuales del nominalismo. El carácter indisciplinado y crítico de las enseñanzas de Guillermo de Ockham le provocó la denuncia de herejía por parte de la jerarquía de la universidad de Oxford. En 1324 el Papa Juan XXII le 1 convocó a Aviñón, sede del papado medieval, donde se abrió un proceso contra él y permaneció retenido hasta que logró escapar en 1328. Diez días después de su fuga fue definitivamente excomulgado de la Iglesia católica, con todo lo que ello conllevaba ―persecución, imposibilidad de ejercer un oficio en territorio católico, etc.―. Aunque pueda parecer lo contrario a simple vista, no fue su postura intelectual lo que provocó su excomunión, sino sus opiniones acerca del voto de pobreza que, como franciscano, Guillermo de Ockham creía que debía regir a toda la institución católica. Evidentemente, sus ideas acerca del papel de la Iglesia no gustaron demasiado en la jerarquía, más preocupada en la Edad Media por aliarse con las naciones más poderosas y expandir así su hegemonía. Tras su excomunión, Guillermo de Ockham tomó partido por el emperador Luis IV de Babiera ―también excomulgado en 1324―, quien mantenía un enconado conflicto con la Iglesia católica y ofrecía asilo a los intelectuales a quienes la curia eclesiástica perseguía. Tras pasar por Pisa, se trasladó a Múnich en 1330. A partir de entonces centró su labor en la elaboración de sus obras más políticas, en las que criticó extensamente a la Iglesia por inmiscuirse en los asuntos del Estado, convirtiéndose así en uno de los primeros defensores de la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado. La muerte del Papa Juan XXII en 1334 no hizo que se reconciliara con la Iglesia, aunque bien es cierto que la postura de esta última se suavizó con el nuevo pontificado. Murió, se cree en 1349, en condiciones de pobreza extrema, respetando así el voto de pobreza al que se comprometió cuando ingresó en la orden franciscana. II. Una filosofía crítica: las bases del nominalismo La principal característica del pensamiento y la obra filosófica de Guillermo de Ockham es lo que se conoce como el «criticismo». Como buen conocedor de la lógica, Ockham no estaba de acuerdo en vincular la Filosofía con la Teología porque, tal y como ya vimos con Tomás de Aquino, ambas actúan en esferas del saber diferentes. Aunque Tomás de Aquino logró vincular ambas de forma aparentemente satisfactoria, Ockham 2 consideraba que la razón y la fe no pueden equipararse, ya que el modo en que ambas operan es completamente distinto. 1. Razón, lógica y lenguaje La crítica que lleva a cabo Guillermo de Ockham va dirigida, principalmente, a los autores clásicos que están en el origen de la escolástica. De ese modo, llevó a cabo el cuestionamiento razonado de las principales afirmaciones y doctrinas filosóficas anteriores a él, llegando así a mostrar sus errores y, en ocasiones, su incoherencia lógica. Para Guillermo de Ockham, las principales herramientas de trabajo de la Filosofía son la razón, la lógica y el lenguaje, lo que nos permite realizar análisis empíricos y, por acumulación de conocimientos, también teóricos. Tras darle muchas vueltas al asunto, Ockham llegó a la conclusión de que la razón es autónoma frente a la fe, lo que le provocó no pocos problemas y, en última instancia, le llevó al exilio. 2. La existencia de Dios pertenece al ámbito de la fe Todo lo anterior nos conduce a la cuestión más espinosa de todas: la existencia de Dios. Si bien Tomás de Aquino llevó a cabo una conciliación de la razón y la fe, y llegó a la conclusión de que existe entre ambas una «zona común» que nos permite afirmar la existencia de Dios de forma tanto racional como teológica ―ya que no podríamos afirmar la existencia de Dios si éste no existiera como tal―, Ockham rechaza dicha conclusión al negar que pueda darse esa «zona común» entre Teología y Filosofía, por lo que la afirmación sobre la existencia de Dios debe quedar en el ámbito teológico y, por lo tanto, de la fe. 3. Omnipotencia de Dios Una de las cuestiones más polémicas de su pensamiento es la de la causalidad. Como recordarás, Tomás de Aquino, y con él toda la escolástica posterior, hablaban de una «causa primera» de las cosas, y de que dicha causa no podía ser otra que Dios, ya que de Dios derivaba todo lo conocido. Sin embargo, para Guillermo de Ockham esa afirmación queda fuera de toda lógica, ya que solo podemos conocer lo que observamos directamente, y no nos es dado observar la causa primera de todo lo 3 conocido. A diferencia de los escolásticos, Guillermo de Ockham sostuvo que no se puede justificar una causa universal por simple acumulación de hechos individuales. Y ahí reside, principalmente, su crítica a la escolástica medieval, ya que partiendo de esos principios ni tan siquiera podemos afirmar racionalmente la existencia del alma, piedra angular del cristianismo. A diferencia de muchos autores anteriores a él, Guillermo de Ockham estaba convencido de la omnipotencia e infinitud de Dios, y consideraba que tratar de racionalizar su existencia no hacía otra cosa más que ponerle límites a su poder. Por lo tanto, Dios es para él una entidad sobrenatural que no debemos tratar de explicar, ya que eso supondría banalizarlo y, en última instancia, restarle divinidad. Como cristiano, Ockham consideraba que la creencia en Dios era una prueba de libertad, y que dicha libertad no debía ponerse en entredicho por tratar de relacionar a la Filosofía y la Teología, dos ámbitos del pensamiento completamente diferentes. 4. Lo concreto es lo único que podemos conocer Como consecuencia, Guillermo de Ockham se opone frontalmente a las tesis universalistas de los autores clásicos, especialmente Platón y Aristóteles, que trataban de conocer los universales filosóficos ―el Bien, la Verdad, la Belleza, etc.―. Para nuestro autor, los universales son inaprehensibles, ya que lo único que podemos conocer son las cosas concretas a las que hacen referencia. Por ejemplo, no tiene sentido buscar una idea universal del Bien, ya que el Bien está expresado con palabras y éstas, como tales, designan cosas concretas. Las esencias universales son entonces conceptos mentales que no guardan relación con la divinidad, sino con la idea que de las cosas concretas nos hacemos los seres humanos. Siguiendo el razonamiento, Guillermo de Ockham sostiene que solo podemos conocer lo que somos capaces de nombrar, y de ahí deriva el concepto «nominalismo». 4 III. La navaja con la que Ockham afeitó las barbas a Platón ¿Te suena de algo el concepto de «la navaja de Ockham»? ¿Has oído alguna vez hablar de él? Es uno de los principios fundamentales de la ciencia, y se lo debemos a Guillermo de Ockham. También conocido como «principio de parsimonia» o «principio de economía», consiste en afirmar que, de entre dos o más explicaciones de un hecho concreto, la más simple es siempre la más válida. Te parece lógico, ¿verdad? Pues bien, afirmar algo como esto en la Edad Media podía traer consigo la persecución, el exilio y, en ocasiones, la muerte. Porque «la navaja de Ockham» conduce, en última instancia, a la imposibilidad de afirmar racionalmente la existencia de Dios. Pongamos un ejemplo. Imagina que ayer dejaste en tu pupitre una botella de agua, y que tú creías que la habías dejado llena. Sin embargo, esta mañana, al llegar a clase, te has encontrado con la botella vacía, lo que te lleva estas tres posibles explicaciones: A. En realidad te la bebiste ayer antes de salir de clase, pero no te acordabas de habértela bebido. B. Un compañero/a se la bebió mientras tú no estabas y la dejó en el mismo lugar para que tú pensaras que te la habías bebido ayer antes de irte de clase. C. Un extraterrestre llegó a la clase, vio la botella llena, se la bebió y la dejó en el mismo lugar para que tú pensaras que te la habías bebido ayer antes de marcharte de la clase. ¿Cuál de las tres explicaciones elegirías? Según el principio de «la navaja de Ockham», la más válida sería la primera, ya que las otras dos no aportan más que complicaciones al razonamiento. Pues bien, del mismo modo debemos pensar cuando se trata de cuestiones como la existencia de Dios o la existencia del alma, ya que si tratamos de justificarlas racionalmente no hacemos más que complicar un razonamiento que, de por sí, debe ser simple: Dios y el alma existen porque así lo dice el dogma, y no podemos justificarlo racionalmente porque no conocemos ni las causas ni el lenguaje adecuado para nombrarlas. ¿No te parece lógico? 5 El concepto de «navaja de Ockham» fue utilizado por primera vez en 1852 por el matemático de origen británico William Rowan Hamilton. Se le llama así porque algunos autores consideran que la explicación de Ockham es como una navaja con la que el autor le cortó «las barbas a Platón», lo que quiere decir que desmontó de forma lógica, en pocas palabras, toda la filosofía clásica. IV. La política según Guillermo de Ockham Guillermo de Ockham mantuvo siempre su idea de un Estado independiente de la Iglesia católica, ya que los asuntos terrenales deben resolverse por instituciones terrenales, ante lo cual la Iglesia no puede inmiscuirse en las decisiones de los gobernantes. Del mismo modo, Ockham afirmaba que las personas tienen derecho a establecer su propia forma de gobierno, independientemente de cuál sea su creencia religiosa. Por lo tanto, las esferas temporal y espiritual deben estar separadas, ya que, de lo contrario, se reproduciría el mismo error que condujo a la equiparación de la razón con la fe. Todo esto lo dijo un pensador en el siglo XIV, cuando el poder de la Iglesia católica se hallaba en su máximo esplendor y mantener ideas contrarias a lo establecido podía suponer la persecución, el exilio o la muerte. ¿Qué te parece? ¿Te animas a criticar lo existente? ¿Te apetece hacer Filosofía? 6 Test 1. ¿En qué año nació Guillermo de Ockham? a) 1485 b) 1285 c) 1185 d) 1555 2. ¿A qué orden religiosa perteneció? a) Dominicos b) Benedictinos c) Agustinos d) Franciscanos 3. ¿De qué país era originario Guillermo de Ockham? a) Alemania b) Holanda c) Sicilia d) Inglaterra 4. ¿En qué universidad estudió Guillermo de Ockham? a) París b) Yale c) Complutense d) Oxford 5. ¿Dónde le recluyeron para ser procesado por herejía? a) París b) Ámsterdam c) Aviñón d) Londres 6. ¿Cómo se llamaba el Papa que le persiguió y excomulgó? a) Juan XXII 7 b) Juan Pablo II c) León XIII d) Juan XXIII 7. ¿Cuál es la base del pensamiento de Guillermo de Ockham? a) Realismo b) Pragmatismo c) Elitismo d) Criticismo 8. Según Guillermo de Ockham, ¿pueden conciliarse la razón y la fe? a) Sí b) Sí, pero solo a veces c) No, nunca d) No, aunque hay excepciones 9. ¿Cómo se denomina el principio más conocido de la filosofía de Ockham? a) Principio de relatividad b) Principio de economía o de parsimonia c) Principio de laxitud d) Principio del absurdo 10. Según Guillermo de Ockham, ¿el Estado y la Iglesia deben ser la misma cosa? a) Sí b) Sí, aunque solo a veces c) No, aunque hay excepciones d) No, nunca Respuestas : 1(b), 2(d), 3(d), 4(d), 5(c), 6(a), 7(d), 8(c), 9 (b), 10(d). 8