El derecho al plazo razonable en el nuevo Código Procesal Penal Por Nicolás Omar Vargas 1 La garantía del plazo razonable de duración del proceso penal establece que una persona sometida a un proceso penal tiene el derecho de obtener una respuesta jurisdiccional definitiva 2 en un determinado plazo, y como contrapartida de ello, que pesa en cabeza del Estado un límite temporal para ejercer la persecución penal. 3 La garantía deriva de los artículos 18 y 33 de la Constitución Nacional, aunque ha sido contemplada expresamente en diversos tratados internacionales de derechos humanos que en la actualidad integran el bloque de constitucionalidad federal. Así lo hacen el artículo 7.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos y el artículo 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Se ha dicho que la garantía del plazo razonable de duración del proceso consiste, en rigor, en un “no plazo”, 4 porque no existe una norma que delimite su alcance. Como corolario, su determinación ha quedado librada al arbitrio judicial, cuestión que mereció la crítica de la doctrina. Ante este panorama, la jurisprudencia ha desarrollado algunos estándares para reducir y encauzar aquel ámbito de discrecionalidad. La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como también de nuestra propia Corte Suprema de Justicia, se asienta en líneas generales y con matices sobre los mismos pilares. Para establecer si se encuentra violentada la garantía del plazo razonable de duración del proceso se debe tener en cuenta: a) la dificultad del caso, b) la actividad procesal del interesado, y c) la conducta de las autoridades judiciales. El Código Procesal Penal nacional recientemente sancionado contiene una serie de disposiciones relativas a los plazos procesales. Así, con relación a la duración del proceso establece como principio general en su artículo decimoctavo que toda persona tiene derecho a una decisión judicial 1 Miembro de la mesa directiva de la Asociación Pensamiento Penal. Investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. 2 Anitua, Gabriel Ignacio, “Los límites temporales al poder penal del estado”, en Ensayos sobre enjuiciamiento penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2010, pp. 53 a 87. 3 Binder, Alberto, “Prescripción de la acción penal. El indescifrable enigma de la secuela del juicio”, en Doctrina Penal, Depalma, Buenos Aires, 1990, pág. 278. 4 Esta definición ha sido dada por Daniel Pastor, quien ha realizado el estudio más completo sobre la cuestión del plazo razonable de duración del proceso penal en El plazo razonable de duración del proceso penal en el definitiva en tiempo razonable, conforme los plazos establecidos en este Código y que el retardo en dictar resoluciones o las dilaciones indebidas, si fueran reiteradas, constituirán falta grave y causal de mal desempeño de los magistrados. Por otro lado, el artículo 113 prescribe que sin perjuicio de lo establecido para los procedimientos especiales, todo proceso tendrá una duración máxima de tres años contados desde el acto de la formalización de la investigación preparatoria. La etapa preparatoria según el artículo 232 tendrá una duración máxima de un año desde la formalización de la investigación pudiendo prorrogarse, como así también el imputado o el querellante pueden solicitar que se lleve adelante en un plazo menor si lo justifican las circunstancias. Si bien resulta auspicioso que el CPP contemple plazos para las diferentes etapas del proceso y su incumplimiento se traduzca en una falta que pueda acarrear algún tipo de sanción o inclusive la destitución para el magistrado interviniente resulta preocupante que el incumplimiento de aquellos plazos no traiga consecuencia alguna para el imputado. Esta decisión del legislador hace que la inobservancia de dichos plazos no modifique en lo más mínimo la situación procesal del imputado Como ya he mencionado el derecho al plazo razonable goza de reconocimiento constitucional y convencional y su vigencia ha sido reafirmada por la práctica jurisdiccional en reiteradas oportunidades. Sin perjuicio de ello, la falta de cuantificación del plazo razonable ha atentado muchas veces contra su vigencia o ha generado la aplicación de criterios dispares. En mi opinión, si bien el Código Procesal Penal no prevé en forma expresa el agotamiento de la instancia frente al vencimiento de los plazos es correcto que los jueces decidan adoptar tal temperamento, toda vez que los plazos que el Código Procesal establece para las diferentes etapas procesales deben ser considerados perentorios. estado de derecho. Una investigación acerca del problema de la excesiva duración del proceso penal y sus posibles soluciones, Ad Hoc, Buenos Aires, 2002.