tercer mundo - Facultad de Ciencias Económicas

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EL MUNDO TRES POPPERIANO Y EL MÉTODO HIPOTÉTICO DEDUCTIVO”: UNA
ALTERNATIVA METODOLÓGICA PARA LAS CIENCIAS FÁCTICAS
Lic. Héctor José Lázzari - Lic. Esteban Gabriel Arias1
Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico-Sociales - Universidad Nacional de San
Luis
Resumen reducido
Los conceptos subjetivismo y objetivismo son utilizados por algunos filósofos para
designar tipos de conocimiento, insistiendo en el primado del sujeto, o en el del objeto
respectivamente. Popper se refiere a estos conceptos para señalar que el
conocimiento subjetivo consiste en un estado mental, de conciencia: el de los
asentimientos, dudas o certezas. La epistemología ha versado, generalmente en este
tipo de conocimiento, aceptando la existencia de fuentes últimas de conocimiento y de
una realidad esencial o última.
El conocimiento en sentido objetivo es el aspecto relevante de la epistemología sin
sujeto cognoscente. Objetivo el conocimiento es independiente de la creencia o
disposición a asentir del sujeto y está formado por el contenido lógico de nuestras
teorías, conjeturas y suposiciones. El conocimiento objetivo es el ‘mundo 3’,
popperiano de donde surge el método hipotético deductivo como una consecuencia
metodológica y de la que Popper resalta el papel de la falsabilidad.
Resumen extenso
En los distintos sistemas de pensamiento a lo largo de la historia hay distintas
concepciones sobre las fuentes de conocimiento que proporcionan respuestas a la
constante búsqueda de causas y explicaciones acerca de la realidad. A esos distintos
sistemas de pensamiento correspondieron distintas concepciones de verdad.
No es fácil encontrar la verdad en un mundo en el que se multiplican las divinidades en
boca de poetas, o donde se considera a los dioses fuente de toda sabiduría, o al
inicio del pensar filosófico, asignándole al hombre la posesión de las fuentes de
conocimiento con la doctrina de la verdad manifiesta.
El optimismo de la doctrina de la verdad manifiesta inspira el nacimiento del
pensamiento jusitificacionista: todo hombre lleva las fuentes de conocimiento en sí
mismo, ya sea en la facultad de percepción sensorial o en la facultad de intuición
intelectual.
Karl Popper en su tarea de desubjetivación de la ciencia se enfrenta a la doctrina de la
verdad manifiesta y niega la teoría de las fuentes últimas de conocimiento. A la teoría
subjetivista de la ciencia, opone la teoría objetivista de la misma: los enunciados
científicos deben tener un carácter intersubjetivo, pues la contrastación de los mismos
no puede basarse en experiencias de un sujeto sino que deben ser resignados a la
crítica, deben ser evidentes por cualquiera y relacionados entre sí lógicamente. En la
prueba de nuestras afirmaciones con los hechos, ganan algunas provisoriamente, y
otras fracasan. Este proceso ocurre en el mundo del conocimiento objetivo o en el
mundo 3 popperiano, donde residen teorías y enunciados contrastables.
1
Investigadores – U.N.S.L. Proyecto 549501 “Estrategias de reproducción familiar en familias en
situación de pobreza”. -
Popper sugiere la existencia de tres mundos. El mundo de los sujetos o estados físicos
es el mundo1, el de los estados mentales es el mundo 2 y el de los contenidos del
pensamiento objetivo es el mundo 3. Éste, que en sus consideraciones históricas nos
muestra semejanzas con la teoría de las Ideas de Platón y con el Espíritu Objetivo de
Hegel pero con grandes diferencias en los aspectos más decisivos, se relaciona con el
mundo 2, mundo de los estados de conciencia que a su vez sirve de nexo entre el
mundo 1 y el mundo 3. Todas nuestras acciones en el mundo 1 están influenciadas
por nuestra captación segundo-mundana del mundo 3. En esa relación comparten una
entidad común, el lenguaje, éste pertenece a los tres mundos y de la misma manera
que el mundo 3 es producto humano, el lenguaje también lo es.
El mundo popperiano presenta cualidades esenciales en cuanto es el universo del
conocimiento objetivo más importante creado por el hombre. Es en gran medida
autónomo y produce un efecto de retroalimentación que se amplía mediante una
autocrítica constante. Ese intercambio con el mundo 3 constituye nuestra posibilidad
de autotrascendernos y obtener cada vez mayor información. El conocimiento no
aumenta por acumulación de experimentos ni de observaciones, tampoco por la
acumulación de teorías verificadas y demostradas, aumenta por resolución de
problemas, mediante conjeturas audaces y eliminación de errores, por discriminación
entre teorías rivales y elección de las mejores.
Popper propone el método hipotético deductivo, que surge como una consecuencia
metodológica del mundo 3, como contrapartida a los métodos que buscan
justificaciones últimas. El método hipotético deductivo es una variedad del método
científico que resalta especialmente el papel de la falsabilidad y concibe el
conocimiento no como proposiciones verificadas, sino como un planteo aproximado,
susceptible de corrección, provisorio.
El método hipotético deductivo que utiliza la deducción y el análisis lógico, presenta el
mejor perfil epistemológico para las necesidades de las ciencias fácticas y para el
análisis de los objetos de tipo real.
Trabajo
EL TERCER MUNDO POPPERIANO Y EL MÉTODO HIPOTETICO DEDUCTIVO: Una
alternativa metodológica para las Ciencias Fácticas.
Si se contemplan los distintos sistemas de pensamiento a lo largo de la historia, se ve
que hay distintas concepciones sobre las fuentes de conocimiento que proporcionan
respuestas a la constante búsqueda de causas y explicaciones acerca de la realidad.
A esos distintos sistemas de pensamiento correspondieron distintas concepciones de
verdad.
Rastreando entonces desde los poetas griegos no es fácil encontrar la verdad en un
mundo en el que se multiplican las divinidades en boca de los poetas, o donde se
considera a los dioses fuente de toda sabiduría. Los filósofos Heráclito y Parménides
aducen a que la fuente última de toda sabiduría es divina, los dioses son los que
poseen la verdad y la fuente de todo conocimiento. Heráclito considerándose poseído
por el dios Zeus y tras su inspiración expresa: “ No soy yo quien habla, sino el verbo,
el logos, quien lo hace a través de mí” (1).
Parménides por su parte, considera a la diosa Dike como la que posee y custodia las
llaves de la verdad: ”Y la diosa me recibió amablemente, tomó mi mano derecha en la
suya y habló así: Tú averiguarás todas las cosas, tanto el inmutable corazón de la
verdad bien redondeada como las opiniones de los mortales en las cuales no se puede
confiar” (2).
Platón, en cambio, respeta a los dioses tradicionales de Grecia pero establece la
diferencia entre inspiración divina de los poetas y la fuente divina del conocimiento.
Llama a los poetas intérpretes de los dioses. Su famosa teoría de la anamnesis donde
asegura que no hay nada que nuestra alma inmortal no conozca antes de su
nacimiento, posee una estrecha relación con la doctrina de la fuente divina del
conocimiento. El alma, no es una tabula rasa, poseyendo ya los conocimientos, sólo
debe recordarlos, para ello emplea la mayéutica de Sócrates y de esta manera prueba
la inmortalidad del alma y la existencia de las ideas: “Si la verdad de los objetos está
siempre en nuestra alma, nuestra alma es inmortal. Por esta razón es preciso intentar
con confianza el indagar y traer a la memoria lo que no sabes por el momento, es
decir, aquello que tú no te acuerdas”(3).
La teoría de la anamnesis, de carácter sumamente optimista, está vinculada también
con la doctrina de la verdad manifiesta, pues en el proceso de depuración del alma,
luego de su olvido, origen de la ignorancia, ve la verdadera naturaleza de los objetos.
Esta verdadera naturaleza de los objetos, o bien se remite a un mundo ideal y se
manifiesta veladamente en las cosas, pues éstas carecen realmente de esencias
siendo una mera copia de aquél, o existe oculta en las apariencias sensibles, como en
Aristóteles. Como vemos la teoría optimista de la verdad también se manifiesta en
Aristóteles, porque el optimismo de Platón, su teoría de la anamnesis, constituye la
base de la filosofía aristotélica.
Si bien en Aristóteles la naturaleza o esencia de las cosas es capturada mediante un
proceso que comienza en la experiencia y no inmediata y directamente intuida, se
postula la existencia de una facultad intelectual que permite captar, con prescindencia
de los sentidos e infaliblemente, la esencia depurada de las cosas.
La epistemología optimista de Platón contiene el germen de la teoría de la inducción
de Aristóteles. Entiende por inducción no tanto la inferencia de leyes universales a
partir de la observación de casos particulares sino como un método por el cual
llegamos a un punto en el que podemos intuir o percibir la esencia o la verdadera
naturaleza de una cosa.
El pensamiento de Platón, igual que el aristotélico, está presente en gran parte de la
filosofía medieval porque progresivamente a las verdades de la razón (filosofía griega)
comienzan a contraponerse las verdades de la fe (cristianismo), contraposición que
viene a ser una síntesis de ambos. Los representantes de la filosofía medieval (San
Agustín y Santo Tomás), transforman los conceptos tanto platónicos como aristotélicos
conservando fórmulas y expresiones de ellos.
Este optimismo inspira también el nacimiento del pensamiento moderno
justificacionista: todo hombre lleva las fuentes de conocimiento en sí mismo ya sea en
la facultad de percepción sensorial, ya sea en la facultad de intuición intelectual. Pero
la actitud del moderno es subversiva respecto a la edad antigua y medieval, pone el
acento no ya en la cosa sino en el sujeto y no en cualquier sujeto sino en el sujeto
humano principio de actos conscientes.
En la metafísica de la modernidad vemos como se consuma el paso de la
trascendencia a la inmanencia. Este paso se caracteriza por el abandono del ser y la
múltiple evidencia objetiva, resolución del ser en el ser de la conciencia humana y
exigencia para el conocer de una inmediatez ontológica y no intencional. Dos grandes
corrientes caracterizan esta época: racionalismo y empirismo, que a pesar de ser
diametralmente opuestas tienen de común la búsqueda de un punto arquimédico en el
conocimiento. Las figuras paradigmáticas son Descartes y Bacon en lo referente al
hablar de una fuente última de conocimiento y ambos, con su Veracitas Dei y
Veracitas Naturales respectivamente, coinciden también en un momento mayéutico
para alcanzar la verdad.
Descartes inspirado por el optimismo epistemológico afirman que nadie necesita
apelar a la autoridad en lo que concierne a la verdad, porque todo hombre lleva en sí
mismo las fuentes del conocimiento. Puede hacer uso de la facultad de intuición para
distinguir la verdad de la falsedad negándose a aceptar toda idea que no sea clara y
distinta percibida por el intelecto.
El empirismo inglés como todo empirismo parte de que todo conocimiento se origina
en la experiencia sensible y se valida o justifica por dicha experiencia, siendo la
inducción su método. Rechaza todo conocimiento de carácter especulativo,
especialmente la doctrina innatista según la cual existen en el hombre ciertas ideas,
principios o nociones desde el nacimiento. No existe ni el alma (Platón) ni las ideas
innatas (Descartes). Lo que reconoce es algo como la mente (ratio, en latín) con
funciones de percepción, asociación, conceptualización. Por lo tanto, no hay
representaciones puras e innatas, sino que toda representación proviene de
asociación de percepciones.
Kant efectúa la síntesis de ambas corrientes, donde sus predecesores ven
sensaciones o impresiones, ideas innatas, él intenta construir enunciados cayendo
también en la respuesta dogmática al hacer intervenir categorías “a priori” en el sujeto
cognoscente.
Para Kant el conocimiento sólo es posible si existen dos condiciones básicas:
estructuras a priori o moldes innatos (formas de la sensibilidad y categorías del
entendimiento) y por otro lado, contenidos que llenen esos moldes provenientes del
mundo circundante fenoménico (intuiciones sensibles). La naturaleza en su elemento
inteligible es meramente formal. La realidad objetiva que el filósofo le reconoce no va
más allá del pércipi, de la idealidad, el ser algo exigido por la conciencia trascendental.
El giro copernicano se ha producido: no sólo se afirma que lo real inteligible tiene por
patrón y medida la razón humana sino que sostiene que lo inteligible para el hombre
no es otra cosa que la subjetividad humana en cuanto tal, el sujeto trascendental. En
efecto, el aspecto más relevante del yo trascendental es la racionalidad.
En este rastreo histórico una vez más aparece la razón como única fuente del
conocimiento válido, y además es una facultad universal.
Popper se desinteresa de esta perspectiva; el conocimiento para él es una producción
objetiva, sin sujeto.
En Hegel el paso de la trascendencia a la inmanencia es la disolución de todo lo real
en lo racional humano. Se logra la identificación entre el ser y el pensar. La materia y
la forma son momentos del acto supremo del pensamiento, es decir, del Concepto,
Idea absoluta en Hegel.
La fenomenología de Husserl se entiende como un intento de superar a Kant,
volviendo a hacer la tarea mayéutica en la que nuevamente y de manera refinada
reaparece la concepción optimista y justificacionista de la verdad. Husserl procura
construir un nuevo método, hacer una reflexión filosófica que profundice la tarea de las
ciencias positivas. Combate el positivismo, que afirma que sólo existen los fenómenos
(fenomenismo), pero también las esencias (esencialismo). La reducción como método,
implica esencializar lo fenoménico, proceso en general de depurar la conciencia. Al
igual que todo idealista no logra trascender su inicial subjetividad.
Popper con respecto a todo lo expresado afirma que “la mayor parte de las cosas que
sabemos la hemos aprendido por ejemplo, porque nos las han dicho, por la lectura de
los libros, porque hemos aprendido a criticar, a recibir y aceptar la crítica, a respetar la
verdad” (4).
Si bien el conocimiento no puede partir de la nada, tampoco puede partir de la
observación, dice este autor y no admite las doctrinas optimistas y afirma que la
doctrina de la anàmnesis no es correcta, pues a pesar de poseer conocimiento innato
podemos llegar más allá de las profundidades para reconocer el error y la falsedad:
“La claridad y distinción no son criterios para llegar a la verdad pero la oscuridad y la
confusión pueden indicar el error” (5).
Debemos interrogarnos sobre cual podría ser la manera de descubrir el error y luego
preocuparnos para combatirlos. Jenófanes ya sabía, dice Popper, que nuestro
conocimiento es conjetura cuando expresaba: ”Verdaderamente los dioses nos han
revelado a los mortales todas las cosas desde el comienzo; pero los mortales procuran
descubrir lo que es mejor. En verdad ningún hombre ha visto, ni habrá hombre que
conozca acerca de los de ello; y la opinión (el parecer) está fijada por el destino sobre
todas las cosas” (6).
Por lo tanto Popper sugiere, asumir una actitud crítica y de permanente discusión para
con las teorías y presunciones ya sean propias y ajenas, a fin de determinar la validez
de las fuentes de donde pueden haber surgido tales teorías o presunciones: “La
pregunta epistemológica adecuada no se refiere a las fuentes, más bien. Preguntamos
si la afirmación hecha es verdadera, es decir, si concuerda con los hechos” (7).
Tampoco hay explicaciones ni realidades últimas. Partimos de los conocimientos que
hemos adquirido y obtenidos nuevos conocimientos es necesario avanzar, modificar,
reconocer errores, buscar lo oculto, sondear lo oscuro y lo confuso. En nuestro paso
por el camino de la investigación no debemos admitir ninguna autoridad porque la
verdad está por encima de toda autoridad humana. El pensar crítico permite
reflexionar sobre el conocimiento elaborado como falible. El conocimiento científico es
producto del método crítico, con él se buscan constantemente problemas y se
proponen soluciones tentativas, no certidumbres, sino opiniones, conjeturas, no la
verificación sino la contrastabilidad y refutación de teorías.
Los enunciados científicos para que sean contrastables deben ser objetivos,
sometidos a la crítica y comprensibles por cualquiera. Así propone el mundo 3 donde,
según los análisis de Popper, no aprendemos por acumulación de la experiencia de
los sentidos, sino por la experiencia cotidiana al principio y luego por la experiencia
científica: “Al defender un tercer mundo objetivo deseo provocar a aquellos que yo
llamo filósofos de la creencia: los que como Descartes, Locke, Berkeley, Kant o
Husserl, se interesan por nuestras creencias subjetivas y su fundamento u origen.
Frente a ellos subrayo que el problema consiste en encontrar teorías mejores y más
audaces y que lo importante no son las creencias, sino la preferencia crítica” (8).
Popper sugiere la existencia de un mundo físico, un mundo de los sujetos y un
mundo 3, al que pertenece el conocimiento científico. De esta manera los tres
mundos o universos son los siguientes:
Mundo 1. (M1): Universo de las entidades físicas.
Mundo 2. (M2): Universo de los estados mentales: consciencia, inconsciencia y
disposiciones psicológicas.
Mundo 3. (M3): Universo de los contenidos de pensamiento y de los productos de la
mente.
Según Popper, lo que él denomina mundo 3, tiene que ver con el mundo de las ideas
platónicas, más aún, dice que Platón lo descubrió: “Platón no sólo descubrió el tercer
mundo sino además de la influencia o retroalimentación en el tercer mundo y nosotros,
descubrió no sólo que intentamos captar las ideas de este mundo tercero, sino que los
utilizamos como explicaciones” (9).
A semejanza de Platón en Popper, la explicación del mundo visible se da a través de
un mundo postulado e invisible, pero a diferencia de aquél los habitantes del mundo 3
popperiano, las teorías, no son divinas ni inmutables, brindan explicaciones provisorias
y conjeturales: “El tercer mundo platónico tenía un carácter divino; era inalterable y,
naturalmente verdadero. Por tanto hay una gran brecha entre éste y mi tercer mundo
que es un producto humano cambiante. No sólo contiene teorías verdaderas, sino
también falsas y, en especial, problemas pendientes, conjeturas y refutaciones” (10).
Popper entonces reconoce que su mundo 3 tiene mucho que ver con la teoría de las
Ideas de Platón y con el Espíritu Objetivo de Hegel, de éste expresa: “El hecho de que
el Espíritu Objetivo y el Espíritu Absoluto hegelianos estuviesen sometido a cambios,
constituye el único aspecto en que sus espíritus se asemejan más a mi tercer mundo
que el mundo de las Ideas Platónicas” (11).
En Hegel El Espíritu Absoluto y el Espíritu Objetivo no son creación del hombre sino a
la inversa. En Popper el mundo 3 es obra humana y si bien puede llegar a alcanzar
una existencia autónoma, el hombre mantiene con él una relación de intercambio. El
parecido en realidad es superficial. Hegel con su método dialéctico ve positivamente
contradicciones y el mecanismo de Popper por ensayo y error está pensado como
instrumento crítico cuya función es la de encontrar y suprimir errores y
contradicciones. Por último, el espíritu hegeliano es una hipóstasis autoconciente; el
mundo de la ciencia objetiva de Popper carece de sujeto y conciencia.
Mientras que Platón hacía que sus ideas hipostasiadas habitasen en un mundo
celeste, Hegel personaliza su Espíritu en una especie de conciencia divina: las ideas
habitan en ella del mismo modo que las ideas humanas habitan en una conciencia
humana, Su Espíritu no sólo es consciente sino que también es un sujeto. A esto dice
Popper: “ por el contrario, mi mundo 3 no posee ninguna semejanza con la conciencia
humana, son totalmente distintos de las ideas conscientes o pensamientos en sentido
subjetivo” (12).
La teoría del conocimiento, sostiene Popper, afirma que hay un sólo tipo de
conocimiento, el poseído por algún sujeto cognoscente, es el denominado
conocimiento subjetivo. Pero él distingue otro tipo de conocimiento, el conocimiento en
sentido objetivo que está formado por “El contenido lógico de nuestras teorías,
conjeturas, suposiciones (y sí lo deseamos, por el contenido lógico de nuestro código
genético)” (13).
La epistemología tradicional, dice nuestro autor, gira en torno al mundo 2 mientras
que la epistemología objetivista lo hace en el mundo 3 y defiende un mundo 3 objetivo
donde carecen de importancia las creencias, pero sí tiene las mejores teorías y es
producto humano.
El mundo 3 popperiano, que en sus reflexiones históricas nos muestra parecidos con
la teoría de las Ideas de Platón y con el Espíritu Objetivo de Hegel pero grandes
desemejanzas en los aspectos más decisivos, se relaciona con el mundo 2, mundo
que a su vez sirve de nexo entre el mundo 1 y el mundo 3, o como dice Popper, todas
nuestras acciones en el mundo 1 están influenciadas por nuestra captación segundomundana del mundo 3. La mente humana tiene la capacidad de hacer enlace con
objetos ya sea del mundo 1 como del mundo 3. En esa relación participa una entidad
común, el lenguaje. Éste pertenece a los tres mundos y del mismo modo que el mundo
3 es elaboración humana, el lenguaje también lo es.
El mundo popperiano presenta capacidades fundamentales en cuanto es el universo
del conocimiento objetivo más prolífico creado por el hombre, en cuanto es en gran
medida autónomo y en cuanto también al efecto de retroalimentación que se
incrementa mediante una autocrítica asidua. Esa reciprocidad con el mundo 3
constituye nuestra posibilidad de autotrascendernos y ganar cada vez mayor
información. Comprendemos más y mejor la realidad a través de disposiciones más
satisfactorias y el conocimiento no aumenta por acopio de pruebas ni de
observaciones, tampoco por el amontonamiento de teorías confirmadas y
demostradas, aumenta por la solución de problemas, por medio de inferencias
audaces y supresión de errores, por diferenciación entre teorías oponentes y la
elección de las teorías dominantes.
El tema de los tres mundos es muy amplio, pero sólo queremos remarcar con esta
figura popperiana la sugerente concepción de hombre que se insinúa en ella porque
como dice Popper que si bien el`mundo 3 y el lenguaje son creación nuestra, también
en algún sentido podemos decir que somos sus criaturas porque cada uno de nosotros
debe el mundo 3 su racionalidad: ese estilo o red de teorías producidas y en las cuales
nacemos.
La expresión “racionalidad” señala en Popper tanto la tarea intelectual como la labor
de observación y de experimentación, en primer lugar. En segundo lugar, el vocablo
racionalismo señala una postura que puede ser definida como aquella que persigue
averiguar la mayor cantidad de problemas apelando al pensar claro y a la experiencia,
más que a las emociones. Precisamente sobre racionalidad textualmente Popper dice:
“La actitud o comportamiento racional implica algo más: la idea que en la búsqueda de
la verdad es necesaria la interacción y la crítica mutua y el acuerdo, cuando se
presentan conflictos provisoriamente insolubles y se han gastado todas las instancias
de discusión. La racionalidad, equivale así a razonabilidad, y al igual que el lenguaje o
la ciencia, es un producto social, un resultado de la comunicación con los demás”.
(14).
El mejor equivalente de racional, sería entonces, el término crítico; la contrastación es,
una forma de crítica pero una entre varias pues algunas teorías pueden no ser
contrastables, pero son racionales en la medida que proponen una reflexión con
sentido para la crítica.
El mundo popperiano presenta, como hemos visto, cualidades esenciales en cuanto es
el universo del conocimiento objetivo más importante creado por el hombre, el
intercambio con el mundo 3 establece la posibilidad de conseguir cada vez mayor
información con la resolución de problemas, por medio de conjeturas audaces y
supresión de errores, por separación entre teorías rivales y elección de las teorías
mejores. Para ello sugiere el método hipotético deductivo, método que nace como
consecuencia metodológica del mundo 3 como oposición al método inductivo, porque
para Popper éste está estrechamente
sujeto a la concepción subjetivista y
psicológista del conocimiento. El conocimiento científico se incrementa porque es
contrastable y falsable: la teoría más vigorosa, la que mejor se mantiene es la que
sobrevive, todo ésto es un proceso que sólo ocurre en el mundo 3.
Una vista de las ideas de Popper sobre el método hipotético deductivo nos permitirá
ver porque lo propone y lo establece, dándole ese nombre, luego de discusiones entre
inductivistas, hipotetistas y deductivistas.
Recordemos que el científico de las Ciencia Empíricas plantea teorías y las contrasta
siguiendo un método. Método que tradicionalmente fue el inductivo. Para los
inductivistas los hechos son el principio y el fin único de la ciencia. Se va de la
observación y la descripción de los hechos, se universalizan en leyes, luego se vuelve
a los hechos para contrastar esa generalización.
Con respecto a esta corriente Popper expresa:
“Este no es el procedimiento real de la ciencia, porque la hipótesis o, en todo caso,
una hipótesis, está presente en la mente antes de que se realicen las observaciones.
El factor tiempo es importante, puesto que, en definitiva es el que acaba con la
posibilidad de la inducción como un método. Si el lector examina cualquier ejemplo de
descubrimiento inductivo, verá inmediatamente que en todos los puntos de una
investigación alguna hipótesis precede al experimento y la observación, y que los
experimentos se planean a la luz de una hipótesis, a fin de corroborarla. Aquí viene a
la memoria la famosa reflexión de Darwin: (Cuan extraño resulta que alguien no
advierta que toda observación debe ser a favor o en contra de alguna opinión para ser
de alguna utilidad)” (15).
Popper así excluye el inductivismo y determina que la ciencia no sobrelleva la
inducción, proponiendo el método hipotético deductivo de contrastar una hipótesis
afirmando que la inducción sólo sirve en el contexto de descubrimiento. Es una
cuestión de psicología informarse acerca de cómo se crea o inventa una hipótesis,
paso precientífico. La deducción, en cambio, se refiere al contexto de justificación, y
es una cuestión lógica no psicológica.
“En síntesis puede expresarse la posición popperiana en las siguientes secuencias:
Hipótesis fundamental
↓
Hipótesis derivadas
↓
Consecuencias observacionales
↓
Contrastación
Ley
↓
Teoría
Teoría
↓
Ley
Pueden darse dos versiones: de la ley se llega a la teoría, o de la teoría se llega a la
ley, todo depende de la base epistemológico-filosófica de la cual se parta. El concepto
de teoría tiende a aparecer más abarcativo si por teoría entendemos un sistema de
leyes, pero hay también quien piensa a la ley como una teoría corroborada (porque
pensó a la teoría como un conjunto de hipótesis) estará en la segunda postura que
también tiene su consistencia”(16).
Debemos puntualizar también que para Popper no existe en la ciencia ninguna
certidumbre definitiva. De ahí la importancia que le confiere a la posibilidad de falsear
una teoría y afirma que la falsación es la única garantía lógica que nos propone la
ciencia. La tesis falsacionista de Popper incluye que siempre hay un momento crucial
en la que la hipótesis puede caer. La falsación se efectúa a través de un
razonamiento válido llamado “modus tollen”.
Concluyendo debemos decir que el problema de la desubjetivación del conocimiento
científico es una ardua tarea que Popper trató de llevar a cabo. Su apasionada lucha0
con las ideas convierte su vida y su pensamiento en una búsqueda sin término.
CITAS.
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
8)
9)
10)
11)
12)
13)
14)
15)
16)
Hyland, ORIGENES, p. 134.
Ibid, p.132.
Platón, OBRAS COMPLETAS, p. 231.
Popper, DESARROLLO, p. 37.
Ibid. P. 39
Hyland, ORIGENES, p. 59.
Popper, DESARROLLO, p. 38.
Popper, CONOCIMIENTO, p. 107.
Ibid. p. 12º.
Loc. cit.
Ibid. p. 123.
Loc. cit.
Popper, CONOCIMIENTO, p. 76.
Ortiz, RACIONALIDAD, p. 91.
Wisdomz, EXPLICACION HIPOTETICA, p. 1.
Yañez, PANORAMA, págs. 1 y 2.
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Yañez, R. I.; Panorama de las Ideas de Karl Popper; (PANORAMA); apuntes de
clases: 30/03/81; Recopilación Pablo Cazau. (092-1 y 2. 11/84)
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