Riesgo de atraco. Pautas de actuación

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MUTUA DE ACCIDENTES DE TRABAJO
Y ENFERMEDADES PROFESIONALES
DE LA SEGURIDAD SOCIAL Nº 151
Prevención
Documentación técnica
RIESGO DE ATRACO
Pautas de actuación
Área de Psicosociología de la Prevención
1. Concepto de violencia en el trabajo
En el ámbito laboral, la violencia se puede manifestar como un abuso de poder para doblegar la
voluntad del otro mediante el empleo de la fuerza física, psicológica, económica y/o política.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: “El uso deliberado de la fuerza física
o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo,
que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones”.
Según la Comisión Europea se define como aquellos “incidentes en los que el personal sufre
abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo, incluidos los viajes
de ida y vuelta al trabajo, que pongan en peligro, explícita o implícitamente, su seguridad, su
bienestar o su salud”. Incluye desde el lenguaje ofensivo a las amenazas, y desde las agresiones
físicas hasta el homicidio.
En el Acuerdo Marco Europeo sobre Acoso y Violencia en el Trabajo (26/04/2007) se considera
cuando “se produce la agresión de uno o más trabajadores o jefes en situaciones vinculadas o
relacionadas con el trabajo”.
En España el INSHT, considera que el concepto de violencia debe ser más amplio que el de la
mera agresión física (pegar, golpear, empujar, disparar,...) y debe incluir y comprender otras
conductas susceptibles de violentar e intimidar al que las sufre. Así, la violencia en el trabajo
incluiría, además de las agresiones físicas, las conductas verbales o físicas amenazantes,
intimidatorias, abusivas y acosantes.
Una de las clasificaciones más difundidas sobre los tipos de violencia en el trabajo es la
elaborada por la California Division of Occupational Health and Safety (Cal/OSHA). Esta
clasificación divide a los eventos violentos en tres grupos en función de quienes son las personas
implicadas y del tipo de relación existente entre ellas.
Violencia tipo I
Se caracteriza este grupo porque quienes llevan a cabo las acciones violentas no tienen ninguna
relación legítima de trato con la víctima. Es decir, no existe un trato comercial o de usuario entre
el agresor y la víctima.
Los casos más habituales se refieren a acciones con ánimo de robo. El mayor riesgo de sufrir
violencia de este tipo lo tienen los establecimientos comerciales, bancos, lugares de
almacenamiento de objetos valiosos, personas que trabajan con intercambio de dinero, taxistas,
etc.
Por tanto, es en este primer tipo donde se incluyen los atracos
 ASEPEYO. Dirección de Seguridad e Higiene, abril 2012
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Violencia tipo II
En estos casos existe algún tipo de relación profesional entre el causante del acto violento y la
víctima. El primero puede ser quien recibe un servicio ofrecido o que ofrece la propia víctima (un
cliente, un paciente, un consumidor,...). Normalmente estos hechos violentos se producen
mientras se ofrece el servicio (como seguridad pública, conductores autobús, personal sanitario,
profesores, vendedores u otros trabajadores del sector público o privado que ofrecen servicios
profesionales, públicos o privados).
Violencia tipo III
En este tipo de violencia el causante de la misma tiene algún tipo de implicación laboral con el
lugar donde se produce o con algún trabajador concreto de tal lugar. Muchos son los escenarios
que pueden plantearse en este grupo: el más común es aquel en el que hay una implicación
laboral directa entre el agresor (por ejemplo, un empleado actual, o que ya no lo es) y el
trabajador-víctima. Otro caso es aquel en el que existe una relación personal entre ambos
sujetos (cónyuge, ex-cónyuge, pariente, amigos).
Más raramente suele existir una implicación más indirecta; por ejemplo, el agresor elige un cierto
lugar (no tanto a los trabajadores que en él trabajan) porque tiene rencor, animadversión hacia
tal sitio por tener para él una carga representativa o simbólica.
Lo más habitual en el tipo III es que el objetivo de la acción violenta fijado por el agresor sea un
compañero de trabajo o un superior suyo. Las acciones de aquel pueden estar motivadas por
dificultades percibidas en su relación con la víctima, buscando revancha, ajuste de cuentas o
hacer uno mismo justicia.
Los tipos de conductas violentas y las consecuencias de las mismas suelen variar en función del
tipo de que se trate. Las conductas de mayor violencia y con peores consecuencias para la
víctima se sitúan en el tipo I. En el tipo II lo más habitual son agresiones físicas con
consecuencias más leves y abusos verbales y amenazas.
2. El atraco como riesgo laboral
El artículo 115. Concepto del accidente de trabajo, de la Ley General de la Seguridad Social
define el accidente de trabajo como: "toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o
por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena.”
La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 4: Definiciones, entiende
como riesgo laboral: “la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del
trabajo.” Y además, se considerarán como “daños derivados del trabajo las enfermedades,
patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo.”
La definición de “daño derivado del trabajo” de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, más
amplia que la de accidente de trabajo de la Ley de Seguridad Social, incluye cualquier
enfermedad, patología o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo, dando cobijo a las
patologías derivadas del atraco, que, como los cuadros de ansiedad o el estrés postraumático,
pueden estar en el campo de las consecuencias psicosociales del mismo.
Por tanto, si las secuelas físicas y psíquicas de un atraco son tratadas como accidente de
trabajo, el hecho que las puede producir, es decir el atraco, debe ser considerado como riesgo
laboral.
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Este principio ha sido avalado por distintas sentencias del Tribunal Supremo, concretamente la
Sentencia de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo de 17 de junio de 2008 que confirmaba la
sentencia de 12 de marzo de 2007 de la Audiencia Nacional, en la que se declara como riesgo
laboral los que sufren los empleados de las Cajas de Ahorro como consecuencia de los atracos a
las mismas y la obligación de las empresas de tener en cuenta el riesgo de atraco en las
evaluaciones que deben realizar en cumplimiento de lo previsto en el art. 16 de la Ley 31/1995
de Prevención de Riesgos Laborales.
Por otro lado, la STS de 17 de junio de 2008 incluye entre sus fundamentos jurídicos que “el
riesgo de atraco es un riesgo laboral porque se sufre por los trabajadores con ocasión del
trabajo, y supone la posibilidad de que los mismos sufran un determinado daño, que pueden ser
enfermedades, patologías o lesiones (artículo 4 ap. 3 LPRL). [...] El carácter inevitable del atraco
no desvirtúa su consideración de riesgo laboral, ya que los principios de la acción preventiva
contenidos en el artículo 15 de la LPRL ya contemplan la posibilidad de que los riesgos laborales
no se puedan evitar, y en ese caso prescribe que dichos riesgos deberán evaluarse”.
Las conclusiones que deben extraerse de esta sentencia son las siguientes:
1. Que el riesgo de atraco en cuanto que se trata de un riesgo laboral debe ser evaluado.
2. Que la normativa sobre prevención de riesgos laborales no agota su contenido en la Ley
31/1995, LPRL, por tanto habrán de aplicarse, en la medida en que resulte de aplicación,
con el carácter de normativa de prevención de riesgos laborales, el Reglamento de
Seguridad Privada, Real Decreto 2364/1994 y la Orden de 23 de abril de 1997, de
desarrollo del mismo.
3. Que la adopción por Bancos y Cajas de Ahorro de las medidas de seguridad para
prevenir los atracos que establecen los Reglamentos de Seguridad no excluye la
posibilidad de que dichas empresas, al realizar la evaluación de riesgos laborales,
contemplen el atraco como un riesgo laboral y sea tenido en cuenta en el Plan de
Prevención y en el Plan de Emergencia, impartiendo a los trabajadores los oportunos
cursos de formación y facilitando a los representantes legales y sindicales, así como a los
delegados de prevención, la información prevista en la normativa de prevención de
riesgos laborales.
4. Que el control y la supervisión de las medidas de seguridad contenidas en el Real
Decreto 2364/1994 corresponde a las autoridades del Ministerio de Interior (artículo 137),
pero eso no impide que la Inspección de Trabajo actúe en otros aspectos de la
prevención de los riesgos derivados de los atracos.
A partir de esta doctrina jurisprudencial, el empresario está obligado, de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 14.2 LPRL, a realizar, en el marco de sus responsabilidades, la prevención de los
riesgos laborales derivados de la violencia física externa mediante la integración de la actividad
preventiva en la empresa y la adopción de cuantas medidas sean necesarias para la protección
de la seguridad y la salud de los trabajadores, con las especialidades que se recogen en la
citada Ley en materia de plan de prevención de riesgos laborales, evaluación de riesgos,
información, consulta y participación y formación de los trabajadores, actuación en casos de
emergencia y de riesgo grave e inminente, vigilancia de la salud, y mediante la constitución de
una organización y de los medios necesarios.
En lo que concierne a la aplicación de la LPRL, hay que diferenciar entre la violencia externa que
proviene de los usuarios de los servicios o de las personas cuya presencia en el centro de
trabajo es legítima (como son los clientes de un comercio, los pasajeros de un servicio de
transporte público, los pacientes de un hospital, los escolares de un centro de enseñanza o los
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familiares de ambos), de la violencia externa que proviene de individuos que realizan una
actividad ilegítima o incluso delictiva como sucede en el supuesto de los “atracos”, que
normalmente suceden cuando el trabajador opera con dinero, objetos valiosos o fármacos.
El límite a las obligaciones del empresario en materia de violencia física externa viene
determinado por sus potestades de dirección de las relaciones laborales. El empresario no puede
actuar fuera de los límites de esta potestad y deberá comunicar, en su caso, a las autoridades
policiales todo cuanto transcienda de dichos límites y afecte a la seguridad y salud de los
trabajadores a su servicio.
En el supuesto de los atracos a los centros de trabajo se da la circunstancia de que concurre la
normativa de prevención de riesgos laborales con la relativa a seguridad ciudadana, en la que se
establecen como obligatorias ciertas medidas preventivas ante el riesgo de atracos y se
determina la competencia de las autoridades de Interior para controlar y vigilar el cumplimiento
de dichas obligaciones.
Es así necesario distinguir entre la prevención del delito, que solo corresponde a las Autoridades
de Interior, y la prevención de los riesgos laborales que se derivan de ese delito, que
corresponde a los empresarios.
Esta situación exige delimitar claramente las competencias de los órganos del Ministerio del
interior y de la Inspección de Trabajo, así como las cuestiones relativas a la aplicación de dicha
normativa. Para ello se ha establecido el Criterio Técnico Nº 87/2011 de la Inspección de Trabajo
sobre actuaciones inspectoras en relación al riesgo laboral de atraco.
En este criterio se exponen dos partes diferenciadas:
a) Legislación sobre seguridad ciudadana aplicable a la prevención de los delitos de atraco.
b) La aplicación de la LPRL ante el riesgo de violencia por atraco
En la primera parte se expone la principal legislación para la prevención social del atraco que
compete a las autoridades gubernativas. Esta legislación se basa en:
- Ley 23/1992, de 30 de julio, de Seguridad Privada.
- Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre protección de la seguridad ciudadana.
- Real Decreto 2364/1994, de 9 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de
Seguridad Privada.
- Orden INT/317/2011, de 1 de febrero, sobre medidas de seguridad privada.
Por otro lado, la segunda parte expone la responsabilidad del empresario en cuanto a la
adopción de medidas que protejan la seguridad y salud de los trabajadores cuando se desarrolle
una actividad delictiva en su centro de trabajo.
Según el Criterio Técnico, teniendo en cuenta las obligaciones preventivas se puede establecer
el siguiente proceso para la prevención del riesgo de atraco:
a) Elaboración del Plan de prevención
b) Evaluación del riesgo de atraco
c) Planificación de la actividad preventiva
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2.1. Elaboración del Plan de prevención
En el Plan de Prevención y dentro de los objetivos, políticas y metas que pretende alcanzar la
empresa en materia preventiva, se deben incluir los relativos a los riesgos laborales derivados de
los atracos (art. 2.2.e) RD 39/97).
Parece razonable que el Plan de Prevención, en ese sentido, deba establecer el compromiso de
la empresa de adoptar cuantas medidas preventivas y reparadoras sean necesarias para
garantizar la seguridad de los trabajadores, y en ese sentido deben ser las más favorables, el
compromiso de dar la información, formación y apoyo psicológico posterior al suceso.
Un diseño eficaz de este Plan Preventivo, no sólo protege la vida y la integridad física de los
trabajadores, sino que tiene su cobertura sobre los clientes o usuarios de los servicios.
El contenido básico del plan de prevención debe establecer:
- Las personas responsables, los canales de información y los procedimientos ante los atracos.
- Las funciones básicas de las distintas unidades organizativas en relación con el atraco (antes,
durante y después del mismo).
- Las competencias del Departamento de Seguridad, o de los responsables de las medidas
obligatorias contenidas en la Normativa de Seguridad Privada.
- Las competencias del Servicio de Prevención de la Empresa.
- Los canales de información para dar la alerta o señal de ayuda, o para comunicar a los
Servicios de Prevención, de Seguridad o de Socorro.
- Los procedimientos de las conductas a seguir durante el atraco y la forma de proceder una vez
que el mismo haya finalizado, para la atención y rehabilitación de los trabajadores afectados
por estrés postraumático.
Por razones de seguridad estos aspectos del Plan de Prevención, deberán tener un tratamiento
confidencial en determinadas empresas.
2.2. Evaluación del riesgo
Con carácter general, el empresario está obligado a evitar los riesgos (Art. 15.1.a) LPRL) y a
evaluar solamente aquellos que no puedan ser evitados (Art. 15.1.b) LPRL).
El riesgo de atraco, con frecuencia, no resulta posible evitarlo, ya que es ajeno al círculo normal
de la actividad de la empresa. Pero ello, no obsta para que la empresa establezca medidas de
organización del trabajo que permitan eliminar o reducir, de manera inmediata, el riesgo que
supone el atraco para los trabajadores.
Las medidas de prevención no solo deben limitarse a cumplir con las recogidas en la normativa
de seguridad ciudadana, sino que deben valorar si, aunque no le sea exigible por la normativa
sobre seguridad privada, pueden adoptar otras medidas que eviten o eliminen el riesgo.
Es evidente que no está en manos de la prevención de riesgos laborales que el atraco
desaparezca. Tiene connotaciones sociales, de orden público, de comportamiento sociológico,
etc., que se escapan de nuestra voluntad. No siempre podemos evitar el riesgo, por lo tanto, si
no podemos evitarlo, deberemos evaluarlo.
La evaluación de riesgos laborales es el proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos
riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la información necesaria para que el
empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar
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medidas preventivas, y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse (art, 3.1 RD
39/97).
El riesgo laboral derivado de un atraco es un riesgo para la vida y la integridad física del
trabajador, derivado de la violencia generada por los sujetos que llevan a cabo el mismo, pero
también es un riesgo para la salud mental del trabajador ya que el daño puede aparecer por el
mero temor a que se produzca el mismo, o incluso cuando ya se ha producido (estrés
postraumático).
La evaluación del riesgo de atraco deberá contemplar:
a) Las condiciones materiales de trabajo existentes o las previstas, tales como: las
características del centro de trabajo, volumen de fondos o productos u objetos existentes
habitualmente, las medidas de prevención frente al atraco adoptadas, instrucciones,
protocolos o procedimientos para prevenir los atracos y para establecer los comportamientos
de los trabajadores, la experiencia de anteriores atracos, mecanismos de alarma o auxilio,
etc.
b) Las características de los trabajadores que ocupan o vayan a ocupar los puestos evaluados,
para evitar la presencia de trabajadores especialmente sensibles (art.25 LPRL) o de mujeres
para las que implique un riesgo para el embarazo (art.26 LPRL).
La revisión de la evaluación de riesgos se debe realizar cuando:
- se haya producido un cambio en las condiciones del centro de trabajo o de las personas que
ocupan los puestos afectados por el riesgo
- se hayan detectado daños para la salud de los trabajadores o se haya apreciado, a través de
los controles periódicos, que las actividades de prevención pueden ser inadecuadas o
insuficientes
- se haya producido un atraco en ese establecimiento u otros de similares características de la
misma empresa, tanto con daños como sin daños. En esta situación, hay que hacer una
evaluación del daño psicológico sufrido por los trabajadores, y una evaluación del
funcionamiento y de la eficacia de las medidas preventivas adoptadas en cumplimiento de la
normativa sobre seguridad privada.
2.3.
Planificación de la actividad preventiva
Las medidas preventivas que se deban adoptar como resultado de la evaluación de riesgos,
tanto las relativas al riesgo de atraco establecidas en la normativa sobre seguridad privada,
corno las relativas a los riesgos laborales derivados del mismo se pueden incluir en la
planificación ordinaria de la actividad preventiva o bien pueden formar parte del Plan de Medidas
de Emergencia que debe elaborarse por la empresa en cumplimiento de lo previsto en el art. 20
de la Ley 31/1995. Estas medidas preventivas pueden ser:
- De carácter obligatorio, citadas y establecidas por la normativa de Seguridad Privada, u otras
de carácter voluntario contenidas en dicha normativa, cuya vigilancia y control corresponde a
las Autoridades de Interior.
- De carácter complementario, en aplicación directa de la LPRL, cuya vigilancia y control
corresponde a la Inspección de Trabajo.
- Establecimiento de instrucciones y protocolos de actuación para prevenir el atraco.
- Establecimiento de instrucciones y protocolos de actuación de comportamiento durante y
después del atraco.
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-
Vigilancia de la salud de los trabajadores afectados.
Apoyo psicológico mediante especialista después de sufrir un atraco.
Cambio de puesto de trabajo de los trabajadores especialmente sensibles.
Establecimiento de un registro de incidentes, no sólo de atracos sino también de cualquier otra
situación que se pueda asimilar; con el fin de hacer un seguimiento y un adecuado análisis que
ayude a establecer las medidas preventivas más adecuadas y la probabilidad de riesgo.
- Formación e información a los trabajadores para la identificación y adquisición de
comportamientos a desarrollar ante el atraco.
3. Consecuencias de la violencia en el trabajo
Los incidentes violentos, al margen de las consecuencias negativas en la víctima o en el resto de
compañeros – testigos o no del incidente – tienen un impacto determinante en término de costes
económicos, materiales y humanos o de prestigio para la propia entidad en que tiene lugar la
agresión.
Las empresas afectadas por este fenómeno sufren un importante incremento del absentismo.
Por otro lado, un entorno laboral inseguro deteriora la calidad de la atención específica del
trabajo en sí.
Las consecuencias sobre los trabajadores pueden ser:
a) Daños físicos: sin lesión traumática, contusiones, heridas leves, graves, muy graves,
mortales.
b) Daños psíquicos: depende de las circunstancias de la agresión, del estado personal y del
entorno en el momento de la agresión:
- ansiedad: pánico en el lugar de trabajo, palpitaciones, sofocos, disnea (ahogo) y
diversas somatizaciones como gastralgias, migrañas y contracturas musculares.
- depresión: baja autoestima, mostrando tristeza, apatía y falta de interés por el propio
entorno.
- estrés postraumático: episodios de insomnio y pesadillas que impiden la necesaria
reparación del cansancio. El estrés postraumático suele curarse o remitir antes de un
año después del incidente, pero un 30% de los casos tienden a sufrir un estrés
postraumático crónico. En algunos casos, puede derivar en situaciones de invalidez
para el ejercicio de la actividad profesional.
4. Estrés postraumático
En nuestra vida cotidiana, cualquiera de nosotros puede tener una experiencia abrumadora,
aterradora y que escape a nuestro control. Podríamos encontrarnos en un accidente de coche,
ser víctimas de un asalto o ver un accidente.
La mayoría de las personas, con el tiempo, superan experiencias de este tipo sin necesidad de
ayuda. Sin embargo, en algunas personas, las experiencias traumáticas desencadenan una
reacción que puede durar muchos meses o años. Esto se conoce como Trastorno por Estrés
Postraumático (TEPT).
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es una enfermedad psiquiátrica que puede
presentarse después de un evento traumático y se caracteriza por la percepción de existencia de
amenaza de lesión o de muerte para la persona misma o para alguien más. Se rompe la
sensación de invulnerabilidad que todo ser humano necesita para desenvolverse en el mundo.
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El TEPT puede empezar después de un acontecimiento traumático, que es aquel en el que nos
vemos en peligro, en el que hay una amenaza para nuestra vida o en el que vemos cómo otras
personas mueren o sufren heridas. Algunos acontecimientos traumáticos típicos serían:
-
Los accidentes de tráfico graves.
Un combate militar.
Un ataque personal con violencia (agresión sexual, ataque físico, maltrato, robo, atraco).
Ser cogido como rehén.
Un ataque terrorista.
Ser un prisionero de guerra.
Catástrofes naturales o de origen humano.
Ser diagnosticado con una enfermedad potencialmente mortal.
El TEPT puede iniciarse incluso tras conocer una lesión inesperada o la muerte violenta de un
familiar o de un amigo cercano.
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) se caracteriza por una serie de síntomas
característicos que siguen a la experiencia directa, observación o conocimiento de un suceso o
sucesos extremadamente traumáticos (ocurrencia o amenaza de muerte o lesiones graves o
amenaza a la integridad física de uno mismo o de otras personas) a los que la persona respondió
con miedo, impotencia u horror intensos (se requiere, por tanto, no sólo cierto tipo de sucesos,
sino también cierto tipo de respuestas).
Los síntomas incluyen la reexperimentación persistente del evento traumático
sueños, recuerdos intrusos), la evitación persistente de los estímulos asociados con
la disminución de la capacidad general de reacción (reducción del interés en
significativas, incapacidad para sentir amor), y síntomas persistentes de activación
(dificultades para conciliar o mantener el sueño, ataques de ira)
(mediante
el trauma y
actividades
aumentada
Los síntomas más frecuentes son sentimientos de cólera o ira, desconfianza general frente a
personas extrañas, ataques de pánico y ansiedad, conectados al miedo de que el evento violento
pueda volver a producirse. Se pueden dar sentimientos de indefensión, aislamiento,
vulnerabilidad, culpabilidad. Y como consecuencia de estos sentimientos, se suele producir
sintomatología física asociada a estrés (trastornos de sueño, del apetito, etc.).
El diagnóstico de TEPT requiere que los síntomas duren más de 1 mes y que la perturbación
produzca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de funcionamiento. Se distingue entre TEPT agudo y crónico según los síntomas
duren menos de 3 meses o más de 3 meses. También se habla de inicio demorado cuando los
síntomas aparecen al menos 6 meses después del acontecimiento traumático.
Existen tres tipos principales de síntomas:
1. Flashbacks y pesadillas. La persona puede encontrarse reviviendo el suceso una y otra vez
(reexperimentación). Esto puede ocurrir en forma de "flashback" por el día o como pesadillas
durante el sueño. Estas pueden ser tan reales que se siente como si se estuviera viviendo la
experiencia de nuevo. Puede verlo en su mente, pero también se pueden sentir las emociones y
sensaciones físicas de lo que ocurrió: miedo, sudoración, olores, sonidos, dolor. Eventos
cotidianos pueden desencadenar flashbacks. Por ejemplo, si tuvo un accidente de coche con
lluvia, un día de lluvia podría provocar un flashback.
2. Evitación y embotamiento. Como puede ser terrible revivir la experiencia una y otra vez, la
persona tiende a distraerse. Se puede mantener la mente ocupada en un hobby, trabajando muy
duro, o pasando el tiempo absorto en crucigramas. Se evitan los lugares y a las personas que le
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recuerdan el trauma, y se trata de no hablar de ello. Intenta lidiar con su dolor, tratando de no
sentir nada en absoluto, consiguiendo casi una insensibilidad emocional. Puede comunicarse
menos con otras personas a las que, entonces, se les hace difícil vivir o trabajar con la persona
afectada.
3. Estado "de guardia". Se encuentra alerta todo el tiempo, como si estuviera buscando el
peligro. No puede relajarse. Esto se llama “hipervigilancia”. Puede sentirse ansiosa y que le
cueste dormir. Otras personas pueden notar que está nerviosa e irritable.
Los síntomas más frecuentes son:
-
Pesadillas
Escenas retrospectivas o la sensación de que un acontecimiento aterrador sucede nuevamente
Pensamientos aterradores que no puede controlar
Alejamiento de lugares y cosas que le recuerdan lo que sucedió
Sensación de preocupación, culpa, o tristeza
Sensación de soledad
Problemas para dormir
Sensación de estar al límite
Arrebatos de furia
Pensamientos de hacerse daño o hacer daño a otros
Dolores musculares.
Diarrea.
Palpitaciones.
Dolores de cabeza.
Sentimientos de pánico y miedo.
Depresión.
Consumo excesivo de alcohol.
Uso de drogas (incluyendo analgésicos).
El TEPT comienza en momentos diferentes según cada persona. Los síntomas de TEPT pueden
comenzar inmediatamente después de una experiencia aterradora y luego continuar. Otras
personas pueden desarrollar síntomas nuevos o más graves meses o incluso años después.
La gravedad, duración, y frecuencia del trauma son las variables más importantes en el
desarrollo del TEPT. El trastorno puede aparecer incluso en personas sin condiciones
predisponentes si el suceso estresante es particularmente extremo.
Sin embargo, se cree que para que se desarrolle el TEPT se requiere, por lo general, la
interacción del suceso traumático con otras condiciones como:
- vulnerabilidad biológica: hipersensibilidad neurobiológica al estrés genéticamente determinada.
- vulnerabilidad psicológica: sensación de que los eventos amenazantes y/o las reacciones a los
mismos son impredecibles y/o incontrolables basada en experiencias evolutivas tempranas.
Al interactuar, ambas vulnerabilidades, con el evento traumático, la persona aprende a responder
con miedo y ansiedad desproporcionados ante ciertos estímulos y desarrolla una aprensión o
expectativa ansiosa a volver a experimentar las respuestas condicionadas de miedo (alarmas
aprendidas) y los estímulos internos o externos relacionados con el trauma.
La respuesta de la persona está asimismo moderada por factores como las habilidades de
afrontamiento y el apoyo social (compañía, capacidad para tranquilizar a la persona,
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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comprensión, ayuda en la búsqueda y puesta en práctica de soluciones), de forma que estos
influirán en el posible surgimiento del TEPT y/o en su mantenimiento o superación.
Factores que inciden en la aparición del TEPT
-
Gravedad y duración del trauma
Cuanto más cerca se haya vivido el suceso
Cuanto más peligrosa sea la situación
Cuando las causas son obra del ser humano
Historial de agresiones previas
Personalidad
Apoyo social y familiar
Relaciones afectivas actuales
La posibilidad de algún tipo de control y acción durante el evento traumático
Periodo de latencia entre la aparición de los síntomas y el tratamiento
Las condiciones de retorno a la actividad laboral
Tratamiento
Hay aspectos tanto físicos como psicológicos en el TEPT, por lo que existen tratamientos tanto
físicos como psicológicos para ello. La superación del TEPT no consiste en olvidar, porque es
imposible, pero sí en conseguir que los acontecimientos vividos no afecten al comportamiento
personal.
Psicoterapia para el manejo de la ansiedad
Aprendizaje de técnicas de relajación, de respiración en situaciones generadoras de ansiedad,
para sustituir los pensamientos negativos por otros positivos, para frenar los pensamientos que
originan ansiedad, etc.
Terapia de Exposición
Se centran en la experiencia/experiencias traumáticas. No se puede cambiar ni olvidar lo que ha
sucedido, pero se puede aprender a pensar de forma diferente al respecto, y también sobre el
mundo, y acerca de su vida.
Exposición a los estímulos internos y externos temidos. Puede aplicarse en la imaginación y/o en
vivo según los casos y las situaciones consideradas. La exposición también puede incluir escribir
sobre los eventos traumáticos o pesadillas, escuchar en cinta las grabaciones sobre
descripciones de los mismos y dibujar o jugar en el caso de los niños.
Terapia de grupo
Se trata de reunirse con un grupo de personas que han pasado por lo mismo, o por un
acontecimiento traumático similar. Puede ser más fácil hablar de lo que pasó si se está con otras
personas que han pasado por una experiencia parecida.
Inoculación de estrés
Técnica para el control de la ansiedad, a través de un entrenamiento en habilidades para
manejar tanto los agentes estresantes de la vida diaria como las reacciones desadaptativas
provocadas por el trauma.
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva es una técnica psicológica, el objetivo de la cual es identificar,
analizar, y modificar las interpretaciones o los pensamientos erróneos que las personas
experimentan en determinadas situaciones o que tienen sobre otras personas.
El objetivo de esta técnica es modificar la manera de interpretar las situaciones (pensamientos y
evaluaciones irracionales), para que no se desarrollen respuestas emocionales inadecuadas,
sino conductas que permitan dar una respuesta eficaz a la situación planteada.
Desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares (DRMO)
Esta es una técnica que utiliza la imaginación de escenas traumáticas, la valoración negativa del
trauma, las sensaciones físicas de ansiedad y los movimientos del ojo para ayudar al cerebro a
procesar los flashbacks y a darle sentido a la experiencia traumática.
Medicación
Los ISRS (antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina) disminuyen la intensidad
de los síntomas del TEPT y alivian la depresión que también puede estar presente. Además, se
pueden emplear fármacos que estabilizan el estado de ánimo y medicación ansiolítica, para el
tratamiento de la ansiedad en momentos puntuales donde no es posible controlarla. Tienen que
ser recetados por un médico.
Terapias centradas en el cuerpo
No ayudan directamente al TEPT, pero pueden ayudar a controlar su angustia, el estado de
hiperalerta, la sensación de estar "en guardia" todo el tiempo. Estos tratamientos incluyen la
fisioterapia y la osteopatía, pero también terapias complementarias, tales como masaje,
acupuntura, reflexología, yoga, la meditación y el tai chi. Pueden ayudarle a desarrollar formas
de relajarse y de controlar el estrés.
5. Medidas preventivas ante la violencia en el trabajo
La mejor manera de evitar un TEPT es que éste no se produzca, por tanto tratar de establecer
aquellas medidas que ayuden a impedir situaciones de violencia externa en el trabajo.
Podemos agrupar las medidas preventivas en tres grandes bloques:
1. De organización. Establecimiento e implantación de las medidas obligatorias derivadas de
la normativa de seguridad y establecimiento e implantación de las medidas relativas a la
prevención de riesgos laborales como: plan de prevención, evaluación de riesgos,
planificación de la actividad preventiva y seguimiento.
2. De Formación. Tanto teórica como práctica, dirigida al personal más expuesto a sufrir
violencia externa, establecimiento de pautas de conducta de aplicación antes, durante y
después de la situación de violencia y simulacros o ensayos en tiempo real.
3. De Asistencia. Asistencia y ayuda posterior a la situación de violencia externa y dirigida a
quienes hayan experimentado esa situación, tanto de carácter médico como psicológico
y laboral como personal.
Se exponen a continuación una serie de medidas, tanto desde el punto de vista de la seguridad
(Reglamento de Seguridad Privada) como del preventivo, enfocadas específicamente a
entidades de ahorro, bancarias y de crédito.
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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Reglamento de Seguridad Privada
- En todos los Bancos, Cajas de Ahorro y demás Entidades de Crédito, existirá un
departamento de seguridad, que tendrá a su cargo la organización y administración de la
seguridad de la entidad.
- Deberán conectar con una central de alarmas propia o ajena los sistemas de seguridad
instalados en sus establecimientos y oficinas.
- Deberán ser instalados Equipos o sistemas de captación y registro, con capacidad para
obtener las imágenes de los autores de delitos contra las personas y contra la propiedad. Los
soportes destinados a la grabación de imágenes han de estar protegidos contra robo, y la
entidad de ahorro o de crédito deberá conservar los soportes con las imágenes grabadas
durante quince días al menos desde la fecha de la grabación.
- Dispositivos electrónicos, de las características que se determinen por el Ministerio del
Interior, con capacidad para detectar el ataque a cualquier elemento de seguridad física
donde se custodien efectivo o valores.
- Pulsadores u otros medios de accionamiento fácil de las señales de alarma.
- Recinto de caja cerrado desde su interior durante las horas de atención al público, protegido
con blindaje.
- Control individualizado de accesos a la oficina o establecimiento.
- Carteles anunciadores de la existencia de medidas de seguridad.
Prevención de Riesgos
Detección de las situaciones potencialmente violentas.
a) Del lugar de trabajo. Elementos como la distribución del espacio y el emplazamiento del lugar
de trabajo, iluminación, ambiente y las condiciones laborales, los recursos materiales
disponibles. El principio es el siguiente: disminuir el atractivo de atraco que la sucursal tiene
para el atracador, dicha expectativa respondería a la ecuación de botín que puedo obtener
dividido por las dificultades para obtenerlo.
Para conseguir la disminución del atractivo se pueden establecer las siguientes medidas:
- Tener en cuenta en lo posible el entorno de trabajo en la toma de decisiones del lugar a
ubicar la empresa. (Evitar zonas deprimidas o de alta conflictividad)
- Dotar al centro de trabajo y los accesos de buena visibilidad e iluminación.
- Registrar la identificación de quienes quieren acceder a zonas de acceso restringido.
- Utilizar sistemas de comunicación y alarmas personales.
- Ubicar los puestos de trabajo con cajas registradoras fuera del alcance de los clientes y dotar
de seguridad física a tales trabajadores.
- En las cajas debe haber la cantidad mínima necesaria de dinero.
- Preveer el aumento y la acumulación de dinero en las cajas.
- Colocar los artículos de valor fuera del alcance de los clientes.
- Los mostradores deben ser anchos y elevados.
- Poner en funcionamiento los sistemas de seguridad de acuerdo con las condiciones
específicas de cada uno de ellos.
- Instalar pantallas o sistemas de video protección en las áreas de más riesgo.
- Las instalaciones y elementos de seguridad deben mantenerse en estado óptimo de
funcionamiento.
- Monitorizar las entradas, salidas, puntos de entrega, zonas de mayor riesgo.
- Usar servicios profesionales de transporte de dinero.
- Asegurar una adecuada gestión de colas y de esperas.
- Las zonas de espera deben ser lo más confortables posibles.
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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Documentación técnica
b) De los trabajadores.
- Insuficiencia de recursos humanos; plantillas inadecuadas, escasez de plantilla, reducciones
de plantilla.
- Establecer procedimientos de emergencia claros sobre qué hacer y dónde ir en caso de
incidente (teléfonos de emergencia...).
- El personal de la oficina debe conocer los sistemas de seguridad de los que dispone, así
como, sus características y funcionamiento.
- Los trabajadores deben tener acceso rápido a zonas seguras.
- Informar y formar a los trabajadores sobre procedimientos y sistemas de trabajo sobre
violencia en el trabajo.
- Asegurar que el número de trabajadores es el adecuado para cada tarea y momento del día,
duplicarlo en desplazamientos.
- Rotar en los puestos de más riesgo y evitar que los trabajadores más vulnerables estén en
los puestos más peligrosos.
- Enriquecimiento del puesto de trabajo.
- Políticas adecuadas de RRHH (selección, acogida, formación, gestión, comunicación, etc.)
- Informar al público de la existencia de las medidas de seguridad.
5.1. Pautas de actuación frente al riesgo de atraco
Se describen, a continuación, una serie de pautas de comportamiento que pueden contribuir a
evitar posibles situaciones de atraco, o en caso que se produzcan poder gestionarlas de forma
más adecuada con la finalidad de paliar en lo posible la aparición del TEPT.
Antes del atraco
- Seguir las instrucciones establecidas por la normativa de seguridad privada vigente y las
emitidas por la propia entidad.
- Ser prudentes y evitar comentarios con extraños o en presencia de éstos, sobre aspectos
críticos de seguridad de la oficina como: volumen de dinero que se maneja, si está puesto el
retardo de la caja, etc.
- Si observamos que la oficina es objeto de vigilancia, dar aviso de inmediato al Departamento
de Seguridad.
- No permitir el acceso a la oficina fuera de los horarios establecidos de atención al público,
evitando siempre hacer operaciones comprometidas en presencia de personas ajenas a la
entidad (recarga de cajeros, apertura de la caja fuerte, arqueos o recuentos de efectivo…)
- Evitar las despreocupaciones y las rutinas. La mejor manera de evitar un atraco, es hacer
que la oficina NO sea “apetecible” al atracador. Orden, limpieza, cumplimiento de las normas
de seguridad, sistemas de protección funcionando (cámara), etc.
Durante el atraco
Debemos estar preparados por si, a pesar de haber observado todas las normas de prudencia y
cautela del punto anterior, se produce el atraco. Normalmente, son situaciones que cada uno
vive de forma distinta, pero debemos ser conscientes que de nuestra forma de actuar puede
depender la vida de alguien o la nuestra propia.
- Actuar con naturalidad, procurando conservar la calma. Permanecer tranquilo. Inspirar
profundamente y pensar que todo va a ir bien. Ellos pueden también estar nerviosos,
mantener la calma es muy importante.
- Controlar conscientemente los indicios de miedo que se puedan comunicar con la
respiración, mirada, expresión facial, etc.
- No hablar, a no ser que se dirijan directamente a la persona.
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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Documentación técnica
- Evitar el uso de estilos comunicativos que generen hostilidad como: apatía, menosprecio e
impaciencia.
- Evitar la adopción de un lenguaje corporal desafiante o que se pueda interpretar como hostil
o amenazador.
- Evitar el contacto físico y la proximidad excesiva, evitar el contacto ocular prolongado y evitar
los movimientos rápidos o colocarse de espaldas.
- Obedecer las órdenes del atracador con la mayor calma posible y sin tomar iniciativas. No
abrir cajones, armarios, etc., si el atracador no lo pide.
- Permanecer pasivo y no hacer movimientos bruscos o sospechosos. Si para cumplir una
exigencia del atracador fuera necesario hacer algún movimiento extraño (abrir un cajón para
coger llaves, etc.), explicar por qué se hace, antes de hacerlo.
- Si suena el teléfono, preguntar si se puede coger. Indicar, a los atracadores, que “no coger el
teléfono” daría una sensación de anormalidad en la oficina.
- No intentar frustrar el atraco. No intentar ser un héroe, los compañeros y los clientes lo
agradecerán. No enfrentarse con los atracadores. Ni con la vista, ni chillando o respondiendo
de forma violenta a sus peticiones, o negándose a hacer lo que piden, siempre que esta
petición sea coherente con el atraco.
- No intentar apresar, desarmar, interrumpir la huida, ni intentar la persecución del atracador.
Lo importante es que el atraco termine lo antes posible y sin heridos.
- Nunca actuar si existen rehenes en el interior o exterior.
- Activar la alarma (pulsadores de atracos) siempre y cuando no suponga una acción que
ponga en riesgo la propia integridad o la de los demás.
- Obedecer las instrucciones de los atracadores, a ser posible lentamente, con movimientos
tranquilos y suaves.
- Si es necesario hablar con ellos, hacerlo despacio contestando solo a sus preguntas.
- Observar los rasgos físicos de los atracadores para posterior reconocimiento e identificación.
- Memorizar los pasos y lugares donde hayan estado los atracadores, y si han manipulado o
tocado alguna cosa sin guantes.
Después del atraco:
- Cerrar la puerta, para no dejar volver al lugar a los atracadores, manteniéndola cerrada hasta
la llegada de las Fuerzas de Seguridad (salvo casos de asistencias sanitarias, con
identificación plena de las personas).
- Llamar rápidamente a Urgencias e indicar: Ubicación de la Oficina, si hay heridos y su
gravedad, número de atracadores, como han huido (vehículo) y en que dirección.
- Asistencia primaria sanitaria a las personas que lo necesiten, y tratar de tranquilizar a clientes
y empleados.
- No dejar entrar ni salir a nadie de la Oficina. Cerrar la oficina con llave, hasta que lleguen los
Cuerpos de Seguridad del Estado o algún representante del Dpto. de Seguridad de la Banca.
- No perseguir nunca la huida.
- No tocar nada, ni dejar que nadie toque nada. Anotar los objetos que los atracadores hayan
podido tocar.
- Anotar, si es posible, todos los datos respecto a los atracadores: altura, corpulencia, color del
pelo, como iban vestidos, que armas llevaban, que método de huida han utilizado (vehículo:
tipo, color, marca, modelo), hacia donde se han ido, que idioma o acento tenían, si se han
llamado con algún nombre o “mote”, etc.
- Pedir a los compañeros y a los clientes que haya, que también ellos anoten los datos que
recuerden, si están en condiciones de hacerlo. No comentar estos detalles, ya que las
distintas versiones darán más información a la policía.
- No realizar declaraciones a los medios de comunicación.
- Realizar ejercicios de relajación y respiración, previamente a emprender cualquier actividad.
Riesgo de atraco. Pautas de actuación.
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Documentación técnica
Al cabo de unos días, semanas o meses
Es importante, a fin de evitar futuras situaciones similares, poder recopilar información y
documentación del incidente a partir de las anotaciones e impresiones del personal de la entidad
presente durante el atraco.
Al analizar la información se pueden descubrir elementos que permitan una mejor prevención,
tales como: los factores del entorno de trabajo (localización geográfica del centro de trabajo,
características socioeconómicas del entorno, etc.,) diseño, iluminación, visibilidad, mobiliario,
accesos, medidas de seguridad del lugar del trabajo, procedimientos de trabajo (gestión de
dinero con el público, gestión de caja, etc.).
Los síntomas más frecuentes que pueden experimentar las víctimas son sentimientos de cólera o
ira, desconfianza general frente a personas extrañas, ataques de pánico y ansiedad, conectados
al miedo de que el evento violento pueda volver a producirse.
Se pueden dar sentimientos de indefensión, aislamiento, vulnerabilidad, culpabilidad. Y como
consecuencia de estos sentimientos, se suele producir sintomatología física asociada a estrés
(trastornos de sueño, del apetito, etc.).
Para evitar estos síntomas se debe tener en cuenta:
-
Realizar actividades y acciones que contribuyan al bienestar.
Comprender y aceptar que sentirse mal, hasta cierto punto, es normal.
Comer de forma adecuada. Comer a las horas y de la forma que se hacía antes del suceso.
Compartir con la pareja las ideas, los sentimientos y emociones, los miedos. Tratar de hablar
del suceso.
No hay que avergonzarse de haber sentido miedo.
Procurar dormir y descansar lo suficiente.
Practicar algún deporte, por ejemplo caminar, bicicleta, etc. Es recomendable hacerlo en
equipo.
Procurar mantener las mismas costumbres que antes del suceso: ir al gimnasio, salir al cine,
ir a cenar con los amigos, ir a la playa, jugar con los hijos, pasear, etc.
Mantenerse activo. No hay que dejarse vencer por la apatía. Fijarse pequeñas metas
relativamente fáciles de conseguir.
No tratar de buscar explicación a lo sucedido.
Intentar volver a la oficina con normalidad. Si se produce una sensación de angustia hablar
con el servicio médico.
Comentar con los compañeros de la oficina, cuál es el estado de ánimo. Es importante
compartir los sentimientos y emociones.
Es normal tener recuerdos invasivos, con los que se intenta dar significado a la experiencia.
Es normal negar lo ocurrido. La aceptación del trauma requiere un tiempo.
Es normal tener sentimientos de rabia o culpa.
Es normal que los síntomas empeoren antes de mejorar.
En caso de presentar estrés, miedo, ansiedad u otros síntomas fuera de lo habitual (bulimia,
anorexia, insomnio, apatía, hiperactividad, inapetencia sexual, sueño constante, miedo a salir de
casa, etc.), o dolencias de tipo físico: ulcera, dolor de cabeza, vómitos, diarreas, ulceraciones en
la piel, caída del cabellos, aumento de sustancias adictivas, etc., será necesario obtener
asistencia médica y psicológica.
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 ASEPEYO. Dirección de Seguridad e Higiene
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