¿Qué pedir para esta navidad?

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Crecimiento Humano
¿Qué pedir para esta navidad?
E
l mundo consumista en que vivimos sumergidos actualmente, nos invita a
que en las fiestas de navidad y fin de año, uno de los actos más importantes
sea el intercambio de regalos. No se deja atrás la cena navideña y el estreno
de la noche para los niños y adultos. No está bien vista una navidad sin una
cena bien elaborada, la camisa nueva, el pantalón, la pólvora y por supuesto
los regalos, el cual, entre más grande y caro, es mejor.
Lo cierto es que el mismo bombardeo publicitario,
la cantidad de oferta en el mercado y el sin fin de
fiestas y celebraciones en donde el centro es la
diversión plena, nos induce a que, cada época de
navidad sea un momento de derroche de placeres y
dinero, y el hacerle frente a esa fuerte presión, muchas
veces se vuelve tan imperiosa, que puede llegar a
producir stress y hasta problemas físicos de salud.
Es increíble pensar que el deseo por tener un
televisor más grande y moderno, o un equipo
informático o un teléfono celular de última generación,
un carro, una cocina o un refrigerador nuevo; el deseo
de comprarle a los niños un juguete costoso y alguna
prenda de vestir de tal o cual marca, pueda producir
tanta ansiedad y preocupación, que nos volvemos
inconscientes de nuestras decisiones de compra y
poco responsables por el devenir, pues muchas veces,
la fiesta de navidad y los regalos dejan los bolsillos
vacíos y algunas que otra cuenta por pagar.
Todas esas incongruencias en el gastar y consumo,
muchas veces es la influencia de que al final del año,
regularmente se logra tener en el bolsillo un poco
más de lo normal de efectivo, entonces, deberíamos
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de aprovechar esa circunstancia y tomar conciencia
que como personas, tenemos que preocuparnos por
equilibrar nuestras vidas, por ser mejores cada día,
por buscar oportunidades que nos promuevan como
humanos y de esa manera ir sumando iniciativas que
propendan por nuestros propio crecimiento humano
y el de las personas que queremos.
Esta época de navidad entonces, debería ser un
momento para planificar nuestro involucramiento y
compromiso en la formación y fortalecimiento de
valores humanos que nos permitan, -ser mejoresen el sentido amplio de la palabra; es decir,
formarnos y fortalecernos en la integridad humana
en lo físico, emocional y espiritual, buscando el
constante desarrollo de capacidades, competencias
y habilidades que nos promuevan como personas,
y que nos permitan, al mismo tiempo, promover a
otros. Haciendo propia esa actitud de apertura por
el constante mejoramiento, lograremos procesos
sostenidos en el tiempo y en definitiva nos estaríamos
involucrando en un verdadero proceso de crecimiento
humano.
Crecimiento Humano
Así como crecemos en lo físico y nos preocupamos por mantenernos
saludables y con buen aspecto; así también es importante dedicar tiempo
y esfuerzo a fortalecer nuestro ser interior, nuestra esencia misma”.
Así como crecemos en lo físico y nos preocupamos
por mantenernos saludables y con buen aspecto; así
también es importante dedicar tiempo y esfuerzo a
fortalecer nuestro ser interior, nuestra esencia misma.
Una persona en sí, crece en lo psíquico y emocional,
cuando logra incorporar a todos los actos de su vida
valores como la tolerancia, la compasión, el desapego
por lo banal, la generosidad, el perdón, la discreción,
entre otros aspectos; y concientes de que a medida
que pasan los años nuestras capacidades físicas
se van limitando, pero nuestra interioridad, nuestra
espiritualidad, nuestra esencia se instaura cada vez
más con mayor énfasis; a eso sumado la experiencia
de la vida, nos permitiría ayudar a los demás, a los
más jóvenes a –ser mejores–.
Porque no detenernos es esta navidad y darnos
un espacio. Primero, para hacer una inmersión en
nosotros mismos, una autoevaluación que nos permita
reconocer nuestras limitaciones y deficiencias que
nos obstaculizan sentirnos plenamente satisfechos
con nosotros mismos. Segundo, convencernos de
que esas deficiencias pueden ser superadas con un
poco de esfuerzo y dedicación y reconocer nuestras
potencialidades para desarrollar esas otras áreas de la
vida, esas otras capacidades; y tercero, proponernos
a formarnos para, por ejemplo, ser una persona con
más seguridad en sí misma, desarrollar la asertividad,
la capacidad de manifestar mis convicciones y
defender mis derechos, o fortalecer la tolerancia
para saber respetar y aceptar las ideas de los demás;
proponerme ser una persona libre de rencores, odios
y vejámenes, para disfrutar de la paz interior que
invade cuando se logra perdonar a las personas que
nos han lastimado o herido.
Debemos preocuparnos por ser mejores personas,
bajo toda circunstancia, como se ha dicho, ser más
tolerantes, compasivos y generosos, -siempre-, en
todo momento, principalmente en los más cotidianos,
en el trato con nuestra familia, en la convivencia con
nuestros compañeros de trabajo; actuar libremente y
sin ataduras ni egoísmos en nuestro ambiente laboral
y en el momento en que atendemos a las personas
que se nos acercar a solicitarnos un favor.
Si tenemos la dicha de ser cristianos practicantes,
que tratamos de que la época de navidad sea un
momento de recogimiento y de buenos deseos para
el prójimo, debemos estar conscientes que poco se
logra, si no se pone en práctica lo que aprendemos
en lo relacionado en los ejercicios espirituales, talleres
de discernimiento, participación en las actividades
litúrgicas y conocimiento de la identidad ignaciana.
Estas son prácticas y conocimientos que fortalecen la
vivencia de los valores que promueven el crecimiento
del individuo, pues se basan en el bien común,
promoviendo la mejora continua de la persona. Ser
más humanos, comprensivos y solidarios que es,
en definitiva, lo que debemos buscar fortalecer en
nuestro interior por medio de la formación y desarrollo
de capacidades.
Si logramos vivir valores que promueven el
crecimiento de la persona en nuestra vida diaria,
veremos como poco a poco va cambiando nuestra
realidad. Entre más calidad humana demostremos a
los demás, obtendremos una mejor respuesta de los
demás y podremos contribuir con mayor énfasis en el
mejoramiento de otros.
Ana Margarita Rodríguez de Doñán
Psicóloga
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