1 Prodavinci La dramaturga y la cantante; por Jorge Volpi Jorge Volpi · Sunday, February 15th, 2015 Siempre pensé que la historia de Gloria Trevi, tal vez la artista pop más relevante de las últimas décadas en México —y, sin duda, la más apreciada y vilipendiada de mi generación—, podía dar lugar a una novela o una película. Todo en ella parecía propio de esa atropellada transición que experimentamos en los noventa: su vitalidad excesiva, su desfachatez y su desafío a las convenciones, su ambigua condición de producto comercial y crítica de nuestro cochambroso star-system televisivo, su carácter de víctima o cómplice en una demencial trama de corrupción de menores llevada a cabo por su manager ante los ojos de miles. Pero tan contradictoria como su vida —pública y privada— ha sido su reacción frente a Sabina Berman, quien escribió tanto el guión para Gloria (Christian Keller, 2015) como el fascinante reportaje publicado a la par de su estreno. La relación entre los escritores que se atreven a tramar un “relato real o una novela sin ficción” —como los llama Javier Cercas— con quienes los inspiran nunca ha sido sencilla. Truman Capote, el gran maestro del género, trabó una auténtica amistad con Dick Hickock y Perry Smith, los criminales que habría de retratar en A sangre fría, lo cual no le impidió anhelar sus ejecuciones para poder concluir su libro. Más recientemente, Emmanuelle Carrère trató de imponer una severa distancia frente a Prodavinci -1/3- 07.09.2015 2 Jean-Marc Faure, quien asesinó a toda su familia, en El adversario, pero nunca dejó de preguntarse hasta donde lo utilizó para alcanzar la fama. El mismo Cercas, quien retrató en El Impostor a Enric Marco, el mendaz presidente de una de las principales asociaciones españolas de víctimas de los campos de concentración nazis, ha visto como éste se pasea por los medios para desacreditarlo. Algo similar le ha ocurrido a Sabina Berman: decidida a contar su verdad —y no la verdad de la doble protagonista de su guión y de su crónica—, no sólo ha sido descalificada por Gloria Trevi, sino amenazada con una demanda legal. Tal como cuenta la dramaturga, una de las condiciones que exigió para involucrarse en la película fue que Gloria no pudiese modificar el guión a su capricho, lo cual en principio fue aceptado por la cantante. Entre biógrafo y biografiado suele establecerse una tensión particular: mientras el escritor necesita del famoso —y, en particular, de sus confesiones— para reconstruir la historia y pergeñar su historia, el famoso inevitablemente querrá manipular al escritor para que ofrezca la mejor imagen posible de sí mismo. El proceso, narrado por Berman con enorme lucidez, muestra cómo ella y Gloria se embarcaron en este intrincado ajedrez, mezcla de seducción y raciocinio, en un estira y afloja que se rompió por su lado más delgado: a fin de cuentas, el personaje siempre tendrá la capacidad de callarse y, a partir de allí, de privar de material a su rival; a cambio, sólo perderá credibilidad, algo quizás no esencial para sus fines, que no son otros que conservar o acrecentar su fama. Cuando el suizo Christian Keller tuvo la brillante idea de comprarle a Gloria Trevi los derechos de su vida, ésta se hallaba en uno de los momentos más bajos de su carrera. Había salido de prisión, libre de cargos por su pertenencia al “clan Trevi-Andrade”, pero convertida en una suerte de paria, repudiada por la mayoría y sólo recordada por unos cuantos fanáticos incondicionales. Pese a su contrato de exclusividad en Televisa y su sonada reaparición en las pantallas, su estrella parecía destinada a apagarse. México había cambiado: su revolución juvenil lucía pacata y su regreso, hipócrita. El proyecto de película era el mejor pretexto para “reposicionarse” y ofrecer nuevo aliento a sus aspiraciones. Keller reconoció, astutamente, que era la época ideal para convencerla; con no menor malicia, Trevi aceptó las condiciones, dispuesta a aprovecharse del proyecto hasta que su fama pública fuese en ascenso. Una vez alcanzó su objetivo, y su regreso fue canonizado con una portada en Quién, se valió de cualquier pretexto —una alfombra verde— para romper el frágil acuerdo. Berman diseñó su inteligente guión como dos tramas que se cruzan, la de la fama y la de la infamia, que culminan con la rehabilitación de Trevi. En el camino, se cruzó una tercera, no menos intensa: el duelo entre ella y su protagonista. Vale la pena ver Gloria y leer el honesto y fascinante libro de Sabina para atestiguar el apasionante combate entre la cantante y la escritora. This entry was posted on Sunday, February 15th, 2015 at 3:00 am and is filed under Actualidad, Artes You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can leave a response, or trackback from your own site. Prodavinci -2/3- 07.09.2015 3 Prodavinci -3/3- 07.09.2015