Max Scheler, mediante la cual se adelanta una contundente crítica

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Max Scheler, mediante la cual se adelanta una
contundente crítica al cientificismo positivista
fundado en Comte y Spencer, que no era una
filosofía sino una simple ideología legitimante
de las potencias industriales del momento
y que al considerar sólo el saber de dominio
subestimaba tanto el saber formativo como el
saber emancipatorio.
Con base en esta doctrina de los tres saberes,
también M. Scheler desenmascara que tras del
afán positivista por negar la diferencia esencial
entre el hombre y el animal sólo se encubría una
concepción del mundo que creía a fe ciega que
la ciencia positiva era una prolongación gradual
(evolución) de la inteligencia técnico-práctica
animal, desconociendo así que gracias al saber
formativo y al saber emancipatorio el “homo
sapiens” se diferenciaba esencialmente del “homo
faber”.
Si sólo fuese por el positivismo, aún seguiríamos
siendo el homo faber, puesto que la ciencia sólo se
debería al saber técnico de dominio, y no pasaría
de ser un simple embeleco el saber formativo y el
saber emancipatorio.
Como el saber formativo y el saber
emancipatorio son Saber Trascendental, tal vez
por esto el positivismo llegaría a considerar que la
metafísica le estorbaba.
Karl O. Apel y J. Habermas fundamentan aún
más la idea de Max Scheler retomando el “saber de
trabajo” (saber de dominio), el “saber formativo” y el
“saber de salvación”, Scheler-eanos, trasteándolos
hacia sus propias teorías. En el caso de la teoría de
los intereses cognoscitivos de Apel, cada uno de
estos saberes correspondería respectivamente al
“interés técnico”, el “interés práctico” y el “interés
emancipatorio”.
Un detalle interesante es la confirmación de
Adela Cortina sobre el reconocimiento que hace
Karl Otto Apel de haberse apoyado en la teoría de
los tres saberes de Scheler, en la formulación de su
teoría de los “intereses del conocimiento”, lo que,
según Apel, también haría Habermas.867
No obstante, de ser evidente que el
conocimiento humano tiene un substrato
biológico (naturaleza), qué problema sería
admitir que en principio el “interés” que
desencadena el conocimiento humano es el de la
autoconservación o supervivencia de la especie,
lo que no es admitido así por Habermas.
Para éste la especie sólo reconocería como
cognoscitivamente “interesante” aquello que,
de manera previa, ya ha sido esclarecido
y señalado como tal por el “lenguaje” y el
“entendimiento”, primando entonces los intereses
determinados por las condiciones culturales
¿históricas? plasmadas en el trabajo, el lenguaje
y la dominación (poder). Por ejemplo, el Interés
supremo motivante del conocimiento humano
sería el de la “emancipación”.
Para Habermas también la cultura científica
es producto del cultivo de un hábito reflexivo
e ilustrado ¿modernidad? del conocimiento
humano, pero el conocimiento humano no
sería tan aséptico ni neutral, siendo que se
corresponde con la dimensión social. Además,
no sólo el conocimiento realizado en los claustros
académicos o en la comunidad científica es ajeno
a la superfluidad y falta de sentido, puesto que
aún aquel mediado por el lenguaje ordinario es
dador de sentido y significados.
Al encontrarse Habermas con que la racionalidad
científica formaba parte del conjunto de la razón
social, propone sustituir la noción de objetividad
del conocimiento por la de “intersubjetividad”,
donde el método no sería garantía de llegar le
método el que per se nos llevaría a la verdad
(Feyerabend) sino los respectivos “consensos”
al interior de las comunidades científicas,
académicas y comunicacionales, ya que la
sociedad contemporánea fundada en la ciencia
sólo se constituiría como sociedad racional en la
medida que la producción de conocimiento esté
legitimado por el consenso de la opinión pública.
La “epistemología” Habermas-eana es una
relación interdisciplinaria de una filosofía del
conocimiento, una teoría del conocimiento y una
sociología del conocimiento, sustancialmente
crítica de aquella epistemología positivista que
además de repudiar a la metafísica concibe que
el conocimiento es empírico y objetivo, y que
sólo sería susceptible de conocimiento lo que
es experimentado sensorialmente (percepción,
observación).
Es una desidealización del conocimiento
(científico) al denunciar que ningún conocimiento
es neutral, sino que está filtrado por los “intereses”
de los grupos de presión (económicos, políticos,
académicos) que en un determinado momento
detentan el monopolio del conocimiento.
867 CORTINA, Adela. Razón comunicativa y responsabilidad solidaria. Sígueme, Salamanca, 1995, pág. 90
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Pragmática Antropogógica
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