chachiño, si tu quisieras

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SECCIÓN HISTÓRICA
dCHACHIÑO, SI TU QUISIERAS
1906
TEXTO: CRIsTIna BaRREIRO
FOTOS: RCd
EN EL VERANO DE 1930, España entera estaba inquieta por la crítica situación nacional.
En una Monarquía debilitada que trataba de
volver a la “normalidad” anterior a la Dictadura de Primo de Rivera, el Rey Alfonso XIII
se veía ahora obligado a soportar la tormenta
política que supuso la publicación en el diario madrileño El Sol del demoledor artículo
de Ortega “Dedenda est Monarchía”. Pero
ante tal precariedad institucional, lo cierto es
que el fútbol se había consolidado como un auténtico
espectáculo de masas y medio de evasión de muchas
preocupaciones patrias. En La Coruña, los aficionados
asistían con expectación al inicio de cada temporada
liguera en la que el Deportivo, presidido por Carlos
Allores Roffignac, militaba en el grupo primero de la
Segunda División. Era un Deportivo acuciado por las
deudas y la precariedad económica, pero que unía a
todos los aficionados que querían disfrutar en el viejo
Riazor del juego de Isidro, Luis Otero, Ramón González, Fernando Fariña …y un nuevo valor emergente de
la casa: Eduardo González Valiño, conocido entre los
lugareños como “Chacho”.
Había nacido el 14 de abril de 1911 en la popular
cuesta de San Agustín y debutó en el fútbol aficionado comarcal en los equipos de Varela Silvani, Irene y
Ferrolán. Tras algunas temporadas en el infantil del
Deportivo Coruñés -el Deportivo contó desde su fundación con categorías inferiores, la llamada “cantera
coruñesa”-, vestía
por primera vez la camiseta
blanquiazul en
1927. Pero no será
hasta tres
50 RCD 51
años después cuando, gracias a un gol que le
marca a Ricardo Zamora en partido homenaje
a Hilario Marrero entre Español y Deportivo,
se convierta en el nuevo emblema de los coruñeses. Cuentan los rotativos de la época que
fue su padre quien antes de comenzar este
encuentro le dijo: “Si marcas un gol a Zamora
te doy veinte duros”. Dicho y hecho porque
Chacho marcó un auténtico gol de bandera.
A pesar de las gloriosas tardes de fútbol con
las que Chacho hizo las delicias de Riazor, siempre
se le acusó de alternar grandes jugadas con estrepitosos fracasos. De ahí lo del: “Ay, Chacho, Chachiño,
si tu quisieras”. Pero en ese verano de 1930, Chacho
ocupaba las páginas de los principales diarios locales
y si la ocasión lo permitía, saltaba al terreno de juego
para enmudecer a la grada. Su técnica depurada, sus
pases largos y remates de cabeza le convirtieron en un
auténtico ídolo para la afición.
En estos meses de estío, los coruñeses disfrutaron
además con unas exhibiciones aéreas que hicieron de
La Coruña punto de referencia en las rutas comerciales y turísticas. Muy destacada fue la estancia en la
ciudad del hidroavión alemán DO-X, el mayor aparato
del mundo en su época, cuya llegada convocó tal expectación que el gentío se agrupaba en las azoteas de
las casas para ver al aparato surcar los cielos coruñeses. Cuando el hidroavión tomó agua en la bahía, la
tripulación subió a tierra por una escalerilla situada
frente al Club Náutico y fue recibida por las autoridades locales con el alcalde Maximiliano Asúnsulo Linares Rivas, al frente. Se les obsequió con un almuerzo
en el Hotel Atlantic y al atardecer, con un partido en
Riazor entre Deportivo/Racing de Ferrol. La jornada
concluía con un refinado baile de etiqueta en
el Club Náutico.
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