“El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido” Mt 13, 44-46 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant LECTIO DIVINA Mirar al mundo con los ojos de Dios y amar lo que vemos con el corazón de Dios, alejarnos paulatinamente de nuestros propios esquemas y abrirnos a lo que Dios nos quiere decir. Un tesoro escondido en un campo Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. ¿Qué tesoro es tan valioso para vender todo lo que se tiene?, ¿Qué merece desprenderse de cuanto se posee para conseguir otro bien?, ¿Que hallazgo puede producir inmensa alegría?, no cabe la menor duda que lo que encontró el hombre tiene un valor inestimable, inmedible, y lo más grande en valor, es el Reino de Dios, y por el se puede renunciar a todo, y esta sería la mejor decisión tomada. “Donde está tu tesoro allí está tu corazón”. (Mt 6, 21) La mejor enseñanza, verdadera y única sabiduría, viene de nuestro Señor Jesucristo, y El nos enseña la sabiduría que necesitamos para conquistar el Reino de los Cielos. En estas dos parábolas vivas, nos alienta a conmover la mente y el corazón a decidirse a dejarlo todo por el Reino. Para “discernir el mal del bien”, (1R 3,9), se requiere de un corazón dócil, con capacidad de comprender que lo eterno es incomparable con lo transitorio. Hacemos cuanto sea necesario para conservar nuestra vida aquí en la tierra, y nos tenemos que preguntar ¿Cuánto necesitamos para asegurarnos la vida eterna?, ¿Qué estamos dispuesto hacer para ganar el Reino de los Cielos?, podemos responder la pregunta de Jesucristo: “¿Comprendieron todo esto?” Se dedicaba a buscar perlas finas El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró. Y nos alegramos, porque Jesús nos motiva a desprendernos de bienes transitorios e inferiores. También estamos contentos porque esta es una invitación que nos permite una reflexión y no sobrevalorar bienes que en nada aportan para hacernos de esa perla preciosa, que es la palabra de Jesús, que es la Gracia del Señor, es la joya que nos permitirá conseguir el Reino de los Cielos. Jesús, en diversas parábolas nos ha enseñado que en el campo que él siembra, es en corazón de los hombres, porque allí es la morada predilecta de Dios. El Señor nos invita a salir al encuentro del tesoro con la lectura diaria de los Evangelios, con la meditación día a día de su Palabra, la contemplación, la reflexión intensa sobre Dios, y además nos invita a que la guardemos como un tesoro en el corazón. De corazón Pedro Sergio Antonio Donoso Brant