La familia egipcia era muy similar a la nuestra, aunque solían ser

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La familia egipcia era muy similar a la nuestra, aunque solían ser más numerosas.
Por lo general se casaban jóvenes y tenían muchos hijos, pues la mortalidad infantil era
muy elevada y los hijos significaban riqueza.
EL MATRIMONIO: La situación natural de cualquier persona en el antiguo
Egipto era estar casado. La edad ideal para casarse era al principio de la pubertad en
las mujeres (a los catorce años aproximadamente) y alrededor de los veinte en los
varones. El hecho de que una pareja viviera bajo el mismo techo bastaba para
considerárseles casados. La mujer solía trasladarse a casa del marido y así se
establecía una serie de derechos económicos y obligaciones entre las familias de los
cónyuges. Las causas del divorcio podían ser diversas: adulterio, mutuo acuerdo,
esterilidad de la mujer... y si la mujer no era la causante del divorcio era indemnizada y
no perdía sus dotes y bienes propios, y una vez separados tenían la total libertad para
rehacer sus vidas.
En la realeza las cosas cambiaban, el rey podía tener varias esposas, pero la
primera esposa era la compañera del marido. Normalmente los matrimonios eran
pactados por las familias incluso al poco tiempo de nacer los cónyuges. El futuro faraón
ofrecía su estatus y su mujer normalmente se ocupaba de dirigir la casa, era dueña de
sus enseres y controlaba tierras del extranjero que contribuía a la ampliación del
imperio.
Los matrimonios entre ricos solían ser de conveniencia;
pero la mayoría de los matrimonios convencionales se
basaban en el amor y el respeto. Así, en las representaciones
que se han encontrado, suelen aparecer abrazados.
Tener muchos niños era muy importante para los
egipcios. Cuando nacía un niño se recibía con gran alegría. Y
era la madre la que se encargaba de la educación de los hijos.
A los varones se les solía poner el nombre de los
abuelos y aprendían la profesión del padre. Algunos continuaban viviendo en la casa
de sus padres después de casarse.
Las familias más ricas enviaban a sus hijos a la escuela a aprender escritura
jeroglífica, y matemáticas; desde muy pequeños, con unos 5 ó 6 años, para convertirse
en escribas, arquitectos o jueces.
Las
niñas
aprendían
labores
domésticas; incluso música y danza. Y
permanecían en el hogar hasta que se
casaban. Pero en una casa egipcia también
vivían familia como: abuelos, tíos, primos...
El cabeza de familia se hacía cargo de todos,
y a su manera, cada cual era útil en la casa.
En el Antiguo Egipto, la familia tenía gran importancia. Esta unidad básica de
convivencia resultada fundamental y necesaria pues era la que prestaba ayuda,
colaboración o cuidado en caso de necesidad. Además, los egipcios daban mucha
importancia a la descendencia.
El matrimonio se daba en muchas ocasiones entre familiares debido al deseo de
preservar la propiedad familiar. Había matrimonios concertados y también libres. Por
lo general, el matrimonio era monógamo, con la excepción de los faraones. Los
hombres se solían casar entre los 16 y 20 años, y las mujeres incluso antes. No había
ningún rito o ceremonia, el matrimonio se iniciaba cuando la pareja se iba a vivir juntos
y el fin principal pasaba por la descendencia.
- El divorcio: Existían varias razones para el divorcio. Las más habituales eran el
adulterio, tanto del hombre como de la mujer, y la incapacidad de tener ascendencia.
En caso de divorcio, la mujer disponía de la dote que había aportado al matrimonio, así
como un tercio de las propiedades que había adquirido la pareja durante su vida en
común.
- La descendencia: Suponía el fin supremo del matrimonio. Daba igual que fuese
niño o niña. Las mujeres solían dar a luz sobre un ladrillo, poniéndose en cuclillas. El
cordón umbilical se cortaba con un cuchillo. Los primeros días de vida eran los más
peligros, tanto para la madre como para el bebé.
A los siete días, se celebraba un rito para purificar
a la madre y darle un nombre al recién nacido.
- Hijos: eran deseados, aunque debido a la
alta tasa de mortalidad de las mujeres en el
parto, se usaban anticonceptivos para evitar
embarazos seguidos. Los niños eran mimados y
educados sin distinción de sexo y muchos
aprendían a leer y escribir. Los hijos de familias nobles asistían a la escuela de la Casa
Jeneret, la casa de la reina.
La mujer podía elegir a su esposo, aunque solía solicitar como símbolo de
respeto la aprobación de sus padres.
En lo que respecta a la familia, el modelo ideal era el de una pareja con sus hijos,
y cuantos más tuvieran mucho mejor, aunque debido a la alta tasa de mortalidad de
las mujeres en el parto, se usaban anticonceptivos para evitar embarazos seguidos.
La mujer al contraer matrimonio mantenía su nombre (no lo perdía como si
ocurría en otras culturas), así como cierta independencia. Adquirían rango al casarse:
significa administradora del patrimonio, y en la casa eran las que organizaban todo.
No existía una ceremonia como tal, al menos como nosotros lo entendemos,
aunque si se firmaba un contrato privado en el que se detallaban los bienes de cada
uno. La boda se celebraba en familia porque era un asunto privado. Comenzaba por lo
general cuando la pareja se iba a vivir junta. Las edades más frecuentes eran entre los
doce y catorce años en ellas, y sobre los dieciséis en ellos.
Cualquier mujer, de cualquier condición social podía hacerse cargo de una
propiedad familiar, sin diferir el trato respecto al que recibiría un hombre. Sin embrago
las mujeres que tomarán esta responsabilidad se veían dispensadas de labores que
exigieran una gran fuerza física. Sus tareas serían limpiar y cribar el grano.
Todas las mujeres de la corte empezando por la reina sabían leer y escribir.
Para entrar en la administración era imprescindible saber escribir. A lo largo de la
historia de Egipto existieron mujeres escribas. Aunque los textos fundamentales no
eran firmados se sabe que algunos de ellos fueron escritos por mujeres. A demás había
otro tipo de pequeñas escribas, las mujeres de los talladores, pintores, obreros, etc.
mantenían correspondencia por lo tanto sabemos que la lectura y la escritura estaban
muy extendidos en el mundo egipcio.
Para los antiguos egipcios, los niños eran lo más importante. En la familia, la
mujer era la "dueña de la casa", a diferencia de la Antigua Grecia o Roma.
Por lo que sabemos, parece que varón y mujer eran iguales ante la ley, en
contraste con el derecho griego y romano. Ellas podían manejar su propia herencia o
estar al frente de un negocio, como la dama Nenofer en el Imperio Nuevo; podían ser
también médicos, como la dama Peseshet durante la Dinastía IV.
Al casarse, la mujer mantenía su nombre, con el añadido “esposa de X”, lo que es
natural ya que el matrimonio no constaba como un acto administrativo, cosa rara en
un Estado con la mayor burocracia posible, ni tampoco era una demostración religiosa.
Simplemente, ratificaba el hecho de que un hombre y una mujer deseaban convivir,
eso en el caso en que se hiciera un contrato matrimonial, que no era necesario más
que a efectos económicos para diferenciar el Patrimonio de cada cual. El marido debía
garantizar el bienestar de su esposa, incluyendo, por supuesto, el plano material.
Por supuesto las cosas no siempre transcurrían de forma idílica, y el divorcio
estaba admitido. Se daba por iniciativa de uno u otro cónyuge: si procedía el marido,
tenía que ceder una parte de los bienes a su esposa; si era la mujer quien tomaba la
iniciativa, ella tenía la misma obligación, pero en una medida menor. Existía la
posibilidad del recurso ante la Administración, para recuperar los bienes del hogar,
aunque aquélla no hubiera intervenido en el matrimonio. Podía ganar el juicio y
casarse de nuevo, como lo demuestran los papiros arameos de Elefantina.
En el hogar de los egipcios solían tener un pequeño
altar con un dios doméstico, al que adoraban cada día. El
dios Bes fue un dios muy popular durante el Imperio
Nuevo.
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