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El mar a fondo
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Otros organismos
Las características del medio marino y su historia evolutiva han hecho que en él se hayan desarrollado grupos de invertebrados que no tienen representantes en los ecosistemas terrestres. De
hecho, de los 34 grandes filos de metazoos, hay más de 16 que son exclusivamente marinos y, en
cambio, ¡solo uno es exclusivamente terrestre!
A continuación presentamos algunos de los grupos de organismos marinos que no han sido tratados en otras unidades temáticas.
Algunos de los filos de invertebrados exclusivamente marinos y que forman parte del plancton
son los ctenóforos y los quetognatos.
Ctenóforos
Los ctenóforos son parte del plancton gelatinoso. Tienen un cuerpo transparente recorrido por
ocho bandas ciliares que se mueven y emiten bioluminiscencia. De hecho, los ctenóforos pueden
nadar gracias al movimiento sincronizado de estos cilios, que a menudo están fusionados en forma
de peine. Muchos ctenóforos disponen de un par de tentáculos. Tienen aparato digestivo, un sistema
muscular y un sistema nervioso que controla el movimiento.
Eduardo Obis
Eduardo Obis
Se trata de organismos depredadores, carnívoros, que pueden depredar tanto aspirando presas
con su boca como gracias a sus tentáculos pegajosos, que contienen unas células especializadas, los
coloblastos, productoras de una sustancia pegajosa. Suelen alimentarse de otros organismos del zoo-
Fig. 1. Mnemiopsis leyidi es un ctenóforo; se pueden apreciar las bandas ciliares y la bioluminiscencia.
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plancton, sobre todo crustáceos, moluscos, larvas de peces e incluso de otros ctenóforos. Podemos
encontrar ctenóforos en todos los mares y profundidades. Ellos mismos son el alimento de numerosos
peces, medusas y tortugas marinas. A veces son confundidos con medusas, tanto por su forma a menudo redondeada como por su aspecto gelatinoso. La mayoría de los ctenóforos son hermafroditas
y tienen fecundación externa.
Quetognatos
Se trata de un filo de depredadores planctónicos que tienen forma de flecha, con el cuerpo
diferenciado en cabeza, tronco y cola, y son casi transparentes. Disponen de sensores de vibración
para detectar a sus presas. Cuando las atrapan, las agarran con un tipo de ganchos que tienen en la
zona de la cabeza y las paralizan gracias a que segregan toxinas. Nadan propulsándose con la cola.
Jordi Corbera
Claude Carré
Alícia Duró-José Manuel Fortuño (ICM-CSIC)
Fig. 2. ↑ Esquema de un quetognato. ↓ Spadella sp., quetognato (izq.); y detalle de la cabeza del quetognato
Eukrohnia hamata vista al microscopio electrónico (der.).
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Tunicados y anfioxos
Algunos subgrupos dentro del filo de los cordados también son solo marinos. A estos pertenecen, por ejemplo, los tunicados y los anfioxos.
Los tunicados tienen el cuerpo alargado y en forma de saco, que puede estar fijado al fondo
del mar, como las ascidias; pero también los hay que forman parte del plancton, como las salpas,
los doliólidos y los pirosómidos. En el cuerpo disponen de dos orificios o sifones, por donde entra
y sale el agua que circula por su interior. Tienen el cuerpo revestido por una cubierta de celulosa
que puede ser transparente u opaca.
Jordi Corbera
Fig. 3. Esquema ← de una ascidia y → de una salpa.
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Algunos tunicados pueden vivir solitariamente, pero otros pueden formar grandes colonias.
Gavin Newman
Bioimatge S. L.
Fig. 4. Ascidias solitarias: ↑ Phallusia mammillata
(izq.), Ciona edwardsi (der.) y ↓ Halocynthia
papillosa.
Jordi Corona
Àlex Lorente
Jordi Corona
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Àlex Lorente
Fig. 5. Ascidias coloniales: ↑ Clavellina lepadiformis
(izq.), Clavellina dellavallei y ↓ Didemnum sp.
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Las larvas de los tunicados tienen notocordio, pero lo pierden cuando se convierten en individuos adultos.
Las ascidias tienen vida sésil, suelen adherirse a superficies duras, y se alimentan sobre todo filtrando el agua de manera activa: la inhalan por el sifón que usan de boca, y la exhalan por otro sifón
una vez han extraído el alimento del agua. Su capacidad filtradora es muy notable, de forma que,
en los fondos donde hay muchas ascidias, pueden ayudar a «limpiar» el agua de plancton en ciertos
lugares. Algunas colonias de ascidias pueden compartir sifones de salida del agua. A pesar de que la
mayoría de las ascidias viven en aguas costeras, también las hay que viven en aguas profundas.
Las salpas forman parte del plancton y pueden llegar a formar enjambres inmensos. Nadan
gracias a un sistema de propulsión a chorro que
consiguen inhalando agua por uno de sus extremos y expulsándola por el otro.
Las ascidias y las salpas tienen reproducción
sexual y asexual; esta se suele producir por gemación y es la que permite la formación de largas cadenas de salpas, por ejemplo.
Claude Carré
Fig. 6. Salpas.
Los anfioxos parecen pequeños gusanos solitarios y aplanados que viven enterrados en el sedimento, a pesar de que pueden nadar gracias a su cuerpo musculoso y flexible. Conservan el notocordio a lo largo de todo su desarrollo.
Jordi Corbera
Fig. 7. Esquema del cuerpo de un anfioxo.
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Briozoos
Los briozoos o entoproctos conforman un filo de animales mayoritariamente marinos, a pesar
de que existen algunos de agua dulce. Se trata de organismos coloniales y modulares que viven
adheridos al sustrato.
Jordi Corona
Àlex Lorente
Gavin Newman
Fig. 8. D
iferentes fotografías de Myriapora truncata,
briozoo.
Bioimatge S. L.
Los individuos que forman parte de una colonia suelen ser muy pequeños, ¡menores de
1 mm!, pero el conjunto de la colonia puede
llegar a medir más de un metro, formando una
especie de cubierta, sobre las rocas y las algas, que tiene el aspecto de musgo, a pesar de
que también puede parecer un coral ramificado —a veces se confunden con los cnidarios—;
es decir, las colonias pueden tener tanto formas más bien incrustantes como erectas.
Àlex Lorente
Fig. 9. ← Pentapora fascialis y → Bugula sp., briozoos.
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En una colonia de briozoos podemos encontrar millones de individuos, llamados zooides, cada
uno de los cuales tiene una pared corporal que puede ser bastante rígida en forma de celda, con
un pequeño agujero que lo conecta con el resto de zooides de la colonia. Los zooides pueden
retraerse dentro de la estructura rígida de la colonia. Se alimentan proyectando una estructura
llamada lofóforo, con tentáculos recubiertos por pequeños cilios que mueven para capturar presas
del plancton; es decir, son filtradores. Algunos de los zooides pueden estar especializados en funciones reproductoras; por ello forman una especie de cámara incubadora donde pueden almacenar
los huevos fecundados.
Jordi Corona
Gavin Newman
Àlex Lorente
Àlex Lorente
Fig. 10. Reteporella sp., briozoo.
Las larvas pueden formar parte del plancton durante cierto tiempo, pero acabarán adhiriéndose al sustrato para formar nuevas colonias.
Fig. 11. Larva planctónica de briozoo.
Claude Carré
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Platelmintos
En el grupo de los platelmintos o gusanos planos encontramos animales marinos con los cuerpos
muy planos, y algunos con coloraciones vistosas, que a veces se pueden confundir con moluscos
opistobranquios. Hay muchos platelmintos parásitos, y existen platelmintos de agua dulce. Entre
los parásitos marinos encontramos tenias y tremátodos, que viven dentro de diferentes vertebrados marinos.
El cuerpo de los platelmintos es sencillo, tanto que carecen de sistema circulatorio y captan
el oxígeno directamente del agua, por difusión. Disponen de algunos órganos sensoriales. El tubo
digestivo tiene solamente una apertura que les sirve tanto de boca como de ano. Se alimentan extendiendo una especie de tubo desde la boca para atrapar el alimento. Algunos están recubiertos
por pequeños cilios o vellosidades que les permiten moverse encima de los sustratos.
Jordi Corbera
Fig. 12. Esquema de un corte del cuerpo de una planaria.
Casi todos los platelmintos son hermafroditas —en cada individuo encontramos ovarios y testículos a la vez—. Igualmente, algunos platelmintos siguen una especie de ritual de cortejo antes
de emparejarse, y posteriormente liberan los huevos al medio —al agua o sobre el sustrato—. A
pesar de que algunos se desarrollan directamente, otros pasan por un estadio larvario planctónico
muy breve. También tienen reproducción asexual —se pueden regenerar a partir de partes de su
cuerpo.
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Àlex Lorente
Las planarias marinas son platelmintos que
miden entre 1 y 8 cm, y suelen vivir en aguas
costeras, entre algas, sobre el sustrato o bajo
las piedras.
Fig. 13. Planarias: observad sus bellas coloraciones.
Àlex Lorente
Nemátodos
Los nemátodos tienen el cuerpo cilíndrico y no lo tienen segmentado. En el medio marino, suelen ser abundantes en los sedimentos, pero son difíciles de ver por
su tamaño reducido —menos de ½ cm, habitualmente—.
Se alimentan de bacterias, organismos unicelulares y restos de organismos, y participan activamente en los procesos de descomposición de la materia orgánica. También
existen nematodos parásitos de peces y de invertebrados.
Otros animales que viven en el sedimento los tienen como
parte de su dieta. Tienen tanto reproducción sexual como
asexual —por partenogénesis.
Bioimatge S. L.
Fig. 14. Nemátodo.
Nemertinos
Los nemertinos son unos gusanos que suelen ser bastante pequeños, a pesar de que algunos pueden medir más de 50 m de longitud.
La mayoría viven bajo las rocas, entre algas y
plantas marinas, o en el sedimento. Algunos
pueden ser parásitos, o vivir en el interior de
las conchas de otros invertebrados.
Claude Carré
Fig. 15. Larva pilidium planctónica de nemertino.
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El cuerpo de los nemertinos no está segmentado, y disponen de músculos que les permiten
alargarse o reducir su medida. Tienen una estructura, llamada probóscide, que pueden evaginar
para cazar. A pesar de que se reproducen sexualmente, también pueden regenerar las partes de su
cuerpo dañadas o extirpadas.
Jordi Corbera
Fig. 16. Esquema del interior del cuerpo de un nemertino.
Equiuroideos
Los equiuroideos son unos invertebrados marinos con simetría bilateral y el cuerpo dividido
en dos partes: el tronco, que está siempre dentro de algún agujero, y la trompa extensible, que
puede alargarse más de 1 m.
Las bonelias, un tipo de equiuroideo, tienen un dimorfismo sexual muy marcado. Las hembras
presentan la larga trompa acabada en forma de Y, que utilizan para recoger el sedimento y la
materia orgánica de los que se alimentaN, y suelen vivir en pequeñas cavidades de las rocas. Los
machos miden 1 o 2 mm y viven encima de las hembras como parásitos.
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Àlex Lorente
Jordi Corona
Fig. 17. ← Bonelia (Bonellia viridis) (izq., sobre roca y fondo marino) y → detalle de la trompa.
Picnogónidos
Los picnogónidos pertenecen a los artrópodos y popularmente los denominamos arañas de mar
—su cuerpo con patas largas recuerda el de las arañas terrestres). Viven en todas las profundidades
y muchos mares del mundo, y los encontramos principalmente en el bentos, entre las algas, las
fanerógamas marinas y encima de otros invertebrados.
Algunos picnogónidos se alimentan de los restos de otros organismos; otros comen pólipos de
hidrozoos, esponjas o briozoos, es decir, son depredadores. Suelen camuflarse excelentemente, y
por ello a menudo cuesta verlos.
Bioimatge S. L.
Fig. 18. Picnogónido mediterráneo.
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En general, los picnogónidos que viven en el bentos costero son bastante pequeños, pero los
antárticos y los que viven en zonas abisales pueden lograr medidas considerables, ¡mucho mayores
que la palma de una mano! Tienen unos apéndices, los ovígeros, especializados en los machos en
funciones reproductoras: los usan para transportar los huevos fecundados. De estos huevos saldrán
larvas de vida libre.
Pablo J. López-González
J. M. Gili (ICM-CSIC)
Fig. 19. Los picnogónidos antárticos pueden ser muy grandes.
Reptiles
Aparte de los peces, existen otros vertebrados que viven en el mar. Entre estos encontramos
algunos reptiles marinos, como tortugas, cocodrilos y serpientes. Actualmente, casi todos los reptiles marinos viven en aguas cálidas y costeras. Necesitan vivir en aguas cálidas porque dependen
del calor que reciben del exterior para poder estar activos. Solo algunas serpientes marinas viven
en mar abierto toda su vida.
Se trata de reptiles que muestran diferentes adaptaciones a la vida marina. Las tortugas, por
ejemplo, tienen un caparazón de forma hidrodinámica y emplean sus extremidades para desplazarse dentro del agua —además, ¡no pueden retraerse dentro del caparazón!—. Los cocodrilos e
iguanas nadan gracias al impulso que se dan con la cola. Todos los reptiles respiran aire; por ello,
las especies que viven en el mar tienen válvulas que impiden la entrada de agua en sus orificios
nasales. Para vivir en un medio salado, también disponen de glándulas especiales para eliminar el
exceso de sal.
Muchos reptiles marinos son carnívoros: las serpientes, por ejemplo, suelen comer peces —usan
veneno para paralizar sus presas, que después devoran enteras—, ¡aunque muchas pueden sobrevivir con una única comida al mes! Solo la tortuga verde adulta y las iguanas marinas son herbívoras.
Algunas serpientes marinas son los únicos reptiles que se reproducen en el mar, dando a luz
crías vivas; el resto de reptiles marinos crían en tierra, a menudo en playas donde se concentran
numerosos individuos. De este modo, el calor ayuda a incubar los huevos.
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La mayoría de los reptiles marinos han sido explotados, y todavía lo están ilegalmente, por su
carne, piel, caparazón y huevos. En la actualidad, las tortugas marinas están protegidas internacionalmente.
Buena parte de la vida de las serpientes
marinas transcurre en el mar, a pesar de que
algunas especies pueden vivir en tierra durante
algún tiempo, o necesitan el medio terrestre
porque beben agua dulce; por ello, las encontramos cerca de las desembocaduras de los
ríos. Dado que carecen de branquias, tienen
que subir a la superficie para respirar. La mayoría son ovovivíparas, pero hay algunas, como
las cobras marinas, que son ovíparas y hacen la
puesta fuera del medio marino.
Bioimatge S. L.
Fig. 20. Cobra marina (Laticauda colubrina).
Otros reptiles marinos conocidos son las tortugas marinas, que a menudo pueden alcanzar tamaños considerables. La mayoría de las tortugas marinas son carnívoras y se alimentan de peces,
medusas, corales y otros organismos marinos. Suelen migrar, por lo cual hacen viajes de miles de
kilómetros a través de diferentes mares para volver a los lugares de puesta de los huevos.
Bioimatge S. L.
Fig. 21. Tortuga verde (Chelonia mydas).
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Entre estos viajes, se puede destacar el de la tortuga boba, que sigue la corriente del Golfo
desde el mar Caribe hasta el Atlántico Norte y Europa, donde puede llegar al Mediterráneo, para
posteriormente regresar al lugar donde nació, a fin de reproducirse. Del centenar de huevos que
suelen poner las tortugas marinas, muy pocas llegarán a la etapa adulta, porque son fácilmente
depredadas cuando son pequeñas. A pesar de que el primer gran viaje que hace la tortuga boba
dura más de veinticinco años, a partir de la primera reproducción, las hembras se reproducen cada
dos años aproximadamente, haciendo entre una y diez puestas en cada periodo.
Àlex Lorente
Àlex Lorente
Fig. 22. Tortuga boba (Caretta caretta) dentro y fuera del agua.
Las tortugas marinas son organismos muy amenazados por el ser humano: se calcula que cada
año se capturan accidentalmente en los barcos de pesca más de veinte mil tortugas; además,
muchas son afectadas por el consumo de plásticos, que confunden con medusas y plancton gelatinoso, así como también por la destrucción de las playas donde se reproducen, la captura furtiva
de huevos para el consumo humano, la contaminación marina y el cambio climático.
Bioimatge S. L.
Fig. 23. Radiografía de una tortuga, en la que se puede ver que se ha tragado dos anzuelos.
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Hongos
Hay muy pocos hongos que sean totalmente marinos. La mayoría de los hongos marinos son saprófitos y se alimentan de los restos de organismos vegetales —maderas que llegan al mar y restos
de fanerógamas, sobre todo— que hay dentro del agua.
En la costa, los hongos proliferan asociados a algas, dando lugar a los líquenes. Los
cuerpos de los líquenes están formados por hifas —filamentos de los hongos— y una fina capa
de algas bajo la superficie del cuerpo. Los líquenes adoptan formas diversas. Sobreviven
bien en la zona supralitoral, soportando horas
de insolación, las salpicaduras de las olas y
los cambios que provocan las mareas. Solo una
especie sobrevive inmersa permanentemente
en el agua de mar.
Enric Ballesteros (CEAB-CSIC)
Fig. 24. L
iquen (Verrucaria amphibia) negruzco sobre la
roca de un estrato supralitoral.
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