10 La insuficiencia venosa, medias terapeuticas

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10A01. LA INSUFICIENCIA VENOSA:
VARICES Y MEDIAS TERAPÉUTICAS
Las enfermedades venosas son un serio problema que afecta a gran parte de la humanidad. Los estudios al respecto que
se han llevado a cabo en nuestro país, demuestran que el 10% de la población adulta, se ve aquejada de afecciones varicosas de mayor o menor intensidad, lo que corresponde a unas 2,5 millones de personas.
Los signos característicos de que comienza una insuficiencia venosa en las piernas es la aparición de sensación de
piernas pesadas, edema al final del día, hormigueos.
En el momento que aparecen estos primeros síntomas, se debe reconocer que hay un problema circulatorio, para
adoptar, cuanto antes, cambios de hábitos cotidianos, pero sobre todo, nunca se debe dejar pasar, porque su evolución
puede llevar a situaciones patológicas graves de la circulación, con la aparición de varices, flebitis y transcurrido cierto
tiempo, incluso llegan a aparecer úlceras varicosas.
El problema sanitario y social, por tanto, no queda circunscrito a las varices, sino a enfermedades de mayor
importancia, como las trombosis venosas y a los denominados “síndromes postflebíticos”, es decir el estado residual
consecutivo a estas trombosis venosas.
Las afecciones venosas, por su prevalencia y repercusión socioeconómica, son las que constituyen el mas alto
contingente dentro de las enfermedades vasculares.
La tendencia actual está encaminada, por un lado a establecer medidas preventivas que eviten la progresión o aparición
de estas enfermedades y por otro, a establecer un diagnóstico precoz y de este modo instaurar las medidas terapéuticas
oportunas.
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Fisiopatología del retorno venoso
El sistema venoso de las piernas asegura el retorno de la sangre al corazón y los pulmones.
Está formado por:
–
Una red venosa superficial, visible bajo la piel que drena el 10% de la circulación, y que está relacionada con,
–
Una red venosa profunda insertada en la musculatura, que asegura el retorno del 90% sanguíneo.
Para facilitar este retorno de la sangre y evitar que se quede retenida en los tobillos, el sistema venoso de los miembros
inferiores dispone de algunos mecanismos, como por ejemplo:
–
La presencia de válvulas en el interior de las venas, formadas por pliegues endoteliares cóncavos, que se abren
cuando pasa la sangre hacia arriba y se cierran -como una boca-, impidiendo que la sangre retroceda.
–
Al andar se produce el aplastamiento de la huella plantar y la contracción de la pantorrilla estas dos acciones
comprimen las venas profundas, así, en cada paso, se envían 30 cm3 de sangre venosa hacia el corazón.
–
Además, en la respiración los movimientos normales del diafragma realizan un efecto bombeador sobre la
circulación venosa.
Factores que se oponen al retorno venoso de las piernas
El regreso de la sangre desde los pies al corazón, sin embargo debe contrarrestar algunos factores negativos:
–
El efecto de la gravedad, que retiene la sangre en los tobillos.
–
La elasticidad de las venas, cualquier distensión excesiva limita el volumen de sangre que regresa al corazón.
–
La presión abdominal, que aumenta en la inspiración o incluso en caso de estreñimiento.
DE LA INSUFICIENCIA VENOSA A LA VARIZ.
Existen circunstancias que favorecen el mal funcionamiento de esta red venosa, tanto de la superficial como de la
profunda, incluso, que la función valvular resulte inoperante, y cualquiera de estas deficiencias origina un cuadro que se
denomina de forma general, “insuficiencia venosa de los miembros inferiores”:
Comienza con un reflujo de la sangre que sube por las piernas, que provoca su acumulación en las venas superficiales y
con ello su dilatación, elongación y tortuosidad permanente (venas varicosas). Esto conlleva una disminución de la
resistencia de los capilares y provoca la formación de edema en los tobillos.
Esta éstasis venosa se acompaña de hiperagregabilidad eritrocitaria, hipoxia y liberación de mediadores de la
inflamación (histamina, serotonina...), aumento de la permeabilidad de la membrana, lo que facilita la entrada de
moléculas proteicas grandes que a su vez conlleva a una elevación de la presión venosa o la retención de agua. Si este
proceso no se detiene, la insuficiencia venosa puede evolucionar hasta la formación de la variz, ya que en ese lugar se
invierte el sentido de la circulación de la sangre, además el éxtasis sanguíneo favorecerá la coagulabilidad y aparición
subsiguiente de fenómenos trombóticos.
Factores que favorecen la insuficiencia venosa: su prevención.
Hay factores que predisponen a tener varices, por tanto son inevitables, pero otros, si se introducen determinados
hábitos en la vida cotidiana, se pueden prevenir:
–
Factores predisponibles: la edad, herencia, estado hormonal, particularmente embarazo y menopausia, tener un pié
plano, que disminuye el fenómeno fisiológico de aplastamiento durante la marcha. Estos son los principales
factores de riesgo.
–
Factores evitables y agravantes, porque aumentan el fenómeno de la éstasis venosa y deben evitarse en lo posible:
§
Obesidad: el aumento del tejido adiposo en la pierna anula la eficacia de la bomba muscular.
§
Estreñimiento: porque provoca un aumento de la presión abdominal.
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§
El sedentarismo, la exposición prolongada al sol, el calor, las profesiones, y viajes que exigen estar de pie o
sentado de forma continua y prolongada. Son factores favorecedores de la dilatación y la éstasis venosa.
§
La ropa demasiado ajustada en el talle y las piernas, estar demasiado tiempo sentados inmóviles, frena el
retorno sanguíneo al corazón.
§
La contracepción oral (estrógenos), así como algunos deportes violentos para las piernas (tenis, volley,
squasch...) pueden ser nefastos sobre la patología venosa.
Existen buenos hábitos que ayudan a prevenir la aparición de varices y por tanto evitan estos factores agravantes:
–
Llevar unas buenas medias de compresión si se realiza un trabajo que exige estar de pié o sentado. Se puede
recomendar realizar algunos sencillos ejercicios musculares como movimientos giratorios del tobillo y
estiramientos de piernas para las personas que tengan que estar sentados durante un tiempo prolongado como los
conductores de automóvil, viajes largos, enfermos encamados. Se les debe aconsejar que si pueden realicen algún
paseo o reciban algún tipo de masaje.
–
Si existe sobrepeso, es recomendable recordarles que den un paseo diario de una hora con paso ligero, y beban al
menos 2 litros de agua al día.
–
Si se tienen los pies planos, utilizar unas plantillas.
–
Duchas de agua fría en los pies y pantorrillas.
–
Evitar llevar la ropa muy ajustada y que dificulten el retorno venoso de las extremidades (ligas, fajas, etc.).
–
Se deberá evitar el estreñimiento y se recomendará la micción frecuente para impedir la hiperpresión abdominal.
–
Se tomarán las precauciones necesarias para evitar los traumatismos, golpes, arañazos, etc. en las extremidades,
principalmente si ya existen úlceras.
Complicaciones graves:
El incremento progresivo de la insuficiencia valvular y la afectación de nuevas venas superficiales provocan dolor,
pesadez y sensación de cansancio, estos síntomas aumentan en bipedestacón y mejoran al acostarse o poner las piernas
en alto, porque se facilita el retorno venoso. El alivio de la sintomatología que se produce al poner las piernas en alto,
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además de ser una medida terapéutica eficaz, representa un criterio diagnóstico muy valioso para diferenciar el dolor
varicoso del provocado por otras alteraciones en las que el dolor y el edema no remiten de forma tan evidente
(tromboflebitis profunda, oclusión arterial, etc.).
Si no se ponen medidas correctoras a tiempo, el cuadro varicoso avanza y la enfermedad se agrava, apareciendo nuevas
manifestaciones clínicas derivadas de la insuficiencia venosa crónica: edema, pigmentación cutánea pardusca, fibrosis,
aparición de úlceras, trombosis... el propio paciente es el que suele acudir al médico ante la evidencia de un proceso
varicoso en las extremidades inferiores y, generalmente, la visita suele estar motivada por razones estéticas; sin
embargo, en muchas ocasiones la extensión y gravedad del proceso no se corresponde con la leve sintomatología que
experimenta el individuo.
Tratamiento
Las varices, una vez que han aparecido, son incurables. Por lo que las medidas terapéuticas que se adopten no
garantizan de forma absoluta la desaparición de las mismas. La actuación sobre los factores de riesgo se convierten en
medidas terapéuticas y preventivas de primera línea para evitar la progresión de las varices ya existentes y para retrasar
la aparición de otras nuevas.
El tratamiento de las varices ya existentes está dirigido a favorecer de forma mecánica el flujo sanguíneo en sentido
centrípeto y a eliminar quirúrgicamente las venas varicosas superficiales que presentan insuficiencia valvular:
a)
Tratamiento farmacológico:
Por sí sólo es insuficiente para revertir o erradicar las venas varicosas, por lo que su utilidad se centra en aliviar la
sintomatología y favorecer el retorno venoso;
–
–
–
–
b)
Analgésicos para aliviar las molestias de las varices de larga duración.
Tónicos venosos que aumentan el retorno venoso.
Agentes que facilitan la reabsorción del trasudado.
Medicamentos que actúan disminuyendo la permeabilidad capilar con lo que consigue disminuir la extravasación
plasmática.
Cuidado de la piel:
La zona varicosa debe lavarse frecuentemente, con jabón neutro y secarla sin friccionar. Son útiles las cremas
hidratantes. También son de utilidad los masajes y las maniobras que ayuden a exprimir y movilizar la sangre hacia el
corazón. Con ello se previene además la aparición de úlceras varicosas.
c)
Cirugía:
Es el tratamiento definitivo de las varices y consiste en la extirpación de las venas varicosas (generalmente las safenas).
Este tratamiento aunque eficaz, no garantiza la ausencia indefinida de varices, ya que tras la extirpación, la sangre se
recanaliza a través de otras venas hasta entonces normales, pero que a partir de ese momento han de soportar un trabajo
extra con el consiguiente riesgo de transformación en nuevas varices. Un requisito previo para poder realizar extracción
de las venas varicosas incompetentes, se ha de verificar que el sistema venoso profundo funciona satisfactoriamente ya
que es el que habrá de soportar toda la carga sanguínea de la nueva situación que provoca la redistribución de sangre.
d)
Escleroterapia:
Consiste en la producción de una inflamación del endotelio venoso mediante la administración de sustancias químicas y
posteriormente la unión (coaptación) de las paredes de la vena mediante un vendaje compresivo. El tratamiento
esclerosante es tanto más eficaz cuanto menor es el calibre de la vena al que se aplica, por lo que no se recomienda la
inyección en grandes venas varicosas. En las vénulas superficiales dilatadas, las telangiectasias y las arañas vasculares,
la escleroterapia es el tratamiento de elección.
e)
Compresión:
Constituye el tratamiento clásico y mas utilizado de las varices no complicadas, manteniendo la vigencia y eficacia en
los resultados.
Su objetivo es reactivar el flujo sanguíneo movilizando el contenido hemático desde su estancamiento. Existen diferentes métodos de compresión externa, tipo los vendajes compresivos y las medias terapéuticas.
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MEDIAS ELASTICAS TERAPÉUTICAS
La media elástica ha de comprimir de forma suficiente, ejerciendo una mayor compresión a nivel de tobillo y tercio
inferior de la pierna, y decreciendo a medida que nos acercamos a la raiz del mu slo. Esta diferencia de compresión, es la
que facilita que la sangre ascienda hasta el corazón.
La acción de la media se manifiesta, sobre todo, como ayuda a la bomba muscular de la pantorrilla, que al andar comprime y relaja rítmicamente las venas profundas. Además esta compresión se transmite en profundidad y puede sustituir
al efecto valvular si comenzase a deteriorarse. Esta presión exterior que ejercen sobre la pierna, corrige los problemas
que origina la mala circulación, aceleran el flujo sanguíneo, previenen la formación de edemas y reducen el riesgo de
que las plaquetas se adhieran a la pared venosa y, consecuentemente, el riesgo de trombosis.
Para que se conozca exactamente la presión que ejerce en cada punto de la pierna es muy importante la elasticidad y
calidad del tejido. La compresión elástica se instalará antes de levantarse, aprovechando que las venas varicosas no
están cargadas de sangre, y se retirará, antes de acostarse
Las medias de compresión son productos sanitarios, fabricados de acuerdo con unas normas sanitarias muy específicas
y comunes en toda la Unión Europea: Directiva 93/42/CEE de 14 de junio de 1993, que en su trasposición a la
normativa española, constituye el Real Decreto 414/96 de 1 de marzo.
Elección de una media terapéutica
Para elegir la media hay que tener en cuanta, tanto la patología venosa y su grado de afectación, como la actividad normal del paciente.
Las medias terapéuticas pueden ser
–
–
–
Medias de descanso son unas medias de compresión ligera, indicadas para pacientes con las piernas cansadas pero
sin insuficiencia venosa desarrollada. Muy útiles en la prevención de los problemas circulatorios que originan
algunas profesiones (ortostatismo profesional) e incluso otros síntomas ligeros como pesadez en las piernas al
despertarse.
Medias antiembólicas son medias de compresión ligera para pacientes encamados. Suelen tener la puntera abierta
para examinar el color y aspecto de la punta de los dedos.
Medias de compresión decreciente:
En el caso de una patología venosa diagnosticada, el tratamiento de inicio reconocido es una media de compresión.
Para que una media ejerza su efecto terapéutico no basta con que efectue una determinada presión en el tobillo, es
necesario que ésta disminuya a lo largo de la pierna para favorecer el retorno de la circulacion de la sangre venosa.
Si una media apretase más en el muslo que en la pantorrilla, el efecto sobre la circulación en la pierna sería contraproducente.
El grado decreciente de la comprensión se mide por la presión sobrante porcentual, que es la compresión de la media en un punto determinado tomando como valor 100 la compresión del tobillo. Un gradiente de compresión correcto debe ser del 65-75% (respecto al valor del tobillo), en la pantorrilla y del 50% en el muslo.
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De acuerdo al grado de compresión, pueden distinguirse cuatro clases de medidas, (la compresión se suele medir en
milímetros de mercurio).
Clase Intensidad Compresión
en tobillo
I
Ligera
18 a 21 mm Hg.
Indicaciones
II
Normal
22 a 29 mm Hg.
•
•
•
•
•
•
Molestias intensas.
Varicosis acusadas con tendencia al edema.
Tumefacciones post-traumáticas.
Tras la curación de ulceraciones leves.
Tras tromboflebitis superficiales.
Tras tratamiento esclerosante o quirúrgico de varices. Varicosis graves de embarazo.
III
Fuerte
30-40 mm Hg.
•
•
•
•
•
•
•
•
Consecuencias de una insuficiencia venosa constitucional o postrombótica.
Tendencia fuerte al edema.
Varicosis tronculares.
Post-fleboextracción.
Post-esclerosis venosa.
Fase subaguda de la TVP.
Angiodisplasia.
Síndrome post-flebítico.
IV
Muy fuerte más de 40 mm Hg.
• Sensación de pesadez o cansancio en las piernas.
• Varicosis ligeras sin tendencias al edema.
• Varicosis incipientes del embarazo.
• Linfedema.
• Elefantiasis.
Que una media terapéutica consiga unas diferentes presiones a lo largo de la pierna depende de:
–
–
–
La tecnología del tejido de cada fabricante
La elasticidad de la media
La correcta elección de la talla
Según el tipo de máquina utilizado y la tecnología de cada fabricante se obtendrán unos gradientes mas o menos precisos.
Además estas medias tienen que mantener sus propiedades terapéuticas inalteradas al menos durante 6 meses, ya que
los tratamientos de los trastornos venosos son prolongados e incluso crónicos.
La duración de una media es un criterio importante a la hora de su elección y ello depende también del hilo elástico y
del tipo de tejido. Todas las medias son tejidos de punto formados por vueltas alternas de:
–
–
hilo elástico e
hilo textil con elasticidad o sin ella por ejemplo una poliamida tipo nylon.
El hilo elástico se alarga 5-6 veces y después retorna a la longitud inicial, es responsable de la compresión y de la facilidad para ponerse la media.
Además cuanto mayor es el grosor de este hilo mayores compresiones duraderas se pueden conseguir.
El peso del hilo elástico se mide en deniers (den) o decitex (dtex):
Den= Peso en gramos de 9.000 metros de hilo elástico.
Dtex=peso en gramos de 10.000 metros de hilo elástico.
Los fabricantes de estas medias, desarrollan su investigación continuamente para que además de terapéuticas
sean estéticas, pero en su elección no puede prevalecer este factor ante la eficacia, y ello hay que trasmitirlo a las
pacientes.
Importancia de una correcta elección de la media y su talla:
La selección del tipo de media dependerá de la parte de la pierna que se encuentre afectada. Según la altura que alcance en la pierna del paciente, distinguiremos los siguientes tipos de media:
Tipo
Media corta A-D
Media larga A-F
Media larga A-G
Panty
Altura en la pierna
Parte baja de la rodilla
Medio muslo
Se sujeta a la cadera mediante una cinturilla
Hasta la cintura. Puede ser para una pierna o para las dos.
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Las letras A, D, F, G se refieren a las alturas que se señalan en mayúsculas en la figura.
La elección de la clase de media, compresión normal, fuerte o muy fuerte, debe realizarse sobre la base de la
patología del paciente y las indicaciones del médico angiólogo.
El farmacéutico debe cuidar la elección de la talla, ayudándose de la tabla de medidas que los fabricantes proponen y
figura en cada envase. Para que la media ejerza su efecto terapéutico , como hemos dicho, es fundamental que realice
una determinada presión en cada punto de la pierna señalado, por tanto es primordial elegir la talla adecuada a las dimensiones de la pierna del paciente, ya que una talla inferior realizará más compresión de la indicada, porque la presión
aumenta al aumentar el alargamiento, y una talla mayor no aportará la compresión necesaria.
Contraindicaciones de las medias elásticas
Hay algunas patologías que impiden la utilización de unas medias de compresión, por ejemplo:
– Procesos isquémicos.
– Trombosis profundas.
– Varicotrombosis.
– Arteriopatías graves.
– Eczemas extensos.
– Dermatitis.
– Ulceraciones, en fase aguda.
LEGISLACIÓN Y OTROS DATOS ADMINISTRATIVOS PARA SU DISPENSACIÓN EN LA OFICINA DE
FARMACIA:
Desde el punto de vista administrativo, l os pantys y medias de compresión, muy fuerte, fuerte y normal, han
tenido siempre la consideración de productos sanitarios.
La legislación nacional anterior al real decreto 414/96, establecía la necesidad de una homologación previa a su
inclusión como “Efectos y Accesorios” y por tanto su prescripción con cargo al Sistema Nacional de Sanidad.
En la actualidad el vigente Real Decreto 414/96 clasifica las medias terapéuticas en el apartado I, por lo que no
requieren la intervención de ningún organismo para su evaluación.
Es su fabricante quien declara con una “Autocertificación” que garantiza la conformidad del artículo comercializado con los requisitos establecidos en la Directiva Comunitaria. El fabricante debe poseer la licencia de fabricación de “productos sanitarios”.
El R.D. exige que en el etiquetado aparezca una buena identificación del producto junto a la marca CE, el nombre y razón social del fabricante y el código del lote.
La compresión fuerte y muy fuerte lleva cupón precinto en su envase, como señal identificativa de su dispensación con cargo al Sistema Nacional de Salud (SNS).
En cuanto a la compresión normal, puede ser prescrita y dispensada con cargo a este SNS en una receta visada
por la inspección.
La compresión ligera puede tener la consideración de producto sanitario o no, en función de las indicaciones que
les atribuye el fabricante.
“Si un fabricante etiqueta su producto para el descanso y el masaje, por ejemplo, ese producto no tendría la consideración de sanitario. No llevaría el marcado CE. Pero, si la indicación fuera el tratamiento de problemas vasculares o el
alivio de dichos problemas vasculares el producto tendría la consideración de sanitario y necesitaría el marcado CE.
El etiquetado de un producto con marcado CE seria ya indicativo de que el fabricante lo considera sanitario y
dicho marcado debe estar avalado por la declaración de conformidad y por la documentación técnica que el
fabricante debe conservar a disposición de las autoridades sanitarias”.
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Recomendaciones en la oficina de farmacia para un/a usuario/a de medias terapéuticas:
¿CÓMO TOMAR LAS MEDIDAS?
Es fundamental dar la compresión indicada por el médico, para que realice su acción compresiva, se eliminen los
síntomas y la enfermedad no evolucione. Para ello es indispensable una toma de medidas precisa que permita la
adaptación del producto seleccionado a la morfología de la pierna.
Se deben tomar las medidas por la mañana al levantarse o después de estar al menos 20 minutos con las piernas
extendidas y levantadas. Si esto no se realiza así, no se podrá decir que la medida de tobillo tomada sea la verdadera,
por lo que se somete la dispensación a una medida aleatoria que puede llevar a una mala praxis.
¿Qué medidas se deben tomar?
Con los pies descalzos y sobre el suelo se mide
–
–
–
El contorno del tobillo 3 cm por encima del maléolo (en su parte más fina).
El contorno de la pantorrilla.
El muslo a la altura de su centro.
La longitud de la media se mide de acuerdo con el tipo de producto que se haya prescrito: hasta la rodilla (2 cm debajo
del pliegue de la rodilla) para las medias cortas, hasta el medio muslo para las medias largas
¿Cómo se coloca una media de compresión?
El paciente debe reconocer que necesita las medias como un tratamiento para su circulación, y que se las debe
poner, aunque se quede en casa, todas las mañanas al levantarse:
–
–
–
Para una mayor facilidad se ponen polvos de talco en las piernas.
Se vuelve la media del revés hasta la puntera y extenderla a lo largo de la pierna.
A veces facilita la colocación el empleo de guantes, pero las sortijas y las uñas son sus enemigos.
El mantenimiento de las medias
Es conveniente tener siempre en uso, al menos dos pares de medias.
Después de lavadas recuperan su compresión, pero es necesario un lavado cuidadoso para conservar la calidad
del tejido:
Utilizar un jabón neutro para prendas delicadas.
–
–
–
Lavar con agua templada (menos de 40 ºC) y aclararla bien.
Colocarla sobre una toalla o un periódico, pero nunca retorcerla para escurrirla.
Secarla lejos de una fuente de calor (nunca secadora ni radiador).
ALGUNAS NORMAS GEN ERALES PARA EL PACIENTE VENOSO:
•
No tome el sol en las piernas durante periodos largos.
•
•
Durante la noche mantenga las piernas elevadas
Si realiza un trabajo que exige estar de pié o sentado, póngase unas medias de compresión. Realice ejercicios tipo
movimientos giratorios del tobillo y estiramientos de piernas, si se está durante un tiempo prolongado sentado: Conductores
de automóvil, viajes largos.
•
•
Si existe sobrepeso, dar un paseo diario de una hora con paso ligero, y beber al menos 2 litros de agua al día.
Si se tienen los pies planos, ponerse unas plantillas.
•
Duchas de agua fría en los pies y pantorrillas.
•
•
Evitar llevar la ropa muy ajustada y que dificulten el retorno venoso de las extremidades (ligas, fajas, etc...).
Se evitará el estreñimiento y se recomendará la micción frecuente para impedir la hiperpresión abdominal.
•
Se tomarán las precauciones necesarias para evitar los traumatismos, golpes, arañazos, etc. en las extremidades,
principalmente si ya existen úlceras.
Bibliografía:
– Jiménez Cossio J.A. “Guía práctica de las enfermedades venosas”.
– Gimenez Andrés, Medilast Productos Elásticos Ortopédicos.
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¿QUÉ ES UNA VARIZ?
Una variz es una vena dilatada, que se alarga y se convierte en tortuosa. Puede aparecer de color azulado o violeta.
Generalmente son venas superficiales anormalmente adelgazadas, alargadas, dilatadas y tortuosas, con alteraciones
anatomopatológicas en sus paredes que provocan una insuficiencia valvular que dificulta el correcto flujo de sangre en
sentido centrípeto hasta el corazón. Conceptualmente las varices pueden producirse en cualquier localización de la
anatomía, pero prácticamente las que tienen mayor interés clínico son las varices esofágicas y las situadas en las
extremidades inferiores.
Las venas son vasos sanguíneos que conducen la sangre hacia el corazón. Se puede hacer un símil con una columna
de sangre que sube desde los pies hasta el corazón. Para impedir que la sangre tienda a bajar cuando nos ponemos
de pié, las venas de las piernas tienen válvulas que se cierran e impiden esa bajada.
Algunas venas están situadas en el interior de la pierna entre el músculo y los huesos, forman la red venosa profunda, la pared de estas venas es fuerte, además en el momento en que se hace algún tipo de ejercicio con las piernas
como por ejemplo andar, los mismos músculos comprimen las venas y lanzan la sangre al corazón impidiendo su
descenso.
Otras venas de las piernas son de pared muy fina y además están situadas cerca de la piel: forman la red venosa superficial, como la piel es elástica no las comprime y sus válvulas pierden su capacidad de retención y se dilatan fácilmente convirtiéndose en varices.
Muchos factores pueden ser responsables de las venas varicosas:
– La herencia, 2 de cada 3 personas con varices tienen antecedentes familiares.
– El sexo, las varices se presentan 4 veces mas en mujeres que en hombres, probablemente por un origen hormonal.
– La toma de la píldora anticonceptiva que favorece la debilidad de la pared venosa.
Hay también otros factores que contribuyen al enlentecimiento e incluso a la parada de la circulación sanguínea en
las venas como:
– Durante el embarazo se liberan numerosas hormonas sobre todo en los 3 primeros meses que junto al aumento de
peso que se produce originan que sea un momento especialmente propenso para su aparición.
– La obesidad.
– Las situaciones que obligan a estar mucho tiempo de pié, e incluso aquellos que obligan a estar sentados
(conductores de automóvil, viajes largos en avión...).
– Los baños muy calientes, la exposición al sol.
– El sedentarismo (realizar poco ejercicio).
Primeros signos que hay que aprender a detectar:
– Pesadez y calambres de las piernas.
– Cosquilleos, latidos, comezón, impaciencia (sensación de que se han dormido y necesidad de mo ver las piernas).
– Edema en el tobillo.
– Picor en las piernas.
– Coloración amarilla de la piel de los tobillos.
Complicaciones graves: la úlcera varicosa y la tromboflebitis
Si con la aparición de los primeros síntomas no se adoptan unas medidas iniciales, la circulación sanguínea de las
venas de las piernas se enlentece provocando una disminución de la circulación sanguínea hacia el corazón y causando la elevación de la presión sanguínea en esas venas, lo que conlleva la ruptura de las paredes de las venas que
origina las denominadas úlceras varicosas.
Además esa mala circulación puede ser el origen de la formación de trombos que en un momento dado llegan a
bloquear totalmente la circulación, lo que se denomina tromboflebitis.
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