Cambia tu manera de pensar para que cambie tu

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Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir
SEMINARIO: “Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir”
TEXTO: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la
renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena,
agradable y perfecta” (Rom. 12: 2) (NVI)
La escritura demuestra en repetidas ocasiones la necesidad y la importancia de que se
produzca una renovación en nuestras vidas (Efe. 4: 22-23) (Col. 3: 5-10) (1 Ped 1: 14-23)
Todo esto producto de la acción amorosa y poderosa de Dios en nosotros. Él es la principal
razón, la más importante.
I. El llamado a la transformación.
“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados…”
No se amolden (adaptéis, conforméis, vivan según) a este mundo actual. ¿Por qué Dios
ordena esto si es que Él mismo decidió ponernos en este mundo? ¿Por qué si el Señor
Jesucristo mismo le rogó al padre que no nos quite del mundo (Jn. 17: 15)? Obviamente
tiene sus motivos correctos.
a. El propósito de Dios y el mundo (Efe. 1: 3-6)
Fuimos creados con un propósito divino diseñado antes de la creación del mundo. Fuimos
predestinados para ello en amor y Jesucristo vino a la tierra para hacer posible el
cumplimiento del plan del Padre. En Él fuimos escogidos, llamados, justificados y
glorificados. Todo esto para la alabanza de su gloriosa gracia, de la cual, sin duda alguna,
es digno. Nos preguntamos: ¿Qué posición tienen el mundo frente al proyecto del creador?
Definimos como mundo, en este caso, al sistema humano que está rebelde y opuesto a los
propósitos de Dios.
(Stg. 4: 4) (Jn. 15: 18-19) (1 Jn. 2: 16)
¿Qué podemos esperar del mundo? Él está en pleito con Dios y propaga cosas contrarias a
su voluntad. Si aborreció a Jesucristo, Hijo unigénito de Dios y la provisión de salvación,
cuanto más no nos detestará a sus seguidores. Y esa es la realidad que estamos viendo, un
mundo hostil contra la fe cristiana y contra todos los que la profesan. No debemos
amoldarnos a él porque nos quiere poner en enemistad con nuestro hacedor, aquel que es
la solución para todos nuestros problemas.
1/4
Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir
b. Nuestra humana naturaleza y la influencia del mundo (Efe. 4: 22)
Nuestra humana naturaleza está corrompida y antes de entrar en una relación genuina
con Dios estaba en estado de depravación. Es tal que se le nombra en la Biblia como
“muerte espiritual” (Efe. 2: 1-3) Esta naturaleza, aunque ha perdido poder sobre nosotros
porque Cristo nos liberó, aun ejerce influencia sobre nuestra personalidad; por eso la
recomendación es que cada día más nos despojemos de ella. Pero si vivimos conforma a los
patrones de este mundo, sucederá que este viejo hombre ganará mas terreno y producirá
en nosotros resultados catastróficos (Col. 3: 5-9) El mundo está continuamente intentando
colocarnos bajo la ira de Dios.
Ejemplos de la contradicción existente entre los principios del mundo y
los principios del Señor.
Dios se revela en su palabra diciéndole a la humanidad:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis
caminos», dice Jehová. 9«Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos
más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”
(Is. 55: 8-9) (RV)
Ejemplos prácticos de cómo esto se evidencia en la realidad de la vida 2/4
Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir
c.
La
voluntad
de
Dios
para
nuestras
vidas
(Rom.
8:continuo
28-30)
Dios
quiere
que
cada
día
más
nos
asemejemos
ade
Jesucristo.
Él
es
el
parámetro
de
nuestras
vidas,
hacia
Él
debemos
estar
enfocados.
Una
comparación
del
camino
del
hombre
yque
su
carácter
con
el
ejemplo
de
la
vida
de
Cristo
expresada
los
evangelios,
nos
daría
elementos
suficientes
para
coincidir
con
la23)
opinión
divina
de
la
necesidad
de
un
cambio
radical
en
nuestra
manera
de
vivir.
Ese
es
su
llamado
al
cual
debemos
obedecer
(1
Ped.
1:
14-17)
II.
Principios
bíblicos
para
el
cambio.
“…sean
transformados
mediante
la
renovación
su
mente…”
Lo
que
necesitamos
es
un
cambio
radical
en
nosotros
yen
Jesucristo
lo
hace
posible.
La
palabra
revela
que
“si
alguno
está
en
Cristo,
nueva
criatura
es”
(2
Cor.
5:
17)
Esta
recomendación
de
Dios
la
confirma
el
apóstol
Pablo
al
usar
el
término
«sean
transformados».
Este
vocablo
en
griego
es
(μεταμορφου̂
σ
θε
–
metamorfoúze)
De
donde
proviene
nuestra
palabra
castellana
metamorfosis.
Esto
significa
transformación
de
una
cosa
en
otra,
mudanza
que
hace
alguien
o
algo
de
un
estado
a
otro.
En
el
mundo
se
produce
en
animales
trayendo
no
solo
un
cambio
de
forma,
de
funciones
yzoológico
de
género
de
vida.
Conocemos
el
ejemplo
clásico
de
la
oruga
que
se
transforma
en
mariposa.
a.
Transformación
en
la
mente
(Efe.
4:
Si
deseamos
vivir
en
el
centro
del
propósito
de
Dios
yque
experimentar
la
plenitud
de
lo
nos
ha
concedido
Jesucristo
conforme
a
su
voluntad,
hemos
de
ser
transformados
de
esta
manera.
Se
debe
producir
un
cambio
que
afecte
nuestra
naturaleza
ysino
nuestra
forma
vivir.
Este
cambio
no
es
algo
místico
ni
mágico,
sino
un
proceso
que
debe
comenzar
en
nuestra
mente.
La
traducción
moderna
de
la
versión
popular
Dios
Habla
Hoy
nos
ofrece
una
transcripción
dinámica
de
esta
idea
al
expresar:
“…
cambien
su
manera
de
pensar
para
que
así
cambie
su
manera
de
vivir…”
(Rom.
12:
2)de
(DHH)
Este
cambio
se
debe
producir
en
nuestro
entendimiento.
Vivimos
según
pensamos.
Hacemos
lo
que
entendemos
que
es
correcto
y
rechazamos
lo
que
calificamos
de
incorrecto.
Al
menos
en
la
mayoría
de
los
casos.
Nuestra
mente
debe
ser
renovada,
mudada
a
otro
estilo,
sustituida
por
otra.
El
mundo
y
sus
costumbres,
los
patrones
de
vida
que
adoptamos,
la
cultura
y
el
medio
donde
crecimos,
las
enseñanzas
escolares,
han
formado
en
nosotros
un
patrón
de
conducta;
han
programado
nuestra
conciencia
y
no
siempre
concuerdan
con
los
patrones
divinos,
con
la
norma
de
fe
y
de
comportamiento
que
Dios
no
dejó
revelada
en
su
palabra.
Por
eso,
hasta
no
se
produzca
esta
“reprogramación”
no
llegaremos
a
conocer
y
entender
la
voluntad
del
Señor.
b.
Reconoce
y
vive
lo
que
Dios
es
(Sal.
100:
3)
Solamente
cuando
entendemos
esta
verdad
entraremos
en
la
realidad
de
nuestra
dependencia
total
de
la
misericordia
y
la
gracia
de
Dios.
Por
nuestras
propias
fuerzas
nunca
alcanzaremos
todo
el
potencial
con
el
cual
fuimos
formados.
El
éxito
en
la
vida
depende
que
hagamos
eficazmente
aquello
para
lo
cual
fuimos
creados
y
no
de
cuantas
posesiones
o
renombre
tengamos.
Cada
vez
que
orgullosamente
el
ser
humano
decide
que
se
las
puede
arreglar
solo
sin
Dios,
está
rechazando
la
única
solución
que
lo
puede
librar
de9)
su
problema
fundamental
(el
pecado)
y
al
planificador
de
su
vida.
Este
error
de
autonomía
(auto
dependencia)
fue
la
raíz
de
la
caída
de
Adán
y
Eva
en
el
Edén.
Es
la
trampa
más
vieja
que
el
diablo
le
tiende
a
la
humanidad
y
que
todavía
le
funciona
muy
bien.
Pero
Dios
nos
sigue
enseñando:
“23Conozco,
oh
Jehová,
que
el
hombre
no
es
señor
de
su
camino,
ni
del
hombre
que
camina
es
el
ordenar
sus
pasos”
(Jr.
10:
23)
(RV)
“1Los
planes
son
del
hombre;
la
palabra
final
la
tiene
el
Señor”
(Prov.
16:
1)
(DHH)
“9
El
corazón
del
hombre
traza
su
rumbo,
pero
sus
pasos
los
dirige
el SEÑOR.”
(NVI)
(Prov.
16:
“21
El
corazón
humano
genera
muchos
proyectos,
pero
al
final
prevalecen
los
designios
del
SEÑOR.”
(Prov.
19:
21)
(NVI)
“13
Ahora
escuchen
esto,
ustedes
que
dicen:
«Hoy
o
mañana
iremos
a
tal
o
cual
ciudad,
pasaremos
allí
un
año,
haremos
negocios
y
ganaremos
dinero.»
14
¡Y
eso
que
ni
siquiera
saben
qué
sucederá
mañana!
¿Qué
es
su
vida?
Ustedes
son
como
la
niebla,
que
aparece
por
un
momento
y
luego
se
desvanece.
15
Más
bien,
debieran
decir:
«Si
el
Señor
quiere,
viviremos
y
haremos
esto
o
aquello.»
16
Pero
ahora
se
jactan
en
sus
fanfarronerías.
Toda
esta
jactancia
es
mala”
(Stg.
4:
13-16)
(NVI)
La
jactancia
del
hombre
lo
conduce
a
la
ruina.
Ciertamente
hay
caminos
que
ante
sus
ojos
parecen
derechos
pero
su
final
es
camino
de
muerte
(Prov.
14:
12)
El
hombre
no
puede
dominar
su
propio
corazón
rebelde
y
sin
remedio,
y
como
todas
las
cosas
provienen
de
esa
fuente,
sin
una
metamorfosis
en
él
no
puede
vivir
de
manera
que
agrade
a
Dios
(Jr.
17:
9-10)
Solo
Dios,
en
la
persona
de
Jesucristo,
le
ofrece
la
realización
de
un
cambio
porque
solo
Él
tiene
el
poder,
la
capacidad,
la
posibilidad
y
el
deseo
de
hacerlo
(Eze.
36:
25-27)
c.
En
la
humillación
está
la
victoria
(Stg.
4:
6)
Quien
humildemente
reconoce
este
principio
y
se
humilla
ante
el
Señor
recibe
gracia
y
poder
para
realmente
levantar
el
vuelo
como
las
águilas,
para
ser
transformado
de
una
simple
oruguita
poco
atractiva
y
que
se
arrastra,
a
una
llamativa
mariposa
que
con
su
vuelo
alcanza
niveles
muchos
más
altos
(1
Ped.
5:
6)
(Prov.
3:
34)
Para
el
mundo
humillación
es
señal
de
debilidad
y
de
derrota,
pero
ante
el
Señor
y
propósito
es
una
de
las
llaves
que
conduce
al
éxito.
Él
está
siempre
dispuesto
a
darle
de
su
gracia
a
quienes
toman
la
actitud
de
siervo
siguiendo
el
ejemplo
supremo
de
Jesucristo,
quien
siendo
por
naturaleza
Dios
decidió
humillarse,
¡Y
hasta
lo
máximo!
Recordemos
que
el
plan
divino
es
que
nos
asemejemos
cada
vez
más
a
Él.
d.
El
objetivo:
Conocer
la
voluntad
de
Dios
(Rom.
12:
2b)
“y
lleguen
a
conocer
la
voluntad
de
Dios,
es
decir,
lo
que
es
bueno,
lo
que
le
es
grato,
lo
que
es
perfecto”
La
meta
genuina
para
desear
el
cambio
debe
ser
el
conocimiento
de
Dios
y
su
voluntad.
Si
motivación
está
en
nosotros
mismos,
en
sobresalir
de
alguna
manera
y
alcanzar
posición
yla
renombre,
entonces
vamos
desviados
y
no
hemos
entendido
su
propósito.
Aunque
así
se
desea
el
cambio
que
la
escritura
propone,
los
motivos
son
falsos
y
no
tendremos
razón
alguna
para
gloriarnos.
El
profeta
Jeremías
advirtió
en
una
ocasión:
“Así
dice
el
SEÑOR:
«Que
no
gloríe
el
de
su
sabiduría,
ni
el
poderoso
de
su
poder,
el
rico
de
su
riqueza.
24
Si
alguien
ha
de
gloriarse,
que
se
gloríe
de
conocerme
de
comprender
que
yo
soy
SEÑOR,
que
actúo
en
la
tierra
con
amor,
con
derecho
yy
justicia,
pues
es
lo
que
aDios
mí
me
agrada
—afirma
SEÑOR—”
(Jr.
9:
23-24)
(NVI)
Y
el
mismo
Señor
Jesucristo
les
enseñó
ael
sus
discípulos
después
haber
tenido
éxito
en
la
misión
auna
la
que
fueron
enviados
en
su
nombre:
“17Volvieron
los
setenta
con
diciendo:
aun
los
demonios
se
nos
sujetan
en
tu
nombre.
18Y
les
dijo:
Yo
veía
Satanás
caer
del
cielo
como
rayo.
19He
aquí
os
doy
potestad
de
hollar
serpientes
yase
escorpiones,
ySeñor,
sobre
toda
fuerza
del
enemigo,
yLe
nada
os
dañará.
20Pero
no
os
regocijéis
de
los
espíritus
se
os
sujetan,
sino
regocijaos
de
que
vuestros
nombres
están
escritos
en
los
cielos.”
(Lc.
10:
17-20)
(RV)
Mantener
esta
óptica
es
saludable
yque
eficaz.
trata
de
Él
en
primera
línea
ytan
no
de
nosotros.
El
mandamiento
mayor
es
amarle
aSe
Él
ycrezca
servirle
con
todo
lo
que
somos
yel
tenemos.
Cuando
estamos
dispuestos,
Él
extiende
su
mano
yun
nos
colma
con
lo
suyo,
es
undeni
cambio
de
menos
por
más,
de
maldición
por
bendición,
de
pobreza
por
abundancia
eterna.
La
voluntad
de
es
buena,
agradable
ysabio
perfecta,
pero
se
lleva
ade
cabo
productivamente
en
corazones
dispuestos
ael
menguar
para
que
Él
yque
haga
más
visible.
III.
Métodos
para
la
transformación
“Encomienda
al
SEÑOR
tu
camino;
confía
en
él,
él
actuará”
(Sal.
37:
5)
(NVI)
Ningún
ser
humano
por
si
mismo
está
en
la
capacidad
de
producir
cambios
trascendentales
como
los
que
la
norma
de
Dios
exige.
Si
el
hombre
no
es
dueño
de
su
camino
ni
puede
controlar
sus
pasos
justamente,
mucho
menos
tiene
la
capacidad
de
transformar
su
ser
ade
la
altura
que
demanda
la
santidad
de
Dios
yDios,
la
constitución
de
su
reino.
En
conversación
crucial
con
un
experto
de
la
ley,
Jesucristo
lo
dejó
bien
claro:
“Este
vino
a
Jesús
noche
ygozo,
le
dijo:
Rabí,
sabemos
que
has
venido
de
Dios
como
maestro,
porque
nadie
puede
hacer
estas
señales
que
tú
haces,
si
no
está
Dios
con
él.
respondió
Jesús:
—De
cierto,
de
cierto
te
digo
que
el
que
no
nace
de
nuevo
no
puede
ver
reino
Dios.
Nicodemo
le
preguntó:
—
¿Cómo
puede
un
hombre
nacer
siendo
viejo?
¿Puede
acaso
entrar
por
segunda
vez
en
el
vientre
su
madre
y
nacer?
Respondió
Jesús:
—De
cierto,
de
cierto
te
digo
que
el
que
no
nace
de
agua
y
del
Espíritu
no
puede
entrar
en
el
reino
de
Dios.
Lo
que
nace
de
la
carne,
carne
es;
y
lo
nace
del
Espíritu,
espíritu
es.
No
te
maravilles
de
que
te
dije:
“Os
es
necesario
nacer
de
nuevo”
(Jn.
3:
2-7)
(RV)
Por
esta
razón,
todo
el
quiera
entrar
y
hacer
la
voluntad
de
necesariamente
tienen
que
depender
de
Él,
de
su
misericordia
y
gracia,
y
aceptar
el
camino
que
en
su
inmensa
sabiduría
nos
ha
propuesto
y
preparado
(Sal.
127:
1-2)
(Rom.
9:
16)
a.
La
preeminencia
de
Cristo
(Jn.
15:
5-7)
Todas
las
cosas
que
existen
fueron
creadas
por
Él,
en
Él
y
para
Él,
y
por
medio
de
Él
es
que
forman
un
todo
coherente
(Col.
1:
15-20)
No
hay
nada
que
podamos
hacer
que
traiga
la
gloria
debida
a
Dios
que
no
sea
a
través
(por
medio
de)
Jesucristo.
¿Cómo
influencia
Jesús
nuestra
transformación?
En
primer
lugar,
fue
Él
quien
la
hizo
posible
por
su
obra
completa
(su
venida,
ministerio
terrenal,
crucifixión,
muerte
y
resurrección)
Él
aplacó
la
ira
de
Dios
que
debería
recaer
sobre
nosotros
por
nuestro
comportamiento,
derrotó
a
los
enemigos
que
operaban
en
nuestra
contra
para
condenación,
y
cumplió
con
las
demandas
del
Padre
para
que
se
pueda
derramar
sobre
nosotros
toda
su
bondad.
“Y
a
vosotros,
estando
muertos
en
pecados
y
en
la
incircuncisión
de
vuestra
carne,
os
dio
vida
juntamente
con
él,
perdonándoos
todos
los
pecados.
14Él
decretos
anuló
el
acta
de
los
que
había
contra
nosotros,
que
nos
era
contraria,
ypalabra.
la
quitó
de
en
medio
clavándola
en
la
cruz.
15Y
despojó
a
los
principados
y
a
las
autoridades
y
los
exhibió
públicamente,
triunfando
sobre
ellos
en
la
cruz.”
(Col.
2:
13-15)
(RV)
En
segundo
lugar,
Él
es
la
meta
que
Dios
planeó
alcanzar
en
nosotros
y
por
la
cual
debemos
ser
transformados.
Es
el
modelo
de
nuestra
renovación,
es
el
premio
a
conseguir,
es
la
señal
de
que
hemos
alcanzado
la
voluntad
de
Dios.
Sin
Él
nunca
tendríamos
una
imagen
correcta
de
lo
que
Dios
es
ni
de
cual
es
su
voluntad
para
nosotros.
Simplemente,
sin
Jesucristo
no
hay
camino,
ni
verdad,
ni
vida,
no
hay
salvación
ni
cambio.
Él
es
nuestra
eternidad.
Hemos
de
llegar
a
la
convicción
del
apóstol
Pablo
y
hacer
la
misma
declaración
de
fe:
“Con
Cristo
estoy
juntamente
crucificado,
y
ya
no
vivo
yo,
mas
vive
Cristo
en
mí;
y
lo
que
ahora
vivo
en
la
carne,
lo
vivo
en
la
fe
del
Hijo
de
Dios,
el
cual
me
amó
se
entregó
a
sí
mismo
por
mí.”
(Gl.
2:
20)
(RV)
b.
El
instrumento
por
excelencia:
La
palabra
de
Dios
(Stg.
1:
18-25)
Todo
lo
que
existe
fue
creado
por
la
palabra
que
Dios
emitió.
Cuando
la
tierra
aun
estaba
desordenada
y
vacía,
el
Señor
la
transformó
con
su
Él
dijo
y
todo
fue
hecho
(Sal.
33:
6)
(Heb.
11:
3)
(2
Ped.
3:
15)
Por
eso
su
palabra
tiene
poder
para
edificarnos
y
transformar
nuestras
vidas
cuando
decidimos
llevarla
a del
la
práctica.
“Y
ahora,
hermanos,
apensar,
Dios
aobedecerla,
lalos
palabra
su
gracia,
tiene
poder
para
sobreedificaros
daros
herencia
con
todos
santificados.”
(Hch.
20:
32)
(RV)
Para
poder
acercarnos
aencomiendo
Dios
tenemos
que
con
fede
(Heb.
11:
6)
yque
todo
loverán
que
no y
proviene
de
fe
es
pecado
(Rom.
14:
23)
yhablar,
para
que
esa
fe
se
evidencia
y10:
aumente
se
necesita
imprescindiblemente
el
alimento
de
lade
palabra
Señor
17)
Cuando
la
palabra
viene
a
formar
parte
de
nuestro
diario
es
que
dejaremos
más
más
las
costumbres
yyos
preceptos
del
mundo
yyhacerlo
seremos
transformados
íntegramente
mediante
una
metamorfosis.
Nuestro
nuestro
nuestro
andar,
sey(Rom.
impactados
poderosamente
por
la
acción
de
lo
que
“sale
lavivir
boca
de
Dios”
Ejemplos
de
diferencias
entre
una
mente
transformada
por
la
palabra
de
Dios
una
guiada
por
losconsiderado
principios
humanos
del
mundo
3/4
Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir
c.
La
obra
del
Espíritu
Santo
(2
3:
7-18)
El
Espíritu
Santo
es
una
persona
yCor.
es
Dios.
Sus
descritas
en
la
escritura
le
otorgan
voluntad
propia,
soberanía,
omnipotencia,
omnisciencia,
omnipresencia,
etc.
Este
pasaje
lo
describe
como
Señor
ydice
encargado
nuestra
transformación,
yel
lo
hace
de
gloria
en
gloria,
una
gloria
que
no
se
extinguirá.
¿Es
importante
nuestra
relación
con
el
Espíritu
de
para
nuestra
transformación?
¡Es
muy
importante!
La
palabra
acerca
de
nuestra
relación
con
Él:
“16
¿No
saben
que
ustedes
son
templo
de
Dios
ycalidades
que
el Espíritu
de
Dios
habita
en
ustedes?”
(1
Cor.3:
16)
(NVI)
Él
es
Dios
en
nosotros,
quien
cumple
la
promesa
del
Hijo
cuando
dijo
que
nos
acompañaría
los
días
hasta
el
fin
del
mundo
(Mt.
28:
20)
Él
nos
guía
apara
toda
verdad
y su
quien
nos
da
atodos
conocer
las
cosas
del
Padre
yde
del
Hijo
(Jn.
16:
7:
15)
Es
amor
de
Dios
derramado
en
nuestros
corazones
(Rom.
5:
5)
Nos
revela
los
secretos
de
Dios
yde
manifiesta
en
nosotros
lapor
mente
de
Cristo
(1
Cor.
2:
9-16)
Estos
son
solo
un
par
de
aspectos
que
nos
indican
la
importancia
de
nuestra
comunión
con
Él.
“Pero
cuando
se
manifestó
la
bondad
de
Dios,
nuestro
Salvador,
ytenemos
su
amor
con
la
humanidad,
5
nos
salvó,
no
por
obras
de
justicia
que
nosotros
hubiéramos
hecho,
sino
por
misericordia,
el
lavamiento
de
la
regeneración
yDios
por
la
renovación
en
el
Espíritu
Santo,
6el
cual
derramó
en
nosotros
abundantemente
por
Jesucristo,
nuestro
Salvador,
7
para
que,
justificados
por
su
gracia,
llegáramos
a
ser
herederos
conforme
a
la
esperanza
de
la
vida
eterna.”
(Tit.
3:
4-7)
(RV)
Dios
derramó
abundantemente
de
su
Espíritu
para
que
lleguemos
a
ser
herederos
de
sus
promesas.
Esto
es
posible
porque
el
Espíritu
Santo
efectúa
en
nosotros
la
regeneración
necesaria
y
nos
transforma
a
la
imagen
de
lo
que
debemos
ser
según
el
plan
divino.
El
apóstol Pablo
nos
describió
aspectos
importantes
dentro
de
este
proceso
de
transformación
cuando
le
escribió
la
segunda
carta
a
los
corintios:
“16Pero
cuando
una
persona
se
vuelve
al
Señor,
el
velo
se
le
quita.
17Porque
el
Señor
es
Espíritu;
y
donde
está
el
Espíritu
del
Señor,
allí
hay
libertad.
18Por
eso,
todos
nosotros,
ya
sin
el
velo
que
cubría
la
cara,
somos
como
un
espejo
que
refleja
la
gloria
del
Señor,
y el
vamos
transformándonos
en
su
misma,
porque
cada
vez
más
su
gloria,
y
esto
por
la
acción
del
Señor,
que
es
el
Espíritu”
(2
Cor.
3:
16-18)
(DHH)
1.
Cuando
una
persona
se
vuelve
al
Señor
Es
cuando
decidimos
volvernos
al
Señor
que
el
peso
de
la
condenación
y
la
sentencia
de
muerte
que
heredamos
por
nuestro
comportamiento
son
eliminados.
Cuando
andamos
en
el
mundo
sin
Dios,
el
enemigo
número
uno
de
nuestras
almas
cegaba
nuestro
entendimiento
para
que
no
nos
alumbrara
la
luz
de
vida
(2
Cor.
4:
3-4)
Estábamos
velados
ante
la
presencia
de
Dios.
Pero
cuando
decidimos
acudir
a
Él,
su
gracia
corre
los
impedimentos
podamos
verle
tal
cual
es.
2.
El
Espíritu
Santo
lo
conduce
a
la
libertad
Al
entregarnos
sin
reservas
a
la
voluntad
del
Señor
el
Espíritu
Santo
nos
conduce
a
su
gloriosa.
Esto
opera
como
una
ley
(Rom.
8:
1-2)
que
nos
libra
del
pecado
(otra
ley)
ylibertad
sus
consecuencias,
es
decir,
la
muerte.
Tanto
el
Padre
como
el
Hijo
cumplen
su
cometido
a
través
de
la
persona
del
Espíritu
Santo.
La
unidad
en
la
deidad
es
tan
evidente
que
aquí
se
le
otorga
al
Espíritu
el
título
de
Señor.
Dios
nos
ha
sellado
con
su
aliento
vida
como
garantía
de
sus
promesas,
como
anticipo
de
su
herencia
y
como
testimonio
de
su
genuina
presencia
en
cada
ser
humano
que
decide
acercarse
a
su
gracia
(2
Cor.
1:
21-22)
3.
Mirando
a
rostro
descubierto
Tomando
el
camino
que
lleva
hacia
Dios,
somos
conducidos
a
participar
de
un
privilegio
inigualable:
poder
contemplar
y
reflejar
su
gloria.
Esto
sucede
de
la
misma
manera
que
se
releja
una
imagen
en
un
espejo.
Pero
para
que
la
imagen
pueda
ser
reflejada,
primero
hay
que
colocarse
frente
al
espejo.
De
igual
forma,
para
poder
transmitir
a
los
demás
lo
que
Dios
es,
hemos
de
presentarnos
ante
Él
tal
yproceso
como
somos
(a
rostro
descubierto)
para
que
seamos
saneados
ymajestuosa
sea
eliminado
de
nuestras
vidas
todo
lo
que
no
es
compatible
a
la8)
de
un
Dios
tan
santo.
4.
Transformados
apráctica
misma
imagen
acción
del
Espíritu
de
Dios
es
tan
poderosa
que
nos
transforma
a
la
misma
imagen
del
Señor,
cual
es
elde
propósito
del
Padre
para
los
que
ha
adoptado
como
hijos
suyos.
Es
anhelando
y
cooperando
en
esta
transformación
continua
(la
santificación)
que
nos
acercamos
más
y
más
a
nuestra
meta
eterna.
Todo
aquel
que
esté
dispuesto
experimentará
sin
duda
alguna
la
obra
del
Espíritu
Santo.
5.
Portando
más
su
gloria
por
la
acción
del
Espíritu
La
renovación
por
el
Espíritu,
aunque
es
un
que
se
realiza
en
el
interior
del
creyente
(2
Cor.
4:
16-18),
siempre
se
manifiesta
en
la
totalidad
de
su
ser
porque
Dios
mismo
lo
habilita
para
ser
portador
de
su
gloria.
Los
que
nos
rodean
notarán
el
cambio
y
se
sentirán
atraídos
al
Señor
porque
lo
verán
manifestado
en
nosotros.
¡Somos
sus
embajadores!
Pero
este
ministerio
solo
lo
podemos
llevar
a
cabo
satisfactoriamente
si
somos
verdaderamente
transformados,
de
manera
que
podamos
confesar
como
el
apóstol
Pablo:
“ya
no
vivo
yo,
mas
vive
Cristo
en
mí”
IV.
Levándolo
a
la
“8
Pórtense
de
tal
modo
que
se
vea
claramente
que
se
han
vuelto
al
Señor....”
(Mt.
3:
(DHH)
Por
la
fe
en
la
fidelidad
de
Dios
a
sus
palabras,
entendemos
que
Él
verdaderamente
transforma.
Quien
tuvo
la
capacidad
de
crear
todo
lo
que
existe,
como
mucha
más
razón
podrá
transformar
lo
creado.
Como
evidencia,
lo
que
Él
produce
en
nosotros
debe
manifestarse.
Quien
dice
conocer
al
Dios
verdadero
y
entenderle,
debe
andar
en
este
mundo
como
Él
lo
hizo.
Nos
ha
dejado
su
ejemplo
para
que
sigamos
sus
pisadas.
Por
eso
la
insistencia
en
repetidas
ocasiones
a
esforzarnos
por
vivir
una
vida
que
le
agrade.
Por
lamantenimiento
misma
fe
debemos
andar
ahora
en
vida
nueva,
interactuando
con
la
mirada
puesta
en
agradarle
yapropósitos
Él
nos
ayudará
y(RV)
todo
lo
que
necesitemos.
Lo
hará
porque
estamos
dentro
sus
y4:
porque
lo
prometió.
¿Qué
toca
avivir
nosotros?
Dar
testimonio
visible
de
la
renovación.
“22En
cuanto
la
manera
de
vivir, despojaos
del
viejo
hombre,
que
está
corrompido
por
los
deseos
engañosos,
23renovaos
en
el
espíritu
de
vuestra
mente,
24y
vestíos
del
nuevo
hombre,
creado
según
Dios
en
la
justicia
ynos
santidad
de
lano
verdad.”
(RV)
(Efe.
4:
22-24)
Ejemplos
prácticos:
(Efe.
28-32)
1.
De
mentiroso
asido
transmisor
de
la
verdad
(vs.
25)
2.
ladrón
apermanecemos
trabajador
yla
compartidor
(vs.
28)
3.
maldiciente
apasada
edificador
con
palabras
(vs.
29)
4.
amargado,
mal
genio
ysuplirá
gritón,
aque
bondadoso,
misericordioso
yestéis
perdonador
(vs.
31-32)
V.
El
(Gl.
5:
1)
“1
Estad,
pues,
firmes
en
libertad
con
que
Cristo
nos
hizo
libres
ygracia
otra
vez
sujetos
al
yugo
de
esclavitud.”
Nuestro
Señor
ya
Salvador
completado
su
obra
maravillosa.
Porque
Él
ha
vencido
nosotros
hemos
constituidos
más
que
vencedores
por
medio
de
(Rom.
8:
37)
Con
Él
el
Padre
nos
ha
dado
todas
las
cosas
necesitamos
para
piadosamente
haciéndonos
partícipes
de
la
naturaleza
divina
(2
Ped.
1:
3-4)
yÉl
su
nos
capacita
para
vivir
sobria,
justa
ycon
piadosamente,
mientras
aguardamos
su
manifestación
gloriosa
yfiel
la
consumación
de
los
tiempos
(Tit.
2:
11-13)
Pero
somos
nosotros
los
que
debemos
vivirlo,
llevarlo
apalabra
la
práctica.
Para
hacerlo
en
verdadera
libertad
es
necesario
que
atentados
diligentemente
varios
aspectos,
entre
los
que
se
encuentran:
a.
Confróntate
continuamente
con
la
palabra
de
Dios
(Jn.
8:
31-32)
Solo
cuando
en
su
verdad
es
que
seremos
verdaderamente
libres.
Los
humanos
variamos
ybendecirnos
cambiamos
de
opinión
porque
nos
dejamos
influenciar
con
facilidad,
pero
su
es
eterna
ya
permanece
igual
para
siempre.
La
Biblia
es
el
medidor
caminar
por
sendas
de
victoria.
b.
12:
Toma
13-14)
con
firmeza
el
mandato
de
temer
ynuestro
obedecer
a
Dios
en
todos
tus
caminos
(Ecl.
Aceptar
la
voluntad
de
Dios
solo
en
algunos
aspectos
ydel
en
otros
no,
limitaría
nuestra
libertad.
Con
Dios
no
hay
términos
medios
(Ap.
3:
15)
Cuando
demanda
todo
no
es
por
capricho,
sino
para
en
todo,
llenarlo
con
su
plenitud.
Si
quedamos
con
reservas
desperdiciamos
privilegios.
c.
Crece
en
tu
fe,
no
te
conformes
con
tu
estado
actual
(2
Ped.
3:
17-18)
Vimos
que
la
renovación
debe
producirse
en
ser
interior
debe
ser
día
a
día,
no
es
cosa
de
un
solo
momento.
De
la
misma
manera
continua
nos
estaremos
enfrentando
a
la
oposición
que
nos
quiere
hacer
desviar
de
las
sendas
Señor
que
son
nuestra
bendición.
En
medio
de
todo
esto
es
imprescindible
que
nosotros
crezcamos
espiritualmente
y
nos
conformemos
con
lo
que
ya
somos
o
tenemos.
organismo
saludable
debe
crecer.
Si
no
se
desarrolla,
hay
algo
que
no
anda
bien
y-Un
se
considera
enfermo.
-Recuerda
que
la
meta
es
ser
a
la
imagen
de
Jesucristo.
Hasta
que
no
lo
logremos
hemos
de
esforzarnos
(Fil.
3:
12-14)
-No
olvides
que
debemos
ayudar
a
otros.
Se
nos
ha
dado
la
tarea
de
mostrar
hasta
lo
último
de
la
tierra
el
camino
de
la
salvación
y
de
hacer
discípulos
(Mt.
28:
19-20)
La
voluntad
de
Dios
es
que
nosotros
ganemos
en
calidad
de
vida.
Sus
planes
son
para
nuestro
bien
y
no
porque
Él
tenga
alguna
necesidad.
Su
anhelo
es
bendecirnos
y
nos
ha
dejado
las
herramientas
necesarias
para
que,
mediante
la
fe,
nos
apropiemos
de
todo
lo
que
Jesucristo
ganó
para
nosotros.
¡Dios
está
dispuesto!
Nos
ha
dado
a
su
Hijo
y
junto
con
Él
nos
otorga
todas
las
cosas
(Rom.
8:
32)
¿Qué
haremos
nosotros
a
partir
de
ahora?
¿Qué
actitud
adoptaremos
en
la
vida?
¿Lo
dejaremos
todo
solo
para
este
tiempo
de
semnario?
¿Obedeceremos
sus
mandamientos
con
alegría
y
seguiremos
intentando
alcanzar
el
éxito
y
la
felicidad
por
nuestra
propia
cuenta?
Te
animo
a
que
escojas
sus
caminos
y
te
aseguro
te
deleitarás
en
su
presencia.
“1
Acontecerá
que
por
si
oyes
atentamente
la
voz
de
Jehová,
tu
Dios,
para
guardar
y
poner
obra
todos
sus
mandamientos
que
yo
te
prescribo
hoy,
también
Jehová,
tu
Dios,
te
exaltará
sobre
todas
las
naciones
de
la
tierra.
2
Y
vendrán
sobre
ti
y
te
alcanzarán
todas
estas
bendiciones,
si
escuchas
la
voz
de
Jehová,
tu
Dios.
3Bendito
serás
tú
en
la
ciudad
y
bendito
en
el
campo.
4Bendito
el
fruto
de
tu
vientre,
el
fruto
de
tu
tierra,
el
fruto
de
tus
bestias,
la
cría 28:
de
tus
vacas
yserás
los rebaños
de
tus
ovejas.
5Benditas
tu canasta
y tu
artesa
deti.”
amasar.
6Bendito
tu un
entrar
y bendito
encontra
tu salir.
derrotará
ahuirán
los
enemigos
que
se levanten
ti;enpor
camino
saldrán
ti serán
y7Jehová
por siete
caminos
de
1-7)
(RV)contra
(Dt.
4/4
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