«Ver comparecer a Muñecas y ‘Billy el Niño’, que tuvieron que dar la cara, fue un momento importante» mantiene: «Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan, los iremos a buscar». Muchos de los militares que salieron de Argentina por temor a los primeros juicios y procedimientos judiciales tras la caída de la dictadura, emprendieron el camino de regreso cuando en Europa y en España empezaron las investigaciones. Garzón dictó 198 órdenes de detención y de extradición; no solo fueron denegadas, sino que el Gobierno de Menem promulgó un decreto para negar cualquier tipo de colaboración con la justicia española. Siendo ya presidente, Néstor Kirchner dijo «o los juzgamos aquí o los extraditamos a España». Usted ha tenido un protagonismo activo en la lucha contra la impunidad en Argentina y en el Estado español respecto a los crímenes cometidos durante la Guerra del 36 y el franquismo. Afirma que el procedimiento abierto en la Audiencia Nacional española contra represores argentinos y el juicio a Scilingo fue un profundo aprendizaje para ustedes. La detención en Londres del dictador chileno Augusto Pinochet fue otro hito importante en la lucha por la verdad y a favor de la justicia universal. Su detención supuso la entrada en una nueva era en la defensa de los derechos humanos. Augusto Pinochet representaba al Hitler de América Latina. Ni Baltasar Garzón mismo se creía que estaría detenido 503 días. Sin embargo, sucedió. En parte, por el prestigio que cobró este proceso. Scilingo fue el primer militar detenido tras los indultos, del mismo modo que «Billy el Niño» y Muñecas tuvieron que comparecer en una vista pública en la Audiencia Nacional española. Fueron los primeros responsables del franquismo en ser llamados a declarar por crímenes contra la humanidad. Son hitos muy importantes porque van generando confianza y modificando la realidad. La búsqueda de la justicia es interminable y por más que haya grandes logros siempre habrá muchas cosas pendientes, pero quebrar la idea de que estos crímenes pueden quedar impunes está al alcance de la mano. A cada medida que tomó el Gobierno argentino para paralizar el proceso, redoblamos nuestra apuesta, lo mismo que hacemos ahora cuando el Gobierno español pone todos los obstáculos posibles para que la querella interpuesta en Argentina no prospere. ¿Cómo definiría el franquismo? Para nosotros fue un genocidio que tuvo diferentes etapas. Una primera de exterminio de distintos grupos con el propósito de crear una sociedad nueva y de purgar los elementos que consideraban nocivos. De tal modo que se impuso el nacionalcatolicismo y efectivamente, crearon una nueva sociedad. Por eso, cuesta 2 0 zazpika tanto acabar con la impunidad y se percibe el franquismo como un delito menor. ¿Por qué el Partido Socialista ha aceptado dejar esto en la impunidad? Se puede alegar que fue porque temían otro golpe militar, pero en el fondo fue porque naturalizaron una idea producto de la construcción de una sociedad en la que el «otro» está eliminado. Recomponer eso cuesta mucho, pero creemos que se puede lograr. ¿Qué les diría a quienes aún hoy siguen defendiendo la teoría de «los dos demonios»? Muchas cosas. Es un argumento muy utilizado y, al mismo tiempo, siniestro. El represor te tortura, te mata, te castiga y tú, para crear un futuro luminoso, tienes que reconciliarte… ¡Pero difícil reconciliar lo que nunca estuvo conciliado! Con esa argumentación y ante la ausencia de una sanción, se está propiciando que los hechos se puedan repetir en el futuro. Si están seguros de que van a quedar impunes, se verán en situación de repetir los crímenes sin ningún problema. Además, se trata de restablecer un valor social, porque si no impartes justicia respecto a los crímenes más graves, ¿con qué legitimidad impartirás justicia en los casos de delitos menores? Nosotros queremos realzar el valor social de la justicia; la justicia entendida como un mundo en el cual sea deseable vivir. Lo otro es el mundo de la injusticia, de la impunidad. Si dejas impunes estos crímenes estás legitimando no solo violaciones futuras de los derechos humanos, sino que estás lanzando el mensaje de que son delitos menores; las víctimas de estos delitos tienen menos derechos que las de una estafa, por ejemplo, o de un asesinato común. Además, si se traslada el mensaje de que ciertos hechos no se deben investigar porque irritan a alguien o reabren heridas, el valor de la supuesta democracia está degradado. Es también una cuestión de regeneración democrática y de sanidad mental de la sociedad. ¿Qué enseñanza perciben las nuevas generaciones que se crían sabiendo que en su país se han cometido matanzas de este tipo y que no han sido ni investigadas ni juzgadas? En el caso de Argentina, insisto, la guerrilla estaba prácticamente acabada cuando se dio el golpe de Estado. En cuanto al franquismo, uno de los demonios ya juzgó al otro; no solamente fusiló y asesinó al «otro» y enalteció a sus propias víctimas, dándoles prebendas, sino que este demonio dio un golpe militar contra un Gobierno legítimo. Lo que se está planteando es dejar en la impunidad a quien dio un golpe militar, a quienes provocaron un exterminio, y no hay justicia con quienes nunca la tuvieron. Pero, no nos vamos a meter ni siquiera en la discusión de si hubo o no dos demonios, si un bando cometió más crímenes que el otro. Los crímenes cometidos por los republicanos fue-