vart^T.CO CARLOS FAGES DE CLIMENT

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LCON
LITERARIO
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C A R L O S F A G E S DE C L I M E N T
C
O N O Z C O en persona a este escritor hace solo unos días y
cuando hablé con él p o r vez primera me dijo que era un
retóricó. Esta definición de su arte la repite y escribe con
frecuencia, pero como generalmente nos solemos conocer bastante mal, quise verificaria, aunque explicandonos antes sobre
el exacto contenido del término.
j Q u é significa retòrica para nuestro poeta? j U n a catalogación de tropos tal y como se vino a entender a fines de la edad
media? jEntenderd mejor el cuidado de los términos y de los
períodos? jSerà el mucho b o r r a r y el m a y o r padecer o quizà un
aparente respeto a la f o r m a externa, porque sus sonetos tienen
catorce versos y no diez y nueve ni veinticinco?
Por lo pronto sabemos que a Fages le gusta mucho Baroja.
En «Climent» opina, refiriéndose a «l'estrenu guerriller en Ramón
Roger de Massanet», «Pio Baroja, a m b la seva imaginació
profusa i el seu estil lluminós, si hagués
tingut a mà un personatge com Roger,
n'hauria fet deu llibres» y sin e m b a r g o
nada màs lejo de la pauta convencional
que el escritor vasco. Si fuera Fages un
practicón de antonomasias, sinécdoques y
metonimias, debiera màs bien gustarle
Nunez de Arce y aun sin s a l i r d e l Ampurd à n , aquel buen senor l l a m a d o Don José
Vancells y Marqués, de la Real Acadèmia,
hijo predilecto d e la ciudad de La Bisbal,
miembro de la Junta Poètica Malacitana
(de Màlaga), como él mismo indica entre
parèntesis y cuyos libros se fueron hace
tiempo al limbo de las cosas inútiles.
sencilla. A l estilo superior lo componen los defectos de los
escritores. M i g u e l de Cervantes escribe el Quijote, libro en el
que ocurren muchas cosas, excepto que alguno de sus personajes
se dedique a t r a b a j a r , porque él mismo es un aventurero, sonad o r y gandul y no me venga nadie con escandalós. Si no, hàgase
lo que y o hice con Chesterton. Pónganse al t r a b a j o las gentes de
Do n Q u i j o t e ya veremos qué pasa. j N o puede observarse que
incluso el cura no dice nunca una misa, ni el b a r b e r o afeita a
nadie, ni los cabreros cuidan sus cabras, ni està ninguno haciend o nada, como no sean los cuadrilleros de la Santa H e r m a n d a d
los cuales solo reciben estacazos como premio a su faena? Es
curioso que hasta a h o r a no lo hayari n o t a d o las «autoridades».
Pues bueno, jse comprende ahora lo que nos ocurre con la
novelística contemporànea? j Q u é se va a esperar de este ata jo
de buenos chicos perfectamente desprovistos de grandes defectos y p o r consiguiente de grandes pasiones? El único que se salva es Camilo José
Cela, cuyos defectos me callo, no se
nos vava a e n f a d a r , y t a m p o c o se me
hable de experiencia, porque la «Familia
de Pascual Duarte» es una obra maestra
y héchese la cuenta d e los anos que para
entonces tenia nuestro g a l l e g o .
Pascal y a lo quiso decir y lo dejó
incompleto. A d o n d e él aseguraba, «pensar bien es escribir bien», debió aiïadir,
pensar bien es pensar como se piense
y no a c o m o d a r el raciocinio a la convención exterior, porque esto es una hipocresia y una falta de espontaneidad. Quien
Entonces, jserà que a trasmano puescribe se confiesa y no miente o bien su
d i e r a n encontrarse en los libros de Fages
confesión es invàlida y ademàs sacrílega.
algunas figuras retóricas? Una de las
Pero, j q u é pasa cuando no se tiene nada
gracias de aquel arte convencional conpara confesar? Entonces, simplemente, se
sistia en catalogar t o d o lo catalogable,
es un mitómano y debe consultarse con
como la entomologia los insectos y la
un alienista. H o y abunda la mitomanía,
gramàtica las palabras, de manera que
pero tratemos ae no confundirnos. Es la
si escribimos un solo j j A h ü (así, con cuatro
tortura de ser así, la conciencia de serio
admiraciones) y a nos resulta una hipèry decirlo lo que caracteriza al escritor
bole. Obsérvese como los recién nacidos
genial, como al santó, porque el medioC A R L O S F A G E S DE C L I M E N T , LEVENDO s u INTROson también unos retóricos, puesto que
cre, el egoista, cree tener poco de que
DUCCIÓN A L A ÚLTIMA FLESTA D E LA P o E S Í A .
dicen j Ah I con frecuencia y así lo espehacerse p e r d o n a r y p o r consiguiente perFoto Pérez Pirxès
ramos y obsérvese de una vez, que la
d o n a poco. La inteligencia, facultad de
diferencia entre un retóricó y otro que
conocer, es la sinceridad respecto a nuesno lo sea es, precisamente, la falta de imprevisto. Esto se com- tra naturaleza y p o r eso casi todos los criminales son tontos
prenderà mejor refiriéndonos a la memòria.
lacónicos. Y es cierto que en mucha parte nos vencemos halando. Por eso también escribe Goethe su W e r t h e r |y CervanTodo el mundo sabé lo fàcil que resulta aprenderse una
tes su Quijote, que según confiesa él mismo en el p r o l o g o , le
canción popular y todos sabemos también lo difícil d e repetir
ha costado bastante t r a b a j o .
sin equivocaciones una partitura de Bach, porque en el caso de
un «baiao», p o r ejemplo, las notas se vienen al o i d o según un
orden lógi co, o sea retóricó, y un experto en música reconstruiria sin t r a b a j o cualquier canción, con solo dos o tres compases
del «leiv motif», si lo tiene. Pues esto es la retòrica. Procedimiento para repetir un discurso sin equivocarse.
Y ahora, j a d o n d e estarà el procedimiento nemotécnico de
Fages de Climent, puesto que a mí me fué imposible a p r e n d e r
de memòria — y la tengo excelente — su «Invenció d e la Sardana», que solo se c o m p o n e de cuatro versos? Pruébese y el
lector lo verà como y o lo veo, y a que t a m p o c o se trata de un
retorcimiento de palabras. El léxico de Fages es sencillo y su
arquitectura d i à f a n a y no es nada de esto. Es, simplemente, la
o r i g i n a l i d a d de su metàfora y de su punto de vista, siempre
inesperado, saltarín y travieso, que tiene d e retóricó lo que y o
de funcionario y que hace de nuestro hombre un gran poeta.
*
»
Y a h o r a vamos a preguntarle una cosa: j p a r a qué se requeria, senor y a m i g o nuestro, un Pio Baroja que nos contase la
vida de Ramón Roger? j T o d a v í a no se ha d a d o Vd. cuenta de que
la pluma pertinente es la que tiene Vd. en la mano? (Esto «sí»
que es retòrica, para que el lector haga sus comparacianes).
Leyendo «Climent» se averiguan algunas cosas. Por ejemplo
que su autor es un g r a n prosista y conste que y o no me refiero
al estilo tal y como se le suele juzgar. A mí, en esto, siempre me
han m a r a v i l l a d o ciertos juicios, incluso d e autoridades.
Así, recuerdo a un critico inglés que reprochaba a Chesterton el uso sistemàtico de adjetivos y adverbios, de m o d o que y o ,
p o r juego, borré cuantos se encontraban en una de sus pàginas,
y borré también a Chesterton. Y es que la cuestión es màs
Diputació de Girona — Servei de Biblioteques
*
*
*
Veamos a h o r a porqué Fages tiene un g r a n estilo y porqué
tenemos derecho a esperar de él una gran novela.
Nuestro escritor es un senor del c a m p o , un feudal. Estos
Climent de su libro, violentos y desarreglados, amigos de las
leyes si les a c o m o d a n y enemigos si les disgustan, son un p a r
de tipos y no precisamente porque lo hayan sido, sino p o r ue a Fages le complacen mucho. N o comete con ellos ninguno
e los errores «literarios». N o los diluye en la Naturaleza, ni
tan siquiera en la acción, sino que ésta es siempre producto de
los caracteres y no de casualidades. Se me p o d r i a o b j e t a r ,
claro, que «Climent» es una b i o g r a f i a y no una novela. Pero
como toda b i o g r a f i a es una novela de la cual se callan las
fuentes, la objeción carece d e importancia y y o sigo a f i r m a n d o
que c o n Ramón Roger tiene nuestro escritor un g r a n libro, pues
en difinitiva, el b a t a l l a d o r , el aventurero y el idealista lo es
Don Carlos Fages de Climent, que deberà p e r d o n a r m e y reirse,
aunque solo sea porque es v e r a a d .
Naturalmente, también debería y o a h o r a referirme a su
manera de c o l o c a r l a s palabras o estilo externo. Para ello bastaria c o n a f i r m a r que es sobrio y directo y lo tendríamos aclarado, pero siempre nos quedaria p o r resolver el problema de
si esta f o r m a de escribir es mejor que la otra y no saldríamos
de un circulo vicioso. Entonces, ècuàl serà la manera ideal de
plasmar lo que se piensa? M e parece que la respuesta solo tiene
de c o m p l i c a d o el enunciado de la pregunta, p o r q u e este es un
negocio de personalidad y quien no la tiene, c o m o la pide
prestada, también habrà de pedir un g i r o de expresión y un
vocabulario.
F. G A R R I D O PALLARDÓ
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