El amor del Padre a la Mater

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Este texto es una elaboración de una charla de la Hna. M. Camila (2010), asesora
de la Juventud femenina.
Está basado en citas del Padre Kentenich que nos ayudan a descubrir algo más
de su propio amor a la Mater y nos muestra un camino para nosotras poder
acrecentar nuestro amor a Ella.
Para hacer un buen trabajo con este material, recomendamos detenerse en cada
cita y descubrir:
- en qué acontecimiento de la vida de Padre o de la historia de Schoenstatt
se ve reflejado esa afirmación.
- qué me llama la atención de lo que leí.
- qué me dice a mí personalmente el Padre con esa afirmación. Cómo me
puede ayudar a crecer en mi amor personal a María.
** Todo lo que está escrito con letra cursiva es cita del Padre Kentenich”
“Quién me quiera describir, lo puede hacer así:
La mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de
Dios”
Ante las situaciones difíciles de la vida: “He aquí el gran secreto de mi
tranquilidad soberana: yo he sellado la Alianza de Amor”
“El mundo ya no busca al Dios de la vida. De ahí resulta la misión original de
nuestra Familia: descubrir lo que Dios nos quiere decir en los acontecimientos…
La Fe práctica en la Divina Providencia es mi cosmovisión. Si es así, entonces es
también la fuente que nutre mi vida, mi amor y mi arte de conducir a otros…”
Al P. Kentenich le fue regalada una fina sensibilidad para los acontecimientos
históricos y los desarrollos culturales, así como para las alegrías y dolores en la
vida de los hombres.
Nada de lo humano le fue ajeno. Su cercanía y cálido interés por los grandes y
pequeños sucesos de la vida personal y social fueron rasgos centrales de su
personalidad.
Y en esos sucesos buscaba los deseos del Dios de la vida y de la historia. Agudizó
el oído para escuchar en ese Dios las voces del tiempo, las voces de las almas, las
voces de la realidad creada.
“Debemos tener el más vivo convencimiento de que Dios ha elaborado un plan,
no tan sólo un plan para el mundo, sino también un plan particular para mi
propia vida personal. ¿Quién ha elaborado ese plan? No tan sólo la sabiduría y la
omnipotencia de Dios, sino también el amor de Dios. Por eso es un plan de
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sabiduría, de omnipotencia, pero ante todo, un plan de amor. Tienen que
escuchar exactamente: el plan de mi vida es un plan de amor”. (PJK)
“Todos deben encontrar en mí un hogar, y para ello yo debo tener mi hogar en
Dios. Si Dios no me concedió tener un hogar en mi infancia y juventud, si tuve
que renunciar a un hogar, entonces con mayor desinterés y alegre disposición al
sacrificio consumiré mi vida para ofrecer, en lo posible, un hogar a muchas
personas, a través de mi propio ser, de mi vida y de mi amor”. (PJK)
Restauramos nuestra bandera para Chile
“El pueblo chileno reconoce al nuevo hombre como se nos muestra en la
Inmaculada, en la cumbre del cerro. ¿Quién da forma y modela estas imágenes
de la Inmaculada? La Mater, aquí abajo en el valle, es la gran educadora del
pueblo chileno.
Deberíamos tener más presente este pensamiento en la coronación, ¿eso les
parece? Este es el sentido que yo le doy. De ahí viene mi tranquilidad soberana
en todas las situaciones. Ella es quien hace todo y revela tanto más su poder
cuando más desvalido e impotente sea el instrumento. Creamos y pidamos que
María acepte el cetro y la corona” (PJK)
El amor del Padre a la Mater
(Mediante estas citas podemos descubrir el amor del Padre a la Mater que anida
en su corazón)
“Todo lo grande y valioso que hemos recibido durante este tiempo, en este santo
lugar, está íntimamente ligado con la Madre, Señora y Reina de Schoenstatt.
Simplemente Ella es el don que la sabiduría, bondad y omnipotencia divina ha
querido regalar, de un modo especial, el 18 de octubre de 1914 a nuestra
Familia y, por su intermedio, nuevamente al mundo entero.
Lo que se ha realizado desde acá es obra suya.
Es Ella la que por su intercesión ha encendido en nuestras filas esfuerzo heroico
por la santidad y vida heroica de santidad.
A Ella le debemos una fina sensibilidad para la pureza y virginidad, un sentido
especial para desarrollar una paternidad o maternidad noble y creadora, y el
impulso hacia un profundo amor a Dios y a los hombres (…)
(…) Ella es la que nos ha hecho hallar nuestro ideal personal y nuestro ideal de
comunidad.
(…) Ella ha cuidado que encontrásemos el valor de tender siempre de nuevo las
manos hacia las estrellas, a pesar de nuestras continuas faltas.
Todas las casas que pudimos construir y adquirir en el país y en el extranjero le
pertenecen a Ella.
(…)A Ella le debemos la inmensa gracia de que aquellos peñascos destinados a
exterminarnos, llegaran a ser los poderosos peldaños que nos llevaron de modo
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seguro a Dios, y que nos introdujeron en el mundo de nuestra misión y de
nuestra tarea.
(…)Ella nos educó y nos formó como Familia e individualmente, tal cual somos
hoy;(…)
En Alianza con Ella:
“La idea de la Alianza ha calado tan profundamente en nuestra conciencia y en
nuestro sentimiento de vida que podríamos denominarla, sin vacilaciones,
nuestra forma, sentido, fuerza y norma fundamental”.
“Lo que la raíz es para el árbol y los cimientos para una casa, es esta singular
Alianza de Amor para la Familia. Ella está presente en el comienzo, en el medio
y en el final del desarrollo de la Familia”.
Desde muy niño, el P. Kentenich reconoce a María como su madre y educadora.
Se sabe su obra, su hijo e instrumento predilecto. María es su vida y su
fuerza. El se sabe elegido para realizar un gran plan: servir a los hombres y, con
María, conducirlos a Dios.
Al consagrarlo a la Virgen cuando era niño, su madre pide a María que sea la
educadora de su hijo. En el acta de fundación el P. Kentenich pide a María que se
establezca en el Santuario de Schoenstatt como la educadora de los jóvenes que
le han sido confiados.
“Concédeme entregar a los pueblos, como signo de redención, tu cruz,
Jesucristo, y tu imagen, María. ¡Que jamás nadie separe lo uno de lo otro pues
en su plan de amor el Padre los concibió como unidad”
“Si nosotros hacemos de la Sma. Virgen María y de su misión nuestra tarea
predilecta, entonces Ella hará de nosotros y de nuestras intenciones su tarea
predilecta”.
“María ha tomado en su mano mi pequeña mano y ha acogido en su corazón mi
pequeño y débil corazón:
¡Un solo latido!
¡Un solo pensamiento!
¡Una sola mentalidad”
“Creo firmemente que nunca perecerá quien permanece fiel a la Alianza de
Amor”
“Cada vez que debo asumir mayores responsabilidades como sacerdote estoy
interiormente alegre y tranquilo cuando sé que aquéllos que Dios pone en mi
camino se entregan a la Virgen María”
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“Es mi costumbre dirigirme una y otra vez a la Sma. Virgen para pedirle: llama
Tú a los elegidos, elígelos Tú y mándame a los colaboradores que han de
construir conmigo la Obra de Schoenstatt. Y yo los recibiré como regalo de tus
manos”
“Estoy viajando de país en país, tan sólo para prepararle a la Sma. Virgen una
marcha triunfal. Casi podría decir que soy canciller, el ministro de relaciones
exteriores de la MTA en todas partes donde llego, preparando el camino para los
Santuarios.
“Dios… me puso inmediata y casi exclusivamente bajo la influencia educativa de
la Sma. Virgen, cuyo cometido fue prepararme para una misión especial en la
construcción del reino de Dios en la ribera de los nuevos tiempos…”
“Ella no ocupa este lugar en mi vida desde ayer o antes de ayer. Desde tiempos
inimaginables Ella está presente en mi vida consciente bajo esta perspectiva.
Es difícil comprobar a partir de qué instante comencé a considerarme y a
valorarme totalmente como su obra y su instrumento. Este proceso se puede
rastrear hasta en los más tempranos días de mi infancia…”
“La Sma. Virgen personalmente me formó desde los nueve años…
Si miro hacia atrás, puedo decir que no conozco ninguna persona que haya
tenido una influencia profunda en mi desarrollo. Millones de hombres se
derrumbarían si tuviesen que valerse por sí solos como tuve que hacerlo yo.
Tuve que crecer en una completa soledad interior, ya que en mí debía nacer un
mundo que más tarde habría de llevar y transmitir a otros. Si mi alma hubiese
tenido contacto con el medio ambiente cultural de entonces, no podría decir
hoy, con tanta certeza, que mi educación fue obra exclusiva de la Sma. Virgen,
sin ninguna otra influencia humana profunda”.
Cultivemos nuestro amor a María:
El P. Kentenich recomendó tres pasos para crecer en el amor a María:
I – Contemplar con frecuencia su imagen:
Para que Ella se grabe en nuestro corazón y, al cerrar los ojos, nos
encontremos con Ella.
Hacia donde dirijo mis ojos, se dirige mi corazón.
Uno se va transformando en aquello que contempla, en lo que ama.
II – Dialogar amorosamente con Ella:
Hacer de cada instante una pequeña oración a María y escuchar su voz de
Madre.
Preguntarle:
¿Qué harías en mi situación?
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¿Cuándo dirías “Sí” y cuándo dirías “No”?
Y pedirle: “Aseméjame a Ti…”
III – Ofrecerle pequeños sacrificios:
Sacrificios que expresen nuestro amor por Ella. Todo amor vive del
sacrificio.
Nuestra Alianza de Amor implica dos contrayentes, por eso decimos:
¡Nada sin ti, nada sin nosotros!
Le ofrecemos todo lo que nos toca vivir:
Alegrías y dolores como contribución al Capital de Gracias, como prueba
de nuestro filial afecto.
“Voy a cantar ahora mi canto del cisne: el último canto que entone en alabanza
a María…
Quisiera expresar aquí todo lo que he experimentado durante años y volcarlo en
las palabras: Madre tres Veces Admirable de Schoenstatt. En verdad es la
expresión más querida, más importante y más grandiosa…
¿Qué puedo decir ahora en particular en la censura de dos épocas? He aquí a tu
Madre!
Cuando Cristo parte del mundo, regala lo último que tiene. Así debe ser. Eso
queremos asumir para los tiempos venideros…”
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