diferencia: ¿virtud o inconveniente? aplicación de los

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DIFERENCIA: ¿VIRTUD O INCONVENIENTE?
APLICACIÓN DE LOS ENFOQUES DIFERENCIALES EN EL PROCESO DE
CONSTRUCCIÓN DE LA POLÍTICA DE SALUD PARA LA POBLACIÓN
DESPLAZADA ASENTADA EN BOGOTÁ DESDE ASD
DIANA MARCELA SARMIENTO SENIOR
Antropóloga, Universidad Nacional de Colombia
Cod. 868154
Trabajo de grado presentado para optar al título de
ESPECIALISTA EN ACCIÓN SIN DAÑO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ
COORDINACIÓN ESPECIALIZACION:
MARTHA NUBIA BELLO ALBARRACÍN
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL
Bogotá, 2010
Contenido
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................2
EL CONTEXTO DE LA POLÍTICA DE SALUD: LOS AVANCES EN LA POLÍTICA
PÚBLICA PARA POBLACIÓN DESPLAZADA ...........................................................................6
VULNERAD@S, PERO AÚN SUJET@S. .................................................................................10
LA DIFERENCIA ENTRE DISTINTOS .......................................................................................14
EL PROCESO DE FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA DISTRITAL DE SALUD PARA LA
POBLACIÓN DESPLAZADA ASENTADA EN EL DISTRITO ES EXAMINADO DESDE LA
ACCIÓN SIN DAÑO ......................................................................................................................16
¿QUÉ ES LO QUE DIVIDE?........................................................................................................17
Los Enfoques Diferenciales .....................................................................................................18
Las acciones en salud ..............................................................................................................18
La propuesta metodológica ......................................................................................................20
La interculturalidad ....................................................................................................................21
¿QUÉ ES LO QUE CONECTA?..................................................................................................22
Los Enfoques Diferenciales .....................................................................................................23
Mejor conocimiento de la población desde el sector salud .................................................25
Participación y corresponsabilidad ..........................................................................................25
Fortalecimiento organizativo ....................................................................................................27
Interculturalidad .........................................................................................................................27
A MODO DE REFLEXIÓN ...........................................................................................................28
1
INTRODUCCIÓN
“Es tiempo de celebrar juntos la riqueza que se funda en la igualdad y respeto
por la diversidad, y que como seres humanos, sólo somos grandes cuando
nos unimos para lograr propósitos compartidos a pesar de nuestras diferencias”
(Pontificia Universidad Javeriana, Secretaría Distrital de Salud, Secretaría de
Gobierno, 2008:11)
Numerosas leyes, decretos, sentencias y demás normatividad han reglamentado
las formas de proceder frente el desplazamiento forzado en Colombia. Sin
embargo, ante los reclamos de la Corte Constitucional en cuanto a “la ausencia de
un enfoque específico con relación a estos grupos poblacionales [niños, mujeres,
afrodescendientes, indígenas, adultos mayores y discapacitados], que permita
identificar y proveer necesidades particulares apremiantes, derivadas de su
condición” (CODHES, 2008) hasta hace poco no se habían presentado avances
significativos.
Es difícil mencionar cifras certeras sobre la población desplazada por el conflicto,
en parte debido a que el registro de la misma no es adecuado y desde diferentes
sectores se reconoce la presencia de problemas que refieren el subregistro en los
sistemas de información que dan cuenta de la población. A pesar de esto se ha
identificado que el distrito capital es el principal receptor de población desplazada
de todas las regiones de Colombia después del departamento de Antioquia
(Acción Social, 2009).
Tabla 1. Total de población recibida por Bogotá de 1997 a 31 diciembre de 2009
por tipo de desplazamiento y sexo. (Acción Social, 2009)
Tipo de desplazamiento
Total de personas
desplazadas
Sexo
Individual
Masivo
Hombre
126659
7393
134052
Mujer
133794
6530
140324
Total
260453
13923
274376
Sin embargo, algunas ONG muestran datos que contrastan con la cifra nombrada
arriba. Por ejemplo, CODHES (Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento) identifica 265.921 personas recibidas por Bogotá para el período
1999-2005 y para el período que va desde el primer trimestre del 2007 al primer
semestre del 2008 identifica que “Bogotá recibió 39950 personas lo que
representa un incremento del 74%” (CODHES, 2008). Estas cifras contrastan con
2
el total evidenciado en el Sistema de Información de Población Desplazada
(SIPOD) con corte a 31 de diciembre de 2009, según el cual Bogotá ha recibido
274.376 personas entre hombres y mujeres.
CODHES afirma que “en los últimos tres años, casi un millón de personas han
sido desplazadas, si se tiene en cuenta que en 2006 el desplazamiento afectó a
por lo menos 221.638 personas y en 2007 la cifra ascendió a 305.966” (CODHES,
2009).
En cuanto a las comunidades étnicas en desplazamiento según datos de Acción
Social de 1997 a 31 de diciembre de 2009, del total de la población desplazada el
8.12% corresponde a población afro colombiana, el 2.33% hace parte de alguna
comunidad indígena, el 0.60% pertenece a la población ROM y el 0.11% a la
población raizal del archipiélago de San Andrés. Esto implica reconocer asumiendo como mestizos el 89% que no registran dato- una cifra no inferior al
11.16% de la población desplazada como parte de las minorías étnicas en las que
se debe proveer el ejercicio de los derechos y la inclusión social.
Tabla 2. Población desplazada perteneciente a grupos étnicos en Colombia
de 1997 hasta 2009 según Acción Social (Acción Social, 2009)
Minoría étnica
Hombre
Mujer
Gitano(a) ROM
9582
10116
Total general Porcentaje
0.60
19698
Indígena
37082
39747
76829
2.33
ND
116055
16109
132164
4.00
Negro(a) o Afrocolombiano(a)
129762
138373
268135
8.12
Ninguna
134964
145475
280439
8.49
No Responde
1243181
1262760 2505941
75.85
No Sabe
Raizal del Archipiélago de San
Andrés y Providencia
8352
8714
17066
0.52
1765
1942
3707
Total general
1680743
1623236 3303979
Porcentaje
50.9
49.1
0.11
100.00
100.0
El desplazamiento en grupos étnicos es considerado por varios autores como otra
forma de discriminación, ya que la generalidad de la población no necesariamente
ha entendido el significado de la diversidad cultural del país y sigue teniendo
prejuicios con respecto a algunos grupos (ACNUR, 2010).
En este sentido, el ejercicio realizado en el proceso de construcción de la política
distrital de salud para la población desplazada asentada en el distrito durante el
2008, representa un avance significativo en la formulación de una política que
3
contemple las diferencias poblacionales según sus condiciones transversales,
inicialmente reconocidas a través de la participación de algunos de los sectores
mencionados arriba en el trazado de la Constitución Política de Colombia de 1991.
Así, la pertenencia a uno o más grupos étnicos, las diversas condiciones de
discapacidad, las situaciones particulares relacionadas con la adopción
sociocultural de estilos de vida según la edad y la función social desempeñada por
cada sujeto y las condiciones de ejercicio de las identidades sexuales, se
mostraron como condicionantes no sólo para el acceso a los servicios de salud,
sino para la calidad y la prestación efectiva de los mismos en los múltiples
procesos de cabildeo de las poblaciones ante el Estado colombiano.
El hecho de ser una niña de 12 años víctima de violencia basada en el género
perteneciente a un pueblo indígena en condición de desplazamiento genera una
serie de reconocimientos, desde el ejercicio de la equidad y de la garantía de los
derechos fundamentales, que implican que el acceso y la prestación de los
servicios de salud deban diversificarse para dar cuenta de la pluralidad de las
necesidades que puede tener la población desplazada por la violencia en
Colombia.
En reconocimiento de esta situación, este documento se centra en la incidencia
del enfoque diferencial en el proceso mencionado analizado a la luz de la
propuesta de Acción Sin Daño. A partir de la revisión de los registros del proceso
tomados por trabajador@s de los hospitales del distrito durante las sesiones de
trabajo en el 2008, entrevistas realizadas a funcionari@s y a representantes de la
población participantes en el mismo en el 2010 y la consideración de documentos
con respecto a los alcances y limitaciones de las propuestas de los enfoques
diferenciales, se proponen formas de reducir los daños en la aplicación de estos
en los procesos de formulación de políticas para la población desplazada.
La mirada reflexiva de estos registros sumados al balance de la participación
lograda por l@s actores del proceso, dan cuenta de la incidencia en un proceso
de formulación de una política pública específica que desde ya se califica como
ejemplar a nivel nacional.
Este examen resulta pertinente en este momento, dado que después de realizarse
la formulación de una política que se destaca desde varios sectores al ser un
ejercicio inclusivo de la población en situación de desplazamiento e incluyente con
respecto a las diferencias culturales, sociales y poblacionales y estando ad portas
de la implementación de las medidas allí incluidas, se plantean ejercicios
sucesivos y persistentes en la intención de lograr la aplicación de diferentes
enfoques diferenciales como los de etnia, género y generación no sólo a nivel
distrital sino en el ámbito nacional.
En este sentido, este es un aporte crítico y propositivo desde los postulados de la
Acción Sin Daño a los procesos de formulación e incidencia en políticas públicas
4
que aplica, no sólo para los asuntos referidos al sector salud sino para los demás
sectores de gobierno y administración nacional.
Se parte de revisar el proceso de reconocimiento de las poblaciones y sus
necesidades en las diferentes etapas que ha tenido la política desde la
formulación de la ley 387 en 1997 hasta el 2010 a modo de contexto histórico y
político del proceso de formulación de la política. En esta revisión se priorizan las
normativas relacionadas con la diversidad de las poblaciones y la atención a estas
desde el sector salud, con el fin de reflejar el proceso de inclusión de las
diversidades en las políticas públicas de atención en salud a la población
desplazada.
A continuación se presenta la revisión de la aplicación del enfoque diferencial en el
proceso de formulación de política distrital de salud para la población desplazada
desde el enfoque de Acción Sin Daño. Se articulan los postulados de la Acción Sin
Daño sobre la identificación de los impactos de las acciones, en este caso
institucionales, sobre la población desplazada por la violencia asentada en el
distrito, con el relacionismo metodológico propuesto por Corcuff (Corcuff &
Gilberto, 2010) proponiendo el escenario de la formulación de la política como un
espacio de construcción colectiva y de intercambio basado en las relaciones
sociales constituidas allí.
Para finalizar se presenta un apartado de consideraciones a la luz de los
conectores, divisores y mensajes éticos implícitos identificados en el análisis del
proceso de formulación de la política realizado en el distrito durante el 2008 en
cuestión.
5
EL CONTEXTO DE LA POLÍTICA DE SALUD: LOS AVANCES EN LA POLÍTICA
PÚBLICA PARA POBLACIÓN DESPLAZADA
A mediados de la década de 1990 se empezó a nombrar el desplazamiento
forzado como un crimen acaecido con frecuencia en Colombia, incidente tardío en
un país que afrontó situaciones violentas desde, al menos un siglo atrás.
Este hecho, así como la insistencia en las acciones violentas por parte de los
actores armados requirieron respuestas que “permitan llegar a la solución de los
problemas sociales generados por la violencia[…] En esta racionalización de
alternativas el Estado debe partir de las experiencias que han tenido las diversas
organizaciones en contextos nacionales e internacionales en el manejo de las
consecuencias dejadas por situaciones de violencia política, sobre todo cuando
hay la intención de establecer medidas de prevención, protección y ayuda
humanitaria” (Aguilera Torrado, 2001: 1).
A pesar de ser clara la necesidad de tomar como referencia para intervenir otras
situaciones con características similares, en el caso colombiano, no pareció existir
este tipo de información disponible. Como resultado se establecieron unas normas
de tipo externo en las cuales aplicaron principios asistencialistas (Aguilera
Torrado, 2001). Muestra de ello es la Ley 387 de 1997 que reconoce el
desplazamiento forzado como fenómeno vigente en Colombia y que reglamenta el
sistema de atención a la población desplazada por la violencia (SNAIPD).
Acciones como la constitución automática de una comunidad pretendidamente
uniforme guiada por la definición de las características de la población desplazada,
el quimérico mejoramiento de las condiciones de vida de la población sin generar
transformaciones sociales de fondo y sin contemplar el aparato necesario para su
atención y prevención, así como el planteamiento de metodologías participativas
para el diseño, implementación y seguimiento a los programas de atención
incluidas en la política que, generalmente quedan en manos de los funcionarios
públicos, son algunas de las características principales de la norma en cuestión
(Aguilera Torrado, 2001).
Desde la justificación de esta ley se previó un carácter generalizador y
normalizador de las diversas situaciones incluidas en el fenómeno del
desplazamiento. Como se comentó no se contemplaban las necesidades de la
población desplazada por la violencia hasta ese momento. No se tenían en cuenta
las experiencias vividas tanto por la población como por las entidades y los
funcionarios a cargo de su atención.
A partir de allí, en los procesos de atención a la población se empezaron a
evidenciar las falencias del sistema que 'velaba' por la satisfacción de sus
necesidades. No se hicieron esperar acciones como derechos de petición,
acciones de tutela y denuncias de desacato con respecto a la falta de respuesta
adecuada y a tiempo ante la multiplicidad de dificultades que manifestaba la
población.
6
Problemas de aseguramiento en salud, tiempos de espera demasiado largos para
la inclusión en el Sistema de Información de Población Desplazada (SIPOD)
manejado por Acción Social, demora en la entrega de las ayudas humanitarias de
emergencia e insuficiencia del sistema así como de las ayudas inmediatas fueron
algunos de los inconvenientes más repetidos en principio.
Con el paso del tiempo, pero también con la repetición de situaciones que dejaban
un sinsabor de ineficiencia e insuficiencia en la atención a las poblaciones, se
empezó a hacer evidente que las necesidades no eran las mismas.
Tampoco lo eran las condiciones de vida de las familias que estaban siendo
víctimas de múltiples violencias a lo largo y ancho del país, al pertenecer a
aquellos complejos culturales diversos que argumentan el carácter pluriétnico y
multicultural de la nación colombiana. Tradiciones culturales indígenas,
afrocolombianas, colonas, vegueras, rurales, urbanas y mestizas se encontraron
en torno al desplazamiento y a la falta de reconocimiento de sus particularidades
culturales o de la gravedad de los hechos vividos antes y como producto de su
desplazamiento.
Múltiples identidades históricas, sociales y culturales tuvieron una especie de
conceptualización común al ser unidas por el único reconocimiento de haber vivido
episodios violentos y ser víctimas de hechos que afectaron su autonomía, así
como el resto de sus derechos. Sin embargo este reconocimiento por la ley 387
generó el desconocimiento de las condiciones especiales que constituían las
realidades de las familias nombradas como víctimas de allí en adelante.
Safa revisando los planteamientos de Bourdieu afirma que las “condiciones de
vida diferentes producen habitus distintos, ya que las condiciones de existencia de
cada clase imponen maneras de clasificar, apreciar, desear y sentir lo necesario”
(Safa Barraza, 2002); por esta razón no es consecuente pensar que una familia
constituida en el mismo año, con similar número de miembros, con igual nivel de
formación y equivalente acceso a servicios, pueden tener habitus iguales, es decir,
trayectorias semejantes pues si hablamos de familias provenientes de la costa
pacífica van a existir variables diferentes que implicarían capitales culturales,
políticos y socioeconómicos divergentes a aquellos que estructurarán a familias
asentadas en los llanos orientales por ejemplo1.
1
Bourdieu refiere que habitus es “el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales los sujetos
perciben el mundo y actúan en él. Estos esquemas generativos están socialmente estructurados: han sido
conformados a lo largo de la historia de cada sujeto y suponen la interiorización de la estructura social, del
campo concreto de relaciones sociales en el que el agente social se ha conformado como tal. Pero al mismo
tiempo son estructurantes: son las estructuras a partir de las cuales se producen los pensamientos,
percepciones y acciones del agente. "El habitus se define como un sistema de disposiciones durables y
transferibles -estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes- que
integran todas las experiencias pasadas y funciona en cada momento como matriz estructurante de las
percepciones, las apreciaciones y las acciones de los agentes cara a una coyuntura o acontecimiento y que él
contribuye a producir" (Bourdieu, 1972: 178)” (Martin Criado, 2009).
7
De esta manera, se empieza a entender la diferencia en las tradiciones y
costumbres como la suma de numerosas situaciones que determinan las prácticas
pero que también se ven afectadas por lo que cada un@ de las personas realiza y
conceptualiza. Las formas de adaptarse a cada territorio de acuerdo a los recursos
disponibles, las prácticas culturales producto de los mestizajes que ha perdurado
desde la colonia hasta la globalización y las relaciones que se establecen en el
proceso de habitación son algunos de los factores que implican diferencias
notables en las sociedades. Véase el caso Embera en el cual se genera una fuerte
discusión sobre la práctica de ablación del clítoris, práctica tradicionalmente
aceptada por la comunidad, frente a la cual la sociedad colombiana presenta
serias críticas que van desde el salvajismo hasta el irrespeto de los derechos
humanos que fue recientemente conocida por la comunidad del centro del país
debido a su desplazamiento a los centros urbanos y aún pervive en las calles de
Bogotá (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos, s.f.;
Noguera, 2007).
Se comprende entonces la persistencia de factores asociados al desconocimiento
de la diversidad cultural de la nación colombiana y a una perspectiva generalizada
que aún después de 13 años de haberse reglamentado y a pesar de tener
población desplazada casi en cada una de las ciudades del país, vincula a l@s
desplazad@s como colaboradores de uno u otro grupo armado o como
oportunistas que aprovechan la emisión de ayudas por parte del gobierno para su
acumulación y enriquecimiento o que comercian con la necesidad de los demás.
Puede afirmarse que esta situación no ha permitido el ejercicio de la solidaridad de
la población colombiana ante la problemática de la población desplazada y en
algunos casos, no ha permitido la articulación y eficiente accionar de los sistemas
de atención a esta población.
Debe haber claridad en que, a pesar de que la ley 387 llama a la población
colombiana al ejercicio de la solidaridad con la población desplazada, la
responsabilidad de su atención recae en el Estado, más cuando en numerosos
casos se develó en largos procesos jurídicos que los hechos que generaron
algunos desplazamientos estuvieron relacionados con la acción y omisión de los
principios y derechos de seguridad para l@s ciudadan@s colombian@s
(Sentencia T-025, 2004:44).
En cuanto al capital social, Ramírez presenta una discusión interesante sobre la noción en tres autores entre
ellos Bourdieu retomando que “la capacidad de los individuos para “movilizar en su favor el capital de un
grupo más o menos institucionalizado y rico en capital” (ibid, 2000: 149). Este capital se constituiría
por la totalidad de los recursos potenciales o actuales asociados a la posesión de una red duradera de
relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuos. Expresado de otra
forma, se trata aquí de la totalidad de recursos basados en la pertenencia a un grupo” (Ramírez Plascencia,
2005:23).
8
Otro factor que no ha contribuido al reconocimiento y carga de sentido del
desplazamiento forzado es la persistencia de la figura calificativa de “fenómeno”
con la cual se concibió y no como situación generalizada poblacional y
territorialmente a nivel nacional. Esta perspectiva deja de lado que son individuos
quienes padecen las implicaciones del desplazamiento, deshumanizando los
eventos violentos, sus actores y sus víctimas y por tanto, el trato y la atención a la
población.
Otro de los inconvenientes que se presentan al analizar los efectos del
desplazamiento forzado tiene que ver con el desconocimiento de la magnitud del
fenómeno y su ubicación geográfica en el país. En términos del territorio, se debe
mencionar que se han ubicado en el pensamiento colectivo los sitios de ocurrencia
del desplazamiento en lugares lejanos y casi inexistentes dentro del mapa
nacional debido a que los sucesos violentos se han concentrado en lugares
diferentes a las principales ciudades del país, sumado al manejo mediático de la
violencia que ubica los hechos de manera distante a la realidad (Martínez &
Gómez, 2004).
Así, los noticieros, revistas y periódicos hablan sobre la ocurrencia de un conflicto
ajeno en tierras lejanas, casi míticas, la mayoría de sucesos violentos vienen
sucediendo entre los actores armados que buscan el poder territorial y económico
de amplios sectores estratégicos del país como las costas, los ríos, la selva o los
llanos. Al repasarlo causa gracia que se enumeran en gran parte los territorios que
conforman Colombia y, a pesar de ello todavía muchos de quienes vivimos allí
pasamos por alto que el conflicto nos supera en magnitud, en presencia y en
derroche de la vida misma. (CODHES, 2008)
No obstante se ha presentado una oportunidad para que las principales ciudades
del país se acerquen a las realidades que vive el resto de población colombiana
fuera de los grandes núcleos urbanos; estos coinciden con aquellos que funcionan
como sitios receptores evidenciando la existencia de situaciones desconocidas en
las regiones, así como la presencia de territorios hasta ahora desconocidos. Una
de las implicaciones del desplazamiento es la ampliación de la idea de nación a
través del reconocimiento de poblaciones y territorios que hasta ahora habían
pasado desapercibidos debido a las dinámicas de planeación centralizadas, la
vivencia de la multi y la interculturalidad a partir de la presencia y la convivencia
con diferentes poblaciones en los centros urbanos y cabeceras departamentales,
situación escasamente contemplada anteriormente dados los ejercicios de poder
regionales.
Hasta aquí hemos explorado algunas de las situaciones generadas por la ley 387
de 1997; sin embargo, vale la pena recordar que este no es el único antecedente
en la historia del proceso de generación de medidas normativas que aluden al
desplazamiento. De hecho, existen numerosos abordajes del desplazamiento y las
políticas de atención en términos de lo psicosocial, de lo económico, de lo jurídico
entre algunas de las perspectivas más frecuentes al hablar de desplazamiento.
(Aguilera Torrado, 2001; ACNUR, 2004; ACNUR, 2007; CODHES, 2008).
9
Por ejemplo, Jaramillo hace un recorrido crítico y juicioso por las políticas,
medidas y análisis de la situación de la población desplazada indagando “cómo el
desplazamiento ha devenido en una codificación retórica oficial, a través de un
acto de nombrar el problema, construir al otro vulnerado, disponer de la atención
para él, administrarle su alteridad” (Jaramillo, 2007:3). Debemos recordar que lo
que nos interesa es precisamente esta última mención, cómo se reconoce la
alteridad de la población y la manera en que se ha promovido la identificación y
tipificación de la diferencia generando impactos tanto positivos como negativos en
la población y en el ámbito institucional que se relaciona con la atención a la
misma.
VULNERAD@S, PERO AÚN SUJET@S.
A propósito del reconocimiento de la diversidad que implica esta „masa uniforme‟
llamada población desplazada por la violencia, la población misma en su condición
de víctima ante la vulneración de sus derechos tuvo que pronunciarse sobre los
procedimientos de atención, la exigibilidad de sus derechos, el respeto de sus
particularidades y su capacidad de agencia.
Lo hicieron desde el mismo momento de su desplazamiento a pesar del temor, de
la persecución y las demás consecuencias que se coligen de la vivencia de
hechos violentos, ante instituciones, ministerio público y demás instancias del
sistema. A pesar del desconocimiento de su condición y de la ausencia de
procedimientos participativos o de consulta previa, tuvieron que aprender a
obedecer los conductos regulares y modos del sistema de atención pero ante la
falta de respuesta, la opción fue optar por las vías de hecho y las jurídicas, aquí
nos referiremos a estas últimas.
Como se mencionó arriba, desde 1997 se proclamó la ley que reglamentó el
desplazamiento así como el sistema de atención a la población víctima del
conflicto armado; a pesar de esto encontramos que después de 5 años la Corte
Constitucional se pronuncia en una de las innumerables tutelas que siguieron a la
promulgación de la ley 387 afirmando que:
“después de analizar las condiciones deplorables en las que habitan los
accionantes, a lo que se adiciona que las autoridades nacionales
convocadas a la contención no han dado una respuesta concreta y
definitiva para “la protección de sus derechos fundamentales, mediante al
acceso a tierra, vivienda y proyectos productivos” (folio 298 Cdno. 1), por lo
que resaltó que las medidas adoptadas “han sido más “remedios de
emergencia” que no soluciones definitivas, estructurales y de fondo”, siendo
necesario conceder una protección integral, para llegar a una solución
definitiva del problema planteado, plasmando al efecto, el pensamiento que
sobre el tópico ha expresado la Corte Constitucional” (Sentencia T-130 de
2001, 2001).
10
No sería la única ocasión en la cual una de las Cortes nacionales sentaría su
posición sobre los impactos del desplazamiento y el funcionamiento del sistema de
atención a la población. De hecho las acciones de tutela se incrementaron dado
que se reconoció que uno de los pocos mecanismos para el cumplimiento de los
derechos de la población, estaba dictado por entidades u organizaciones que
generaran mecanismos de obligatoriedad para los programas e instituciones
existentes.
Al respecto la Corte Constitucional, a propósito de la avalancha de acciones de
tutela que recibió en los siguientes años declaró que:
“varios elementos confirman la existencia de un estado de cosas inconstitucional
respecto de la situación de la población internamente desplazada. En primer lugar,
la gravedad de la situación de vulneración de derechos que enfrenta la población
desplazada […] En segundo lugar, otro elemento que confirma la existencia de un
estado de cosas inconstitucional es el elevado volumen de acciones de tutela
presentadas por los desplazados para obtener las distintas ayudas y el incremento
de las mismas. En tercer lugar, los procesos acumulados en la presente acción de
tutela, confirma ese estado de cosas inconstitucional y señalan […] que las
autoridades han omitido adoptar los correctivos requeridos. En cuarto lugar, la
continuación de la vulneración de tales derechos no es imputable a una única
entidad. En quinto lugar, la vulneración de los derechos de los desplazados reposa
en factores estructurales […] dentro de los cuales se destaca la falta de
correspondencia entre lo que dicen las normas y los medios para cumplirlas,
aspecto que adquiere una especial dimensión cuando se mira la insuficiencia de
recursos dada la evolución del problema de desplazamiento y se aprecia la
magnitud del problema frente a la capacidad institucional para responder oportuna
y eficazmente a él” (Sentencia T-025, 2004:39).
La sentencia no sólo se pronuncia sobre el estado de cosas inconstitucional y la
inherente debilidad en el cumplimiento de los derechos, también realiza una
incipiente aproximación en el establecimiento de los criterios diferenciales al
nombrar “el derecho a la igualdad, dado que (i) a pesar de que la única
circunstancia que diferencia a la población desplazada de los demás habitantes
del territorio colombiano es precisamente su situación de desplazamiento, en
virtud de ésta condición se ven expuestos a todas las violaciones de los derechos
fundamentales que se acaban de reseñar, y también a discriminación y (ii) en no
pocas oportunidades, el hecho del desplazamiento se produce por la pertenencia
de la persona afectada a determinada agrupación o comunidad a la cual se le
atribuye cierta orientación respecto de los actores en el conflicto armado y por sus
opiniones políticas, criterios todos proscritos como factores de diferenciación por el
artículo 13 de la Carta” (Sentencia T-025, 2004).
De esta manera, la Corte se apoya en la igualdad, derecho fundamental y principio
de la equidad para mostrar porqué la población desplazada debe ser tenida en
cuenta como sujetos de derechos y se detiene en la revisión de los criterios de
11
diversidad de la población, acción con la cual dota de piel, huesos y prácticas a
esos seres que habían sido pasados por alto por las normas. En palabras del
ACNUR el principio de igualdad “establece que personas en situaciones análogas
deben ser tratadas de forma igual, y que aquellas que están en situaciones
distintas deben tratarse de manera distinta, en forma proporcional a dicha
diferencia. De este modo, no todas las diferencias de trato constituyen
“discriminación” prohibida por el derecho internacional, siempre y cuando los
criterios para tal diferenciación sean razonables y objetivos, y lo que se persiga es
lograr un propósito legítimo” (ACNUR, 2004:295).
Algo que resalta en la sentencia es que se identifican los impactos generados
tanto en términos de las intervenciones realizadas como en las expectativas
creadas respecto de ellas. La Corte afirma que “el 61 por ciento de la población
desplazada no recibió ayuda del gobierno en el período comprendido entre enero
de 2000 y junio de 2001[…] La atención humanitaria de emergencia, que, como se
dijo, es el componente que mejores resultados ha registrado, entre 1998 y 2002
tuvo una cobertura del 43% de hogares desplazados registrados por la Red de
Solidaridad Social, del 25% de familias reportadas por CODHES, y ha cumplido
con el 36% del nivel establecido como meta en el Plan Estratégico.[…] Los
resultados de los proyectos de generación de ingresos por cuenta propia son aún
más bajos. Frente a la población desplazada registrada por la Red de Solidaridad
Social la cobertura es del 19.5%.[…] En el resto de los componentes, los
resultados son inferiores” (Sentencia T-025, 2004:49).
A propósito de las extensas menciones de la corte, se puede vislumbrar que las
graves implicaciones de la aplicación de la política hasta ese momento y su mella
en la población tuvieron lugar en parte porque, así la política haya sido planteada
como un ejercicio normativo que incluía a la población, nunca se pudieron generar
las garantías para que acaeciera de esta manera. Los recursos económicos, la
seguridad necesaria, los espacios de diálogo y diagnóstico llegaron de la mano de
la participación de agencias externas que modificaron la perspectiva en términos
de proyectos desarrollistas y aunaron esfuerzos en medio de la inminente crisis
humanitaria.
Se precisó entonces la intervención de agentes externos que asesoraran la lectura
de país que se estaba gestando en ese momento, de la mano de la apertura de
conciencia sobre los espacios y los actores de los hechos violentos, enriqueciendo
y trayendo consigo perspectivas de reconocimiento desde el relativismo cultural
hasta el exotismo. En el caso de la Cooperación Internacional se identifica una
agenda “que incluye temas como la búsqueda de la estabilidad y el crecimiento
económico, así como la promoción de la equidad que incluye la reducción de la
pobreza a través de inversiones en el capital humano, enfatizando en educación,
12
salud y protección social” (Centro de Pensamiento Estratégico Internacional,
2004:3).
Sin embargo, las intervenciones externas no necesariamente contemplaron
metodologías que tuvieran en cuenta las condiciones de los grupos o pueblos a
intervenir generando en muchos casos daños irreparables y en otros aprendizajes
que ahora conocemos como metodologías de trabajo que previenen la ocasión de
daños colaterales a las intervenciones o proyectos realizados (CDA, s.f.; Agencia
Suiza para el desarrollo y la cooperación-COSUDE-, s.f.)
Otro tipo de situaciones se mostraron con el tiempo con respecto a los procesos
de atención a la población perteneciente a los grupos étnicos presentes en
Colombia. Los representantes de los indígenas, las comunidades afrocolombianas
y los raizales, así como de los romaníes, afirmaron en diferentes espacios que las
gestiones oficiales a favor suyo seguían siendo insuficientes (Consejo Económico
y Social Naciones Unidas, 2004). Estimaban que la autonomía que se les confiere
en la letra de los textos (entre ellos, la Ley Nº 152/94) no es respetada por las
autoridades nacionales y locales.
De igual manera, múltiples actores aún consideran que los territorios de los
indígenas están en una situación de urgencia económica, política, social y
medioambiental en razón al incremento de la pobreza y de las enfermedades en
esos lugares y de la falta de respeto por su forma de vivir tan dependiente del
contacto con la naturaleza (Fajardo, 2009).
Al respecto la Corte mencionó que “lo anterior no excluye, como se ha visto, la
adopción de medidas de acción afirmativa a favor de quienes se encuentren en
condiciones de desplazamiento […] prohíben la discriminación a la población
desplazada, recomiendan la adopción de medidas afirmativas a favor de grupos
especiales dentro de la población desplazada y resaltan la importancia de que a
los desplazados se les garantice un trato igualitario” (Sentencia T-025, 2004:40).
Más adelante esta cámara se pronuncia específicamente sobre la diferencia y
cómo debe ser entendida al decir que “en razón de esta multiplicidad de derechos
constitucionales afectados por el desplazamiento, y atendiendo a las aludidas
circunstancias de especial debilidad, vulnerabilidad e indefensión en la que se
encuentran los desplazados, la jurisprudencia constitucional ha resaltado que
éstos tienen, en términos generales, un derecho a recibir en forma urgente un trato
preferente por parte del Estado[…] "el grupo social de los desplazados, por su
condición de indefensión merece la aplicación de las medidas a favor de los
marginados y los débiles que permiten la igualdad como diferenciación, o sea la
diferencia entre distintos." (Sentencia T-025, 2004:40).
De esta manera se posiciona la diferencia como criterio de atención y de
caracterización de la población étnica dentro de la población desplazada. Como
menciona la corte es distinguir la diferencia dentro de los diferentes; si ya para
este momento se concebía a la población desplazada como diferente y con
13
necesidades excepcionales dentro de la población colombiana, en adelante se va
a identificar que los desplazados no comparten las mismas condiciones, más bien
se distancian tanto unos de otros que van a ser necesarias medidas de atención
especiales para cada sector poblacional identificado.
LA DIFERENCIA ENTRE DISTINTOS
A partir de esta forma de concebir la distinción, que no está dictada por criterios
socioeconómicos de manera exclusiva como podría leerse en la definición de
habitus de Bourdieu (Bourdieu, 1988), se da lugar a contemplar las trayectorias
históricas, culturales y situacionales de la población al pretender una
caracterización como personas, familias y complejos culturales.
De esta manera, a partir de los avances logrados por la Sentencia T-025 desde el
2004 en torno al reconocimiento de situaciones particulares que connota la
condición de desplazamiento, la Corte Constitucional inicia un proceso de emisión
de autos de seguimiento a la sentencia que dictaminan acciones tendientes al
goce efectivo de los derechos de la población.
La justificación que existe detrás de la emisión de cada uno de los mandatos
pronunciados desde 2008, es la obligatoriedad de acciones específicas para
poblaciones con situaciones especiales dentro de la población desplazada y la
falta de reconocimiento de las diferencias en las políticas formuladas hasta ese
momento que se traducen en “vacíos existentes en la política pública para la
atención del desplazamiento forzado” (Auto 092, 2008:2).
Estos pronunciamientos también se refieren a la persistencia del estado de cosas
inconstitucional y al cuestionar la formulación e implementación de la política de
atención afirman que “los resultados de la respuesta del Gobierno aún no son
percibidos por la población desplazada la cual, en su gran mayoría, continúa
sintiendo lejanos los debates jurídicos y de políticas públicas, en la medida en que,
en términos agregados, no se han traducido en un mejoramiento generalizado de
su bienestar. Es conveniente identificar las causas de esta percepción. Hay
problemas objetivos, como los nuevos desplazados que se suman a los registros
oficiales cada año. Al mismo tiempo, persisten problemas en gestión que podrían
estar asociados a: (i) el enfoque de la política; (ii) la ausencia de integralidad en la
misma y la articulación de las acciones; y (iii) las dificultades en ejecución de los
presupuestos asignados” (ACNUR, 2007:10).
Uno de los problemas mencionados por ACNUR en este balance de la política es
el enfoque de la misma. Y es que hasta este punto las políticas de atención a la
población desplazada fueron construidas con enfoques de derechos humanos,
territorial y jurisprudencial, sin atender al tema poblacional, etáreo o de género.
Al respecto la población también realizó sus balances de la política y
aprovechando la ventana política que se abrió con la sentencia de 2004 propuso la
realización de intervenciones que contemplen las “alteraciones de salud mental
14
que afectan a toda la población desplazada y se manifiestan de múltiples maneras
en los diferentes grupos de edad y condición étnica y de género, alterando las
relaciones familiares y sociales y las capacidades de los desplazados para
enfrentar la vida de manera adecuada y digna [así como la] inexistencia de un
modelo de atención integral e integrado en salud, que dé cuenta de las
necesidades y situaciones particulares de los desplazados-as por género y grupo
generacional” (Gutiérrez, 2005).
En respuesta a estas solicitudes y al reconocimiento que hace la Corte de la
necesidad de programas específicos para cada sector poblacional por género,
condición étnica y generación se inicia la promulgación de medidas particulares
para los sectores de la población desplazada.
En el caso de las mujeres que han sido reconocidas como principales víctimas del
conflicto se emite el 092 de 2008, para la verificación de los derechos de niños,
niñas y adolescentes se formula el 251 de 2008, para los pueblos indígenas
desplazados o en riesgo de desplazamiento se pronuncia el 004 de 2009, para la
población afrodescendiente desplazada se dicta el 005 de 2009 y para la
población con doble condición de discapacidad y de desplazamiento se establece
el 006 de 2009.
Para cada una de las poblaciones se establecen una serie de programas que
propenderán en adelante por el cumplimiento y garantía de los derechos de la
población como la educación, la salud, la vivienda, la reparación y otros
requerimientos como “los riesgos de género en el conflicto armado y las facetas de
género del desplazamiento forzado, el establecimiento de dos presunciones
constitucionales que amparan a las mujeres desplazadas, la adopción de órdenes
individuales de protección concreta para seiscientas (600) mujeres desplazadas
en el país, y la comunicación al Fiscal General de la Nación de numerosos relatos
de crímenes sexuales cometidos en el marco del conflicto armado interno
colombiano” (Auto 092, 2008).
Adicionalmente la Corte recuerda el compromiso de los entes territoriales de
formular respuestas que aterricen y concreten las medidas nacionales dispuestas
para la atención de la población desplazada.
Atendiendo a este llamado, en el 2005 inicia en Bogotá un proceso de formulación
de política de varias etapas que contiene la realización de un diagnóstico de las
condiciones de la población desplazada asentada en el distrito en las 5 localidades
con mayor índice de recepción, el desarrollo de un proceso participativo de
construcción de propuesta o lineamientos de política y el cabildeo para su
aprobación e implementación en el distrito.
15
EL PROCESO DE FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA DISTRITAL DE SALUD
PARA LA POBLACIÓN DESPLAZADA ASENTADA EN EL DISTRITO ES
EXAMINADO DESDE LA ACCIÓN SIN DAÑO
La Política Pública de Salud para la población desplazada asentada en Bogotá
2008-2016 fue construida durante el 2008 con la participación de la Universidad
Javeriana, la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá (SDS), la Secretaría de
Gobierno distrital y representantes de la población desplazada (PD) con el apoyo
del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá.
En reconocimiento de la crítica situación de la población desplazada de manera
forzosa víctima del conflicto armado interno, librado hace décadas pero declarado
sólo desde 1997, de la especial concentración de la PD en el distrito capital, de la
disposición y ordenamiento de las acciones humanitarias requeridas de manera
permanente para el mejoramiento de la calidad de vida y el aseguramiento en
salud de esta población asentada en el distrito, pero ante todo de la especial
victimización de las mujeres, personas en condición de discapacidad, niñ@s,
comunidades indígenas y afrocolombianas por las violencias se desarrolló un
proceso de formulación de política calificado como excepcional al incorporar el
enfoque diferencial.
Tomando como referencia la metodología denominada Acción Sin Daño (en
adelante ASD) se plantea la revisión del proceso de formulación de la política en
cuestión. En su reflexión Anderson afirma sobre la ayuda humanitaria que “en el
marco de un conflicto, puede reforzar, exacerbar y prolongar el conflicto; pero
también puede ayudar a reducir las tensiones y fortalecer las capacidades de las
personas para retirarse del combate y buscar opciones pacíficas de resolución de
los problemas” (Anderson, 2009:13).
Si bien esta propuesta surge de la observación y análisis de contextos de ayuda
humanitaria, se propone que también se puede aplicar, al menos en este caso, al
analizar cómo un proceso de formulación de política puede crear, fortalecer o
destruir los lazos entre la población participante, entre los sectores de la población
y las instituciones que hacen parte del sistema de atención y entre las instituciones
de diferentes sectores convocadas con este fin. En este sentido la construcción de
políticas públicas puede percibirse también como aporte a la construcción de paz
en cada uno de sus estadios y desde los actores convocados (Roth, 2002).
Por esta razón se concibe que el espacio de formulación de la política fue un
espacio de interacción pluridimensional en términos del sistema de campos
planteado inicialmente por Bourdieu y reformulado por Corcuff(Corcuff & Giménez,
2010; Corcuff, 2009). Bourdieu expresa que la sociedad está compuesta por
numerosos campos autónomos, cada uno “es una esfera de la vida social que
progresivamente se autonomiza a través de la historia de las relaciones sociales,
de la historia de lo que está en juego, con recursos y ritmos temporales propios
diferentes de aquellos de los otros campos” (Corcuff, 2009:15). Existen unas
„normas‟ o reglas para moverse en cada uno de los campos, de donde se
16
desprende que cada campo está estructurado por relaciones de dominación, de
luchas de poder entre dominantes y dominados.
De esta forma se encuentra que la “pluralidad de formas de dominación lleva a
mecanismos específicos de capitalización de los recursos que son propios de los
diferentes campos: no sólo el capital económico, sino también el cultural, el
político, etc.”(Corcuff, 2009:15).
Al plantear entonces un espacio pluridimensional siguiendo a Corcuff, se hace
referencia a que en el proceso de formulación de la política hubo numerosos
campos en juego, se manifestaron entrecruzamientos y contradicciones en la
intersección e interacción que hubo entre ellos, atravesados por el ejercicio de la
noción de autonomía en cabeza de los actores allí presentes.
A continuación haremos mención de algunos de ellos mientras revisamos, bajo la
estructura de la Acción Sin Daño, los aprendizajes que discurren del proceso de
formulación de la política mencionada.
Para el análisis del proceso se tuvieron en cuenta las actas de registro del proceso
que reposan en el archivo del proceso de Gestión Local para la equidad de la
población desplazada del Hospital de Usme, entrevistas realizadas a funcionarios
y población participante y el documento de lineamientos de la política distrital de
salud (Pontificia Universidad Javeriana, Secretaría Distrital de Salud, Secretaría de
Gobierno, 2008).
¿QUÉ ES LO QUE DIVIDE?
En el planteamiento de ASD se menciona la existencia de factores clave que
tensan las relaciones entre las personas y las dividen en contextos de conflicto
provenientes tanto de los actores directos como de influencia de actores externos.
Algunos de ellos funcionan de manera ambigua pues pueden contribuir tanto a la
confrontación como a la unión obligando a la superación de la ambigüedad
mediante la caracterización que permita identificarlos en una u otra categoría.
En el marco de la formulación de la política se identificó la violencia como principal
punto desestructurante en los niveles social y familiar al ser la causante del
desplazamiento, del miedo y de la inseguridad a todo nivel; la incomprensión de
las diferencias de la población desplazada y de los efectos del desplazamiento en
l@s sujet@s; la construcción de propuestas que remiten a intereses de lucro
personal; la falta de presencia institucional de sectores principales en la atención a
la población desplazada; el desconocimiento de las dinámicas institucionales por
parte de la población; la falta de respuesta del Estado sobre las diferencias
culturales y poblacionales desde el Sistema General de Seguridad Social en
Salud; la falta de voluntad institucional de participación en el proceso por falta de
respuestas o mecanismos dinámicos de atención y el debilitamiento de las
organizaciones participantes por falta de implementación de la política a dos años
de su formulación.
17
Los Enfoques Diferenciales
Un factor que en principio se mostró como divisor fue el enfoque diferencial debido
a la incomprensión de su sentido por parte de la mayoría de los representantes de
las instituciones. Una de las participantes de la población afirma que “una señora
de la secretaria de salud, que un día dijo que cómo se les ocurría que nos iban a
nosotros a aprobar eso, entonces todos los desplazados van a querer venir a
Bogotá, ustedes los desplazados les están quitando el presupuesto a la población
vulnerable, y no señores eso no lo pueden aprobar eso no, yo me niego a que eso
se los aprueben decía la señora, pero es por eso por la ignorancia del respeto a
las diferencias” (Entrevista_población, 2010).
A continuación agrega su visión reiterando que “cuando nosotros no respetamos al
otro no sabemos que existen unas diferencias en las poblaciones, entonces
nosotros creemos que todo el mundo se puede echar en el mismo costal,
entonces eso pasó en la política pública quedamos con mucho enemigo, porque
nosotros como población diferenciada exigíamos cosas diferenciales porque cada
uno tiene su plan de vida, entonces unos le apuestan a la yerba como los
yerbateros los brujos, y nosotros le apostamos a las medicinas ancestrales, y que
primero fue esa medicina que la medicina occidental porque primero hubo saberes
y sabiduría que una academia, entonces esa experiencia fue dura porque los
mismos compañeros no querían que nosotros dejáramos nuestras capacidades ni
nuestros deberes, ni nuestro sentir ni las diferencias, entonces de ahí comenzó”
(Entrevista_población, 2010).
Al respecto el referente de gestión distrital en salud para la equidad de la
población desplazada comenta que en parte esto se debe a que el enfoque
diferencial “es un concepto en construcción, a partir de todos los sectores que
conforman la administración tanto Distrital como Nacional; a través del enfoque
diferencial, que es aquella perspectiva desde donde se visibilizan las inequidades
y las vulnerabilidades de estas poblaciones en especial, con el propósito de ir
diseñando
respuestas integrales que mejoren sus condiciones de vida,
atendiendo a sus particularidades ya sus vulnerabilidades y a sus situaciones muy
particulares de cada población […] tiene unas potencialidades que
indudablemente propenden por el mejoramiento de la calidad de vida de estas
poblaciones que de una u otra manera se han afectado, por su condición
especial” (Espinosa, 2010) .
Las acciones en salud
Al margen de los mecanismos de inscripción del problema en la agenda pública,
en los estudios que aportaron como línea de base se identificaron unas
prioridades concernientes al sector salud en temas mentales, sexuales y
reproductivos, ocupacionales, alimentarios y nutricionales, entre otros que aluden
a las poblaciones mencionadas. Estos pueden ser propuestos en la medida en
que representan problemáticas persistentes que no encuentran respuesta
adecuada actualmente en el sistema de atención. Se convierten en un divisor en
18
tanto generan desencuentros con las instituciones al tener que sopesar las
visiones de la salud propias con aquellas de la medicina facultativa o por el hecho
de problematizar situaciones que nunca antes se habían pensado como
problemas o alteraciones que generaran impactos negativos.
En este sentido, al trabajar una política desde el sector salud se identificaron tres
ejes básicos en los que están puestas no sólo las acciones propuestas, sino
aquellas que vienen desarrollándose desde la SDS.
Se trata en primer lugar del eje de aseguramiento, en el cual se busca el acceso
universal y equitativo a los servicios integrales de salud a través de la agilización y
automatización del ingreso en el sistema a partir de la inclusión en el Sistema de
información de la PD (SIPOD) el cual se agilizaría en abogacía con Acción Social,
es decir depende del nivel nacional y se viabilizaría a través de la caracterización
de la PD y sensibilización de trabajadores del sector salud para su atención
diferencial como acciones generales.
En segundo lugar aparece la prestación de servicios, para la cual se plantea la
gestión ante el Ministerio de Protección Social con el fin de avanzar en la
detección temprana de las condiciones socioculturales de la PD para ajustar guías
de atención del POS y factores de deterioro de la salud derivados de su condición;
el respeto e inclusión en el Plan de Intervenciones Colectivas de las prácticas de
promoción y prevención propias de las comunidades étnicas en los planes
territoriales o la definición de un abordaje diferencial e integral de la atención
psicosocial que evite mayor discriminación y exclusión de la población y
complemente el enfoque biomédico con el reconocimiento de las diferencias
sicológicas de los distintos grupos étnicos a partir de su sentir y su cosmovisión.
Y en tercer lugar aparece el eje de salud pública, en el cual se propone respetar e
incluir la cosmovisión y práctica de las medicinas tradicionales en las políticas,
planes, programas y actividades de salud a nivel territorial, el cual incluye el
diseño e implementación de un programa de formación y capacitación en salud
familiar y comunitaria dirigido a profesionales y promotor@s de salud para
fortalecer las capacidades de los equipos de salud familiar en la puesta en práctica
del enfoque de derechos y del enfoque diferencial étnico, de género y generación.
Como se observa, aunque son elementos valiosos pues tal vez ninguna política a
nivel nacional tenga la especificidad de comprometerse con respuestas acordes a
las necesidades culturales con determinación étnica, son líneas de acción muy
ambiguas por su amplitud en intención y acción.
La convocatoria de las instituciones del orden nacional fue un tema álgido pues
estuvieron ausentes en gran parte del proceso y no aportaron respuestas
concretas sobre los compromisos o gestiones al futuro. Uno de los referentes
resume afirmando que “hay dificultades en convocatoria al régimen intersectorial,
no todas las instituciones llevaron respuestas adecuadas, no todas las
presentaron, algunas hicieron un esfuerzo muy grande otras se quedaron muy
19
cortas, esa es una dificultad de la convocatoria, porque es una política sectorial
entonces de pronto al ser sectorial se piensa que se supone que la debe realizar el
doctor, pero como le comentaba antes vemos que no, que es un problema de
toda la ciudad” (Espinosa, 2010).
Tampoco se proponen indicadores que muestren la gestión o los resultados
obtenidos en cada una de las acciones propuestas y muchas de las acciones
dependen en gran medida de las gestiones que se logren con entes nacionales
como Acción Social o el Ministerio de Protección Social dejando a la abogacía o la
gestión gran parte de la responsabilidad de la ejecución de los objetivos.
Un elemento que se identifica a todas luces como un evento dañino para las
comunidades es la ley 100, al respecto comentan que:
“en el sector salud nos ha hecho mucho daño pero daño irreparable es esa
ley 100, a algunos le puede haber dado beneficios pero en la población en
si no le ha dado ningún beneficio, le ha dado beneficio a las empresas que
se han quedado con todo el beneficio del pueblo pero eso ha sido un daño
grande y es una ley que ya nos llevó a la mendicidad a la indignidad que
uno lo último que puede perder es la dignidad y uno la ha perdido
mendigando salud y eso no es culpa ni de Samuel ni es culpa de no es
culpa de una ley que salió de una ley que fue incluso ejecutada fue esta del
actual gobernante nacional, entonces esa ley nos ha causados muchos
daños muchísimos daños es mas yo pienso que esa ley la podríamos
tumbar si el pueblo se pusiera de acuerdo el pueblo podría demandar esa
ley por inconstitucional porque esa ley le ha hecho mucho daño al pueblo,
uno ya no acostumbra hacerse cuentos en la cabeza pero mientras la ley
100 exista el enfoque diferencial positivo mucho no va a haber es que la
misma ley lo impide, nosotros no podemos ejercer el derecho al saber
medicina saber ancestral, esa ley 100 nos amarra y no nos da la
posibilidad, entonces eso ahí si la Secretaría de Salud Distrital quisiera
aplicarle un enfoque diferencial y reivindicación de derechos de la
población étnica no podría por la ley 100 se lo impide y una de esas
reivindicaciones de derecho es que podamos nosotros atender de la mano
con la medicina occidental y la ley 100 no lo va a permitir entonces
partiendo de ese punto”(Entrevista_población, 2010).
La propuesta metodológica
Teniendo en cuenta que aún no se ha implementado la política que se aborda se
pueden identificar algunas vertientes en el debate desarrollado en la construcción
de la propuesta.
Por un lado estuvo el sector académico que construyó y desarrolló la propuesta
metodológica pretendiendo limitar el ámbito de acción del conocimiento de la PD
con respecto a los sistemas y respuestas del sector salud con el fin de acortar en
tiempo el proceso.
20
Por otro lado, estuvo la población en medio de sus situaciones particulares que
procuraron aprender y aportar en la medida de sus posibilidades de formación,
económicas y organizativas al proceso al tiempo que intentaban obtener
beneficios adicionales para su organización o la PD en conjunto en medio del
proceso. Y otra arista la constituyó el sector institucional que en medio de su
burocracia y la complejidad de sus procesos aportó permanentemente sus
conocimientos y precisiones conceptuales y metodológicas al proceso, al tiempo
que aclaraba que un gran compendio de acciones queda a disposición del nivel
nacional.
No obstante el ejercicio tuvo la participación de estas comunidades, es importante
mencionar que fue difícil encontrar puntos de acuerdo frente al ejercicio desde la
planeación pues en principio la metodología no contempló los tiempos de consulta
con las comunidades o los tiempos requeridos para la formulación conjunta de los
lineamientos, generando la necesidad de reajustar agendas, cronogramas y
actividades.
A pesar de que fue un ejemplo valioso de construcción conjunta de política pública
es difícil pensar que este ejercicio fue suficiente e incluyente. Algunos de los
aportes más significativos para l@s mediador@s administrativ@s que
participamos allí desde las instituciones implicaron ver las deficiencias de la
propuesta. P ej. no contemplar que la participación en una sesión correspondía a
un día/jornal productivo de la población asistente cuestión que influyó en la
convocatoria de las sesiones y en la permanencia de l@s asistentes al proceso,
que quienes asistían no tenían los recursos alimentarios y de transporte
necesarios, que las normativas nacionales como la ley 100 no reglamenta aún la
práctica de medicinas tradicionales o alternativas e impide la realización de
prácticas terapéuticas y medicinales propias de complejos socioculturales de las
minorías étnicas, entre otras.
En este sentido, el enfoque ASD permite evaluar los alcances y limitaciones del
proceso, como por ejemplo la escasa convocatoria que pone en juicio los criterios
de representación de las comunidades, los rápidos e insuficientes procesos de
contextualización de comunidades en la mayoría de casos desconocedoras de las
dinámicas institucionales y la falta de valoración de los conocimientos pragmáticos
puestos en juego por los participantes en el proceso.
La interculturalidad
Partiendo del marco normativo que otorga la Constitución Política de 1991, se
debe señalar que si bien se avanzó en el reconocimiento de las comunidades y
sus características en acceso a servicios públicos, calidad de vida y situación de
derechos humanos como resultado del reconocimiento nacional relacionado con el
cabildeo realizado en la constituyente, esto sólo representó un abrebocas dentro
del menú de soluciones para las acciones políticas de estos grupos. La mención y
distinción de los pueblos realizada en 1991 estuvo antecedida por siglos de
21
acciones emancipadoras del dominio hegemónico que a partir del ejercicio de
nombrar e incluir pretendió de nuevo la subyugación e integración de estas
poblaciones declaradas en resistencia hace tiempo (Gros, 2000).
Entonces al querer ejercer el reconocimiento de los múltiples saberes que estaban
en juego en este espacio, l@s participantes nos encontramos con serios
inconvenientes en términos del reconocimiento de sus labores como médicos
tradicionales ya que desde las normativas nacionales no existe ningún tipo de
reglamentación al respecto de estas prácticas, denotando el desconocimiento de
las mismas.
Se determinó que aún falta mucho compromiso por parte de los entes nacionales y
territoriales no sólo en el cumplimiento e implementación de las políticas ya
formuladas sino en el seguimiento y reformulación de los alcances y limitaciones
identificados. En opinión de una representante de la población “sus partes malas
[de la política] las recibimos de parte del propio estado en cabeza de los
ministerios, en cabeza de Acción Social que es la entidad que dizque tiene la
obligación de la atención de la población desplazada pero yo veo que eso está
bien jodido con ellos, lo único que quieren es quitarnos lo poco que nos dan,
porque nos dan es miseria y entonces nos quieren quitar ya esa miseria”
(Entrevista_población, 2010).
¿QUÉ ES LO QUE CONECTA?
A pesar de la presencia de numerosas dificultades y de la extensión del conflicto a
áreas insospechadas, todavía se pueden encontrar elementos de diversas clases
que constituyen lazos de unión y apoyo para las personas. Como ya se mencionó
en el apartado de divisores, hay componentes que pueden tener las dos funciones
al tiempo de acuerdo a los significados que les den las personas y en qué
situaciones son usados.
En el proceso de formulación de esta política se identificaron los siguientes
factores que fortalecieron las capacidades para la paz y la resolución de los
conflictos generados en los espacios de encuentro. La vivencia común de
situaciones de violencia y violación de los derechos humanos que los ha llevado a
tener experiencias similares en el proceso de exigibilidad de sus derechos; la
participación en el proceso de formulación de la política pública en el cual se
generaron aprendizajes y discusiones que llevaron a una mejor comprensión de
las dinámicas institucionales; del sistema de salud y de los mecanismos de
exigibilidad; la posibilidad de manifestar, discutir y justificar sus propuestas en un
espacio común con la asesoría de entes institucionales y con el apoyo de pares; el
reconocimiento de las diferencias poblacionales y culturales por parte del sector
salud y otras instituciones presentes en el proceso; la ausencia de reparación
frente a los hechos vividos; el seguimiento al proceso de implementación y
verificación de compromisos realizados por el Estado; el fortalecimiento
organizativo fomentado a partir del proceso y los aprendizajes realizados y la
construcción de tejido social con paisanos y demás población participante.
22
Los Enfoques Diferenciales
A pesar de su carácter divisor en el inicio del proceso, los enfoques diferenciales
fueron posicionándose gradualmente hasta el punto de ser incluidas metas
específicas para gestantes, mujeres, personas con discapacidad, los
conocimientos
ancestrales
de
pueblos
indígenas
y
comunidades
afrodescendientes, niños, niñas y adolescentes.
De manera genérica se puede decir que el enfoque es concebido como “un
método de análisis que toma en cuenta las diversidades e inequidades en nuestra
realidad con el propósito de brindar una adecuada atención y protección de los
derechos” (CODHES, 2008) de l@s sujet@s. Se toman en cuenta las diferencias
de género, identidad sexual, identidad étnica, edad y situación de salud entre
otras, con el fin de evidenciar las formas de exclusión, discriminación y dominación
que se ejercen sobre l@s sujet@s y sobre los colectivos como efecto de las
diversas asimetrías en las relaciones de poder en las cuales participan
(Montealegre, 2010).
En el caso de la población desplazada se debe reconocer la particularidad de su
condición al ser en sí mismos un grupo diferencial por su fragilidad social al ser
víctimas de persistentes y masivas violaciones a los derechos humanos, políticos,
civiles, sociales y culturales. Sumada a esta condición particular, se ha identificado
que la mayoría de las víctimas son mujeres, niños, niñas y adolescentes
pertenecientes a pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas y
comunidades rurales.
ACNUR reconoce que la aplicación de los enfoques diferenciales “en las políticas
de prevención, protección y atención del desplazamiento forzado interno, permite
realizar acciones positivas que debiliten las condiciones de discriminación y
modifiquen estas circunstancias iniciales y de vulnerabilidad en que han vivido los
grupos étnicos, apuntan a que las entidades avancen en programas adaptados
culturalmente para los grupos étnicos, garantizando el goce efectivo de derechos
económicos, sociales y culturales consagrados en la constitución de 1991”
(ACNUR, 2007).
El Secretario Distrital de Salud, Héctor Zambrano mencionó respecto a la política
formulada que “[está] enmarcada en el goce efectivo de los derechos[…] pretende
garantizar una atención con enfoque promocional de calidad de vida, de
participación, de diversidad cultural y étnica, de territorialidad y bajo los principios
de universalidad, intersectorialidad, calidad y eficiencia” (Pontificia Universidad
Javeriana, Secretaría Distrital de Salud, Secretaría de Gobierno, 2008).
Mientras tanto l@s representantes de la población afirman que “ahí se vio
reflejado, el enfoque diferencial por ciclo, el enfoque diferencial por genero, y
generación diferencial porque tuvo en cuenta el enfoque diferencial por generación
y se tuvieron en cuenta a las mujeres, se tuvieron en cuenta las etnias, en la
medidas de sus diferentes formas de vida, sus diferentes castas indígenas en sus
23
diferentes afros se tuvo de todo en cuenta en el enfoque diferencial”
(Entrevista_población, 2010).
En estas expresiones se definen dos posturas, una institucional que hace énfasis
en los compromisos asumidos desde el sector salud refiriéndose a las condiciones
de la población en términos epidemiológicos tomando como marco la mortalidad y
morbilidad de la PD en el marco del cumplimiento de los derechos fundamentales,
económicos, sociales y culturales como ciudadanos colombianos y, en segundo
lugar, se destaca el carácter asociativo de los ciudadanos colombianos en
condición de desplazamiento tomando como referencia sus derechos y su carácter
de actores políticos y sociales desde el ejercicio de la diferencia.
Esta diferencia está constituida por la categorización de la vulnerabilidad y por la
lectura de la acumulación de situaciones que llevan a esta condición definidas por
múltiples sectores y estudios de línea de base para las políticas atinentes a la PD.
De esta manera se reconoce la existencia de situaciones particulares para
poblaciones específicas dentro del amplio espectro de la PD, lo que permite la
inscripción del problema en la agenda distrital mediante la dinámica del reajuste,
sumada a la reacción a circunstancias como las muertes y emergencias en los
albergues de las comunidades embera el año anterior o incluso la explotación de
la situación crítica de algunas familias a nombre de líderes de organizaciones que
generaron las tomas de parques y plazas en el distrito con el fin de desarrollar
carreras políticas u obtener beneficios particulares como se evidenció el año
anterior.
Sin embargo, no debe percibirse un cariz de persecución alrededor de estos
hechos pues si bien algunos sujetos tienen intenciones subrepticias, la mayoría de
estos ejercicios de movilización tienen como trasfondo el precario estado a que
están avocadas estas poblaciones por su situación y condiciones particulares, así
como la falta de respuesta suficiente por parte del Estado.
En este sentido los lineamientos de política son un ejercicio incipiente pero muy
importante, en términos del avance en la concreción de medidas específicas para
los grupos poblacionales según condición étnica, género, generación y
condiciones especiales como la discapacidad o el desplazamiento. En palabras de
la referente distrital de equidad para los grupos étnicos de la Secretaría Distrital de
Salud “aquí hemos tenido un ejercicio que ha sido hasta interesante que es el
tema de concertar acciones con grupo poblacionales que son sujeto del ED, sujeto
de atención, entonces me parece que… Bueno, uno lo pone en los lineamientos
técnicos; no sé en la operación, en lo local, en lo concreto qué tanto la gente sea
capaz de hacer una concertación de acciones con la comunidades étnicas,
además porque por norma nos toca concertar. Pero digamos que lo ideal es que la
gente diga cuáles son sus necesidades para que se puedan garantizar los
derechos” (Aguilar Muñoz, 2010).
24
Mejor conocimiento de la población desde el sector salud
Como se mencionó arriba, la organización de la respuesta en tres ejes sectoriales
permitió la exploración de las concepciones y procedimientos de aseguramiento,
prestación de servicios y salud pública. La Secretaría Distrital de Salud tuvo la
oportunidad de presentar su oferta y los procedimientos para acceder a ella,
logrando hacer claridades sobre temas álgidos con la población como el
aseguramiento, los servicios que pertenecen al Plan Obligatorio de Salud y los
mecanismos de exigibilidad.
Al respecto la referente de equidad en salud para los grupos étnicos en el distrito
comenta que “el proceso de negociación con la gente termina volviéndose un
estado de necesidades que ni siquiera el sector hacía, entonces en ese sentido se
vio como hacia la mitad del proceso que era importante formar a la gente en lo que
la Secretaria hacia, digamos las competencias del sector […] ese es un tema que,
pues, se tiene que prever. Lo primero es que la gente esté bien formada, que sepa
que hace el sector, para que la exigibilidad vaya en ese sentido. Que permita que
la gente tenga el conocimiento de que es lo que hace el sector, porque esa política
se nos volvió de que querían un territorio propio en Bogotá, en no sé qué
localidad, para poder sembrar la medicina tradicional” (Aguilar Muñoz, 2010).
Por su parte la población quedó bastante satisfecha con el proceso e identifica con
gran agradecimiento los esfuerzos realizados por la Secretaría Distrital de Salud y
la red de hospitales del distrito.
En opinión de la población reconocen que:
“ahí habíamos gente que no habíamos llegado a participar en nada de salud, por
ejemplo yo nunca había participado en nada de salud, todo lo que yo aprendí fue
allí en la construcción de la política pública, lo que yo he decidido es porque yo he
leído pero yo no sabía y ahí aprendí mucho […], esa construcción de la misma
política nos sirvió como aprendizaje a muchos que no teníamos que ver nada con
esto, allí había compañeros que habían trabajado en salud más nosotros, yo por
ejemplo había trabajado en el sector salud de mi pueblo en … haciéndole vigía a
la salud bajando a los ricos del Sisben pero porque yo tenía de amigo al Secretario
de allá y además juntos estábamos pendientes, decíamos no los ricos no tienen
porqué tener Sisben, ni tener a los empleados afiliados al Sisben que les paguen
salud eso era lo único que yo sabía de salud, pero lo demás todo se aprendió ahí
fue un buen aprendizaje el que no aprendió fue porque no quiso, porque no lo
captó porque no le interesó o porque fue a ver que iban a dar en esa política”
(Entrevista_población, 2010).
Participación y corresponsabilidad
Un aspecto a resaltar es que se compromete a diversos sectores como la PD
organizada y no organizada, los entes de salud y de gobierno territorial y nacional
distribuyendo las acciones de abogacía y gestión de las respuestas creando una
red para la construcción de las respuestas del Estado a la población. Lo difícil es
25
que al no haberse construido indicadores ni sistemas de registro de alta precisión,
el seguimiento a las responsabilidades particulares de cada una de las
instituciones que conforman el sector queda pendiente.
Otra estrategia que surgió de las sesiones de formulación fue la realización de
sesiones extraordinarias en las cuales se abordó detalladamente el
funcionamiento del sistema de salud en Colombia y en el distrito, los sistemas de
aseguramiento de la población desplazada y las instancias de participación. Estas
reuniones permitieron que se tuviera el conocimiento necesario para tomar
decisiones informadas y ejercer la exigibilidad de sus derechos como poblaciones
étnicas en desplazamiento al sector salud.
Sin embargo, el proceso también deja ver las potencialidades de la población
dentro de la construcción de la política, así como los efectos que provocó la
permanente convocatoria durante un año de trabajo como la articulación de
pueblos e iniciativas que desconocían la existencia de otros en condiciones
similares, la valoración de los procesos organizativos propios puestos a la luz de
otras organizaciones y el contacto con organizaciones que promueven sus
iniciativas entre otros.
El hecho de permitir la valoración no sólo del proceso de construcción de la
política, sino de los aportes personales que generó el proceso es igualmente o
incluso más valioso a la luz de los procesos organizativos de las comunidades
participantes y qué decir del conocimiento generado en medio de la acción
colectiva.
En el marco de la acción de diferentes actores especialmente distritales y en
reconocimiento de lo mencionado arriba, se convocó a actores del nivel nacional
como Acción Social, Ministerio de Protección Social, Dirección de Etnias del
Ministerio del Interior, ICBF, ACNUR, organizaciones de derechos humanos,
ONIC, comunidades afrodescendientes y Defensoría del Pueblo para apoyar en la
mediación y construcción de respuestas a futuro que logren incidir en la realidad
de estas poblaciones y generen garantías en el ejercicio de sus derechos.
El EASD se hizo evidente en las necesidades que a cada momento manifestaba la
población participante en términos de reconocimiento de sus prácticas y
tradiciones, pero también de acciones concretas como la inclusión de gestores de
sus comunidades en los planes de salud del distrito y la apertura de espacios
concertados para la toma de decisión informada.
Es claro que la mayoría de 'beneficios' contenidos en la Constitución Política
parten del reconocimiento pero aluden a acciones globales que se refieren a las
condiciones de existencia y la calidad de vida de las minorías étnicas. Sin
embargo el mayor avance en términos de las acciones políticas ejercidas por
estas comunidades está constituido por los decretos, sentencias y autos de la
corte constitucional emitidos como respuesta a las grandes movilizaciones, a la
mediatización por parte del gobierno, de grupos activistas de los derechos
26
humanos o de corporaciones como CCAJAR a las cuales recurrieron las
comunidades dentro del ejercicio de sus derechos.
No se debe olvidar que ha sido necesaria la mediatización de masacres y muertes
de líderes sociales, así como la acción de entes internacionales para apoyar las
causas humanitarias de pueblos y comunidades consideradas nacionales pero
que más allá de la tradición de exotización de sus vidas y costumbres no
encuentran respuesta en las acciones gubernamentales o estatales.
Fortalecimiento organizativo
El hecho de la participación de comunidades indígenas y afrodescendientes en
condición de desplazamiento, primera condición para la incidencia, fue importante
en tanto permitió el fortalecimiento organizativo en torno a la ONIC (Organización
Nacional Indígena de Colombia) o a las autoridades presentes en cada momento,
generando la necesidad de concebir una estrategia a partir de los ejercicios de
planeación realizados por las comunidades a puerta cerrada. Una de las
estrategias dispuestas fue la realización de reuniones periódicas convocadas por
las comunidades; estas permitieron evidenciar ante l@s demás participantes del
proceso las instancias de incidencia, sus fortalezas y debilidades, así como
convocar a las instituciones para fortalecer los aspectos identificados como
debilidades.
Interculturalidad
En el contexto urbano, la política pública desarrollada desde la Secretaría de
Salud de Bogotá para la población desplazada tuvo como criterio de construcción
el enfoque diferencial refiriendo el decreto 250 de 2005, así como la
reglamentación atinente como la Ley 21 de 1991, la ley 70 de 1993, los
documentos CONPES referidos a los grupos étnicos, la Política Pública Distrital y
Plan Integral de Acciones Afirmativas para el reconocimiento de la diversidad
cultural y la garantía de los derechos de los afrodescendientes, firmado por la
Administración Distrital y la Comisión Consultiva Distrital de las Comunidades
Negras en Marzo 28 de 2006 y el Decreto 151 de 2008, emanado de la alcaldía de
Bogotá D.C. para la reglamentación del plan de acciones afirmativas como
algunos de los documentos marco.
Es claro que en el proceso estuvieron puestas sus características diferenciales
como pueblos y comunidades, desde las formas de entender las prácticas
medicinales y terapéuticas así como desde la legitimidad que las comunidades les
otorgaron a l@s participantes como representantes, chamanes, mayores, taitas o
médicos tradicionales. Más allá del reconocimiento que desde el mundo occidental
se quiera hacer de sus métodos, prácticas o resultados, en primer lugar el EASD
aplica mediante el reconocimiento de sus saberes propios y la legitimidad que la
comunidad que los sustenta (a la que pertenecen) les otorga.
La solución que quedó puesta en las líneas de acción de la política se orientó a la
abogacía y la gestión de su inclusión en los métodos terapéuticos y medicinales
27
aprobados a nivel nacional. Al final con las autoridades asistentes se concluía que
el cabildeo persiste, que la movilización continúa y que la resistencia permanece
en tanto no haya reconocimientos reales que permitan su desarrollo y realización
de prácticas tradicionales realmente incluyentes sin la persecución del Estado y
sus autoridades.
Un punto álgido es que este ejercicio no sólo concierne al tema del reconocimiento
de los pueblos y sus tradiciones sino a un diálogo intercultural efectivo en torno a
la inclusión real de las prácticas de los pueblos. No se trata entonces de poner las
prácticas de unos en términos de otros, como se viene haciendo con las medicinas
llamadas tradicionales que terminan enmarcadas en los parámetros de la Ley 100
desconociendo las prácticas mismas y los sistemas culturales que las sustentan,
sino de generar acuerdos, seguimiento no coercitivo a las prácticas y el ejercicio
reglamentado por las comunidades mismas de sus saberes medicinales y
terapéuticos.
Por otra parte, también las comunidades y pueblos tienen la responsabilidad de
hacerle seguimiento y monitoreo a las acciones relacionadas con la garantía de
sus derechos, lograr la incidencia directa en las políticas a partir de la participación
en la formulación e implementación de las mismas y sugerir el ajuste de procesos
que contemplen las particularidades de los pueblos y su participación en iniciativas
de largo alcance mediante la construcción de metodologías dinámicas, flexibles y
sensibles a los conflictos que adviertan las necesidades de las comunidades
participantes.
A MODO DE REFLEXIÓN
A través de la revisión de la aplicación de los enfoques diferenciales en el proceso
de formulación de la política distrital de salud para la población desplazada por la
violencia asentada en Bogotá, desde el marco metodológico de la Acción Sin
Daño se pudieron evidenciar múltiples factores determinantes que aluden, al
proceso mismo, a los sectores participantes y a los resultados producidos.
Si bien se mencionó que la Acción Sin Daño fue generada y propuesta para
contextos de acción humanitaria, no se debe pasar por alto que la atención a la
población desplazada en Colombia sigue siendo interpretada como una acción de
tipo humanitario, dadas las características de escasa cobertura, persistencia e
inmediatez de las medidas promulgadas. También hay que contemplar que se
sigue dando por hecho que la población es uniforme, a pesar de las disposiciones
emitidas por la Corte Constitucional en forma de autos desde 2008.
En este sentido la metodología propuesta por Anderson (2009) puesta en el
contexto de la creación de normas que determinen el accionar de los entes
institucionales a cargo de la atención a la población, así como los factores de
corresponsabilidad por parte de la población víctima y sujet@ de transformación
28
es un aporte en términos del seguimiento y evaluación necesarios para afinar los
procedimientos de atención a la población y mejorar las condiciones de vida de
estas personas a través de un ejercicio serio de promulgación y realización de las
políticas públicas.
La evidencia de los impactos generados sobre las instituciones, las personas y los
procesos debe estar a la altura de la generación de mecanismos de inclusión
social que logre la distinción de las multiplicidades, las diversidades y las
numerosas condiciones que están incluidas en la que hasta ahora se ha
conceptualizado como una masa uniforme de personas sin distinción alguna. Para
esto debe asumir la postura de escucha, de atención a las diferencias dejando
atrás los innumerables diagnósticos que desde uno u otro sector sólo han
permitido evidenciar la necesidad, sin generar capacidades resolutivas o de
agencia de la población sobre sus condiciones.
No queda duda que los enfoques diferenciales son una realidad aún en
construcción e interpretación tanto por sujet@s como por instituciones, dejando
una ardua por delante en la definición, aplicación y entendimiento de estos según
las necesidades de las poblaciones. Para esto es necesario que se fortalezca a los
actores de los procesos mediante la participación informada y cualificada en los
mismos, a fin de no seguir perpetuando una tradición de „legalización‟ de la
participación comunitaria, sino más bien poder generar mecanismos cada vez más
incluyentes de la población sobre las decisiones que les conciernen y las acciones
gubernamentales orientadas a cada sector poblacional. En las manos de quienes
planean los procesos está que los divisores no aumenten y tiendan a convertirse
en factores de unión y de apoyo para las comunidades participantes
Para ello se requiere contemplar innumerables factores, algunos de ellos
mencionados aquí como los recursos, la metodología, los procesos de
capacitación, la convocatoria permanente, la flexibilidad del marco conceptual a
utilizar, entre otros.
Sin embargo muchos de ellos quedarán por definir dentro de los procesos mismos,
por esta razón ningún proceso será igual a otro planteando la necesidad de
sistematizar y dar a conocer las experiencias con el fin de generar aprendizajes en
el desarrollo de nuestras acciones.
Es así como este proceso se constituye en un aprendizaje sobre la participación
de una comunidad desplazada por la violencia en la toma de decisiones que
afectan su calidad de vida y su habitación en el distrito capital, asumiendo su
papel de transformadores de conflictos y constructores de paz.
29
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